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69. RELIGIOSIDAD PÚBLICA Y PRIVADA: EL USO DE FIGURILLAS CERÁMICAS DURANTE EL CLÁSICO EN LAS TIERRAS BAJAS MAYAS – Laura L. Gámez – Simposio 23, Año 2009

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Gámez, Laura L.

2010        Religiosidad pública y privada: El uso de figurillas cerámicas durante el Clásico en las Tierras Bajas Mayas. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.934-945. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

69

RELIGIOSIDAD PÚBLICA Y PRIVADA: EL USO DE FIGURILLAS CERÁMICAS DURANTE EL CLÁSICO EN LAS TIERRAS BAJAS MAYAS

Laura L. Gámez

Universidad de Pittsburgh

PALABRAS CLAVE

Arqueología Maya, Petén, El Perú, La Joyanca, Figurillas, ideología

ABSTRACT

PUBLIC AND PRIVATE RELIGIOSITY: THE USE OF CERAMIC FIGURINES DURING THE CLASSIC PERIOD IN THE MAYA LOWLANDS

Ceramic figurines are common finds in the Maya archaeological record, in public and private contexts, as well as elite and those associated with commoners. Given their religious symbolism, the representations are potential indicators of the beliefs and traditions of ancient populations. As a consequence, the comparative study of the representations used in different contexts is productive for the discussion of the types of ritual practiced in each context. This work presents the results of the typological and quantitative analysis of specific figurine collections from the sites of El Perú-Waka’ and La Joyanca in the northwestern Petén, as well as comparison with the relatively contemporaneous collection from Yaxha located in the northeastern region of the Department of Petén.

Esta ponencia presenta los resultados de un análisis cuantitativo de la distribución de figurillas cerámicas en tres diferentes sitios de la región sur de las Tierras Bajas Mayas. A pesar de que estos tipos de artefactos son hallazgos comunes en el registro arqueológico del área, el análisis de su distribución en diversos contextos es revelador en cuanto al uso y función de los mismos. En este caso se examina la distinción entre el uso de figurillas en contextos públicos y domésticos con algunas consideraciones dirigidas a distinciones de estatus socioeconómico, haciéndose énfasis en la importancia de las comparaciones regionales para la definición de patrones de comportamiento y comprobación de modelos teóricos.

A lo largo de la historia de la Arqueología Maya, los objetivos e interpretaciones de estudios enfocados en la religión antigua han variado de acuerdo a las diferentes corrientes teóricas que han sido promovidas en la región. Las interpretaciones han variado desde las primeras definiciones de los centros monumentales Mayas como ciudadelas sagradas habitadas únicamente por sacerdotes/gobernantes. Actualmente, después de décadas de investigación por parte de innumerables académicos, se ha comprobado que los asentamientos constituían los centros urbanos de diversas entidades políticas con una compleja organización estatal respaldada por una ideología religiosa altamente compleja.

La importancia de dicha ideología como parte de los cimientos del sistema político y su presencia dentro de los aspectos sociales y económicos es irrefutable. Más aún, las tendencias arqueológicas actuales llaman la atención hacia enfoques “socialmente diversos e inclusivos”, por lo que algunos estudiosos de las sociedades pasadas están dirigiendo su atención hacia el análisis detallado de la relevancia de las expresiones religiosas en la sociedad como un todo, con un particular interés en el comportamiento del sector común de la población que constituye la mayor parte de la sociedad (Gonlin y Lohse 2007; Lohse y Valdéz 2004; Robin 2003).

Dicho enfoque implica la inclusión analítica de una parte representativa de los diversos sectores sociales. En sociedades jerárquicas como la Maya, esto se traduce en la inclusión analítica tanto de los restos materiales asociados a la población común como aquellos referentes a la élite. Empíricamente tal acercamiento es posible a través del estudio arqueológico de las áreas domésticas, las cuales representan los espacios de actividad cotidiana más conspicuos en el registro arqueológico. De acuerdo a Robin (2001 y 2003), la Arqueología de áreas domésticas es relevante para el desarrollo de interpretaciones más “humanizadas” de las sociedades antiguas, resaltando los roles activos y las limitaciones estructurales de las personas que las conforman.

Claramente, tal como ha sido observado por Gonlin y Lohse (2007:18), el estudio de unidades domésticas no es sinónimo de estudiar a la población común, ya que también incluye el estudio de áreas domésticas de élite, abarcando además las residencias de la realeza. Este tipo de investigación es actualmente equiparado con el análisis de la vida cotidiana, que se considera valioso para la definición de los roles socioeconómicos y políticos de las personas que conformaban la sociedad, con el objetivo de comprender la diversidad y los mecanismos de articulación de la misma (Robin 2003:308-309).

En el caso de los estudios de la cultura Maya, se cuenta con una gama más amplia de evidencias acerca de las élites que del resto de la población. Fuentes potenciales de información acerca de personajes de la realeza y en algunas ocasiones acerca de los nobles también, incluyen no sólo los restos domésticos, sino también áreas político-ceremoniales públicas, registros escritos y representaciones iconográficas. El resto de la población, en cambio, se encuentra representada en el registro arqueológico directamente sólo a través de los restos de sus áreas de habitación y los artefactos asociados a las mismas.

El hallazgo de figurillas cerámicas en el registro arqueológico Maya se considera relativamente común, puesto que son encontradas tanto en contextos públicos como privados, así como en contextos de élite y aquellos asociados a la población en general. Dado su simbolismo religioso, las representaciones utilizadas son indicadores potenciales de las creencias y tradiciones de las poblaciones antiguas.

La discusión en este caso se basa en el análisis cuantitativo de la colección de figurillas recuperadas mediante la operación de sondeos estratigráficos del Proyecto El Perú-Waka’ en el sitio del mismo nombre (Freidel y Escobedo 2004); la colección procedente de las excavaciones realizadas por el Proyecto Petén-Noroccidente en el sitio La Joyanca (Arnauld et al. 2004) y una colección parcial procedente del sitio Yaxha, recuperada mediante las excavaciones del Proyecto PDS-BID (Hermes s.f.).

EL PERÚ-WAKA’

El sitio arqueológico El Perú-Waka´ se localiza en la región noroccidental de las Tierras Bajas Mayas, en la rivera norte del río San Pedro Mártir. Éste corresponde a un asentamiento Clásico de considerable tamaño, el cual de acuerdo a la información epigráfica presentada por Friedel y Escobedo (2005), fue aliado político de Tikal durante el Clásico Temprano, pero durante el siglo séptimo movió su alianza hacia Calakmul. Los trabajos realizados por el Proyecto El Perú-Waka’ han establecido que el centro monumental del sitio ocupa un área de al menos 1 km², dentro de la que se distinguen cuatro grandes plazas rodeadas por construcciones monumentales, incluyendo pirámides, palacios, por lo menos un patio para el Juego de Pelota y múltiples monumentos esculpidos (escalinatas, estelas y altares), además de múltiples grupos residenciales de diversas características (Tsesmeli y Marken 2005).

La muestra de figurillas que se toma en consideración en esta ponencia fue recuperada a través del programa de sondeos cronológicos en el sitio, que incluyó excavaciones tanto en áreas públicas como privadas. La muestra total se compone por 117 figurillas o fragmentos de figurillas que fueron recuperados mediante 35 unidades de excavación (para un promedio de tres figurillas por unidad), que fueran llevadas a cabo a lo largo de tres diferentes temporadas de campo (Pérez 2003; Ramírez y Marken 2005; Ramírez 2006).

De las 117 figurillas, un 27% (n=32) fue recuperado en áreas públicas, distribuidas en las cuatro plazas del centro monumental (para un promedio de nueve figurillas por plaza); mientras que un 68% (n=80) se recuperó en grupos de tipo habitacional (con un promedio de siete por grupo habitacional). Como era de esperarse, la mayoría de la muestra se compone de pequeños fragmentos, la proporción de figurillas completas en la muestra es de un escaso 1.70% (n=2). Más de la mitad de la muestra se compone de piezas de las cuales es imposible determinar lo que representan (54%, n=63), pero entre los motivos que es posible distinguir, la mayoría son representaciones humanas (33%, n=39), estando seguidas por las representaciones de animales (11%, n=13). Otros elementos reconocibles son la pieza central de una orejera que representa una flor, además de un rostro zooantropomorfo.

Del total de fragmentos de figurillas recuperados en contextos públicos, 12% (n=4) pueden identificarse como humanos y 6% (n=2) como animales, mientras que el 81% restante se encuentra clasificado como indefinido. Mientras tanto del total de fragmentos recuperados en contextos domésticos 44% (n=35) se identifican como humanos, 14% (n=11) como animales y el 40% (n=32) se clasifican como indefinidos.

De este modo, contrastando las proporciones de motivos representados entre los dos contextos, se hace evidente que las proporciones de representaciones humanas y animales son más altas en los grupos habitacionales que en las áreas públicas. Es relevante mencionar que debido al tamaño de la muestra el análisis estadístico produce rangos de error considerables, por lo que la confidencia estadística de los resultados es escasa. Sin embargo, los resultados sugieren relevantes datos para la construcción de nuevas hipótesis.

En términos de representaciones de género, es imposible hacer distinciones entre contextos públicos y privados ya que ninguna de las representaciones humanas encontradas en contextos públicos se definen como hombres o mujeres. Sin embargo del total de 35 representaciones humanas encontradas en contextos domésticos, 11% (n=4) han sido identificadas como femeninas y 17% (n=6) como masculinas, mientras que el 71% restante (n=25) corresponde a fragmentos que pueden identificarse como partes de representaciones humanas.

En todo caso, es interesante notar que la mayoría de fragmentos que pueden identificarse como humanos (n=39) en el total de la muestra, 56% (n=22) tres de contextos públicos y 19 de contextos privados son cabezas. Aunque la mayoría de estos fragmentos incluyen al menos algunas partes de tocados, ha sido imposible distinguir patrones que podrían conducir a la identificación de patrones locales de representaciones de acuerdo al género. De las cuatro representaciones femeninas, tres están hincadas con la mano derecha sobre el regazo; todas usan brazaletes, en por lo menos dos, es posible observar un cinturón sobre las faldas; una lleva un intrincado diseño alrededor del cuello (¿collar?), mientras que en otra se observa una línea sobre los hombros que sugiere el cuello de un vestido. El cuarto fragmento no permite observar la postura, mientras que el diseño sobre el cuello y hombres, la diferencia estilísticamente de las otras. Ninguno de estos fragmentos incluye la cabeza de la figurilla.

Las representaciones masculinas presentan más variabilidad que las femeninas. Una es un silbato completo que representa a un hombre sentado con las piernas y los brazos cruzados. Dicho personaje se encuentra vestido con un taparrabo y lleva un gran pectoral, bandas alrededor de los antebrazos, orejeras y un tocado compuesto por una banda horizontal y un elemento cilíndrico. Una segunda representación masculina lleva únicamente un taparrabo y aparentemente estaba sentado. Otro fragmento de representación masculina corresponde a un torso usando una capa; mientras que otra es un personaje con un trapo atado alrededor de la cintura, con las manos juntas sobre el pecho. El último fragmento que se identifica como masculino es un pedazo de torso con un brazo derecho sobre el abdomen. Como ocurrió con las figurillas femeninas, con la única excepción de la ocarina, ninguno de estos fragmentos incluye ninguna parte de la cabeza.

En cuanto a los estilos de tocados, se observa una considerable variabilidad dentro de la muestra. Los tres fragmentos procedentes de las áreas públicas presentan diferentes estilos de tocados. Mientras que dentro de las 19 cabezas con partes de tocados que fueron recuperadas en contextos domésticos, se distinguen por lo menos ocho estilos diferentes de tocados, mientras que también se incluyen algunos fragmentos sin tocado. Existe un sólo estilo de tocado que fue encontrado en ambos contextos (público y privado), compuesto por una banda que sostiene un ¿penacho? de forma redondeada.

Dentro de las representaciones de animales, los dos fragmentos de contextos públicos representan un perro y un ave. Mientras que los que fueron recuperados en las casas incluyen dos felinos, una rana o sapo, un reptil (¿iguana?), un perro, un ¿conejo? y dos diferentes clases de aves. Los otros tres fragmentos son posibles patas de animal.

Como se mencionó con anterioridad, 54% (n=63) de la muestra total está compuesto por fragmentos que no pueden identificarse en términos de representación. La proporción de fragmentos no identificables es más alta en los contextos públicos (81%, n=26) que en las casas (40%, n=32). Al parecer es razonable considerar que muchos de los fragmentos en esta muestra son partes de decoraciones de incensarios (aplicaciones de incensarios de efigie) y no figurillas. Aunque esta distinción requeriría la definición (o consideración) de los tipos de incensarios que son comunes en el sitio, esta podría ser una sugerencia útil después de la propuesta de Rice de que los incensarios de efigie están más relacionados con la parafernalia ritual de la realeza que con la utilizada en otros rituales de tipo doméstico.

LA JOYANCA

Al igual que El Perú, el sitio arqueológico La Joyanca se ubica en la región noroccidental de las Tierras Bajas Mayas. No obstante, La Joyanca se ubica en la ribera sur del río San Pedro Mártir. Este es un asentamiento de medianas proporciones del cual el centro incluye algunas construcciones monumentales, pero un tanto más modestas que las del sitio mayor de El Perú-Waka’. La Joyanca se distingue por contar con una Plaza Principal rodeada por dos templos piramidales y algunas estructuras con largos salones. Además, a pesar de que no cuenta con un grupo de tipo Acrópolis, se distingue la presencia de diez grupos residenciales grandes, asociados a múltiples grupos de menores dimensiones (Arnauld et al. 2004). Este asentamiento pudo formar parte de la entidad política del Clásico llamada Hixwitz, reconocida gracias a ciertas inscripciones jeroglíficas que asocian a este sitio con los de Zapote Bobal y El Pajaral (Breuil et al. 2004; Fitzsimmons et al. 2009; Gámez 2008).

La muestra de figurillas de La Joyanca que se considera en esta oportunidad fue recuperada mediante varias de las operaciones investigadas del Proyecto Petén Noroccidente (Arnauld y Morales 1999; Arnauld et al. 2000; Breuil et al. 2001; Breuil et al. 2002; Breuil et al. 2003). De tal modo, se incluyen ejemplares procedentes de los diferentes sectores del sitio que fueron investigados, tanto de las áreas públicas como de las domésticas, tanto de la élite local como de la población común.

La muestra total incluye 18 ejemplares de las cuales 33% (n=6) fueron recuperadas en asociación a estructuras ubicadas en la Plaza Principal, por lo que pudieron tener cierta relación con la actividad ritual pública en el asentamiento en tanto que el 61% (n=11) provienen de contextos domésticos. Dado que en este sitio existe una categorización de casas muy bien establecida (Lemonnier 2006; Gámez 2008), es posible observar que la proporción de figurillas es mayor en la casa de condición socioeconómica más humilde que fue investigada en el sitio, denominada como Grupo Gavilan (Lemonnier 2006), que en las casas de mayor estatuto socioeconómico como en el Grupo Cojolita y Guacamaya, ésta última representante del rango social más alto identificado en el sitio.

En suma, 54% (n=6) de las figurillas recuperadas en contextos domésticos proviene del Grupo Gavilán, 36% (n=4) del Grupo Guacamaya y 9% (n=1) proceden del Grupo Cojolita (en el que el volumen de excavación fue menor que en los otros dos). La muestra es por demás pequeña para intentar análisis estadísticos significativos. No obstante, es relevante notar que de la muestra total, un 55.50% (n=10) corresponde a representaciones antropomorfas, mientras que un 39% (n=7) son representaciones zoomorfas y un escaso 1% se clasifica como no identificado.

Entre las representaciones antropomorfas se encuentra un fragmento que se identifica como femenino y otro como masculino. El primero corresponde a la mitad superior de una figurilla que representa una mujer con los brazos flexionados por debajo del pecho, ataviada con un tocado similar a un manto y orejeras circulares. El fragmento que se define como masculino corresponde a un torso sólido sin señas de atavío.

Entre los fragmentos de animales se reconoce un posible mono, un perro o venado y cuatro representaciones diferentes de aves. Dentro de la muestra de cabezas que llevan tocado, se distingue una variedad de por lo menos cinco diseños que incluyen el uso de una banda sobre la frente con algunas otras pocas aplicaciones, el tipo de tocado de forma relativamente cónica que también se observó en la muestra de El Perú, dos formas diferentes que sugieren el uso de mantos sobre la cabeza y otro que incluye como motivo central el rostro de un personaje ¿mítico?) que parece incluir rasgos de felino y de ave al mismo tiempo. No se observan diferencias substanciales de calidad entre las figurillas procedentes de grupos habitacionales con aquellas recolectadas en asociación a la Plaza Principal.

YAXHA

Yaxha es una de las ciudades Mayas prehispánicas más grandes en el territorio Guatemalteco (Martin y Grube 2000:72). Se ubica en el margen norte de la laguna del mismo nombre, Yaxha se distingue por el trazo urbano de su centro monumental en el que los diversos grupos arquitectónicos se unen mediante amplias calzadas claramente delimitadas (Quintana et al. 1999). Estando además localizada dentro de los límites del Parque Nacional Yaxha-Nakum-Naranjo, esta ciudad ha sido explorada por múltiples proyectos de investigación y habilitación turística. Los inicios del asentamiento han sido fechados por B. Hermes para el Preclásico Medio (600-250 AC), extendiéndose la secuencia hasta el Postclásico (Quintana et al. 1999).

La muestra de figurillas que se incluye en esta ponencia fue recuperada por parte del Proyecto PDS-BID a lo largo de sus trabajos de restauración llevados a cabo durante los años 2002 a 2007 (Hermes s.f.) y fueron parcialmente catalogadas por Gustavo Cerón como parte de las labores de la administración del parque. A diferencia del los casos anteriormente tratados, en Yaxha se han llevado a cabo trabajos únicamente dentro del área monumental del sitio, las residencias excavadas son grupos de élite, tales como el Grupo Oeste y la Acrópolis Sur; mientras que otros grupos de carácter no-habitacional incluyeron la Acrópolis Norte, el Grupo Maler, el patio de Juego de Pelota Sur, las Plazas B y C, y las Calzadas Este y Blom.

La muestra total de figurillas asciende a 56 ejemplares de los cuales se cuenta por ahora con el registro gráfico de 26. En todo caso, gracias a las descripciones proporcionadas en el reporte entregado a IDAEH por parte del Proyecto PDS-BID (Hermes s.f.), ha sido posible establecer que de aquellos grupos se recolectaron figurillas únicamente en el Grupo Oeste y la Acrópolis Sur, en la Acrópolis Norte, el Grupo Maler y las Calzadas Este y Blom. Es decir, no se reportan hallazgos de figurillas en las plazas B y C, ni en el patio para el Juego de Pelota.

La mayor parte de la muestra, un 62.50% (n=35), fue recuperada en la Acrópolis Norte que ha sido excavada prácticamente en su totalidad. Este monumental complejo tríadico definitivamente tuvo un carácter ceremonial de gran relevancia en el sitio. Sin embargo, el acceso al mismo es altamente restringido, por lo que el ritual podría caracterizarse como semi-privado, la participación de las actividades que ocurriesen en el interior del grupo debió ser hasta cierto punto, excluyente. Otro 23% (n=13) de la muestra de figurillas proviene de la Acrópolis Sur, que fuera excavada sólo parcialmente en áreas puntuales para su habilitación turística. Este es por excelencia la más grande y compleja residencia en el asentamiento, ya que aparentemente corresponde al “palacio real” o el centro de actividad cotidiana del grupo perteneciente al escalafón socioeconómico más alto.

Además, un 5.30% (n=3) de figurillas en la muestra se recolectaron en el Grupo Oeste, una residencia de élite que fue excavada parcialmente y que ya había sido excavada con anterioridad por el proyecto de investigación dirigido por N. Hellmut a inicios de la década de 1990 (Quintana e. al. 1999). El resto de figurillas de la muestra, aunque en porcentajes muy bajos, provienen del Grupo Maler (3.50%, n=2) y de las calzadas antes mencionadas (1.80% o n=1 en cada calzada).

En cuanto a los motivos representados en la colección de figurillas de Yaxha, la gran mayoría, el 52.50% (n=35) corresponde a personajes antropomorfos. De éstos ejemplares, un 28% (n=5) son identificadas como representaciones femeninas mientras que un 22% (n=4) se definen como representaciones masculinas. Las representaciones femeninas incluyen dos ocarinas que representan mujeres de pie, una con los brazos sobre el vientre y la otra con un infante en su brazo derecho. Ambas llevan un vestido que les cubre desde el pecho hasta los pies y llevan collares de cuentas y muñequeras.

La única figurilla femenina que se encuentra completa es la que lleva al infante en brazos, su tocado es sencillo, algo parecido a un manto, y lleva orejeras circulares; ningún otro ejemplar clasificado como femenino incluye la cabeza de la figurilla. El tercer ejemplar es un fragmento que incluye parte del torso de una mujer que lleva un collar de cuentas con un pendiente central; mientras que otro fragmento de torso no presenta atavío alguno. El quinto fragmento, corresponde al cuerpo de una mujer sedente con las manos sobre el pecho; no obstante, su identificación como femenina es tentativa.

Las representaciones masculinas incluyen tres personajes con elaborados tocados y un torso sólido sin elementos de atavío. Uno de los señores lleva un amplio tocado de plumas que caen detrás de su espalda, un amplio collar que le tapa el pecho y orejeras con pendientes. Los otros dos señores llevan rostros zoomorfos (¿jaguares?) como elementos centrales del tocado. En el único caso que la figurilla se encuentra completa, un penacho de plumas conforma su tocado, 19.64% (n=11) son representaciones zoomorfas, en los fragmentos de ocarinas dentro de las que se cuentan con registro gráfico únicamente cuatro, una de ellas ha sido identificada como la representación de un búho y otra como faisán, otra representa la cabeza de un perro y la otra un ave no identificada. Además de la anteriores, 16.70% (n=9) de las figurillas reportadas carecen de identificación en términos de los motivos que representan; mientras que una, es decir, el 1.78%, es un fragmento cerámico con inscripciones jeroglíficas que se describe como un trono.

MÁS ALLÁ DE LO CUANTITATIVO…

De este modo, una sencilla comparación de proporciones de figurillas procedentes de diferentes contextos en tres sitios arqueológicos aparentemente poco relacionados sugiere ciertos patrones de comportamiento a nivel regional, mientras que a la vez también recalca la diversidad dentro y entre los mismos asentamientos.

En términos generales, las colecciones de figurillas de El Peru-Waka’ y La Joyanca sugieren que el uso de figurillas fue más frecuente en contextos domésticos que en contextos públicos. Como se mencionó con anterioridad, dado que las muestras son poco numerosas, el análisis estadístico produce rangos de error muy amplios, por lo que la confidencia estadística de los resultados es escasa. No obstante, los datos sugieren que su uso parece ser más común en ambientes privados. Sugiriendo que estos pequeños artefactos eran más comúnmente utilizados en los rituales acontecidos en la esfera de interacción doméstica, mientras que su utilidad en ambientes públicos se sugiere más limitado.

En el caso de Yaxha es diferente, la muestra conlleva el sesgo introducido debido a la naturaleza de los trabajos mediante los cuales fue recuperada. No obstante, los datos sugieren un mayor uso de figurillas en conjuntos de carácter más bien privado y semi-privado. Dado que no se han llevado a cabo trabajos de investigación en las áreas habitacionales del sitio, resulta imposible determinar las mismas comparaciones contextuales que se hicieron en los otros dos sitios.

En todo caso, tal como ha sido indicado ya por Taube y Taube (s.f.), a diferencia del arte monumental, las figurillas son objetos portátiles, suficientemente pequeños como para sostenerlos y observarlos de todo ángulo. Aún más, la mayoría, particularmente los ejemplos Clásicos moldeados, parecen haber constituido también instrumentos musicales (Cohodas 2002; Garrido 2008). En general, las figurillas están más al alcance de la población común que otras formas de arte prehispánico – por lo menos en los términos en que es posible observarlo arqueológicamente. La frecuencia de figurillas en contextos domésticos de manera independiente a categorías de rango socioeconómico, las define como un medio de expresión popular.

A pesar de que existen regularidades evidentes en los motivos representados a nivel regional, también existe una amplia diversidad, posiblemente asociada a la producción local y a las tradiciones locales. Aún más, las colecciones examinadas no indican diferencias en cuanto al acceso de la población común al mismo tipo de figurillas que la élite. De forma general, las figurillas se definen como un medio de expresión que permitiría a la gente común expresar sus propios intereses, definición que debería continuarse con el análisis iconográfico que ha sido dejado de lado en esta oportunidad.

Otra distinción derivada del análisis cuantitativo es que las representaciones humanas son las más abundantes en las muestras examinadas, indicando que éstas fueron los motivos más comunes en este tipo de artefactos. Aunque en su mayoría ha sido imposible identificar estas representaciones antropomorfas en términos de género (al menos a través de un análisis tan superficial como éste), se ha hecho evidente que las representaciones femeninas de hecho son menos frecuentes que las masculinas. Una distinción que contradice el argumento presentado por investigadores en otras regiones de que las figurillas estaban más relacionadas con aspectos femeninos (Joyce 2005; Lesure 2002; Marcus 1998).

Por otra parte, en la muestra de El Perú, que es la más numerosa, se observa mayor regularidad en las posturas de las mujeres representadas que de los hombres. Los hombres se presentan en una variedad más amplia de posiciones y usan una variedad más amplia de atavíos. Las figurillas a las que hasta ahora han sido categorizadas en términos de género son partes de cuerpos, que al menos en el caso de El Perú y La Joyanca se hallaron únicamente en contextos domésticos.

Las representaciones de animales son también más altas en contextos domésticos que en contextos públicos. A pesar de que el estudio de los significados de las representaciones ha sido dejado de lado a propósito en este caso, es relevante mencionar que las representaciones de animales pueden ser importantes fuentes de información acerca del contenido y quizá incluso el propósito de los rituales en que se utilizaban. Su asociación simbólica con los elementos naturales y conceptos mitológicos puede ser reveladora. En las colecciones examinadas se incluyen perros, reptiles, felinos y diversas especies de aves. Proporciones más altas de cada tipo de animal en los contextos examinados podría teóricamente estar relacionada con discrepancias entre los rituales practicados.

Se observa en este caso que las representaciones de deidades u otros seres míticos está excluido en las colecciones observadas, sugiriendo que tales motivos no eran comúnmente modelados en este medio. Los pocos fragmentos que podrían estar asociados a representaciones míticas son fragmentos erosionados que se definen tentativamente como zooantropomorfos, uno procedente de un grupo habitacional de El Perú y otro del grupo arquitectónico ubicado al este de la Plaza Principal de La Joyanca. Sin embargo, su identificación no es precisa debido a la erosión de sus rasgos.

A pesar de que diversas funciones han sido propuestas para las figurillas cerámicas, su simbolismo religioso es innegable, estando particularmente respaldado por su presencia en escondites o depósitos rituales (Brown 2000) y de cierto modo también en su reutilización en otros contextos (e.g. como pendientes, que pudieron fungir de cierto modo como un tipo de amuleto).

En términos generales, estas colecciones de figurillas sugieren cierta variabilidad en las clases de representaciones y estilos entre las muestras de casas y plazas, aunque de todos modos existe también cierto traslape. Tal situación puede relacionarse con el conceptualización teórica de la existencia de diversas tradiciones locales, no sólo a nivel regional, sino dentro de los mismos asentamientos, en donde podría definirse la existencia de diversas tradiciones populares “Little Traditions” que existen de forma paralela a una tradición oficial “Great Tradition” (Gossen y Leventhal 1993).

En tal caso, debería encontrarse mayor variabilidad entre las colecciones domésticas que en aquellas procedentes de los contextos de actividad pública. Claramente, la recolección de muestras más amplias para obtener resultados estadísticos confiables sería ideal. No obstante, existe gran potencial en las colecciones de materiales que han sido recolectadas por los diversos proyectos de investigación que laboran en la región para llevar a cabo estudios comparativos, a través de los cuales es posible enriquecer el conocimiento sobre las dinámicas sociales de la antigua población Maya.

AGRADECIMIENTOS

Un especial agradecimiento al Proyecto El Perú-Waka’, al Proyecto Petén Noroccidente, a la administración del Parque Nacional Yaxha-Nakum-Naranjo y al Museo Nacional de Arqueología y Etnología. A Héctor Escobedo, a Juan Carlos Meléndez, Daniel Aquino y demás colegas que han participado y participan en tales proyectos e instituciones, gracias. Gracias a Arturo Godoy por su amable ayuda con el registro fotográfico de las figurillas de La Joyanca y a Gustavo Cerón por su trabajo en la catalogación de las figurillas de Yaxha.

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Figura 1        Figurilla procedente de Yaxha (foto de G. Ceron).

Figura 2        Figurilla procedente de Yaxha (foto de G. Ceron).

Figura 3        Figurilla de El Perú-Waka’ (foto de L. Gámez).

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