Categorías

44 El Clásico Terminal en el Sureste del Área Maya: Una visión desde El Salvador – Rafael Cobos – Simposio 12, Año 1998

Descargar este artículo en formato PDF

Cobos, Rafael

1999        El Clásico Terminal en el Sureste del Área Maya: Una visión desde El Salvador. En XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1998 (editado por J.P. Laporte y H.L. Escobedo), pp.573-582. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

44

EL CLÁSICO TERMINAL EN EL SURESTE DEL ÁREA MAYA:

UNA VISIÓN DESDE EL SALVADOR

Rafael Cobos

El Salvador ha sido considerado como una de las fronteras de Mesoamérica por su ubicación dentro de la geografía de esta área cultural. Es más, la región por donde pasa la línea divisoria que separa a Mesomérica de Centroamérica fluctuó de acuerdo a los diferentes periodos de la prehistoria de El Salvador y, durante el lapso comprendido entre 800 y 1100/1200 DC, varios investigadores pensaban que la frontera entre Mesoamérica y Centroamérica se encontraba en el río Lempa. Por ejemplo, tanto los datos lingüísticos presentados por Lehman (1910) y Weber (1922), como los resultados de los análisis arqueológicos realizados por Lothrop (1939), Haberland (1960) y Longyear (1966), sugirieron que el centro y occidente de El Salvador presentaban fuertes nexos con Mesoamérica, en tanto que el oriente se relacionaba más bien con Centroamérica.

Sin embargo y como resultado de las diferentes investigaciones realizadas en las últimas tres décadas, se reconoce que el oriente de El Salvador también participó de los mismos procesos culturales que ocurrieron en varios puntos de Mesoamérica y no fue un área relacionada exclusivamente con el centro de Honduras, Nicaragua y otras regiones de Centroamérica. Por lo tanto, para el periodo comprendido entre 800 y 1100/1200 DC, un cuerpo substancial de datos arqueológicos apoyan interacciones y similitudes culturales entre el oriente, centro y occidente de El Salvador y la zona Maya, Costa del Golfo de México y el Altiplano Central de México.

El cuerpo de datos arqueológicos revela que durante el periodo Clásico Terminal la frontera Sureste de Mesoamérica llegaba hasta el oriente de El Salvador e incluye: el hallazgo de materiales arqueológicos diagnósticos cuyas fuentes de origen se localizan más allá de las fronteras de este país; los análisis cerámicos y el estudio de la tecnología empleada en la elaboración de piezas en obsidiana y metal reportados de varios asentamientos en El Salvador; el fechamiento de los contextos en los que se han hallado estos materiales tanto en Mesoamérica como Centroamérica. Por lo tanto, la línea divisoria entre Mesoamérica y Centroamérica para el periodo Clásico Terminal debe ubicarse en el Golfo de Fonseca y no tanto en la zona central de El Salvador.

Otros investigadores han destacado la interacción entre Mesoamérica y su frontera Sureste, especialmente cuando han estudiado los nexos culturales con Chiapas y las Tierras Altas Mayas durante los periodos Preclásico Medio y Tardío; los contactos entre Copan, el occidente de Honduras y Tierras Altas Mayas durante el Clásico Tardío; la migración y establecimiento de Aztecas en el Posclásico Tardío. Sin embargo, el objetivo del presente trabajo consiste en demostrar la interacción cultural entre Mesoamérica y su frontera Sureste, particularmente durante el periodo Clásico Terminal. Para lograr este objetivo, en la primera parte se hace una revisión de los materiales diagnósticos hallados en contextos arqueológicos en El Salvador y que se fechan entre 800 y 1100/1200 DC. En la segunda parte se destaca el papel jugado por los diferentes asentamientos de El Salvador en la interacción cultural de Mesoamérica y la frontera Sureste durante el periodo Clásico Terminal.

EL PERIODO CLÁSICO TERMINAL (800-1100/1200 DC) EN EL SALVADOR

A mediados de la década de 1920, Samuel K. Lothrop excavó en la hacienda Los Almendros y en el Cerro El Zapote. En la hacienda Los Almendros, Lothrop (1927) encontró en el mismo nivel estratigráfico alfarería Tohil Plomizo, cerámicas Maya y Nicoya Policromo y fragmentos de figurillas que representan a la deidad Tlaloc. El Cerro El Zapote fue el segundo sitio excavado por Lothrop (1927) y ahí volvió a encontrar en el mismo nivel estratigráfico cerámica Maya, alfarería Tohil Plomizo y vasijas con la imagen del dios de la lluvia o Tlaloc. Como resultado de sus trabajos, Lothrop propuso una secuencia cultural para el periodo prehispánico en El Salvador y reconoció que las culturas Maya perteneciente al periodo Clásico y Pipil fechada para el periodo Postclásico, estaban representadas por sus correspondientes alfarerías, además de que fueron contemporáneas en algún momento.

El mérito de las conclusiones de Lothrop radica en haber reconocido estratigráficamente una contemporaneidad entre las cerámicas Maya y Pipil y, a tres cuartos de siglo después de realizadas sus excavaciones en El Salvador, la secuencia cultural propuesta por Lothrop se mantiene vigente para el periodo Clásico Terminal. Además, esta secuencia ha sido enriquecida por el hallazgo de otros materiales arqueológicos reportados de varios asentamientos de El Salvador. Por ejemplo, la contemporaneidad entre las cerámicas Maya y Pipil duró hasta el siglo XII DC en Chalchuapa; el uso de cerámicas locales hasta fines del siglo X DC, sin llegar a la continuidad o presencia de alfarería Pipil, se ha documentado en San Andrés, Los Llanitos, Quelepa y Antiguo Cuscatlán; la presencia de alfarería Pipil en Cihuatán y Santa María se fecha entre 900 y 1100 ó 1200 DC. A continuación se revisa la evidencia.

CHALCHUAPA (TAZUMAL)

Los vestigios de la ocupación Clásico Terminal en Chalchuapa se observan en varios materiales arqueológicos como son el uso del talud-tablero en la Estructura B1-2 y la existencia de una plataforma redonda en la Estructura B1-8, dos esculturas que representan chacmooles, presencia de obsidiana verde procedente del centro de México y gris de la fuente de Ixtepeque, cerámicas de comercio del tipo Tohil Plomizo, Nicoya Policromo y posiblemente Naranja Fino Silho, tres piezas de tumbaga procedentes de Centroamérica consistentes en una cuenta tubular, la cabeza rota de un animal y el cuerpo entero de un segundo animal, tres hachas y tres yugos (Boggs 1943b, 1944, 1945, 1962, 1963; Fowler 1989; Sharer 1978; Sheets 1978). En el caso de la alfarería local, Sharer (1978 [3]:211) reconoció tanto «una continuidad en la tradición alfarera doméstica», así como un patrón de ocupación ininterrumpido que duró hasta el periodo Postclásico.

LOS LLANITOS

De acuerdo a lo reportado por Longyear (1944, 1966), Los Llanitos es un asentamiento que yace en el valle del río Grande de San Miguel. El asentamiento consiste en aproximadamente 10 montículos agrupados alrededor de dos plazas y un Juego de Pelota cerrado. La alfarería de Los Llanitos incluye tiestos similares a los de Quelepa pero no se reportó haber encontrado cerámicas policromas Quelepa ni Copador (Longyear 1944). Además, Los Llanitos Policromo es una cerámica muy similar a Las Vegas Policromo reportado en valle de Comayagua en la parte central de Honduras (Longyear 1966).

SAN ANDRÉS

El último momento de ocupación asociado al periodo Clásico de este sitio ocurrió entre 900 y 1000 DC (Black 1983; Boggs 1943a; Cobos 1996). Los materiales arqueológicos de San Andrés incluyen cerámica Copador, alfarería producida localmente en el centro de El Salvador representada por los grupos cerámicos Guazapa, Chilama, Gualpopa Policromo, Campana Policromo, navajas de obsidiana gris, jadeíta, pirita. Además, unos cuantos tiestos Tohil Plomizo, cinco incensarios anulares con espigas, un brasero circular y un yugo fueron hallados ya sea en la Estructura 1 o asociados a ella (Boggs 1943a; Cobos y Sheets 1997; Dimick 1941).

QUELEPA

El último momento de ocupación de Quelepa ocurrió durante la fase Lepa fechada ente los años 650 y 950 DC y la evidencia procede del Grupo Oeste. Este grupo está compuesto por una plaza rectangular, un Juego de Pelota cerrado y plataformas de varios tamaños (Andrews V 1976, 1977). Alfarería del tipo Copador Policromo, tan característica del centro y occidente de El Salvador, no se halló en Quelepa. Sin embargo, la cerámica de la fase Lepa incluye los grupos Quelepa Policromo y Los Llanitos Policromo y ambos han sido reconocidos como alfarería de comercio. Además, desde el punto de vista tipológico, Quelepa Policromo no parece ser originario del oriente de El Salvador y tampoco se relaciona a Ulúa Policromo ni a Los Llanitos Policromo. Aparentemente, la pasta fina que integra la cerámica Quelepa Policromo presenta más afinidades con la alfarería del tipo Naranja Fino hallada en las Tierras Bajas Mayas y la costa de Veracruz en el Golfo de México. Es más, tomando en cuenta la decoración, engobe y forma de las vasijas, la cerámica que integra el grupo Quelepa Policromo tiene mayor relación con la tradición cerámica de pasta fina de la costa del Golfo de México (Andrews V 1976:122; Braswell, Andrews V y Glascock 1994:176).

Otros de los hallazgos interesantes de Quelepa incluyen figurillas con ruedas, varias ocarinas, tres yugos, dos palmas, un hacha y varias piezas de obsidiana. La palma más grande «representa a un individuo de labios protuberantes, probablemente Quetzalcoatl en su aspecto de Ehecatl, dios del viento» (Andrews V 1976:169, Figura 174-180). El análisis tanto visual como de activación de neutrones de la obsidiana de Quelepa reveló que durante la fase Lepa el sitio se abasteció principalmente de obsidiana de Ixtepeque, fuente localizada en el oriente de las Tierras Altas de Guatemala (Braswell, Andrews V y Glascock 1994).

LOMA CHINA

Varios entierros se encontraron asociados a vasijas del tipo Naranja Fino Silho, Tohil Plomizo, Nicoya Policromo y obsidiana verde (Boggs 1981). El fechamiento asignado a Loma China corresponde al siglo X DC, es decir, entre 900 y 1000 DC.

El entierro principal (# 1), se halló acompañado de cuatro pequeñas placas de mosaico compuestos por turquesa, pirita, concha y jadeíta. En dos de estas placas se puede distinguir a un individuo que aparenta ser un guerrero, ya que porta «casco», «chaleco», sandalias, un escudo en una mano y en la otra mano tiene agarrada una serpiente emplumada (Boggs 1982:64; Fowler 1989:42-43).

CIHUATÁN Y SANTA MARÍA

Estos dos sitios fueron ocupados únicamente durante la fase Guazapa fechada entre 900 y 1200 DC (Bruhns 1980, 1987; Fowler 1978, 1989; Fowler y Earnest 1985; Fowler y Solís 1977; Kelley 1988). Las construcciones principales de Cihuatán y Santa María evidencian la utilización de talud-tablero en las fachadas y balaustradas de los edificios, uso de almenas, columnas, plataformas-templo con planta arquitectónica en forma de T, dos juegos de pelota cerrados. La presencia de estos rasgos tanto en Cihuatán y Santa María le sugirieron a Fowler (1995:147, ver también Fowler 1978, 1989) la presencia de un «complejo cultural» asociado con la Costa del Golfo y Altiplano Central de México.

Desde el punto de vista del asentamiento, una muestra de los nexos entre Cihuatán y el centro de México se aprecia claramente en la distribución espacial de rasgos que incluyen el Juego de Pelota, la presencia de una plataforma alargada y una estructura formada por varios cuerpos o basamentos superpuestos. Es decir, la estructura principal de Cihuatán tiene al norte una plaza y una estructura alargada de planta rectangular, esta estructura parece delimitar un espacio cerrado o pequeño patio el cual conduce, por una escalinata ubicada en su lado norte, al Juego de Pelota Norte de Cihuatán. El arreglo arquitectónico observado en Cihuatán es muy semejante a los reportado en el sitio de Cantona ubicado en la cuenca oriental de Puebla, México (García Cook y Merino 1998).

Desde el punto de vista cerámico, el complejo cerámico Guazapa está integrado principalmente por los grupos Lajas Burdo, Tamulasco Plano y García Rojo. Una característica particular del complejo cerámico Guazapa es que toda la alfarería fue elaborada localmente y es básicamente homogénea (Fowler 1989:153; Fowler y Earnest 1985:25). Sin embargo, la alfarería Lajas Burdo «forma un subcomplejo ceremonial con incensarios grandes, bicónicos con espigas y efigies modeladas a un tamaño natural, [estos] incensarios están cercanamente relacionados con aquellos de Tula» (Fowler y Earnest 1985:26).

Cerámicas Policromo Firme y Policromo Laca originarias de la zona Mixteco-Puebla en el centro de México y los tipos Tohil Plomizo y Nicoya Policromo se hallaron en Cihuatán. Por otra parte, en Santa María, excluyendo a las dos primeras, Tohil y Nicoya se hallaron en este sitio (Bruhns 1980; Fowler y Earnest 1985). Cabe destacar que no se reportó haber encontrado alfarería Naranja Fino Silho en ambos sitios. Otros materiales cerámicos hallados en Cihuatán incluyen varias piezas fragmentadas de incensarios, tapaderas que representan el rostro de Tlaloc, pequeñas estatuas efigie de jaguares sentados, figurillas con ruedas (Boggs 1972).

Los resultados del análisis por medio de fluorescencia de rayos-X practicado en 20 piezas de obsidiana de Cihuatán revelaron que 12 piezas son originarias de Ixtepeque, siete de El Chayal, una fue importada desde San Martín Jilotepeque (Fowler et al. 1987). De acuerdo a Bruhns (1980:98), las excavaciones realizadas en Cihuatán durante la década de 1970 no revelaron la presencia de obsidiana verde. La ausencia de obsidiana verde en Cihuatán es otra evidencia que relaciona a este sitio de El Salvador con Cantona, es decir, después de tres años de investigaciones efectuadas entre 1992 y 1994 en Cantona no se encontró un solo fragmento de obsidiana verde en el sitio (García Cook y Merino 1998:214).

ANTIGUO CUSCATLÁN

Un rescate arqueológico realizado en dos estructuras de este sitio reveló la presencia de vasijas Tohil Plomizo, Nicoya Policromo, incensarios estilo Mixteca-Puebla y varias navajas prismáticas de color verde (Velásquez y Hermes 1996, 1997). De acuerdo a Velásquez y Hermes (1997:254), los materiales encontrados en Antiguo Cuscatlán se fechan entre 900 y 1200 DC.

Con los datos presentados sobre los asentamientos antes mencionados se nota que durante el periodo Clásico Terminal en El Salvador llegaron materiales originarios tanto de Centroamérica como de Mesoamérica. Aquellos originarios de Centroamérica incluyen cerámica Nicoya Policromo de Costa Rica, o bien, Policromos de estilo Papagayo originarios en algún punto de Honduras (ver Healy 1988), oro y tumbaga de Costa Rica y Panamá (ver Bray 1977, 1996). Materiales propios de Mesoamérica que fueron importados a El Salvador incluyen alfarería Tohil Plomizo del occidente de Guatemala (Neff 1984; Neff y Bishop 1988), Naranja Fino de las Tierras Bajas Mayas Occidentales (Bishop 1994; Foias y Bishop 1994), incensarios tipo Mixteca-Puebla (Coggins 1984) e incensarios bicónicos con efigies modeladas del dios de la lluvia o con espigas (Andrews IV 1970; Diehl 1993), obsidiana verde de la fuente de Pachuca y gris de la fuente de Ixtepeque (Braswell 1997), jadeíta del valle del Motagua (Bishop y Lange 1993; Bishop, Sayre y Mishara 1993; Garber et al. 1993; Harlow 1993), yugos, hachas y palmas originarios aparentemente del sureste del área Maya y no tanto de Veracruz (Shook y Marquis 1996).

La revisión cronológica de los materiales arqueológicos antes mencionados revela que en algunos casos se encontraban presentes en la zona Maya desde el siglo III DC, como por ejemplo la obsidiana verde. En otros casos, materiales tales como las cerámicas Tohil Plomizo, Naranja Fino, los incensarios tipo Mixteca-Puebla, los yugos, hachas y palmas, surgieron entre 800 a 900 DC y no se les puede asociar con un grupo o grupos étnicos en particular, ya que se intercambiaron por varios puntos de la zona Maya y Mesoamérica. Por otra parte, los incensarios bicónicos con efigies modeladas del dios de la lluvia o solamente con espigas presentan estrechas semejanzas con aquellos reportados en Tula, Hidalgo, en el centro de México y en la gruta de Balamcanche en Yucatán. Estos incensarios bicónicos parecen haberse elaborado después del siglo X DC y se han encontrado en los contextos estratigráficos superiores de Quelepa y Cihuatán.

La aparición de materiales alóctonos en contextos arqueológicos fechados entre 800 y 1000 DC en El Salvador es contemporáneo total o parcialmente con tres procesos socio-culturales importantes:

1.        Asentamientos tales como San Andrés, Los Llanitos y Quelepa llegaron al final de su principal ocupación entre 900 y 1000 DC. Al momento de ocurrir este evento, San Andrés, Los Llanitos y Quelepa contaban con sus propios sistemas culturales además de que participaron de la cultura de Mesoamérica.

2.        Chalchuapa continuó ocupado hasta 1200 DC, según se infiere por la arquitectura y cerámica del sitio. Además, se ha demostrado que no hubo una invasión o llegada de nuevos pobladores a Chalchuapa, aunque se reconoce que los habitantes de Chalchuapa adoptaron ciertos elementos arquitectónicos de uso generalizado en Mesoamérica tales como el talud-tablero, plataforma circular y aparecen las esculturas del tipo Chacmool en el sitio. Al igual que San Andrés, Los Llanitos y Quelepa, Chalchuapa participó de la cultura de Mesoamérica.

3.        Cihuatán y Santa María evidenciaron un surgimiento, apogeo y colapso que duró entre 200 y 300 años. Los datos etnohistóricos, lingüísticos y arqueológicos apoyan el argumento de que Cihuatán y Santa María fueron ocupados por individuos Nahua/Pipil que emigraron desde el centro y/o Costa del Golfo de México después de 800 DC.

Los tres procesos socio-culturales que ocurrieron en El Salvador reflejan en gran medida las transformaciones y transiciones que sucedieron en otras partes de Mesoamérica después de la caída de Teotihuacan y durante el surgimiento y florecimiento de capitales regionales, particularmente después de 700 DC. Estas transformaciones y transiciones que se hacen presentes en la frontera Sureste de Mesoamérica se atribuyen tanto al desarrollo evolutivo local de varios sitios Clásicos, como por la interacción que presentaron estos sitios con regiones localizadas más allá de las fronteras de El Salvador.

Robert Sharer (1984) sugirió a principios de la década de 1980 que el aspecto económico pudo haber jugado un papel importante en las transformaciones y transiciones culturales en la frontera Sureste de Mesoamérica. Es decir, sitios de El Salvador pudieron haber funcionado como focos a lo largo de un sistema de distribución, o bien, que existieron capitales regionales las cuales controlaban el sistema de circulación y distribución de materiales. La existencia tanto de focos y las capitales regionales pudo haber sido contemporánea, aunque geográficamente excluyente.

Por ejemplo, en el caso de Quelepa, Braswell, Andrews V y Glascock (1994:188) argumentan que este sitio «pudo haber sido un enclave colonial establecido para propósitos económicos». De acuerdo a estos investigadores, la obsidiana de Quelepa formó parte de un sistema que se abasteció de la misma fuente, produjo los mismos artefactos y presentó la misma ruta de transferencia, es decir, el sistema del que formó parte Quelepa estaba muy organizado en comparación al sistema Centroamericano. El sistema Centroamericano predominó en el centro de Honduras, Nicaragua y una gran parte de Costa Rica, estaba menos organizado que el anterior, el intercambio se realizó por medio de trueque y las industria de navajas prismáticas tan característica de Mesoamérica apareció hasta después de 1000 DC (Braswell 1997:19-29; Braswell, Andrews V y Glascock 1994:189; Sheets et al. 1989).

Otro ejemplo de enclave en El Salvador pudo ser Cihuatán. Este sitio pudo haber sido establecido por Nahua/Pipiles procedentes de la región del oriente de Puebla, México, con el fin de obtener tanto productos locales como el cacao y el algodón, como otros procedentes de Centroamérica como la cerámica Nicoya Policromo, versiones regionales de esta cerámica como Papagayo Policromo y metales.

Por otro lado, es posible que Chalchuapa haya funcionado como una capital regional, la cual controló el sistema de circulación y distribución de materiales tanto Mesoamericano como Centroamericano. La posición geográfica de Chalchuapa en el Sureste de la zona Maya, occidente de El Salvador y su cercanía con la llanura costera del Pacífico debieron sin duda haber influido en el papel que jugó Chalchuapa como punto importante en el paso de productos entre Centroamérica (tumbaga, cerámica Nicoya Policromo) y Mesoamérica (obsidiana verde de Pachuca, obsidiana gris de Ixtepeque, cerámicas Tohil Plomizo y posiblemente Naranja Fino Silho, hachas y yugos).

Posiblemente San Andrés haya también funcionado como capital regional debido a su ubicación en la parte central de El Salvador. Es decir, la localización geográfica de San Andrés cerca de los ríos Sucio y Agua Caliente y dada la corta distancia que existe entre el río Lempa (al norte) y la llanura costera del Pacífico (al sur), San Andrés debió de haberse beneficiado en parte de los productos que circulaban entre el oriente y el occidente de El Salvador. Si este fue el caso, esto explicaría la presencia materiales alóctonos de El Salvador en el sitio.

Por lo tanto, durante el lapso comprendido entre 700 ó 750 DC y 1100 ó 1200 DC, El Salvador no estuvo aislado de los procesos culturales que ocurrieron en otras partes de Mesomérica. De hecho, las condiciones generadas ya sea por factores internos y/o externos, dieron como resultado el establecimiento de un sistema de focos y capitales regionales que controlaron la circulación y distribución de materiales a todo lo largo de El Salvador. La evidencia arqueológica muestra que entre 800 y 1100 ó 1200 DC, la frontera Sureste de Mesoamérica llegó hasta el Golfo de Fonseca.

REFERENCIAS

Andrews, E. Wyllys, IV

1970        Balankanche: Throne of the Tiger Priest. Middle American Research Institute, Pub.32. Tulane University, New Orleans.

Andrews, E. Wyllys, V

1976        The Archaeology of Quelepa, El Salvador. Middle American Research Institute, Pub.42. Tulane University, New Orleans.

1977        The Southeastern Periphery of Mesoamerica: A View from Eastern El Salvador. En Social Process in Maya Prehistory: Studies in Honour of Sir Eric Thompson (editado por Hammond):113-134. Academic Press, New York.

Bishop, Ronald L.

1994        Pre-Columbian Pottery: Research in the Maya Region. En Archaeometry of Pre-Columbian Sites and Artifacts (editado por D.A. Scott y P. Meyers):15-65. The Getty Conservation Institute, Los Angeles.

Bishop, Ronald L. y Frederick W. Lange

1993        Sources of Maya and Central American Jadeitites. En Precolumbian Jade, New Geological and Cultural Interpretations (editado por F.W. Lange):125-130. University of Utah Press, Salt Lake City.

Bishop, Ronald L., Edward V. Sayre y Joan Mishara

1993        Compositional and Structural Characterization of Maya and Costa Rican Jadeitites. En Precolumbian Jade, New Geological and Cultural Interpretations (F.W. Lange, ed.):30-60. University of Utah Press Salt Lake City.

Black, Kevin D.

1983        The Zapotitan Valley Archaeological Survey. Archaeology and Volcanism in Central America: The Zapotitan Valley of El Salvador (editado por P.D. Sheets):62-97. University of Texas Press, Austin.

Boggs, Stanley H.

1943a        Notas sobre las excavaciones en la hacienda San Andrés, departamento de La Libertad. Salvador. Tzunpame III (1):104-126. San Salvador.

1943b        Observaciones respecto a la importancia de Tazumal en la prehistoria Salvadoreña. Tzunpame III (1):127-133. San Salvador.

1944        Excavations in Central and Western El Salvador. Archaeological Investigations in El Salvador (editado por J.M. Longyear, III):51-72. Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.9, No.2. Harvard University, Cambridge.

1945        Informe sobre la Tercera Temporada de excavaciones en las ruinas de Tazumal. Tzunpame V (4):33-45. San Salvador.

1962        Excavations at Tazumal, El Salvador. Year Book of the American Philosophical Society, pp.488-491.

1963        Excavations at Tazumal, El Salvador. Year Book of the American Philosophical Society, pp.505-507.

1972        Figurillas con Ruedas de Cihuatán y el Oriente de El Salvador. Colección Antropología, No.3. Ministerio de Educación, San Salvador.

1981        Continuing Archaeological Work in El Salvador. Mexicon 3 (4):61.

1982        A Jadeit and Pyrites Discoidal Ornament from El Salvador. Mexicon 4 (4):64.

Braswell, Geoffrey E.

1997        El intercambio comercial entre los pueblos prehispánicos de Mesoamérica y la Gran Nicoya. Revista de la Universidad del Valle de Guatemala 7:17-29. Guatemala.

Braswell, Geoffrey E., E. Wyllys Andrews V y Michael D. Glascock

1994        The Obsidian Artifacts of Quelepa, El Salvador. Ancient Mesoamerica 5:173-192.

Bray, Warwick

1996        Maya Metalwork and its External Connections. Social Processes in Maya Prehistory. Studies in Honor of Sir J. Eric S. Thompson (editado por N. Hammond):365-403. Academic Press.

1997        Central American Influences on the Development of Maya Metallurgy. En Los Investigadores de la Cultura Maya 4:307-329. Universidad Autónoma de Campeche. Campeche.

Bruhns, Karen Olsen

1980        Cihuatan: An Early Postclassic Town of El Salvador. University of Missouri Monographs in Anthropology, No.5. Columbia, Missouri.

1987        Settlement Archaeology at Cihuatan, El Salvador: A Preliminary Report. En The Periphery of the Southeastern Classic Maya Realm (editado por G.W. Pahl):55-65. UCLA Latin American Center Publications, University of California, Los Angeles.

Cobos, Rafael

1996        The Late Classic Period in Southeastern Mesoamerica: Ethnicity and Archaeology in San Andrés, El Salvador. En VIII Palenque Round Table 1993 (editado por M. Greene Robertson):453-457. The Pre-Columbian Art Research Institute, San Francisco.

Cobos, Rafael y Payson Sheets

1997        San Andrés y Joya de Cerén. Bancasa, San Salvador, El Salvador.

Coggins, Clemency

1984        Cenote of Sacrifice: Maya Treasures from the Sacred Well at Chichen Itza. University of Texas Press, Austin.

Diehl, Richard A.

1993        The Toltec Horizon in Mesoamerica: New Perspectives on an Old Issue. En Latin American Horizons (editado por D.S. Rice):263-294. Dumbarton Oaks, Washington, D.C.

Dimick, John M.

1941        El Salvador. Carnegie Institution of Washington Year Book 40:298-300. Washington, D.C.

Earnest, Howard H., Jr. y Arthur A. Demarest

1985        The Southern Frontier as a Cultural Boundary: Differential Rates of Change in Central and Western El Salvador. En Interaction on the Southeast Mesoamerican Frontier: Prehistoric and Historical Honduras and El Salvador (editado por E.J. Robinson):215-226. BAR International Series 327. Oxford.

Fowler, William R.

1978        Problemas del periodo Postclásico en El Salvador Central. Yaxkin 2 (4):271-296. Instituto Hondureño de Antropología e Historia, Tegucigalpa.

1989 The Cultural Evolution of Ancient Nahua Civilizations. The Pipil-Nicarao of Central America. University of Oklahoma Press, Norman.

1995        El Salvador. Antiguas Civlizaciones. Banco Agrícola Comercial de El Salvador, San Salvador, El Salvador.

Fowler, William R. y Howard H. Earnest

1985        Settlement Patterns and Prehistory of the Paraiso Basin of El Salvador. Journal of Field Archaeology 12 (1): 19-32.

Fowler, William R., Jane H. Kelley, Frank Asaro, Helen V. Michel y Fred H. Stross

1987        The Chipped Stone Industry of Cihuatan and Santa María, El Salvador, and Sources of Obsidian from Cihuatan. American Antiquity 52 (1):151-160.

Fowler, William R. y E. Margarita Solís Angulo

1977        El mapa de Santa María: un sitio Postclásico de la región Cerrón Grande. Anales del Museo Nacional «David J. Guzmán» 50:13-17. San Salvador.

Garber, James F., David C. Grove, Kenneth G. Hirth y John W. Hoopes

1993        Jade Use in Portions of Mexico and Central America. En Precolumbian Jade: New Geological and Cultural Interpretations (editado por F.W. Lange):211-231. University of Utah Press Salt Lake City.

García Cook, Angel y Beatriz Leonor Merino Carrión

1998        Contona: Urbe Prehispánica en el Altiplano Central de México. Latin American Antiquity 9 (3):191-216.

Haberland, Wolfgang

1960        Ceramic Sequences in El Salvador. American Antiquity 26 (1):21-29.

Harlow, George E.

1993        Middle American Jade: Geologic and Petrologic Perspectives on Variability and Source. En Precolumbian Jade: New Geological and Cultural Interpretations, (editado por F.W. Lange):9-29. University of Utah Press, Salt Lake City.

Healy, Paul F.

1988        Greater Nicoya and Mesoamerica: Analysis of Selected Ceramics. Costa Rican Art and Archaeology (editado por F.W. Lange):293-301. University of Colorado, Boulder.

Kelley, Jane H.

1988        Cihuatan, El Salvador: A Study in Intrasite Variability. Vanderbilt University, Publications in Anthropology, No.35. Nashville.

Lehmann, W.

1910        Ergebnisse einer Forschungsreise in MittelAmerika und Mexico, 1907-1909. Zeitschrift Für Ethnologie XLII: 687-749.

Longyear, John M.

1944        Archaeological Investigations in El Salvador. Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.9, No.2. Harvard University, Cambridge.

1966        Archaeological Survey of El Salvador. En Handbook of Middle American Indians, Vol.2 (editado por R. Wauchope):132-155. University of Texas Press, Austin.

Lothrop, Samuel K.

1927        Pottery Types and their Sequence in El Salvador. Indian Notes and Monographs 1 (4):165-220. Museum of the American Indian, Heye Foundation. New York.

1939        The Southeastern Frontier of the Maya. American Anthropologist 41 (1):42-54.

Neff, Hector

1984        The Developmental History of the Plumbate Pottery Industry in the Eastern Soconusco Region, A.D. 600 through A.D. 1250. Tesis Doctoral, University of California, Santa Barbara.

Neff, Hector y Ronald L. Bishop

1988         Plumbate Origins and Development. American Antiquity 53 (3):505-522.

Sharer, Robert J.

1978        The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador. 3 Vols. University of Pennsylvania Press, Philadelphia.

1984         Lower Central America as Seen from Mesoamerica. En The Archaeology of Lower Central America (editado por F.W. Lange y D.Z. Stone):63-84. University of New Mexico Press, Albuquerque.

Sheets, Payson D.

1978        Artifacts. En The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador, Vol.2 (editado por R.J. Sharer):1-131. The University Museum, University of Pennsylvania.

Sheets, Payson, Kenneth Hirth, Frederick Lange, Fred Stross, Frank Asaro y Helen Michel

1989        Obsidian Sources and Elemental Analyses of Artifacts in Southern Mesoamerica and the Northern Intermediate Area. American Antiquity 55 (1):144-158.

Shook, Edwin M. y Elayne Marquis

1996        Secrets in Stone: Yokes, Hachas and Palmas from Southern Mesoamerica. American Philosophical Society, Memoirs Series, Vol.217. Philadelphia.

Velásquez, Juan Luis y Bernard Hermes

1996        El proceso evolutivo del centro de El Salvador: su secuencia de ocupación y relaciones. En IX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1995 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo):619-648. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

1997        Evidencias del Postclásico Temprano en el centro de El Salvador. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo):251-258. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Weber, Friedrich

1922        Zur Archaologie Salvador. Sonderdruck aus der Festschrifi Eduard Seler, Stuttgart.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *