Categorías

69 Asentamiento y sitios sagrados en la región de Cancuen – Brent Woodfill, Matt O´Mansky y Jon Spenard – Simposio 15, Año 2001

Descargar este artículo en formato PDF

Woodfill, Brent, Matt O’Mansky y Jon Spenard

2002         Asentamiento y sitios sagrados en la región de Cancuen. En XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2001 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo), pp.794-805. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

69

ASENTAMIENTO Y SITIOS SAGRADOS

EN LA REGIÓN DE CANCUEN

Brent Woodfill

 Matt O’Mansky

Jon Spenard

El sitio arqueológico Cancuen se localiza a orillas del río Pasión (Figura 1), en los departamentos de Petén y Alta Verapaz. Toda la zona comprendida entre los sitios de Cancuen, Tres Islas y Machaquila se conoce como región del alto Pasión, y hasta hace poco era prácticamente desconocida arqueológicamente. A partir de 1999, el Proyecto Arqueológico Cancuen inició las investigaciones en esta área casi inexplorada, y desde entonces se han hecho importantes descubrimientos, lo que ha permitido reinterpretar varios aspectos de los antiguos habitantes del sur de Petén. Uno de los aspectos observados en estos estudios preliminares fue la gran cantidad de cerros cársticos y cuevas en esta región, lo que puede asociarse con la falta de arquitectura monumental de tipo ritual en la zona. Partiendo de esta característica, se pensó que gran parte de la actividad ritual de Cancuen y otros sitios en esta región pudo concentrarse en estos rasgos naturales. Durante la temporada 2001 buena parte de las investigaciones se enfocaron en la zona alrededor y fuera de Cancuen, definiéndose el Sub-Proyecto de Investigación Espeleo-Arqueológico Regional de Cancuen (CRACS).

LA REGIÓN DEL ALTO PASIÓN

Esta zona se inicia en la parte norte del río Sebol, ubicado en Alta Verapaz, el cual se une con el Arroyo Santa Isabel o Cancuen para formar el río Pasión. Por su topografía y características geográficas, la cuenca de estos ríos crea una ruta natural que fue usada en tiempos prehispánicos para unir las Tierras Bajas con las Verapaces. Esto está atestiguado por los sitios que se localizan en sus orillas, tales como Chajmaic, Sebol, y Raxruja en el área de Alta Verapaz.

Siguiendo el curso río abajo, se llega a Cancuen y varios sitios secundarios que también se ubican en la ribera del Pasión, ahora parte de Petén. Hacia el norte se localizan varios sitios cerca de la aldea El Pato hasta llegar a Tres Islas, que se asentó cerca de la confluencia con los ríos Santa Amelia y Machaquila. Río más abajo, hacia el noreste, se localiza el sitio Machaquila, y se continúa por Ceibal hasta llegar a Altar de Sacrificios y al río Usumacinta.

Como es de esperar, la mayoría de sitios se asentaron a orillas del río, ya que aprovechaban los recursos que este ofrecía. Sin embargo, como se verá más adelante, algunos sitios se asentaron tierra adentro, para explotar otro tipo de recursos.

La geología del área también es interesante y, como la mayor parte de las Tierras Bajas, es de naturaleza cárstica. Sin embargo, algunas observaciones en los estratos presentes en la orilla del río han identificado varios tipos de piedra caliza y la presencia de piedra arenisca. Algunas áreas, especialmente cerca de Tres Islas, se caracterizan por la gran abundancia de arena. Las excavaciones en la arquitectura de Cancuen también han evidenciado la presencia de por lo menos cuatro tipos de piedra caliza de diferente dureza y composición, y por lo menos un tipo de piedra arenisca de color amarillento. Por el momento no se han identificado las fuentes de donde se extrajeron estos tipos de roca.

Figura 1  Mapa de la región del alto Pasión

Debido a su cercanía con las sierras de Chinaja y Chama, así como con las Montañas Mayas, esta zona cárstica del alto Pasión presenta un relieve interesante, que se caracteriza principalmente por la presencia de cerros muy empinados y verticales, a manera de torres, que contrastan con las planicies. La vocación cárstica de la región también hace que sean muy comunes los sistemas de cuevas, que a menudo se encuentran asociados con los cerros ya mencionados.

PATRONES CRONOLÓGICOS DE LA REGIÓN

Las excavaciones e inscripciones de Cancuen indican que éste fue un centro importante durante el Clásico Tardío, pero todavía no se ha encontrado evidencia de alguna ocupación anterior. Como Federico Fahsen ha discutido en varios trabajos (Fahsen 2000; Fahsen et al. en este volumen), la dinastía de Cancuen tiene raíces que son más antiguas a la ocupación del sitio – una secuencia dinástica que se remonta al Clásico Temprano, tal como se registró en los monumentos de Tres Islas. Esto condujo al Proyecto Arqueológico Cancuen (Barrientos et al. 2001) a proponer un panorama similar al aplicado a Petexbatun (Demarest 1997), y más recientemente, a Palenque (Martin y Grube 2000). Parece que la dinastía de Cancuen, al igual que las dos regiones mencionadas, no se asentó en un solo lugar, sino se movió entre diferentes sitios. Por ahora se sabe que la dinastía de Cancuen comenzó en Tres Islas durante el Clásico Temprano. Posteriormente se trasladó a Cancuen durante el Clásico Tardío y, durante el Clásico Terminal, parece reubicarse de nuevo, esta vez en Machaquila.

EL SITIO ARQUEOLÓGICO CANCUEN

Con respecto a la arquitectura, Cancuen (Figura 2) sobresale en el corpus de la arqueología Maya. Es extraño que por su tamaño posea únicamente un solo templo pequeño, aún cuando se han definido más estructuras ceremoniales de lo que se había pensado. Las evidencias de ritual público en el epicentro de Cancuen corresponden a dos canchas de juego de pelota, y por lo menos dos plazas ceremoniales. La plaza al norte parece estar alineada con oratorios en los lados este y oeste, y se relaciona al sur con el palacio, y al norte con una plataforma modificada debajo del Grupo Norte. También hay evidencia de ritual privado en los oratorios que se ubican en los grupos de plaza residenciales y en los patios cerrados del palacio.

Es posible que el palacio tuviera un fuerte componente ritual, pero las últimas fases arquitectónicas cerraron el acceso desde las plazas al norte y este. Las altas estructuras en los límites de la acrópolis también restringieron el acceso visual a las actividades allí realizadas.

Sin embargo, para entender el ritual en Cancuen debe verse más allá del epicentro. Los habitantes de otros sitios mesoamericanos han explotado la geografía sagrada interna y externa para las actividades rituales tanto de carácter público como privado. Por ejemplo, en Puebla, México, las comunidades locales construyeron altares en las faldas del volcán Popocatepetl (Plunket y Uruñuela 1998), y la Pirámide del Sol está encima de una cueva modificada que parece haber sido la cueva de origen (Heyden 1975). El ejemplo más famoso en el área Maya es, probablemente, el Cenote Sagrado de Chichen Itza. Para la región en estudio, Tomás Barrientos ha propuesto que los habitantes de Tres Islas utilizaron con propósitos rituales las tres islas del río Pasión que aparecen durante la temporada seca, de manera similar a las tres piedras del fogón. En Cancuen también hay rasgos geográficos cercanos que han tenido significado religioso para los Mayas antiguos y modernos. En este trabajo se discutirán dos de estos: las Cuevas de Candelaria en Alta Verapaz, y algunas de las cuevas de los cerros en el suroeste de Petén.

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

Las investigaciones en estas dos áreas fueron llevadas a cabo para comprender la diferencia entre rituales públicos y privados en cuevas, y para proveer algunos datos preliminares que permitirán evaluar el potencial de las cuevas cercanas a Cancuen como lugares de actividad ritual. Dada la naturaleza del reconocimiento, la investigación utilizó una metodología simple. Se hizo un mapa lo más detallado posible debido a la escasez de tiempo y se usaron marcadores básicos para tratar de entender la naturaleza de los diferentes rituales practicados en las áreas estudiadas.

Figura 2  Mapa de Cancuen, versión 2001

DEFINICIÓN DE RITUALES PÚBLICOS Y PRIVADOS

Se utilizaron los marcadores de ritual público utilizados por James Brady (1989:404-7) en las cuevas de Naj Tunich, tres de los cuales son aplicables:

1) Vajillas policromas de “servicio” o “presentación”

2) Áreas abiertas y grandes con capacidad para albergar a bastantes personas

3) Construcción a gran escala indicando fuerza laboral superior al nivel familiar

En contraste con el ritual público, el privado tendría los siguientes marcadores:

1) Cerámica más simple

2) Espacios más pequeños, separados del resto de la cueva y su entrada

3) Construcciones menores indicando el uso por grupos pequeños de personas

Dentro de esta definición de criterios, debe ampliarse el papel de la evidencia cerámica. En Naj Tunich, la evidencia sugiere que los rituales públicos fueron parecidos a festividades mayores (McAnany 1995:31), requirieron del uso de vajillas de mayor valor que las utilizadas en rituales privados de la élite o de la gente común, que tienden a ser más simples. Esta distinción recuerda el consumo evidente que caracteriza al potlatch de los Kwakiutl. Aunque este patrón tal vez no puede ser aplicado para toda el área Maya, sí es posible aplicarlo para la región del alto Pasión. También es necesario indicar que al estudiar las actividades rituales en el área de Cancuen, también se consideró la proximidad al sitio.

LAS CUEVAS DE CANDELARIA

Las Cuevas de Candelaria fueron sujetas a dos días de reconocimiento. Estas cuevas, localizadas a 14 km al suroeste del epicentro de Cancuen, consisten de grandes túneles que se inundan en época de invierno.

Aunque es poco probable que fueran usadas diariamente por los habitantes de Cancuen, el hecho de que se puede llegar desde Cancuen en menos de un día indica que podían ser visitadas frecuentemente por la población de éste y otros sitos cercanos. En las cuevas existen zonas de penumbra con iluminación natural, debido a la presencia de grandes aberturas en el techo y paredes. Los túneles forman grandes cámaras que pudieron albergar a cientos de personas sin la ayuda de antorchas, y la presencia de bastantes cámaras laterales a 15 ó 20 m de altura que también se iluminan naturalmente, las hace ideal para llevar a cabo rituales públicos.

El sistema de las Cuevas de Candelaria es uno de los más grandes en el área Maya, y parece que fue un centro de peregrinación para los antiguos Mayas, debido a su tamaño impresionante y a la proximidad con las rutas de intercambio a larga distancia entre el Altiplano y las Tierras Bajas. El asentamiento más cercano es Raxruja Viejo, localizado a 5 km al este, y el sitio Sebol se encuentra cerca de su lado sur. En otros estudios se han examinado otras partes de las cuevas con detalle (Carot 1989), pero gran parte del sistema sigue sin explorar, a pesar de los 20 años de investigación continua de Daniel Dreux. Nuestras investigaciones se limitaron a una pequeña parte de la cueva, llamada en nuestros estudios la Cámara Lateral 1 (Figura 3). Esta parte está compuesta por dos secciones funcionalmente distintas: la Cámara Lateral 1A y la Cámara Lateral 1B. Éstas están separadas por una barrera natural de estalagmitas que se formó por un arroyo natural localizado sobre el techo. Esta barrera fue pronunciada por un muro que fue construido insertando piedras en las grietas entre las formaciones. Sin embargo, la separación intencionalmente no fue completa: ambas partes de la cámara lateral pueden ser accesibles por una ventana grande al norte.

La más simple de las dos cámaras es la Cámara Lateral 1B, es una plataforma que mira hacia el norte. Esta cámara está iluminada naturalmente por una ventana grande localizada al noreste, creando un lugar ideal para realizar rituales públicos.

Figura 3  Cueva de Candelaria, Saledizo 1

La cerámica policroma encontrada en esta parte de la cueva también apunta hacia un uso público y las modificaciones a gran escala en la recámara parecieran encajar con los criterios necesarios para actividades públicas. Los Mayas también construyeron una serie de terrazas artificiales a lo largo de la pendiente situada en la abertura de la cueva, y aunque la función exacta de estas terrazas es desconocida, el tiempo y energía necesarios para construirlas apoya el aspecto público que pudieron tener los rituales en Candelaria.

Parece que la mayoría de actividades en esta sección de la cueva fueron llevadas a cabo en la Cámara Lateral 1A, las cuales tienen criterios para componentes públicos y privados. Cerca de esta cámara lateral se encontró cerámica policroma decorada, tres navajas de obsidiana, un diente de animal taladrado, y una posible base de espejo de pirita. Al contrario de las áreas públicas visibles desde abajo, más adentro de la cámara lateral se encuentran varios rasgos naturales y artificiales que fueron el foco de actividad ritual. Hay un escondite de tres espeleotemas de color blanco. Hicieron un altar de una piedra grande con tres piedras pequeñas usadas como soportes. Círculos de piedras rodean dos columnas de estalagmitas y un fogón de tres piedras encierra a una estalagmita entre las dos columnas. Un espeleotema similar con círculos de piedras fue encontrado en la cueva de Chechem Ha, Belice, a 15 minutos al sureste de Melchor de Mencos. Esta parece ser una variación del complejo de estelas talladas en cuevas, asociado con rituales privados de la élite en ésta y otras cuevas en el valle del río Belice (Awe 1997; Awe et al. s.f.). En Candelaria este rasgo pudo haber servido como lugar de rituales privados o un aspecto privado de rituales públicos.

Las partes frontales de la cámara lateral encajan en el patrón delineado en Naj Tunich, ya que las cámaras de abajo forman un espacio suficientemente grande para albergar a cientos de personas. La parte trasera de la Cámara Lateral 1A también tiene la capacidad suficiente para albergar a un grupo grande, pero es relativamente pequeño en comparación con la cámara de abajo.

Lamentablemente, la cerámica policroma se encontró tanto en contextos públicos como privados. Sin embargo, después de platicar con los trabajadores del lugar, se supo que varios tiestos policromos que se encontraron asociados con el espacio “público” de la Cámara Lateral 1B fueron trasladados al área “privada” de la Cámara Lateral 1A, con el objeto de protegerlos de los turistas.

LA CUEVA EN LOS CERROS DE LA CAOBA

Otro rasgo geográfico importante para la población de Cancuen se encuentra en la aldea La Caoba, localizada a 7.5 km al noreste del sitio, es decir, a 4 horas de camino a pie desde el epicentro. Los cerros cársticos a manera de torres aparentan grandes pirámides naturales y se conocen como mogotes por los arqueólogos franceses y witsob´ por los Mayas Clásicos. Éstos se encuentran en el norte de Alta Verapaz y a lo largo de varios kilómetros alrededor de esta aldea, y se caracterizan por la presencia de grandes cantidades de cuevas. Una teoría para la escasez de templos en Cancuen propone que las pirámides construidas en los sitios Mayas fueron representaciones de los cerros con cuevas que albergaban a los dioses (Vogt 1965:194; Schele y Freidel 1990:72; Demarest y Barrientos 2000:322). Aunque sí existe arquitectura ceremonial en Cancuen, su poca presencia puede ser indicativa de la importancia de estos cerros (Barrientos et al. 2001), los cuales eran probablemente utilizados por los residentes de Cancuen como templos. Siendo claramente visibles desde el epicentro de Cancuen, los cerros de La Caoba aparecen en el horizonte contrastando con la planicie que les rodea. Como han sugerido Fahsen et al. (en este volumen), estos cerros incluso pueden ser mencionados en los textos jeroglíficos como el “Makanwitz”, un lugar ritual importante. El uso ritual de estos cerros por los habitantes del alto Pasión probablemente antecede y es posterior a la ocupación de Cancuen, ya que se ubica en un punto intermedio entre las tres capitales propuestas.

CRACS se dio a la tarea de investigar la aldea de La Caoba, con la intención de establecer una base para varias temporadas de exploraciones arqueológicas y espeleo-arqueológicas en la región. Trabajando con la comunidad y especialmente con los cazadores de tepezcuintle, se pudo localizar seis de los cientos de cuevas en el área y también tres sitios arqueológicos. De éstas, se registraron tres cuevas y se investigó sistemáticamente una cueva. También se empezó a documentar el sitio arqueológico La Caoba, localizado dentro de la aldea del mismo nombre y a dos horas de la fuente permanente de agua más cercana. El sitio no es tan modesto, como se evidencia por el Grupo A (Figura 4), ubicado detrás de la escuela.

Figura 4  La Caoba, Grupo A

El principal enfoque de nuestra investigación en La Caoba durante esta temporada, fue La Cueva 1 del Cerro de los Murciélagos (Figura 5), que tipifica las cuevas de la región de La Caoba. En su punto más profundo, la cueva se extiende por 60 m y tiene seis aberturas principales, cada una de las cuales es visible desde abajo, lo que crea escenarios rituales que pueden ser similares a los que se observaron en las cuevas de Candelaria y en los templos comunes a los sitios Mayas. La cantidad de entradas y el pequeño tamaño de las cuevas implican que casi toda la cueva, con excepción de tres partes, es zona de penumbra. Aunque la cueva muestra evidencia superficial de haber sido perturbada, el saqueo es inexistente, no obstante la presencia de leña en descomposición en una de las entradas que muestra uso reciente. Solamente una de las cuevas visitadas en este año mostró evidencia concreta de saqueo. Al contrario de las otras cuevas, los lugareños usan Ochoch Pek Be como una entrada al vecino valle, por lo que es atravesada por un camino bastante utilizado.

Figura 5  Cerro de los Murciélagos, Cueva 1

Después de finalizar esta temporada, podemos decir con seguridad que las cuevas de La Caoba fueron verdaderos lugares importantes para eventos rituales.

La Cueva 1 del Cerro de los Murciélagos está llena de líneas de piedra marcando espacios rituales y también presenta otras evidencias de actividad ritual como paredes y escondites. Se encontraron dos patrones distintos para el uso de la cueva: uno es el uso de líneas de piedra de un solo nivel que cortan los pasajes que conectan diferentes partes de la cueva, dividiendo así de forma simbólica los distintos espacios rituales. Las tres zonas oscuras de la cueva parecen tener un patrón distinto al de zonas de penumbra, ya que contuvieron el único escondite, posible entierro y espacio “sellado” de la cueva por un muro de 1.05 m. De hecho, cada pasaje sellado o cueva conocidos en La Caoba son oscuros y el muro que los bloquea está en la zona de penumbra o afuera de la cueva. Esto se pudo comprobar en los pasajes saqueados y resellados en Ochoch Pek Be. La Cueva 3 del Cerro de los Murciélagos, que será investigada en la temporada de campo 2002, está completamente sellada a 5 m de su ingreso.

Uno de los hallazgos más importantes de la temporada proviene de la Cueva 1: un escondite en la cámara oscura denominada “cámara hongo”, que consistió de dos vasijas-hongo que posiblemente datan del Protoclásico (Figura 6). El escondite fue encontrado sobre una formación elevada 2 m sobre el piso. Cada vasija tiene huellas de uso indicando que se pararon en su propio pedestal (Barrientos, comunicación personal 2001). Cada una tiene un patrón de textura en la cabeza del hongo, posiblemente de impresiones de maíz en forma reticular. Este tipo de vasija se encuentra en diferentes partes del área maya -Belice occidental (Awe, comunicación personal 2001), Ceibal (Sabloff 1975: 86), Altar de Sacrificios (Adams 1971: figs.13d y 14h), y El Mirador (Demarest 1984: 88)– durante del Protoclásico, y ha sido asociado con la parafernalia del juego de pelota. Se ha especulado que tales vasijas fueron usadas para hacer pelotas de hule, y seguramente se asociaron a drogas alucinógenas.

Figura 6  Escondite 1, Cerro de los Murciélagos, Cueva 1

La fecha temprana de estas vasijas indica que se les depositó mucho antes de que Cancuen fuera ocupado, pero en un rango temporal que concuerda con las fechas de otros sitios del área, probablemente con los ancestros dinásticos de Cancuen: Tres Islas. La distancia de Tres Islas a La Caoba es la misma que a Cancuen, por lo que la facilidad y frecuencia de acceso pudieron ser iguales para la población de ambos sitios. Un reconocimiento en Tres Islas llevado a cabo por Tomás Barrientos puede proveer una conexión directa entre las cuevas y el sitio arqueológico: en la recolección de superficie se encontró un tiesto de una vasija-hongo con el mismo patrón que las encontradas en La Caoba. Con suerte, futuras investigaciones podrán proveer lazos más directos entre estos dos lugares.

CONCLUSIONES

CRACS llevó a cabo investigaciones en Candelaria y La Caoba para estimar la posibilidad de que se realizaran rituales públicos y privados por parte de los habitantes y líderes de Cancuen. Después de estos estudios preliminares se determinó un potencial que va más allá de lo que se esperaba. La zona de La Caoba proporcionará una base de datos única e incomparable para estudiar los rituales en cuevas, especialmente si no hay saqueo en toda el área. Mientras las cuevas similares en los alrededores de Fray Bartolomé de las Casas y Raxruja han sido saqueadas extensivamente, las de La Caoba representan una de las pocas áreas de este tipo que permanece intacta.

Esperamos seguir investigando la región de La Caoba en los próximos años y esperamos encontrar evidencia de que el primer centro de poder del alto Pasión, Tres Islas, aprovechó la cercanía de los templos naturales de La Caoba para llevar a cabo sus rituales.

Cuando se trasladó el poder a Cancuen, y posteriormente a Machaquila, los gobernantes prefirieron continuar usando los templos naturales, creando un importante lugar ritual afuera de los respectivos epicentros. Futuras investigaciones por parte del Proyecto Arqueológico Cancuen y CRACS van a proporcionar más información sobre los rituales Mayas, ya sea en el epicentro de los sitios o en áreas periféricas como La Caoba. La ausencia de saqueos en Cancuen y La Caoba permitirá definir los diferentes patrones rituales en lugares distantes pero estrechamente relacionados.

REFERENCIAS

Adams, Richard E. W.

1971        The Ceramics of Altar de Sacrificios, Guatemala. Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.63, No.1. Harvard University, Cambridge.

Awe, Jaime

1997        Caves, Maya Archaeology and Tourism Development: A Preliminary Guide to the Management of Subterranean Sites in Belize. Manuscrito inédito en posesión del DOA.

Awe, Jaime, Cameron Griffith y Sherry Gibbs

s.f.        Stelae and Megalithinc Monuments in the Caves of Western Belize. En The Underground Maya (editado por D. Pendergast y A. Stone). En prensa.

Barrientos, Tomás, Arthur Demarest, Ronald Bishop y Federico Fahsen

2001        Redescubriendo Cancuen: Nuevos datos sobre un sitio fronterizo entre las Tierras Bajas y el Altiplano Maya. En XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.569-588. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Brady, James

1989        An Investigation of Maya Ritual Cave Use with Special Reference to Naj Tunich, Peten, Guatemala. Tesis Doctoral, University of California, Los Angeles.

Carot, Patricia

1989        Arqueología de las cuevas del norte de Alta Verapaz. Cuadernos de Estudios Guatemaltecos No.1. CEMCA, México.

Demarest, Arthur

1984        Preclassic Ceramics of El Mirador: Preliminary Results and Ongoing Analysis. Mesoamérica 5 (7). CIRMA, Antigua Guatemala.

1997        The Vanderbilt Petexbatun Regional Archaeological Project 1989-1994: Overview, History, and Major Results of a Multidisciplinary Study of the Classic Maya Collapse. Ancient Mesoamerica 8 (2): 209-228. Cambridge University Press, New York.

Demarest, Arthur y Tomás Barrientos

2000        Conclusiones de la temporada de campo de 2000, Proyecto Arqueológico Cancuen. En Proyecto Arqueológico Cancuen Informe Preliminar #2. Universidad de Vanderbilt, Nashville.

Fahsen, Federico

2000        Proyecto Epigráfico Cancuen, Informe Preliminar No. 2: La cronología de las dinastías de Cancuen y Machaquila. En Proyecto Arqueológico Cancuen Informe Preliminar #2. Universidad de Vanderbilt, Nashville.

Heyden, Doris

1975        The Cave Underneath the Pyramid of the Sun at Teotihuacan. American Antiquity 40 (2):131-147.

Kenward, Amalia

2001                Maya Cave Manipulation in the Middle Sibun Valley, Belize, C.A. Ponencia, 66 Reunión Anual, Society for American Archaeology, New Orleans.

McAnany, Patricia

1995        Living with the Ancestors: Kinship and Kingship in Ancient Maya Society. University of Texas Press, Austin.

Martin, Simon y Nikolai Grube

2000        Chronicle of the Maya Kings and Queens: Deciphering the Dynasties of the Ancient Maya. Thames and Hudson, New York.

Plunket, Patricia y Gabriela Uruñuela

1998        Appeasing the Volcano Gods. Archaeology 51 (4):36-42.

Sabloff, Jeremy A.

1975        Excavations at Seibal, Department of Peten, Guatemala: Ceramics. Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.13, No.2. Harvard University, Cambridge.

Schele, Linda y David Freidel

1990        Forest of Kings: The Untold Story of the Ancient Maya. William Morrow and Co., New York.

Vogt, Evon V.

1965        Ancient Maya and Contemporary Tzotzil Cosmology: A Comment on Some Methodological Problems. American Antiquity 30:192-5.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *