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11. Proyecto Salinas de los Nueve Cerros: Resultados de la Primera Temporada de Campo 2010 – Brent Woodfill, Mirza Monterroso, Erin Sears, Donaldo Castillo, José Luis Garrido López – Simposio 24, Año 2010

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Woodfill, Brent;  Mirza Monterroso; Erin Sears; Donaldo Castillo y José Luis Garrido López

2011        Proyecto Salinas de los Nueve Cerros: Resultados de la Primera Temporada de Campo 2010.  (editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 126-137. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

11

PROYECTO SALINAS DE LOS NUEVE CERROS: RESULTADOS DE LA PRIMERA TEMPORADA

DE CAMPO 2010

Brent Woodfill

 Mirza Monterroso

Erin Sears

Donaldo Castillo

José Luis Garrido López

PALABRAS CLAVE

Maya, Alta Verapaz, Salinas de los Nueve Cerros, Ríos Chixoy, Pasión y Usumacinta

ABSTRACT

The site of Salinas de los Nueve Cerros was a major center of salt production and interregional interaction for 2,000 years, from its beginnings in the Middle Preclassic to its collapse in the Terminal Classic. Nonetheless, the salt source, unique in the Maya Lowlands, continued in use almost without interruption until the 1950s by various groups, including Akala, Lakondon, Q’eqchi’, as well as Spaniards and Ladinos. Many archaeologists have worked at the site since the 1970s (Dillon 1977, 1979; Arroyo 1993; Geopetrol 2005; Leal 2006), who, with limitations in scale and focus, have revealed a great quantity of invaluable data on the site. The present work details discoveries and preliminary hypotheses that have emerged from the first field season of the Salinas de los Nueve Cerros Project, a holistic project studying the site’s settlement and sacred geography both in the past and present.

INTRODUCCIÓN

Salinas de los Nueve Cerros (Figura 1) se encuentra en el límite de las Tierras Bajas Mayas en el occidente de Guatemala. Fue un centro económico de mayor importancia en la época Clásica y posiblemente antes—fue parte de la red ribereña del Chixoy-Pasión-Usumacinta, y también de una ruta terrestre que conectó Chiapas con el terreno transicional entre las Tierras Altas y Bajas (la “Transversal”). Aparte de la importancia de ser un centro de intercambio, representa la única ciudad Clásica que fue productora del material crudo para intercambio a gran escala, la sal. La única fuente de sal no marina de las Tierras Bajas Mayas se encuentra en el centro del sitio, y fue usada desde al menos el Preclásico hasta la fecha por varias oleadas de pobladores Mayas, españoles y guatemaltecos.

La primera temporada del Proyecto Salinas de los Nueve Cerros se enfocó en la exploración y una caracterización inicial de la temporalidad y afiliaciones de los residentes de la ciudad. Por eso, se localizaron basureros y una variedad de estructuras en diversas partes de la ciudad. Mientras que todos los estudios están en su etapa muy preliminar, esta ponencia consistirá de un breve resumen de los trabajos hechos y patrones vistos en los cinco meses desde el inicio de investigación en el sitio.

GEOGRAFÍA DE LA REGIÓN DE NUEVE CERROS

La región de Nueve Cerros se encuentra en una zona de muy alto potencial agrícola por las inundaciones anuales del río Chixoy, que dejan los suelos volcánicos y materiales orgánicos provenientes del Altiplano. Históricamente ha sido una de las regiones más lluviosas del mundo Maya, con más de tres metros de precipitación anual (IGN 1978). Los residentes de la región seguramente aprovecharon su fecundidad y acceso al río Chixoy para cultivar plantas para exportación, el epicentro todavía posee varias plantas de cacao silvestre, seguramente descendientes de árboles cultivados hace más de mil años.

La ciudad fue delimitada por dos rasgos geográficos—la epónima sierra Nueve Cerros y el río Chixoy, que forman las fronteras occidente y norte respectivamente (Figura 2). La sierra consiste de doce kilómetros de cerros piramidales, cuyas cuevas y picos fueron enfoques de ritual para los habitantes de la región. El río Chixoy cortó esta sierra en dos partes y fluye entre ellos, haciendo un “portón” natural para tráfico en el río. Mientras que la sierra Nueve Cerros representa la última parte montañosa antes de las Tierras Bajas, el sitio se encuentra en un lugar que ha sido reconocido como la frontera entre las dos regiones en varias ocasiones, desde el Chilam Balam de Chumayel (Roys 1967) hasta las memorias de Maudslay (1899).

Cerro de Tortugas, ubicado en el centro de la ciudad, es un enorme domo de sal, que abarca 3 km² en su base y mide casi 200 m. Es una montaña fisurada (“cleft mountain”), con varias lagunas de agua dulce y salada, y al menos una de las cuales cambia de color, que varía de rosa a morado, dependiendo en la estación del año. Un arroyo de agua salada fluye de varios nacimientos en el lado occidental del domo debajo de la fisura. Ésta se inunda cada vez que llueve, dejando una serie de salinas rodeadas de plantas con alta tolerancia a la sal. Las salinas fueron, y son todavía imanes para varias especies de animales—se encuentra hoy en día huellas de venado, coche de monte y jaguares. Por eso, el sitio tiene alto potencial para encontrar evidencia de cazadores y recolectores de la época arcaica. Desafortunadamente, excavaciones realizadas por Brian Dillon en esta zona en 1977-78 finalizaron antes de encontrar suelo estéril—todavía estuvieron extrayendo material del periodo Preclásico Tardío a nueve metros de profundidad cuando se encontraron con el nivel friático.

LA HISTORIA COLONIAL Y MODERNA DE NUEVE CERROS

El domo y su arroyo representan la única fuente de sal no marina de las Tierras Bajas Mayas, y una gran parte de la economía de la región de Nueve Cerros siempre se ha basado en la producción y exportación de sal. En la época de la conquista, el área estuvo bajo el control de los Mayas Akala (Sapper 1985), que produjeron dicha sal y la vendieron a una gran parte de las Tierras Bajas Mayas. En el Chilam Balam de Chumayel y en otros textos de la época, la región fue conocida como B’olontewitz; los españoles simplemente tradujeron este nombre para llamar a la región “Nueve Cerros”.

Después de la conquista de la región al final del Siglo XVII, los españoles se apoderaron de la fuente de sal, creando una finca bajo el control de la municipalidad de Cobán. La presencia de españoles tal vez fue comprobada arqueológicamente este año (Figura 3), cuando se encontró un tiesto español asociado con el Juego de Pelota al occidente de la fuente de sal. La municipalidad vendió derechos anuales de producción de sal a empresarios hasta mediados del Siglo XX, cuando la sal producida a escala masiva en otros lugares resultó ser más barata y fácil de comprar.

INVESTIGACIONES PREVIAS

El sitio fue reportado por Habel (1878), quien había escuchado rumores de la existencia de una ciudad Maya en la vecindad que nunca fue conquistada por los españoles. Vino a Nueve Cerros, que fue donde terminó el sendero en esta parte de Guatemala, en el Siglo XIX. Cuando los Mayas míticos no aparecieron, empezó a explorar el área alrededor del domo y notó la presencia de muchos montículos. Seler (1902-23) visitó el sitio un poco después y extrajo un monumento que actualmente se encuentra en el Staatlichen Museen zu Berlin.

Después de esto acabó abandonado por los arqueólogos hasta los años 70, cuando Brian Dillon, un estudiante joven de doctorado de Berkeley lanzó un proyecto allí. Trabajó un total de tres temporadas en el sitio, en los años 70’s y 1990, enfocado en el área de producción de sal. Después de él vinieron varios arqueólogos nacionales (Arroyo 1993; Wolley 2003; Geopetrol 2005; Leal 2006, Garrido López 2008), los últimos de los cuales fueron auspiciados por las compañías petroleras que pretendían seguir perforando el sitio y sus alrededores.

PATRONES DE ASENTAMIENTO Y ARQUITECTURA

Aunque las ciudades Mayas de la época clásica se caracterizan por un patrón de asentamiento asimétrico e irregular, los residentes de Nueve Cerros llevaron este patrón al extremo (Figura 4). Las “plazuelas” típicas de otros sitios de las Tierras Bajas—cuatro estructuras rodeando una plaza central—son ausentes aquí. Los barrios del sitio están hechos de grupos no estandarizados que consisten de una cantidad variable de plataformas organizadas alrededor de una fuente de agua, típicamente una o varias aguadas o un arroyo de agua dulce.

La mayoría de montículos vistos hasta ahora, están construidos de tierra con una fachada de piedras; a través de los años las estructuras se han vuelto menos altas y más anchas, empujando las piedras de su lugar original. No existen bóvedas de piedra incluso en el epicentro—las paredes y techos de los cuartos estaban construidos de materiales perecederos, o en el caso de estructuras élites con paredes fabricadas de ladrillos de adobe anclados por postes verticales.

EL SECTOR NORTE

El sector Norte de Nueve Cerros se encuentra en tres comunidades que comparten el mismo nombre—Tierra Blanca Salinas, Tierra Blanca Sebol, y Tierra Blanca Chixoy. Fue reconocido originalmente por Rosa María Flores, aunque fue reportado por primera vez por Marco Antonio Leal (2006). Consiste en varios grupos de mayor escala, incluyendo al menos dos pirámides de más de 14 m de altura y un probable palacio pequeño hecho de piedra en lugar del barro típico de la mayoría del sitio.

EL EPICENTRO

Cuando Brian Dillon trabajó en Nueve Cerros, se enfocó en los grupos cercanos a su campamento (al lado este del domo) y la zona industrial (en la faja occidente del domo); las siguientes investigaciones se enfocaron en zonas específicas definidas por el interés de las petroleras. Por eso, el epicentro del sitio no fue descubierto hasta 2006, cuando Leal lo reconoció y mapeó parcialmente. Sin embargó, no fue reconocido como el epicentro hasta el 2010.

Esta parte del sitio cubre un área de más que 3 km² y actualmente el terreno está compartido entre la finca municipal y varios parcelarios de la aldea Pie de Cerro. Consiste de estructuras de rango, estructuras triádicas, pirámides, plataformas y al menos un Juego de Pelota (Figura 5). Muestra los mismos patrones de asentamiento y técnicas constructivas que el resto del sitio, pero a mucha mayor densidad y escala, con varias estructuras que midieron más de 14 m de altura. Se ha identificado una estela lisa que quedó en la parte más al norte de la zona; los parcelarios han comentado que había más monumentos sin embargo, fueron robadas por “cazadores” durante los primeros años del Siglo XXI.

EL JUEGO DE PELOTA

Uno de los enfoques principales de la temporada 2010 fue el Juego de Pelota ubicado en el extremo occidente del epicentro. Se encuentra dentro de un pequeño valle en los Nueve Cerros, casi completamente rodeado por montañas. La cancha fue orientada norte-sur, típica del Altiplano del norte (e.g. Smith 1955), y consiste de dos estructuras paralelas con sus interiores hechos de piedras monumentales con una pequeña inclinación. Tres estructuras más en el lado sur formaron el pie de la cancha, mientras que la misma forma fue imitada por tres líneas de piedras en el norte. En total, estas cinco estructuras y las líneas de piedras formaron una “I”. Adentro de la cancha hubo un piso de tierra, mientras que afuera el piso fue de piedrín.

Además de haber sido utilizado para jugar pelota, era un foco para rituales, con una gran cantidad de vasijas quebradas y figurillas de alta calidad en un basurero detrás de la cancha. También se encontraron los restos de varios incensarios modelados y aplicados, que parece que habían descendido de la línea de piedras. Al excavar el callejón, se encontró evidencia de dos etapas de construcción anteriores. Antes de ser un Juego de Pelota fue un área residencial hecha de al menos tres plataformas rodeadas con piso de piedrín. Aunque subieron el nivel de la superficie casi cuarenta centímetros cuando construyeron la cancha, fue necesario derrumbar una estructura —solamente se encontró la primera fila de piedras.

Debajo de esta construcción se encontró otro piso de piedrín que terminó una gran obra de trabajo —todo el valle fue nivelado hasta 1.60 m de relleno. Cuando se llegó al fondo se encontró evidencia de un gran rito asociado con la iniciación del trabajo: diseños abstractos fabricados de piedrín en varios tamaños puestos sobre la superficie natural (Figura 6). Alrededor de estos diseños se encontró mucha evidencia de materiales orgánicos: manchas negras grasosas y semillas quemadas de cacao, y también una espeleotema, una formación que viene de una cueva.

Se comenzó a estudiar la cerámica recuperada de esta operación en el laboratorio y sorprendentemente todas las construcciones fueron hechas en el Clásico Tardío, aunque cada nivel muestra una mezcla de materiales que se fecha desde el Preclásico Tardío hasta el Clásico Tardío.

LA ZONA INDUSTRIAL

Durante esta temporada no se hicieron trabajos en el área industrial (Figura 7), ésta fue el enfoque del trabajo de Brian Dillon (1979, 1990), que estuvo en el laboratorio y en el sitio durante el mes de junio. Las excavaciones realizadas por él (Dillon, et al. 1988) mostraron una historia de producción intensiva de sal en la faja occidente del cerro a cada lado del arroyo. En la época Clásica (y seguramente antes), los Mayas iniciaron el proceso hirviendo el agua en cántaros altos (Nebail sin Engobe). Cuando se condensaba, vertían el líquido a platos anchos y cortos (Cotebal Rojo), donde finalizaba el proceso de cocción. Después almacenaron la sal, al menos en el Clásico Tardío, en las famosas “vasijonas” del sitio (Atzam Rojo), cuencos con diámetros de casi 2 m que quedaron mayormente enterrados en toda la zona.

EL SECTOR SUROCCIDENTE

Las primeras investigaciones de la temporada 2010 fueron concentradas en la zona suroccidente del sitio, en un área pegada a la sierra Nueve Cerros. Se excavó en dos diferentes grupos: Tortugas 2 y 3. Todos parecen haber sido ocupados exclusivamente en el Clásico Tardío y muestran lazos más fuertes que en otras zonas al Altiplano del Norte de Guatemala.

Tortugas 3  (Figura 8) fue el enfoque principal de la primera parte de la temporada. Consiste de siete estructuras que están organizadas alrededor de una plaza plana. La Estructura 1 era una estructura administrativa que medía 3.60 metros de altura, aunque los Mayas utilizaron una colina natural de casi 3 m de altura, la que formó el núcleo de la estructura. Para construir el montículo quemaron la colina, dejando una carpeta de carbón en el perfil, y usaron tierra y basura para llegar a la altura final (Figura 12). La fachada de la estructura se formó de piedras burdamente talladas. Solo consistió de una etapa de construcción y el muro de retención detrás de la estructura parcialmente colapsó durante la ocupación del grupo, aunque en lugar de repararlo solo siguieron arrojando basura sobre el área del colapso.

EL SECTOR SUR

Erin Sears excavó un grupo de estructuras masivas, el Grupo Rambo (Figura 9), a 2 km al este de Tortugas 3. Estuvo construido de la misma manera que Tortugas 3, una nivelación y fachada en colinas naturales, pero esta carecía casi completamente de evidencia arqueológica. Eso sugiere fuertemente que o nunca fue ocupado, o que tuvo una ocupación muy corta. Debido a que no se encontraron asentamientos al sur del Grupo Rambo, se piensa que éste fue el núcleo de una última expansión del sitio antes de su colapso, debido a la ausencia de tiestos y restos orgánicos durante la temporada. El grupo se encuentra sin fecharse.

CERÁMICA

Luego de la recién pasada temporada de excavación en el sitio, el material arqueológico fue embalado y trasladado al laboratorio para su correspondiente estudio (Figura 10). Por ahora indudablemente no se puede aportar mayores resultados, a pesar de ello es importante hacer mención de la existencia de tres tradiciones cerámicas: Tierras Bajas, Tierras Altas del Norte , y la región local ubicada entre las dos denominada Transversal.

Para distinguir entre las tres tradiciones, se ha enfocado tanto en la pasta como acabado de superficie, decoración y forma, aunque se está usando el sistema Tipo-Variedad. El material manufacturado localmente (que puede ser de cualquiera de las tres tradiciones) generalmente cuenta con la presencia de pómez. A pesar de estar ubicado en una región kárstica, la pómez es bastante común en Nueve Cerros, viene flotando en el río desde el Alto Chixoy, que sí es tierra volcánica.

En general se puede distinguir la tradición Transversal por su pasta de “limpia-trastos”, a la cual le fue aplicado desgrasante de hierro, pómez, arena volcánica, cuarzo, biotita, elementos orgánicos, etc. y tiene la particularidad de tener una superficie arenosa. En el caso de la cerámica de la tradición petenera, su componente básico son los carbonatos, aunque puede estar mezclado con otros materiales (pómez, elementos orgánicos, o varias inclusiones), y los materiales de las Tierras Altas tienen desgrasante típicamente de arena o arena volcánica.

Los materiales revisados están indicando una ocupación entre el Preclásico Tardío al Clásico Tardío. Por ahora la información obtenida es muy preliminar, sin embargo se considera de suma importancia analizar y valorizar cada uno de los elementos y particularidades los cuales aporten información que conduzcan a aceptables y coherentes conclusiones.

CONCLUSIONES

Todos los estudios revelan que la ciudad estaba en el nexo de varios mundos desde su inicio en el Preclásico hasta hoy en día. Aunque desarrolló una tradición fuertemente local en su arquitectura, patrón de asentamiento y cerámica, hubo residentes de Nueve Cerros que no solo estaban intercambiando con gente de otras tradiciones sino además produciendo material local en estas tradiciones. Las investigaciones indican que incluso pudieron haber existido barrios “étnicos” en varias partes de la ciudad, al menos en el Clásico Tardío, una hipótesis que se probará en futuras temporadas.

Aunque llegó a cubrir más que 25 km2 durante su apogeo en el Clásico Tardío, se continúa en búsqueda del Preclásico Medio y épocas anteriores tanto como más evidencia de producción y ocupación temporal asociada con la fuente de sal. También pretenden definir mejor las diferentes tradiciones y entender como su presencia en el sitio está relacionada con patrones de surgimiento y expansión—tanto política como espacial—entre las diferentes regiones de la civilización Maya.

Salinas de los Nueve Cerros representa una frontera importante para entender las relaciones entre las Tierras Altas y Tierras Bajas durante los casi dos mil años antes del colapso de la civilización Maya Clásica. También tiene un alto potencial de iluminar los años obscuros a cada lado de esta época por el uso continuo de las salinas como área de cacería y producción de sal.

La región de Nueve Cerros representa uno de los últimos espacios vacíos en el mundo Maya y se espera empezar a llenarlos con estas y futuras investigaciones.

REFERENCIAS

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1979        The Archaeological Ceramics of Salinas de los Nueve Cerros, Alta Verapaz, Guatemala. Tesis de Doctorado, Departamento de Antropología, University of California, Berkeley.

1990        Salinas de los Nueve Cerros, Alta Verapaz, Proyecto de Rescate de los Vasijones: Informe Final. Informe entregado al Departamento de Monumentos Prehispánicos, Ministerio de Cultura y Deportes, Guatemala.

Dillon, Brian, Kevin Pope y Michael Love

1988        An Ancient Extractive Industry: Maya Saltmaking at Salinas de los Nueve Cerros, Guatemala. Journal of New World Archaeology 7( 2/3):37-58.

Garrido López, José Luis

2008        Las figurillas de Salinas de los Nueve Cerros, Cobán, Alta Verapaz: Un estudio descriptivo e interpretativo sobre su función. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia. USAC, Guatemala.

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1978        Diccionario geográfico de Guatemala, compilación crítica de Francis Gall. Instituto Geográfico Nacional, Guatemala.

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2006        Proyecto de exploración arqueológica en el área de Nueve Cerros. Reporte presentado a Petrolatino Corporation, Guatemala.

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1902-23         Gesammelte Abhandlungen zür amerikanischen Sprach-un-Alterthumskunde. 5 volumenes. Berlin.

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Figura 1        La región de Salinas de los Nueve Cerros, enseñando las rutas de intercambio que pasan por el sitio (modificado de Marcus 1993).

Figura 2        La extensión del sitio Salinas de los Nueve Cerros (modificado de Dillon 1977).

Figura 3        Tiesto mayólica y su ubicación en Nueve Cerros.

Figura 4        Arquitectura de Tierra Blanca Sebol.

Figura 5        Perfil de excavaciones en la cancha de pelota.

Figura 6        Diseños hecho de piedrín en la base de la cancha de pelota

Figura 7        La zona industrial (de Dillon 1977).

Figura 8        El Grupo Tortugas 3.

Figura 9        El Grupo Rambo.

Figura 10        Tiesto de un tipo proveniente de las Tierras Altas del Norte, Clásico Tardío (dibujado por S. Aquino)

 

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