039. Entre mitos y realidades: Arqueología e Historia de la Calzada Santa Lucía en La Antigua Guatemala

Descarga este artículo en formato pdf

Entre mitos y realidades: Arqueología e Historia de la Calzada Santa Lucía en La Antigua Guatemala

La arquitectura de La Antigua Guatemala su leyenda y su historia

La Antigua Guatemala es muy conocida por su pasado de la época Colonial, el desarrollo de la ciudad junto con su arquitectura, literatura y demás tradiciones son consideradas expresiones del movimiento del siglo de oro español. En muchas ocasiones la historia de La Antigua sólo registra la historia colonial española desde 1543 hasta 1773, sin embargo, así como Roma no se hizo en un día, los edificios e infraestructura que conforman el amplio patrimonio arquitectónico antigüeño que logramos observar hoy en día, no son resultado de dos siglos de ocupación.

Los desastres naturales, como los terremotos e inundaciones, han puesto a prueba las distintas construcciones, las cuales han tenido diversas renovaciones y restauraciones que permiten habilitar nuevamente su ocupación. Algunos edificios se han logrado levantar imponiendo íconos en un paisaje urbano, otros han quedado en escombros, sin alejarse de la tradición oral, ya que las ruinas son espacios de mitos y leyendas.

Desde la idiosincrasia antigüeña la historia se nutre con mitos y leyendas, desde espantos y aparecidos como la Llorona, el Sombrerón y la Tatuana; por mencionar algunos, hasta personajes como Pedro de Alvarado y Doña Beatriz de la Cueva, de quienes se habla mucho sobre su vida y tragedia en el Valle de Panchoy, aunque la historia documental confirma que ambos fallecieron en el año de 1541 (Juarros 1937:262-263) cuando el asentamiento de Santiago se encontraba en el Valle de Almolonga. Estos mitos suelen generar confusión cuando se analizan los datos históricos, por ello en esta ocasión se abordarán los mitos arraigados en la población sobre la arquitectura y la Arqueología.

Los mitos del patrimonio arquitectónico

A partir de la interacción con los pobladores se han identificado dos mitos que envuelven el patrimonio arquitectónico en La Antigua Guatemala.

El primero es la ausencia, donde se afirma: Aquí no hay nada. No existe ningún vestigio arqueológico. Yo nací y crecí aquí. Éste era un terreno baldío y todo es nuevo, no hay nada viejo. El segundo mito es la exaltación, éste es mucho más reproducido, tanto por habitantes, visitantes y sobre todo guías de turismo, ya que todo en La Antigua tiene una historia que contar: Todo es antiguo, todo es colonial, todo fue hecho por los españoles.

Aunque el primer argumento corresponde al desconocimiento de la historia que no ha vivido el individuo, también es una afirmación que lo moderno y lo contemporáneo no forman parte del patrimonio por no ser cosas “tan viejas”. El segundo argumento que exalta la historia española, y fortalece la identidad antigüeña; además de negar los acontecimientos modernos, desde el traslado de ciudad al Valle de la Ermita, niega el pasado prehispánico del Valle de Panchoy. Ambos argumentos consideran importante únicamente la historia colonial española en La Antigua y los elementos arquitectónicos anteriores a 1773 lo que resta valor a lo acontecido desde el siglo XIX al Siglo XX.

El Ingeniero Antonelli

Varios historiadores aseguran que el trazo de la ciudad de Santiago de Guatemala en el Valle de Panchoy, fue realizado por el Ingeniero Juan Bautista Antonelli; entre ellos Francisco Fuentes y Guzmán (1932-1933:21), Chinchilla Aguilar (1963:25), Verle Annis (1968:26). Otros agregan que los trabajos del ingeniero promovieron en realizar la primera iglesia, así como la primera calle de la ciudad en la Calzada Santa Lucía. “Es así como en 1542 se inicia el trazo de la nueva ciudad. En ese mismo año se inicia la obra material de la Ermita de Santa Lucía por orden expresa del entonces Obispo Francisco Marroquín, con el objetivo de que los trabajadores del trazador de la ciudad Ingeniero Juan B. Antonelli, tuvieran un lugar donde oír misa” (Pardo y Luján 1968:236-237; Vázquez 1944:383; Juarros 1937:148). Estos datos se han puesto en duda en varias ocasiones al analizar la vida del ingeniero junto con los de sus parientes que compartieron el destino como ingenieros.

“En el caso de los Antonelli, la insistente repetición de los mismos nombres y apellidos a lo largo de un siglo y durante tres generaciones, ha facilitado la confusión entre un personaje y otro, ha dificultado aclarar las relaciones de parentesco familiar y ha contribuido a divulgar fechas incorrectas de sus actuaciones” (Turchi s.f.).

El primero, Juan Bautista Antonelli, conocido como “El mayor”. Hacia 1541 tenía 14 años y se encontraba en Italia; Viaja a España en 1559 pero nunca a América. El segundo, Bautista Antonelli, conocido como “El joven” nace después de que se realizara el trazo de la ciudad. Su primer viaje a América duró tres meses para llegar a Río de Janeiro en Brazil el 25 de marzo de 1582. El tercero, Cristóbal de Roda Antonelli (Cartagena de Indias 1631) pasó la mayor parte de su vida en América desde 1591 cuando fue requerido para trabajar en La Habana. El cuarto, Juan Bautista Antonelli, “El mozo” (Madrid 1585 – Cartagena de Indias 1649) es hijo de Bautista (el segundo) y el único nacido en España. En su primer viaje a América acompaña a su padre al Caribe en 1604. Más tarde viaja a Cuba y trabaja junto con su tío Cristóbal (el tercero). Pasa la mayor parte de su vida en América. El quinto: Cristóbal Garavelli Antonelli, es hijo de Catalina Antonelli y Giacomo Garavelli, hermano de Francisco, sobrino de Juan Bautista y de Bautista. El Sexto, Francisco Garavelli Antonelli, junto con su hermano Cristóbal (el quinto) fueron llamados a trabajar a España junto con sus tíos (el primero y el segundo). Nunca viajaron a América.

Los eventos de La Antigua asociados a los Antonelli, como la ubicación del valle, el trazo en damero y la construcción de la Iglesia de Santa Lucía no coinciden con la vida y obra de ninguno, ni con la edad. Ni siquiera en intervenciones posteriores, que se pudiera confundir su intervención en terremotos hacia 1565-1585, para que persista en la memoria antigüeña. Por lo que concluimos que su presencia en La Antigua es un mito (Fig.1).

Los mitos del que hacer arqueológico

La mayoría de las exploraciones arqueológicas se han visto ligadas al descubrimiento de grandes tesoros. En el imaginario antigüeño se habla mucho acerca de tesoros enterrados, que pudieron haberse quedado producto de los diversos terremotos que azotaron a la ciudad, y el que genera más especulación es el entierro de dinero, llamado también entierro de pisto o entierro de oro.

El entierro de dinero

Existe una gran cantidad de variantes respecto a este mito, es patrimonio universal, y aparece simultáneamente en distintas culturas, tanto la anglosajona como la hispánica e hispanoamericana y parece una leyenda a nivel mundial (Lara 2013:6).

En La Antigua Guatemala se cree que en la mayoría de las casas viejas hay entierros de oro, plata o joyas. Estos tesoros suelen estar dentro de una vasija (cuenco, ánfora, o cántaro) de cerámica y suelen encontrarse cerca de espacios de agua como fuentes, búcaros, pilas. También está la variante de los patios y alacenas, explicando que anteriormente no existían los bancos y las personas guardaban o escondían sus riquezas en distintos espacios de la casa.

Las señales de un entierro de dinero se manifiestan después de la media noche, a través de una luz elevada a pocos centímetros del suelo o el agua de alguna pila, que parece una llama de fuego -conocida como fuego fatuo-. La persona que logre observar la luz debe dejar una marca de cruz con un carbón, yeso o mejor colocar una cruz con estacas de madera para ubicar el lugar, ya que esta luz indica el lugar donde se encuentra el dinero. La llama suele venir acompañada de un espectro que dará una serie de instrucciones, las cuales deben seguirse al pie de la letra.

La razón por la que puede manifestarse un espectro es explicada por dos razones: los comerciantes y hacendados mandaban a uno de los mozos a excavar un agujero, luego enterraban el dinero y después de taparlo, el hacendado mataba al mozo para que éste no revelará la ubicación del dinero. Otra razón es que el dinero pertenecía a una persona avara y codiciosa, que por castigo al esconder su dinero su alma quedaba vagando en pena. Por ello, el dinero enterrado, que suelen ser monedas de oro, se divide en tres partes: la primera es una misa del alma del difunto, la segunda caridad para los pobres, enfermos o huérfanos, y con esto redime los pecados del difunto y la tercera es la recompensa que le queda a quien lo encontró.

Dentro de las historias más conocidas, en el país, está la de Lucía, la carbonera ambiciosa de la Recolección, en la Nueva Guatemala de la Asunción.

“… la patoja necia, siempre pensando en el pisto. Pues una noche… se encontró con un bulto en forma de hombre y una luz que brillaba en el suelo al pie de un aguacatal que había en el patio… entonces el espanto dijo: -Mirá chula, aquí hay plata, pero no vayás a abrir el hoyo hasta un día antes de Noche buena, porque si no todo se jode…

… La patoja fregada… agarró un carbón y marcó el lugar dónde estaba la luz del dinero, ella ya sabía que donde hay una llamita en la noche es porque ahí hay entierro de pisto.

…La mamá le preguntó que le pasaba, y entonces ella se lo contó todo. La vieja babosa… le dijo que, había que sacar ya el pisto, que no fuera a ser que se pudriera más; y las dos se pusieron a escarbar, y lo único que encontraron fueron cenizas, porque los entierros solo resultan cuando se siguen las órdenes del dueño…” (Lara 1995: 209).

La intención del relato aborda los males de la ambición y la avaricia, sin embargo, en muchas ocasiones es la explicación más lógica para el éxito y crecimiento de empresas, negocios y familias. Muchos antigüeños han estado buscando los entierros, excavando en patios y jardines, incluso varios aprovecharon el terremoto de 1976 para remover pilas y búcaros hasta demoler parte o la totalidad de las casas sólo para encontrar el tesoro. Pero éste no es para el que lo busca, es para el que se lo gana, podría encontrarse al muerto y no al dinero. Es cuestión de suerte.

La Calzada Santa Lucía

También conocida como Alameda Santa Lucía, la Calzada Santa Lucía se extiende al poniente de la ciudad, en sentido norte-sur desde la primera calle poniente hasta la séptima calle poniente. Tiene una longitud de 700 metros aproximadamente.

Fue una de las primeras calles en ser trazada, ya que comunicaba el Valle de Panchoy con la Ciudad Vieja del Valle de Almolonga. Ha sido un lugar de paso, y podemos asegurar que ha sido una calle muchos siglos antes y actualmente sigue siendo una calle de tránsito y comercio. Habrá cambiado en su ancho y su tipo de vegetación a lo largo del tiempo. Mantiene vestigios de San Jerónimo, en la sección norte. Edificio utilizado para la Real Aduana y vendido como terreno en 1853. (Libro de Actas Municipales 1825; en Ubico 2010). Conserva la Iglesia de Santa Lucía, en la sección sur, que fue reconstruida en 1960, se supone igual que la anterior (Annis 1968:225). Durante el periodo de abandono y posteriormente, las cuadras de la primera a la cuarta calle fueron utilizados para cultivos de café. Esto sucedió en muchas calles, ya que áreas que habían sido barrios densamente poblados de la ciudad fueron sembrados primero de nopales con el propósito de criar cochinilla (grana), y después este cultivo se volvió poco lucrativo y se sustituyó por café (Johnston 1997:25).

La zanja para la nueva red de agua potable se realizó en la banda poniente de la calle, los trabajos de excavación, registro, instalación de tubería y relleno hasta habilitar nuevamente el tránsito por la calle se efectuaron durante los meses de septiembre a de diciembre del año 2015.

Vestigios encontrados en la Calzada Santa Lucía

Se encontraron vestigios contemporáneos de las inundaciones, desechos contemporáneos desde basura plástica, hasta ripio y restos de obras de infraestructura pública (Fig.2).

Las inundaciones

Varios vecinos de la 1° Calle Poniente informaron que esta calle, hacia la Santa Lucía, se había convertido en un zanjón, ya que se mantuvo desocupado tanto tiempo se tiraba ripio y basura, además ahí se encausaba el agua de la lluvia. El azolvamiento se puede observar sin la necesidad de excavación en un simple análisis de superficie. En las ruinas de San Jerónimo, donde observamos la mitad de la puerta desde el nivel del suelo. Además La Calzada Santa Lucía sigue padeciendo de inundaciones durante la época de lluvia.

La Antigua Guatemala ha sufrido varias inundaciones durante la época de invierno, sobre todo por el desbordamiento del Río Pensativo, destacan en las inundaciones del siglo XX las de 1932 y las de mayo y junio de 1954. Esto no quiere decir que sólo la Santa Lucía padeciera los estragos, sino que ésta área fue el destino de los escombros como atestiguan los diarios:

“Hay otro peligro inminente: mucha de esa arena se ha acumulado por las calles de salida, principalmente por la Alameda Santa Lucía, y es obvio que si se deja levantar mucho el piso por ese rumbo, será mayor el peligro en futuras, posibles inundaciones, para la mayor parte de la ciudad, por la dificultad que tendrá el agua de correr en busca de tal salida natural.

En dicha alameda desde años atrás se estuvo echando ripio y el nivel del piso aumentó tanto que hizo necesaria la apertura de una profunda cuneta; esta, ahora, ha sido casi rellenada, y si se sigue acumulando tierra allí, formará una verdadera tapada para las aguas pluviales, perjudicando también en mucho las propiedades aledañas”. (El Imparcial 19 de julio 1954)

Obras públicas

Por ser la calle donde desemboca toda el agua pluvial de Antigua, ha tenido que ser remodelada en varias ocasiones. Siendo principalmente las obras de introducción de agua y desagüe las que han afligido a los vecinos de Santa Lucía.

“Los vecinos del barrio Sta. Lucía, ante Vuestras Mercedes parecemos y decimos que hace la miseria de 16 años que carecemos de agua; pues el único acilo que teníamos que era la pila del patio de la Iglesia, cuya cañería con el discurso del tiempo anterior se arruinó toda y presisado por la misma necesidad, hemos concurrido a su corporación gastando de nuestro peculio cantidad de pesos y estando ya concluida, y ser el vecindario tan cuantioso como es público y notorio.

A vuestra mercedes suplicamos se nos conceda la misma agua que anteriormente hemos disfrutado sirviéndose mandarle al fontanero arregle el repartimiento de las aguas a nuestra costa como también pedimos, y suplicamos que nos deje el patio de dicha iglesia libre, pues con las raises de un cerco que ha dejado atravesando parte del patio vendrán destruyendo la expresada cañería que pedimos y juramos con lo necesario”. (1812: AGCA:A1-21-2E11978:L1812).

Resumiendo las remodelaciones en la Calzada desde el Siglo XIX hasta la actualidad resaltan las obras señaladas en el cuadro anterior.

 

Año Obra
1812 Introducción de agua, a la pila frente a Iglesia Santa Lucía.
1825 San Jerónimo y Santa Lucía fueron cedidos o arrendados, a personas particulares.
1870 Se estrena la Alameda de Santa Lucía.
1900-1901 Comité cívico organiza pavimentos de calles y empedrado.
1909 Reparación de La Alameda Santa Lucía. Se reponen los árboles faltantes.
1950-1955 Monumento a Rafael Landívar por Universidad San Carlos.
1957 -1958 Se construye la nueva red de abastecimiento de agua.
1960 Se construye una nueva Iglesia de Santa Lucía sobre los cimientos de la anterior.
1966-1970 Introducción de drenajes, cambio de árboles, elaboración de empedrado y banquetas.
1986-1991 Construcción de Portal del Comercio.
2002-2009 Iniciativa de vecinos organiza el Proyecto de Jardinización de la Calzada.
2015 Proyecto Mejoramiento Red de Agua Potable Fase 2.

 

Los desagües

Ya se conocía que la santa Lucía ha servido como desagüe, esto se comprobó, ya que hacia el sur de la calzada Santa Lucía durante la excavación, se encontraron restos de los drenajes antiguos y contemporáneos de la ciudad.

Se encontraron los rasgos del drenaje contemporáneo, instalaciones de telecomunicaciones en tubería de PVC y el vestigio más antiguo: un desagüe con muro de piedra y bóveda de ladrillo, que se encontró mutilado, en sus alrededores se observaron testigos de las obras de GUATEL. Sin embargo aún se observan capas de azolvamiento en el interior del desagüe.

Debido al grosor y profundidad del muro de piedra, no se pudo introducir la tubería inmediatamente. Mientras se realizaban los informes y los trámites correspondientes, para considerar todas las opciones hasta llegar a un cambio en la dirección de la tubería. Los hallazgos se asociaron al Murallón de Santa Lucía, un dato correcto.

“Las aguas negras de la Antigua Guatemala, se reúnen en dos desagües, frente al murallón de la alameda de Santa Lucía; y después de cruzar el desagüe general, por la Cuchilla, fincas Las Victorias, Santa Teresa y El Perú, cae al Río Guacalate” (Díaz 1927).

El murallón se asociaba con la pila de Santa Lucía, además de surgir una confusión entre el desagüe y la pila. Los medios de comunicación confundieron el drenaje con los cimientos de la pila (Figs.3, 4, 5 y 6).

La pila y la opinión pública

La imagen de la pila, de Santa Lucía, que fue demolida hacia la década de 1960, fue invadiendo la memoria de vecinos de la 7° Calle, quienes compartieron fotografías y recuerdos de las obras que se realizaron durante la alcaldía de Víctor Manuel Asturias, cuando se concluyeron los arreglos de la Calzada. Una placa al final de la calle, testigo se su obra, ya no se aprecia hoy en día (Fig.7).

La comunicación, no circuló en orden y empezaron los rumores: que en los cimientos de la pila (que no se pudo observar, más que en las fotografías) se había encontrado una olla con oro, y uno de los albañiles lo quiso vender en un local de empeño y al enterarse de esto el Consejo suspendió las obras. Un dato completamente falso.

La confusión traspasó a las redes sociales, mientras unos querían que el descubrimiento se registrara y quedara abierto al público, otros sólo querían poder habilitar nuevamente su paso por la calle. Mientras unos entendían que todo con el tiempo se destruye, otros acusaban la excavación como el mayor causante de los daños a la pila. Finalmente las fotografías de la destrucción de la pila subieron a redes sociales, se confirmó que no se había dañado el patrimonio, se habilitó el paso por la calle, y bajó la mediatización del hallazgo. Pero aún hay gente pregunta: ¿Qué fue lo que pasó con la pila y el oro?

La relación de los vestigios

La pila parece haber sufrido lo mismo que la Iglesia de Santa Lucía. En las Actas Municipales de 1825, se desea reintroducir el agua para la pila de la iglesia y abastecer a la población, dicha fuente desaparece años después ya que las Actas de 1841, indican que “…en la plazuela de Santa Lucía existían vestigios de una pila pública que se había mandado componer muchos años antes…” (Libro de Actas 1841, en Ubico 2010).

La pila que se mantuvo hasta la década de 1960, aunque desconocemos su origen, aparece registrada en muchas guías durante el Silgo XX y posiblemente corresponda a los vestigios mencionados en el Siglo XIX, ya remodelados. La pila fue destruida y las fotografías son un testigo de ello. Con respecto al oro, éste nunca existió y es muy difícil explicar como algo que no existe físicamente puede adquirir una existencia a partir del imaginario colectivo (Fig.8).

Lo que corresponde siempre a dar explicaciones lo más detalladas posibles de los trabajos realizados. Sobre todo cuando son obras públicas. En el diario La Hora, el Dr. Víctor Manuel Asturias, Alcalde Municipal, explica las labores que ha llevado a cabo, podemos notar en su discurso las acusaciones que ha recibido por “arruinar la Alameda” una acusación muy frecuente al urbanizar espacios públicos.

“De manera atenta me dirijo a usted para referirme a los conceptos vertidos en su artículo “Echamos ayer una cana al aire por la Antigua”, aparecido en el diario “La Hora” del lunes diecisiete del presente mes y relativo a la remodelación de la “Alameda de Santa Lucía” en esta ciudad.

1°.- Al realizarse el año pasado la construcción de la tercera etapa de la nueva red de drenajes en esta ciudad que comprendía “La Calle Ancha de los Herrero” y el “Barrio del Chajón”, zonas muy populosas que no tenían drenajes ya que se servían de fosas sépticas, se tuvieron que hacer dos colectores a todo lo largo de la mencionada Alameda, lo que ocasionó los siguientes problemas:

  1. a) Por tener que hacerse la zanja entre los árboles y las casas (del lado de la Pólvora) desde el monumento a Landívar hasta las ruinas de San Jerónimo, al irse estrechando hubo de cortarse las raíces de los árboles en la primera cuadra pero en las dos restantes se tuvieron que botar con lo cual quedaron árboles sólo en el centro.
  2. b) El asfalto por su pobre calidad ya estaba en muy malas condiciones pero lo que lo acabó de destruir fue que todos los vecinos de la Alameda tenían que injerir los servicios de aguas negras de sus casas al nuevo colector.

 

A todo lo anteriormente expuesto agregue usted que los pocos árboles que permanecían en pie estaban secos, otros desramados pues por lo viejo, sus troncos carcomidos los tornaban quebradizos además que se ennegrecían de gusanos todo lo cual daba muchos dolores de cabeza al vecindario.

Todo en esta vida licenciado tiene un término y aunque quisiéramos que las cosas no se destruyeran el tiempo es implacable. La Corporación Municipal que me honro en presidir jamás ha tenido en mente hacer una calzada a semejanza de las de la capital, que como usted bien dice no estaría bien es esta ciudad, sino rehacer la Alameda tantas veces mencionada; no creo que pierda nada con hacerle aceras pues no tenía, con iluminarla, pues la única luz de que gozaba era la de la esquina de las calles que llegan a ella, creo que le devolveremos su antiguo señorío pues las dos pistas volverán a ser empedradas y la ornamentarán dos filas de matilisguates que ya desde el año pasado están en nuestro poder en la misma disposición en que estaban los antiguos amates” (Asturias 1969).

El único elemento que prevalece desde el siglo XVII en la Calzada Santa Lucía, es la placa de la Virgen de la Concepción trabajada en piedra que se encuentra al costado sur del Templo de Santa Lucía.

La imagen de Nuestra Señora de la Concepción aparece con las manos juntas, coronada y a sus pies una media luna con las puntas hacia arriba; el sol aparece justo arriba, al lado izquierdo del observador. (Ubico 2007: 41) (Figs.9 y 10).

Esta representación es un testigo de las obras hidráulicas que se realizaron en la Calzada Santa Lucía en 1663, y refiere a la introducción de desagüe y la elaboración de un puente. El texto grabado indica lo siguiente:

“Concebida sin pecado original Abriose esta zanja para desagüe de esta ciudad i se fabrico esta puente año de 1663”.

Conclusiones

La interacción con los vecinos permite conocer la historia contemporánea de la ciudad de La Antigua, ya que muchos registros documentales se han perdido o se encuentran en mal estado de conservación. Por ejemplo, la ubicación de la tubería de agua potable se transmite por tradición oral, de fontanero a fontanero.

Se han trasladado diferentes elementos arquitectónicos y al no contar con un testigo se pierde el origen y también el contexto. Fácilmente se cree que siempre estuvo donde se observa.

La urbanización debe estar acompañada del registro, así como de la notificación a los vecinos. Toda obra causa alteraciones, y dentro de las posibilidades se debe hacer llegar la información al público en generalen de la manera más inmediata.

Lo más enriquecedor ha sido conocer a personas con mucha curiosidad y muchos conocimientos, la puesta en valor del patrimonio cultural de sociedades antiguas es difícil, y aún más cuando las valoraciones son hechas en base a mitos. Se espera que el contacto y la comunicación reduzcan estos mitos.

Agradecimientos

A los compañeros del proyecto de mejoramiento de sistema de agua potable: Juan Pablo Herrera, Marlen Garnica, Rodrigo Aparicio, Edgar Umul y Wilson Umul; por permitir el mejor registro de los vestigios encontrados dentro de la canalización subterránea. A los vecinos antigüeños: Rolando Mirón, Jaime Barrientos, Miguel Paredes, Rubén Hernández, Don Álvaro y Don Antonio; por su tiempo, sus historias sus imágenes y documentos. A los trabajadores de la Municipalidad de Antigua y Consejo Nacional para la Protección de la Antigua Guatemala: Marvin Felipe, Marvin Borrayo, Elisa Ramírez, Saide Juárez y Enrique Berdúo. A los investigadores:Thelma Porres, Claudia Wolley, Alberto Garín, Mario Ubico y Zoila Rodríguez (†); por los conocimientos y documentos compartidos.

Referencias

Annis, Verle

1968   La Arquitectura de Antigua Guatemala 1543-1773. Guatemala: Editorial Universitaria.

Asturias

1969   El Sr. Alcalde antigüeño explica porqué taló la Alameda de Santa Lucía. La Hora. 19 de noviembre 1969

Chinchilla, Ernesto

1963   Historia del Arte en Guatemala, 1542-1962, Arquitectura, Pintura y Escultura, Guatemala.

Díaz, Victor

1927   La romántica ciudad colonial. Guatemala: Municipalidad de la Capital.

Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio

1932-1933   Recordación Florida (Vol. I). Guatemala.

Garnica, Marlen y Luz Midilia Marroquín

2001   Proyecto Arqueológico Ermita de Santa Lucia, Antigua Guatemala. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.630-637. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

Johnston, René

1997   De Santiago de Guatemala a laVilla de la Antigua Guatemala, transformación yvida social ante una crisis. Tesis de licenciatura. Universidad del Valle de Guatemala.

Juarros, Domingo de

1937   Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala. Tomos I y II. Tercera Edición. Tipografía Nacional de Guatemala, Guatemala.

Lara, Celso

2013   Por los viejos barrios de la ciudad de Guatemala. Guatemala: Artemis-Edinter.

2013   Los entierros de dinero; leyenda e historia oral.La Hora. 19 de Julio de 2013.pp. 6-7.

Pardo Zamora, Pedro y Luis Luján

1968   Guía de Antigua Guatemala. Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, Publicación No.15. Editorial José de Pineda Ibarra, Guatemala.

Turchi, M. C.

s.f.        Los Antonelli, arquitectos de Gatteo. Consultado el 17 de julio de 2016, de La medida de El Dorado: vida y empresa de emiliano-romañolos en las Américas: http://www.provincia.fc.it/cultura/antonelli/ESP

Vázquez, Fray Francisco

1944   Crónica de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala de la Orden de Nuestro Seráfico Padre San Francisco en el Reino de la Nueva España. Vol. XVII, Tomo IV. Sociedad de Geografía e Historia, Guatemala.

Ubico, Mario

2007   Apuntes históricos del ciclo navideño en Guatemala. La Antigua Guatemala: Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala.

2010   La Antigua Guatemala 1799-1950: Aspectos Urbanísticos y Arquitectónicos. La Antigua Guatemala: Consejo Nacional para la Protección de la Antigua Guatemala.

Fig. 1: Cuadro de la Familia Antonelli y acontecimientos en Antigua. (Modificación personal basada de Turchi)

Fig. 2: Mapa de La Antigua Guatemala. Ubicación de Calzada Santa Lucía y área trabajada. Nótese la reducción de la calle.

Fig. 3: Ubicación de zanja. A. Frente a Iglesia Santa Lucía. B. A un costado de la calle del Espíritu Santo.

Fig. 4: Ubicación de vestigios encontrados. Los medios de comunicación confundieron el drenaje con cimientos de la pila.

Fig. 5: Perfil Norte. El desagüe se encontró mutilado. A su alrededor se encentran testigos de obras de GUATEL.

Fig. 6: Murallón de Santa Lucía, con la Virgen de Concepción. Fotografía de J. Barahona. Hacia 1950.

Fig. 7: Pila de Santa Lucí al centro de la Calzada. Paso vehicular hacia la 7° Calle. Fotografía de J. Barahona, hacia 1950.

Fig. 8: Trabajos de ampliación de calle. Retiro de escombros y destrucción de pila. Fotografía de J. Barahona. Hacia 1960.

Fig. 9: Iglesia de Santa Lucía, con la Virgen de Concepción al costado Sur. Fotografía de J. Barahona. Hacia 1970.

Fig. 10: Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Julio 2016.