19. RESULTADOS DE LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL COMPLEJO TRIÁDICO C-9, NARANJO SA’AL, PETÉN, GUATEMALA. TEMPORADAS DE CAMPO 2013 Y 2015

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Resultados de las excavaciones arqueológicas en el Complejo Triádico C-9, Naranjo Sa’al, Petén, Guatemala. Temporadas de campo 2013 y 2015

Abstract

The Triadic Complex known as C-9 is the larger in the Maya city of Naranjo Sa’al, indicating its ritual relevance. The extensive archaeological excavations carried out during the 2013 and 2015 field seasons at the façade and terraces of access of temple C-9, allowed to know the morphological characteristics of the structure. The findings of stelae 46 and 47 permitted to determine the ritual function of the context of the monuments in relation to the terraces of the Triadic Complex. This document details the archaeological context in which the monuments were found and provides with interpretations regarding their handling and rededication during the Terminal Classic period.

Introducción

El sitio arqueológico de Naranjo Sa’al está ubicado en la región noreste de Petén aproximadamente a unos 18 km al noroeste de la Ciudad de Melchor de Mencos, forma parte del Parque nacional Yaxha-Nakum-Naranjo (Fig.1). El sitio ocupa un área de aproximadamente 100 km², que incluye el epicentro monumental (3,5 km²) y la periferia residencial, que fueron ocupados desde finales del Preclásico Medio hasta el Clásico Terminal.

Los trabajos de investigación arqueológica y de restauración del sitio, dieron inicio a partir del año 2001, a cargo del Departamento de Conservación y Rescate de Sitios Arqueológicos Prehispánicos (DECORSIAP) del Instituto de Antropología e Historia (IDAEH). El DECORSIAP-IDAEH ha intervenido en el sector central y oeste del epicentro, así como en las zonas residenciales de la periferia. Cabe mencionar que a partir del año 2013, una parte de la investigación arqueológica ha sido dedicada al Complejo Triádico C-9, que delimita el sector este del centro ceremonial.

El Complejo Triádico C-9

Los Complejos Triádicos corresponden a un modelo de arquitectura que aparece durante el Preclásico Tardío en las Tierras Bajas Mayas. Por lo general están compuestos por tres edificios tipo piramidal, en donde dos de ellos están uno frente al otro, y el tercero está orientado hacia el centro de la plaza. Los edificios están sustentados sobre una plataforma común, que en algunos casos podría ser de varias terrazas. Según Hansen (1998:80) y Velásquez (2014:29), este tipo de arquitectura podría corresponder al asiento político de la ciudad relacionado con actividades administrativas y publicas tales como rituales de entronización. Sin embargo, debido al contenido de la variabilidad tipológica, cronológica y geográfica de estos complejos, no se les puede atribuir una misma y única función. Por ejemplo, existen otras interpretaciones, donde se les asigna un simbolismo ideológico que podría implicar su asociación con la constelación de Orión, lugar de la creación Maya (Freidel et al. 1993:79), también asociado a las tres piedras del comal; así cómo la morada de los dioses creadores (Hansen 1998:80) o bien, el lugar de conmemoración de la resurrección del dios maíz (Szymanski 2013:122-129).

La antigua ciudad de Naranjo Sa’al cuenta por lo menos con nueve Complejos Triádicos (A-15, B-5, B-15, C-3, C-9, C-10, C-13, C-14 y D-I), repartidos en el epicentro, éstos varían en tamaño, orientación y cronología, pero el Complejo Triádico C-9 es el más antiguo y monumental del sitio (Fig.2). Al grupo se llega a través de la calzada principal del epicentro, que se desplaza en dirección oeste-este. Esta calzada, se asocia a los Complejos Triádicos B-15, B-5, C-3 y culmina en el C-9. En relación a este último complejo se determinó que el templo piramidal C-9, que define el sector este del complejo del mismo nombre, sobresale de las otras pirámides por su altura de 36 m. El Edificio norte C-6 alcanza los 26 m y C-7 ubicado al sur tiene una altura aproximada de 24 m desde el nivel de la plataforma común del Complejo Triádico.

Una de las características más relevantes del Complejo Triádico C-9 consiste en la presencia de un gran número de monumentos (Fig.3), distribuidos de la siguiente manera. En relación al Edificio C-9 se determinaron ocho estelas: siete en la segunda terraza organizadas en dos filas (25-31) y una al pie del basamento (32). En relación al Edificio C-6 se encontraron otras tres estelas (21, 22 y 23). Seguidamente, en lo que corresponde al Edificio C-7, estuvo erigida la estela 24 (Maler 1908; Morley 1938; Graham y Von Euw 1975). Recientemente se descubrieron en relación al Edificio C-9, las siguientes estelas: 45 (Tokovinine y Fialko 2007); 46 (Martin et al. en el presente volumen); 47 (Martin et al. 2016) y 48 (Ramírez y Fialko 2014). Las estelas 45 y 48 se ubicaron en el interior de un túnel de saqueo.

La pirámide C-9

Este templo-piramidal descansa sobre un basamento organizado en varias terrazas. La primera o sea la inferior, corresponde a la plataforma común del triádico, mientras que la segunda y tercera terrazas ya forman parte, y dan acceso directo al Edificio C-9. La segunda terraza se caracteriza por incluir un recinto con un nicho que bifurca a la escalinata organizada en nueve escalones que conducen hacia la tercera terraza, que sostiene directamente al edificio.

Las dimensiones estimadas para el propio Edificio C-9 se estiman en 70 m de largo, 47 m de ancho y 26 m desde el nivel de la tercera terraza. En relación al recinto superior, el mismo fue descrito por Maler (1908:111), quien refiere su formato longitudinal, que en la parte superior sostuvo a una posible crestería. El basamento piramidal está integrado por siete cuerpos escalonados en talud y tiene esquinas redondeadas. En el año 2004, el DECORSIAP-IDAEH documentó un túnel de depredación que atraviesa 38 m del eje del primer cuerpo (Fig.4). El saqueo destruyó parte de la fachada oeste, que incluye un pódium-recinto que bifurcó la escalinata central. Las investigaciones realizadas permitieron determinar la existencia de una larga secuencia constructiva iniciada a final del Preclásico Medio con un pequeño muro (C-9 sub. 1) cercano a una cavidad tallada en la roca caliza. Otras dos estructuras monumentales correspondieron al Preclásico Tardío (C-9 sub. 2) y al Clásico Temprano (C-9 sub. 3). La versión final del edificio corresponde al Clásico Tardío, con remodelaciones del Clásico Terminal (Tokovinine y Fialko 2007).

El hallazgo de la Estela 46

En la temporada de campo del año 2015, las investigaciones arqueológicas intensivas fueron realizadas en la tercera terraza del basamento de acceso al Edificio C-9, con el objetivo de verificar la existencia de otros monumentos adicionales a la estela 47 (Ramírez y Fialko 2013:45). Como resultado de dichas actividades se obtuvo el hallazgo de la estela 46 (Treffel 2015). Según el análisis epigráfico de Simon Martin y Alexandre Tokovinine (Martin et al. en el presente volumen) la figura representada corresponde al rey K’ahk’ Tiliw Chan Chaak, que ejerció su poder entre el 693 y 728 DC.

La estela 46 se ubicó incompleta en dos fragmentos, en dos sectores distintos de la tercera terraza del Edificio C-9, aproximadamente en el eje del edificio y de un pódium-recinto. Este último corresponde a un rasgo constructivo utilizado tanto en Tikal como en Naranjo Sa’al durante el periodo Clásico Terminal, y que se caracteriza por consistir en un recinto con formato de cubo que bifurca la escalinata. La parte superior del cubo pudo ser utilizado como un pódium (Fig.5). Los fragmentos estuvieron asociados al relleno del piso de la terraza, que corresponde a un lapso de tiempo relacionado entre el final del Clásico Tardío y la primera parte del Clásico Terminal. El hecho de que los fragmentos de la estela fueran protegidos tanto por el piso de la tercera terraza, como por el derrumbe asociado al Edificio C-9 coadyuvó a la preservación de la escultura tanto en lo relacionado con el texto jeroglífico como con la representación iconográfica. Un primer fragmento corresponde a la espiga y la sección inferior relacionada con los pies y las piernas del gobernante (Fig.6). El segundo fragmento, fraccionado en dos partes debido a la presión ejercida por un árbol, corresponde con la sección central de la estela, donde se muestra la cintura del personaje (Fig.7). Lamentablemente, no pudo ser localizada, la parte superior del monumento, que tendría que referir el torso, la cabeza y el tocado del rey.

Debido al contexto arqueológico Clásico Terminal, en el cual se encontraron las estelas 46 y 47, se puede asumir que su fragmentación y dedicación en la tercera terraza de C-9 son el resultado de una manipulación intencional antrópica. Esta situación se puede apoyar en el hecho de las diferencias cronológicas que existen entre la estela 47, que corresponde a la representación del gobernante Aj Wosal, fechada para el Clásico Temprano, y la estela 46 asociada al periodo Clásico Tardío. En consideración a lo anterior, puede estimarse que pudieron haber sido manipuladas como parte de alguna(s) ceremonia rededicatoria Clásica Terminal, que pudo coincidir con el momento de la construcción del pódium en la escalinata.

Aspectos sobre la manipulación de monumentos

Los siguientes planteamientos sobre la posible manipulación en Naranjo Sa’al de las estelas 46 y 47 toman en consideración el aporte sobre este tema efectuado por Megan O’Neil (2009, 2010, 2011, 2013), quien discute situaciones similares evidenciadas en otros sitios arqueológicos mayas, entre los cuales se encuentran Tikal y Yaxchilán. Entre los motivos relacionados con movimiento y enterramiento de esculturas destaca la de actividades bélicas que ocurren en conflictos dinásticos (Mesick 2006:71-75; O’Neil 2013:53-57; Rivera 2006:131, 202).

Fragmentación

En el caso de Naranjo Sa’al, debido a las características del contexto de la estela 46, y la presencia de varios fragmentos, pudiera haberse dado una situación de violencia destructiva del monumento previo a su enterramiento. Es bien sabido que durante eventos de conflictos entre reinos y ciudades, una de las consecuencias por parte del vencido es la de ser objeto de saqueo y mutilación de sus monumentos escultóricos y arquitectónicos, así como de la captura de tronos en calidad de trofeos, todo ello con un afán de eliminar los símbolos de poder y objetos de propaganda como una forma de suprimir su existencia (Rivera 2006:202). En el caso de los mayas se conoce que los monumentos escultóricos fueron considerados como representaciones extra-somáticas de la persona representada y fue por medio del ritual de dedicación, que se activó la esencia vital del rey plasmada en su imagen en la piedra (Houston y Stuart 1998; Houston et al. 2006; O’Neil 2011:264; 2012:58-62; Stuart 1996:158-165), por lo que las estelas fueron consideradas como objetos animados, que implicaron contar con la presencia física de los gobernantes representando ceremonias específicas.

Desde este punto de vista, el ritual execratorio practicado sobre los monumentos, no solo suprimió su sacralidad y esencia vital, sino que podría incluso extenderse a un daño directo a la persona representada (Rivera 2006:131). Pudiera haberse dado el caso de que al personaje de la estela 46 se le hubiese “decapitado”, durante el momento del conflicto que llevó a su destrucción. Es conocida la existencia de monumentos decapitados antropomorfos en la región noreste de Petén, tanto en Uaxactun, como en Tikal. Se considera que la cabeza de una persona corresponde a la parte del cuerpo que permite identificar al individuo y corresponde también al lugar donde se encuentra la energía vital de la persona, el b’aahis (López 2013:236).

Resulta irresistible suponer que la fragmentación de la estela 46 pudo haber ocurrido en un lapso de tiempo entre 744, cuando Yax Mayuy Chan Chaak, el sucesor de K’ahk’ Tiliw Chan Chaak, fue vencido por Tikal, y 784 cuando se regula la actividad monumental en Naranjo Sa’al con el reinado de Itzamnaj K’awiil (784-810 DC.).

En relación a las otras estelas de Naranjo Sa’al que muestran evidencia de daños o fragmentación, la explicación de su condición es más difícil de asumir, considerando que hay una variedad de factores que pudieron haberse dado, tal como ocurre en el caso de otras estelas de K’ahk’ Tiliw Chan Chaak (estelas 1, 28) y monumentos de Aj Wosal (estelas 16, 25, 27, 38 y 47).

Rededicación

Durante el periodo Clásico Terminal, los fragmentos de las estelas 46 y 47 fueron manipulados con cuidado para ser colocados en un lugar especial sobre la tercera terraza, asociados al eje central del Edificio C-9. Los monumentos fueron colocados en relación con las esquinas de uno de los elementos más notables de dicho edificio: el pódium-recinto. Es relevante considerar que las secciones superiores de ambas estelas fueron colocadas orientadas hacia el norte, lugar de los antepasados asociado con la capacidad genésica del cielo y de los dioses como el renacimiento de la naturaleza (Rivera 2006:154-155). Este tratamiento exclusivo podría reflejar una voluntad de revitalizar a los reyes representados, así como devolver la sacralidad que envuelve al monumento. Todo ello se puede considerar como parte de un proceso de rededicación llevado a cabo por posibles descendientes de los gobernantes.

La rededicación de monumentos fragmentados en contextos posteriores puede ser observada en varias ciudades de las Tierras Bajas (El Perú, La Corona, Yaxchilán, etc.) y particularmente en Tikal con las estelas 26 (Acrópolis Norte), 39 (Mundo Perdido) y el Hombre de Tikal (Grupo H, Zona Norte). Los tres monumentos hacen referencia al gobernante Chak TokIch’aak II (Garra de Jaguar II), y fueron mutilados quitándole la parte superior como una parte del ritual execratorio. Cuando dichos monumentos fueron rededicados, podría considerarse como un acto de reactivar su esencia vital (ch’ulel). Sin embargo, cabe referir que en el caso de la estela 39, ésta fue dejada accesible y visible durante un largo periodo puesto que varios tiestos polícromos e incensarios del periodo Clásico Terminal fueron dispuestos alrededor del monumento que se ubicó sobre el piso del recinto superior de la estructura 5D-86 del Mundo Perdido (Laporte y Fialko 1994:344, O’neil 2013:58).

En el caso de la estela 46 de Naranjo Sa’al es difícil asumir si los fragmentos fueron cubiertos o no por el piso final de la terraza, es decir si fueron dejados visibles o invisibles, puesto que la mayoría de este piso se encuentra hoy destruido. Sin embargo se sabe que la estela 47 fue parcialmente recubierta por este piso, quedando a 3 centímetros de la parte superior expuesta en la superficie (Martin et al. 2016:3, Ramírez y Fialko 2013:45). Desde este punto de vista, existe la posibilidad que este fragmento fuera reutilizado como altar, lo que también sucedió con la estela 39 de Tikal. La constitución de este nuevo monumento, a partir de los antiguos, revela que las actividades realizadas en la tercera terraza tuvieron una implicación ceremonial, como también lo indica la presencia de fragmentos de incensarios. Todo lo anterior, sería un indicativo de que también en relación a la estela 46 pudieron haberse realizado rituales específicos.

En otros casos, los fragmentos de monumentos pueden ser parte de una ofrenda dedicatoria o terminal o ser re empleados como materiales constructivos. Dicha tendencia también fue apreciada en la colocación de los fragmentos de la estela 45 de Naranjo Sa’al, clásica temprana, sobre la escalinata de la subestructura C-9 sub. 2, preclásica, los fragmentos entonces fueron reutilizados como una ofrenda dedicatoria a C-9 sub 3. En tanto que, otro fragmento misceláneo fue encontrado adentro del derrumbe del recinto presente sobre la escalinata de la segunda terraza y que probablemente formaba parte del material constructivo de dicha estructura.

Regresando al asunto de los fragmentos de las estelas rededicadas, ya sea como posibles altares, o enterradas ritualmente, a éstas hay que atribuirles una dimensión muy simbólica. En efecto, como lo explica O’Neil (2009, 2010, 2011, 2012, 2013) el valor del monumento reside ahora en la propia materialidad del objeto y no en su programa iconográfico y narrativo. La rededicación de monumentos bajo la forma de un enterramiento, como la antigüedad y la sacralidad acumulada en la piedra a lo largo de su vida ritual, les confiere un nuevo estatus equivalente a una reliquia (Ibíd.).Se puede considerar entonces, que los fragmentos de las estelas referidas de Naranjo Sa’al se hayan transformado en medios de comunicación con el pasado glorioso y con sus antepasados divinizados en un momento en el cual el sistema de monarquía divina empieza a declinar, en el periodo Clásico Terminal.

Referencias a la posible ubicación original de las estelas 46 y 47

Existe un amplio campo de posibilidades en lo que concierne la posición original de esos monumentos. Por ejemplo la estela 46 pudo haber sido trasladada desde el Complejo Triádico A-15 donde se encuentran otros dos monumentos de K’ahk’ Tiliw Chan Chaak (estelas 1 y 2) o haber sido localizada en el Complejo Triádico C-9 mismo. Esta segunda opción es más probable debido a que la pirámide C-6 parece haber sido asociada con este gobernante puesto que tres de sus monumentos se encontraban en su base (Graham y Von Euw 1975). También, existe la posibilidad de que el monumento fuera originalmente ubicado en la segunda terraza del basamento de acceso al Edificio C-9. En efecto, las recientes excavaciones realizadas en este sector en el año 2016, han demostrado la presencia de una disposición particular de piedras de soporte sobre un piso estucado Clásico Tardío, que podría corresponder a un posible emplazamiento de un antiguo monumento. La tercera terraza pudiera también haber constituido el lugar original de la estela 46.

En el caso de la estela 47, puede considerarse que la tercera terraza no pudo haber constituido su lugar original. Las excavaciones arqueológicas revelaron una subestructura clásica temprana que corresponde a un piso rampa estucado en excelente estado de conservación. La primera sección de este piso rampa suele corresponder a un amplio piso de plataforma que sostiene las subestructuras C-9 sub. 2 y C-9 sub. 3 ubicadas en el Edificio C-9 (Fig.4). Este piso empieza a tomar una inclinación hacia el oeste al nivel del pódium-recinto para transformarse en rampa de mayor ángulo que desciende hasta la segunda terraza (Treffel 2015). La fuerte inclinación del piso rampa (71 grados) no dejó la posibilidad de erigir cualquier tipo de monumento en la fase Clásico Temprano de la tercera terraza.

Hay que mencionar que otros dos monumentos (estelas 25 y 27) de Aj Wosal fueron reportados en la segunda terraza (Graham y Von Euw 1975). Las recientes excavaciones realizadas en esa terraza lograron identificar el lugar donde fue erigida la estela 25 gracias a evidencias arqueológicas como cuñas y un piso estucado cortado. La estela 25 fue erigida sobre una pequeña plataforma del periodo Clásico Terminal, lo que indica que fue también recolocada y rededicada durante dicho periodo. De acuerdo a lo anterior, se puede suponer que las estelas 25, 27 y 47 pudieron haber estado relacionadas con el piso de plataforma Clásico Temprano y más particularmente con la subestructura C-9 sub. 3 donde quedo in situ la estela 48 de Aj Wosal o con una subestructura de la segunda terraza.

La manipulación de monumentos de Aj Wosal durante el periodo Clásico Terminal, puede ser observada en otros lugares de la Ciudad. En efecto la estela 44 fue rededicada en el descanso superior de la escalinata jeroglífica del edificio B-18. De tal manera, la estela 38 y el altar 1 fueron desplazados hasta lo alto del Complejo Triádico D-1, donde se encuentra también la estela 40, que podría haber representado al gobernante K’ahk’ Tiliw Chan Chaak (Martin y Grübe 2000).

Existe una real voluntad de parte de la élite Clásico Terminal de asociar los monumentos de Aj Wosal con los de K’ahk’ Tiliw Chan Chaak, dos gobernantes muy poderosos de Naranjo Sa’al que pertenecieron a generaciones y linajes dinásticos distintos. La yuxtaposición de las estelas genera un sentido de sucesión y de continuidad. Esta asociación está reflejada en la segunda y tercera terraza del Edificio C-9, cuyo Complejo Triádico parece corresponder a un lugar especial de conexión con esos ancestros y su pasado.

Cabe mencionar, que el último gobernante de Naranjo Sa’al Waxaklajuun Ubaah K’awiil (814 DC-?) también escogió el Complejo Triádico C-9 para erigir en 820 la estela 32, que corresponde al único monumento registrado de este gobernante. Es interesante notar que los reyes que establecieron sus monumentos en este conjunto son los mismos que participaron en su construcción: Aj Wosal siendo el que comisionó la subestructura C-9 sub. 3 del Clásico Temprano, luego la Señora Seis Cielos y K’ahk Tiliw Chan Chaak ordenaron las imponentes construcciones del Clásico Tardío, y finalmente, Waxaklajuun Ubaah K’awiil fue el responsable de las remodelaciones del Clásico Terminal, como lo son el recinto superior del Edificio C-9, el recinto de la segunda terraza, y el pódium-recinto de la tercera terraza de acceso al Edificio C-9. Se concluye por lo tanto que los fragmentos de las estelas 46 y 47 alineados con las esquinas de dicho pódium-recinto podrían haber sido rededicados por este mismo gobernante.

Consideraciones finales

La manipulación de monumentos escultóricos y más precisamente la rededicacion de monumentos antiguos durante los periodos Clásico Tardío y Clásico Terminal corresponde a una actividad ceremonial recurrente en las Tierras Bajas Mayas. Efectivamente, a pesar de las diferencias que existen en la forma y el lugar de rededicación, las élites de las antiguas ciudades mayas parecen haber compartido un mismo modelo ideológico. En el caso de Naranjo Sa’al, los fragmentos de las estelas 46 y 47 fueron rededicados en el piso de la tercera terraza de acceso al Edificio C-9 con el fin de revitalizar los monumentos y convertirlos en medio de comunicación con el pasado. De manera general, se puede asumir que la manipulación de estos fragmentos corresponde a una voluntad de parte de la élite Clásica Terminal de Naranjo Sa’al, de vincularse con los ancestros divinos para valorarse y legitimar el suceso de la monarquía divina. Para concluir, se puede deducir que la larga historia y funcionamiento del Complejo Triádico C-9, como la presencia de sus numerosas estelas y su conexión con la calzada principal del epicentro, reflejan la importancia ceremonial y social de este lugar sagrado.

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Fig. 1: Parque Nacional Yaxha-Nakum-Naranjo (DECORSIAP-IDAEH).

Fig. 2: Mapa isométrico de Naranjo Sa’al y sus Complejos Tríadicos (DECORSIAP-IDAEH).

Fig. 3: Planta esquemática del Complejo Tríadico C-9 y ubicación de sus monumentos escultóricos (Dibujo E. Treffel/ DECORSIAP-IDAEH).

Fig. 4: Perfil del túnel de saqueo del Edificio C-9 (DECORSIAP-IDAEH).

Fig. 5: Ubicación de los fragmentos de las estelas 46 y 47 en la tercera terraza del basamento de acceso al Edificio C-9 (Dibujo D. Concoha).

Fig. 6: Fragmento A de la estela 46 (Fotografía E. Treffel/ DECORSIAP-IDAEH).

Fig. 7: Fragmento B de la estela 46 (Fotografía E. Treffel/ DECORSIAP-IDAEH).