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016 – PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y CONSERVACIÓN: LOS TALLERES DE SENSIBILIZACIÓN Y LAS ACTIVIDADES EDUCATIVAS EN PATRIMONIO CULTURAL – Cristina Vidal Lorenzo, María Luisa Vázquez de Ágredos, Patricia Horcajada Campos y Marco Antonio Valladares – Simposio 22, Año 2008

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Vidal Lorenzo, Cristina, María Luisa Vázquez de Ágredos, Patricia Horcajada Campos y Marco Antonio Valladares

2009        Patrimonio arqueológico y conservación: Los talleres de sensibilización y las actividades educativas en patrimonio cultural. En XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.216-226. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y CONSERVACIÓN: LOS TALLERES DE SENSIBILIZACIÓN Y LAS ACTIVIDADES EDUCATIVAS EN PATRIMONIO CULTURAL

Cristina Vidal Lorenzo

María Luisa Vázquez de Ágredos

Patricia Horcajada Campos

Marco Antonio Valladares

Universidad de Valencia, Universidad Politécnica de Valencia y Universidad de San Carlos de Guatemala

ABSTRACT

ARCHAEOLOGICAL AND PRESERVATION HERITAGE:

WORKSHOPS ON THE AWARENESS OF AND EDUCATIONAL ACTIVITIES ON THE CULTURAL PATRIMONY

Since its inception in 2004, the Proyecto Arqueológico La Blanca has considered one of its principal missions to be putting into operation activities directed at the different groups of the village bordering the archaeological ruins, known as La Blanca. The primary group that the initiative is directed at is primary school students, for whom awareness workshops on archaeology, architecture, and Maya art were planned and offered as a complementary activity to materials included in the official academic program. In this work, we analyze these activities supporting the Cultural Patrimony that have been undertaken by the Project, as well as the results from this initiative. We can demonstrate how education on and awareness of the Cultural Patrimony is one route toward sustainable human development ultimately leading to an understanding by these local groups of the importance for study and preservation of the archaeological sites that border their villages.

El Proyecto Arqueológico La Blanca se propuso desde sus inicios en el año 2004 (Muñoz y Vidal 2005) contemplar entre sus objetivos una línea de actuación en “Educación en Patrimonio Cultural como vía para el Desarrollo Humano Sostenible”, dirigida a la población de la aldea que apenas dista 2 km de las ruinas, también conocida con el nombre de La Blanca, y de la cual procede la mayoría de los trabajadores que participan en las excavaciones arqueológicas y en los trabajos de conservación y restauración que cada año lleva a cabo el Proyecto. De ahí que ya en la primera temporada se realizara una evaluación de las necesidades básicas de la aldea que no presentaban la cobertura mínima (Monterde 2005:161-174), y que este primer acercamiento permitiera, en las sucesivas campañas, articular dos tipos de actividades formativas con las que fomentar el desarrollo local de La Blanca desde el punto de vista económico, social y cultural, las cuales estarían destinadas tanto a los adultos como a los niños.

Para el primero de estos dos colectivos, dichas actividades se centraron en la planificación y en el desarrollo de prácticas formativas, con la finalidad de capacitar técnicamente a los trabajadores en la “consolidación de estucos”, invitando a participar en ellas a otros trabajadores de Proyectos arqueológicos del entorno (Carrascosa y Lastras 2006:143-154). El Proyecto se ha propuesto, además, extender este tipo de actividades formativas al sector femenino de la población, de acuerdo a las directrices que en la última década fueron establecidas por la Organización de las Naciones Unidas a través de su Programa para el Desarrollo (PNUD) en lo referente a “la transversalidad del enfoque de género”, en el que se insistió sobre la necesidad de enfocar el Desarrollo Humano de los pueblos desde una perspectiva de género que debería de contemplarse en todos y cada uno de los Objetivos del Milenio. Asimismo, se tiene previsto capacitar a la población femenina de La Blanca en la correcta atención, mantenimiento y gestión cultural del centro de interpretación que se tiene previsto inaugurar próximamente en el asentamiento (Vidal y Muñoz 2008:77-84).

Por otra parte, las actividades docentes destinadas a los niños se estructuraron en talleres de sensibilización en Patrimonio Cultural, cuyo objetivo principal era concienciar a los receptores de la importancia que tiene conocer su pasado prehispánico y de contribuir así a su conservación y difusión (Vázquez 2006; Vidal y Vázquez de Ágredos 2007:137-144; Vázquez de Ágredos, Vidal y Horcajada 2008:151-159). Estas actividades formativas se llevaron a cabo en las dos escuelas de primaria de la aldea, ya que la configuración y la calidad de estos espacios y de sus respectivos recursos materiales determinan en buena medida la dinámica y sostenibilidad a mediano y largo plazo de estas incipientes actividades educativas (Figura 1).

LAS ESCUELAS RURALES DE LA BLANCA

La aldea de La Blanca cuenta en la actualidad con dos escuelas de educación primaria. El más antiguo de estos centros de enseñanza se conoce como Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca” y se sitúa en una zona del poblado lo suficientemente céntrica como para que la mayoría de los niños pueda llegar a pie. Su óptima localización es uno de los aspectos que la distingue de la Escuela de Primaria Oficial Rural Mixta “Caserío San Joaquín”, que apenas suma dos años de antigüedad. Ésta se construyó a las afueras de la aldea, al otro lado de la laguna, para ser frecuentada por los niños que viven en estas áreas más periféricas de La Blanca, en las que las condiciones de extrema pobreza y necesidad que son características del centro se acentúan enormemente, en especial en lo referente a las condiciones mínimas necesarias en materia de agua y saneamiento (Proyecto Esfera 2004:61-121), lo cual, de forma irremediable, se traduce en una mayor vulnerabilidad de las familias que viven en estas zonas limítrofes, y en concreto en la de los niños, los ancianos, los enfermos y las mujeres en edad fértil. Como era de esperar, estas difíciles condiciones son uno de los aspectos que influyen en el acusado absentismo escolar que existe en este centro, muy superior al que registra la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca”, ya que habitualmente los alumnos deben ausentarse para colaborar en diversas tareas domésticas y productivas con las que garantizar la mínima seguridad alimenticia en sus respectivas familias (Figura 2).

Existen otras diferencias significativas entre estas dos escuelas de primaria de la aldea, siendo especialmente importantes las referentes a su respectiva infraestructura y recursos. En este sentido, la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca” es una sólida construcción que integra diversas aulas destinadas a ser ocupadas por los alumnos que están matriculados en cada uno de los seis niveles de enseñanza que integra la educación primaria. Esta distribución permite que desde primero a sexto de primaria los alumnos dispongan de un maestro especializado en los temas y contenidos que son propios a cada uno de estos grados, al igual que garantiza una homogeneidad en el grupo de alumnos a los que estos docentes deben dirigirse, facilitándoles su respectiva labor pedagógica y agilizando ampliamente el proceso de enseñanza-aprendizaje. Todas estas aulas se distribuyen en dos alas que conforman una gran “L” (Figura 3), cuyos otros dos extremos quedan delimitados por dos nuevas dependencias: la cocina y las letrinas. De esta disposición se deduce que la escuela conforma un gran rectángulo que cuenta con un amplio patio central al aire libre, óptimo para ser empleado en múltiples y diversas actividades, desde las diarias y distendidas de recreo o deportivas, hasta otras de perfil más oficial, como las que se celebran con motivo del fin de curso o de alguna de las festividades nacionales más destacadas. En esta escuela, la existencia de los espacios de enseñanza, ocio y saneamiento adecuados se complementa con la dotación de los recursos materiales que son más necesarios en cada una de estas áreas. Y así, en todas las aulas existen modestas sillas y mesas de madera que en algunos casos disponen de un sencillo cajón para que el alumno pueda colocar allí sus escasas pertenencias mientras toma nota de lo que el maestro explica con ayuda de una pizarra. No sólo eso, sino que en varias de estas clases el docente y los alumnos cuentan con una pequeña estantería de madera en la que pueden depositar libros y otros enseres básicos para la enseñanza.

En la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca” la presencia de todos estos recursos humanos y materiales se complementa con un agradable entorno natural que tiene como telón de fondo la gran laguna de la aldea, muy al gusto de los habitantes que viven en estas comunidades del Departamento guatemalteco de Petén, donde la antigua y estrecha relación entre el hombre y la naturaleza sigue completamente viva. Esto es algo que pudo comprobarse en el “Taller de plantas medicinales prehispánicas. Usos de ayer y hoy” que el Proyecto La Blanca realizó en esta escuela durante la pasada temporada de campo, así como también en la jornada didáctica sobre “Cosmovisión maya. Pasado y presente de un mismo imaginario” que se desarrolló por las mismas fechas en la Escuela de Primaria Oficial Rural Mixta “Caserío San Joaquín”, en la que se trataron conceptos y creencias prehispánicas relacionadas con la flora y la fauna del Departamento de Petén, que no sólo resultaron ser conocidas por muchos de los alumnos, sino que para la gran mayoría de ellos y de sus familias estas viejas creencias continuaban teniendo un gran significado y valor, lo que sirvió para reforzar su identidad como cultura, con un pasado prehispánico que continúa siendo noticia de actualidad.

Por el contrario, la Escuela de Primaria Oficial Rural Mixta “Caserío San Joaquín” carece de la sólida estructura que determinaba las áreas y dependencias de la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca”, al punto de no contar ni siquiera con muros.

Estas inapropiadas condiciones del centro no concluyen ahí, sino que se extienden a otras muchas realidades. Ni alumnos ni docentes disponen de los mínimos recursos para que la enseñanza-aprendizaje sea todo lo efectiva que podría ser, empezando por el hecho de que los casi ochenta niños que están matriculados reciben clase a la vez en la única aula que existe por el momento, independientemente de que sus edades oscilen entre los siete y los dieciséis años, es decir, a lo largo de un amplio margen que integra todos los niveles de primaria y que, por lo tanto, debería de contar con un mínimo de seis clases para poder distribuirlos de manera conveniente. Sobre este hecho insistieron considerablemente los dos únicos maestros de esta escuela, siendo uno de ellos el que también ejerce la función de director. Para ellos, la tarea de poder garantizar un buen nivel de enseñanza que permita a varios de sus alumnos continuar su formación en los centros de educación secundaria que existen en las poblaciones de San Antonio y Melchor de Mencos exige unas mínimas condiciones. Éstas comienzan con el requisito indispensable de poder distribuir a los alumnos por los niveles educativos que establece el Ministerio de Educación de Guatemala (MINEDUC) a través del Programa de Dirección de Calidad y Desarrollo Educativo (DICADE; MINEDUC 2006), y concluyen con la necesidad de tener una cobertura básica en mobiliario, libros y material escolar, de la que en estos momentos se carece completamente. A este respecto, conviene señalar que los alumnos que asisten a esta escuela deben traer de su casa la silla, taburete o banqueta en la que se sentarán durante la clase, ya que de lo contrario tendrán que hacerlo en el suelo, que a la vez les servirá de mesa para tomar apuntes en aquellos casos en los que el niño disponga de cuaderno y lápiz para hacerlo. En cuanto a la necesaria presencia de letrinas en estos centros escolares, éstas son inexistentes en la Escuela de Primaria “Caserío San Joaquín”, lo que constantemente, y en el mejor de los casos, obliga a los alumnos a desplazarse de manera puntual a sus casas, interrumpiendo y ralentizando su respectivo rendimiento académico.

Todos estos inconvenientes no afectan, sin embargo, a la seriedad y al entusiasmo de los docentes de esta nueva escuela de La Blanca, que no sólo nos transmitieron su convencimiento de que muy pronto el centro podrá ser estructurado en dos aulas que ofrecerán la posibilidad de separar a los alumnos de primero, segundo y tercero de primaria de aquellos otros que cursan los últimos tres niveles educativos del ciclo, ya que esto únicamente depende de un mínimo incremento en el número de alumnos matriculados que se prevé posible en poco tiempo, sino que también nos hablaron de su firme intención de trabajar lo necesario para convertir a la escuela en un buen centro de enseñanza primaria que cuente con los mínimos e indispensables recursos.

Toda esta convicción y entusiasmo fue la que nos transmitieron con la intención de que dicha escuela fuera también beneficiaria de los mismos talleres de sensibilización en Patrimonio Cultural que en ese momento se estaban impartiendo en la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca”. Actualmente el Proyecto está trabajando en la coordinación y planificación de este tipo de actividades en Educación para el Desarrollo destinadas a ese centro, al tiempo que ya motivó un primer acercamiento a sus alumnos a través de una jornada didáctica que se dedicó al tema de la “Cosmovisión maya. Pasado y presente de un mismo imaginario”. Está concluyó con la distribución de una bolsa de material escolar a cada niño, con la entrega a los dos maestros del centro de un dossier de apuntes sobre patrimonio y cultura maya, en un intento de que a lo largo del curso académico 2008 hayan continuado tratando estos temas y, en consecuencia, de hacer sostenible nuestra pequeña intervención, y con la promesa de estar con ellos la próxima campaña 2008 para realizar los talleres de sensibilización en Patrimonio Cultural que fueron impartidos la temporada anterior en la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca”.

LOS PRIMEROS TALLERES DE SENSIBILIZACIÓN EN PATRIMONIO CULTURAL DEL PROYECTO LA BLANCA

El mes de octubre de 2007, coincidiendo con las fechas en las que el calendario escolar de Guatemala marcaba el inicio del periodo vacacional que concluye después de las Navidades, y días antes de que el patio central de la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca” reuniese a maestros, alumnos y padres para conmemorar el final de un nuevo curso académico, el aula de cuarto de primaria de este centro se convirtió en el espacio en el que se impartieron los tres primeros talleres de sensibilización en Patrimonio Cultural del Proyecto La Blanca. Éstos fueron diseñados de manera temática para presentarlos y desarrollarlos únicamente con los alumnos de cuarto, quinto y sexto de primaria, a petición de lo que la dirección y el claustro de maestros de la escuela consideró más conveniente tratándose de una primera experiencia piloto. En concreto, los contenidos que se trataron en cada taller fueron los siguientes:

  • La sensibilización por la conservación de los antiguos grafitos de la arquitectura de La Blanca.
  • Los usos medicinales que los habitantes de La Blanca hacen actualmente de las plantas, y más concretamente la revalorización de todo este conocimiento como una herencia prehispánica.
  • El aprovechamiento que hizo el pintor de La Blanca de los minerales del entorno para preparar los colores con los que se pintó la arquitectura monumental del asentamiento.

El preámbulo necesario al inicio de estos talleres fue una charla introductoria sobre la antigua ciudad arqueológica de La Blanca y el importante patrimonio natural, arquitectónico y artístico que en éste y otros asentamientos vecinos del Departamento de Petén todavía consigue transmitir la grandeza de la antigua civilización que aquí habitó en tiempos prehispánicos. En esta charla se describió muy especialmente a los miembros que configuraron la sociedad de sus antepasados, desde el agricultor al rey, pasando por otros múltiples colectivos, entre los que no pudieron faltar arquitectos, artistas y curanderos, ya que en los sucesivos talleres de sensibilización se hablaría de las materias primas que cada uno de estos especialistas procesaron para su respectivo trabajo, de los grafitos y pinturas murales que decoraron las estancias palaciegas de la Acrópolis de La Blanca, así como de las propiedades curativas de las savias y óleos que contienen una gran mayoría de las plantas que crecen en estas regiones del Departamento de Petén. Esta breve introducción fue suficiente para despertar el interés de los alumnos sobre los talleres que se impartirían a continuación: “Taller de materiales y técnicas pictóricas en la arquitectura de La Blanca”, “Taller de plantas medicinales prehispánicas. Usos de ayer y hoy”, y “Taller de sensibilización en la conservación de los grafitos de La Blanca”.

En el primero de estos talleres, los alumnos pudieron conocer la riqueza mineral de los suelos de La Blanca y de su entorno, de la cual procedieron todos los colores que utilizó el pintor que trabajó en éste y otros asentamientos vecinos para revestir la arquitectura, la escultura y las artes que allí fueron concebidas. Hematites (Fe2O3), óxidos de hierro hidratados o parcialmente hidratados, tales como la limonita (Fe2O3.nH2O) y la goethita (FeOOH), varias tierras rojas y ocres de diversa composición y los tradicionales blancos de cal (CaCO3) y de sílice (SiO) fueron algunos de los pigmentos rojos, anaranjados, rosáceos, amarillos, ocres y blancos que se recolectaron del cercano yacimiento del Cerro del Camalote y se trasladaron al aula para que el alumno aprendiese a identificarlos y molerlos según lo hizo el pintor prehispánico (Figura 4). Esta actividad se aprovechó para introducir varios conceptos esenciales, como los referentes al uso que antiguamente se hizo de piedras y manos de moler de basalto, granito o serpentina para moler estas materias primas, o a los otros usos que los antiguos habitantes de La Blanca hicieron del blanco de cal, al ser el carbonato de calcio la materia prima esencial del arte de la construcción y de la escultura maya.

El taller concluyó con la clasificación de los pigmentos molidos por tonalidades (Figura 5), tal y como lo hicieron los pintores prehispánicos antes de almacenarlos convenientemente en espera de su uso, y con la actividad “La vida en Petén en murales de hoy”. Para su desarrollo se pidió a los alumnos que propusieran siete temas que fueran representativos de diversos aspectos que estuviesen relacionados con la vida cotidiana en La Blanca y su entorno natural, que al fin y al cabo es el característico de todo este Departamento. Los temas propuestos fueron: los árboles, las flores, los animales, las frutas y las casas de Petén, la aldea de La Blanca y la Navidad en Petén. Cada uno de estos temas fue asignado a un grupo de 5 ó 6 niños en el que se integraron alumnos de cuarto, quinto y sexto de primaria, que se encargaron de representarlo en una cartulina de gran tamaño.

 

El resultado de la actividad fueron siete murales de gran valor, pues a través de ellos se pudo comprobar hasta qué punto continuaban estando presentes y siendo importantes en la cosmovisión y vida cotidiana de los habitantes de La Blanca muchos de los animales, flores, árboles, tradiciones y, en definitiva, muchas de las creencias y costumbres prehispánicas que actualmente se conocen gracias a la investigación arqueológica que está siendo realizada por distintos proyectos arqueológicos en este Departamento. Animales como la serpiente (la inmortalidad), árboles como la ceiba (el árbol sagrado de los mayas), flores como la orquídea y el lirio (asociada a algunos de los dioses mayas que fueron más relevantes en su panteón) y alimentos como los tamales que forman parte de su tradicional cena navideña (representados en varias de las escenas palaciegas que se plasmaron en la cerámica polícroma de época prehispánica), fueron algunas de las realidades de la fauna, de la flora y de las costumbres de Petén que quedaron reflejadas en los murales que realizaron los alumnos de cuarto, quinto y sexto de primaria de la aldea y que dieron la posibilidad de comentarlas como herencia de un pasado prehispánico que indudablemente empiezan a tener muy presente gracias, en parte, a la puesta en valor del sitio arqueológico de La Blanca, al punto de que éste fue dibujado como parte del plano de la aldea en el mural correspondiente.

Durante la exposición de los pigmentos se ofreció también una breve descripción de las sustancias aditivas orgánicas que el artista empleó para aglutinar cada uno de estos colores y poder pintar con ellos sobre cualquier superficie pictórica. Esto logró desplazar el centro del discurso del medio mineral al medio vegetal, y concretamente hacia los nombres de los árboles, plantas y flores que proveyeron al pintor de las gomas, mucílagos, resinas y aceites que se utilizaron en la pintura maya con la citada finalidad. El óleo de la Jatropha curcas L. o piñón, como se conoce en el lugar, la resina de origen copalífero del chaká (Bursera simaruba), los mucílagos de orquídea, y las gomas aditivas de especies tan familiares para ellos como el ha´bin (Piscidia piscipula), el chucum (Havardia albicans) o el pixoy (Guazuma Ulmifolia), fueron algunos de los que se mencionaron en la última parte del taller y pronto los niños comunicaron el uso medicinal que se hacía en sus casas de varias de estas savias, lo cual nos permitió enlazar con el “Taller de plantas medicinales prehispánicas. Usos de ayer y hoy”.

Lo más interesante de este taller, desde el punto de vista pedagógico, fue el intercambio de roles que se produjo entre “maestros” y alumnos, ya que éstos fueron los que asumieron todo el peso docente de la actividad. En el taller de sensibilización anterior habían adquirido información suficiente sobre el importante papel que desempeñaron como aglutinante pictórico muchas de las sustancias aditivas de propiedades curativas que contienen determinadas plantas de su entorno, y ahora les tocaba a ellos informarnos del uso medicinal de éstas y otras variedades arbóreas y florales que fuesen conocidas y utilizadas en la aldea con idéntica finalidad. Para ello, se les pidió que consultaran a sus abuelos, padres o hermanos mayores, u otros vecinos de la aldea que pudiesen aportarles nuevos conocimientos en torno al tema, y que al día siguiente trajesen una ramita de la especie sobre la que hubiesen reunido más información. El resultado de tal actividad fue un taller de sensibilización que sobresalió por su amplio dinamismo y participación, ya que la mayoría de los alumnos explicó las propiedades medicinales de la planta que traía consigo, y el modo en el que ésta debía procesarse para obtener la sustancia curativa que contenía.

Entre las especies que resultaron ser más populares en la aldea para ser utilizadas con fines medicinales destacaron el chipipín (Hamelia patens Jacq), el limoncillo (Trichilia havanensis Jacq), la pimienta (Pimienta dioca L. Merr.), el cuajilote (Parmentiera aculeata Kunth Seem), la hierba de tres puntas (Neurolaena lobata L R. Br. Ex. Cass), la hierba del cáncer (Cuphea aequipetala) y la ruda (Ruta graveolens), estando la mayoría de ellas relacionadas con otros usos alimenticios y rituales. La clasificación ordenada de todas estas plantas sirvió para preparar una pequeña exposición que sus familiares conocieron durante la clausura del curso académico 2007 (Figura 5), y que se ubicó en paralelo a las exposiciones que se derivaron de los otros dos talleres de sensibilización, las cuales se exhibieron bajo el título de “Pigmentos prehispánicos del Departamento de Petén. El caso de La Blanca” y “Dibujos de los antiguos grafitos de los palacios de La Blanca” (Figura 7).

Esta última exposición fue la actividad en la que desembocó el taller de sensibilización que le precedió, el cual cumplió con el objetivo de informar y concienciar a los alumnos sobre la importancia de documentar y conservar in situ estos delicados dibujos incisos que fueron realizados en las superficies de estuco de los interiores palaciegos de la Acrópolis de La Blanca, por constituir una fuente iconográfica de incalculable valor sobre la cosmovisión y la vida cotidiana de sus distinguidos moradores. Una vez explicadas las técnicas que los miembros del Proyecto La Blanca hemos empleado para su correcta documentación (calco en láminas de acetato y fotografiado con iluminación apropiada), se propuso a los asistentes a este taller que dibujaran algunos de los grafitos más representativos de los palacios de La Blanca, es decir, aquellos que más les había llamado la atención tanto durante su visita a las ruinas como tras las explicaciones recibidas, destacando entre los más representados las imágenes de animales, de edificios y de personajes antropomorfos (Figura 6). Finalmente, se instó a los alumnos a que comunicaran al resto de los habitantes de la aldea y su entorno la importancia que tenía preservar estas frágiles representaciones artísticas de cualquier amenaza, ya que sólo así se podría garantizar su supervivencia como legado histórico-artístico de la antigua cultura Maya. En otras palabras, este taller de sensibilización ofreció a los alumnos los conocimientos necesarios para que desde ese momento asumiesen la responsabilidad de concienciar al resto de los habitantes de la aldea y de su entorno sobre la importancia de salvaguardar este rico patrimonio del asentamiento prehispánico de La Blanca.

EPÍLOGO

El Proyecto La Blanca se plantea dos objetivos para el futuro inmediato en lo referente a la planificación y a la difusión de las actividades educativas y de los talleres de sensibilización que fueron iniciados en las dos escuelas de primaria de la aldea de La Blanca durante la pasada campaña de trabajos en el sitio: su proyección hacia otras escuelas de primaria y secundaria del Departamento de Petén y su sostenibilidad. Para abordar el primero de ellos contamos con el apoyo del Ministerio de Educación de Guatemala (MINEDUC), a través de su delegación en Flores. En cuanto al segundo de estos objetivos, somos conscientes de que la verdadera sostenibilidad de estos talleres de sensibilización en Patrimonio Cultural depende de nuestra capacidad para formar en estos temas a los que continuarán educando a los futuros alumnos de estas escuelas: sus maestros, en lo que el Proyecto La Blanca ya está trabajando con el ánimo de poder comenzar a implantar esta nueva iniciativa en la próxima campaña 2008-2009.

AGRADECIMIENTOS

Los autores de este artículo quieren agradecer a los directores, maestros y alumnos de la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca” y de la Escuela de Primaria Oficial Rural Mixta “Caserío San Joaquín” su colaboración y entusiasmo para que estos primeros talleres de sensibilización en Patrimonio Cultural pudiesen realizarse con éxito en estos centros, y su respectivo interés para que en futuras campañas continuemos ofreciéndoles esta clase de propuestas formativas. Asimismo, agradecen a los responsables de la delegación en Flores del Ministerio de Educación de Guatemala el apoyo e interés que nos manifestaron para que estos talleres de sensibilización se amplíen a las escuelas de otras zonas rurales del Departamento de Petén, así como al Centro de Cooperación para el Desarrollo de la Universidad Politécnica de Valencia, organismo financiador de esta actividad.

REFERENCIAS

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Figura 1 Alumnos de Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca” durante la sesión dedicada al

“Taller las plantas medicinales de Petén. Usos de Ayer y Hoy”

Figura 2 Vista general de la Escuela de Primaria Oficial Rural Mixta “Caserío San Joaquín”

Figura 3 Distribución de las aulas en torno al patio interior de la Escuela Rural Oficial Mixta “La Blanca”

Figura 4 Asistentes al “Taller de Pigmentos”, durante la molienda de pigmentos minerales

Figura 5 Exposición de los pigmentos molidos, clasificados por tonalidades

Figura 6 Preparación de la exposición “Plantas medicinales prehispánicas”

Figura 7 Exposición titulada “Dibujos de los antiguos grafitos de los palacios de La Blanca”

 

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