093. La tumba de Oropéndola, Copán, Honduras: excavación e interpretación preliminar del contexto arqueológico 

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La tumba de Oropéndola, Copán, Honduras: excavación e interpretación preliminar del contexto arqueológico 
Introducción

Copán es conocido como un sitio mayor de la civilización Maya, ubicado en el occidente de la República de Honduras, en los márgenes surestes del Área Maya (Fig.1). El principal asentamiento prehispánico yace sobre una pequeña bolsa del valle del río Copán, el cual fue el escenario del desarrollo de una sociedad compleja y de su colapso en el curso de 2500 años, entre el 1400 AC y 1100 DC (Viel 1998: 568; 1999:96; 2000:107; 2006).

La ciudad en ruinas contiene numerosas estructuras, muchas de ellas concentradas en conjuntos ocupacionales. El núcleo urbano, el más extenso de esos conjuntos, está conformado por el grupo principal el cual fue el centro político, cívico y religioso de Copán durante el periodo Clásico. El mismo se divide en dos zonas mayores: la Acrópolis –al sur– y la Plaza Principal –al norte–. Ambos pueden ser divididas en elementos arquitectónicos menores, cuyo plan básico es el de un patio rectangular rodeado por basamentos piramidales con edificios (Cheek 1983).

En contraste con la Gran Plaza, la Acrópolis fue un área privada, con accesos restringidos y espacios reducidos. Éste era el recinto del poder político y religioso, el aposento del gobernante y su corte. Arquitectónicamente, la Acrópolis está formada por dos espacios: el Patio Oriental o de lo Jaguares y el Patio Occidental o patio del Altar Q. Entre los dos, al centro de la Acrópolis, está el Templo 10L- 16, en cuyo interior se localiza el edificio y la tumba que nos ocupa en este trabajo (Agurcia 1998:340, Agurcia y Fash 2005) (ver Fig.1).

Descubrimiento e investigación de la tumba 08-01 de Oropéndola

Durante los años 2007-2008 se realizaron investigaciones intensivas en los cuartos de Oropéndola y frente a su perímetro. Durante el proceso de investigación del cuarto central del edificio se pudo observar una serie de patrones de comportamiento ritual que indicaban el carácter sacro del espacio y posibles marcadores de conmemoración ancestral. Entre ellos están una serie de losas de piedra toba ubicadas en dirección norte-sur, una intrusión en la pared norte, evidencia de ofrendas depositadas en el piso y los restos de un fogón que contenía material cerámico fundamental para fechar el periodo de ocupación de la estructura.

La última unidad de investigación con fondos del Proyecto de Desarrollo Regional en el Valle de Copán (PDRVC) se realizó justo en el eje central del edificio Oropéndola (Fig.3). Con esta se buscaba conocer la historia constructiva del edificio; además de confirmar si los rasgos culturales observados en el cuarto indicaban la existencia de una posible tumba u otro tipo de ofrenda.

A 2. 25 m debajo del piso del cuarto central se localizó un rasgó cultural único (RC-2-561: RC= rasgo cultural, 2=túneles, 561= número de rasgo) compuesto por cinco losas de piedra toba en posición horizontal que permitía observar un nódulo de piedra verde con cinabrio en la superficie. Los investigadores consideraron que estas losas indicaban la existencia de una tumba, por lo cual se debía diseñar un nuevo proyecto enfocado a la investigación de la misma. El 2 de junio del año 2008 dio inicio el Proyecto Oropéndola con el objetivo de excavar, documentar, analizar y divulgar los datos obtenidos con la investigación del recinto mortuorio (Agurcia y Fierer-Donaldson 2010:7). Los fondos de investigación fueron proporcionados por el Instituto Hondureño de Turismo (IHT), la presidencia de la República de Honduras y la Fundación Maya Copán (Agurcia y Fierer-Donaldson 2010).

El proceso de investigación directamente en campo duró alrededor de un año, desde junio del año 2008 hasta finales de mayo de 2009. Posteriormente se continuó con los análisis de laboratorio y visitas ocasionales a campo para corroborar algunos datos relacionados a la estratigráfica y secuencia arquitectónica. El éxito del proyecto se debe tanto a la experiencia de Agurcia en la arqueología de la Acrópolis de Copán como al aporte de la comunidad académica que auxilió al proyecto en la excavación y análisis especializados de los materiales recuperados de la tumba.

Investigar una tumba real sin la cooperación de diferentes especialistas es una empresa imposible. Los resultados finales de la investigación de la tumba 08-01 se nutren de diferentes aportes: el Dr. René Viel realizó el análisis del material cerámico, la Dra. Katherine Miller llevó a cabo el análisis bioarqueológico, la Dra. Cameron McNeil analizó los restos orgánicos, el Dr. William McFarlane analizó el material lítico y la Dra. Marlene Lenville llevó a cabo el análisis malacológico. La síntesis estratigráfica y la contextualización de la tumba en la Acrópolis ha estado a cargo de Rudy Larios y Ricardo Agurcia, con aportes de Elisandro Garza.

Metodología de investigación

Todas las excavaciones llevadas a cabo por el Proyecto Oropéndola formaron parte de la Operación 41 correspondiente a la estructura 10L-16 Sub-operación 2, designada para la excavación de túneles en Copán (Ibíd.: 2010:9).

Comenzar las actividades de excavación de la tumba implicó, primeramente, pensar en la estabilidad estructural del edificio Oropéndola. La primera idea fue continuar un túnel localizado debajo de la gradería oeste del edificio y excavar en dirección este. Sin embargo, esto ponía en riesgo la estabilidad estructural del edificio.

Se decidió consolidar la sección inestable de la bóveda y excavar un túnel en dirección norte-sur que llevara justo a uno de los laterales de la tumba. En el proceso de investigación se continuó utilizando el mismo sistema de registro que Agurcia ha utilizado durante los años dedicados a la investigación en el interior de la estructura 10L-16. El sistema consiste en la asignación de lotes con referencia a la operación, sub-operación, túnel y unidad de investigación. Toda la información fue registrada en cuadernos asignados para sistematizar cada una de las actividades de investigación realizadas en campo (Ibíd. 2010: 9).

La excavación comenzó con la ampliación de la base del túnel 46, el cual se ubica frente al lateral este del basamento del edificio Rosalila, con un eje direccional norte-sur. El objetivo era facilitar el acceso al nivel de localización de la tumba; una vez terminada la ampliación del túnel 46 se amplió el túnel 83 (excavado en el año 1996) hasta el eje central del RC-2-561 (E.9.80-E. 10.80) y se procedió con la excavación de un nuevo túnel (túnel 90) en dirección norte-sur, con el cual se excavaron 9 m desde la línea N. 1.45 hasta S.8.40.

Cuando los excavadores alcanzaron la línea S.6, debajo del RC-2-561 no había tumba alguna sino un relleno sin compactar. La verdadera existencia de la tumba fue revelada hasta que se descubrió una serie de lajas (RC-2-578), debajo de éstas se localizó una capa de piedras de al menos 50 bloques pequeños de toba labrada (RC-2- 582) de más o menos 25 x 15 x 8 cm. En un nivel inferior se localizaban cinco losas de piedra toba (RC-2-580) (en forma de canal) que cubrían la tumba. Estas estaban quebradas probablemente por el peso de los rellenos o quizá por movimientos sísmicos. Dado a que la base sobre la cual descansaba el cuerpo era de madera, al podrirse, provocó que el cuerpo colapsara y se encontró al mismo nivel que los artefactos, cubierto totalmente de relleno (Agurcia y Fierer-Donaldson 2010).

Una vez excavado todo el relleno que había caído sobre el cuerpo y artefactos se estableció un sistema de registro alfa-numérico (Fig.2) que permitía formar una cuadrícula de 20 x 20 cm la cual se utilizaría para documentar el proceso de excavación de la tumba (Agurcia y Fierer-Donalson 2010:11). La excavación se realizó tomando en cuenta la existencia de micro niveles con el potencial de revelar la historia de deposición del cuerpo y el tratamiento mortuorio. Se realizaron tres pozos de prueba de 20 x 20 cm (A2, A6 y G7) con lo cual se revelaron tres niveles, el primero un posible petate (o piel) el segundo compuesto por pigmento rojo, restos óseos y ofrendas y un tercer nivel compuesto por objetos depositados directamente sobre el piso de la tumba (Agurcia y Fierrer-Donaldson 2010).

Material cultural ofrendado

La tumba de Oropéndola contenía un total de 24 piezas cerámicas, 520 artefactos de concha, 99 valvas completas de conchas marinas (74 Spondylus prínceps, 21, Spondylus calcifer; 4 de la especie Nodipecten) provenientes del Océano Pacifico (Linville 2010). Poseía también un total de 1600 laminillas de obsidiana verde del Pachuca (McFarlane 2010) y 2041 gramos de jade entre tobilleras, orejeras, collares y pectorales; además de algunas laminas mica y espejos de pirita y concha.

Análisis y resultados Cronología

Uno de los puntos de referencia importante en la investigación arqueológica es conocer la temporalidad de los contextos investigados. Se utilizaron al menos tres metodologías básicas para construir la cronología de la tumba de Oropéndola; entre ellas, el análisis tipológico del material cerámico; exámenes de radiocarbono y evolución de estilos arquitectónicos.

Tipología cerámica

El análisis cerámico fue ejecutado en dos fases: primeramente, el Dr. Viel analizó las piezas cerámicas ofrendadas en la tumba y algunos tiestos provenientes de los lotes excavados en el relleno sobre el recinto mortuorio. Posteriormente, entre mayo-diciembre de 2015, Elisandro Garza estudió los tiestos del túnel 90 (excavado para localizar la tumba) y otros contextos ubicados entre la tumba y el edificio Oropéndola. En esta segunda fase se registró y analizó un total de 17, 569 tiestos. De los cuales 1092 provienen del túnel 90 y 16,477 provienen del relleno interno de Oropéndola y contextos contemporáneos al edificio.

Según el análisis cerámico elaborado por Viel (2010) el material presente en la tumba sigue un patrón de cuatro piezas; en cinco grupos. El primer grupo conformado por cuatro cilindros trípodes con decoración acanalada, estilo teotihuacano pertenecientes al grupo cerámico Melano, de manufactura local. Un segundo grupo de cuatro cilindros trípodes con superficie café-negro pertenecientes también al grupo cerámico Melano. El tercer grupo eran cuatro escudillas hemisféricas con base anular, de color anaranjado con una banda roja sobre el borde, relacionados también al grupo Melano. El cuarto grupo se compone de 4 escudillas hemisféricas con base anular corta relacionados con el grupo cerámico Albana (Viel 1993:80). El último grupo contiene cuatro bases anulares de vasija (probablemente Albana), más dos vasijas trípode con estuco y una escudilla de base convexa de un grupo no identificado (Viel 2010:160).

De los lotes que atraviesan el pozo de la tumba, Viel (2010) reporta una mayoría de tiestos del Complejo Bijac y presencia de algunos tiestos del Complejo Acbi temprano. Con lo cual concluye que la tumba se ubica entre el 435 y 490 y podría pertenecer al segundo, tercero o cuarto gobernante de Copán (Viel 2010, 162). La propuesta del Dr. Viel conllevó a considerar otras líneas de investigación para poder corroborar el fechamiento. Entre ellos las fechas de radiocarbono y superposición estratigráfica.

El análisis cerámico del túnel 90 (realizado por Elisandro Garza) refuerza la propuesta de Viel (2010). El lote 1614 ubicado justo debajo del piso Don Chando frente al basamento en que se encuentra la tumba, indica que el 8 % de los tipos cerámicos pertenecen al Complejo Chabij (150 AC-50 DC), el 50% al Complejo Bijac (50-430 DC) y el 42% a Acbi temprano (430-500 DC. Lo cual significa que la tumba pertenece a un periodo de tiempo que va del 430 al 500 DC). Los lotes localizados sobre la tumba, revelan un patrón con mayores concentraciones Acbi conforme se acercan a contextos de ocupación Acbi 2 o transición Acbi/Coner (ver cuadro 2).

Radiocarbono

Las fechas de radiocarbono son de vital importancia para construir cronologías. En el caso de la tumba de Oropéndola pareciera que la madera había sido reutilizada y contextos de la parte final del Complejo Acbi, fechan del principio del mismo. Sin embargo, algunas fechas tienen correlación con la cronología cerámica y el periodo al cual corresponde el estilo arquitectónico del edificio Oropéndola (cuadro 2).

Análisis bioarqueológico

El análisis bioarqueológico realizado por la Dra. Miller reveló que el esqueleto pertenecía a un individuo masculino en edad adulta, alrededor de los 30 años, entre 153.84-166.67 cm de altura, de origen local. Tomando en cuenta que en la historia de gobierno dinástico de Copán no hubo mujeres que lideraran el poder político, el dato de Miller (2010), más la ubicación del recinto mortuorio, parecen reforzar la propuesta de Viel (2010) sobre la posible relación entre la tumba y uno de los reyes tempranos del sitio.

El mal estado de conservación de los restos óseos de la tumba de Oropéndola limita muchos conocimientos acerca de las modificaciones bioculturales que pudo presentar el individuo sepultado en esta tumba. No obstante, la Dra. Miller (2010) reporta que el individuo presenta evidencia de limado en los caninos inferiores y superiores (Fig.2), una práctica biocultural constatada en muchos de los entierros de Copán (Tiesler 1999; Buisktra et al. 2004)

Discusión y conclusión

El material cultural presente en una tumba real no solo ayuda a construir cronologías, sino que es fuente sustancial para el estudio de relaciones políticas, económicas, diferenciación de estatus, estrategias de poder y autoridad, religión, etc. El estudio de las conchas y obsidiana localizadas en la tumba 08-01 manifiesta que para inicios del Periodo Clásico (ca. 450-500 AC) la élite de Copán estableció relaciones con otras regiones de Área Maya y Mesoamérica.

La tumba de Oropéndola presenta muchos rasgos del patrón y culto funerario observable en otros contextos mortuorios de la nobleza de Copán durante el Periodo Clásico Temprano. La posición decúbito dorsal con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo es reportada por Viel y Cheek (1983) para los Complejos Gordon, Bijac y Acbi, es decir, desde inicios del Preclásico hasta el Clásico Temprano. Esta tendencia cambia a final del Clásico (Fase Coner) a una práctica de sepultar los cuerpos en posición flexionada con brazos cruzados sobre el pecho.

En cuanto al tipo entierro y arquitectura de las sepulturas es notable que en Copán hay cierta variabilidad. Algunos entierros fueron depositados directamente en agujeros abiertos en los rellenos y otros fueron depositados en cistas y tumbas bien elaboradas que implican un gasto energético mayor, es decir, invertían más tiempo de trabajo en la tumba y podría estar relacionado al estatus del individuo (ver Viel y Cheek 1983: 607; Nakamura, 2004). Por otro lado, según Fash (1983), Viel y Cheek (1983) en la fase temprana del periodo Preclásico existió la tendencia de entierros múltiples (probablemente cementerios) que podrían pertenecer a unidades familiares con cierta identidad étnica expresada en la cultura material (por ejemplo, el caso del cementerio Gordon del Grupo 9N8, en la zona de las Sepulturas).

La mayoría de sepulturas del Complejo Acbi 1 (ca.430-500 DC), para el cual ha sido fechada la tumba de Oropéndola, contienen algún material cultural consistente esencialmente de cerámicas. En cuanto a las conchas, según Longyear (1952), Viel y Cheek (1983:607) aparentemente se reservan a tumbas de personajes de alto rango social, de tal manera que las 99 conchas marinas localizadas en la tumba de Oropéndola podrían estar relacionadas con el estatus del personaje sepultado.

Comparando la tumba de Oropéndola con las tumbas de Hunal, Margarita, Sub-jaguares y Chorcha vemos que no todas contienen los restos óseos sobre una plataforma de piedra, los recintos funerarios tampoco fueron todos construidos sobre un piso de estuco, sino que pudieron haber sido construidos sobre una capa de cascajo como es el caso de las tumbas de Chorcha y Oropéndola. Uno de los patrones consistentes en estas tumbas es la costumbre de colocar un objeto en la boca del difunto. La tumba de HunaL en cuyo recinto se supone fueron localizados los restos del fundador de la dinastía de Copán, contenía una cuenta de jade con diseño de petate colocado intencionalmente en la boca; patrón observado también en la tumba Margarita, Sub-jaguares y Oropéndola. Esta última contenía un pectoral de jade trabajado con atributos de Dios (Bell et al. 2004; Fierer-Donalson 2012:245).

Un dato que resulta curioso acerca del patrón funerario del Clásico temprano de Copán es el hecho de que fuera del grupo principal se ha localizado algunas tumbas cuya complejidad arquitectónica y riqueza material conlleva a compararlas con las tumbas localizadas en la Acrópolis del sitio. Nakamura (2004) por ejemplo, reporta una tumba descubriera en el Grupo 10J-45 perteneciente al Clásico temprano (ca.500-600 DC), la recámara tenía techo abovedado y el cuerpo se localizaba sobre una plataforma fúnebre hecha de piedra toba trabajada, en posición extendida con la cabeza hacia el este con aplicación de pigmento rojo. El fechamiento, el tipo de tumba y las ofrendas llevan a Nakamura (2004) a sugerir que la tumba podría albergar los restos del VIII o IX rey de Copán.

La existencia de estas tumbas fuera del grupo principal viene a cuestionar la naturaleza de la organización sociopolítica de Copán durante el Clásico Temprano. Una posible explicación quizá se encuentre en la propuesta de Viel (1999) quien propone un modelo de organización política para Copán al final del Clásico Tardío, basado en dos grupos funcionales: uno de sacerdotes y otro de guerreros. Según dicho académico, estos eran grupos opuestos en intercambio de puestos en cada sucesión. Además, cada grupo funcional provenía de un linaje que tenía su propio territorio en el valle y sus propias tradiciones. A la interpretación presentada por Nakamura para el caso del entierro de 10J-45 agregaría que existe la posibilidad de que pertenezca a un linaje importante en competencia con la línea dinástica

En cuanto a la tumba de Oropéndola, por su ubicación en la Acrópolis de Copán, por las fechas de radiocarbono, por la cronología cerámica y por el sexo de individuo, podría pertenecer a uno de los reyes tempranos de Copán. Aunque hasta el momento no hemos llegado a una propuesta definitiva, diferentes líneas de investigación indican que podría ser el segundo gobernante, K’inich Popol Hal, quien gobernó en Copán a partir del 30 de noviembre del año 437 DC y cuya fecha de muerte es desconocida.

Agradecimientos

En arqueología como en cualquier disciplina académica es imposible completar un trabajo sin la valiosa colaboracion de otros colegas. Agradezco abiertamente al maestro Ricardo Agurcia por permitrme el acceso a los datos producto de ocho años de investigación de la tumba de Oropéndola. Agradezco también a los miembros del Proyecto Río Amarillo Copán, especialmente a Kenia Chacón por haberme apoyado en el análisis de material cerámico.

Referencias

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Fig. 1. Área Maya y Grupo Principal de Copán. Después de Fash y Long, 1983; Bell, 2007; Agurcia y Fierer-Donaldson, 2010; Miller, 2015.

Fig. 2. Tumba de Oropéndola y cuadrícula de excavación. Tomada del archivo de fotos del Proyecto Oropéndola.

Fig. 3. Reconstrucción de Oropéndola y subestructuras. Elaborado por E. Garza