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35 Un diseño de investigación para El Perú-Waka: Una capital Maya Clásica en el Occidente de Petén – David Freidel y Héctor L. Escobedo – Simposio 16, Año 2002

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Freidel, David A. y Héctor L. Escobedo

2003   Un diseño de investigación para El Perú-Waka: Una capital Maya Clásica en el Occidente de Petén. En XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2002 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.391-408. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

35

UN DISEÑO DE INVESTIGACIÓN PARA EL PERÚ-WAKA’:

UNA CAPITAL MAYA CLÁSICA EN EL OCCIDENTE DE PETÉN

David A. Freidel

Héctor L. Escobedo

El Perú, llamado Waka’ en tiempos antiguos, es un centro mayor estratégicamente localizado en la ruta fluvial occidental entre los sitios del centro de Petén, tales como Tikal y Uaxactun, y los reinos de la cuenca del Usumacinta como Piedras Negras y Yaxchilan (Figura 1). La zona arqueológica ocupa una escarpa de 100 m de alto en la margen este del río San Juan, 6 km hacia el norte del río San Pedro Mártir, en el municipio de San Andrés, Petén.

Figura 1  Localización de El Perú (Waka’) en las Tierras Bajas centrales

La primera mitad del glifo emblema de esta capital no ha podido ser descifrada, pero la segunda parte se lee Wak Ajaw. En el Diccionario Maya Cordemex se dice que Wak significa “cosa enhiesta, de pie delante de otra” (Barrera Vásquez 1980:906), por lo que una traducción libre de la parte legible del glifo emblema sería: “Señor del Lugar Empinado”. A la vez, Waka posiblemente significa “agua en el lugar empinado”. Este término puede hacer referencia a una aguada de tamaño considerable ubicada sobre la escarpa y adyacente al recinto del templo principal del sitio.

Como Simon Martin ha apuntado, en la Estela 33 de El Perú el rey K’inich B’ahlam hace referencia a sus acciones en Waka’, un nombre de lugar que se refiere al palacio (Figura 2). Siguiendo el sentido que tenía el palacio para los antiguos habitantes, nos referiremos al sitio en general como Waka’ y esperamos que este se convierta en su nombre propio, en vez de El Perú, que no tiene relación directa con su historia antigua.

Figura 2  El Centro Palaciego de El Perú (Waka’), según mapa de Ian Graham y Peter Mathews

Waka’ posiblemente controló el río San Pedro en su confluencia con el río San Juan, cerca del extremo este de una alargada franja acuática de 80 kilómetros de fácil navegación. Directamente al este de Waka’, el río San Juan se ensancha hasta formar la laguneta El Perú. Se ha observado la presencia de una pequeña pirámide en la margen de este lago y es muy probable que existan otros montículos antiguos en las cercanías. La escarpa de Waka’ desciende en una serie de terrazas artificiales amplias en su sección frente a la laguneta. Por tanto, es posible que la comunidad haya utilizado este cuerpo acuoso como un puerto para canoas. Aunque esta parte del río San Juan está ahora bloqueada por cañas y árboles caídos, en la antigüedad pudo tener canales que permitían el tránsito de las canoas hasta la entrada del río San Pedro (Ronald Canter, comunicación personal 2001).

En los setenta, Ian Graham y Peter Mathews del Museo Peabody de la Universidad de Harvard, hicieron el mapa preliminar del núcleo del sitio, el cual comprende casi 1 km² de conjuntos de plaza densamente agrupados y distribuidos en dirección oeste-este, a lo largo de la parte superior de la escarpa. El mapa hecho por Graham y Mathews se extiende aproximadamente por 1.2 km en dirección este-oeste y 2 km de norte a sur (Figura 3). Dentro de esta área nuclear existe un complejo grande de plazas, acrópolis y palacios en el límite occidental, que hemos denominado informalmente como Centro Palaciego.

Figura 3  El epicentro de El Perú (Waka’), según mapa de Ian Graham y Peter Mathews

En el extremo este hay tres pirámides sobre una elevación natural, un conjunto denominado como Acrópolis del Templo (Figura 4). Hasta que se realice el nuevo mapa del sitio, los edificios y otros rasgos arquitectónicos de Waka’ serán referidos por medio de términos informales, aunque está planificado numerar los edificios, plataformas y otros rasgos a medida que estos sean registrados por el proyecto.

El tamaño del sitio y su posición geográfica sugiere que Waka’ fue un centro político y económico clave en las Tierras Bajas Mayas centrales, y su jerarquía está confirmada por textos que documentan las relaciones históricas entre su casa real y las capitales dominantes del mundo Maya Clásico: Tikal y Calakmul (Figura 5). Debido a que Waka’ aún no ha sido objeto de estudios científicos aparte del registro sistemático de sus monumentos que hizo Ian Graham, es un sitio que ofrece una oportunidad ideal para iniciar las investigaciones siguiendo un diseño arqueológico fundamentado en la historia antigua, tanto para examinar la veracidad y utilidad de la evidencia epigráfica, como para extender el conocimiento de la comunidad más allá de los temas discutidos en los textos.

Figura 4  La Acrópolis del Templo de El Perú (Waka’), según mapa de Ian Graham y Peter Mathews

Tomando en cuenta que Waka’ fue considerada por los antiguos Mayas como una importante capital política, la investigación científica arqueológica en el sitio dilucidará de manera indudable algunos rasgos importantes de la civilización Maya en la parte occidental del centro de las Tierras Bajas.

Sin embargo, Waka’ ha estado a merced de los saqueadores desde los sesenta. Poco después de su descubrimiento por una exploración petrolera, el sitio sufrió destrucción considerable, la remoción de sus monumentos esculpidos mejor conservados y daños severos en varios de sus edificios y rasgos arquitectónicos. Los saqueadores parecen haber sido relativamente inexpertos, por lo que abrieron hoyos enormes dentro de las dos pirámides del Centro Palaciego, aparentemente en una búsqueda frenética de tumbas. En dichos agujeros no hay evidencia de que los saqueadores tuviesen éxito en detectar alguna tumba, pero su presencia es una amenaza inminente a la estabilidad e integridad de la arquitectura monumental.

En una propuesta de investigación entregada al IDAEH en 1989, Robert Sharer y David Sedat de la Universidad de Pennsylvania incluyeron descripciones de los saqueos en el sitio. Esto sugiere que el daño principal ya había sido hecho antes de ese año y que los pozos y túneles excavados por los saqueadores tienen cierta estabilidad. Sin embargo, en el curso de las investigaciones de nuestro proyecto se intentará reparar los edificios dañados, con el fin de preservar la arquitectura en pie.

Figura 5  Diagrama de las relaciones de El Perú (Waka’) con otras capitales importantes de las Tierras Bajas Mayas del Sur, como Calakmul y Tikal (Martin y Grube 2000)

Pese a que hay vigilantes de IDAEH en el sitio, así como también personal de CONAP y Pro-Petén en el Parque Nacional Laguna del Tigre, la zona arqueológica es cada vez más accesible al mundo externo pues hay evidencia de saqueos menores, así como del robo reciente de varios pichones de guacamayas. A medida que se facilita el acceso a Waka’, la investigación sistemática en la zona se torna urgente para consolidar la seguridad y conservación de los rasgos arqueológicos, antes de que la depredación alcance mayores dimensiones. Además, es necesario establecer una política a largo plazo de uso del sitio que sea congruente con las metas del Parque Nacional Laguna del Tigre en términos de la conservación ecológica, así como planificar brechas apropiadas y definir los procedimientos que deben seguir los visitantes. El establecimiento de Waka’ como un sitio arqueológico abierto y estudiado proporcionará un marco de información sobre la antigua comunidad, que podrá utilizarse de manera exitosa en la enseñanza de la civilización Maya al público, contribuyendo a reforzar las metas de preservación en esta área de bosque tropical maduro como una reserva natural perpetua para la fauna y flora nativas.

ALGUNAS CONSIDERACIONES TEÓRICAS

Hace tres décadas, William Rathje (1972) propuso que el área nuclear de Petén, el centro precoz de la civilización Maya de las Tierras Bajas, tuvo vinculaciones estratégicas con las áreas periféricas circundantes, y más allá de ellas con otras zonas de Mesoamérica, por medio del comercio a larga distancia, una actividad económica vital.

Aunque desde entonces han acontecido varios cambios en cuanto al registro empírico de las Tierras Bajas, y con respecto a las teorías sobre la civilización Maya, las investigaciones de la Universidad de Vanderbilt en Cancuen están demostrando que las rutas fluviales, este, sur y oeste, fueron importantes corredores de transporte, comunicación e intercambio, vinculando al interior de Petén con el mundo externo.

Lo que hizo que tal comercio fuese vital es aún sujeto de especulación y debate. Con base en el análisis de la cerámica de los sitios de Petexbatun y de Motul de San José, Antonia Foias (1997, 2000) ha planteado que los bienes de prestigio utilizados por la élite para hacer obsequios, tributar y en la competencia por estatus, fueron producidos y distribuidos en diferentes redes inter-institucionales a partir de los bienes ordinarios requeridos por los plebeyos para la vida diaria.

Sin embargo, los trabajos recientes en Cancuen sugieren que tanto los bienes de prestigio como los ordinarios fueron producidos en los mismos talleres artesanales (Barrientos et al. 2001), lo que constituye evidencia de la integración vertical de las actividades económicas en contradicción con las concepciones generales previas de Arthur Demarest (1992:142-43; Freidel y Sabloff 1984; Freidel, Reese-Taylor y Mora Marín en prensa), más favorables a una economía política integrada verticalmente, en la cual algunos bienes preciados como cacao, jade y concha, funcionaron como una especie de moneda.

En donde existe consenso es en la idea básica de que las élites de las entidades políticas de las Tierras Bajas requirieron de materiales exóticos importados por motivaciones políticas. Por supuesto, esto implicaría que las élites de la Tierras Bajas Mayas tuvieron que pagar por tales materiales por medio de bienes deseados por sus pares de otras regiones que controlaban su extracción e intercambio. Las exportaciones de las Tierras Bajas Mayas etnohistóricamente demostrables incluyen cacao y textiles de algodón. Como David Stuart (1998) ha propuesto recientemente, siguiendo el trabajo de Stephen Houston, algunos vasos Mayas del Clásico Tardío representan la entrega de tributo en forma de fardos de 8000 cuentas de cacao. Es posible que la élite Maya consumiera la mayor parte del cacao que recibía, pero consideramos que con mayor posibilidad y de acuerdo con las prácticas documentadas de los Mayas del periodo de contacto (McAnany et al. s.f.; Freidel y Scarborough 1982), dicho tributo fue destinado al intercambio para adquirir otros bienes exóticos más lujosos.

Pese a las dificultades empíricas en el tratamiento de estos temas en el ámbito arqueológico, consideramos que las rutas de intercambio a larga distancia, en donde se movilizaban bienes dentro y fuera de Petén, deben haber sido una preocupación primordial para los gobernantes de los reinos Mayas, a medida de que negociaban las relaciones territoriales con aliados y enemigos.

La ubicación geográfica de Waka’ fue importante, pues yacía en una de las rutas más eficientes para transportar bienes al oeste del interior de Petén. El río San Pedro formó parte del corredor occidental de las rutas que ligaban a las entidades políticas de Petén con los reinos Mayas hacia el oeste o más allá de ellos, con los centros de la Costa del Golfo y las Tierras Altas de México. Esta localización estratégica envolvió a la élite de Waka’ en importantes dinámicas políticas regionales, como lo reflejan algunos fragmentos de la historia epigráfica actualmente conocida del sitio. A continuación se presentará un resumen preliminar de la historia de la dinastía real de Waka’, preparada principalmente por Stanley Guenter (s.f.), el epigrafista de nuestro proyecto.

LA HISTORIA EPIGRÁFICA DE WAKA’

Waka’ ha figurado de manera prominente en las discusiones de la historia epigráfica Maya. Durante la década de los setenta, Jeffrey Miller (1974) publicó las imágenes y textos de dos monumentos bien preservados del sitio, las Estelas 33 y 34 (Figuras 6 y 7), saqueadas y alojadas actualmente en el Museo Kimbell de Arte en Fort Worth y en el Museo de Arte de Cleveland. Ian Graham (1988) encontró fragmentos de estas estelas en Waka’, confirmando su procedencia original. Además, Graham hizo el plano del sitio y ahora está preparando la publicación de los dibujos de sus estelas e inscripciones. Sus dibujos preliminares, que han sido puestos a disposición de los epigrafistas, son la base de todas las discusiones actuales sobre la historia del sitio.

Figura 6  Estela 33 de El Perú (Waka’), según Jeffrey Miller

Figura 7  Estela 34 de El Perú (Waka’), según Jeffrey Miller

Uno de los rasgos más intrigantes de las dos estelas estudiadas por Jeffrey Miller fue la presencia de un glifo emblema distintivo denominado como Sitio Q por Peter Mathews, quien trabajó con Graham durante la década de los setenta. Mathews compiló la información de todos los ejemplos del glifo emblema del Sitio Q en varios monumentos saqueados, en un esfuerzo por determinar la localización de este sitio. Al inicio de estas discusiones, Joyce Marcus (1976) propuso que Calakmul fue la capital del Sitio Q. En 1983, Stephen Houston (comunicación personal 2002) identificó otro glifo emblema en las estelas de El Perú, el cual resultó ser el verdadero de Waka’.

El glifo emblema del Sitio Q, que se lee Kan o “serpiente”, puede ahora asignarse con cierta seguridad a Calakmul, al menos durante el periodo Clásico Tardío cuando se le menciona con mayor frecuencia en los textos de otros sitios (Martin y Grube 1996, 2000.) El lugar prominente de dicho glifo emblema en las Estelas 33 y 34 no es sorprendente, aunque el análisis más completo de los textos de dichas estelas demuestra que la familia real de Waka’ tuvo vínculos importantes con la dinastía de Calakmul en el siglo VII.

Con respecto al glifo emblema de Waka’, Simon Martin (comunicación personal 2001), ha proporcionado el resumen siguiente:

“El glifo emblema se puede deletrear de varias formas, todas ellas K’UHUL-?-NAL wa-ka-AJAW. La evidencia clara de que Waka’ es un nombre de lugar procede de la Estela 33 de El Perú, en donde se menciona que la dedicación del monumento: u-ti-(ya) TAN-na CH’E:N-na wa-ka-a, “ocurrió en (el) centro (de la) ciudad (de) Waka’. Estoy seguro de que esto nos dice que Waka’ fue el sitio mismo de El Perú. Yo he traducido ch’een “cueva/pozo/roca” como “ciudad” debido a que en este contexto actúa con seguridad como una forma abreviada de chan ch’een, “cielo cueva”, evidentemente el equivalente Maya Clásico del altepetl, un término que se refiere tanto a la ciudad como a la entidad política”.

El significado de ch’een es aún un tema de viva discusión y debate entre los epigrafistas, pero el consenso es que Waka’ es un locativo para el sitio en cuestión.

Aunque no ha sido fechada, la Estela 28 tiene un fragmento que muestra la lista de los reyes de Waka’ como lo hacían las dinastías de otros centros, y se puede inferir la existencia de 24 gobernantes hasta ese entonces. Esto implica que como en otras capitales grandes, los reyes de Waka’ conformaban una dinastía establecida a partir de un fundador.

La fecha más temprana registrada en el corpus de Waka’ es 8.16.0.0.0 (357 DC) y la última certera, sin contar con la probable fecha en el Altar de la Estela 35, es el fin de periodo 9.18.0.0.0 (790 DC) presente en la Estela 32. Entre las fechas antes mencionadas hay varios monumentos con fechas que corresponden a celebraciones de fin de periodo: 8.19.0.0.0 (416 DC), 9.4.0.0.0 (514 DC, o tal vez 9.4.10.0.0, 524 DC), 9.6.0.0.0 (554 DC), 9.11.5.0.0 (657 DC), 9.12.0.0.0 (672 DC), 9.13.0.0.0 (692 DC), 9.14.0.0.0 (711 DC), y 9.15.10.0.0 (741 DC). Existen algunas lagunas históricas significativas en el registro, por ejemplo entre 8.19.0.0.0 (419 DC) y 9.4.0.0.0 (514 DC), 9.4.0.0.0 (514 DC) y 9.11.0.0.0 (652 DC), 9.15.10.0.0 (741 DC) 9.18.0.0.0 (790 DC), pero éstas solamente pueden verificarse a través de la investigación arqueológica del sitio.

La laguna más significativa es posiblemente la de 9.15.10.0.0 (741 DC), aunque la de 9.4.0.0.0 (514 DC)-9.11.0.0.0 (652 DC) puede registrar en parte las repercusiones de la derrota de Tikal ante Calakmul y Caracol en 9.6.8.4.2 (29 de abril del 562 DC), cuando la dinastía de Waka’’ parece haber cambiado su alianza de Tikal a Calakmul.

El nombre de K’inich B’ahlam, “Gran Sol Jaguar”, fue utilizado por varios reyes de Waka’. El ejemplar más temprano está escrito en la parte posterior de un espejo redondo de mosaico de pizarra. David Mora Marín (comunicación personal 2001) fecha esta inscripción estilísticamente para el periodo Clásico Temprano. Su análisis del texto sugiere que dicho espejo actúa como un “puj”, cosa u objeto relacionado con la ciudad de Teotihuacan, siguiendo la interpretación de David Stuart (1999) de puj, “caña de hierba acuática”, como una referencia a Teotihuacan.

Un rey K’inich B’ahlam, Waka’ Ajaw, dio un puj como regalo a otro gobernante Maya llamado Chan Ahk. El deletreo de Waka’ en este texto es distinto. Sin embargo, la mayoría de epigrafistas lo aceptan como una referencia al sitio de Waka’. Stanley Guenter (2002) está de acuerdo con la lectura general de Mora Marín, pero va más lejos en su interpretación de que el espejo fue parte de la regalía militar que portaban los guerreros de Teotihuacan. Él considera a este regalo como acorde con la hipótesis de que en el siglo IV y quizá en el V, Waka’ estuvo afiliado a Teotihuacan y Tikal.

La Cuenta Larga más temprana presente en un monumento de Waka’ aparece en la Estela 15, que registra la celebración de un fin de periodo en 8.19.0.0.0 (426 DC) por un rey llamado K’inich B’ahlam. Este monumento tiene implicaciones directas en el tema de la relación de los Mayas con Teotihuacan, pues registra el “arribo” de Kalomte’ Siyaj K’ak’ en el 378 DC. David Stuart argumenta que este es el mismo Siyaj K’ak’ que ocho días más tarde llegó a Tikal para conquistar esa ciudad y establecer un nuevo orden político bajo el eje de Teotihuacan. Este evento de llegada es mencionado casi 40 años más tarde en Waka’, por lo que puede haberse consolidado una alianza a largo plazo con Teotihuacan y Tikal en el periodo Clásico Temprano. David Stuart (1999) también comparte la idea de que Waka’ fue aliado de Teotihuacan y Tikal en el siglo IV. A la luz del uso distintivo del título Kalomte’ por los gobernantes de más alto rango, y por Sijyaj K’ak’ como fue registrado en Tikal, la hipótesis de Stuart nos parece plausible y queremos examinarla aún más por medio de las investigaciones de campo en Waka’, pues evidencia de tal alianza debería detectarse en el registro arqueológico Clásico Temprano del sitio, en forma de cerámica diagnóstica estilísticamente afiliada con Teotihuacan, arquitectura talud-tablero y arte monumental.

Por otro lado, Guenter (s.f.) considera que la postura frontal del personaje de la Estela 10, junto con los trazos de un casco que porta, son evidencias de que este monumento bastante erosionado retrataba a un personaje ataviado con regalía de estilo teotihuacano. Aunque es cierto que el casco mencionado, el ko’haw en Maya antiguo, es un rasgo de la regalía teotihuacana, es difícil fechar la Estela 10 con seguridad para el periodo Clásico Temprano. Sin embargo, aunque se conoce la postura frontal de las figuras de guerreros de Teotihuacan en el arte Maya del Clásico Tardío, como en las estelas de Piedras Negras por ejemplo, el formato del casco frontal no se utiliza generalmente en Waka’ durante el mismo periodo. Todos los monumentos con fechas seguras del Clásico Tardío de Waka’ tienen simples perfiles bidimensionales y aunque la calidad de la talla con frecuencia casi llega a alcanzar la de la escultura de bulto, los personajes nunca aparecen retratados frontalmente.

Además, Guenter (2002) ha identificado otra conexión potencial en la Estela 9, en donde aparece un nombre jeroglífico que recuerda bastante el del XXII sucesor de Tikal, un señor apodado “Cráneo de Animal”, cuyo nombre tal vez se leía Waaw, cierta especie de tortuga. Este rey gobernó Tikal durante la parte final del siglo VI luego de la derrota y sacrificio de su predecesor a manos de los reyes de Caracol y Calakmul. Aunque es probable que Tikal haya sido efectivamente subordinado de Calakmul y Caracol durante el reinado de “Cráneo de Animal”, existe cierta evidencia de que sus sucesores se rebelaron contra el primero a principios del siglo VII. Por tanto, en este momento no se puede asegurar si el vínculo entre Tikal y Waka’ en el siglo VI fue una continuación de la evidencia epigráfica que documenta la alianza, o parte de la hegemonía de Calakmul.

K’inich B’ahlam gobernó la ciudad por un periodo muy prolongado, por eso lo hemos distinguido de sus otros tocayos por el término “el longevo”. En las Estelas 33 y 34, K’inich B’ahlam “el longevo” y su reina, la señora Voluta K’ab’il, celebran el fin de periodo 9.13.0.0.0 en el 695 DC. La Estela 33 además relata que K’inich B’ahlam “agarró el K’awil”, un evento normalmente asociado con la entronización, en compañía de Yuknoom Ch’een II de Calakmul, llamado Yuknoom “el grande” por Simon Martin y Nikolai Grube (2000).

Aunque este evento es anterior al fin de periodo en el 695 DC, no está claro cuando fue entronizado K’inich B’ahlam en Waka’, aunque eso ocurrió con certeza antes del 672 DC. La Estela 11 marca el final del XII K’atuun en el 672 DC y está asociado con este rey. Sin embargo, la Estela 34 obscurece el hecho de que durante este gobierno el rey de Waka’ era aliado del gobernante de Calakmul, pues su reina fue una mujer real de dicho centro, denominada Ix Kanil Ajaw, “Señora Serpiente”, quien también fue una Kaloomte’, o “señora de la guerra”. El glifo emblema de la serpiente y aparentemente el nombre de Yuknoom Ch’een, aparece en el lado derecho de la Estela 34. Kaloomte’ es el título real más alto usado por los Mayas. No hay razón para sospechar que esta princesa fuese hija de Yuknoom Ch’een II, pero el hecho de que la entronización de Yuknoom Yich’aak K’ak’, el siguiente rey de Calakmul, también se menciona en la Estela 34, sugiere que él pudo ser su hermano.

En algún tiempo entre la parte final del siglo IV y el siglo VII, Waka’ cambió de lado en las guerras de alianza de Tikal-Teotihuacan a Calakmul (Martin y Grube 1994, 2000). Las numerosas referencias al “Reino de la Serpiente” en los monumentos de El Perú que datan del siglo VII indican que el sitio cambió de alianza, aparentemente en algún tiempo durante el siglo anterior.

Guenter (s.f.) sugiere que K’inich B’ahlam y su esposa dedicaron todas las estelas en los lados norte y sur de una pirámide particular en el Centro Occidental. En el lado norte, además de las Estelas 33 y 34, la pobremente preservada Estela 35 es quizá un monumento de K’inich B’ahlam, ya que celebra el fin de periodo 9.14.0.0.0 (711 DC), con ritos supervisados por un “Señor de 4 K’atunes”. Efectivamente, K’inich B’ahlam pudo haber sido un señor de 4 K’atunes para esa fecha. Además, una cabeza de jaguar, un elemento clave del nombre de K’inich B’ahlam, aparece antes de la cláusula anterior al glifo emblema de soberanía sagrada en la sección izquierda de la estela.

En el lado izquierdo de la misma pirámide, se localizan las Estelas 11 y 12. La Estela 12 fue dedicada en el fin de periodo 9.12.0.0.0 (672 DC), por un “Señor de 2 K’atunes”, edad apropiada para K’inich B’ahlam. Además, en el tocado del rey retratado aparece una cabeza de jaguar que emerge de un círculo de “hueso golpeado” que se sabe tiene connotaciones de k’in en otros ejemplos, por lo que ésta podría ser una expresión del nombre K’inich B’ahlam.

La Estela 11 aparentemente se localizaba enfrente de la Estela 12, de la misma forma en que se enfrentaban las Estelas 33 y 34. Aparte de esto, el personaje viste un collar de cuentas grandes similar al que porta la señora Voluta K’ab’il en la Estela 34. Finalmente, en su texto hay un fragmento del glifo “oeste”, que normalmente está asociado con el título kaloomte’. Por tanto, la señora Voluta K’ab’il fue una kaloomte’, o “señora de la guerra del oeste”. Entonces, sospechamos que la misma pareja real conmemoró el XII K’atuun en el lado sur de la pirámide, y el XIII K’atuun en el lado norte de la misma.

Aunque este argumento aún debe ser sujeto de mayor documentación, K’inich B’ahlam “el longevo” y su esposa evidentemente gobernó Waka’ durante un periodo de por lo menos cuatro décadas y quizá aún más. El área adyacente a la pirámide con sus estelas arregladas en esta modalidad sugiere que dicho edificio fue de particular importancia para esta pareja real. Por tanto, hemos programado la investigación de dicha pirámide para investigar este patrón.

K’inich B’ahlam “el longevo” gobernó durante una era particularmente rica en la historia de las Tierras Bajas Mayas. Yuknoom Ch’een II “el grande” de Calakmul tuvo bajo control a varias casas reales importantes de las Tierras Bajas durante su gobierno, incluyendo a Sak Nikte’, La Corona, hacia el sur de Waka’, y Dos Pilas en el Petexbatun. En el 695 DC, apenas después de su entronización en el fin de periodo 9.13.0.0.0, Yuknoom Yich’aak K’a´, el sucesor de Yuknoom Ch’een II, fue decisivamente derrotado por Jasaw Chan K’awiil, el rey de Tikal. La entronización de Yuknoom Yich’aak K’ak’ había sido registrada en Waka’, por lo que es claro que K’inich B’ahlam, el rey local, era su aliado. ¿Qué papel, si tuvo alguno, jugó Waka’ en la guerra entre Calakmul y Tikal? Esta es una pregunta aún por responder.

Durante las primeras décadas del siglo VIII, cuando el gobierno de Calakmul intentaba recuperarse de la derrota bajo un nuevo rey, Yuknoom Tok’ K’awiil (Martin y Grube 2000), Waka’ siguió siendo un vasallo y aliado leal de Calakmul, pese a la derrota ante Tikal cerca del 731 DC. No podemos asegurar que por fin falleció K’inich B’ahlam “el longevo”, pero la Estela 27 indica que otro rey, B’ahlam Aj, tomó el poder bajo los auspicios de Calakmul cerca del 741 DC.

Dos años más tarde, el rey contemporáneo de Tikal, Yik’in Chan K’awiil, derrotó a Waka’ en un evento de “Guerra Estrella” y capturó el palanquín del señor de Waka’, un hombre llamado B’ahlam Tzam. El nombre B’ahlam Tzam puede ser una forma alternativa para referirse al mismo gobernante de Waka’, ya que tal acontecimiento ocurrió sólo dos años después del fin de periodo conmemorado por B’ahlam Aj. Se supone que dicho rey fue capturado junto con su palanquín, y probablemente sacrificado posteriormente en Tikal.

Se puede especular que después de su victoria, las fuerzas de Tikal ocasionaron los daños aún visibles en los monumentos de Waka’, además de saquear la ciudad. Esperamos investigar esta posibilidad a través de la excavación de los edificios del centro. En todo caso, tras un hiato de casi 50 años, el gobierno de Waka’ hizo un intento por recuperarse, pues la Estela 32 fue evidentemente erguida para conmemorar la finalización del XVIII K’atuun por otro rey de Waka’, quien se declaró a sí mismo como un “Señor de 3 K’atunes”.

Para finalizar, Stanley Guenter sugiere que el Altar de la Estela 38 contiene una referencia retrospectiva a K’inich B’ahlam “el longevo”. Este monumento fue dedicado en 9.18.10.8.1 (801 DC) y representa a un señor sentado dentro de un elemento tetrapartito decorado con cabezas de tortuga y garras frontales. El elemento tetrapartito generalmente se lee Ol, “lugar del corazón”, en Maya antiguo (Freidel, Schele y Parker 1993.) Guenter ha leído una parte del texto a un lado del monumento, como “en 2 Imix 4 Pop (27 de enero del 801 DC) finalizó sus 12 tunes y 3 k’atunes en el corazón de la tortuga”. Él sugiere que este texto se refiere a la fecha del entierro de K’inich B’ahlam’, en “el corazón de la tortuga”, en 9.14.18.8.1 (9 de febrero del 730 DC), porque finaliza con una serie de nominales que concluyen con el de K’inich B’ahlam y la versión completa del glifo emblema de Waka’.

Estos nombres parecen corresponder no sólo al famoso rey longevo, sino a un tocayo que celebra el reinado de su prestigioso predecesor. Este puede ser el rey que gobernaba en el 790 DC. La lectura de Guenter del Altar de la Estela 38 tiene varias implicaciones importantes. Sugiere que K’inich B’ahlam pudo ver la recuperación de algo del prestigio de Calakmul bajo el reinado de Yuknoom Took’ K’awiil, y que murió a una edad bastante avanzada. La naturaleza histórica de la última fecha sugiere que este fue un evento ritual llevado a cabo por un sucesor en el trono de Waka’, que intentó rejuvenecer el prestigio de la ciudad mencionando a su rey más famoso. Además, el texto en el Altar de la Estela 38 reduce a casi 13 años la laguna entre el reinado de K’inich B’ahlam y B’ahlam Tz’am, otro famoso rey de Waka’,. El único monumento fechado entre la supuesta muerte de K’inich B’ahlam y la referencia a B’ahlam Tz’am es la Estela 27, que celebra el fin de periodo 9.15.10.0.0 (26 de junio del 741 DC).

El contexto del Altar de la Estela 38 apoyaría la hipótesis de que el rey que comisionó este monumento estaba literalmente intentando resucitar el prestigio del gobierno en Waka’. En el 2001, una inspección superficial de la pequeña plataforma sobre la cual fue tirado el Altar de la Estela 38 en la antigüedad, ubicada en la plaza frente al palacio noroeste, mostró que tuvo una cámara interior oval que quizá se localizaba abajo de la superficie de la plataforma y tenía un techo plano de materiales perecederos.

Hay vasos pintados del periodo Clásico Tardío que muestran individuos que representan la resurrección del Dios del Maíz, quien emerge de tales plataformas. Las plataformas en estos vasos son algunas veces representadas como efigies de tortugas. Otros vasos pintados del Clásico Tardío muestran al Dios del Maíz saliendo de una grieta en el caparazón de una tortuga (Freidel, Schele y Parker 1993.) A la luz de la referencia directa a la “tierra de la tortuga” y la imagen de un señor sentado dentro de una espacio de forma tetrapartita, es posible que el rey de Waka’ representó la ceremonia de resurrección en 801 DC, para enfatizar que él era K’inich B’ahlam renacido.

En general, la historia epigráfica de Waka’ sugiere que este reino fue aliado de Tikal desde el inicio de su periodo de influencia teotihuacana en el siglo IV, cambiando de alianza de Tikal a Calakmul en el curso del siglo VII, y que este último fue subsecuentemente derrotado por Tikal en una importante guerra regional a mediados del siglo VIII. La participación de Waka’ en dichos episodios históricos mayores apoya la hipótesis de que fue una capital estratégica en las luchas regionales entre las grandes alianzas de los reinos Mayas por dominar las rutas fluviales hacia afuera de Petén durante el periodo Clásico.

La Corona, un sitio localizado hacia el norte, controlaba el acceso al río Chocop, un tributario mayor del río San Pedro, y jugó evidentemente un papel similar en la política regional como un vasallo clave de Calakmul desde el siglo VI hasta el VIII (Freidel y Guenter s.f.). Finalmente, al sur del río San Pedro en el reino de Hix Witz, investigaciones arqueológicas y reconocimientos a cargo de la misión francesa y sus colegas guatemaltecos bajo la dirección de Charlotte Arnauld (Breuil-Martínez et al. 2000; Arnauld et al. 2001), junto con los análisis epigráficos de David Stuart y otros epigrafistas, están aclarando el papel estratégico que jugó la ruta terrestre oeste en las dinámicas políticas regionales.

OBJETIVOS DE INVESTIGACIÓN

A la luz de la importancia de la historia epigráfica de Waka’, esperamos iniciar en el 2003 un programa a largo plazo de investigación y conservación en el sitio. A continuación se hará una descripción de algunos de los tópicos que investigará nuestro proyecto, así como de los objetivos más importantes de la primera temporada.

Como ya se ha mencionado, el sitio se localiza sobre una escarpa de 100 m de alto y la zona nuclear está densamente compactada alrededor de las plazas públicas que se encuentran en la vecindad del palacio principal. Este patrón de asentamiento urbano es similar al de Palenque, en Chiapas, México, que ha sido recientemente cartografiado por Ed Barnhart (2001), y a la distribución espacial de Aguateca en la región de Petexbatun en el sur de Petén, investigado por Inomata (1995, 1997). Como Barnhart e Inomata han indicado, este tipo de organización espacial es una forma bastante defensiva para una comunidad compleja, la versión de las Tierras Bajas Mayas de una capital fortificada basada en rasgos del paisaje natural.

La evidencia epigráfica y arqueológica de Palenque y Aguateca, sugiere que ambas ciudadelas fueron objeto de ataques militares en el periodo Clásico. Como se ha mencionado, hay una referencia textual de al menos un ataque mayor en Waka’, por Tikal en el 743 DC, por lo que es necesario verificar su impacto en el sitio a través de la excavación de los edificios del centro. Aparte del escombro de los edificios destruidos, seguido del abandono rápido del sitio, es probable que se detecten depósitos de terminación en algunas de las estructuras más grandes.

Por tanto, se harán algunos sondeos en áreas en donde se espera encontrar vestigios de este tipo de depósitos rituales Sin embargo, también se espera encontrar evidencia de reconstrucción después de la incursión militar, debido a que hay señales de actividad real una generación después el ataque propuesto en el 743 DC. La naturaleza y variedad de los depósitos relacionados con la guerra entre las ciudades Mayas es un asunto aún abierto a la investigación dentro de la disciplina, en el cual esperamos contribuir con nuestro trabajo en Waka’.

Se dedicará atención considerable a la excavación sistemática de las bases originales de las estelas y a la correlación de su estratigrafía con los edificios adyacentes. Puede anticiparse que aunque algunas estelas pudieron ser reubicadas en la antigüedad bastante después de ser talladas, otras más deben ser contemporáneas a su producción. También iniciaremos la conservación de los fragmentos de las estelas que aún se encuentran en el sitio. Eventualmente, se harán copias de los fragmentos para producir réplicas conjuntadas de los monumentos adyacentes a las bases originales. Dada la extensa desfiguración de los monumentos, las réplicas servirán tanto para instruir a los visitantes sobre los efectos del saqueo moderno, así como un medio para explicarles la antigua historia del sitio.

En la actualidad, los palacios son un foco notable de atención en la arqueología Maya (Inomata y Houston 2001), y en el caso del palacio de Cancuen que está siendo investigado por Tomás Barrientos del proyecto de la Universidad de Vanderbilt (Barrientos et al 2001), las actividades identificadas son directamente relevantes a la localización del sitio como un corredor extenso de transporte e intercambio (Demarest y Barrientos 2000).

El palacio principal en Waka’ fue construido sobre una plataforma elevada de tipo acrópolis que cubre aproximadamente un área de 100 por 100 m, en cuya vecindad hay varios grupos de plazas y plataformas contiguas de igual tamaño. La dimensión y elaborado diseño de estos grupos adyacentes sugieren que alojaban actividades de la élite en conexión con la administración del reino de Waka’. Por consiguiente, se tiene el propósito de iniciar excavaciones en los edificios del palacio y en otros complejos para descubrir evidencia de las actividades que allí se llevaban a cabo. Eventualmente, se espera compilar datos de excavación que sean de utilidad para el tratamiento de asuntos aún más complejos, como la organización de los grupos sociales que vivieron y trabajaron en los asentamientos urbanos compactos.

Aunque hay pirámides en el Centro Occidental de Waka’, el conjunto arquitectónico más impresionante es la Acrópolis del Templo, que se localiza en la parte este del núcleo del sitio. La Acrópolis del Templo fue construida sobre una elevación natural desde la cual se observa el resto del sitio, y por consiguiente se eleva sobre el paisaje circundante por varios kilómetros a la redonda hacia todas direcciones. La Acrópolis del Templo sostiene tres subestructuras piramidales. Las dos subestructuras mayores, a su vez, sostienen pirámides secundarias. La tercera subestructura piramidal está en un grupo de plataformas secundarias bastante saqueadas. En conjunto, este recinto de templos fue claramente designado para lograr el máximo acceso visual y el mínimo acceso físico. El acceso a la pirámide más grande y alta se hacía por medio de una calzada elevada que la conectaba con uno de los lados de la segunda pirámide. Dicha pirámide tuvo evidentemente una escalinata principal que la enlazaba con la plaza baja de la acrópolis. La pirámide menor también fue accesible desde esta plaza baja que a su vez aparentemente conectaba hacia el norte con el nivel de la superficie del terreno natural por medio de una escalinata ancha. El lado norte de la acrópolis desciende en una serie de terrazas empinadas y masivas hechas de mampostería burda.

El principal candidato como depósito de agua potable en la zona arqueológica se localiza directamente hacia el norte de la Acrópolis del Templo y adyacente a la misma. Esta aguada está actualmente en desuso, pero en el plano del sitio aparece como una especie de extensión noroeste del arroyo empinado que demarca el límite sudeste de la zona del asentamiento Si este es el caso, se espera descubrir evidencia de que dicho arroyo tuvo represas en el pasado para formar el depósito de agua en la base de la Acrópolis del Templo. Hay grupos de patio y otros edificios que circundan la aguada por todos lados. La combinación de montaña y lago es por tanto la posible producción de la modificación intencional del paisaje. La idea de una montaña acuática, temática en la religión mesoamericana, es por tanto expresada en el núcleo este de la zona del asentamiento. La denominación de Waka’, como “agua en un lugar empinado”, puede ser una referencia específica a esta parte de la comunidad, así como a su área más sagrada.

Uno de los temas principales de nuestro proyecto será la construcción y modificación del paisaje sagrado de Waka’. En particular, Michelle Rich, ha delineado una serie de hipótesis para examinarlas con el registro arqueológico de la zona este del sitio en relación con las expresiones cosmográficas de la arquitectura presente, tales como la tríada de pirámides como una representación del hogar de la creación y la tortuga grande de donde renace el Dios del Maíz.

Como Simon Martin ha hecho notar, los mascarones de las montañas zoomorfas en las que los retratos de los reyes de Waka’ están parados en varias estelas tienen deidades que emergen de sus ojos, así como algunos de los rasgos del Dios del Maíz (Martin, comunicación personal 2001). Se llevará a cabo una serie de excavaciones de sondeo en la Acrópolis del Templo para proporcionar información cronológica básica, examinar el diseño arquitectónico y el estado de preservación. A largo plazo, se espera conservar secciones de este importante complejo arquitectónico para propósitos educativos públicos. También haremos excavaciones de sondeo en las estructuras que circundan la aguada para verificar si fue un depósito de agua artificialmente modificado.

Con respecto al patrón de asentamiento de Waka’, se realizará un nuevo mapa del sitio utilizando como guía el plano preliminar que hizo Graham. Aunque el plano de Graham es bastante preciso en la localización general y cantidad de los rasgos arquitectónicos, hay varias áreas en las que no refleja lo que se observa. Por tanto, se utilizarán teodolitos EDM para mejorar la precisión del mapa, así como bancos de marca colocados con el Sistema de Identificación Global. De esta manera se generará un mapa electrónico que podrá ser revisado y corregido diariamente.

Como se ha mencionado, el centro de Waka’ es relativamente denso y compacto en cuanto a la disposición de espacios de plaza y grupos de plataforma. En este sentido, es semejante a otras ciudades escarpadas como Palenque y Aguateca. Se ha optado por designar a los edificios y otros rasgos arquitectónicos por medio de un sistema único de numeración en serie, en vez de utilizar números asociados con grupos o cuadrantes. Aunque este sistema inevitablemente generará números largos para cada estructura, se evitará la confusión de decidir a cuál cuadrante o grupo se debe asociar una estructura o rasgo, en un patrón de asentamiento densamente compacto, en donde varios rasgos se traslapan al utilizar cualquiera de tales demarcaciones espaciales arbitrarias.

En temporadas futuras se extenderá el mapa de Waka’ por medio de transectos de reconocimiento en todas direcciones. La disminución de la densidad en Palenque, por ejemplo, es bastante dramática afuera del núcleo de la zona de asentamiento (Barnhart 2001). La escarpa sobre la cual está situado el núcleo del asentamiento de Waka’ está delimitada por un arroyo profundo en su límite sureste. Sin embargo, la escarpa continúa hacia el sureste después de este rasgo y puede haber alojado una extensión de la ciudad en dirección al río San Pedro. Al oeste de la escarpa que sostiene el núcleo del asentamiento hay una zona de relieve ondulante con un área pantanosa marginal, que se inunda temporalmente a lo largo del río San Juan. Parte de esta terraza pudo incluir un pueblo menor adyacente al lago formado por el río San Juan. Hacia el norte, la escarpa disminuye gradualmente hacia la zona pantanosa. Es necesario determinar los límites del asentamiento en esta dirección, no sólo para definir si su patrón compacto es producto del relieve natural, sino también porque las parcelas de la comunidad moderna de Paso Caballos están acorralando la zona arqueológica desde el noreste, pues ya se han expandido aproximadamente a 5 km del epicentro.

En síntesis, la investigación de Waka’ es oportuna por varias razones:

1.        Debido a que es necesario completar el estudio epigráfico de sus monumentos, incluyendo su registro gráfico, lectura, análisis e interpretación.

2.        Porque el desciframiento de los textos y el análisis de la evidencia arqueológica de la ocupación del sitio contribuirá a ampliar el entendimiento de su historia en particular y de la civilización Maya en general.

3.        Para prevenir la depredación y remoción de monumentos que no han sido detectados o dañados por los saqueadores.

4.        Debido a que hay estructuras importantes en el epicentro que han sido deterioradas por los saqueadores y que requieren de pronta consolidación y restauración, para impedir su derrumbe o destrucción completa.

5.        Porque pese a que el sitio se ubica dentro del Parque Nacional Laguna del Tigre, su existencia está amenazada por la expansión de parcelas agrícolas de las comunidades colindantes de Paso Caballos y Centro Campesino. Una opción para asegurar la supervivencia de la zona arqueológica puede ser estimular el interés de las comunidades locales por su preservación y protección, a través de la implementación de un proyecto integral de desarrollo ecoturístico a largo plazo, que representaría una fuente alternativa de ingresos a sus habitantes.

En conclusión, el programa propuesto por el Proyecto Waka’ incluye la investigación y conservación de la zona arqueológica, siguiendo una estrategia diseñada a informar al público sobre la historia Maya y a demostrar que el desarrollo del sitio y la conservación de la selva tropical son metas compatibles que pueden reforzarse mutuamente para preservar una joya del rico patrimonio cultural y natural de Guatemala.

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