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75 El Museo Miraflores: Un punto de encuentro en Kaminaljuyu – Juan Antonio Valdés – Simposio 16, Año 2002

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Valdés, Juan Antonio

2003  El Museo Miraflores: Un punto de encuentro en Kaminaljuyu. En XVI Simposio de Investigaciones    Arqueológicas en Guatemala, 2002 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.863-870. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

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EL MUSEO MIRAFLORES:

UN PUNTO DE ENCUENTRO EN KAMINALJUYU

Juan Antonio Valdés

En Guatemala existen algunos centros arqueológicos que cuentan con su propio museo de sitio, pero es muy extraño que la ciudad Maya más importante del Altiplano no tenga el suyo. Me refiero a Kaminaljuyu, cuya importancia fue puesta en evidencia desde las primeras referencias de Fuentes y Guzmán en el siglo XVII y ratificada una y otra vez por consecutivos proyectos arqueológicos a través del último siglo, cuando la Institución Carnegie de Washington, la Universidad Estatal de Pennsylvania y varios proyectos guatemaltecos pusieron énfasis en su investigación.

Respecto a estos últimos, el Proyecto Miraflores II tuvo a su cargo la investigación de una – si no es que la última – de las grandes porciones de terreno que formaron la parte sur del antiguo Kaminaljuyu (Valdés y Hatch 1996). Este proyecto, realizado bajo la conducción del autor y de Marion Hatch entre 1994-1996, obtuvo magníficos logros en materia de recursos hidráulicos, epigrafía y cerámica, que luego de varios años de estudio nos han permitido tener otra visión de los eventos políticos y sociales de esta antigua urbe (Valdés 1997, 1998; Valdés y Kaplan 2000; Valdés y Wright s.f.; Hatch 2000).

Un punto medular en nuestro trabajo fue la participación de una restauradora de piezas arqueológicas – Lilian de Zea – desde el inicio del proyecto, poniendo gran énfasis en la protección y salvaguardia del patrimonio cultural. A ella se unieron las manos expertas de Jacinto Cifuentes (qepd), brindando una valiosa ayuda. La participación de restauradores tuvo grandes y beneficiosos resultados, porque desde el principio de las excavaciones se descubrieron piezas fragmentadas en cientos de pedazos, las cuales pudieron haberse analizado y guardado en cajas como sucede generalmente, más sin embargo, siguiendo el lineamiento de conservación, en el Proyecto Miraflores más de 150 piezas fueron cobrando vida poco a poco, en un proceso lento, pero por demás interesante de la restauración.

Los resultados tuvieron el impacto deseado sobre los socios de la empresa que financió nuestro trabajo, al percatarse que estos objetos serían depositados en el sótano del Museo Nacional de Arqueología o en una bodega del IDAEH, ya que las vasijas son monocromas y cuentan con poca decoración que les permita rivalizar con otros objetos artísticos exhibidos en los museos. Surgió entonces la idea altruista de construir un museo para Kaminaljuyu, y cooperar con la educación y la cultura de Guatemala, teniendo como base la colección de Miraflores, enriquecida por préstamos de otros museos y colecciones particulares, con piezas debidamente registradas en la Dirección General de Patrimonio Cultural.

ANTECEDENTES LEGALES DEL MUSEO MIRAFLORES

En diciembre de 1995 se pactó un convenio entre los propietarios del terreno y las autoridades del Ministerio de Cultura y Deportes para construir el Museo Miraflores. Esto fue oficializado a través del Convenio 7-95 firmado por el Lic. Iván Barrera Melgar, responsable de la cartera de Cultura en ese momento, y el Ing. Carlos Ramírez en representación de los propietarios de la empresa. En dicho documento se especifica que todos los gastos ocasionados por el diseño, construcción y administración del Museo estarían a cargo de la Empresa propietaria, mientras que el Ministerio de Cultura aportaría el terreno dentro del área declarada restricta o de reserva en la zona de Miraflores. Esta decisión fue ratificada poco después en el Acuerdo Ministerial 323-95, firmado por el mismo Ministro Barrera. Para inicios del año 2000 se dio autorización para iniciar la construcción de la obra, con la autorización del Lic. Estuardo Cuestas, entonces Ministro de Cultura y Deportes, decisión ratificada ese mismo año por la Licda. Otilia Lux de Cotí al asumir la cartera de Cultura y Deportes.

Los trabajos de construcción principiaron en septiembre del año 2000, pero previamente se debió considerar el concepto del museo, el diseño del edificio y su conjunto, así como el guión museográfico, tomando en consideración postulados básicos de los tiempos modernos, que van desde la problemática social y la diversidad hasta el desarrollo sostenible.

DISEÑO ARQUITECTÓNICO DEL MUSEO MIRAFLORES

Para lograr un adecuado desarrollo del terreno que fue investigado por el Proyecto Miraflores, se preparó un plan maestro que proyecta la realización de un lugar integral de entretenimiento y cultura que lleva por nombre “Paseo Miraflores” (Figura 1). La adecuada combinación e integración de estos dos elementos (esparcimiento y saber), es un concepto novedoso en Guatemala, pues anteriormente se trataba de eliminar los restos culturales para dar paso a la edificación de centros comerciales. El “Paseo Miraflores” estará compuesto de varios complejos comerciales, entre ellos Esquina Miraflores y Centro Comercial Galerías Miraflores, que rodean el elemento central del complejo, representado por el Museo Miraflores y los montículos del área de reserva arqueológica.

El diseño del Museo fue realizado por los arquitectos John Herrera y Alexandra DeBrigard (1999) de la firma Tejalpa Architects, mientras que la construcción y adecuación de la obra estuvo a cargo del Arq. Pelayo Llarena. El concepto general cuenta con tres áreas o espacios vitales (Figura 2):

1.        La Plaza de Entrada que funciona como un oasis para la comunidad, con vegetación, árboles, agua en movimiento, bancas y símbolos patrios. La plaza se encuentra arriba del nivel de la calle y el estacionamiento de vehículos, permitiendo que el museo mantenga su autonomía y seguridad. Con la abundante presencia de agua y vegetación se trata de reproducir algunos de los elementos focales de la cultura Maya, en donde la reproducción del canal Mirador funcionando como en la antigüedad, será el elemento focal.

2.        El Edificio del Museo, considerado por los diseñadores del proyecto con un carácter minimalista. Para ello se propusieron áreas que llenan el espíritu a través de la integración de orden, forma y espacio. Un paso primordial fue plantear el edificio como la entrada, a través de la cual se llega a la zona arqueológica. De este modo, este usa sus espacios versátiles para preparar al visitante de una forma visual e intelectual para lo que le espera al llegar a los montículos.

3.        El Jardín Arqueológico puede considerarse como el centro cultural y natural del museo, ya que incluye tres montículos debidamente conservados, senderos jardinizados, tres áreas para concentración de grupos de visitantes, sistema de sonido, lámparas de iluminación nocturna y la presencia de árboles y arbustos propios del altiplano guatemalteco. También contará con un pequeño café al aire libre.

El Museo Miraflores comprende un área total de 12, 687 m², de los cuales el edificio abarca casi 1200 m² (Figura 2). El edificio en sí está compuesto de tres volúmenes, en donde el vestíbulo (248 m²) funcionará como área social o espacio unificador entre ellos y desde donde el visitante podrá desplazarse hacia cualquier ambiente del recinto. El museo consta de una sala de exposición permanente (550m²), una sala de exposición temporal (90 m²), y el área de servicios y administración, que incluye baños, bodega de materiales, tienda y oficinas (277 m²).

Figura 1  Conjunto del Paseo Miraflores, Ciudad de Guatemala

Figura 2  Espacios del Museo Miraflores

Como recomendación para el edificio fue importante tener presente los siguientes postulados: lograr la mayor transparencia y apreciación de la zona arqueológica desde la calle, mediante una combinación de muros, rejas y setos bajos, para “invitar” e incentivar al visitante a ingresar al museo. La arquitectura del museo no debía competir nunca con la arquitectura de los montículos que se encuentran en la zona arqueológica, ni ser copia de lo prehispánico, pero que encontrara allí su respaldo y acentuación. Por lo tanto, el museo debía tener un carácter moderno pero que no se perdiera con el paso del tiempo y la moda, que sus materiales hablaran claro, con calidad en su elección y en su colocación, ya sean naturales o colados como el concreto. Los montículos y su presentación son los elementos principales para anunciar la existencia del área arqueológica y del museo. El acceso al museo tiene importancia pero no debe competir con el mismo ni con el área arqueológica. Velar por la seguridad del edificio – y las piezas exhibidas – disminuyendo al máximo el número de puertas de acceso. Esto reduce los problemas de seguridad.

CONCEPTUALIZACIÓN Y FILOSOFÍA DEL MUSEO

Desde el principio se consideró la habilitación de un museo de sitio para dar a conocer los procesos sociales y la forma de vida de los habitantes de Kaminaljuyu. Esto implica por lo tanto un concepto especial, en donde existe un planteamiento particular, tratando de explicar lo más posible en los espacios reducidos con que se cuenta. Es claro, por lo tanto, que éste no es un museo dedicado a la “cultura nacional”, sino que al igual que plantea José Enrique Ortiz (2002:70-75) para el caso de México, se enmarcan dentro del nuevo rumbo que están tomando los museos para afianzar y diversificar la oferta museística, tanto en los guiones como en las propuestas. Con esto se logran planteamientos que contemplan la especificidad temática, con la finalidad de promover discursos más completos y con perspectivas autónomas.

Como es bien conocido, los museos han tenido grandes cambios desde su creación original, cuando eran lugares de interés para un pequeño grupo de anticuarios y coleccionistas, hasta llegar a convertirse en un tipo de institución abierta y no lucrativa para público de grandes cantidades.

Partiendo del postulado que la función básica de los museos está orientado al quehacer educativo, y proveer al público las oportunidades de incrementar su experiencia y conocimiento, se ha considerado que las principales atribuciones de un museo en el siglo XXI deben caracterizarse por tres funciones específicas que son: 1) preservar, 2) estudiar y 3) comunicar (Huang 1999:19). La preservación es una actividad orientada al cuidado y protección de los objetos que forman la colección. Debe ponerse especial énfasis en la conservación de los objetos, condiciones climáticas de las salas y las bodegas, así como la temperatura e iluminación en las vitrinas.

En nuestro caso, también debe velarse por la conservación y mantenimiento de los montículos ubicados en la zona arqueológica. El “estudio” se dedica a la investigación y análisis de los datos y artefactos recuperados a través de excavación y estudios posteriores, para formar una fuente de testimonios académicos que sirva de apoyo al proceso educativo y puedan ser retransmitidos al público en su oportunidad. A partir de este estudio se logran resultados sobre procesos sociales, económicos y políticos de los antiguos pobladores. Por último, la “comunicación” implica una operación de dos vías, que se refiere al proceso de interacción entre el museo y el visitante, incluyendo la presentación de especialistas que ayuden al visitante a conocer más de cerca los objetos expuestos y los resultados de las investigaciones.

La comunicación es una fuerza muy extensa que constituye la principal función de los museos de hoy, incluyendo aquí actividades para atraer visitantes al museo (tales como publicidad y mercadeo), estudios para determinar las necesidades de los visitantes (investigación y evaluación) y reuniones para definir las necesidades intelectuales del público (educación y entretenimiento). Este objetivo sólo puede ser llevado a cabo a través de exhibiciones, conferencias, visitas guiadas y actividades diversificadas. Es preciso anotar también, que en la actualidad es clara la simbiosis que forman comunicación y educación, ya que la comunicación se utiliza como una forma para lograr la educación, mientras que la educación hace uso de la comunicación como una herramienta (libros, prensa, videos, informática), por lo que es un interesante proceso de apoyo de doble vía que no puede ni debe desligarse (Huang 1999).

EL GUIÓN MUSEOGRÁFICO

La sección museológica y museográfica está siendo coordinada por mi persona, al frente del equipo compuesto por la arqueóloga Mariana Sánchez, la arquitecta Mirela Beverini y la diseñadora Paola Beverini.

De acuerdo a la filosofía del Museo Miraflores, se consideró pertinente manejar una museología más conceptual, en donde los discursos lineales y cronológicos dan pie a las presentaciones con contenido temático y conceptual, con el fin de que este museo obtenga su identidad propia. Por lo tanto, podemos decir que el museo tiene contenido temático y la exposición se manejará de manera dirigida para guiar a los visitantes.

El tema central del museo gira alrededor del hombre de Kaminaljuyu. En vista de que el ser humano fue creador y constructor de numerosos objetos y monumentos, se consideró oportuno hacer un enfoque inicial hacia él y el medio que lo rodeaba, que permita comprender cómo eran y quiénes eran las personas que vivieron en el mismo valle donde se encuentra la ciudad de Guatemala. Tras esta introducción, el recorrido continúa con la explicación de distintas facetas de la vida de esta ciudad, incluyendo secciones sobre diversos aspectos de Kaminaljuyu los que incluyen lo arqueológico, lo ceremonial, sus habitantes, lo doméstico, sus relaciones ideológicas y económicas, concluyendo con el Kaminaljuyu actual.

Cada una de las secciones anteriores incluye divisiones según sus propias características y la información que se dispone. Por ejemplo, el aspecto arqueológico incluye información sobre los proyectos efectuados en campo y la cronología del sitio. La sección de sus habitantes muestra las características físicas, vestimenta y ornamentos que lucían. En la parte ceremonial se incluyen monumentos esculpidos, cerámica de calidad luciendo policromía y estucado, así como aspectos religiosos y mortuorios. En la sección doméstica se exhiben datos referentes a los sistemas agrícolas, los principales productos alimenticios, la función de las vasijas dedicadas a preparación de alimentos, consumo y almacenamiento. En Kaminaljuyu y sus relaciones muestran los contactos comerciales e ideológicos mantenidos con otras regiones, y en el aspecto actual y moderno del sitio se hace un llamado a conservar lo que aún queda de la antigua ciudad.

Como se explicó al inicio, la mayor parte de las piezas a exhibir provienen de las excavaciones controladas pertenecientes al acervo de la colección del Museo Miraflores, aunque también se ha firmado un acuerdo de préstamo de 53 piezas que saldrán del sótano del Museo Nacional de Arqueología, así como 26 objetos que prestará el Museo de las Culturas de la Costa Sur de la Universidad del Valle de Guatemala, y otras piezas más de Kaminaljuyu que están siendo donadas por personas particulares. Muchas de las vasijas son monocromas, por lo que este museo no será un centro de arte, sino que un lugar donde se pone particular énfasis por explicar la función de los objetos, respetando con ello la identidad propia de cada pieza.

El material ilustrativo que apoya las salas incluye fotografías, dibujos artísticos, dioramas con maniquíes, video, material interactivo, una maqueta, una réplica a escala del funcionamiento de un canal hidráulico y varias reconstrucciones arquitectónicas hechas por computadora.

Se desea que el museo sea un ente dinámico, que logre cambiar sus exposiciones con cierta periodicidad y que cuente con muestras continuas en la Sala de Exposición Temporal, abriéndose este espacio no sólo a temas arqueológicos sino a tantos y variados conceptos del patrimonio intangible, que hayan sido algunas veces relegados. De este modo, la música, la danza, los idiomas, la florística, la pintura, la gastronomía, los rituales y muchos más, tendrán un lugar abierto para ser presentados al público.

LA GESTIÓN DEL MUSEO

Un tema básico en la actualidad y que debe ser tomado en primera instancia, es el de la gestión del museo y su autofinanciamiento. En vista que el Museo Miraflores no cuenta con apoyo económico del Estado por tratarse de una entidad privada, debe buscar su propio financiamiento a través de una adecuada gestión administrativa y comercial, que le permita generar ingresos suficientes para su mantenimiento y desarrollo futuro. Diferentes formas de apoyo han sido empleadas por museos de esta índole, aplicando padrinazgos, membresías, voluntariados, etc, sistemas que también serán de utilidad en Miraflores. Se ampliarán estas formas de apoyo a través de personas y empresas amigas, creando grados de consanguinidad con el museo con la categoría de padrinos, tíos, hermanos y primos.

Para la administración de todo el conjunto de edificios del Paseo Miraflores se formó la Empresa El Amatle, que comparte tareas como el sistema de guardias de seguridad, personal de mantenimiento, servicios de agua y electricidad, limpieza de calles y la debida jardinización de todos los sectores.

La Junta Directiva velará porque se cumpla la función educativa y cultural del Museo y se ha planificado un énfasis particular por atraer al público de todas las edades y todos los sectores, tanto nacional como extranjero. En materia de escolares, se harán todos los esfuerzos por apoyar, con la colaboración de los amigos del museo, la llegada de escuelas y colegios de los poblados del interior de la República, brindando apoyo de transporte, alimentación e ingreso, según el caso lo amerite. Particular atención se dará también a las personas de la tercera edad, por lo que se han diseñado rampas de acceso y un ascensor para facilitar su desplazamiento. Ellos podrán pasar una mañana o tarde agradable en el área arqueológica aprovechando los senderos y bancas de descanso, pero principalmente de la tranquilidad y seguridad del museo.

Los horarios de atención al público están siendo estudiados, para que algunos días de la semana exista un horario nocturno hasta las 9 de la noche, lo cual permitirá que personas que laboran durante el día tengan una nueva opción cultural a conocer. Y como el desarrollo tecnológico no puede pasar inadvertido, se abrirá un sitio web sobre el museo, pero no únicamente con información de su funcionamiento, sino con grandes espacios para consultar información bibliográfica referente a Kaminaljuyu, y secciones de consulta a especialistas sobre diferentes temas relacionados con el Altiplano de Guatemala, sin importar que vayan más allá del ámbito arqueológico.

Por supuesto que todo esto implica varias etapas que se están desarrollando una tras otra, con lo que se espera mantener el dinamismo del museo mismo a través del tiempo, a partir de su apertura oficial que será la última semana del mes de octubre del 2002. Esperamos que el Museo Miraflores se convierta realmente en un punto de encuentro que satisfaga las inquietudes de los actuales habitantes del valle de Guatemala, que podrán caminar y contemplar las obras de las personas que también caminaron y corrieron en este mismo espacio de la ciudad hace dos mil años.

REFERENCIAS

Hatch, Marion Popenoe de

2000        Kaminaljuyu Miraflores II: La naturaleza del cambio político al final del Preclásico. En XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, A. C. de Suasnávar y B. Arroyo), pp.11-28. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Herrera, John y Alexandra DeBrigard

1999        Diseño Esquemático del Museo Miraflores, Guatemala City. Office for Global Architecture, Tejalpa Architects, Archivo del Museo Miraflores.

Huang, Kuang-Nan

1999        New Visions for Museums. National Museum of History, Taipei.

Ortiz Lanz, José Enrique

2002        Los Museos del INAH frente al porvenir. Arqueología Mexicana, pp.70-77. Editorial Raíces e INAH, México.

Valdés, Juan Antonio

1998        Kaminaljuyu, Guatemala: Descubrimientos recientes sobre poder y manejo hidráulico. En Memorias del Tercer Congreso Internacional de Mayistas, 1995, pp.752-770. Centro de Estudios Mayas, UNAM, México.

1997        El Proyecto Miraflores dentro del marco Preclásico de Kaminaljuyu. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.81-91. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Valdés, Juan Antonio y Jonathan Kaplan

2000        Ground-Penetrating Radar at the Maya Site of Kaminaljuyu. Journal of Field Archaeology 27 (3):329-345. Boston University.

Valdés, Juan Antonio y Marion Popenoe de Hatch

1996        Evidencias de poder y control social en Kaminaljuyu: Proyecto Arqueológico Miraflores II. En IX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1995 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo, pp.377-396. Museo Nacional de Arqueología, Guatemala.

Valdés, Juan Antonio y Lori Wright

s.f.        The Early Classic and Its Antecedents at Kaminaljuyu: A Complex Society with Complex Problems. En Understanding Early Classic Copan (editado por Ellen Bell, Marcello Canuto y Robert Sharer), Pennsylvania State University.

 

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