29. Tradiciones y transformaciones dentro del territorio tz’utujil entre el Preclásico y Postclásico Tardío 

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Tradiciones y transformaciones dentro del territorio tz’utujil entre el Preclásico y Postclásico Tardío

Abstract

In 2015, the Lake Atitlán Archaeological Project (PALA) conducted systematic and general surface survey within the southwestern Lake Atitlán Basin, Sololá, Guatemala with the goal of illuminating the nature of the Classic to Postclassic transition, widely regarded as the poorest understood period in the southern highlands. The initial goal was to conduct small numbers of test pits at a high frequency of locations in order to examine how different sectors of the population coped with what was presumed to have been a heightened period of risk.Limited information on Late Classic ceramics for the area,however encouraged us to target high density areas in order to first clarify the local ceramic sequence. This paper presents our initial findings related based on the field observations and ongoing ceramic analysis.

Descripción del área del proyecto

El área del proyecto se encuentra en el Departamento de Sololá e incluyó partes de los municipios de San Pedro y San Juan La Laguna, los cuales están ubicados dentro de los límites de la cuenca de Lago de Atitlán. El territorio está dominado por las laderas empinadas del volcán San Pedro y circunscrito por la caldera de Atitlán, por lo que el reconocimiento se restringió a las áreas que parecían adecuadas para asentamientos y donde los restos arqueológicos eran visibles en la superficie. Se excluyeron del reconocimiento las partes boscosas y sitios de cuevas rituales, la mayoría de las cuales ya han sido documentadas previamente (veáse Brown 2005).

El área del proyecto se dividió en cinco zonas (Fig.1) que se definieron principalmente por límites geográficos naturales. Dentro de cada zona se hizo un esfuerzo para identificar y documentar una muestra representativa de los sitios localizados en cada una de ellas. El rápido ritmo de desarrollo en y alrededor del área urbana de San Pedro, animó a prestar especial atención a la zona 1, con la esperanza de rescatar un poco de información sobre la ocupación prehispánica de este pueblo. En las zonas 3 y 5, fue más difícil obtener información sobre los propietarios para solicitar permiso de ingreso, debido a que el área ha sido dividida en cientos de pequeñas parcelas y se encuentra más alejada de los centros urbanos. En consecuencia, estas zonas recibieron menor cobertura.

Investigaciones anteriores

Con la excepción del sitio Postclasico de Chiya (Chuitinamit), que se encuentra en la base oriental del volcán San Pedro, la orilla oeste del lago de Atitlán ha tenido poca investigación arqueológica sistemática. Algunas referencias etnohistóricas, como los Anales de los Kaqchikeles (Recinos 1980), dan testimonio de la existencia de asentamientos prehispánicos ubicados próximos a los pueblos modernos de San Pedro La Laguna (antigua Chi Tzunun Choy o Patzununa) y San Juan La Laguna (Xekuku Abaj o Xekaka Abaj). Sin embargo, Carlos Luna hizo notar el potencial arqueológico de San Pedro, hasta 1910 (Villacorta y Villacorta 1927).

Samuel Lothrop proporcionó información más detallada sobre la arqueología de la zona en una publicación donde reporta la existencia de varios sitios y monumentos prehispánicos en los alrededores de San Pedro y San Juan (Lothrop 1933). Los recorridos posteriores de Sandra Orellana, Edwin Shook, y Chris Behrhorst, añaden información sobre la ubicación y el estado de los sitios arqueológicos y monumentos de la zona.

Más recientemente, buzos locales han recuperados vasijas de cerámica alrededor de la costa, en una densidad comparable a las que se han obtenido en la orilla sur del Lago donde han tenido lugar exploraciones más sistemáticas (Barrientos y Benítez 1997; Chinchilla et al. 1994). Algunas vasijas que fueron halladas sumergidas en el área oeste (por buzos particulares), actualmente se exhiben en el Museo Tzunun’Ya en San Pedro la Laguna. También el Museo Lacustre de Atitlán, que se localiza en Panajachel, muestra algunos incensarios y cántaros impresionantes que fueron recuperados de este área.

La información provista por informantes locales fue igualmente valiosa para la investigación en curso, en particular la que fue proporcionada por el historiador Luis Batz, quien ha publicado varios libros sobre la historia y costumbres de San Pedro (por ejemplo Batz 1980; Batz 1991); y Benedicto Ixtamer de San Juan, cuya historia oral de San Juan está publicada en línea y ha sido una fuente importante para la reciente recuperación de sus raíces como sanjuaneros. Los relatos orales de los historiadores locales que actualmente se conservan por escrito, proporcionaron hipótesis potenciales para la interpretación de los hallazgos arqueológicos y dieron lugar a algunas correlaciones interesantes. En general, se encontró que en ambas ciudades los residentes locales de mayor edad no sólo conocían la ubicación de los sitios antiguos, sino también tenía un sentido básico de su cronología relativa.

Resumen de los resultados

El equipo del proyecto llevó a cabo recolecciones generales y sistemáticas en más de 60 propiedades y acumuló más de 30.000 fragmentos de cerámica, alrededor de 1200 fragmentos de obsidiana, y una variedad de herramientas de piedra pulida. El conjunto cerámico es grande y diverso, incluye diagnósticos de cada fase de la secuencia prehispánica, comenzando alrededor de 400 AC y se extiende a lo largo del tiempo hasta la conquista española. La colección de cerámica evidencia fuertes conexiones entre estos asentamientos y sitios vecinos de las Tierras Altas y la Costa del Pacífico, así como algunas relaciones tentativas con el centro de México.

Se realizaron excavaciones en cuatro sitios que mostraron cantidades de cerámicas especialmente densas en la superficie. La muestra obtenida aportó información para identificar con éxito las secuencias estratigráficas que abarcan del Preclásico Tardío al Clásico Temprano y principios de Postclásico Tardío. La identificación de la cerámica diagnóstica para los periodos Clásico Tardío y Clásico Terminal ha sido un reto mayor y parecen indicar una reducción en el número de asentamientos en el área. Algunas posibles explicaciones para este hiatus se discuten a continuación.

Análisis de cerámica

Durante los últimos 40 años el análisis cerámico en esta parte de las Tierras Altas ha sido influenciado por el trabajo de Marion Popenoe de Hatch, cuyo sistema de análisis cerámico se ha defendido como una alternativa más integral al sistema de tipo-variedad utilizado por la mayoría de los investigadores de Mesoamérica (Popenoe de Hatch 1997). Se enfoca principalmente en la identificación de las fronteras y el movimiento de los grupos étnicos durante largos periodos de tiempo. Ese sistema de análisis cerámico parece ser el más apropiado para la investigación a escala regional e inter-regionales. Dado que el objetivo del proyecto actual se limita a una sub-región de la Cuenca del Lago de Atitlán y se interesa más en documentar las interacciones del hogar y la comunidad, el sistema de análisis tipo-variedad se consideró el enfoque más apropiado.

Uno de los obstáculos principales para el análisis actual es que la mayoría del conjunto se deriva de los contextos de la superficie o de estratos excavados con altos niveles de perturbación agrícola. Como resultado, el conjunto se compone principalmente de pequeños tiestos, muchos de los cuales han perdido el engobe original o el color del engobe. La dificultad para identificar formas de las vasijas, y colores del engobe significa que un gran porcentaje de los tiestos de la muestra solamente pueden ser clasificado en el nivel de grupo. Todos aquellos tiestos cuyo color de engobe no es discernible han tenido que ser clasificados simplemente por el color y composición dela pasta que los constituye.

Teniendo en cuenta que la gran mayoría de las descripciones de tipos cerámicos, incluso los que incluyen excelentes fotografías y dibujos, no son suficientes para hacer designaciones precisas de los tipos cerámicos en campo. La designación de tipos que aquí se presenta debe considerarse provisional, en espera de un análisis comparativo más directo. En la siguiente sección se han omitido las fechas reales de las fases cerámicas para dar tiempo a los resultados del análisis de Carbono-14 que se realizará en el futuro, y para realizar una evaluación más detallada del impacto de las revisiones cronológicos propuestas recientes por Inomata y sus colegas (Inomata et al. 2014; Inomata y Henderson 2016).

Periodos Preclásico Temprano y Medio

En la colección PALA no se han identificado hasta el momento diagnósticos que daten de los periodos Preclásico Temprano o Preclásico Medio. Sin embargo, aún se espera que dentro de la colección se encuentre una muestra diagnóstica del Preclásico Medio debido a la ocupación aparentemente intensiva de la zona durante el Preclásico Tardío y las fuertes conexiones que se muestran con Semetebaj y Chocola durante dichos periodos. La primera ocupación documentada en nuestras excavaciones pertenece al periodo Preclásico Tardío, por lo que el análisis de la cerámica se ha centrado hasta ahora en delimitar la extensión de la ocupación de este periodo en adelante.

Preclásico Tardío

El Preclásico Tardío parece representar el comienzo de un periodo de ocupación vigorosa dentro de la zona del proyecto, con los asentamientos principales enfocados en dos sitios en particular: San Juan Antiguo y Chikaqajaay. Muchas de las vajillas de intercambio mejor conocidas del Preclásico Tardío están representadas dentro de las colecciones de superficie de estos sitios y en las excavaciones llevadas a cabo en San Juan Antiguo. Esto confirma que esta área fue ocupada permanentemente en este periodo. Algunos de los tipos diagnósticos del Preclásico Tardío que fueron identificados en estos dos sitios incluyen Glossy Naranja y Glossy Negro, los cuales fueron muy populares en las zonas de Quetzatenango y Quiché; y varios tipos más conocidos del Valle de Guatemala y la Costa del Pacífico, incluyendo Vajilla Usulután, Verbena Blanco, Rojo-Naranja y Negro-Marrón.

Sin embargo, durante este periodo el tipo más comúnmente utilizado en los alrededores de San Juan fue una cerámica local que se nombró tentativamente San Juan Morado. Este tipo, que parece similar a la cerámica Pasta Rosada identificados en Chocola (Popenoe de Hatch 2005) y que aparentemente evolucionó para semejarse a la vajilla Mahogany Brown que está presente en Semetebaj durante el Clasico Temprano (Shook et al. 1979), cuenta con un engobe exterior que va del color morado a negro sobre una pasta fina de color rosado-marrón, de textura mediana a burdo, que contiene cantidades variables de cuarzo, piedra pómez, cenizas volcánicas y mica. Aún se está determinando la gama completa de formas de este tipo, pero los cántaros globulares con pestaña medial parecen haber sido comunes junto con formas de cuencos abiertos.

Sitios Cerro Encantado y San Juan Antiguo

Otros nombres: Chikaqajaay

Zona arqueológica: 4

Municipio: San Juan La Laguna

 

Durante las investigaciones en los alrededores de San Juan se identificó un montículo de tierra y piedra. Este sitio posiblemente es el que Lothrop identificó en la década de 1930, formado por una plaza de cinco montículos (Lothrop 1933). Este montículo se encuentra en una zona ubicada al suroeste del pueblo actual, que se conoce como Chikaqajaay. El nombre Chikaqajaay, que también se acortó a Chiquiacay, se traduce como “frente a” o “en el lugar de la casa roja” y es un nombre que parece haber sido aplicado a cualquier área que tiene montículos prehispánicos. Teniendo en cuenta que existen otro sitio en la zona del proyecto (véase más adelante) que es el más famoso de los Chikaqajaays de la zona, el montículo ubicado en San Juan y su entorno serán referidos aquí como Cerro Encantado, siguiendo varias historias locales que describen este montículo como un lugar de magia, fertilidad y abundancia.

El montículo Cerro Encantado por desgracia está en un mal estado de conservación y evidentemente ha sido saqueado por lo menos en una ocasión. Si el montículo alguna vez tuvo piedras de revestimiento, éstas hace tiempo que fueron eliminadas, dejando sólo un núcleo de tierra y escombros. Una línea recta de piedras que se observa cerca de la cumbre indica que algunos elementos de la forma de la estructura aún podrían distinguirse mediante la excavación cuidadosa. Afortunadamente, los restos de lo que parece ser una estela lisa y otro fragmento grande de piedra cortada se encuentra en la base del montículo. Aunque no se recuperó cerámica del montículo, la construcción de piedra y una estela sin tallar indican que pertenece al Preclásico Tardío o Protoclásico. Esto se apoya en la densa cantidad de cerámica fechada para este periodo que se recuperó de las excavaciones que se realizaron cercanas al área, y en los materiales que se observaron en algunas colecciones privadas procedentes del área cercana.

Se deduce que esta zona constituye el centro original de San Juan, debido a la existencia de varios monumentos de piedra impresionantes situados en los alrededores. Por desgracia, la integridad de estos monumentos está cada vez más amenazada porque se encuentra ubicado dentro de la zona urbana de San Juan.

El más impresionante de estos monumentos está tallado en un afloramiento de roca natural y combina escultura tridimensional con elementos en bajo relieve (Fig.2). Se puede observar, una figura reclinada que lleva un casco o una corona. Los ojos cerrados y la posición de las manos recostadas sobre el estómago sugieren semejanza con el estilo escultórico barrigón de la Preclásico en la Costa del Pacífico. Sin embargo, la posición reclinada sobre la espalda de la figura, combinada con el objeto que porta en la cabeza, recuerdan a las esculturas de Chac Mool del Postclásico México.

A la izquierda de esta figura, la parte plana de la roca está decorada con varios símbolos tallados en relieve, cuyo significado todavía está siendo interpretado. Dos de ellos podrían representar símbolos del sol, mientras que un símbolo en forma “I” mayúscula puede representar un juego de pelota. Además de estos símbolos, hay una mano sosteniendo un bastón y una lanza. Entre estos símbolos, invisible en gran parte hasta que se humedece con agua, se observa una representación de un individuo de aspecto Maya, cuya mitad inferior parece terminar en la cola de un pez o caballito de mar.

Esta compleja mezcla de símbolos es difícil de interpretar, pero parece que tienen alguna relación con el juego de pelota. Su ubicación dentro del núcleo Preclásico Tardío al Clásico Temprano de San Juan, indica que se produjo probablemente en este rango de tiempo.

Aunque el centro ceremonial de San Juan probablemente se encuentra ubicado alrededor del montículo Cerro Encantado, la mayor concentración de artefactos que se recuperó de la superficie se localizaron en una meseta de terreno modificada, situada un poco más al suroeste. Se observaron escaleras antiguas y muros de contención sustanciales que demarcaban claramente los límites de esta zona. La presencia de varios pequeños montículos de tierra que se observan en esta área y grupos de piedras escondidos entre las densas plantaciones de café, indican que esta fue probablemente la zona residencial principal del asentamiento prehispánico. En esta zona se documentó en el año 2011, una colección privada de cerámica y herramientas de piedra. El dueño de la colección afirma que fueron halladas en un entierro de cista de piedra que encontró dentro de su propiedad. El hecho de que la colección está representada por tipos del Preclásico Tardío, Protoclásico y Clásico Temprano, apoya las afirmaciones del propietario que dicen que la colección la obtuvo en esta área.

 

Sitio: Chikaqajaay

Otros nombres: Cojoljuyu, Chiquiacay

Zona arqueológica: 3

Municipio: San Pedro La Laguna

 

Otro centro importante del Preclásico Tardío fue Chikaqajaay, ubicado en el municipio de San Pedro La Laguna (Zona 3). Este sitio fue reportado originalmente por Samuel Lothrop bajo el nombre Cojoljuyu, pero hasta donde se ha investigado parece que nunca fue visitado por Lothrop o por ningún otro arqueólogo. Sin embargo, el término Cojoljuyu se refiere al inmenso valle que se extiendeen la zona comprendida entre el volcán San Pedro y el borde sur de la caldera de Atitlán. El sitio en sí, es conocido por los lugareños como Chikaqajaay o Chiquiacay, y está asociado con el famoso enano enigmático conocido como Kaqikaxol (Maxwell e Ixmata 2008).

Debido a que en realidad Lothrop nunca visitó el lugar, al sitio se le asignaron coordenadas erradas en el documento de registro original, y se ubicó en la cresta de la montaña alta del Cerro Paquisis. Este error se ha perpetuado en los mapas arqueológicos desde entonces. Una consecuencia desafortunada de este error fue que cuando los sacerdotes Mayas locales protestaron ante los planes de la Iglesia Católica de erigir una capilla para la virgen María sobre uno de los montículos, las autoridades locales se negaron a intervenir, alegando que el sitio no estaba registrado.

El sitio está asentado en una importante ruta antigua de comercio, y casi equidistante de las tres localidades de San Juan, San Pedro y Santiago Atitlán, Chikaqajaay. Actualmente, fue descrito a los autores,por una persona local, como un lugar de intercambio. Está muy bien situado en un área de tránsito que facilita el movimiento de productos entre la orilla del lago y las comunidades como Palo Gordo y Chocola, ubicados en la Bocacosta del Pacífico (Fig.3). Un cerro aislado, situado cerca del centro del valle y cerca de un manantial natural, funcionó como el centro del sitio y los restos de al menos tres montículos de tierra y de piedra todavía se pueden observar en su cima (Fig.4). La colina fue claramente modificada en la época prehispánica. Se construyeron escalinatas de piedra en al menos dos lados, y un muro de contención que fortificó la plaza nivelada artificialmente.

Al igual que en San Juan, los montículos aquí parecen haber tenido en el frente estelas lisas, por lo tanto, probablemente fueron construidos en la misma época. La presencia de estelas lisas en ambos sitios las conecta con las mismas tradiciones religiosas practicadas en el sitio Preclásico sumergido de Samabaj, el sitio de la costa norte de Estrada Escobar y un número de sitios en la Costa del Pacífico, incluyendo Takalik Abaj y Monte Alto.

Teniendo en cuenta que los antropólogos y geógrafos han afirmado tradicionalmente que no podrían existir asentamientos permanentes lejos de la orilla del lago, el grado de asentamiento que irradian desde el núcleo de Chikaqajaay es sorprendente (ver Fig.4), y claramente demuestra la presencia de una gran población residente en el área durante el apogeo del sitio entre el Preclásico Tardío y Clásico Temprano. Grupos apilados de piedra que pudieron formar parte de estructuras (hoy removidos de su lugar original para maximizar el espacio de los terrenos de cultivo), rodeados por alta cantidad de cerámica en superficie, indican que su apogeo se dio en el Protoclásico y Clásico Temprano. Chikaqajaay pudo haber sido el sitio más grande de la cuenca del lago. Su importancia como centro de culto religioso parece haberle permitido sobrevivir a través de los tiempos turbulentos de los periodos Clásico Tardío y Terminal.

Sitios del Preclásico Tardío en la costa

Durante el periodo Preclásico Tardío parece haber iniciado el uso de varios afloramientos de roca ubicados a lo largo de la costa cerca de San Pedro, incluyendo los sitios de Pa Tawal, Xe Tawal, Saqaribal y Punta de Oro. Gracias a su ubicaciones elevadas, parece que estos sitios no fueron afectados por los niveles fluctuantes del lago y cada uno parece haber sido utilizado, esporádicamente, a lo largo de la secuencia prehispánica. Evidencia fotográfica de las décadas de 1930 y 40, da fe de que en momentos de altos niveles de agua, la formación rocosa de Patawal que está situada en el punto más al norte de San Pedro, se convirtió en una isla, y lo mismo puede decirse de los otros tres sitios mencionados arriba. De estos sitios, sólo XeTawal y Punta de Oro (también conocido como Tzanchanay), muestran evidencia de asentamiento permanente. En el Punta de Oro, por ejemplo, se puede observar en la parte más al norte, un recinto de 6 x 4 m (Fig.5) y algunos otros arreglos de piedras, que probablemente fueron partes de unidades domésticas en tiempos prehispánicos. Además, las buena visibilidad desde este lugar, que abarca casi toda la orilla al este, podría indicar una función defensiva. En relación a la historia local, es de interés que el historiador Luis Batz, considera que fue uno de los primeros sitios ocupados por los Tz’utujiles (Batz 1991).

El uso y ocupación de estas áreas costeras en el periodo Preclásico Tardío, se evidencia por la presencia de pequeñas cantidades de cerámica Usulután y también por la existencia de una serie de monumentos de piedra que tienen paralelismos fuertes con monumentos del Preclásico Tardío de sitios de la Bocacosta, como Palo Gordo, TakalikAbaj e Izapa. Una escultura de pedestal y dos columnas grandes, ubicadas en el área conocida como Saqaribal, probablemente corresponden a este periodo. El monumento con pedestal parece casi idéntico a dos monumentos documentados por Lothrop en la Finca Chacaya (Fig.6), en el extremo sur de la Bahía de Santiago, y es muy parecido al Monumento 21 de Palo Gordo. Cada uno de estos monumentos representa un individuo atado y arrodillado, y todos han sido decapitados. Aunque es poco probable que el monumento en Saqaribal esté en su posición original, la ubicación costera de este monumento y los de la Finca Chacayal, pueden indicar que estos monumentos fueron colocados en la costa como advertencias a visitantes extranjeros o invasores.

El Protoclásico y Clásico Temprano

El periodo Protoclásico está bien representado en el área del proyecto, por cuencos tetrápodes con soportes mamiformes (Fig.7 arriba) que fueron encontradas durante las investigaciones en PaTawal, Chikaqajaay y en colecciones privadas en XeTawal y San Juan Antiguo. Más tarde, en el periodo Clásico Temprano, tanto en San Juan y Chikaqajaay, parecen haber adoptado y producido cerámicas de la Tradición Solano, que Marion Popenoe de Hatch cree se originó en las zonas de Quiché y Huehuetenango, al norte y oeste de esta región (Popenoe de Hatch 1998). Se obtuvieron cantidades relativamente grandes de Esperanza Flesh y tipos utilitarios semejantes a las vajillas Santa Marta Café, Prisma y Mahogany Brown (Fig.7 abajo), todos los cuales son marcadores del Clásico Temprano, y la tradición Solano en Semetebaj y Kaminaljuyu. Las grandes cantidades de cerámica similar a la vajilla Santa-MartaCafe recuperadas de la superficie de Chikaqajaay indican que este tipo de cerámica posiblemente fue producida allí.

El Clásico Medio y Clásico Tardío

Excavaciones realizadas en el sitio de San Juan Antiguo se recuperó cerámica Esperanza Flesh mezclada con pequeñas cantidades de diagnósticos del Clásico y Postclásico Tardío en los niveles más altos. Esto indica que el área fue mínimamente utilizada después de la llegada de la tradición Solano. La historia oral local parece preservar los recuerdos de abandono de este sitio. Dos residentes locales de San Juan narraron historias similares que relacionan la devastación de esta población por una peste infligida por un chamán que fue desterrado, que se identifica como el enigmático Kaqikaxol. Se cree que el resto de la población abandonó el sitio y se trasladó a un lugar llamado XekakaAbaj, que se encuentra en la base de las montañas hacia el noroeste, cerca de otra fuente de agua natural. Aunque el proyecto PALA no pudo obtener permisos para investigar oficialmente esa área, muchas de las terrazas amplias de esta zona presentan cerámica en superficie, así como alineamientos de piedra que probablemente designan los lugares de residencias prehispánica. Las referencias del sitio de XekakaAbaj que se presentan en los Anales de los Kaqchikeles, dan testimonio de la continua ocupación de esta zona en el periodo Postclásico Tardío. Es probable que los vecinos de esta zona más tarde se trasladaron de nuevo a la ubicación actual de San Juan, donde el nombre de su asentamiento anterior evolucionó gradualmente hasta el nombre actual de la ciudad en Tz’utujil, Xekuku Abaj.

Chikaqajaay en el Clásico Tardío

Al igual que San Juan, en Chikaqajaay los diagnósticos del Clásico Tardío son escasos y distantes entre sí. Se obtuvo una muestra pequeña de piezas de las vajillas Amatle, Tiquisate, y Scrap-decorated, que se parece mucho a la Bulux Rojo, un tipo popular en el área de Totonicapán (Ciudad Ruiz 1984) y Chiche (Gruhn y Bryan 1976). Pequeñas cantidades de Jelic Rojo y Rojo Sobre Crema también se fechan para este periodo, pero tienen una larga historia de uso por lo que su datación precisa es problemática.

Además, el gran número de incensarios de cucharón con mangos sólidos(Fig.8) que fueron recuperados en varias zonas residenciales posiblemente indican uso continuo del sitio en el Clásico Tardío, cuando estas formas alcanzaron su pico de popularidad (Wauchope 1975). La alta frecuencia de estos tipos de incensarios combinado con otras formas de incensarios (por ejemplo, vasijas con espigas) pueden indicar que durante el Clásico Tardío el papel de Chikaqajaay estaba empezando a cambiar de un centro comercial a un lugar de peregrinación, un papel que ha seguido desempeñando durante el resto de los periodos prehispánicos y hasta los tiempos modernos. Alternativamente, tomando en consideración la conexión que Ruud Van Akkeren postula sobre los incensarios cucharon y el dios de los mercaderes, Ek’ Chuah, entre los grupos Quiche en el centro Postclásico de Kawinal (Van Akkeren 2003), la presencia de altas cantidades de estos artefactos en Chikaqajaay podrían indicar que su posición como un descanso para mercantes de larga distancia continúa en este periodo.

Chuk’muk y la llegada de influencia teotihuacana en el Clásico Tardío

El aparente abandono de San Juan Antiguo y la disminución de la importancia comercial de Chikaqajaay durante el Clásico Medio a Clásico Tardío, refleja una reorganización a escala regional de la población del lago en este momento, y pueden indicar el comienzo de la centralización política en el sitio de Chuk’muk, que parece haber alcanzado su apogeo precisamente en este momento. Los restos abundantes del periodo Clásico en este sitio indican que posiblemente una parte sustancial de la población de la orilla oeste, incluyendo grupos de San Juan y Chikaqajaay, pudieron haberse trasladado a este centro más próspero durante ese periodo.

La razón para el aumento rápido en la prosperidad e influencia de este centro puede ser explicado en relación con sus conexiones a las comunidades en la costa con fuertes conexiones con Teotihuacan. Excavaciones de salvamento realizadas en Chuk’muk en el año 2010, revelaron enterramientos con ofrendas abundantes que incluyeron vasos cilíndricos trípodes de estilo teotihuacano idénticos a algunos de los que se encontraron en la región de Tiquisate, de la Costa Sur de Guatemala, en donde una fuerte influencia teotihuacana está bien documentada. Además, el reconocimiento de Chinchilla y colegas (1994) en la orilla sur del lago, revelaron que cerámica derivada de la misma región Tiquisate, se produjeron casi exclusivamente en los sitios que bordean la Bahía de Santiago, lo que sugiere que la importación y distribución de tales materiales se controlaron estrictamente.

Como discutieron Chinchilla Mazariegos y colegas (2009), comerciantes y guerreros teotihuacanos estuvieron establecidos en algunos lugares estratégicos en la costa baja del Pacifico en este tiempo, presumiblemente para asegurar acceso a algunos recursos exóticos para las élites. Posiblemente, la presencia teotihuacana en Chuk’muk fue dirigida por estos mismos grupos con el motivo de obtener mercancías que entraban a la zona del lago desde el Altiplano Central y Norte. Kenneth Brown y Teresa Majewski (1983) han señalado que durante este tiempo la influencia extranjera parece haber sido más fuerte en el área central de Quiché. En un caso muy parecido a Chuk’muk, el sitio de Chiche experimenta un rápido crecimiento en el preciso momento en que cerámica de Teotihuacan aparece por primera vez en la zona.

El Postclásico

En contraste con los periodos anteriores, la presencia de cerámica fechada para el Postclásico en casi todos los sitios de la orilla oeste, indica que este fue un periodo de actividad intensa en esta parte del lago de Atitlán, aunque todavía no es claro cuando comenzó precisamente esta fase.

Fuentes etnohistóricas y la evidencia cerámica documentadas por Lothrop (1933) y el proyecto Agua Azul, indican que en algún momento del Postclásico Temprano, el chinamit o amaq de los Tziquinahay estableció su capital en Chuitinamit, en el lado oeste del Bahía de Santiago. Los factores que impulsaron la fundación de este nuevo centro no están claros todavía, pero la historia oral parece preservar la memoria de este movimiento entre los atitecos de hoy (Barrientos et al. 2011), lo que indica que esto fue un movimiento autóctono por la población de Chuk’muk.

Algún tiempo después de haber establecido su nueva capital, losTziquinahay empezaron a consolidar el control sobre la Boca costa del Pacífico, forjando una alianza con el Tz’utujill Malaj y estableciendo colonias para controlar la producción y distribución del cacao, la moneda de Mesoamérica en el Postclásico y la razón principal del aumento rápido del poder e influencia del Tziquinahay.

No está claro si las comunidades del lago se unieron voluntariamente, o si fueron obligadas por el Tziquinahay, pero el aumento de la agresividad de la emergente unidad política Quiche, combinan con la llegada de ondas sucesivas de migrantes en la costa sur, probablemente obligan a una mayor integración y militarización de la población del lago. Sin embargo, el carácter opresivo del gobierno del Tziquinahay parece haber suscitado numerosas rebeliones en el transcurso del periodo Postclásico Tardío (Recinos 1980), en última instancia conduce al amaq Tz’utujil a aliarse con los Quichés para liberarlos del poder de losTziquinahay (Ivic de Monterroso y Alvarado 2011).

A pesar de estas condiciones aparentemente turbulentas, la evidencia cerámica recuperada de los sitios en toda el área del proyecto, indica que el periodo Postclásico involucró un nuevo aumento en la población general de esta sección del lago, y el establecimiento de al menos un nuevo centro: el de Panalujaay, ubicado 1,8 km al este del actual San Pedro La Laguna. Al mismo tiempo que la población aumenta a lo largo del altiplano sur, estas comunidades parecen haber sido rápidamente integradas en una red de intercambio pan-altiplano que probablemente incluía un sistema de mercado incipiente. Arqueológicamente, se refleja mediante la adopción generalizada de un conjunto de formas y estilos estandarizados de cerámica por comunidades de toda la región (Wauchope 1970). Cerámica monocroma y decorada, diagnósticos de este periodo, se identificaron en la mayoría de los sitios de la zona del proyecto, pero se centraron especialmente en torno a los centros de San Pedro y Panalujaay, los cuales parecen haber prosperado justo antes de la llegada de Pedro de Alvarado en 1524.

 

Sitio: Xe’tinamit

Zona arqueológica: 1

Municipio: San Pedro La Laguna

 

Aunque la mayor parte del centro urbano de San Pedro no es accesible dada la presencia de edificios modernos e históricos, el equipo PALA obtuvo permisos para investigar algunas parcialidades pequeñas adentro de este sector (Zona 1). De todos estos, una propiedad ubicada solo 300 m al norte del centro que fue nombrada Xe’Tinamit, presentó la evidencia más interesante. La propiedad estaba en proceso de construcción cuando se investigó. Aquí se encontró una gran cantidad de cerámica postclásica relacionada con una residencia doméstica que empleó pisos de barro y talpetate, y muros de bajareque. Aunque la mayoría de los tipos cerámicos recuperados en este lugar fueron monocromos, se encontró también una selección de tipos finos y decorados, incluyendo Xola Naranja, Rojo sobre Blanco Inciso y Fortaleza Blanco sobre Rojo. Además, se encontraron algunas orejeras de barro. Esta evidencia sugiere que la gente que vivió aquí en el Postclásico, fueron opulentos y que tuvieron acceso a un rango diverso de cerámica y artefactos elaborados por especialistas. Entonces, parece que el sitio de Xe’Tinamit evidencia la existencia de estratificación social entre la población.

Sitio: Panalujaay

Otros nombres: Pan ula’jaay

Zona arqueológica: 2

Municipio: San Pedro La Laguna

 

El sitio Postclásico de Panalujaay, ubicado entre San Pedro y Chuitinamit, debió ser uno de los chinamits más poderosos dentro el territorio Tz’utujil en el periodo Postclásico Tardío. Es el sitio más grande ubicado en las laderas nortes del volcán San Pedro, entre dos barrancas profundas. Consistió de un centro ritual-administrativo rodeado de áreas residenciales que ocuparon numerosas terrazas hechas de bloques de piedra grandes. Aunque el sitio fue declarado como patrimonio cultural por el Ministerio de Cultura y Deportes en 2005 (Acuerdo Ministerial No. 085-2005) los dueños de los terrenos donde están los montículos del centro ceremonial, continúan sembrando café en su superficie y removieron las piedras talladas. El resultando es que uno de los montículos está casi destruido y el otro está perdiendo rápidamente su forma original.

Aunque, no se obtuvo permiso para investigar estos edificios, ni el resto del centro ceremonial, algunos propietarios de las áreas residenciales (Áreas B a E) permitieron hacer reconocimiento sistemático y excavaciones en algunas parcelas. Excavaciones en el Área C, ubicada sobre una terraza localizada aproximadamente 100 m al sur y 10 m arriba del centro ceremonial, reveló muros y pisos de una plataforma sobre la que se encontró los restos de una casa doméstica.

Depósitos densos de cerámica fina asociados con estas estructuras indican que esta fue la residencia de una familia elitista. Una cosa muy interesante que deberemos explorar con más detalle es que el inventario de cerámica recolectado en este lugar incluyó una alta densidad de tipos producidos en el área Quiche que no están bien representados en la colección de Chuitinamit. La alta densidad de tipos como Xola Naranja y Raxaca Rojo, que fueron alguno de los tipos más encontrados por investigaciones llevadas a cabo en Q’umarkaj (Macario y Burgos 2009) y Chisalin (Weeks 1980), pueden dar apoyo a la historia oral de la familia Chavajay, que fue narrada a los autores por un miembro de esta familia. Esta historia cuenta que los Chavajays, quienes formaron parte de la corte de los Tziquinahay de Chiya, se rebelaron contra ellos y se mudaron a este lado del volcán donde fundaron este asentamiento. La alta densidad de tipos Quiches encontrados aquí puede indicar que la rivalidad entre estos grupos motivó a los Chavajays para fortalecer conexiones con los Quiches, quienes, a mediados del siglo XV, estaban bien establecidos en comunidades bordeando el limite oeste de la cuenca de Atitlán. En publicaciones futuras se van a explorar estos temas con más detalles y proporción más información sobre este sitio Panalujaay, que parece haber crecido en importancia en el último siglo del periodo prehispánico.

Referencias

Barrientos, Tomás y Henry Benítez

1997   Arqueología subacuática en la playa sur de lago de Atitlán: Métodos y hallazgos. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.24-35. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Batz, Luis

1980   Relatos de Tzutuhiles. Tradiciones de Guatemala, No.14. Centro de Estudios Folkloricos USAC, Guatemala.

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Fig. 1: Área del proyecto mostrando la ubicación de las Zonas 1 a 5, Google Earth, Image 2016.

Fig. 2: Monumento tallado en la roca madre ubicado cerca del centro de San Juan Antigua.

 

Fig. 3: Ubicación del sitio de Chikaqajaay mostrando las áreas investigadas en amarillo, GoogleEarth Image, 2016.

Fig. 4: El centro ceremonial y áreas residenciales de Chikaqajaay, Municipio de San Pedro La Laguna.

Fig. 5: Monumentos de tipo pedestal ubicado en la orilla oeste. Foto a la izquierda por G. Davies. Foto a la derecha por S. Lothrop (1933).

Fig. 6: Cerámica del Preclásico Tardío o Protoclásico de Chikaqajaay.

 

Fig. 7: Asas de incensarios de cucharon de Chikaqajaay, San Pedro La Laguna, Zona 3.