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70 Reexaminando los días finales de Copan: Nuevos datos de la fase Ejar – Kam Manahan – Simposio 13, Año 1999

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Manahan, Kam

2000        Reexaminando los días finales de Copan: Nuevos datos de la fase Ejar. En XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A.C. de Suasnávar), pp.954-959. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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REEXAMINANDO LOS DÍAS FINALES DE COPAN:

NUEVOS DATOS DE LA FASE EJAR

Kam Manahan

La naturaleza del colapso del Clásico Tardío en el sitio de Copan, Honduras, sigue generando controversias (Braswell 1992; Fash, Andrews y Manahan s.f.; Fash y Sharer 1991; Webster y Freter 1990a, 1990b; Webster, Freter y Rue 1993). Aunque la mayoría de los expertos aceptan las causas que precipitaron el colapso dinástico en el siglo IX, no se ha llegado a un consenso en relación a la duración, severidad y el impacto socio-político del colapso. El resto de los sitios Mayas de las Tierras Bajas muestran pocos vestigios del periodo Postclásico Temprano (1000-1200 DC), los que también han sido, hasta ahora, muy escasos en Copan. Antes del inicio del Proyecto Arqueológico Postclásico Copan en 1995 (Manahan 1995a, 1995b), la única evidencia consistía de unos entierros y basureros en las plazas del Grupo Principal, que fueron atribuidos a peregrinos que pasaron por allí como una ocupación endémica (Fash y Lane 1983; Gordon 1896; Longyear 1952; Stromsvik 1952). Este trabajo presenta nuevos datos significativos que demuestran la existencia de una ocupación pequeña pero discreta que se fecha para el Postclásico Temprano en la zona central del sitio. Esta identificación es la primera evidencia de una ocupación Postclásica Temprana residencial en Copan y nos ofrece una valiosa herramienta para evaluar las dos teorías principales para el colapso y abandono del sitio. También, esto ha enriquecido nuestro entendimiento de los procesos que resultaron en el abandono total de Copan.

Cada uno de los dos modelos que explica el colapso de Copan ha considerado la falta de evidencia Postclásica Temprana en forma definitiva. La explicación tradicional propuso que la escasez de hallazgos es el resultado de un colapso relativamente rápido, que dejó al valle de Copan virtualmente desprovisto de habitantes durante el siglo posterior al colapso dinástico (Fash 1983; Fash y Sharer 1991; Longyear 1952; Morley 1920; Viel 1983, 1993). Se piensa que la dinastía copaneca desapareció poco después de la inscripción jeroglífica mas reciente, fechada ahora al año 805 DC. Así, los pocos restos de la fase cerámica Ejar en el Postclásico Temprano hallado en el Grupo Principal atestiguarían la severidad del colapso dinástico. En la última década un modelo alternativo, derivado del método de fechamiento por hidratación de obsidiana, ha propuesto que la falta de evidencia cerámica Ejar muestra que el colapso dinástico precipitó no un abandonamiento rápido, sino una migración gradual fuera del sitio que duró unos 400 años. En este tiempo, la cultura material no elitista continuó casi sin cambios. Entonces, según este modelo, se cree que el periodo entre 850 y 1250 DC representó una continuación reducida de la cultura material anterior, esencialmente una extensión de la fase cerámica Coner del Clásico Tardío. Aunque se propone que la mayoría del material Coner no elitista continuó sin cambios durante el colapso dinástico y mucho después, la cerámica policromada elitista, como Copador, fue sustituida por tipos diagnósticos del Clásico Terminal y del Postclásico Temprano como Tohil Plomizo, Naranja Fino y Las Vegas Policromo (Freter 1988, 1992, 1994; Paine y Freter 1996; Sanders 1986; Webster y Freter 1990a, 1990b). Sin embargo, la sustitución de la fase Ejar por una fase Coner extendida se basó en la escasez de cerámica utilitaria para la fase Ejar, lo que significa una presunción que debe ser cuestionada.

Investigaciones recientes han descubierto una fase Postclásica Temprana bien definida que no representa solamente una población sobreviviente residual, sino un asentamiento permanente. Este pequeño poblado está ubicado 200 m al sur del centro del sitio, cerca del Juego de Pelota B, en un área de alta densidad habitacional al sur del Grupo Principal (Fash y Manahan 1997; Manahan 1996).

La evidencia de la fase Ejar demuestra un cambio radical en patrones de asentamiento, arquitectura, obtención y producción de lítica, producción cerámica e intercambio de larga distancia. Hay más similitud entre la fase Ejar y los materiales de otros sitios en El Salvador y la región central de Honduras en el Postclásico Temprano, que con la fase Coner de Copan. De esta manera, la fase Ejar puede representar, por lo menos, una reorientación de influencias foráneas y un incremento en la afinidad y contacto con sus vecinos Centroamericanos. Otra posibilidad es que la fase Ejar puede indicar el fin de la hegemonía Maya en Copan, y la evidencia de una población no local que colonizó el valle. Esta perspectiva plantea una serie de problemáticas provocativas de etnicidad e identidad que aún no se pueden contestar (Canuto y Manahan 1999).

ARQUEOLOGÍA DE LA FASE EJAR

La cantidad de datos para la ocupación Ejar corroboran la naturaleza única de las residencias y sin duda establecen la fase como una entidad que no se puede relacionar con la fase anterior Coner. El patrón de asentamiento demuestra un cambio importante en la fase Ejar, que es diferente al patrón Clásico Tardío Coner de estructuras elevadas ubicadas alrededor de un pequeño patio formal. Las estructuras Ejar son plataformas bajas, largas y aisladas, rodeadas por arquitectura fechada al Clásico Tardío. También algunas de las estructuras están ubicadas alrededor de un área grande, abierta y comunal. Este segundo patrón es exactamente igual al que se ve en sitios Postclásicos Centroamericanos tal como Las Vegas (Stone 1957), Los Naranjos (Baudez y Becquelin 1973), Cerro Palenque (Joyce 1991), Tenampúa (Stone 1957), y Quelepa (Andrews 1976).

En relación a la arquitectura, las residencias Ejar muestran un área superficial proporcionalmente grande con una mínima atención a la construcción de estructuras elevadas. Las plataformas varían de forma más o menos rectangular a casi cuadrangular, midiendo 7 x 13 m hasta 6 x 20 m. Ninguna supera los 1.50 m de altura. En comparación con la jerarquía Clásica Tardía de cinco estratos sociales, el poblado Postclásico Temprano parece ser relativamente homogéneo en forma y función. La única excepción a este patrón es la Estructura 11L-138, ubicada en el centro de la plaza delimitada por las estructuras que la rodean. Como mide solamente unos 5 x 5 m, su localización y tamaño indican que posiblemente sirvió como un altar o tal vez un recinto de linaje para los habitantes de las estructuras Ejar, aunque esta función debe ser comprobada por excavaciones. El área amplia en la superficie de las plataformas residenciales de la fase Ejar sugiere que las funciones domésticas que previamente fueron conducidas en el patio abierto durante el periodo Coner fueron trasladadas al interior de las casas durante esta fase. Además, la preferencia por plataformas grandes facilitaría la ubicación de familias de generaciones múltiples bajo el mismo techo, en lugar del patrón de la fase Coner, caracterizado por conjuntos de estructuras orientadas alrededor de un patio. Así, el patrón de asentamiento Postclásico Temprano se distingue significativamente de los patrones establecidos en el Clásico Tardío.

Los habitantes Ejar decidieron construir sus propias viviendas en lugar de modificar o reocupar la arquitectura ya existente de la fase Coner. Además del re-uso de unos cuartos de la fase Coner adentro del Grupo Principal como tumbas, no hay ninguna evidencia de cualquier modificación significativa de arquitectura Coner. En cambio, los habitantes de Ejar reciclaron extensivamente la arquitectura Coner ya abandonada, extrayendo material de construcción de las estructuras ya existentes en lugar de rehabitarlas. Entonces podemos especular que la arquitectura Coner ya estaba derrumbada o si no, que ya no era apta para habitación. Esto sugiere una discontinuidad temporal entre las dos fases.

El relleno típico de las plataformas Ejar contiene una amplia variedad de piedras cuadradas y piedras de canto rodado no modificadas, posiblemente extraídas de arquitectura cercana. En algunos casos se encuentran pedazos de piedra esculpida dentro de rellenos, y fueron traídos de estructuras del Grupo Principal fechadas para la fase Coner. Otras estructuras mostraron elementos de escultura de la fase Coner, los cuales fueron extraídos de sus contextos iconográficos originales para ser colocados dentro de las fachadas exteriores de las subestructuras. Aunque el relleno estructural contenía principalmente cerámica de la fase Coner, la construcción de estas plataformas seguramente corresponde a la fase Ejar. El fechamiento Ejar se basa en la presencia de lascas de obsidiana verde procedentes de Pachuca, y tiestos de cerámica con marcadores diagnósticos foráneos del Postclásico Temprano y tipos utilitarios de la fase Ejar. Las superestructuras ubicadas en las plataformas fueron construidas de paredes de bajareque que sostuvieron techos perecederos. También hay evidencia de que todas las estructuras excavadas fueron quemadas extensivamente en el tiempo de su abandono. El análisis de radiocarbono de tres fragmentos carbonizados de la madera de la pared de la Estructura 11L-77 dieron fechas corregidas calibradas de 975 DC, 995 DC y 1020 DC, coincidiendo perfectamente con los marcadores Postclásico Temprano presentes en el edificio.

Es interesante notar que algunos pedazos de escultura hallados en este nuevo contexto formaron originalmente parte de las fachadas de dos estructuras del conjunto residencial identificado por W. Andrews y otros como el palacio de Yax Pasah, el último gobernante de Copan. Pedazos con el motivo de un nicho, provenientes de la fachada de la Estructura 10L-41, o como el famoso pez de la residencia real 10L-32, también fueron usados como decoraciones en muros de dos estructuras Ejar. Un aspecto significativo es que el diseño del pez no está tallado en el estilo de la última fase de la Estructura 10L-32, sino de la penúltima, sugiriendo que los habitantes Ejar se dedicaron al saqueo de materiales cerca del corazón de la ciudad.

Esta hipótesis se apoya aún más por evidencia en la Acrópolis. La Estructura 10L-18, ubicada en la esquina suroeste de la Acrópolis, se cree que era el monumento funerario de Yax Pasah, aunque la tumba que contuviera sus restos fue abierta y saqueada en tiempos post-dinásticos. Coincidentemente o no, una ofrenda de seis bloques de piedra esculpida procedentes de la fachada de Estructura 10L-18 fue colocada en el centro de la Estructura 11L-77, el edificio Ejar más cercano a Juego de Pelota B. Estas piedras originalmente colocadas en la jamba noroeste de Templo 18, que incluyen la mano de Yax Pasah agarrando una cabeza sacrificada, fueron trasladadas a unos 200 m al sur de su ubicación original y colocadas en una forma organizada, pero abajo del piso del edificio. Esta acción puede interpretarse como un intento de derivar poder de piedras previamente sagradas, o sino, como un atestiguamiento del triunfo sobre un gobernante vencido. Ambos casos son debatibles, pero parece claro que los actores principales implicados en el saqueo de Templo 18 residieron en la Estructura 11L-77, ubicado a orillas del Juego de Pelota B.

Por medio de excavaciones arqueológicas se encontraron dos entierros, uno en una cripta ubicada cerca del escondite de escultura en la Estructura 11L-77, y el otro en la Estructura 11L-137. Aunque la cripta fue encontrada cerca de la superficie y estaba en muy mal estado de conservación, se pudo determinar que la persona enterrada era un adulto colocado en una posición extendida con su cabeza hacia el norte. El cuerpo fue acompañado con un collar de jade y una vasija de tipo Plomizo, ubicada cerca del cráneo. Además, una de las piedras de la pared de la cripta era una pieza de escultura reciclada, originalmente parte del Templo 18.

La tumba encontrada en el centro de la Estructura 11L-137 era un depósito bastante complicado, ya que fue abierta y saqueada en tiempos precolombinos. Fue construida principalmente de piedra cuadrada, con una piedra de pedernal y una pieza de escultura originalmente de la Estructura 10L-41. Contenía los restos de por lo menos tres individuos: probablemente dos mujeres, un niño de aproximadamente 2 años, y posiblemente un infante. Los individuos fueron enterrados con los restos de por lo menos 13 vasijas, de las cuales nueve son parcialmente reconstruibles. Las vasijas incluyeron una variedad tanto de formas utilitarias como de vasijas finas importadas. Es importante que el depósito no contenga ningún tipo de cerámica diagnóstica de la fase Coner, especialmente Copador y Surlo, que son muy comunes en entierros del Clásico Tardío.

Las vasijas utilitarias incluyen dos cántaros incisos sin engobe y dos incensarios con asas. También se encontró un incensario grande y un fragmento de un cántaro sin engobe del tipo Kan Pulido de la fase Ejar. Los tipos importados incluyen un incensario verde Plomizo y un cántaro de Las Vegas Policromo en cuyo cuello y cuerpo se encuentra una efigie zoomorfa, posiblemente un micoleón. La tumba también contenía dos platos trípodes de tipo Las Vegas Policromo.

CONCLUSIÓN

Aunque inicialmente se suponía que la existencia de esta población tan tardía hubiera apoyado la idea de una disminución demográfica más lenta como prefieren algunos expertos, no es el caso. Las residencias más tardías cuentan con material que incluye tipos utilitarios de la fase Ejar en lugar de una mezcla de cerámica utilitaria de la fase Coner y cerámica fina importada Ejar. En realidad, la evidencia sugiere que la fase Ejar se distingue de la fase Coner en su organización social. Como el modelo tradicional no pronosticó la existencia de una ocupación local durante el Postclásico Temprano, el hallazgo de tal ocupación apoya fuertemente el modelo de un colapso dinástico rápido y ultimadamente devastador. Este colapso dinástico resultó en el abandono casi total durante el siglo posterior al fin de la dinastía. Con el establecimiento de un periodo Postclásico Temprano, seguramente fechado para el 1000 DC, es imposible extender la fase Clásica Tardía Coner más allá de este punto.

Espero que este trabajo haya demostrado que la organización socio-económica, el patrón de asentimiento, el estilo de arquitectura, y la cultura material de la fase Ejar se distinguen significativamente de sus equivalentes en el Clásico Tardío. Así, se cuestiona si las fases Coner y Ejar comparten tanto continuidad temporal como continuidad socio-cultural. Con ello urge considerar, por lo menos, la posibilidad de que esta ocupación final en la historia de Copan representa un grupo de personas no Mayas ocupando un sitio previamente abandonado (Canuto y Manahan 1999).

Aunque por ahora la cuestión de etnicidad queda de forma especulativa, el patrón de abandono ya documentado para el Colapso Clásico de Copan, sugiere que el colapso dinástico se dio rápidamente y resultó en abandono total. Este modelo de colapso abrupto se ha documentado en otros centros grandes en las Tierras Bajas Mayas como Dos Pilas, Aguateca, Piedras Negras, Yaxchilan y Palenque.

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