25. La Corona: una parada aislada, en el camino al poder. Análisis de interacciones sociopolíticas regionales en el Noroeste de Petén 

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La Corona: una parada aislada, en el camino al poder. Análisis de interacciones sociopolíticas regionales en el Noroeste de Petén
Introducción

Después de una década, el Proyecto Regional Arqueológico La Corona ha realizado diversos estudios en la zona noroccidental de Petén, Guatemala, cambiando radicalmente nuestro conocimiento sobre esta región de las Tierras Bajas Mayas. Con una variedad de nuevos datos, se han podido plantear interpretaciones acerca del papel de La Corona en la geopolítica del periodo Clásico, especialmente su relación con la dinastía K’aanul. No obstante, a pesar de estas contribuciones, todavía falta mucho por investigar y explicar, ya que cada descubrimiento nuevo conlleva también nuevas preguntas por responder. Es por ello que en cada temporada, el Proyecto PRALC busca nuevas fuentes de información, y para el año 2017 se contó con datos obtenidos mediante imágenes LiDAR, así como una cantidad considerable de fechas de radiocarbón, datos arqueológicos y nueva información epigráfica a través del descubrimiento de un nuevo monumento, el Altar 5. Con toda esta nueva evidencia, el objetivo principal ha sido refinar las interpretaciones cronológicas del sitio y su influencia regional, así como sus relaciones con otras entidades políticas contemporáneas. Asimismo, se continua con la ardua tarea de explicar las razones por las cuales La Corona se convirtió un sitio altamente estratégico en la expansión del dominio de la dinastía K’aanul entre los siglos VI y VIII DC.

Por lo tanto, el presente trabajo pretende actualizar los datos cronológicos correspondientes a la primera parte de la historia de La Corona, mediante la articulación de datos arqueológicos y sus fechas absolutas asociadas, datos geográficos provenientes de las imágenes LiDAR y los nuevos datos epigráficos del Altar 5.

Orígenes de La Corona

En trabajos anteriores se había propuesto que la ocupación más antigua en La Corona corresponde a los inicios del Clásico Temprano (Fase Aneel) (Barrientos et al. 2011, Canuto et al. 2012). Esta interpretación se basaba en algunos depósitos cerámicos y una referencia que se encuentra en el Panel 1. Con las fechas de radiocarbono provenientes de un basurero en la primera ocupación de la Estructura 13R-10 (Canuto et al. 2014), se ha constatado que esta primera ocupación corresponde al siglo IV DC, lo cual coincide con la fecha de 314 DC que se menciona en el Panel 1 (Stuart et al. 2014)

La Corona previo a K’aanul

Los datos epigráficos también han indicado que La Corona inició sus relaciones con la dinastía K’aanul a inicios del siglo VI DC, cuando una mujer de dicho reino contrajo matrimonio con el gobernante local de La Corona (“Buitre”) en el año 520 DC, tal como indica el texto del Panel 6 (Martin 2008). En este momento, Dzibanche fungía como sede dinástica K’aanul, bajo el reinado del gobernante Tuun K’ab Hix (Stuart et al. 2014). De hecho, es de notar que este evento es el más temprano que se conoce para la expansión política de los K’aanul, indicando así que desde este momento La Corona empezó a fungir como un punto estratégico.

Arqueológicamente, en la Corona se habían identificado algunas fases arquitectónicas asociadas a cerámica Tzakol, especialmente la Estructura 13Q-3 (Canuto y Barrientos 2009), pero había alguna incertidumbre al definir la ocupación del siglo VI en el resto del sitio. Con las fechas de radiocarbón provenientes de dos contextos en la Subestructura Ahk del Palacio, ahora se puede definir que las fases Cocochan y Colibrí del palacio (350-550 DC) corresponden al momento previo a esta primera alianza entre La Corona y Dzibanche.

El siglo VI DC fue entonces un momento importante para la dinastía K’aanul, ya que datos epigráficos recientes (Estrada-Belli y Tokovinine 2016, Martin y Beliaev 2017, Martin y Velásquez 2016, Helmke y Awe 2016a, 2016b) indican que Dzibanche realizó campañas políticas agresivas, que resultaron no solo con la expansión de sus dominios y alianzas, sino también en la dominación de su principal rival, Tikal.

Análisis del epicentro de La Corona a través de imágenes LiDAR

Desde el inicio de las investigaciones en el sitio de La Corona, su asentamiento fue cuidadosamente mapeado con Estación Total (Marken 2009, 2010; Marken y Guenter 2007; Guzmán 2010), lo que definió una extensión de aproximadamente 1.5 km2 para su epicentro, el cual estuvo rodeado de grupos aislados de estructuras que se identificaron en algunos recorridos.

La percepción del asentamiento en La Corona mejoró significativamente durante la temporada de campo 2017, ya que se contó con imágenes obtenidas mediante tecnología LiDAR, gracias al apoyo de la Fundación PACUNAM. Estas imágenes fueron obtenidas por un sobrevuelo realizado en los días 16 y 17 de julio de 2016, con el apoyo del National Center for Airborne Laser Mapping (NCALM) de la Universidad de Houston y bajo la dirección de Juan Carlos Fernández Díaz y Ramesh L. Shrestha. Con las imágenes LiDAR, se pudo constatar la presencia de un número considerable de grupos residenciales en el sector este y norte del sitio que no habían sido registrados. Sin embargo, la naturaleza dispersa y poco densa del asentamiento no cambió significativamente con los nuevos datos, solamente la extensión del mismo (Figura 1).

Las imágenes LiDAR permitieron constatar la presencia de varios rasgos constructivos que no había sido posible observarse a gran detalle, especialmente varias plataformas y terrazas formales que sirvieron para delimitar los principales conjuntos arquitectónicos. También fue posible definir una mayor cantidad de modificaciones artificiales en los cuerpos de agua (civales) que se encuentran en el sitio, indicando que la modificación del paisaje natural fue significativa, especialmente como medio de captación de agua. Sin embargo, el rasgo más notorio fue una calzada de casi 1,000 m de largo que se encuentra al norte de la Plaza Principal del sitio, y que comunica con un nuevo grupo de estructuras ubicado en el extremo norte del sitio, junto a un cival.

Dentro de los nuevos rasgos que pudieron identificarse en La Corona mediante las imágenes LiDAR, llamó la atención un pequeño montículo frente a la Estructura 13R-2, el cual había sido interpretado previamente como tierra depositada por saqueadores. Sin embargo, el rasgo fue notado en la imagen LiDAR como una posible estructura adosada, la cual fue nombrada 13Q-45.

El Altar 5 de La Corona

La Estructura 13R-45 fue excavada bajo la Operación 112B, y el 13 de junio de 2017, se halló un altar localizado en su interior (Figura 2). El edificio fue construido con piedra tallada y tuvo varios accesos hacia al oeste. En el acceso central de esta estructura, el piso original del templo fue cortado para colocar el altar y posteriormente cubierto con otra capa de estuco para delimitarlo.

Este altar, denominado Altar 5, también fue ubicado en el eje central de la tumba (Entierro #6) del Templo 13R-2 que fue descubierta e investigada en 2011 (Baron 2012:238-48, Canuto et al. 2012). Esta tumba fue cubierta por una capa gruesa de lascas de pedernal y los materiales en la tumba indicaron que el individuo murió durante el Clásico temprano. Este fechamiento es sumamente consistente con el estilo artístico y el texto del Altar 5, una conexión y cuyas implicaciones se discutirá con más detalle más adelante.

El altar se encontró enterrado por el colapso del edifico que lo albergaba. De hecho, se identificó una capa muy fina de tierra mezclada con estuco que cubría el piso y el altar. Se supone que esta capa logró proteger la faz del altar mientras el edificio siguió colapsando a su alrededor. Además, el edificio sufrió mayor daño en los últimos siglos por el crecimiento de un árbol cuyas raíces extensas penetraron y desplazaron la mayoría de sus paredes (Figuras 3 y 4). A pesar de estos limitantes, se puede sugerir que la Estructura 13R-45 está conformada por piedra tallada y que tiene tres accesos hacia al oeste. Estos accesos están formados por columnas cuadradas de aproximadamente 1 x 1 m. Por el grosor de las columnas y de las paredes laterales, no se considera que el edificio tuviese bóveda. Las excavaciones lograron identificar varias paredes internas que parecen haber sido agregadas posteriormente a la construcción del edificio.

La importancia de este edificio y su papel en La Corona todavía se desconoce en detalle. Empero, se puede sugerir que su ubicación frente a uno de los principales templos funerarios del Grupo Coronitas implica una función ceremonial desde su primera construcción. Es muy probable que los cambios y agregados arquitectónicos al edificio para instalar el altar cambiaron el papel y significado de este edificio. Es posible, además, que este templo haga parte de un juego de edificios cada uno localizado en frente de cada uno de los templos funerarios, o sea, las estructuras 13R-2, 13R-3 y 13R-4.

El monumento está compuesto por una roca caliza tallada que mide 1.46 m de largo por 1.20 m de ancho. El grosor aproximado, en su parte más ancha, es de 0.40 m y de acuerdo a los cálculos de los excavadores, podría pesar cerca de 1 tonelada. La parte expuesta del monumento se encuentra completa, y en la parte distal noroeste presenta una fisura de aproximadamente 0.50 m en diagonal. También se encontró aproximadamente a 1.80 m desde la superficie, en un cuarto interior de la estructura, con poco espacio entre el monumento y las paredes. Por ejemplo, en el lado Este del monumento, a 0.20 m, se encuentra el basamento del muro este de la estructura. El monumento está grabado en relieve muy profundo, un rasgo típico del Clásico temprano.

La imagen es de un gobernante sentado de perfil mirando hacia la izquierda, cargando un cetro bicéfalo, del cual salen las cabezas de dos dioses patrones de La Corona, Yaxal Ajaw a la izquierda y Chak Wayib Chahk a la derecha. La imagen está acompañada por una columna de jeroglíficos que registran la fecha del monumento, además de identificar una acción llevada a cabo por el protagonista (Figura 5). Específicamente, el texto registra que para el aniversario del medio katun 9.5.10.0.0, (546 DC), el protagonista, nombrado Wak Chan Chak Took Ich’aak, viaja a un lugar llamado Baaktunil (este es un lugar todavía no identificado arqueológicamente). El protagonista está identificado como un Sahk wahyis, un título noble que es característico de los gobernantes de La Corona y otros sitios que se aliaron con la dinastía K’aanul (Figura 6). Con estos datos se hace claro que es una pieza del Clásico temprano y representa el monumento más antiguo hallado hasta la fecha en La Corona.

Se asume que el personaje central es el rey de La Corona en 546 DC. Lo curioso de esta información es que existe un monumento (Estela 44) en El Perú-Waka’ que conmemora en 564 DC la muerte de un rey (K’ujul Ajaw) también nombrado Wak Chan Chak Took Ich’aak (Pérez et al. 2014). Además, esta estela nombra al hijo de Chak Took Ich’aak como rey de El Perú-Waka’ y vasallo del reino K’aanul. Debido a la proximidad temporal entre estos dos monumentos y la cercanía espacial entre los dos sitios, es muy probable que se están refiriendo al mismo personaje histórico.

Si está interpretación es correcta, es posible que Chak Took Ich’aak gobernaba La Corona a mediados del siglo VI como Sahk wahyis. Durante su reinado, La Corona ya era un súbdito del reino K’aanul, por lo que se sugiere que avanzó sus intereses hegemónicos hasta El Perú-Waka’, posiblemente con la ayuda de su alianza con La Corona. Al asegurar su dominación de El Perú-Waka’, el rey de K’aanul, llamado K’ahk’ Ti’ Ch’ich’, instaló y promovió a su fiel vasallo Chak Took Ich’aak al trono de su nueva conquista, El Perú-Waka’, así como el gobierno de su hijo en 564 DC. Siendo este el caso, estos dos monumentos implican que la expansión hegemónica de K’aanul del siglo VI conllevaba cambios notorios en los regímenes políticos locales (Figura 7).

Aparte la coincidencia del nombre, la Estela 44 de El Perú-Waka’ y el Altar 5 de La Corona comparten un enfoque iconográfico y ceremonial con los dioses patrones de cada lugar. En ambos casos de La Corona y El Perú-Waka’, es claro que los K’aanul se concentraron en la instalación de nuevos dioses patrones. Estos dos monumentos (entre otros en La Corona) sugieren que los cambios de régimen político impuestos por K’aanul instigaban a los nuevos reyes vasallos una preocupación y una retórica en el establecimiento y celebración de nuevos dioses patrones.

En cuanto a su ubicación en la Estructura 13R-45, se propone que el Altar 5 fue colocado allí secundariamente. Sin embargo, se desconoce por el momento donde pudo haber sido instalado y expuesto este monumento originalmente. Por el hecho de que en el centro del monumento se presenta una huella de quemadura, es posible que la colocación del altar fue acompañado por rituales especiales.

Análisis del asentamiento de La Corona durante el apogeo de la dinastía K’aanul, mediante imágenes LiDAR

En este proceso de expansión territorial del Reino K’aanul, La Corona jugó un papel importante, especialmente entre los años 630 y 640 DC, cuando la sede dinástica cambió de Dzibanche a Calakmul, como parte de un conflicto interno entre ambas ciudades (Helmke y Awe 2016b). Por lo tanto, una de las principales preguntas de investigación del Proyecto PRALC ha sido definir la posición de La Corona en relación a la geografía y el asentamiento humano en toda la región, así como dentro de la estrategia expansionista del gobernante Yuknoom Ch’en (Figura 8). Para ello se inició con el análisis de fotos satelitales, recorridos y otros estudios regionales, con lo cual se obtuvo información, pero limitada dada la gran extensión del área de investigación. Ahora, con las imágenes LiDAR, finalmente se tiene una mejor noción del asentamiento en La Corona y sus alrededores.

El área sobrevolada en 2016 cubre alrededor de 410 km2, definidos por un área rectangular que se encuentra entre los sitios La Corona y El Achiotal. El procesamiento inicial de las imágenes fue realizado en los siguientes tres meses en la Universidad de Houston, donde se crearon imágenes DEM de la zona. Posteriormente, mediante el software ArcGIS, se han generado diferentes imágenes que acentúan rasgos naturales y culturales.

Los trabajos iniciales de mapeo y reconocimiento regional llevados a cabo por Canuto (Canuto et al. 2006a, 2006b), Marken (20010), Chiriboga (2011, 2012, 2013) y Guzmán (2012) habían indicado que el asentamiento en esta zona del noroccidente de Petén presentaba un patrón disperso y poco denso, incluso cerca de La Corona. De hecho, al observar la densidad de sitios registrados en toda la zona Maya (Whitschey y Brown 2010), es claro el vacío en esta área. No obstante, había que corroborar que dicho patrón no fuera el resultado de un sesgo en la muestra de asentamientos prehispánicos registrados por los distintos proyectos que han realizado este tipo de estudio en las Tierras Bajas Mayas, ya que la mayoría se han concentrado en las áreas sureste y noroeste de Petén y en Belice. Antes del inicio del Proyecto PRALC, solamente se conocían dos sitios en la zona, y en la siguiente década, se registraron unos 40 sitios más (Chiriboga 2013). Ahora, con las imágenes LiDAR, se podrá completar este registro de forma más detallada.

Los datos recabados con LiDAR indican la presencia de varios tipos de sitios, siendo La Corona el único de rango superior, con otros sitios secundarios como El Jobllo, La Cariba, El Tesoro y Gavilán, muchos de ellos posiblemente con función administrativa más que residencial. De estos sitios de tamaño menor, algunos se encontraron aislados y lejos de los sitios principales, mientras que otros estuvieron claramente relacionados a rasgos naturales como civales o como parte de las rutas que unen sitios, especialmente entre La Corona y Calakmul. Dentro de este contexto, el centro de La Corona presenta una densidad aproximada de 125 estructuras por km2, lo cual es menor que otros sitios mayores cercanos, como El Perú/Waka’, que presenta 1,265 estructuras por km2. En cuanto a la periferia, La Corona cuenta solamente con 36 estructuras por km2, mientras que El Perú/Waka’ tiene 203 estructuras por km2 y sitios mayores como Tikal presentan entre 50 y 110 estructuras por km2.

En general, es claro que en la región de La Corona y el noroccidente de Petén el asentamiento fue mucho menor que el resto de las Tierras Bajas, lo cual parece relacionarse con las limitantes que la misma geografía presenta para el asentamiento humano, y que se expresa en una historia corta de ocupación regional. Sin embargo, por otro lado, las imágenes LiDAR indican que el terreno propicio para poblaciones no fue usado al máximo, y la presencia de sitios se restringió a zonas asociadas con recursos naturales específicos, como el caso de los cuerpos de agua, o con las rutas definidas por las rutas que unen a La Corona con otros centros importantes.

Apogeo de la Dinastía K’aanul en el siglo VII

Ya establecida la hegemonía del Reino K’aanul bajo el reinado de Yuknoom Ch’en en Calakmul, La Corona se convirtió en un enclave importante para todos los movimientos políticos y bélicos. Esto se refleja mayormente por la gran cantidad de inscripciones que se realizan en esculturas de piedra, especialmente paneles de tamaño pequeño que fueron finamente tallados. Sin embargo, a pesar de estos signos de prosperidad, hay evidencia de algunos conflictos internos en el linaje gobernante de La Corona, donde facciones o personajes se enfrentan por el control del trono. El Panel 2 de La Corona menciona que en el año 655 DC asume K’uk’ Ajaw como gobernante, pero solo después de haber matado al rey anterior, Sak Mass. No obstante, después de dos años, K’uk’ Ajaw es también eliminado, ahora por Chak Nahb Chan, hijo de Sak Maas (Stuart et al. 2014).

De acuerdo al Panel 1 de La Corona, el 19 de marzo de 658 DC Chakaw Nahb Chan supervisó la construcción de tres santuarios (wayib) dedicados a la triada local de deidades, las cuales se nombran como Yaxal Ajaw, K’an Lakam Chahk, y Chak Wayib Chahk (Stuart et al. 2014). Este evento se interpretó inicialmente como un acto de imposición de deidades nuevas como parte de las políticas de control hegemónico por los K’aanul (Baron 2013), pero con el descubrimiento del Altar 5, el evento se ha reinterpretado como una restauración o re-dedicación de los santuarios a estas deidades.

La iconografía del Altar 5 muestra que el gobernante Wak Chan Chak Took Ich’aak sostiene un cetro en forma de barra ceremonial con motivo de serpiente bicéfala, y de cuyas fauces emergen dos de los tres dioses patrones de La Corona. En el lado izquierdo emerge Yax Ajaw, mientras que en el lado derecho se puede apreciar a Chak Wayib Chahk. Este detalle es de suma importancia porque no solo comprueba que los templos del Grupo Coronitas estaban dedicados a deidades patronas, sino también demuestra que esta triada de dioses ya fungía como los dioses patrones antes del gobierno de Chakaw Nahb Chan.

Ahora bien, otro detalle del Altar 5 es que el rostro del gobernante Wak Chan Chak Took Ich’aak fue finamente mutilado, indicando que en algún momento posterior a su dedicación, éste fue víctima de un evento iconoclasta (Figura 10). Aunque todavía no hay ningún dato que indique cuándo sucedió este evento, es probable que haya ocurrido durante el reino corto de K’uk’ Ajaw, ya que él fue un intruso dentro del linaje dinástico de La Corona. De cualquier forma, la presencia de un conflicto interno en el gobierno de La Corona sugiere entonces que la acción de Chakaw Nahb Chan tuvo un carácter revitalizador de un culto previo. Esto también indica que es altamente probable que el Altar 5 haya sido colocado en la Estructura 13R-45 como parte de este evento en el año 658 DC y que se desconozca su ubicación original, tal como sucedió con la mayoría de los monumentos encontrados hasta ahora en el sitio.

Comentarios Finales

Aunque este trabajo solamente se ha enfocado en la primera mitad en la historia de La Corona (300-660 DC), el principal propósito ha sido mostrar la forma en que se ha podido articular información proveniente de distintas fuentes y disciplinas: epigrafía, Arqueología y geografía, especialmente a través de las imágenes LiDAR, fechas de radiocarbón y la información del Altar 5.

Por el momento es claro que el poblamiento de esta zona de las Tierras Bajas Mayas fue el producto de la expansión de otras entidades políticas ubicadas hacia el este, y que a lo largo del periodo Clásico no presentó un crecimiento denso, sino que se mantuvo un patrón de asentamiento disperso y poco denso, donde los sitios se asocian a recursos hídricos o rutas de comunicación.

También se ha podido definir un conflicto interno en el gobierno de La Corona a finales del siglo VI o inicios del siglo VII DC, lo que condujo a la mutilación del Altar 5, posiblemente porque simbolizaba los inicios de la alianza con la dinastía K’aanul y sus aliados, especialmente el sitio de El Perú/Waka’. Posteriormente, el gobernante Chakaw Nahb Chan restauraría el culto a los dioses patrones del sitio.

En general todavía falta mucho por analizar, especialmente todo lo relacionado a la época posterior al apogeo de los K’aanul, en la segunda mitad del siglo VIII DC. Los nuevos datos parecen indicar que fue en este periodo cuando La Corona alcanzó su máximo esplendor arquitectónico y sus relaciones comerciales se ampliaron mucho más que antes, pero este será un tema para tratarse más adelante.

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Figura 1. Mapa de La Corona a través de imágenes LiDAR (Mapa por M. Canuto)

Figura 2. Esquema de la ubicación del Altar 5 de La Corona en el Grupo Coronitas (Mapa por M. Canuto)

Figura 3. Perfil de excavación de la Unidad CR112B-14, con la ubicación del Altar 5 (Dibujo por A. Cajas)

Figura 4. Foto de la excavación de la Operación CR112B, con la ubicación del Altar 5 (Foto por E. Bustamante)

Figura 5. Foto del Altar 5 de La Corona (Foto por R. Morales)

Figura 6. Inscripción del Altar 5 (Dibujo por D. Stuart)

Figura 7. Mapa de la expansión política de Dzibanché en el siglo VI d.C. (Mapa por M. Canuto y T. Barrientos)

Figura 8. Mapa de la extensión de la influencia y dominio político de Calakmul en el siglo VII d.C. (Mapa por M. Canuto y T. Barrientos)

Figura 9. Mapa del polígono sobrevolado para obtener imágenes LiDAR (Mapa por M. Canuto)

Figura 10. Detalle del rostro mutilado del personaje del Altar 5 de La Corona (Foto por R. Morales)