010 Arqueología y puesta en valor del patrimonio de La Blanca y Chilonche (Petén). Cristina Vidal Lorenzo, Gaspar Muñoz Cosme, Patricia Horcajada Campos, Núria Feliu Beltrán, Mª Luisa Vázquez de Ágredos Pascual, Óscar Quintana Samayoa, Luis Alberto Romero Rodríguez, Miriam Salas Pol y Silvia Puerto Aboy – Simposio 28, 2014

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010 Arqueología y puesta en valor del patrimonio de La Blanca y Chilonche (Petén).

Cristina Vidal Lorenzo, Gaspar Muñoz Cosme, Patricia Horcajada Campos, Núria Feliu Beltrán, Mª Luisa Vázquez de Ágredos Pascual, Óscar Quintana Samayoa, Luis Alberto Romero Rodríguez, Miriam Salas Pol y Silvia Puerto Aboy

 

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Vidal Lorenzo, Cristina; Gaspar Muñoz Cosme, Patricia Horcajada Campos, Núria Feliu Beltrán, Mª Luisa Vázquez de Ágredos Pascual, Óscar Quintana Samayoa, Luis Alberto Romero Rodríguez, Miriam Salas Pol y Silvia Puerto Aboy
2015 Arqueología y puesta en valor del patrimonio de La Blanca y Chilonche (Petén). En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 137-146. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Arqueología y puesta en valor
del patrimonio de La Blanca
y Chilonche (Petén)
Cristina Vidal Lorenzo
Gaspar Muñoz Cosme
Patricia Horcajada Campos
Núria Feliu Beltrán
Mª Luisa Vázquez de Ágredos Pascual
Óscar Quintana Samayoa
Luis Alberto Romero Rodríguez
Miriam Salas Pol
Silvia Puerto Aboy
Palabras clave
Petén, La Blanca, Chilonche, Acrópolis, subestructura, friso, senderización, desarrollo, Clásico, Postclásico.
A
bstract
This paper presents the results of investigations carried out at the archaeological sites of La Blanca and Chilonche (Petén) during the 2013 field season. The main archaeological work was focused in the heart of the Acropolis of La Blanca; in the residential area of this settlement, and in the Acropolis of Chilonche. The enhancement of La Blanca cultural heritage program and cooperation development activities will be also presented.
I
ntroducción
Durante la temporada de campo 2013, el Proyecto La Blanca continuó con las investigaciones en los sitios arqueológicos de La Blanca y Chilonche. En La Blanca, los trabajos de excavación extensiva se concentraron principalmente en la Acrópolis y en el Grupo Oeste, al tiempo que se emprendieron acciones de puesta en valor de este asentamiento a través del programa de senderización y visita al aire libre del mismo. En Chilonche, los importantes hallazgos realizados en temporadas anteriores (Muñoz et al. 2014) exigían la continuidad de las excavaciones en el sector norte de la Acrópolis en el cual se conserva una de las muestras de pintura mural más importante del área maya, pero donde las condiciones de trabajo son especialmente complejas debido a los numerosos saqueos a los que ha estado sometido este importante conjunto monumental.
E
xcavaciones en La Blanca
Subestructura 2 del Edificio 6J2
Concluida la excavación y puesta en valor de los palacios erigidos en la cima de la Acrópolis y del patio interior central, desde el año 2010 se están investigando las subestructuras de época anterior que se encuentran en el interior de este enorme basamento (Vidal et al. 2014: 797-798).
De la Subestructura 2 se había documentado su fachada oeste así como el basamento sobre el cual se apoya: un cuerpo estucado de paredes ataludadas y rematado por una cornisa con un pequeño voladizo. A través de una de las trincheras de aproximación abiertas frente a este cuerpo al finalizar la temporada de campo 2012, se pudo vislumbrar la presencia de lo que parecía ser un friso en altorrelieve, de ahí que una de las primeras acciones llevadas a cabo durante la siguiente temporada (2013) fue la continuación de las excavaciones en este sector, con el fin de liberar el relleno que cubría este basamento y poder sacar así a la luz todo el friso (Fig.1).
Afortunadamente, éste se encontraba en un excelente estado de conservación, lo que ha facilitado el que haya podido ser minuciosamente documentado mediante dos sistemas diferentes: el dibujo manual a escala 1:10 y el levantamiento con escáner láser 3D (véase Muñoz, Gilabert y Herguido en este volumen) (Fig.2).
El friso se extiende a lo largo de 4.75 m de longitud y tiene 1.50 m de alto. En su centro aparece la figura de un mascarón formado por diferentes sillares labrados, y los elementos laterales inmediatos presentan giros simétricos para crear un centro de atención en la figura central, cuya nariz u hocico fue roto de manera intencionada. Todas las evidencias apuntan a que este acto ritual se llevó a cabo cuando se clausuró el edificio, siendo testimonio de ello los restos de material quemado que aún se conservan in situ.
Los motivos iconográficos que forman parte de esta composición recuerdan en gran medida a las portadas zoomorfas de la región Río Bec, Chenes y Puuc, destacando entre éstos los ojos globulares en espiral del mascarón, el entrecejo, las volutas que emergen de las comisuras de la mandíbula superior, las orejeras cuadradas de las que cuelga un pendiente, o el adorno superior de las orejeras en forma de voluta.
Por otro lado, lo que parecen ser los dientes de la figura central son dos cuadretes simétricos en cuyo interior se tallaron dos elementos verticales, y en el centro un cuadrete más grande con un motivo en forma de “X”: la llamada banda cruzada de “San Andrés”, que es el mismo motivo que portan las orejeras, y que confieren a este personaje un carácter celeste. Ese motivo con forma de cruz, que se remonta a otras culturas anteriores, como la olmeca, aparece también en el centro de la boca de los mascarones del friso de estuco que decora los cuerpos del basamento de la Estructura A 6 de Xunantunich en su lado oriental.
La decoración escultórica se extiende a ambos lados del mascarón central mediante complejos elementos iconográficos que también parecen aludir al ámbito celestial, y entre los que sobresalen dos representaciones simétricas, una a cada uno de los lados del mascarón, de un ser sobrenatural con ojos en espiral, ceja rematada por volutas en ambos extremos, apéndice nasal con forma de trompa acabada en una estilizada voluta, orejera cuadrangular con ornamentos en la parte superior e inferior, colmillos diversos y una lengua retorcida.
En el resto de la composición del friso de La Blanca se distinguen otros motivos geométricos, como aspas cruzadas en la parte superior y, en los laterales, las cabezas de una serpiente bicéfala de las que es posible distinguir el ojo, la ceja, las fauces abiertas, la lengua y los colmillos.
Para investigar con precisión dónde se apoya el basamento decorado de esta subestructura, así como para determinar la relación de éste con la calzada, se abrió una trinchera de aproximación de 1 m de ancho que partía del extremo norte del friso, y donde se localizó una escalinata conformada por seis gradas recubiertas por un estuco de color crema claro, que también están conservadas en muy buenas condiciones. Una vez finalizada la limpieza manual y documentación del basamento, fue nuevamente recubierto para garantizar de este modo su protección, a la espera de próximas excavaciones que permitan conocer el resto de esta interesante edificación y poder concluir la interpretación de todo el programa iconográfico que exhiben sus muros.
Enterramiento 19
Otra de las intervenciones realizadas en este sector de la Acrópolis de La Blanca tuvo lugar en el interior del Cuarto 11 del Palacio 6J2 (Suboperación 334), cuyos cimientos descansan precisamente encima de la Subestructura 2. Esta estancia destaca por sus dimensiones: más de 10 m de longitud, una anchura superior a los 3 m y una altura de clave situada a más de 6 m del piso. Todo ello lo convierte en una de las mayores estancias de esta singular construcción palaciega.
En su interior, dos amplias banquetas dispuestas simétricamente ocupan las esquinas noreste y sureste. En el espacio que queda entre ambas, adosada al muro este y alineada con el vano central, se levanta una pequeña estructura a modo de altar, en la que, en el momento de su descubrimiento (temporada de campo 2009, Vidal y Muñoz 2010:104), habían llamado la atención los abundantes restos de material quemado que allí se encontraron.
Tanto las dimensiones de este espacio como su distribución interior y la peculiaridad de disponer de tres vanos de acceso, parecen indicar que el Cuarto 11 tuvo una función singular y quizás de mayor relevancia que el resto de las estancias de este monumental edificio.
Con el fin de obtener más información acerca de este cuarto se optó por investigar la zona contigua al altar, trazando para ello un pequeño pozo de sondeo a los pies de éste. En él se documentaron dos niveles estratigráficos, correspondiendo el Nivel I al piso de estuco de la estancia, el cual mostraba diversas huellas de material quemado sobre la superficie. Al retirar dicho piso, se localizó un estrato aparentemente de nivelación, Nivel II, formado por una lechada de cal que también mostraba abundantes huellas de haber sido quemado y restos de carbón. Al proseguir la excavación en profundidad se pudo observar cómo en el sector oeste del pozo parte del relleno del piso, formado por piedras irregulares de tamaño mediano y mortero de cal, se encontraba suelto; al empezar a retirarlo emergieron los restos óseos de un individuo (PLB/Enterramiento 19), que estaba colocado en sentido norte-sur, en posición decúbito prono, con las extremidades inferiores y superiores semiflexionadas, y las manos aparentemente entrelazadas por debajo del cuello (Fig.3).
Los restos óseos corresponden a un infante cuya edad se ubica en torno a los seis meses en función de su desarrollo dental. Aunque su estudio bioantropológico aún está en curso, según Vera Tiesler (comunicación personal) se puede avanzar que el hueso frontal del cráneo muestra aplanamiento cultural y que existe un posible traumatismo en el cuadrante inferior izquierdo. Todo parece apuntar a que la causa de la muerte fue una meningitis hemorrágica, cuyas huellas se pueden observar en el endocráneo del parietal, donde se ven áreas confluyentes alternando con placas de hueso porótico.
A excepción de pequeños restos de carbón, no había otro tipo de material arqueológico asociado a este enterramiento. Por otro lado, cabe señalar que al retirar por completo todos los restos óseos y efectuar la limpieza del pozo, se vio la rotura original que en la antigüedad se había realizado en el propio relleno del Cuarto 11 para colocar el cuerpo. Posteriormente éste se cubrió con el mismo material que había sido extraído para crear la fosa y se selló con la capa de nivelación y el piso de estuco. Al parecer, dicho enterramiento se introdujo en el relleno en el momento que se construyó el último piso de estuco de esta estancia.
Excavaciones en el Grupo Oeste
Al oeste de la calzada que comunica el Grupo Sur con el sector norte de este asentamiento, se extiende un área residencial formada por una serie de plazas que están delimitadas por plataformas de altura media, sobre las que se levantaron edificios construidos con materiales perecederos. Estas características urbanas junto con el estudio de restos de cultura material indican que fue en este sector donde habitó y realizó sus actividades artesanales la población común de La Blanca (Muñoz y Vidal 2014:39).
Este conjunto residencial ya había sido excavado en anteriores temporadas de campo, pero quedaba por investigar el sector más septentrional del mismo, razón por la que se decidió emprender la excavación extensiva de los Montículos 4G1 y 6H2. La finalidad de estos trabajos realizados en 2013 era, conocer el sistema constructivo del tipo de viviendas que presumiblemente se erigieron sobre ellas, así como sus diferentes fases de ocupación. De ambas excavaciones, la que arrojó resultados más interesantes fue la de la Estructura 4G1.
El Montículo 4G1, ubicado a escasa distancia del Centro de Interpretación de La Blanca, mide más de 50 m de longitud, 6 m de anchura y poco más de 1 m de altura. Una vez retirada la maleza más superficial que se extendía sobre la parte alta del montículo, se pudo observar un grupo de piedras talladas y alineadas, de variado tamaño, que forman un rectángulo de unos 3.50 por 3.90 m de lado, lo que fue interpretado como los cimientos de los muros de una antigua vivienda de naturaleza perecedera. Fue precisamente a partir de esa evidencia que se definió el trazado de la primera unidad de excavación identificada como Suboperación 324, un pozo de 1.5 por 1.5 m abierto en el lado este del montículo, exactamente a partir de lo que parece ser el exterior del muro de la vivienda. A este primer pozo le siguieron otros siete identificados como Suboperaciones 324, 325, 326, 327, 328, 329, 330 y 332, realizadas todos ellas en el extremo oriental del montículo (Fig.4).
Estas excavaciones permitieron confirmar la existencia de una vivienda de carácter perecedero que habría sido erigida sobre una plataforma acondicionada a partir de una elevación natural del terreno. El relleno de dicha plataforma consiste en piedras de diverso tamaño mezcladas con arena y tierra, y sobre ella un sencillo apisonado del que apenas quedan vestigios actualmente. Sobre ese apisonado se habrían levantado los muros de la vivienda, manifiesto a partir del alineamiento de sillares labrados, el cual afloró, como se indicó anteriormente, casi en superficie.
Los materiales cerámicos recuperados en estas suboperaciones, muchos de los cuales mostraban un elevado grado de erosión, arrojan una cronología que va desde el Clásico Tardío al Postclásico Temprano, pudiéndose determinar una ocupación ininterrumpida en los períodos Tardío y Terminal, y de carácter esporádico en el Postclásico Temprano.

E
xcavaciones en Chilonche
En el vecino sitio de Chilonche, se realizaron algunas intervenciones puntuales, concretamente en el Edificio 3E1, ubicado en el extremo norte de la Acrópolis Central. Las excavaciones llevadas a cabo en este complejo monumental en las anteriores temporadas permitieron constatar que se trata de una compleja edificación con una dilatada secuencia constructiva, y que lo que hoy está visible corresponde en realidad a sucesivas fases constructivas que iniciaron en el Preclásico Tardío.
Con el fin de continuar las investigaciones acerca de la evolución de este interesante edificio, en la temporada de 2013 se realizaron excavaciones en el interior de los cuartos pertenecientes a su última fase constructiva, es decir, los ubicados en el frente sur. De éstas cabe destacar la Suboperación 34, un pozo excavado en el sector noreste del interior del Cuarto 2S, en el cual se halló una ofrenda formada por una gran olla globular del Tipo Cambio Sin Engobe fechada para el Clásico Terminal, colocada boca arriba y, aunque fragmentada, se ha podido reconstruir en un 90%. Junto a ella se encontró una mano de moler fabricada en cuarcita, un fragmento de navaja de obsidiana, un pequeño caracol tipo oliva con perforación central, tres lascas de pedernal y diversos fragmentos óseos de especie indeterminada, algunos de ellos con evidencias de quemado, abundante carbón y resina de copal (Bursera copallifera). Todo parece indicar que este conjunto de materiales fue depositado en el subsuelo del cuarto a modo de ofrenda, rompiendo para ello el piso de estuco original, que posteriormente se selló con la construcción de un nuevo piso, inmediatamente por encima del anterior (Fig.5).
Otro pequeño pozo de sondeo, se realizó en el singular recinto anexo al norte del Cuarto 5S descubierto la pasada temporada y el cual parece corroborar el hecho de que este recinto funcionó antiguamente como espacio de almacenaje.
El resto de las intervenciones estuvieron dirigidas a reparar los daños ocasionados por un lamentable acto vandálico, realizado en las semanas previas al inicio de la temporada de campo del Proyecto La Blanca, testimonio de las agresiones de las que suele ser víctima este importante sitio arqueológico. Aparte de destrozar muros y las cubiertas de materiales perecederos construidas por el Proyecto para conservar las estructuras excavadas, fue parcialmente destruido el altar de época postclásica, construido con piezas de bóveda sobre la banqueta del Cuarto 3S (Muñoz et al. 2014:761). En el interior de su relleno se había encontrado un cuenco miniatura del Tipo Chilo Sin Engobe fechado para el Postclásico, junto con otros restos malacológicos y de carbón, del que se recuperó su tapadera en esta temporada (Fig.6).
L
a
s acciones de puesta en valor,
interpretación y desarrollo en La Blanca
Las acciones de puesta en valor e interpretación del sitio arqueológico La Blanca perseguían los siguientes objetivos:
– Recuperar, mantener y difundir el patrimonio cultural de La Blanca y convertirlo en un punto turístico y cultural de referencia para la región.
– Conservar y poner en valor sus estructuras arqueológicas.
– Realizar una labor de interpretación y comunicación, mediante actuaciones de calidad, siguiendo unos criterios de integración y reversibilidad, orientando el discurso museológico con rigurosidad científica, haciéndolo atractivo a todo tipo de público y garantizando la accesibilidad y comunicación para todos los visitantes, con el fin de fomentar así una actitud de respeto y sensibilización al patrimonio cultural, a través de su conocimiento.
La primera fase de este proyecto fue la construcción del Centro de Interpretación en la entrada del sitio, a raíz de lo cual se incrementó de forma notable la llegada de visitantes, tanto nacionales como extranjeros. La segunda fase, contemplaba la adecuación de los edificios para su conservación y visita, así como el establecimiento de unos senderos interpretativos que permitieran recorrer y visitar todos los espacios urbanos investigados por el Proyecto La Blanca, así como el diseño, elaboración y colocación de paneles informativos en cada uno de dichos espacios.
Como es sabido, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los edificios excavados en el área maya es a su progresivo deterioro, motivado sobre todo por su exposición a las complejas condiciones medio ambientales propias de las zonas en las que fueron erigidos. Para garantizar su conservación a largo plazo, en la mayoría de los casos es imprescindible la instalación de cubiertas protectoras destinadas a frenar las agresiones del medio ambiente, al tiempo que permiten el que los visitantes puedan apreciarlos en su contexto original. En La Blanca, a medida que se iban excavando los edificios se han ido construyendo cubiertas de madera y hoja de palma, pero debido a la monumentalidad de su arquitectura, estas cubiertas provisionales han presentado problemas de estabilidad y conservación. Con el fin de solventar esta situación, el Proyecto La Blanca puso en marcha un programa de diseño y construcción de cubiertas de gran estabilidad, en la Acrópolis y Grupo Sur del sitio arqueológico, mediante la utilización de madera en tabla tratada y unida por tornillos para conseguir unos pilares estables de mayor longitud y resistentes a los xilófagos. Así se consiguió un espacio protegido de la lluvia y del sol que alberga totalmente a los edificios, dejando ver su magnitud real y su gran presencia arquitectónica.
La construcción de estas cubiertas concluyó en la temporada de campo 2013, y gracias a ello se ha podido garantizar tanto su conservación como la visita y disfrute de todos aquellos que lleguen a estas ruinas, algo que era primordial para poder emprender la segunda fase del proyecto de senderización del sitio arqueológico.
Los senderos fueron trazados a partir de las recomendaciones formuladas por la especialista en patrimonio y turismo de la Universidad Politécnica de Valencia, Dra. Mª José Viñals Blasco, para lo cual se realizó un proceso metodológico en el que se celebraron distintas sesiones de trabajo con los miembros del Proyecto La Blanca y los representantes de las comunidades del entorno, con el fin de establecer una secuencia de conocimientos lógica con la que construir la ruta interpretativa y, a la vez, evidenciar las oportunidades y dificultades físicas del recorrido.
Posteriormente, se analizaron in situ los posibles trazados del itinerario y se eligió la mejor opción que cumplía perfectamente los requisitos de:
– Itinerario circular
– Acceso y visibilidad clara de los monumentos
– Secuencia interpretativa coherente
– Accesibilidad física viable
– Mantenimiento del sendero de forma fácil y poco costosa
– Riesgos mínimos para los usuarios
Una vez conocido el trazado del itinerario, se procedió a la identificación de mensajes interpretativos, es decir, establecer cuáles iban a ser los temas o mensajes sobre los que se basaría el discurso interpretativo. El método de trabajo se basó en conocer las ideas principales que se quieren transmitir acerca del sitio de La Blanca. Para ello tuvo lugar una reunión con los directores de la excavación, el equipo del Proyecto y otros colaboradores, en la que se planteó una serie de preguntas, cuyas respuestas fueron sometidas a un posterior debate hasta que se llegó a un consenso sobre la temática general e ideas principales que debería contemplar la ruta interpretativa.
A partir de estas ideas, se construyó la estructura de la ruta, estableciendo cinco aspectos principales a tratar: 1) Importancia de la situación geopolítica de La Blanca en el contexto territorial, 2) El bosque como proveedor de elementos para la vida de los antiguos mayas, 3) La religión, 4) El urbanismo de La Blanca, 5) La Plaza Norte y el uso de los grandes espacios públicos y 6) Valor artístico-monumental de la Acrópolis. Estos temas fueron posteriormente sometidos a la valoración por los habitantes de la comunidad de La Blanca y por los arqueólogos e investigadores participantes en el proyecto (Fig.7).
Finalmente, partiendo de estos sondeos, se diseñaron seis paneles que combinan imágenes con textos explicativos en español y en inglés. Los paneles fueron impresos en pvc e instalados en marcos de madera tratada. Con el fin de asegurar su protección ante las lluvias, se diseñaron unas pequeñas cubiertas de hoja de palma.
En cuanto a las actividades de difusión y educación para el desarrollo, se impartieron nuevos talleres de sensibilización en la conservación del patrimonio cultural, siendo uno de los que más éxito tuvo el impartido a los niños de edad escolar, dedicado a exponer cuál es la situación actual del sitio arqueológico, en qué consiste el Proyecto La Blanca, cuáles son los peligros a los que se expone el sitio arqueológico si no se protege, y cuáles son algunas de las causas que han provocado su degradación, tales como el abandono, la depredación o los fenómenos meteorológicos.
Para ello, se optó por trabajar con marionetas como vehículo de comunicación con ellos, en vista del éxito que el año anterior había tenido el taller de teatro “La Blanca a escena” (Vidal et al. 2014: 799; Vidal, Muñoz y Vázquez de Ágredos 2014). Así, tras explicarles las tareas que realiza el Proyecto La Blanca en el sitio arqueológico, se les informó acerca de las diferentes profesiones que se ven implicadas en la excavación, tras lo cual se les propuso un juego para afianzar dichos conocimientos. Para el juego, se colocaron en el telón las marionetas que se habían empleado en la función anterior y se les propuso a los participantes que relacionaran las diferentes profesiones que intervienen en la excavación con los instrumentos que emplea cada uno. No tuvieron ningún problema en distinguir la mayoría de ellos.
Por otro lado, bajo el título “El derecho a la cultura y a la identidad cultural” el Centro de Interpretación de La Blanca se convirtió en el escenario elegido por los habitantes de la aldea para celebrar un primer taller de revisión y evaluación de las actividades de desarrollo iniciadas por el Proyecto La Blanca en el año 2005 con el fin de contribuir al desarrollo humano sostenible, desde la excavación, estudio, intervención y puesta en valor del sitio arqueológico y, paralelamente, la sensibilización y capacitación de los pobladores del entorno (Fig.8).
La realización del taller permitió evaluar el grado de satisfacción de los habitantes de La Blanca en torno a las actividades formativas y talleres de sensibilización impartidos en estos últimos años, y también sirvió para identificar nuevas inquietudes en este terreno entre los asistentes, que se traducirán en próximos talleres a ejecutar en futuras temporadas de campo del Proyecto La Blanca.
Agradecimientos
Los autores agradecen expresamente el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad, a través de la financiación de los proyectos de investigación coordinados con número de referencia BIA2011-28311-C02-01 y 02, así como el patrocinio del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de España, a través de la financiación obtenida por el Proyecto Arqueológico La Blanca y su entorno dentro del programa de ayudas para Proyectos Arqueológicos en el Exterior, a la Fundación Prince Claus de Holanda, y al Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, que han contribuido de forma determinante a hacer posible las investigaciones y la obtención de resultados de arqueología y arquitectura que se exponen en esta publicación.
R
eferencias
Muñoz Cosme, Gaspar y Cristina Vidal Lorenzo
2014 La Blanca, un asentamiento urbano maya en la cuenca del río Mopán. LaminaR XII (1):36-52. México.
Muñoz Cosme, Gaspar; Cristina Vidal Lorenzo, Patricia Horcajada Campos, Óscar Quintana Samayoa, Zacarías Herguido Alamar y Miriam Salas Pol
2014 Del Preclásico al Postclásico, la historia constructiva de un sitio del sureste de Petén: Chilonche. En XXVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2013 (editado por B. Arroyo, L. Méndez y A. Rojas), pp. 757-767. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
V
idal Lorenzo, Cristina y Gaspar Muñoz Cosme
2010 Investigaciones del Proyecto La Blanca en la temporada de campo 2009. Informes y trabajos 5. Excavaciones en el exterior 2009. Documento electrónico: http://es.calameo.com/read/000075335f538f748c84a, consultado el 20 de junio de 2014.
V
idal Lorenzo, Cristina; Gaspar Muñoz Cosme, Mª Luisa Vázquez de Ágredos, Núria Feliu Beltrán y Luis Alberto Romero Rodríguez.
2014 Resultados de las recientes investigaciones realizadas en La Blanca (Petén). En XXVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2013 (editado por B. Arroyo, L. Méndez y A. Rojas), pp. 795-804. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
V
idal Lorenzo, Cristina; Gaspar Muñoz Cosme y Mª Luisa Vázquez de Ágredos
2014 Reflexiones en torno al arte y la conservación del patrimonio cultural maya: el Proyecto La Blanca, un proyecto piloto de investigación y cooperación internacional. En La piel de los edificios (editado por D. Benito), pp. 129-145. Publicaciones de la Universidad de Valencia, Valencia.

Fig.1: Plano con indicación de las intervenciones arqueológicas realizadas en el extremo oeste
del basamento de la Acrópolis de La Blanca y en el Cuarto 11 del Edificio 6J2. (Dibujo PLB 2013).

Fig.2: Friso esculpido en la Subestructura 2 del Edificio 6J2. (Foto N. Feliu).

Fig.3: Enterramiento 19 de La Blanca (Cuarto 11 del Palacio 6J2 ). (Dibujo P. Horcajada).

Fig.4: Intervenciones en el Montículo 4G1 (Grupo Oeste de La Blanca) (Dibujo J. Quiroz y P. Horcajada).

Fig.5: Olla globular del Tipo Cambio sin Engobe hallada en el Cuarto 2S de la Estructura 3E1
de la Acrópolis de Chilonche (Dibujo M. Salas)

Fig.6: Cuenco miniatura con tapadera del Tipo Chilo sin Engobe hallado en el relleno del altar de época
postclásica ubicado en el Cuarto 3S de la Estructura 3E1 de la Acrópolis de Chilonche. (Dibujo M. Salas)

Fig.7: Plano de la ruta interpretativa establecida en el sitio arqueológico La Blanca. (Dibujo PLB 2013).

Fig.8: Asistentes a uno de los talleres destinados a los escolares, impartidos en La Blanca
durante la temporada de campo 2013. (Foto S. Puerto).