09. El intercambio de preciosidades entre los Mayas de Mesoamérica y los Chibchas de Costa Rica: el caso de las placas de jade y discos de pizarra mayas encontrados en Costa Rica

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El intercambio de preciosidades entre los Mayas de Mesoaméricany los Chibchas de Costa Rica: el caso de las placas de jade y discos de pizarra mayas encontrados en Costa Rica

La presencia de varias docenas de jades mesoamericanos en Costa Rica, especialmente placas de cinturón mayas del periodo Clásico Temprano (200-600 DC), ha sido interpretada como un ejemplo típico del modelo de intercambio centro-periferia, según el cual las sociedades cacicales chibchenses de Costa Rica habrían adquirido tales preciosidades como marcadores de prestigio (Figura 1). Antes del 700/800 DC, los idiomas presentes en el territorio de Costa Rica correspondían a miembros de la familia chibchense, y por eso, dada la incertidumbre de los nombres de las sociedades antiguas, se nombran para la familia lingüística (Constenla Umaña 1994). Entre el 700/800 DC hasta aproximadamente el 1200 DC tres idiomas mesoamericanos llegaron como inmigrantes: chorotega (mangue, otomangue), nicarao (nahua) y subtiaba (tlapaneco, otomangue) (Constenla Umaña e Ibarra Rojas 2009).

Dentro de tal marco interpretativo su valor se derivaría, en parte, por su asociación a sociedades más complejas y distantes (p.ej. Helms 1979) –en este caso las sociedades de Mesoamérica. En los años 60 y 70, esta interpretación de la interacción entre las sociedades chibchenses de Costa Rica y las sociedades mesoamericanas gozaba de vigencia por la suposición de la existencia de una fuente de jadeíta local en el territorio costarricense, por un lado, y el hecho de que los jades mesoamericanos encontrados en Costa Rica constituyen una proporción insignificante del volumen de producción total de la tradición de jade local, por el otro. Basado en estos factores, Frederick Lange (1986) minimizó la importancia de tal interacción cuando comentó que todos los jades foráneos encontrados en Costa Rica pudieron haber llegado a ese país en el bolso de un solo comerciante, y arguyó que tal interacción constituyó un ejemplo de “contacto cultural” y no de “impacto cultural”. Lange (2005:229) nota que no se ha descubierto una fuente de jadeíta en el territorio costarricense, lo cual implica que los chibchas de Costa Rica obtenían la jadeíta como materia prima de la fuente del Valle del Río Motagua en Guatemala. Por eso, él es de la opinión que fue de menos importancia la interacción entre la sociedad Chibchense de Costa Rica y la sociedad maya de Mesoamérica.

Fuentes de jadeíta

Sin embargo, tal y como lo ha señalado Harlow (1993), las condiciones geológicas en Costa Rica son inadecuadas para la presencia local de jadeititas (rocas formadas principalmente de jadeíta), y hasta la fecha no se ha descubierto ninguna fuente local. Asimismo, Bishop et al. (1993) han determinado que varios jades de Belice y de Costa Rica muestran el mismo perfil composicional, indicando la misma fuente. Y a pesar de los hallazgos recientes de fuentes de jade en las Antillas, tanto en Cuba como Hispañola (García Casco et al. 2009; Cárdenas Párraga et al. 2010), no parecen haberse explotado a partir del 500/700 DC (Rodríguez Ramos 2011:152). Por estas razones, Mora-Marín (2002, 2005, 2007) ha favorecido un modelo de una sola fuente de jadeíta para las tradiciones de jade de Mesoamérica y Costa Rica, la del Valle del Río Motagua en Guatemala (p.ej. Foshag 1957; Seitz et al. 2001; Gendron et al. 2002; Taube et al. 2004). Tal modelo implica una interacción sistemática y prolongada, abarcando más de un milenio, entre las sociedades en cuestión. También él sugiere que las sociedades Chibchenses de Costa Rica, supuestamente las sociedades “periféricas” en la interacción, extraían una materia prima de gran valor de las sociedades mesoamericanas, supuestamente las sociedades “céntricas”. Esta conclusión es muy importante porque según los modelos de dependencia, tales como el modelo de sistemas mundo de Wallerstein (1974) y Blanton y Feinman (1984), las sociedades tipo “centro” más complejas son las que adquieren materias primas valiosas de las sociedades tipo “periferia” menos complejas.

Esta inversión aparente nos invita a considerar interrogantes pertinentes a los modos de intercambio entre las regiones, los productos intercambiados además de la jadeíta, y por supuesto, la importancia simbólica de tal intercambio para ambas sociedades. Las cuestiones mediante incluyen (1) el estudio de los contextos de deposición de los artefactos foráneos en ambas regiones; (2) el análisis de los modos de adaptación de los artefactos foráneos; (3) el análisis artístico-histórico de posibles influencias temáticas y estilísticas resultantes de tal interacción; y (4) el análisis lingüístico enfocado en los préstamos lingüísticos como evidencia de contacto y direccionalidad de influencia político-económica. Pero antes de proseguir, debemos de proporcionar un marco cronológico y geográfico para la interacción.

Tradición de jade de Costa Rica

La tradición de jade de Costa Rica se restringió a la región norte del país, y se ha divido en tres subtradiciones: Gran Nicoya, Valle Central y Vertiente Atlántica. Temporalmente, Guerrero Miranda (1993, 1998) ha definido tres fases de utilización del jade: Inicial (500 AC-300 DC [jades locales], Floreciente (300-600/700 DC [jades locales e importados de Mesoamérica), y Terminal (600/700-800/900 DC [jades locales, objetos de oro]). Con muy pocas excepciones, los jades de Costa Rica fueron confeccionados para funcionar como pendientes, entre los cuales se pueden definir cuatro tipos muy comunes (Figura 2): (1) los pendientes “dios hacha” con formas antropomorfas o aviformes, originalmente modificaciones de pendientes de hachas celtiformes; (2) los pendientes “ave pico”; (3) los pendientes alados; y (4) los pendientes de barra. Con la excepción general de los pendientes alados, estos tipos de pendientes muestran perforaciones transversales.

Contextos de “preciosidades” mesoamericanas en Costa Rica

Debido al saqueo (o huaqueo), muy pocos artefactos mesoamericanos (olmecas, mayas, epi-olmecas, teotihuacanos, otros) han sido documentados en contextos arqueológicos controlados; éstos se resumen en la Figura 9. Varios ejemplos de sitios saqueados fueron observados y parcialmente documentados, como el sitio de El Tres en Guácimo (Stone y Balser 1965), en el que se encontraron artefactos mesoamericanos como un disco de pizarra con una inscripción jeroglífica maya y otro con un grabado estilo veracruzano (Figura 3). Las asociaciones sugieren un fechamiento del 400-500 DC (Hoopes 2005), consistentes con el estilo artístico y los rasgos paleográficos del disco de pizarra maya ya mencionado (Reents-Budet y Fields 1990). Consideramos que lo más probable es que los artefactos olmecas y teotihuacanos de Costa Rica hayan llegado a Costa Rica durante el Preclásico Tardío y Clásico Temprano a través del contacto con los mayas, quienes solían conservar objetos olmecas como herencias, y quienes también adquirían artefactos teotihuacanos (Reents-Budet y Fields 1990; Mora-Marín 2002). En general, los artefactos foráneos eran depositados de maneras equivalentes a las preciosidades locales.

Incorporación de placas de jade reales en las rutas de comercio

Las placas de jade mayas, como la placa de Leiden (Figura 4), fueron símbolos de la realeza maya. Por ello, es válido preguntar por qué la mayoría de las placas de jade mayas inscritas fueron a parar a Costa Rica. La iconografía e iconología maya las vincula estrechamente con el concepto del Dios del Maíz como el eje del mundo y por ende, con el poder de los gobernantes mayas para ejercer el papel de tal deidad para interceder por sus súbditos (Reilly 1990). También las placas, colocadas en tres o cuatro tríos alrededor del cinturón del soberano, servían a manera de sonajas de viento durante el acto ritual, propagando el aliento sagrado e invocando al Dios del Viento en el proceso; junto a otros instrumentos de percusión (p.ej. tambores), las placas y pectorales de jade a veces mostraban el signo T503 ?IK’ ‘viento’.

En el pasado, hemos considerado como posible que las placas de jade inscritas con textos, como documentos de legitimidad real, hayan sido blancos quirúrgicos del saqueo y dispersión por rivales internos o externos (Reents-Budet y Fields 1990; Fields y Reents-Budet 1992). Sin embargo, es también posible que precisamente por su conexión tan estrecha con los soberanos, éstos las hayan utilizado como “sellos de autenticidad” para establecer relaciones políticas o comerciales.

Contextos de jade y oro de Costa Rica en la región maya

Siguiendo los pasos iniciales de Easby (1963), se han documentado ejemplos de artefactos de estilo costarricense encontrados en sitios mayas (Figura 10), algunos con contextos arqueológicos muy detallados y prominentes, de artefactos costarricenses en depósitos rituales y funerarios en sitios mesoamericanos, especialmente de la región maya (Figura 5). El mayor porcentaje siendo maya sugiere que la interacción con las sociedades cacicales chibchenses de Costa Rica era de gran valor también para las élites mayas (Reents-Budet y Fields 1990; Mora-Marín 2002, 2005, 2007, 2008.

Durante el Clásico Tardío, entre el 613-790 DC, Copán intervino en la política de los sitios de Belice (p.ej. Lubantuun, Nim Li Punit, Pusilhá), en parte, probablemente, para controlar el comercio a lo largo de la costa del Caribe; esto explicaría el cambio en la redistribución de artefactos costarricenses en sitios de Belice durante el Clásico Temprano, a Copán durante el Clásico Tardío. Copán también parece haber manipulado la política de Quiriguá, un sitio localizado a lo largo del Río Motagua, a partir del 426 DC. Cabe mencionar el caso del barrio de extranjeros en Las Sepultaras, Copán, asociado con los lencas por Gerstle (1988), quien también identificó seis fragmentos de metates tallados de Costa Rica. Finalmente, se han descubierto artefactos de jade y oro probablemente importados de Costa Rica (Mora-Marín 2005, 2007) en sitios de los Valles de Ulúa y Sula en Honduras durante el Clásico Tardío (Luke 2003); estos sitios también exhiben una variedad de artefactos mayas como jades y vasijas de cerámica y mármol. Estas evidencias sugieren que los lencas de Honduras podrían haber sido intermediarios entre los mayas y los chibchas de Costa Rica.

En base a estos ejemplos, y los ejemplos del Clásico Tardío de los Valles de Sula y Ulúa (Mora-Marín 2005), es posible ofrecer varias generalizaciones. Primero, la esfera de interacción responsable por la innovación de los pendientes de jade “dios hacha” aviformes se estableció para el 700-500 AC a lo largo de la costa Pacífica y la costa Caribeña. Segundo, la mayoría de los ejemplos con contextos controlados provienen de Yucatán y Belice durante el periodo Preclásico Tardío y Clásico Temprano. Tercero, durante el Clásico Tardío la mayoría de los ejemplos provienen de Copán y de los sitios de los Valles de Sula y Ulúa en Honduras. Y cuarto, los artefactos de jade y metal de Costa Rica han sido encontrados en contextos rituales y funerarios de los mayas y los lencas, en algunos casos los pendientes de jade de Costa Rica funcionaron como las piezas centrales de los collares de jade de individuos prominentes (como en Cival, Guatemala), probablemente gobernantes.

Modificación y adaptación de jades

La mayoría de los jades mayas encontrados en Costa Rica exhiben modificación (Figura 5). Sin embargo, en el caso de las placas de jade, éstas pudieron haber sido retrabajadas originalmente dentro de la región maya misma, como lo sugiere una placa de Calakmul (Figura 6) (Folan et al. 1995), fragmentada en tres partes y retrabajada para dar a cada fragmento la apariencia de mini-placa. Similarmente, la placa del Lago Güíja (Houston y Amaroli 1988) fue fragmentada, pero no fue retrabajada, un patrón de comportamiento ritual conocido desde tiempos olmecas y más tarde en Costa Rica (Placa A/1). Una vez adquiridas por artesanos chibchas precolombinos, éstos las modificaron para cambiar su modo de suspensión, de vertical a horizontal, para darles apariencia de colgantes alados, uno de los tipos de pendientes más típicos de la tradición de jade de Costa Rica. Si el pendiente foráneo originalmente exhibía suspensión horizontal, los artesanos chibchas no lo modificaron, como en el caso de la cuchara de jade estilo olmeca inscrito con un texto jeroglífico maya. Por el otro lado, ninguno de los jades estilo costarricense encontrados en sitios mayas muestra evidencia de modificación. La función como piezas centrales en varios de los collares de los gobernantes mayas sugieren que éstos deben de haberlas considerado como símbolos valiosos, tal vez por su conexión a las rutas de comercio a larga distancia.

Impacto Cultural: el tema “Charlie Chaplin” y su difusión hacia el sur

Mora-Marín (2005a, 2016) ha propuesto un caso de adopción y adaptación de un tema artístico maya por parte de los artesanos chibchenses de Costa Rica. Ese autor examinó el tema “Charlie Chaplin” (Thompson 1931) atestiguado en figurillas miniatura trabajadas en jade, moscovita y concha en las Tierras Bajas Mayas (Figura 7). Estas figurillas exhiben una posición de pie, aunque a veces sedente, con los brazos cruzados y las manos en gesto de pinzas de cangrejo. Y es esta postura la que también se ve, ocasionalmente, en los ejemplos de pendientes figurales de jade chibchenses de Costa Rica (Figura 8), las cuales muestran también adaptación estilística y temática según de la tradición local. Esto sugiere que a lo largo de esta red de intercambio fluían ideas, información, y no solamente materias primas.

El término kakaw ‘cacao’, los lencas de Honduras y la ruta caribeña

De acuerdo a Kaufman y Justeson (2007), el término maya kakaw ‘cacao’, originalmente un préstamo del Mixe-Zoqueano *kakawa, fue copiado a su vez por varios idiomas al sur de la región maya. En el Lenca de Honduras es kaɣaw. Es posible que esta forma Lenca, mostrando debilitamiento de la segunda consonante, haya servido de base para la forma apropiada por los idiomas chibchenses de Honduras, Nicaragua y Costa Rica, en las cuales la segunda consonante exhibe el mismo debilitamiento o ha desaparecido por completo: kahuu (Guatuso), káw’ (Boruca), kó (Térraba), ku (Guaymí). Este préstamo lingüístico nos ofrece dos posibilidades: (1) que el cacao haya sido uno de los productos que formaban parte de la red de intercambio, o (2) que los lencas de Honduras hayan sido intermediarios entre los mayas y las varias sociedades chibchenses de Centroamérica, incluyendo las de Costa Rica, a lo largo de la ruta caribeña. Además del cacao, es posible que los chibchas de Costa Rica hayan intercambiado conchas Spondylus y objetos de oro, los cuales se han encontrado en varios sitios mayas en asociación con jades de Costa Rica.

La decadencia de la tradición de jade y procesos políticos mayas

La tradición de jade de Costa Rica llegó a su fin alrededor del 800/900 DC (Snarksis 2003; Hoopes 2005). Es probable que las disrupciones políticas del Clásico Tardío hayan tenido un efecto importante, especialmente en sitios como Copán, el cual experimentó una rebelión por parte de Quiriguá en el 738 DC y el colapso del gobierno centralizado en la persona del rey poco después del 822 DC, cuando se erigió el último monumento inscrito y fechado del sitio. Estas disrupciones pudieron haber interrumpido el flujo de jadeíta del Valle del Motagua hacia Costa Rica. Aunada a la creciente popularidad del oro como medio preferido para artículos de prestigio, tal disrupción podría explicar el cese de la tradición de jade de Costa Rica.

Otros factores que pudieron haber contribuido a la interrupción del intercambio de jadeíta entre los mayas y los chibchas de Costa Rica merecen más estudio. Es a partir del Clásico Tardío y Postclásico cuando varios grupos otomangues y nahuas empezaron sus migraciones hacia el sur, a lo largo de la costa Pacífica, llegando eventualmente hasta Nicaragua y Costa Rica (p.ej. chorotegas, nicaraos, subtiabas); los chorotegas (mangues < otomangues) habrían llegado al territorio costarricense para el 800 DC (Constenla Umaña 1994). Su arribo pudo significar una interrupción del intercambio, especialmente a lo largo de la costa Pacífica. Sin embargo, las redes de intercambio se reforzaron durante el periodo Postclásico, con el oro y la cerámica provenientes del sur de Centroamérica convirtiéndose en productos cada vez más importantes para las sociedades mesoamericanas.

Conclusiones

El intercambio de jadeíta (500 AC-800 DC) entre los chibchas de Costa Rica y los mayas de Mesoamérica fue de mayor regularidad de lo que se había supuesto anteriormente, y pudo haberse practicado por varios modos (down-the-line, prestige-chain, emisario; a lo largo de las dos costas), en algunas ocasiones con intermediarios (p.ej. lencas de los Valles de Sula y Ulúa) y en otras más directamente (p.ej. posible enclave en Copán). Las placas de jade de cinturón mayas formaron parte de la red de intercambio de variedad de materiales y productos. Es posible que hayan sido parte de un proceso intencional selectivo, pero la motivación de tal proceso aún no se puede definir con certeza. Sin embargo, los contextos rituales y funerarios, además de los modos de adaptación y retrabajamiento, sugieren que los artefactos foráneos tuvieron un valor simbólico y de significancia para la economía política local en ambas regiones. Es probable que los chibchas de Costa Rica proveyeran productos como cacao, conchas Spondylus, perlas, y objetos de oro a cambio de la jadeíta. También, la red de intercambio sirvió para la transmisión de información y de ideas, como lo sugiere la adopción y adaptación del tema “Charlie Chaplin” por los artesanos de jade chibchenses de Costa Rica. Finalmente, es posible que la inestabilidad política en las Tierras Bajas Mayas durante el Clásico Tardío, especialmente en sitos como Copán, junto con la creciente influencia del oro en Costa Rica durante ese mismo periodo y las migraciones de los chorotegas hacia el 800 DC, hayan sido factores causales para la decadencia y culminación de la tradición de jade local.

Agradecimientos

Nuestro agradecimiento a muchos de los docentes en el Museo del Jade Fidel Tristán en San José, Costa Rica, especialmente la Licda. Zulay Soto Méndez, la Licda. Laura Rodríguez Rodríguez y el Sr. Sergio García Piedra. El primer autor del presente artículo desea reconocer el apoyo del University Research Council y el Institute for the Arts and Humanities en la Universidad de Carolina del Norte para esta investigación. Finalmente, queremos agradecer a los organizadores del Simposio y al equipo de editores. Dedicamos este artículo a la memoria de la Dra. Virginia M. Fields, gran erudita y amiga sin igual.

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Figura 1            Algunos ejemplos de jades mesoamericanos encontrado en Costa Rica: (a) figura olmeca (Brooklyn Museum of Art; foto de Joseph Coscia Jr., The Metropolitan Museum of Art, 1998; en J. Jones 1998); (b) figura teotihuacano (Denver Museum of Art, 1995.380); (c) jade de tumba principal, Talamanca de Tibás, San José, Costa Rica (Museo Nacional de Costa Rica 1.5(36); (d) placa maya A/1 (Museo de Jade, San José, Costa Rica; INS 4442; foto de D. Reents-Budet).

Figura 2            Los cuatro tipos de jades de Costa Rica como pendientes, (a) un pendiente “dios hacha” (Museo de Jade, INS 6602) (foto de Joseph Coscia Jr., The Metropolitan Museum of Art, 1998; en J. Jones 1998); (b) un pendiente “ave pico”, de Las Mercedes, Linea Vieja, Costa Rica, (foto de Lee Boltin, en E. Easby 1968); (c) un pendiente alado, (Museo de Jade, INS 6494) (foto de Dirk Bakker, en E. Benson, 1981); (d) un pendiente de barra, (colección Daniel Oduber, San José Province, Costa Rica) (foto de Joseph Coscia Jr., The Metropolitan Museum of Art, 1998; en J. Jones 1998).

Figura 3            Discos mesoamericanos de pizarra; (a) grabado estilo veracruzano (dibujo de D. Mora-Marín); (b) de El Tres en Guácimo (en Stone y Balser 1965) (foto de D. Reents-Budet).

Figura 4            La Placa Leiden (dibujos de Linda Schele; fotos © Justin Kerr).

Figura 5            Ejemplos de las placas mayas encontrados en Costa Rica con los modificaciones típicas: A/2, Museo de Jade (INS 2007), San José, Costa Rica; A/17 (colección Carlos Balser); A/3, Denver Art Museum 438.1992; A/16, de Samara, Nicoya, Costa Rica (University Museum, University of Pennsylvania). Fotos de D. Reents-Budet.

Figura 6            Placa de Calakmul que fue retrabajada originalmente dentro de la región maya (foto © Justin Kerr).

Figura 7            Figurillas que exhiben el tema “Charlie Chaplin”: (a) de Cenote de Sacrificio, Chichén Itzá, México; (b) de Pusilhá, Belice (foto © Justin Kerr); (c) de Xcambó, Campeche, México.

Figura 8            Figurillas chibchenses en estilo “Charlie Chaplin”” (a) colección Frederick R. Pleasants (foto de Lee Boltin, en E. Easby 1968); (b) Museo de Jade (INS 4507), de Hakiuv, región de Tlamanca, Costa Rica (foto de Dirk Bakker, en E. Benson, 1981); (c) Museo de Jade (INS 5924) (foto de Dirk Bakker, en E. Benson, 1981).

Figura 9            Contextos arqueológicos de jades foráneos en Costa Rica.

Figura 10          Contextos arqueológicos de jades estilo chibcha de Costa Rica en la región maya.