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Laporte, Juan Pedro
1996 La cuenca del río Mopan-Belice: Una sub-región cultural de las Tierras Bajas Mayas centrales. En IX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1995 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.223-251. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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LA CUENCA DEL RÍO MOPAN-BELICE: UNA SUB-REGIÓN CULTURAL DE LAS TIERRAS BAJAS MAYAS CENTRALES
Juan Pedro Laporte
Recientemente, el proceso de investigación arqueológica en Guatemala ha llegado a zonas no tradicionales. Son ahora más usuales los trabajos efectuados en las áridas tierras del oriente, en la región de Izabal y la costa del Atlántico. Otro territorio que ha entrado ahora en juego es la sección del sur de Petén, en especial el límite con Belice.
A partir de 1987, el Atlas Arqueológico de Guatemala viene desarrollando un programa de reconocimiento en el sureste de Petén, relacionado a los actuales municipios de San Luis, Poptun y Dolores (Figura 1). Este amplio territorio, de más de 5000 km² (se aproxima a 140 km norte-sur y 40 km este-oeste), presenta varios factores de interés para la investigación del asentamiento arqueológico, principalmente la diversidad ambiental y fisiográfica, así como la prácticamente nula exploración de la cual había sido objeto.
El trazo de una ruta parcialmente nueva desde Izabal hacia el centro de Petén y los nuevos asentamientos humanos que ha traído consigo el programa de colonización promovido en las últimas décadas, hizo viable el desarrollo de un proyecto arqueológico en un área en donde las ruinas, de tamaño modesto, no son rivales de los inmensos centros del norte de Petén, como Tikal o Uaxactun, en donde, como todos sabemos, se había definido el carácter de la actividad arqueológica Maya, especialmente en Guatemala.
El Sureste de Petén consiste de varias divisiones geográficas formadas por planicies fluviales, llanuras interiores y por las Montañas Mayas, en sus vertientes oeste y norte. Muchos ríos descienden de las montañas; éstos se dividen en dos vertientes: la de los ríos Pasión y Usumacinta (ríos Cansis, Machaquila, Poxte y San Juan) y la del mar Caribe (ríos Pusilha y Mopan).
Este río nace en la zona montañosa de Dolores, se torna navegable en su parte media, ya en un ambiente de sabana húmeda y fluye hacia el noreste para confluir con el río Chiquibul, el cual también desciende de las Montañas Mayas beliceñas. Ambos caudales, junto con el río Macal (Eastern Branch), forman al río Belice. En esta ocasión se intenta conjuntar la información arqueológica asociada a esta cuenca fluvial.
Por lo tanto es claro que como sistema fluvial, el río Mopan conjunta dos sectores geográficos claramente diferenciados: montaña y sabana húmeda.
LA DEFINICIÓN TERRITORIAL Y POLÍTICA
Ahora bien y previo a detallar estos sectores, es necesario referir una cuestión metodológica de nuestro trabajo: ¿cuál es la manera en que los sitios localizados pueden ser integrados? ¿Bajo qué prisma analizamos el asentamiento en un área tan mayor?
El carácter cultural de los sitios y sus interrelaciones fue establecido mediante resultados de excavación, por un lado y por la aplicación de métodos de análisis espacial, por otro. De esta manera, comenzó a surgir un paisaje social bastante distinto al planteado para el norte de Petén.
Esta imagen es la de una serie de asentamientos, relativamente pequeños y redundantes en cuanto a composición, con territorialidad equivalente (Figura 2). Cada uno de éstos se caracteriza por una estructura análoga de lugar central (Ball 1993), con otros centros cercanos aún más pequeños, los cuales tienen una composición similar a aquellos.
Es importante resaltar que el estrecho acercamiento que ha traído consigo el ver a Petén solamente desde Tikal o El Mirador, obliga a quienes trabajamos en zonas con una cultura material menos espectacular, a declarar que éstas últimas no jugaron un papel principal dentro de las Tierras Bajas, aunque mantuvieran en forma constante un papel secundario, aún sabiendo que la historia de la interrelación entre grandes y pequeños fue una cuestión mucho más compleja que lo sugerido por la visión expansionista y unilateral que impulsa el mega-centrismo.
La multiplicidad de centros arqueológicos en la zona de Dolores ha permitido efectuar un análisis sobre las relaciones políticas y el grado de interdependencia entre ellos (Figura 1). Para ello, el concepto tradicional que considera la presencia de centros regionales mayores ha sido abandonado para favorecer la existencia de sectores con una cohesión interna enfocada hacia numerosos centros (Leventhal 1992; Laporte y Morales 1994), concepto que es de mucha utilidad en las áreas consideradas como periféricas a los núcleos de desarrollo primigenio, es decir aquellas fuera del norte de Petén, del río Pasión y del norte de Belice.
Es evidente que la solución está en proponer una distinta regionalización para las Tierras Bajas Centrales, una que valore las características singulares de cada sector. Ya anteriormente se había considerado que los restos arqueológicos del valle del río Belice eran de tipo periférico respecto de los centros principales (Willey et al. 1965:561), un enunciado que permeó profundamente en la interpretación geográfica y política de las Tierras Bajas Centrales. No obstante, es claro que esta apreciación fue el resultado de que los estudios sobre patrón de asentamiento tuvieron que ver más bien con la organización interna que con la definición territorial de los centros en sí.
En el caso de la cuenca del río Mopan, nuestro modelo intenta construir unidades socio-políticas, compuestas por segmentos interdependientes, cuyo gobierno pudo ser individual. Fue analizada la conformación estructural de cada centro (Figura 3), en donde el único conjunto arquitectónico compartido y que ocupa el núcleo central, se caracteriza por una plaza en la cual una estructura piramidal ocupa el lado oeste, mientras que en el lado este hay un largo basamento en cuyo centro se eleva y proyecta hacia atrás un templete. Esta configuración es similar al prototipo determinado en el Grupo E de Uaxactun. Funcionalmente, entre otras, estos complejos pudieron conmemorar los ciclos solares (Fialko 1988). No obstante, por la extensión de la plaza, la que por lo general es el mayor espacio en cada centro, por su carácter abierto y por contener las estelas y altares del sitio, preferimos el concepto más general de Conjunto de tipo Grupo E. Estos complejos se encuentran tanto en sitios mayores como menores; en contraste, en los centros mayores del noreste de Petén, resalta su exclusividad al no ser compartidos por los sitios secundarios.
Luego de concretar los distintos sitios, fueron establecidas jerarquías políticas y territoriales. Para lograr la formulación de las varias entidades políticas, luego de conocer el análisis del patrón de asentamiento y el cálculo poblacional (Laporte 1992), fueron explorados distintos modelos, hasta considerar que varios sistemas que proceden de la geografía económica y política son los más adecuados al caso particular de la zona noroeste de las Montañas Mayas, principalmente el Modelo de Gravedad (Hodder y Orton 1990:208-215; García Campillo 1992b). En este modelo pueden emplearse distintas variables (Figura 4), por lo que hemos formado una escala de valores que integra información sobre arquitectura, funcionalidad, monumentos, terraceado, grupos habitacionales, áreas útiles y otras más. De esta manera, los límites son colocados de acuerdo al peso relativo de los centros. Su aplicación dio por resultado la formación de varios rangos o niveles operativos, en el caso de Dolores cuatro de ellos (Figura 5). Como en todo modelo, el resultado es una imposición arbitraria en un sistema de asentamiento que formó un continuo espacial y temporal en el mundo real (Dunning y Kowalski 1994:74).
En el área Maya el modelo ha sido aplicado en algunas ocasiones, como para explicar la relación de los centros del sur de Belice (Dunham, Jamison y Leventhal 1989) y más recientemente, en el área Puuc (Dunning y Kowalski 1994:69). En el área Puuc, cuatro factores fueron seleccionados para agrupar la información del asentamiento y obtener rangos jerárquicos: el área ocupada por cada sitio, el tamaño de población, el volumen de la arquitectura monumental y la presencia de una variedad de rasgos que se cree tienen importancia socio-política. Las áreas de asentamiento de cada sitio fueron redondeadas al medio kilómetro cuadrado más cercano.
LAS MONTAÑAS MAYAS (Figura 1)
La primera de las zonas geográficas asociadas al sistema del río Mopan corresponde al noroeste de las Montañas Mayas, en donde se ubican sus fuentes, formado por arroyos menores que corren por angostos cañones hasta su resumidero. Esta es una serranía de baja altura, menor a los 1000 m SNM. Representa una isla de materiales ígneos y metamórficos, dentro de una planicie sedimentaria y de bosque tropical. Proporciona importantes materias primas tales como granitos, areniscas, cuarcitas, pirita, hematites, esquistos y pizarras (Ower 1928; Bullard 1963; E. Graham 1987a; Shipley y E. Graham 1987).
La altitud es variable formando micronichos en reducidos valles y planicies con buena tierra para el cultivo. La vegetación es de carácter mixto, con sectores de bosque tropical y otros de pinar. Los pasos a través de la montaña son importantes al considerar las rutas de movilidad en el área Maya central. Por lo tanto, es de resaltar las posibilidades de explotación de esta zona y el impacto económico tanto para las comunidades locales como para los centros de otras sub-regiones cercanas.
El análisis regional en Dolores ha permitido diferenciar ocho entidades políticas que coexistieron en el sector noroeste de las Montañas Mayas (Figura 6). Estas son las entidades de Ixtonton, Ix Ek´, Ixkun, Ix Kol, Sacul, Ixtutz, K´ax Ba y El Rosario. Cada una de ellas cuenta con distinto número de centros secundarios.
Como un ejemplo del tipo de asentamiento que representa a la zona de Dolores, referiremos el caso de una entidad política concreta, en este caso Ixtonton. Su sector central contiene todo lo que se podría esperar de un centro rector en las Tierras Bajas Mayas: varias plazas, juegos de pelota, calzadas y conjuntos arquitectónicos de función especializada, palacios y edificios de carácter ritual, todo organizado sobre una extensa plataforma basal (Figura 7). En la Plaza Este se configuró un Conjunto de tipo Grupo E, cuya estructura al este es la mayor de las registradas en la zona al superar el basamento los 100 m de largo. También hubo numerosas estelas, robadas antes de que el sitio hubiera sido reportado, quedando solamente dos de ellas, así como distintas espigas y altares lisos.
Como sitio se extiende en un área de 7 km² (Figura 8). Entre los 120 grupos habitacionales que componen Ixtonton hay terrenos vacantes de ocupación que pudieron ser campos de cultivo, así como también lo fueron las laderas de las colinas que sostienen a la mayor parte de grupos.
Ixtonton, como entidad política, se extiende por 46 km², a manera de incluir como centros secundarios a otros cinco sitios, cada uno con su sección central y habitacional. El espaciamiento con éstos se ubica entre 1.5 y 4.7 km. En este territorio se encuentran las fuentes del río Mopan, área rica en granito, pizarra y pirita; tiene acceso a los productos de pinar y las vegas agrícolas del río. La posición de los centros secundarios puede estar relacionada con aspectos económicos en cuanto a la explotación de productos.
LA SABANA HÚMEDA DEL MEDIO RÍO MOPAN (Figura 1)
Por otra parte, luego de que la corriente del río Mopan recorre más de 10 km en forma subterránea, ésta resurge, se torna navegable y se inicia una nueva zona fisiográfica, a la cual denominamos sabana húmeda, cuya elevación promedia 250 m SNM. Su tránsito se caracteriza por una corriente moderadamente suave, aunque debido a la abundante lluvia, su trayectoria está sujeta a una considerable variación en nivel, lo que ha favorecido la presencia de terrazas de aluvión, sobre las que se ubicó el asentamiento prehispánico. El aluvión se extiende hasta 1 km de ambas riberas (Willey et al. 1965:23). La sabana húmeda se diferencia de las áreas de sabana seca representadas en Santa Ana y La Libertad, más al norte (Rice y Rice 1980). Los suelos de la sabana húmeda drenan mejor, son productivos y relativamente profundos, no están sujetos a inundaciones estacionales y, por lo tanto, a cambios estructurales y de textura (Turner 1975).
Otra zona de sabana húmeda, en este caso no asociada al medio río Mopan, es aquella relacionada a la cuenca del río San Juan, en donde sobresale la presencia de sitios como El Chal (Morales y Laporte 1995).
En el medio río Mopan se han analizado varios sitios mayores (Corzo y Gómez 1995). El más representativo es Calzada Mopan, el que presentó ocupación ininterrumpida en un área de 6 km² aproximadamente, muy cercano a la cuenca oeste del río. Dentro de esta área de ocupación fueron reconocidos más de 400 grupos entre conjuntos centrales y áreas habitacionales; se incluyen calzadas, juegos de pelota, elevadas estructuras, así como complejas zonas residenciales, pero resalta la ausencia de monumentos que debieran estar asociados con un centro tan mayor.
El asentamiento es de carácter más lineal que en los sitios del valle de Dolores, derivado sin duda de su relación con la productiva vega del río, por lo que se ocuparon terrenos aluviales y áreas elevadas bien drenadas; además del potencial agrícola, su estratégica posición geográfica pudo ser un importante factor económico. Una situación similar puede ser referida para la sección del río Belice (Ford 1992).
FORMULACIÓN DE SUB-REGIÓN
Ya anteriormente se ha hecho claro que Petén y Belice, así como también el río Usumacinta, entre otras, conforman regiones singulares en el área Maya central (Willey y Phillips 1958:19, 21), entendiendo como tales a espacios relacionados por su historia arqueológica, los que coinciden por lo general con sub-divisiones fisiográficas, por lo que son el campo más favorable para el estudio sobre las relaciones entre cultura y medio ambiente.
Particularidades en el patrón de asentamiento, arquitectura, epigrafía y materiales cerámicos, entre otros, conducen a formular una sub-región cultural conjunta con las cuencas de los ríos Mopan y Belice, aunque también son evidentes las divergencias sucedidas en ciertas etapas. Aspectos cronológicos son fundamentales en este acercamiento, dentro de una larga secuencia que abarca del Preclásico al Postclásico.
Ya anteriormente se había mencionado al valle del río Belice como una sub-región de las Tierras Bajas Centrales, aunque entonces se consideró que aún no había suficiente información para definir su desarrollo particular (Willey et al. 1965:25). La idea fue prístina; sin embargo, el río Mopan, a su vez fuente principal del Belice, fue consistentemente dejado fuera en la interpretación. Al llenarse este vacío de información, resulta evidente que la consideración era correcta.
Ahora bien, ¿a raíz de cuáles elementos se puede formular una sub-región cultural? Es evidente que a los rasgos compartidos obtenidos del análisis de arquitectura y asentamiento, a vías de comunicación, fisiografía, materiales arqueológicos y otros atributos. Sin embargo, existen pocas oportunidades de hipotetizar sobre algunos de estos elementos debido a que las muestras son poco comparables.
La primera consideración refiere al tipo de trabajo arqueológico efectuado en ambos sectores (o distritos, según Willey y Phillips 1958:18). Los dos reconocimientos son considerados de cobertura total, salvo que el del río Belice fue intensivo y local, en un área de 6 km de ribera y limitado a asentamientos que superan los 7 m sobre el nivel del río (Willey et al. 1965:31). A su vez, el reconocimiento de la zona del río Mopan es extensivo y regional; los resultados corresponden hasta ahora de unos 300 km² de área montañosa y otros tantos de sabana húmeda.
Ambos programas incluyen excavación no solamente de sondeo cronológico, sino que de carácter investigativo, efectuada para obtener resultados en cuanto a arquitectura, costumbre funeraria y tradición cerámica, entre otros. Sin embargo, estas exploraciones tienen una fuerte diferencia en cuanto a que mientras en el río Belice se diseñó un programa de amplias excavaciones para registrar una muestra tan grande y representativa como fuera posible sobre rasgos de superficie, en el río Mopan, atendiendo a los requerimientos legales que rigen la investigación arqueológica en Guatemala, las excavaciones se refieren al carácter superficial de la ocupación; el sondeo cronológico está reservado a la correlación de las series de pozos perforados en los patios, sean éstos del área central o habitacional. En Barton Ramie se exploraron intensivamente cinco montículos y se sondearon otros 60. De un total de 262 montículos, esto representa un 25%. En esta zona se emplearon trincheras y excavación central superior, a manera de conocer todas las etapas.
Baste referir por ejemplo las aparentes diferencias en cuanto a tradición funeraria o arquitectura, resultado debido más bien al tipo y programa de excavación.
El detalle epigráfico podría ser más concreto. Sin embargo, en la sub-región que formulamos el fenómeno del registro escrito fue poco determinante, reducido a unas cuantas décadas del final del Clásico Tardío. Sumemos a ello que los monumentos se encuentran en pobres condiciones y, además, que muchos de ellos fueron robados antes de que su registro permitiera conocer los textos.
Por lo tanto, se cuenta con algunos pocos rasgos y materiales que pueden apoyar a formular una sub-región cultural: estos son el carácter del asentamiento tanto de lugares centrales como de zonas habitacionales, el desarrollo cerámico y la relación geográfica que incide en rutas de comunicación y explotación e intercambio de productos.
El análisis de los materiales recuperados en los distintos sitios del área del río Mopan, tanto mediante pozos de sondeo como en las referidas excavaciones, ha determinado una extensión cronológica comprendida entre el inicio del Preclásico Tardío y el Clásico Terminal, seguida por algunas manifestaciones adscritas al Postclásico, por lo que se intentará orientar de manera diacrónica la discusión sobre una sub-región conjunta en la cuenca de los ríos Mopan y Belice.
EL PRECLÁSICO TARDÍO INICIAL (Figura 9)
Cerámicas asociadas al horizonte Mamom han sido obtenidas de niveles inferiores en recientes excavaciones en grupos que alguna vez pudieron ser centrales en los sitios Suk Che´, Curucuitz y Mopan 3-Este en la zona de Dolores, los cuales formarían un complejo cerámico distinto al ahora definido como Atzante. Es evidente que se trata de comunidades rurales de muy pequeño tamaño asociadas a fértiles tierras en el valle de Dolores, en donde existieron abundantes arroyos y en otro caso, a la propia vega del río. No se conoce ningún rasgo constructivo contemporáneo.
Esta ocupación primigenia podría representar las primeras incursiones de población Jenney Creek hacia la sección superior del río Mopan y como tal, ser parte de los grupos iniciales que penetraron hacia las Tierras Bajas. Por ahora se trata de un inventario cerámico reducido a algunos tipos de la previamente establecida para el río Belice (Laporte 1994a). Esta hipótesis se vería reforzada con el hallazgo de niveles ocupacionales tempranos en la zona del medio río Mopan.
EL PRECLÁSICO TARDÍO – COMPLEJO ATZANTE (FIGURA 9)
El material cerámico de la época Preclásica Tardía del valle de Dolores conforma el Complejo Atzante de nuestra secuencia. Pertenece al horizonte Chicanel y cubre un periodo entre 300 AC y 250 DC. Esta temporalidad conjunta en la región del río Belice a las fases Barton Creek (300 – 100 AC) y Mount Hope (100 AC – 250 DC).
El material del Preclásico Tardío no es abundante respecto de la muestra cerámica general. Ahora bien, esta relativa escasez parece ser el resultado, más bien que a una reducida población, de problemas de muestreo debido a las limitadas excavaciones en niveles de ocupación Preclásica. No obstante, se considera que la época Preclásica se vio representada en el 8% de los grupos del área de Dolores, un alto índice al considerar que la muestra procede de rellenos y ripio en general.
Además, el descubrimiento de construcciones formales en el área ceremonial de Ixtonton, Mopan 3-Este e Ix Ek´, indican que la población Atzante participaba no solamente de los movimientos cerámicos de las Tierras Bajas, sino que su organización social y política era también similar a la de los sitios mayores que para entonces llevaban varios siglos de desarrollo.
Las correspondencias entre los grupos Atzante de Dolores y aquellos del río Belice son notables. En ambas áreas, la evidencia ocupacional se encuentra directamente sobre el estrato vegetativo inicial; las nivelaciones que refieren pisos ocupacionales recubren algún relleno en el cual es común localizar abundantes conchas de molusco, tal vez restos de subsistencia (jutes; Nephronaias ortmanni o Pachychilus indiorum). Aunque para Barton Ramie se refieren solamente bajas plataformas artificiales de planta rectangular, en Dolores existen para entonces complejos arquitectónicos formales, en este caso los primeros Complejos de Ritual Público (Mopan 3-Este, Ixtonton). Se comparte el que los núcleos o rellenos de estas edificaciones son de barro, con revestimiento de estuco. En Dolores, de manera simultánea, también se dieron los rellenos de piedra y tierra en sitios situados más alejados de la vega del río.
Para entonces el inventario cerámico de ambos sectores es prácticamente similar; la diversidad tipológica en Dolores es completa. Es probable que un diagnóstico cerámico importante en la formulación de una sub-región para los ríos Mopan y Belice, sea la controversial presencia de dos grupos de cerámica de color rojo, es decir de los grupos cerámicos Sierra y Hillbank o Vaquero Creek (Willey et al. 1965:563). Mucha discusión ha generado la duplicidad clasificatoria de estos grupos y el hecho de que no aparezcan conjuntamente (Gifford 1976:101), es un indicio de que Sierra es anterior; de no ser así resultaría en una intrusión de sitio, cuando mas bien se les ha considerado como de manufactura local.
Originalmente, se colocó a Hillbank en una categoría (ware) distinta a Sierra (Gale Creek Red en vez de Paso Caballos Ceroso), aunque se le justifica solamente como un nuevo grupo. El hecho de que los materiales Hillbank no aparezcan conjuntamente con los Sierra (Gifford 1976:101), es un indicio de que aquellos fueron más recientes.
EL CLÁSICO TEMPRANO – COMPLEJO XILINTE (FIGURA 10)
El desarrollo arquitectónico referido en áreas administrativas y rituales del Preclásico Tardío en la zona de Dolores (Ixtonton, Mopan 3-Este, Ix Ek´ y Yaltutu), alcanzó al Clásico Tardío, sin que pudiera precisarse alguna suspensión en la actividad o algún cambio en la función de los conjuntos arquitectónicos. En ningún caso podría sugerirse un intervalo de desuso o abandono en alguno de los sitios, en base a la presencia de un estrato de humus o paleosuelo que se habría formado sobre estructuras o pisos de plaza entre la construcción del Preclásico y la del Clásico Tardío.
No creemos que la zona estuviera despoblada y que los centros fueron simplemente reutilizados en el Clásico Tardío, considerando la misma ubicación, función y estilo de una etapa tan pasada como hubieran sido para entonces las formas culturales Preclásicas. La reocupación no hubiera conllevado el uso redundante del espacio (Santley 1990). En el caso de los sitios de Dolores y de tantos otros en las Tierras Bajas Centrales, lo que se observa es la reutilización de un espacio organizado, lo cual apoya más bien la continuidad cultural y no un abandono justificado solamente por un patrón cerámico impuesto por condiciones analíticas para el Clásico Temprano.
Ningún sitio pareciera estar ocupado, si nos conformamos con la tradicional definición de unidades cerámicas tomadas del noreste de Petén para el horizonte Tzakol, las cuales fueron determinadas, como todos sabemos, en base a materiales procedentes principalmente de contextos funerarios y elitistas. El análisis cerámico indica que la región de Dolores se separa de este horizonte y parece continuar ligada a un horizonte Chicanel tardío, en el cual evolucionan tipos con la tecnología de la época Preclásica. Los tradicionales materiales del horizonte Tzakol aparecen solamente en sub-complejos cerámicos específicos, principalmente en cuevas, lo cual refiere que se emplean solamente en aspectos de carácter ritual (Laporte 1995).
El Complejo Xilinte del valle de Dolores pertenece al final del horizonte Chicanel y, en parte, al horizonte Tzakol, según se define en la presencia de grupos, tipos y variedades similares a las anteriormente descritas en los estudios cerámicos efectuados en las Tierras Bajas Centrales. En otros sectores también se ha percibido la misma situación, como en Tayasal (Chase 1979, 1984), Colha (Valdez 1987, 1988) y Colson Point (E. Graham 1986).
Referimos anteriormente que parte de la controversia se relaciona con la coexistencia de los grupos cerámicos de color rojo. Con la revisión que ha permitido la presencia de estos materiales en las colecciones de la zona de Dolores, resultó evidente que la confusión también incluye formas cerámicas (platos abiertos y de paredes altas), calidad del engobe (delgado y aplicado con poco cuidado, a veces como un baño), acabado de superficie alveolar y distribución irregular de rasgos de carácter Protoclásico (engobe de color naranja, soportes mamiformes)
Respecto de la coexistencia de los grupos cerámicos Sierra y Hillbank – Vaquero Creek, resultó evidente que Hillbank, como grupo cerámico, incluye a dos componentes aparentemente distintos:
1. los platos con engrosamiento exterior (ganchos) o con pestaña basal incisa y engobe grueso, corresponden más claramente a la tradición Sierra. También muestra similitud (forma, color de engobe y su descuidada aplicación) con la variedad Privación del Grupo Aguacate (Gifford 1976:135-137, fig.69) y no precisamente con los restantes tipos de Aguacate, por lo que esta variedad correspondería aún al ware Paso Caballos Ceroso, mientras que el resto del Grupo Aguacate sería Petén Lustroso. En Dolores, Privación corresponde a la variedad Desorden del grupo Sierra del Complejo Xilinte.
2. los platos abiertos y de paredes altas muestran un engobe delgado y aplicado con poco cuidado, algunos son más bien un baño de color rojo. El interior es más alisado que el exterior y de textura poco cerosa. También se refiere la forma de platos de paredes altas en el Grupo Hewlett Bank (Gifford 1976:190, fig.108e), en el tipo Hewlett Bank Sin Engobe, de un ware no especificado (fase Hermitage). En el río Belice también corresponden al grupo Vaquero Creek, mientras que en Dolores se clasifican como Quixchan Con Baño: Quixchan en caso de ser solamente baño y como Sierra Rojo: Desorden, en caso de ser engobe. Es poco probable que ésta fuera una forma del inicio del horizonte Chicanel, como fuera propuesto originalmente (Gifford 1976).
Estos platos de paredes altas frecuentemente tienen un acabado de superficie alveolar, es decir con pequeños agujeros debidos al desgrasante, cocción y proceso de erosión. La característica superficie alveolar se presenta tanto en el Grupo Quintal (tipos Quintal Sin Engobe y Quixchan con Baño: v. Quixchan (Baño Rojo)), como en materiales del ware Paso Caballos Ceroso (tipo Sierra Rojo: v. Desorden).
3. Es importante observar que en esta nueva tradición el engobe muestra un aspecto irregular, acompañado por un mayor grosor de pasta y la pérdida de la cualidad cerosa anterior. Esto es evidente especialmente en materiales de engobe crema en donde se pierde la tonalidad y permanece solamente el barniz.
4. En la colección de Dolores no es posible considerar un componente como el propuesto para la fase Floral Park. Es más bien una situación de continuidad con el Clásico Temprano la que impide esa consideración. No existen rasgos tales como los soportes mamiformes, entre otros. Muchos de los tipos propuestos para Floral Park (Gifford 1976) corresponden ahora al Clásico Temprano, ya sea Paso Caballos Ceroso o en Petén Lustroso.
Las modificaciones en las técnicas de manufactura y modos de la cerámica de tradición Preclásica inciden en el concepto de que la cerámica de la esfera Chicanel fue marcadamente uniforme a través del tiempo y del espacio, fenómeno atribuido a contactos inter-regionales extensivos que condujeron a compartir una gran gama de normas en la producción cerámica (Fry 1980:3; Willey 1990:243). El material de tradición Chicanel representó en el Clásico Temprano a una élite provinciana poco integrada a la corriente mayor de innovación cultural y desarrollo en las Tierras Bajas que supuestamente indica la esfera Tzakol, con lo cual queda establecido que este último fue un sub-complejo de limitado acceso (Sabloff 1975; Lincoln 1985:66,73).
Es evidente que el modelo que proponemos en esta ocasión tiene su base en el concepto de Regionalización Cerámica para el Clásico Temprano de las Tierras Bajas Centrales. Su aplicación hará derivar distintas soluciones en cuanto a clasificación cerámica, asociación ocupacional y arquitectónica y, lo que es más importante, en cuanto al desarrollo político y cultural regional. Permite formular una entidad geográfica concreta en relación al río Mopan y permite retomar las ideas formuladas hace ya décadas en torno al valle del río Belice. También permite observar un desarrollo local que alcanza al Clásico Tardío, sin considerar supuestas despoblaciones masivas y abandono de centros. Además, implica que el modelo de élite en que se inscribe el Clásico Temprano en los grandes centros del noreste de Petén debió coexistir con otros centros de élite rural (como Ceibal, Cerros, Río Azul; Willey 1990:262; Adams s.f.). Sitios aún menores a éstos representaron a la sociedad campesina; grandes sectores de las Tierras Bajas mantenían una población productiva con una débil organización política. Estos manifestaron un sub-complejo de élite propio, apoyado en el desenvolvimiento arquitectónico y ritual. Este viene a ser el caso de la región sureste de Petén.
A nuestro entender, este fue el concepto y los materiales con los cuales se formuló ya hace al menos dos décadas (Gifford 1976:326) una esfera cerámica independiente de tipo Chicanel Periférico.
EL CLÁSICO TARDÍO – COMPLEJO SILTOK (FIGURA 11)
El material cerámico de la época Clásica Tardía del valle de Dolores conforma el Complejo Siltok de nuestra secuencia. Se consideró representativo de la población que habitó la región durante los siglos VI a VIII DC. Es la ocupación más representativa en todos los centros analizados. Para entonces los núcleos rectores ejercen mayor influencia, erigiendo estelas, construyendo terrenos para el juego de pelota y formando calzadas al servicio de las plazas centrales.
El Complejo Siltok del valle de Dolores corresponde a las esferas Tepeu 1 y 2, según se define en la presencia de grupos, tipos y variedades. La abundancia y complejidad de áreas ceremoniales y periféricas son indicio de un avanzado sistema social y político, así como de la participación del valle de Dolores en los movimientos principales que rigieron al patrón cultural de las Tierras Bajas Centrales.
Varios rasgos del asentamiento observados en el valle de Dolores pueden compararse con aquellos de la cuenca del río Belice. Como en otras sub-regiones de las Tierras Bajas Mayas (Dunning y Kowalski 1994:91), la información indica que las comunidades eran principalmente agrícolas, situadas para sacar el mejor rendimiento de los recursos del suelo, mientras pocos grupos tienen una clara especialización económica adicional.
En los cálculos paleo-demográficos para el valle de Dolores se aplicaron conteos por grupos y estructuras habitacionales, seguido de técnicas de verificación que incluyeron la apreciación del área de soporte y el cálculo de la capacidad de carga de la región (Laporte 1992). Se obtuvo una cifra de poco más de 7400 habitantes para el Clásico Tardío, lo cual indicó una densidad de 62 habitantes por km² en el valle y de 196 habitantes por km² en el área cubierta por los grupos arqueológicos. Como es evidente, tratamos con comunidades campesinas.
En el sector del río Mopan, las terrazas, fuera de aquellas relacionadas con la vega fluvial, dependen de la presencia de cerros kársticos y se asocian al 20% de los grupos arqueológicos (Figura 12). Todo tipo de terreno fue objeto de asentamiento, aunque existió una preferencia por construir sobre la cima de cerros (69%). Los grupos residenciales promedian 4.3 estructuras por grupo. En sectores ceremoniales se promedia entre 20 y 30 basamentos. El área útil de patios es variable en las de carácter central, mientras que en zonas de habitación hay una asombrosa similitud entre todos los sitios analizados, con un promedio de 275 m² por grupo. El área total por sitio es diversa, desde aquéllos que escasamente cubren 1 km² (Nocsos, Mopan 2), hasta los que superan 10 km² (Ixkun, Ix Ek´).
El promedio de distancia entre grupos centrales fue de 4.3 km, resultado que indica condiciones socio-políticas distintas a lo reportado para centros del norte de Petén, donde el promedio de distancia es indudablemente mayor.
Basta observar el plano de Baking Pot para comprender el grado de similitud con el asentamiento asociado a los sitios del río Mopan (Figura 13). Este centro se encuentra a escasos 5 km al oeste de Barton Ramie, un probable segmento de aquel. También resalta la cercanía de los núcleos de grupos conocidos como Spanish Lookout y Barton Ramie; no hay una división real entre éstos, pero la presencia en cada uno de ellos de complejos ceremoniales menores, sugiere divisiones políticas, religiosas o sociales en el asentamiento (Willey et al. 1965:300), tal como las planteadas para Calzada Mopan (Corzo y Gómez 1995).
El área central se compone de dos grupos conectados por una calzada. Estos grupos conforman un Conjunto de tipo Grupo E en el Grupo I y un conjunto de tipo acrópolis en el Grupo II. Baking Pot integra unos 89 grupos habitacionales. Se ubica sobre suelo de aluvión en las terrazas superiores del río. La calzada es elevada de 15 m de ancho; pudo tener un puente. El Grupo I fue investigado por Ricketson (1924); consiste de tres plazas, arregladas en una línea este-oeste; las estructuras más prominentes son B y E, de unos 13 m de altura cada una (Willey et al. 1965:301), las que forman un Conjunto de tipo Grupo E asociado al área de la Plaza II. El Grupo II se compone de la estructura piramidal A, de 17 m de altura. Hay una estela lisa al pie de la estructura. Un juego de pelota ocupa la esquina suroeste del patio.
En esta época se incrementó la relación inter-regional (Figura 1), al menos según se deduce de los textos inscritos en piedra; no obstante, el hecho de que éstos solamente cubren un corto periodo durante el siglo VIII, no impide considerar que las mismas acciones sucedieron antes y después de esa etapa. Menciones de enfrentamientos, alianzas y visitas entre varios sitios dominan los textos; estos sitios son aquellos cuyos monumentos han sido conservados: Ixkun, Sacul, Ixtutz, El Chal y Ucanal dominan el panorama, sin que estas menciones históricas pretendan reflejar en general los eventos sucedidos y el tipo de relación inter-regional real existente. Esta limitación se debe a la intensa depredación de la cual han sido objeto los sitios asociados al río Mopan.
De forma adicional debe mencionarse la presencia que en estas relaciones debió tener Caracol y Naranjo, entre otros, aunque también es de resaltar que, fuera de Ucanal, no existen menciones a éstos en los textos de la región del río Mopan, una situación que pudiera tener serias implicaciones políticas, aunque por el momento no existen soluciones a ello, mas allá de las meras ligas estilísticas.
EL CLÁSICO TERMINAL – COMPLEJO IXMABUY
El material cerámico de la época Clásica Terminal del valle de Dolores conforma el Complejo Ixmabuy de nuestra secuencia. Este complejo representa una continuidad en la secuencia cerámica a partir de la época Clásica Tardía, con múltiples adiciones tipológicas en su inventario. Es el material más abundante en la muestra, debido principalmente al carácter del sondeo. Se le considera representativo de la población que habitó esta zona a partir del siglo IX.
El asentamiento del Clásico Terminal fue extensivo y de densa población en la zona, fenómeno que debe analizarse con cautela por la posibilidad de sobre-estimar la última ocupación de un sitio en base a la acumulación de desechos alrededor de las estructuras (E. Graham 1987a). Recientes excavaciones en Ixtonton han revelado un fuerte desarrollo arquitectónico en el Clásico Terminal (Laporte et al. 1994). Aún no puede determinarse hasta cuándo se prolongó este periodo, aunque se considera que puede alcanzar el siglo XI o aún el XII, es decir hasta tres o cuatro siglos después de concluido el Clásico Tardío (Adams 1971; Ball 1977; Fry 1987; Foias et al 1992; Pendergast 1985; Pyburn 1989; P. Rice 1987; Sabloff 1970; Smith 1955; Smith et al 1960; Willey 1986).
El Complejo Ixmabuy del valle de Dolores pertenece a la esfera Tepeu 3. Existe un grado considerable de variabilidad de esta esfera en una escala regional, con diferencia en la aparición de tipos y modos, así como en la calidad del engobe y color, lo cual podría indicar que hubo distintas esferas de interacción y participación en el intercambio (Rice 1986:281; E. Graham 1987b), lo cual es el reflejo de una reorganización económica que comenzó en el Clásico Tardío e indica el fortalecimiento de las áreas periféricas, correlacionado con el declive del poder económico en los centros mayores.
Para entonces es evidente la relación de los sectores de los ríos Mopan y Belice. La diversidad cerámica dada para este último en la fase Spanish Lookout prácticamente replica la determinada para el Complejo Ixmabuy de Dolores. Es interesante también la gran cantidad de ejemplares que emplean ceniza volcánica en su pasta, lo que resulta en material delgado, homogéneo y de lustroso acabado, así como el marcado interés en la policromía sobre fondo crema, más que sobre naranja como lo fuera en el periodo anterior.
Ahora bien, algunos monumentos tallados corresponden aún a este periodo, pero, ¿qué sucedió con otros centros mayores del Clásico Tardío, como Naranjo, Caracol, Ucanal o El Chal, que parecen no superar los cambios sociales y políticos que definen al Clásico Terminal? Es evidente que los centros menores que poblaron el medio y alto río Mopan continuaron su desarrollo: hubo algún intento de nucleación por parte de centros específicos (principalmente Ixtonton y Calzada Mopan), con el consecuente descenso en la importancia de otros centros como Ixkun y Sacul. Aquellos que superaron esta crisis y que seguramente aprovecharon los espacios económicos dejados por la desaparición de los poderosos estados anteriores, continuaron su desarrollo a manera de alcanzar los siglos que se consideran de manera tradicional como el Postclásico.
EL POSTCLÁSICO – COMPLEJO MOPAN
A comparación de la situación en el centro y norte de Belice, la determinación de la ocupación Postclásica de la región de Dolores resulta compleja y paradójica. Por una parte, la riqueza agrícola y abundantes fuentes de agua que caracterizan a esta zona debió ser atractiva para los grupos del Postclásico, cuya organización social, económica y política debió estar en un constante cambio y proceso adaptativo. Por otra, es en esta etapa cuando deja de ser evidente por vez primera la relación entre las poblaciones de las zonas de los ríos Mopan y Belice. Esta última parece compartir los elementos culturales de los nuevos grupos relacionados a las cuencas lacustres del centro de Petén (Sharer y Chase 1976; P. Rice 1987). Por su parte, la zona del río Mopan parece continuar con la cultura material que define al Clásico Terminal, tal vez a manera de desarrollar una mayor relación con los centros del río Pasión.
Para la parte tardía del Postclásico, es conocido por fuentes históricas que la población de la región Mopan era dispersa y posiblemente no fuera numerosa, pero sí constante. Aunque no existen menciones precisas al área de Dolores, los factores ambientales privilegiados, así como la temprana reducción allí efectuada, implican que existía población.
El análisis de la ocupación del Postclásico se ve afectada por varios factores. Aun programas de reconocimiento extensivo como el que se lleva a cabo en esta región, difícilmente podrían registrar los asentamientos menores que daría por resultado la dispersión y movilidad de los habitantes.
Sin embargo, el punto más vulnerable está en la propia definición del material del periodo Postclásico. Por una parte, es importante considerar que el componente cerámico a partir del Clásico Terminal se caracteriza por una extrema regionalización, lo que impide aplicar la clasificación que define al Postclásico en la región de los lagos centrales de Petén obtenida en Tayasal (Chase 1984), Macanche (P. Rice 1987) o Topoxte (Bullard 1970; P. Rice 1987), a otras zonas de las Tierras Bajas. Solamente algunos materiales corresponden a esas categorías, en especial los incensarios.
Con una escasa muestra se ha formado de manera operativa el Complejo Mopan del valle de Dolores, el que aglutina algunos ejemplos que refieren a tipos del centro de Petén, junto con una serie de materiales de contextos conspicuos y difícil clasificación, con pasta de mayor grosor y, en el caso de materiales pintados, una clara preferencia por el fondo de color crema. Por lo general, parecen mas bien derivados de la tradición cerámica del Clásico Terminal; por lo tanto, no es posible referir alguna esfera cerámica asociada. Es importante que en varias localidades pudiera existir actividad de remodelación arquitectónica asociada, si consideramos que algunas muestras proceden de relleno bajo los pisos superiores de las estructuras.
Finalmente y dado que la ocupación del Postclásico y sus entidades políticas son poco conocidas para la zona del río Mopan, esperamos resolver pronto esta incógnita y así poder situar en un contexto geográfico a la población que por referencias históricas fuera asignada a las Montañas Mayas, es decir a las etnias Chol, Q´eqchi´ y Mopan, así como para comprender la separación que sucediera desde entonces con la zona del río Belice, luego de más de 1500 años de compartir un proceso cultural.
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Figura 1 El Sureste de Petén
Figura 2 Ejemplos de áreas centrales de sitios de la zona de Dolores
Figura 3 Ejemplos de grupos centrales con Conjunto de tipo Grupo E en la zona de Dolores
Figura 4 Escala de valores empleada para determinar el peso relativo de cada sitio en la zona de
Dolores (Laporte y Morales 1994)
Figura 5 Rangos obtenidos según el peso relativo de cada sitio en la zona de Dolores
(Laporte y Morales 1994)
Figura 6 Las entidades políticas del noroeste de las Montañas Mayas (Laporte y Morales 1994)
Figura 7 Planta del área central de Ixtonton
Figura 8 Planta de la zona periférica de Ixtonton, con las Unidades Habitacionales Complejas definidas
para este centro
Figura 9 Ubicación de centros arqueológicos del Preclásico en la zona de Dolores
Figura 10 Ubicación de centros arqueológicos del Clásico Temprano en la zona de Dolores
Figura 11 Ubicación de centros arqueológicos del Clásico Tardío en la zona de Dolores
Figura 12 Ejemplos de grupos habitacionales de la zona de Dolores
Figura 13 Plantas de Ixkun y Baking Pot