079 Juego visuales o conceptuales: las variantes de los conjuntos de patrón triá-dico en El Mirador Laura Velásquez – Simposio 26, 2012

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079 Juego visuales o conceptuales: las variantes de los conjuntos de patrón triá-dico en El Mirador

Laura Velásquez

 

XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas

 

Referencia:

Velásquez, Laura
2013 Juegos visuales o conceptuales: las variantes de los conjuntos de patrón triádico en El Mirador. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 951-960. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Juegos visuales o conceptuales: las variantes de los conjuntos de patrón triádico en El Mirador
Laura Velásquez
Palabras clave
Patrón triádico, El Mirador, Preclásico.

Abstract
Maya cities are formed by many different architectural compounds; the triadic style is among |them, which is associated to a certain cosmogonic conception. The archaeological site of El Mirador is until now a good example to explain its definition from a spatial perspective rather than symbolic because of the quantity, monumentality and antiquity of all these groups registered at El Mirador. Moreover, there are some types present exclusively here and no other sites. Therefore, the objective of this investigation is to determine common characteristics and differences between these groups, as well as the frequency with which they appear. Thus, it will allow establishing typologies or variants making possible to visualize this architectural assemblage as a relevant morphological, functional and ideological unit within the settlement pattern of this city.

 

La interpretación de los rasgos arquitectónicos usualmente es subjetiva, considerando como único fundamento la descripción superficial del conjunto y relegando a segundo plano el verdadero trasfondo del mismo que corresponde con la función, que a su vez deriva de nociones ideológicas integradas a la cosmovisión. No obstante también ocurre lo contrario, como en el caso de los conjuntos de Tipo Acrópolis de Patrón Triádico. Se ha dicho mucho de éstos desde una perspectiva simbólica (ver Taube 1998; Hansen 1998, 2000; Schele, Freidel y Parker 2000), pero aún queda bastante por explorar, por ejemplo cuáles elementos arquitectónicos definen un conjunto como tal, qué tipologías pueden identificarse en los edificios y si es posible determinar divergencias funcionales en base a éstas.

Un estudio formal permitiría reflexionar sobre la re-evaluación de aquellos conjuntos catalogados como triádicos o valorar como triádicos a aquellos dejados fuera de este marco. Es por ello que en esta ocasión se exponen los resultados preliminares de una investigación regional que ya cuenta con una muestra de 424 sitios arqueológicos de las Tierras Bajas Mayas, una cifra sumamente contrastante considerando que solamente 45 de éstos cuentan con acrópolis triádicas. Estos datos se apoyan en una extensa recopilación bibliográfica y un análisis propio de la traza urbana de estos sitios (Velásquez 2012b).

El enfoque ha sido la configuración tipológica y el contexto arquitectónico de un Patrón Triádico, para poder formular los lineamientos que brinden una interpretación funcional e ideológica más adecuada, tanto de los edificios que lo componen como del grupo, incluso del sitio, el cual fue aplicado al estudio de la antigua ciudad de El Mirador, al norte del departamento de Petén, Guatemala. El objetivo consistió en determinar cuántos y cuáles conjuntos corresponden realmente con la definición ortodoxa o si es un patrón de plaza preferido, puesto que en este emplazamiento se ha documentado más de una veintena.

Varios autores indican que una Acrópolis Triádica está formada por un edificio principal que, a su vez, es el de mayor dimensión y el que dicta la orientación de la plaza. Está flanqueado por dos edificios de tamaño similar dispuestos uno frente al otro, todos comparten el mismo patio de modo que están construidos en un sólo basamento elevado sobre el nivel de plaza quedando aislados de otras (Fig.1) (Valdés 1989; Hansen 2000; Laporte y Mejía 2005).

Se les considera como expresiones de la fusión del pensamiento sagrado con los programas de construcción secular, siendo un hecho su incorporación como el asiento político de una ciudad que generalmente es de alto rango, lo que involucra las actividades administrativas de la clase dirigente y aquellas manifestaciones públicas como ritos de ascensión, para que se les reconozca su descendencia divina, justificando así su derecho de gobernar (Valdés 1994; Hansen 1998, 2000; Houston y Stuart 1996; De la Garza y Cuevas 2005; Laporte y Mejía 2005).

Considerando lo anterior, los criterios que se sugieren para su diagnóstico e identificación son la verificación del formato convencional y su posición en el sitio, que debería de ser en el área central como una de las construcciones predominantes por representar el poder de la élite gobernante. Esto significa su vinculación a rasgos específicos que reflejen su importancia a nivel ideológico, los cuales deben de ser variables constantes en el contexto de un Conjunto de Tipo Acrópolis de Patrón Triádico, siendo determinante el Conjunto de Tipo Grupo E y el patio para Juego de Pelota (Flores y Sprajc 2008; Velásquez 2012a, 2012b; ver también Mejía y Velásquez en este mismo volumen).

La evidencia arqueológica señala que el Grupo E se originó en el Preclásico Medio (Laporte 2005) y que el Patrón Triádico le sucedió en el Preclásico Tardío (Hansen 1998). Ambos sobresalen como las figuras principales en la arquitectura ritual-administrativa de las Tierras Bajas Mayas. Uno actúa como escenario político y el otro funciona como una plataforma ritual que honra el tránsito solar, destacando la observación de los equinoccios y solsticios entre otras alegorías, que a nivel mesoamericano se constituye en el cimiento del calendario adaptable al ciclo agrícola (Fialko 1988; Aimers y Rice 2006; Sprajc y Morales-Aguilar 2007; Sprajc 2008; Espinoza 2012).

Por su lado, el Juego de Pelota debe su relevancia a que es el elemento arquitectónico público más antiguo que se encuentra difundido por toda Mesoamérica -ca. 1400 AC- (Hill y Clark citados en Clark y Pye 2006; Taladoire 2000). Está asociado a la travesía del Sol durante la noche y su renacimiento en el día, que refleja a su vez la regeneración de la vida mediante la lucha entre las fuerzas del cosmos, según se plasma en el mito de la creación protagonizado por los Héroes Gemelos en el Popol Vuh, es decir que además legitima este relato.

Significativamente, estas tres condiciones pueden conjugarse dentro de una misma ciudad (Fig.2), demarcando el centro cívico de ésta tal como sucede en Nakbe, Cival, Uaxactun y Yaxha, entre muchas otras, por lo que se manifiesta como un patrón arquitectónico consistente en el asentamiento Maya desde su inicio en el Preclásico y aún durante varios siglos después (Velásquez y Mejía 2011, Velásquez 2012b).
Otros rasgos que son menos frecuentes pero que aparecen con cierta persistencia son las calzadas, algunas de las que parecen haberse desempeñado como vías procesionales al comunicar estos importantes conjuntos (Ringle 1999; Morton 2007) y los cuerpos de agua (reservorios, aguadas y/o bajos), chultunes o cuevas, que en la cosmovisión Maya simbolizan el mar primordial de los tiempos mitológicos o como entradas/portales al inframundo (Reilly 1994; Bassie 2002). Los monumentos (estelas y/o altares) aunque son escasos en el periodo Preclásico, pueden encontrarse ocasionalmente en las plazas de estos conjuntos, con representaciones de ancestros o deidades acompañando a los líderes según la interpretación de varias escenas (Valdés 1993; Guenter 2005), reiterando esa carga ideológica de los componentes urbanos y fortaleciendo el nexo entre aquellos.

Un criterio final cuyo análisis puede ejecutarse paralelamente es la tipología de los edificios, estableciéndose las unidades esenciales de una Acrópolis Triádica: 1) el basamento que comúnmente puede ser piramidal o una plataforma basal; 2) el patio que está ocupado por los edificios que conforman el triádico; y 3) los mismos edificios del triádico que pueden ser pirámides, templos o palacios. Es posible encontrar distintas tipologías combinadas en un solo conjunto (Velásquez 2012b).

También se distinguió que en varios casos los conjuntos de Patrón Triádico están acompañados de una o más edificaciones de diversos tipos y/o funciones, de menor jerarquía y posteriores a la construcción original del triádico. Un aspecto que debe de enfatizarse es que por ser tan tempranos y a veces pequeños, las estructuras quedan enterradas debajo de remodelaciones tardías generalmente clásicas, limitando su identificación y por consiguiente su estudio (Velásquez 2011, 2012b).

Arquitectura triádica en El Mirador
La Zona Cultural y Natural Mirador cubre una extensión aproximada de 3,000 km² y abarca 54 ciudades prehispánicas, a pesar de esta amplia muestra únicamente seis presentan conjuntos de Patrón Triádico en su traza urbana, siendo éstas: Nakbe, Tintal, Xulnal, Wakna, El Pesquero y El Mirador (Velásquez 2011, 2012a, 2012b; Velásquez y Mejía 2011; Mejía 2012). Estos son sitios catalogados como de primer rango por su extensión, edificaciones de dimensiones monumentales y magníficos detalles artísticos que datan del periodo Preclásico. No obstante, los sitios de Tintal (Pirámide El Pavo), Xulnal (Grupo A), Wakna (Estructura 1) y El Pesquero (Plaza A) sólo cuentan con una Acrópolis Triádica cada uno, mientras que en Nakbe se han identificado al menos tres (Estructuras 1, 59 y 66).

Pero ninguna de estas ciudades u otras localizadas en regiones anexas tiene una cantidad equivalente a El Mirador y es en esto que radica la problemática. De por si, El Mirador tiene una configuración atípica pero en esta investigación se prioriza la proliferación de los triádicos, puesto que son una expresión tácita de restricción y exclusividad. Aunado a esto resaltan ciertos modos poco convencionales entre estos conjuntos, proponiéndolos como variantes del mismo demostrando las circunstancias distintivas de El Mirador, esperando poder visualizarlo como una unidad morfológica, funcional e ideológica importante en su patrón de asentamiento (Fig.3).
Graham (1967) fue el primero en notar este patrón arquitectónico en El Mirador, pero las investigaciones posteriores han refinado el mapa y lo han complementado con nuevos descubrimientos (Morales-Aguilar y Morales López 2005; Morales-Aguilar et al. 2006). El mapa actual está conformado por el área central que incluye los sectores Este, Oeste y Los Cruces, en donde a primera vista se proyecta un total de 31 grupos de 3 estructuras, lo cual afirma la preminencia de esta configuración, a su vez, esto sirvió para elaborar una clasificación general de los mismos.

Así es como se determinó que 10 conjuntos forman un usual patrón de plaza abierta que se alza sobre un basamento de apenas 1 m de altura, sosteniendo estructuras que en su mayoría son plataformas de 0.50 m, asimétricas en tamaño y distribución en la plaza. Muchos de estos conjuntos se ubican en contextos habitacionales-agrícolas y no en un núcleo urbano como sucede con 18 conjuntos que corresponden al formato típico de una Acrópolis Triádica en el sitio.

De los 18 conjuntos triádicos, seis están dispuestos sobre una plataforma basal monumental como lo que normalmente se ha documentado en otras ciudades. La tipología de las superestructuras es diversa: todas pueden ser pirámides truncadas (Acrópolis Sur, Grupo Puma y Gran Acrópolis Central) o palacios (Grupo Cutz), a veces los edificios centrales son piramidales y los laterales de tipo palacio (Grupo Chicharras y Grupo Colomte). Algunos de éstos incluyen de dos a cinco estructuras en la plaza que están restringiendo su acceso.

Particularmente, una serie de tres triádicos similares a una escala menor rodean el Grupo E del Complejo Pava (Estructura 2A6-9 y dos estructuras al norte). Posiblemente existió una cuarta estructura al sureste que completaría su disposición en cada uno de los puntos cardinales reforzando su contexto ceremonial, pero actualmente allí hay una estructura clásica. De ser este el caso, esta distribución espacial podría reflejar el concepto de quincunce (Richard Hansen, comunicación personal 2012), marcando un punto que podría representar el centro del cosmos (Mejía y Velásquez 2012).

Otros cinco conjuntos consisten en masivos basamentos piramidales sobre los que se desplantan superestructuras que pueden ser plataformas bajas (Estructura 6D1-1 del Grupo Cascabel y Pirámide Monos) o pirámides (Pirámide El Tigre, Acrópolis La Danta y Acrópolis La Pava). Solamente en un conjunto la pirámide remata en un recinto que debió de tener un techo perecedero (Acrópolis La Pava) pero en el resto de conjuntos no existe evidencia de ello. Las estructuras centrales alcanzan 25 m de altura (Pirámide El Tigre y Acrópolis La Danta) y podría decirse que son los mejores exponentes de una Acrópolis Triádica preclásica, además de que son las más prominentes del sitio ocupando los extremos este y oeste delineando su eje primario.
En general, los edificios sobre plataformas basales como aquellos en basamentos piramidales, pueden presentar una decoración de mascarones flanqueando la escalinata central o simplemente limitarse al enlucido de los muros con estuco pintado. Vale la pena mencionar que esto realzaba los factores ideológicos, al igual que mediante su asociación con diferentes grupos arquitectónicos, de acuerdo a la evidencia disponible de que ciertos conjuntos de Patrón Triádico (Pirámide Monos, Grupo Tecolote, Grupo Cutz, Acrópolis La Pava y Acrópolis del Sur) tienen una relación directa con cada uno de los Conjuntos de Tipo Grupo E registrados en El Mirador desde el Preclásico Medio (Grupo León, Grupo Ux Kuy Nah, Grupo Monos, Grupo Pava y Grupo Sur), los cuales están afiliados específicamente a las calzadas (ver Mejía y Velásquez en este mismo volumen).

Se ha propuesto que la acrópolis triádica de El Tigre podría constituir a su vez la Pirámide Oeste del Grupo E, como una variante de éste. Hasta el momento, únicamente en Nakbe se ha detectado una situación muy semejante. Además de esto, cinco conjuntos triádicos muestran correspondencia con cada uno de los patios para el Juego de Pelota que se presentan en las variantes abierta y cerrada (Estructura 6D1-1 del Grupo Cascabel, Grupo Cutz, Grupo Colomte, Grupo Tres Micos y Acrópolis del Sur) (ver Mejía y Velásquez en este mismo volumen).

Existe un tercer tipo de basamento cuya forma semeja una “T” y es conocido en El Mirador como ik’ (Morales-Aguilar y Morales López 2005). Se han identificado cinco ejemplos con este diseño, en que los edificios laterales ocupan los extremos y el edificio más importante siempre queda al centro, el único espacio disponible es el patio que resulta estrecho por lo que en ninguna circunstancia lo comparten con otras estructuras. Estos conjuntos están ubicados en el área de influencia de complejos ceremoniales, a excepción de uno que constituye la estructura principal de un conjunto desde el cual parten tres calzadas que conducen a asentamientos periféricos. Los basamentos de tipo ik’ representan variables morfológicas y contextuales que pueden percibirse entre los patrones de plaza que cuentan con tres estructuras.
La relevancia de estos conjuntos es que sólo en dos se han realizado excavaciones obteniendo evidencia suficiente para calificarlos como una variante particular del Patrón Triádico (Templo Garra de Jaguar y Grupo Mot Mot). Éstos están integrados por una estructura principal palaciega decorada con mascarones, acompañada de estructuras laterales de tipo templo que sólo en un caso muestran frisos en su parte superior. Posiblemente éstos tuvieron una función secundaria respecto de los conjuntos de Patrón Triádico mayores.

También se observan otros formatos menos habituales que bien podrían considerarse como alteraciones estilísticas o cuestiones constructivas sin implicar cambios conceptuales profundos o por el contrario, ser indicativos de la función de los grupos involucrando aspectos más complejos de lo pensado. Estas configuraciones no convencionales no tergiversan la definición asociada, sino que permiten ampliar la perspectiva en cuanto a su frecuencia a nivel morfológico.

El primer ejemplo es el Grupo Tecolote que consiste en tres enormes basamentos piramidales distribuidos sobre una plataforma de tipo ik’, figura que se repite en la plaza superior de cada una de estas estructuras acentuando la importancia de este rasgo en el sitio. Estos basamentos rematan en un conjunto de configuración triádica, es decir que el modelo arquitectónico se replica dos veces. Pero en este caso se ha considerado que son los basamentos los que conforman el Patrón Triádico funcional aprovechando la amplitud de la plaza que comparten, mientras que aquellos en la plaza superior son de dimensiones muy reducidas por lo que es factible que fueran totalmente restringidos o principalmente simbólicos de acuerdo a la visualización de este ideograma.

Una asociación importante del Grupo Tecolote es con el Grupo Ux Kuy Naah, al sureste, que se integra como un Conjunto de Tipo Grupo E aunque es la primera vez que se le reconoce como tal. El patrón de plaza es muy típico de estos conjuntos, con una Plataforma Este que sostiene tres estructuras orientadas hacia el mismo punto cardinal y una Pirámide Oeste con escalinatas en su fachada principal y posterior, además de una estructura cerrando el sur. Su diseño es muy similar al de los conjuntos de Tipo Grupo E de Monos y Pava.

La configuración del Patrón Triádico se exalta aún más en el Grupo Tres Micos. Se trata de una plataforma basal en forma de ik’, sobre la cual se desplantan tres basamentos ocupando los lados norte, sur y este de la plaza que rematan en una cima pequeña, a su vez cada uno soporta un conjunto triádico compuesto por estructuras de forma alargada. En el basamento central se construyeron dos plataformas bajas que flanquean una plataforma de grandes dimensiones, la cual también sustenta un Patrón Triádico muy similar al de aquellos en la terraza inferior, modelo que se replica tres veces en este gran conjunto.

Esto lo hace un ejemplo único, posiblemente con un significado trascendental para el estudio de la planificación urbana del sitio que aún no se ha descifrado, aunque quizás solamente representen el modelo triádico a nivel simbólico más que funcional, al igual que el Grupo Tecolote. El Grupo Tres Micos junto a la Acrópolis del Sur demarcan el lado suroeste del Grupo Oeste, también es interesante la alineación que conforma con la Pirámide Monos y Acrópolis La Pava.

Indudablemente, estas tipologías revolucionan abrumadoramente el concepto de Patrón Triádico, no obstante, esto solamente evidencia una problemática mayor. Por ejemplo, los edificios organizados como un Conjunto de Patrón Triádico, delinean un triángulo equilátero pero esta forma también se revela entre la cima de los edificios principales de distintos conjuntos triádicos. Tal como la Pirámide El Tigre, Grupo Tecolote y Grupo Chicharras que muestran una relación diametral entre sí, según lo indicaron previamente Morales-Aguilar y Morales-López (2005, ver Fig.74). La cuestión radica en considerar si estas alineaciones reproducen un Conjunto de Tipo Acrópolis de Patrón Triádico a una escala macro y si fuera este el caso entonces se debe determinar si existen otros rasgos que los pudieran equiparar, así como trasladar sus implicaciones ideológicas a un espacio urbano más amplio.
Otra situación que provoca desconcierto gira en torno al origen del Patrón Triádico. Brown (2005) propone que la Estructura 1B-5 en el sitio de Blackman Eddy, Belice, fechada para el 650 AC, es “el diseño arquitectónico triádico más antiguo que se ha encontrado hasta la fecha en las tierras bajas mayas”. Esta versión consiste en estructuras de tipo plataforma, una principal y dos laterales que forman un eje lineal viendo hacia la misma dirección, en lugar de una disposición triangular enfrentándose entre sí, como es lo usual.

Dentro de la muestra de sitios analizados, se identificó un conjunto con estas características, el Complejo Cascabel de El Mirador que es contemporáneo al conjunto de Blackman Eddy pero mucho más elaborado. Sin embargo, esta distribución no coincide con la configuración ortodoxa que se ha tratado en esta investigación. No obstante, ambos conjuntos se localizan en el sector norte del sitio y adyacentes a un Grupo E, que es el principal elemento asociado a un contexto triádico. Por el momento solo se tienen estos ejemplos, no pudiendo afirmar tal hipótesis, es por ello que el Preclásico Tardío sigue siendo testimonio del surgimiento del Patrón Triádico.

Consideraciones finales
En general, con el análisis de los conjuntos de Tipo Acrópolis de Patrón Triádico de El Mirador se determinó que aquellos definidos como tal reflejan los criterios expuestos, principalmente reafirmando la estrecha correspondencia entre éstos, los conjuntos de Tipo Grupo E y los patios para Juego de Pelota, indicando que El Mirador también participó de esa interacción ideológica divulgada en las Tierras Bajas Mayas, incluso a un nivel sin precedentes debido a su multiplicación y monumentalidad en el asentamiento.

Sin embargo, la pregunta sigue siendo ¿por qué esa proliferación de acrópolis triádicas en El Mirador? Es difícil pensar que los 18 conjuntos triádicos hayan tenido la misma función, ya que es imposible que hubiese tantos grupos dirigentes a la vez, cuando se ha recalcado que el Patrón Triádico constituye un elemento especial de una ciudad, arraigado profundamente en la tradición arquitectónica e ideológica de la élite. Asimismo, los datos arqueológicos señalan que probablemente entre los años 200 y 100 AC todos estaban en funcionamiento, periodo en el que además ocurría el auge político, económico, demográfico y constructivo del sitio (Hansen 1998; Sprajc y Morales-Aguilar 2007).

Una explicación aunque quizás insuficiente, es que debido a la prolongación del periodo Preclásico Tardío, es posible que efectivamente cada conjunto haya correspondido con un linaje determinado y que con la construcción desde el primero hasta el último, la sede de poder fue cambiando siendo por tanto diferente a la anterior, creando sus propios espacios rituales-administrativos al incluir un Grupo E y/o un Juego de Pelota. De esta manera, cuando un triádico se convertía en el centro de atención, el resto era relegado a funciones complementarias, menores o totalmente distintas. A pesar de la distancia temporal, estos grupos habrían mantenido cierta sincronización en cuanto a la planificación urbana como parte de la ideología original que permitió emerger, evolucionar y conservar a la élite, dando como resultado una ciudad cosmogónicamente codificada mediante la arquitectura (ver también Mejía y Velásquez en este mismo volumen).

Lo anterior no resuelve totalmente la cuestión acerca de la función y es por el hecho de que existe una notable variabilidad en el tamaño de los patios que albergan los triádicos. Esto podría implicar una capacidad diferente para los eventos que se presume se realizaban allí dentro del marco político y religioso, como por ejemplo la toma de decisiones para lo cual era necesario reunir a miembros de la más alta jerarquía, enfatizando el carácter restrictivo de los conjuntos (Pirámide El Tigre, Grupo Cutz, Grupo Chicharras, Grupo Colomte, Acrópolis del Sur, Grupo Tres Micos, Grupo Puma y Acrópolis La Danta).

No obstante, hay patios de dimensiones muy reducidas por lo que no pudieron haber funcionado igual, sin embargo, la réplica de este patrón triádico en sus cimas seguramente les valió ser una manifestación estrictamente simbólica (Acrópolis La Pava, Pirámide Monos, Estructura Oeste de Gran Acrópolis Central, Estructura 6D1-1 de Cascabel, Templo Garra de Jaguar y Grupo Mot Mot).

Respecto al Grupo Tecolote que se propone como un estilo arquitectónico local, el patio que comparten los basamentos principales es un gran espacio que pudo haber funcionado como escenario para estas actividades, pero debido a su amplitud quizás también se hayan presidido otras de naturaleza pública pero ¿es eso posible? Las investigaciones que refieren al periodo Clásico (Inomata 2006), indican que el objetivo de las plazas era conglomerar a un público formado por la población para que fuera partícipe de la hegemonía alcanzada por las autoridades al atestiguar los actos rituales que éstos realizaban. No hay razón para pensar que no fue así en el Preclásico, por lo que creo factible el uso de la plaza de Tecolote para eventos que lo ameritaban.

Esto conduce a un aspecto más profundo del Patrón Triádico. El acompañamiento de los mascarones y otras decoraciones asociadas, expresan la formalización del poder así como la complejidad y jerarquización socio-política lograda (Valdés 1989; Ciudad-Ruiz 2001). Pero como se mencionó anteriormente, para ello debieron de existir nociones ideológicas universales fundamentadas en la religión, un mecanismo suficientemente capaz de estimular este avance, que les permitiera plasmarlas en cualquier medio físico para ser visualizadas, comprendidas y apropiadas por los residentes y visitantes, provocando un sentimiento de identidad y pertenencia no solamente con la idea sino que también con aquel que la promueva (Clark y Pye 2006).

Tomando esto como base, el Patrón Triádico parece haber derivado de determinados conceptos cosmogónicos, lo cual puede ejemplificarse inicialmente por la distribución triangular de los edificios debido a que replica la disposición de las tres piedras del fogón Maya que se coloca al centro de la casa representando el centro del mundo (De la Garza 2002). Freidel y Schele (1993, citados en Schele y Villela 2006) fueron los primeros en observar esta similitud con el glifo de Yax-Ox-Tunal que aparece en Palenque, cuya lectura es “el primer lugar de las tres piedras”. Mientras que Stuart (2011) interpreta la frase yax yoket nal como “(en el) nuevo lugar del fogón”, que aparece en la Estela C de Quirigua. En ambos monumentos se relata el evento de colocar las tres piedras o tronos de piedra (jaguar, serpiente y agua/tiburón), el cual habría ocurrido el 13 de agosto de 3114 AC (Bassie 2002; De la Garza 2002; Schele y Villela 2006; Stuart 2011).

La narración además refiere que los dioses denominados GI, GII y GIII estuvieron presentes en este momento de la creación y según las inscripciones éstos han sido vinculados con cada uno de los templos del Complejo de la Cruz de Palenque (Berlin 1963; Schele 1979). Aunque ciertamente esto constituye evidencia de un mito del periodo Clásico, sus dioses patronos (GI, GII y GIII) tienen posibles equivalentes en textos tardíos como el Popol Vuh (Caculha Huracán o “una pierna”, Chipi-Caculha o “rayo de una pierna” y Raxa-Caculha o “rayo verde, trueno”), Anales de los Cakchiqueles y Chilam Balam de Chumayel, así como en la tradición oral de algunas etnias actuales (Bassie 2002).

Si se toman en cuenta estas semejanzas entre las diferentes fuentes iconográficas, epigráficas y etnohistóricas como la continuidad de un mito que se difundió en el área Maya, entonces cabe la posibilidad de que sus antecedentes fueran preclásicos o de que existiera un mito parecido en esta época temprana, siendo las acrópolis triádicas una de sus evidencias.

Al respecto, un planteamiento sería considerar si es posible que cierto grupo de deidades actúen como los patronos de cada linaje, teniendo como asiento un determinado conjunto triádico. Esto se sumaría a la explicación de la existencia de una extraordinaria cantidad de triádicos en El Mirador, así como su difusión en los principales centros de las Tierras Bajas y su vigencia durante una larga secuencia temporal, permitiendo definir este rasgo como uno de los axiomas sagrados para las sociedades formativas (Velásquez 2011, 2012a, 2012b).

En conclusión, la trascendencia de este patrón arquitectónico en El Mirador no solamente se exhibe en la cantidad de conjuntos, sino que también en la monumentalidad de sus construcciones, la decoración (mascarones), la asociación con los Grupos E y Juegos de pelota, así como numerosas representaciones concentradas en el área nuclear del asentamiento. Estos elementos parecen constituir un refuerzo ideológico para demostrar la capacidad administrativa de la élite gobernante, puesto que para ejecutar un programa constructivo a esta escala se requirió de abundante materia prima (madera y piedra caliza). Lo cual habría implicado una excesiva explotación de los recursos naturales y una enorme fuerza laboral, por ende, un significativo control de ésta, según lo ha propuesto Hansen anteriormente.

Podría entonces considerarse al Patrón Triádico como una forma de expresar la necesidad de los dirigentes de El Mirador por auto-proclamarse o legitimarse como el máximo centro sagrado y político de la región? Esto con el fin de imponerse ante otras entidades emergentes y lograr la hegemonía de la cual disfrutó. ¿Significaría esto que la dinámica socio-política llegó a tal grado en un período tan temprano, que permitió desarrollar los fundamentos que caracterizaron a las sociedades más tardías, basado principalmente en elementos ideológicos? Es posible.

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Fig.1: Conjunto de Tipo Acrópolis de Patrón Triádico, Pirámide El Tigre, El Mirador.

Fig.2: Rasgos arquitectónicos asociados al Patrón Triádico.

Fig.3: Conjuntos de Patrón Triádico de El Mirador.