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83. La interpretación económica de los depósitos de lascas en las Tierras Bajas. – Chloé Andrieu – Simposio 24, Año 2010

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Andrieu, Chloé,

2011        La interpretación económica de los depósitos de lascas en las Tierras Bajas.  (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 1043-1058. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

83

LA INTERPRETACIÓN ECONÓMICA DE LOS DEPÓSITOS DE LASCAS EN LAS TIERRAS BAJAS

Chloé Andrieu

PALABRAS CLAVE

Maya, Petén, elite, desechos de talla, talleres, escondites, pedernal, jade

ABSTRACT

The majority of lithics found in special deposits is composed of byproducts from blade production, principally found under stelae or in tombs. This phenomenon has been described by a number of authors from different sites, such as Tikal, Piedras Negras, Cancuén, or Lamanai. Nonetheless, the interpretation of this tradition is still the subject of debate. In this work we propose a bibliographic synthesis on the geographic and chronological extent of this tradition; and, through technological analyses of small deposits, we debate the possible economic significance of this practice: controlled production versus political claims on this valued material.

En este artículo se propone retomar los datos disponibles sobre la práctica, muy común en las Tierras Bajas Mayas durante el periodo Clásico de enterrar o depositar desechos de talla en vez de objetos acabados en contextos, a veces, muy prestigiosos como en la espiga de estelas o en escondites. A través del estudio de varios depósitos de este tipo en Río Bec, Calakmul, Cancuen y por la comparación bibliográfica de los distintos tipos de depósitos, se propone delimitar el valor informativo de estos contextos y resumir los datos económicos que pueden aportar información sobre la organización de la producción lítica en el área Maya.

EL PROBLEMA DE LA ESPECIALIZACIÓN ARTESANAL EN LAS SOCIEDADES MAYAS DEL CLÁSICO

La organización de las producciones de lítica es un tema muy debatido en el marco de la definición de las ciudades Mayas y de las economías de la época clásica. En particular, la escasez de talleres en el área Maya es un dato que ha sido muy frecuentemente subrayado, ya que para muchos autores revela que la especialización artesanal no tenía un lugar muy importante en la sociedad y que la función económica de las ciudades era limitada (Rice 1987; Potter y King 1995). En este artículo se tomará la definición más general de los talleres, lugar en donde los artesanos producían más que para su propio consumo, es decir, con la intención de intercambiar su producción (Costin 1991).

Los talleres de lítica son fáciles de reconocer ya que cada etapa de producción corresponde a un objeto, una lasca que se puede analizar, algunas siendo muy diagnósticas en algunas producciones. La concentración de muchas lascas pertenecientes a una misma producción en un mismo contexto cruzado con datos experimentales, permite distinguir entre una producción doméstica (para el consumo propio) y una producción con el objetivo de intercambiar una parte de la producción (Clark 1986).

Sin embargo, en el área Maya muy pocos talleres líticos han sido encontrados hasta la fecha y esta escasez ha sido muy frecuentemente recalcada, incluso, se propuso que la especialización artesanal no era muy importante en la economía. Recientemente, se ha planteado que la especialización artesanal no era un tema relevante de investigar ya que escondía otros problemas relativos a la organización de las producciones (Hruby 2007; Clark 2007). Los talleres, es decir, altas concentraciones de desechos de talla pertenecientes a una misma producción han sido encontrados en las Tierras Bajas, aunque de manera esporádica. Con esto se puede asumir que en algunos casos por lo menos hubo especialización artesanal intensiva.

Es interesante observar que estos pocos talleres conocidos como Colha en Belice o El Pedernal (Potter 1993; Lewis 2003) cerca de Río Azul, por ejemplo, son sitios secundarios y no grandes centros cívicos ceremoniales. Esta particularidad podría quizá explicar el hecho de que no se hayan registrado tantos talleres ya que las excavaciones hoy en día siguen enfocándose en los centros de las ciudades grandes. Independientemente de esto, los talleres conocidos en las Tierras Bajas son muy pocos y no se entiende bien cuál fue la organización de las producciones líticas en la mayoría de los sitios.

Sin embargo, un elemento muy importante que tomar en cuenta en el marco de este debate es el lugar la recuperación y de los movimientos de los desechos de talla (Moholy-Nagy 1992). En algunos sitios abandonados rápidamente como Aguateca (Inomata 2001) o Joya de Ceren (Sheets 2000), de los cuales hay pocos ejemplos reportados, el material lítico encontrado es difícil de interpretar, ya que por tratarse de ciudades grandes y por ser la lítica un material cortante y peligroso ha sido reutilizado y transportado a varios lugares como parte de los rellenos arquitectónicos (Andrieu 2009). En el marco de estas problemáticas sobre la organización de las producciones líticas en las Tierras Bajas, los depósitos de lascas son contextos muy informativos, ya que son de las pocas concentraciones altas de desechos de talla encontrados en las Tierras Bajas.

UNA PRÁCTICA EXTRAÑA… Y VARIAS INTERPRETACIONES

En efecto, desde la década de 1930 se ha notado esta tendencia que consiste en enterrar lascas o desechos de talla en vez de objetos acabados de obsidiana y pedernal en contextos, a veces, muy prestigiosos bajo estelas y encima de tumbas reales (Coe 1959). Las primeras interpretaciones de esta práctica peculiar insistieron sobre el sentido religioso y metafórico por su contexto. Según Coe, estos depósitos, que muchas veces están ordenados en capas como en Tikal, revelan una representación de los estratos del inframundo (Coe 1988). Más recientemente, varios autores han propuesto otras interpretaciones, una asociando esta práctica a la representación del monstruo de la tierra (Fitzsimmons 2009) y otras subrayando que la presencia de meras lascas o desechos en ofrendas reales es la prueba que el sentido del material depositado no residía en el valor de los objetos dispuestos en ofrendas o depósitos, sino en la asociación mágica de materias primas en sí (Baudez 2002).

Sin embargo, otros han considerado esta práctica desde una perspectiva más económica, proponiendo que la concentración de estos desechos de talla en lugares tan asociados al poder indica posiblemente alguna forma de control económico de las producciones correspondientes como en Tikal (Moholy-Nagy 1997, 2003), o de la distribución de obsidiana, como se ha mostrado por ejemplo en Copan (Aoyama 2001), en Aguateca (Aoyama 2006) y en Piedras Negras (Hruby 2006). Finalmente, se ha propuesto la hipótesis de la existencia de producciones ritualizadas para explicar la presencia de lascas en depósitos especiales (Hruby 2006, 2007). Por lo tanto, esta práctica a pesar de ser bien conocida, aún no se ha logrado entender bien.

Sin querer oponer una explicación económica y una explicación simbólica, se propone aquí intentar entender cuál es la información que se puede sacar de este tipo de contextos para la comprensión de la organización de las producciones de lítica en el área Maya. Para esto, se comparará por medio del análisis ocho depósitos de este tipo procedentes de tres sitios: el depósito bajo el Altar 2 de Calakmul del periodo Clásico Tardío, un depósito de fundación y otro de abandono de Río Bec que fechan del Clásico Tardío y el otro del Clásico Terminal, el depósito encontrado debajo de las Estelas 1 y de la Estela 18 de Cancuen fechado para el Clásico Tardío y los depósitos funerarios de los Entierros 77 y 96 de Cancuen fechados para el final del Clásico Tardío. Se cruzará este dato con la información publicada sobre este tipo de depósitos que corresponden a 26 sitios de las Tierras Bajas (Andrieu 2009), con un total de 72 depósitos de lascas correspondiendo todos a la época clásica.

¿LASCAS, EN QUÉ TIPOS DE DEPÓSITOS?

Se encontraron depósitos en contextos tan diversos como encima de tumbas, depósitos de abandono, de fundación, depósitos bajo estelas y encima de tumbas reales, aunque algunos se encuentran también adentro de las tumbas. Cruzando los datos de las cantidades depositadas y de los contextos de los hallazgos se logró distinguir varios tipos dentro de esta práctica. Se nota en particular una gran diferencia entre los depósitos de pocas cantidades de material (entre 1 y 10 lascas) y los de cantidades más grandes (entre 70 lascas y toneladas)

Sobre 72 depósitos de lascas registrados, se nota que la gran mayoría pertenecen a depósitos encontrados encima de tumbas, en los llamados “depósitos especiales” en la nomenclatura de Tikal (Moholy-Nagy 1997), en estos casos, los depósitos son mucho más importantes ya que llevan entre miles y toneladas de lascas (Willey 1972:180; Taschek y Ball 1992:482; Brokmann 2000:108, 112) y están muy estrechamente relacionados con contextos de élite o contextos reales (Taschek y Ball 1992:492 ; Valdés y Fahsen 1995:202; Chase y Chase 1996:70; Demarest et al. 1991; Coe 1990:604-609). Pero las lascas no sólo fueron asociadas a tumbas (ya sea adentro o afuera), ya que también aparecen debajo de estelas, donde tienden a ser muy numerosas. Los depósitos de desechos de talla son un poco más escasos en depósitos de fundación (Sheets 1983) o de abandono, pero también llegan a ocurrir (Aoyama 2007; Andrieu, 2009) (Figura 1).

Esta primera revisión permite demostrar que los depósitos de lascas se encuentran en una gran variedad de contextos, pero si se cruzan las cantidades de lascas con los tipos de contextos, se observa que las mayores cantidades de lascas se encuentran en tumbas reales muy ricas o en estelas, es decir, en contextos muy asociados al poder. Al contrario, los depósitos de pocas cantidades de lascas se registran en una variedad de contextos y no se pueden relacionar con ninguna categoría social en particular, ya que se encontraron tanto en depósitos domésticos sencillos como en Río Bec o K’axob (McAnany 2004), en tumbas sencillas como en Altun Ha (Welsh 1988) o bajo estelas como en Calakmul (Andrieu, 2009) o Dzibilchaltun (Rovner y Lewenstein 1997). Otra diferencia es que los depósitos de pocas cantidades de lascas están presentes a través del periodo Clásico, mientras que los depósitos masivos sólo se encuentran en el Clásico Temprano y Tardío y desaparecen, claramente, en el Clásico Terminal (Andrieu 2009).

Esta sencilla síntesis de los contextos de descubrimientos de depósitos de lascas permite entonces distinguir por lo menos dos prácticas: (1) la de enterrar grandes cantidades de material que está estrechamente relacionada con contextos muy prestigiosos y que acaba claramente en al final del Clásico Tardío y (2) que consiste en enterrar entre 1 y 10 lascas y que no parece tener ninguna asociación social, espacial o cronológica.

LAS SIMILITUDES ENTRE LOS DEPÓSITOS

El análisis comparativo de los depósitos analizados con los estudios publicados en el resto del corpus permite plantear un primer dato importante, las lascas encontradas en estos depósitos pertenecen siempre a las mismas producciones, ya sea la fabricación de navajas prismáticas en el caso de la obsidiana o a la de bifaciales en el caso del pedernal. Lo mismo ha sido observado en la totalidad de los depósitos de lascas estudiados, independientemente de su contexto o de las cantidades depositadas, todas las lascas o los desechos encontrados en este tipo de depósitos pertenecen a las dos mismas cadenas operatorias (Andrieu 2009: 290-293).

Este detalle es muy relevante, ya que demuestra que las lascas de estos contextos vienen de una selección de material depositado, ya que no son cualquier lasca o una mezcla de lascas pertenecientes a varias producciones como se encuentra más comúnmente en los rellenos o en los basureros domésticos de la mayoría de los sitios de las Tierras Bajas (Andrieu 2009), sino que es una selección coherente. En este sentido, ofrece más información que sólo la materia prima o la simbología religiosa y parece confirmar que tienen algún sentido económico además del ritual que se puede reconocer, obviamente, por su ubicación.

Varias conclusiones se pueden sacar de esta particularidad. Primero, revelan una valorización de algunos procesos de fabricación de estas dos cadenas operativas (Hruby 2006) y esta interpretación es válida por la totalidad de los contextos encontrados. Segundo, en el caso de los depósitos de grandes cantidades de desecho, esta asociación estrecha de desechos de talla en grandes cantidades y contextos reales podría también revelar alguna forma de control económico ya que establece una relación entre una élite (un rey en muchos casos) y una producción en particular (producción bifacial o de navajas prismáticas). Esta relación podría ser interpretada como una reivindicación de control económico de estas producciones, ya que indica una clara centralización de desechos de producción especializada exclusivamente, confirmando las hipótesis de Moholy-Nagy sobre la interpretación de este fenómeno en Tikal (Moholy-Nagy 1997, 2003).

LAS DIFERENCIAS

Sin embargo, a pesar de que son las mismas cadenas operativas representadas, se notan diferencias cualitativas en la composición de los depósitos que se pudieron analizar. En efecto, se nota que no todas las etapas de producción están representadas de un depósito al otro (Figura 2 y 3). En cuanto a la obsidiana, en los tres depósitos de grandes cantidades de lascas que se analizaron, uno era compuesto por grandes cantidades de lascas de corrección de errores (Depósito Tumba 77 de Cancuen) mientras que otro (depósito bajo la Estela 1 de Cancuen) presentaba muy pocas de éstas. Al contrario, este depósito presentaba una proporción más alta de navajas de primera y segunda serie que los demás (Figura 4).

Otro aspecto importante que subrayar es que en ningún caso se pudo realizar el montaje de lascas, es decir, que estas lascas no resultan de una sola actividad de talla. La misma información puede ser sacada de la variedad de las materias primas representadas: si el 97% de la obsidiana depositada en todos los casos pudo ser atribuida visualmente a El Chayal, el pedernal, al contrario, presenta una diversidad importante de un depósito al otro que puede revelar que no corresponden a los mismos talleres. Se distinguieron tres pedernales diferentes en la tumba de Kaan Maax, cinco en la del Entierro 96 a la par y uno sólo en el escondite debajo de la Estela 18 de Cancuen.

Finalmente, se observó una variedad de preparación de los talones y de las cornisas de la navajas de segunda serie adentro del depósito debajo de las Estelas 1 o 18 de Cancuen en particular podría también indicar que este material no vino de un sólo taller sino de varios distintos. Este dato es coherente con el análisis que se hizo de un depósito en Holmul que mostró que no todas las etapas de producción eran representadas en los depósitos de estudio, sino sólo selecciones de algunas etapas (Hruby et al. 2005). Entonces, si las lascas depositadas aparecen relacionadas siempre a las mismas dos cadenas operativas de producción, se constata que en muchos casos no se trata de talleres enteros que hubieran sido removidos tal cual para ser enterrados, sino de desechos procedentes de varios talleres o de selecciones de materiales.

Sin embargo, cabe subrayar que en este estudio sólo se han considerado los depósitos de pocas cantidades o de cantidades medianas de lascas (hasta 1000), ya que no se ha podido estudiar ningún depósito masivo todavía. El caso de éstos podría ser diferente. En efecto, cuando éstos han sido estudiados se ha mostrado que correspondían a depósitos enteros, talleres coherentes a los que no les hacía falta nada, menos objetos acabados. Esto se observó en Yaxchilan donde las 30,000 piezas de desecho de obsidiana encontradas en depósitos bajo estelas correspondían perfectamente con los desechos de un taller completo de navajas prismáticas de obsidiana (Brookmann 2000). Lo mismo se ha observado en Ojo de Agua, el depósito encontrado en medio de la Acrópolis era sin duda un taller entero (Clark 1997).

Este dato permite suponer que los depósitos masivos, conteniendo miles de lascas son quizá más representativos de talleres completos, mientras que los depósitos un poco más reducidos como los analizados en Cancuen o Holmul (Hruby, et al. 2005), o muy pequeños como los de Calakmul y Río Bec, son selecciones provenientes de una variedad de talleres pequeños. En estos casos, la variedad de métodos de preparación de materias primas, así como el aspecto aparentemente incoherente de los ensambles de éstos podría explicarse por el hecho de que corresponden a selecciones procedentes de varios talleres de baja intensidad, por ejemplo. La centralización de varios elementos procedentes de distintos talleres podría explicar esta aparente incoherencia, pero este hecho tendría que ser comprobado en el futuro con más análisis.

Por lo tanto, se propone una división hipotética entre varios tipos de depósitos: Los de muy pocas cantidades de lascas que quizá no tenían ningún sentido/objetivo económico. Los depósitos que se pueden llamar medianos, como los que se analizaron en Cancuen (entre 100 y 1,000 piezas) que podrían ser una selección de varios talleres de baja intensidad de producción, por ejemplo. Y los depósitos masivos, que, cuando fueron analizados, parecen corresponder a un sólo taller entero cuyos desechos hubieran sido desplazados en su totalidad.

Por lo tanto, las diferencias cuantitativas y cualitativas observadas de un depósito a otro podrían también revelar elementos de la organización de la producción lítica. Sin ser voluntarias estas variaciones pueden proveer una información de manera indirecta sobre la organización del trabajo en los sitios en donde fueron depositados.

EL CASO DE LOS DEPÓSITOS DE LOS ENTIERROS DE KAAN M’AAX Y DE SU ESPOSA

Esta hipótesis parece confirmada por el análisis de las lascas encontradas en los Entierros 77 y 96 de Cancuen que corresponden a la época del último gobernante del sitio, Kaan Maax y de su esposa o de algún pariente que fue enterrado en el mismo momento, es decir alrededor de 800 DC (Barrientos, et al. 2005). En las dos tumbas se encontraron grandes cantidades de lascas y de desechos de pedernal y de obsidiana. Cabe subrayar que ninguna de las dos tumbas ha sido cernida y que, por lo tanto, son comparables entre sí.

En el caso de Kaan Maax la obsidiana fue dispuesta debajo de los pies del gobernante, mientras que el pedernal se encontró al nivel de su cabeza. La mayoría del material ha sido encontrado en la capa 4 donde estaba el cuerpo, pero también en la capa de abajo (capa 5). Sin embargo, estas capas están relacionadas entre sí, ya que núcleos quebrados pudieron estar pegados de una capa a la otra. La colección de obsidiana encontrada en este entierro representa 53 núcleos y 697 lascas.

Pero la información interesante viene de la comparación de las colecciones de pedernal de estos dos entierros. En efecto, dentro de las 1,044 piezas de pedernal encontradas asociadas al rey Kaan Maax, todas están atribuidas a la fabricación bifacial, pero la mayoría de las lascas miden entre 2 y 4 cm de largo. Sin embargo, de manera interesante, no se encontró en este entierro ninguna lasca de percusión dura con negativos convergentes, que son muy diagnósticas de la primera etapa de producción bifacial, tampoco las pequeñas lascas de retoque a la percusión tierna que corresponden a la última etapa de fabricación de estos objetos.

Justamente, las 654 lascas de pedernal encontradas en la tumba a la par (Entierro 96) eran lascas muy pequeñas, correspondiendo todas sin excepción a la etapa de retoque de los bifaciales, es decir, a la etapa que hacía falta en el depósito del gobernante. Una distinción tan clara entre las lascas encontradas en un lugar y el otro implica que corresponden a distintos lugares de producción, es decir, que hubo en el sitio una división de trabajo entre la parte que producía las puntas y la que las retocaba. Este análisis comparativo parece entonces confirmar que estos depósitos de lascas pueden revelar una división del trabajo de manera indirecta: en el caso de Cancuen, una posible división espacial del trabajo entre la etapa de la fabricación de los bifaciales y la etapa de retoque.

¡DE LA PRODUCCIÓN…A LA DESTRUCCIÓN!

Sin embargo, a pesar de que estos depósitos fueron siempre relacionados con las mismas cadenas operativas, no todas las lascas estudiadas pudieron ser asociadas con una actividad de fabricación o de producción, sino que una gran parte sólo pudo ser atribuida a la destrucción de piezas. En particular, en la tumba de Kaan Maax, pero también en el escondite debajo de la Estela 18 en el cual se pudo contar una gran cantidad de lascas que no tienen ningún valor técnico en cuanto a la producción de navajas prismáticas y cuya explicación sólo es de destruir los núcleos prismáticos.

La presencia de estas lascas recuerda justamente la importancia del estatus ritual y mágico de esta práctica de depositar desechos. De hecho, en el caso de la tumba de Kaan Maax se pudieron pegar tantos fragmentos (Figura 5) que es probable que la acción de romper los núcleos se haya realizado en el mismo lugar de la tumba, como parte del ritual de entierro. No obstante, estas cantidades de lascas de destrucción de núcleo también revelan una concentración de los desechos, aún con la intención de destruirlos, e implica que el material de varios lugares ha sido reunido en un sólo espacio, un lugar de poder, para ser destruido y depositado, y es en este sentido que estas concentraciones proveen también información económica.

VOLVIENDO A LO ECONÓMICO…

Si estos depósitos indican un posible control económico de estas dos producciones por los gobernantes, se deberían de encontrar concentraciones más grandes de los desechos procedentes de éstas en contextos de poder que en el resto del sitio. No se tienen datos cronológicos o espaciales de la totalidad de la lítica para la mayoría de los sitios en los que los depósitos de grandes cantidades de lascas han sido encontrados. Pero si se retoman los datos de Tikal, publicados y analizados por H. Moholy-Nagy, aparece una concentración muy clara de los desechos de producción de obsidiana en este sitio. El 80 % de los núcleos prismáticos y de los desechos de obsidiana han sido encontrados en depósitos especiales, en estructuras cívico-ceremoniales (Moholy-Nagy 2003). Esto indica una muy clara concentración de la producción de obsidiana que contrasta mucho con la distribución de las navajas prismáticas que eran muy regularmente distribuidas en el sitio.

Lo mismo ha sido observado en Cancuen, aunque no de manera tan clara como en Tikal, más de la mitad de los núcleos fueron encontrados en depósitos en contextos reales (N=56, 53 en la tumba de Kaan Maax y tres debajo de la Estela 18), mientras que las navajas prismáticas fueron muy regularmente distribuidas en todo el sitio. Es decir, más de la mitad de los núcleos prismáticos fueron encontrados en depósitos asociados al poder y muy concentrados. Entonces, a pesar de que se pueden dividir distintos tipos de depósitos de lascas, a veces incoherentes, varios elementos muestran que estos depósitos pueden dar información económica, además del sentido religioso que de por sí tienen.

Primero, estos depósitos siguen siendo las más altas densidades y concentraciones de desecho de talla procedentes de una misma cadena operativa y revelan una centralización no de la producción misma sino de sus desechos: la producción no se llevaba a cabo en los palacios mismos pero ha sido centralizada en estos lugares. Segundo, cuando se pueden comparar las proporciones de desechos encontrados entre estos depósitos y el resto del sitio, se observa una clara concentración en los lugares de poder. Esta acción de centralizar desechos de talla en contextos reales se puede interpretar como una clara reivindicación de control sobre estas producciones por el poder.

Eso sólo sería válido para sitios que contienen fuertes concentraciones de lascas, ya que parece que los depósitos de pocas lascas no están asociados a ningún contexto en especial. Para averiguar esta interpretación y generalizar esta información, habría que disponer de más estudios sistemáticos de este tipo de contextos, en comparación con el material de la totalidad de un sitio.

LOS DEPÓSITOS DE LASCAS, CAMBIANDO DE ESCALA

Si cambia de escala cruzando la distribución geográfica de los depósitos de desechos con la distribución de los pocos talleres conocidos, se nota una muy clara distinción entre el norte y el sur de las Tierras Bajas (Figura 6 y Figura 7). Esta diferencia es interesante ya que podría revelar alguna forma de distinción económica (y ritual, por supuesto) entre el norte y el sur. Y aunque se hayan encontrado talleres en las Tierras Bajas del sur, la mayoría de los talleres conocidos están en la parte norte, donde ningún depósito masivo o mediano ha sido encontrado hasta la fecha.

Este contraste podría revelar una diferencia en la organización de las producciones líticas entre las dos regiones, por ejemplo. Si se separan los datos en función de la materia prima aparece otra diferencia muy marcada, ya que las más grandes cantidades de desechos de talla de obsidiana encontradas en las Tierras Bajas para el periodo Clásico fueron encontradas en estos depósitos especiales y en la parte sur (Figura 7) lo que podría revelar que esta materia en particular era controlada por la élite de esta región.

Sin embargo, estas hipótesis son todavía muy preliminares y la muestra de los talleres conocidos es demasiado pequeña para ser representativa. Pero estos contrastes son temas para seguir investigando en el futuro de manera más sistemática. Sería interesante, en particular, estudiar sitios como Río Azul para los que se conocen a la vez talleres (El Pedernal) (Potter 1993) y depósitos masivos de lascas (Adams 1986). Sólo el estudio comparativo de los dos tipos de contextos permitirá aportar respuestas precisas a este problema.

CONCLUSIÓN

El hecho de que sean siempre las mismas cadenas operativas representadas en estos depósitos es un buen argumento para considerar que conllevan un sentido económico fuerte, ya que es la indicación más segura de que hayan sido sacados desde talleres de producción de bifaciales y navajas prismáticas. La comparación de los datos disponibles sobre 26 sitios permite proponer una posible distinción entre los depósitos en función de las cantidades enterradas que podrían revelar de manera indirecta una organización de la producción diferente. Por otro lado, la repartición desigual de la distribución de los depósitos de grandes cantidades de lascas en las Tierras Bajas comparada con la distribución de los pocos talleres conocidos, indica también una diferencia en la organización de las producciones dentro de las dos regiones.

La gran limitante de la información de los depósitos de lascas es que no da ninguna información sobre el lugar de producción de las navajas o de los bifaciales. Tampoco da información sobre la intensidad y la escala de producción. Sin embargo, bajo la condición de ser bien estudiados, son contextos de una gran riqueza informativa para la comprensión de la organización de las producciones, tanto para los rituales y su simbolismo como para la centralización que representan revelando algún control sobre la producción o sobre el intercambio de material. Merecen por lo tanto una atención muy particular y deben ser estudiados, excavados y recolectados de manera sistemática.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a la Fundación Fyssen (Paris, Francia) que me otorgó una beca de postdoctorado (2009-2010) para trabajar este tema. Quiero agradecer a Dominique Michelet (Proyecto Río Bec), Ramón Carrasco (Proyecto Calakmul) y a Arthur Demarest (Proyecto Cancuen). Gracias a Verónica A. Vázquez López por la revisión del artículo en español.

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Figura 1        Contextos de los depósitos de lascas.

Cancuen Escondite bajo estela 1

Cancuen Escondite bajo estela 18

Cancuen

Calakmul Escondite (lote 414)

Entierro 77 de Kaan M’aax

Núcleos prismáticos

 

3

53

5

Navajas prismáticas quebradas en curso de fabricación

16

67

66

Navajillas irregulares

29

57

Navajas de primeras y secunda serie

29

44

213

cassons

8

22

127

Lascas de corrección de accidentes de talla

25

5

199

2

Macro navaja

4

3

Navajas de percusión dura

10

Lascas de percusion dura

5

Lascas de destrucción de núcleos

45

92

1

Total

111

261

750

8

Figura 2        Composición de los depósitos de lascas de obsidiana analizados.

Cancuen, escondite bajo estela 18

Cancuen Deposito entierro 77 (Kaan Maax)

Cancuen, entierro 96 “Esposa de Kaan M’aax”

Rio Bec (lote 402

Rio Bec (Lote 828)

Lascas  grandes de percusión dura con negativos convergentes

5

Lascas de producción bifacial grande (percusión tierna)

15

53

1

Lascas de producción bifacial mediana (percusión tierna)

991

5

Lascas de retoque (percusión tierna)

642

Total

1044

642

5

1

Figura 3        Composición de los depósitos de lascas de pedernal analizados.

Figura 4        Navajas irregulares de obsidiana del depósito bajo estela 1 de Cancuen (Dibujo D. Quiñónez).

Figura 5        Núcleos prismáticos quebrados del entierro del rey Kaan M’aax en Cancuen (Dibujo D. Quiñónez).

Figura 6        Distribución de los depósitos masivos  y de los talleres de pedernal en el área maya.

Figura 7        Distribución de los depósitos masivos y de los talleres de obsidiana en el área maya.

 

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