27 EL PROYECTO ARQUEOLÓGICO IZABAL: INTERESANTES HALLAZGOS DE LAS TEMPORADAS 1990-1991 Elsa Chang Lam – Simposio 05, Año 1991

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Chang Lam, Elsa

1992      El Proyecto Arqueológico Izabal: Interesantes hallazgos de las Temporada 1990-1991. En V Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1991 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.266-272. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

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EL PROYECTO ARQUEOLÓGICO IZABAL:

INTERESANTES HALLAZGOS DE LAS TEMPORADAS 1990‑1991

Elsa Chang Lam

 

 

El interés arqueológico en la región del lago de Izabal, fue iniciado por el grupo de arqueólogos del Proyecto Arqueológico Izabal, con la inquietud de encontrar el legendario puerto prehispánico y asentamiento español de Nito, el cual, a pesar de estar localizado en los mapas del país, aun no se ha determinado su verdadera ubicación geográfica. Este sitio, así como otros coloniales mencionados en las Cartas de Hernán Cortés y algunos cronistas españoles del siglo XVI (Nueva Sevilla, Chacujal, Bodegas), ha hecho necesaria la realización de un estudio formal e integral para el conocimiento del desarrollo histórico‑cultural de la región.

 

Así, el Proyecto Arqueológico Izabal, con la participación de un equipo de arqueólogos norteamericanos y la colaboración de algunos guatemaltecos, inicia su primera fase de estudio exploratorio subacuático en 1990, en la ribera sur del lago de Izabal, en donde se encontró un ancladero histórico en lo que fue el antiguo puerto de Izabal, con numeroso material de origen británico del siglo XIX.

 

Este hallazgo significativo pone de manifiesto la necesidad de crear una propuesta formal de investigación en la región. De esta forma, para la presente temporada, la continuidad de los estudios se orientan al reconocimiento arqueológico, el cual se ve favorecido con el patrocinio de la Compañía Shell Exploradora y Productora de Guatemala, la cual se interesó en la investigación arqueológica que se estaba realizando, como un componente importante de los estudios de impacto ambiental requeridos en la zona.

 

El inicio de una segunda fase de investigación incluyó un reconocimiento exploratorio en la ribera norte del lago, con rumbo este‑oeste (desde Punta Pedernales hasta Punta Salamacueco) y en la ribera sur del mismo (desde Cayo Piedra‑El Golfete hasta el río Amatillo).

 

El descubrimiento de miles de montículos prehispánicos en ambas zonas recorridas y las evidencias de la presencia colonial e histórica tanto sobre tierra firme como dentro del lago, ponen en relevancia la importancia de la zona en cuanto a que ésta, dada su ubicación geográfica, fue marco de una larga e intensa ocupación humana, cuyas distintas actividades de intercambio, comercio y subsistencia, presentarán una nueva perspectiva sobre el desarrollo de la cultura Maya con sus áreas circunvecinas y los primeros contactos con las culturas del Viejo Mundo.

 

Descripción del proyecto y sus objetivos

 

El Proyecto Arqueológico Izabal trabaja bajo los auspicios de la Fundación para la Conservación «La Ruta Maya» y está integrada por arqueólogos guatemaltecos y norteamericanos.

 

Básicamente, los objetivos e intereses del proyecto para la realización de los trabajos en esta temporada, estuvieron dirigidos a:

 

  1. Obtener más información a través de las evidencias arqueológicas para la unificación de datos en la interpretación del desarrollo cultural de la región a lo largo de toda su historia.

 

  1. Continuar el inventario y registros arqueológicos en la región con la identificación y localización de sitios tantos prehispánicos, coloniales, como históricos.

 

  1. Determinar el estado de conservación de éstos y su potencial cultural y turístico para su proyección en la educación como para el beneficio socio-económico local.

 

  1. Desarrollar el interés por la arqueología subacuática como un importante campo en la localización de naufragios o evidencias arqueológicas y así obtener una mejor interpretación de los acontecimientos históricos en la región.

 

ÁREA explorada y metodología

 

El recorrido exploratorio de esta temporada se inició en la ribera norte del Lago de Izabal, cubriendo sistemáticamente con caminamientos, desde el Castillo de San Felipe hacia el sur hasta Punta Salamacueco. La extensión recorrida fue aproximadamente de 30 km y de la orilla del lago tierra adentro entre 1‑5 km. Asimismo también se realizaron exploraciones subacuáticas en la zona de la actual finca Jocoló, finca Paraíso y El Estor.

 

El lado de la ribera sur también se recorrió con caminamientos desde el río Amatillo en el oeste, hasta Cayo Piedra hacia el este, cubriendo así un área de aproximadamente 20 km. Se tomó la carretera asfaltada CA‑13 como punto de partida y de rápido acceso en la ejecución del recorrido.

 

Los caminamientos efectuados extensivamente a lo largo de las cuencas fluviales principales de los ríos Amatillo, San Marcos, Juan Vicente y Colorado abarcaron desde la orilla del lago tierra adentro con una extensión de hasta 10 km. La exploración subacuática en este lado, se efectuó frente a las actuales aldeas Santa Isabel La Bacadilla, San Francisco, Guapinol y Mariscos, las fincas Colorado Creek, Carolina y en la ensenada Playa Escondida.

 

También se realizó un diagnóstico en otras áreas y que en próxima temporada de trabajo se reconocerán más sistemáticamente: aldea Ciénaga, finca La Gloria y los proyectos de reforestación La Esperanza y Santa Isabel, entre los ríos Ciénaga y Branche; la finca San Gerónimo Las Conchas (la cual tiene un sitio arqueológico bastante grande de varios centenares de montículos y fue descubierto y reportado al IDAEH en 1987 por miembros del presente proyecto) y Punta Herrería (entre Livingston y Puerto Barrios).

 

La localización de todos estos asentamientos arqueológicos fue debidamente registrada en una ficha elaborada por el mismo proyecto y que serán posteriormente entregadas al IDAEH con su respectiva ubicación en el mapa.

 

En esta ficha se contemplan diferentes aspectos desde la forma de acceso al sitio, el estado de conservación, descripción de su ubicación en cuanto a las características topográficas, etc.

 

Tanto la recolección de muestras de material de superficie sobre tierra y sobre el fondo del lago fue de mayor consideración para poder determinar en forma preliminar la ubicación cronológica de los asentamientos arqueológicos. Todo el material recolectado fue lavado, identificado y analizado en el mismo lugar.

 

De la misma forma, el levantamiento topográfico de aquellos sitios o agrupaciones de montículos con características relevantes fue realizado simultáneamente.

 

Descubrimientos y resultados preliminares de la investigación

 

La región de Izabal ha sido, arqueológicamente hablando, poco estudiada. Previo al inicio de esta fase de trabajo, fue de gran importancia conocer y reunir la información de las anteriores investigaciones arqueológicas realizadas en el lago. Todas estas constituyen una fuente base para la interpretación y comparación de datos. Las notas de campo de 1949 de Edwin Shook, quien visitara la zona sureste (Golfete) y reportara el hallazgo de varios sitios arqueológicos entre los que figura San Gil de Buena Vista y el legendario Nito.

 

La tesis doctoral de Barbara Voorhies, quien trabajó en la región entre 1964‑65 realizando un recorrido extenso por todo el lago, y concentrándose después con excavaciones en San Felipe. Ella reportó 64 sitios arqueológicos. Este reporte fue básico para intentar buscar y determinar el estado de conservación de los sitios localizados por ella. Lamentablemente, casi la mitad de ellos no se pudieron encontrar debido a que la descripción y el mapa que ella utilizó para ubicarlos no es muy preciso y la información ambigua; además se pudo comprobar que muchos de los sitios que reportó no existen, sino más bien se designaron como tal solo en base al disperso y escaso material de superficie visible encontrado en milpas o senderos (algunos ni siquiera presentaban la evidencia física de estructuras), por ejemplo la localización de sitios designados como D‑10, D‑12, E‑5, E‑7, E‑8, (Voorhies 1969:76‑79).

 

Aunque estas apreciaciones no pretendieron criticar el trabajo realizado por Voorhies, si fue necesario verificar la localización de algunos de los sitios como parte de los estudios del registro arqueológico que se encuentra realizando este proyecto. Es importante mencionar que las limitaciones que ella encontró hace más de 25 años atrás, como la inaccesibilidad a muchas áreas cubiertas por densa vegetación y falta de mapas adecuados (debido a las restricciones por el problema de la guerrilla), incidieron en la calidad de su investigación. Sin embargo, su trabajo tiene grandes méritos en cuanto a que es la fuente de información arqueológica más extensa que cubre una gran parte de la región (su investigación también incluye cuevas con material y dibujos prehispánicos) y la información sobre la situación de la cobertura boscosa en ese entonces (determinada por la fotografía aérea), también ofrece una útil referencia para poder comparar y determinar cómo esos cambios en la vegetación y en el uso de la tierra han repercutido sobre los ecosistemas de la región.

 

Finalmente, los trabajos de tesis publicados por la Escuela de Historia, de la USAC, también constituyeron una buena y útil referencia, en cuanto a que la localización y el reporte de las investigaciones (excavaciones) en sitios arqueológicos prehispánicos de gran tamaño, proporcionan un panorama más completo sobre el patrón de asentamiento, la arquitectura y la secuencia cerámica como producto de las diversas actividades de las sociedades prehispánicas Mayas. Estas investigaciones fueron realizadas durante la temporada 1974‑79 como parte del programa arqueológico financiado por la empresa Exmíbal y el área de concentración de los trabajos fue en el noroeste y suroeste del lago de Izabal.

 

Los hallazgos del Proyecto Arqueológico Izabal en esta temporada

 

Durante nuestro extenso recorrido localizando sitios arqueológicos, hemos descubierto con mucha satisfacción una cantidad sorprendente de montículos prehispánicos principalmente a lo largo de los ríos mayores: Amatillo, San Marcos, Colorado y Juan Vicente, los cuales están ubicados al sur del lago de Izabal; también se encontraron agrupaciones menores de montículos sobre colinas en las áreas noroeste del lago, río Ciénaga y río Frío.

 

Asimismo también se encontraron evidencias de artefactos coloniales (fragmentos de ánforas, tiestos de cerámica mayólica) dentro del agua en la aldea Santa Isabel la Bacadilla, finca Jocoló y a escasos metros de Mariscos; lo que sugieren en el segundo caso, la localización de la reducción dominica de indios Ch´ol conocida como Santa Catarina de Jocoló durante el Siglo 16 y el tercero, el asentamiento colonial de la misma época, Bodegas Bajas. El hallazgo de artefactos históricos (siempre de origen británico, Siglo 19), se localizaron dentro del agua frente a la finca Colorado Creek, aldea Santa Isabel La Bacadilla nuevamente, y frente a la finca Jocoló.

 

Ha sido difícil determinar exactamente los límites de los sitios prehispánicos encontrados. El descubrimiento sucesivo de miles de montículos en ambos lados de los principales ríos recorridos (tal es el caso de los ríos San Marcos y Amatillo) hasta donde llegó nuestra investigación, 10 km de extensión desde la orilla del lago hacia la montaña, presentó este mismo patrón de ocupación extensiva.

 

La mayor parte de veces, una serie continua o concentración de grupos de montículos separados por un par de metros se interrumpía por 200‑300 m, para luego continuar apareciendo más. Este patrón nos ha sugerido hacer una analogía con el patrón de asentamiento actual en el que un poblado principal mayor está rodeado de grupos de aldeas o caseríos menores.

 

Por esta razón, separar la extensa franja de grupos de montículos en sitios, sin haber hecho investigaciones con excavaciones y aun más desconocer bajo qué estructura socio-política se regían, era hacer una clasificación muy rígida y poco realista de estos asentamientos. Por lo tanto, prefiriendo ser más objetivos y lógicos en la interpretación del tamaño de los asentamientos en la región, se ha preferido utilizar preliminarmente las siguientes definiciones:

 

  1. Zona arqueológica: se llama así a una extensa franja que presenta una ocupación sucesiva de montículos (estructuras) de diversos tamaños y agrupados con un arreglo de manera formal o informal. Podría incluir sitios y conjuntos arqueológicos.

 

  1. Sitio arqueológico: tradicionalmente el uso de esta definición se dirige a aquellas agrupaciones de montículos que presentan una concentración en su ubicación, con una plaza mayor o principal y otras menores. Sus límites son más fáciles de determinar cuando la frecuencia de estructuras desaparece sin que se encuentren más en un radio de extensión significativo.

 

  1. Conjunto arqueológico: se designa como tal a aquel grupo reducido de montículos juntos que se encuentran aislados de otros. Pueden estar arreglados formalmente o informalmente.

 

  1. Depósito cultural: es aquella área con presencia en superficie de material arqueológico y que visiblemente no presenta vestigios de estructuras.

 

  1. Cuevas arqueológicas: son aquellas cavidades subterráneas o interiores dentro de formaciones rocosas (montañas, colinas, mogotes), de origen natural o artificial, con un tamaño más o menos extenso y limitado que presenta vestigios arqueológicos en forma de artefactos, entierros o pinturas, indicando así actividades de la presencia humana dentro de ellas.

 

Considerando las definiciones anteriores, se puede decir que durante la temporada de exploración arqueológica en la región del lago de Izabal, se han encontrado los siguientes tipos de asentamientos:

 

Ribera Noroeste

 

  1. La zona arqueológica de Sumache con una extensión aproximada de 3 km este-oeste, que abarca una franja desde la finca Miralá hasta el noreste de la aldea Sumache. Esta zona presenta más de un centenar de montículos ubicados sobre los cerros, formando sea plazas o conjuntos de estructuras menores en arreglo informal. La evidencia de material cultural lítico y de construcción (cantos rodados) en algunas de sus estructuras fue encontrado.

 

Ribera Suroeste

 

  1. Amatillo, con alrededor de ­­1000 montículos en una franja que cubre ambos lados del río con el mismo nombre, aproximadamente de 7 km de extensión. Fueron numerosos y evidentes una cantidad significativa de montículos destruidos por actividades agrícolas, ganaderas o por el saqueo.

 

  1. San Marcos, zona que se extiende más de 12 km este-oeste cruzando la carretera a Modesto Méndez (CA‑13) e incluye las fincas San Marcos, Las Vegas, aldeas Buenos Aires, San Marcos, El Milagro y varios parcelamientos. Se calcula la presencia de alrededor de 2000 montículos desplazados en ambos lados del río con el mismo nombre. El material cultural fue muy escaso y no diagnóstico en su mayoría, sin embargo para una de las parcelas se pudo determinar que el material cerámico pertenece a la época Clásica Tardía.

 

  1. Juan Vicente, zona que en vez de extenderse a lo largo de ambas riberas del río con el mismo nombre, tiende a presentar una concentración mayor de montículos con la presencia de algunas plazas.

 

  1. Colorado, la cual incluye centenares de montículos dentro de las fincas de propiedad privada: Colorado Creek, Colorado y San Felipe ‑ Colorado, así como también puede ser que esta misma zona conforme solo una con la de San Marcos.

 

Además fueron determinados 10 sitios arqueológicos: La Gloria, Centro 1, San Gerónimo las Conchas, Boca Ancha, Berlín, Lote 6, Joya de Oro, Miramar, Santa Isabel La Bacadilla, Mariscos‑Bodegas.

 

También se consideraron 20 conjuntos arqueológicos: Las Ilusiones, Jocoló, Los Ángeles, La Laguna, Paraíso, Hacienda Río Dulce, Santa Cruz‑Manaca Creek, Tijax, Tatín, Vidales, El Nanzal, La Colocha, Río Frío, Cayo Piedra, Ranchería Las Vegas/La Gloria, Oleoducto Río Frío, Oleoducto Joya de Oro, Punta Herrería, Playa Escondida y San Francisco.

 

Simultáneamente se realizó el mapeo y levantamiento preliminar de casi todos los grupos principales o arreglos sobresalientes de estructuras, tal es el caso de los complejos cuadrangulares encontrados en la zona del Amatillo (tipo de patrón de asentamiento ya mencionado por Schortman (1986:132) como característico del valle del bajo río Motagua); las plazas cerradas con más de cuatro montículos de forma alargada; o los arreglos poco usuales de un montículo grande rodeado de varios de menor tamaño como en la finca La Colonia (perteneciente a la zona de San Marcos); o en Lote 6, el cual presentó alrededor de un centenar de montículos de diferentes formas y tamaños sobre una colina rodeada y sin ningún arreglo formal.

 

El material arqueológico recolectado generalmente fue escaso, muy erosionado y en la mayoría de casos no diagnóstico (pequeños tiestos de cuerpos de vasijas). En algunos casos se encontraron mayormente bordes o soportes y algunas figurillas con un fechamiento para el Preclásico Tardío. Las muestras analizadas sugieren que en base a su forma, la tendencia de ocupación mayor fue durante el Clásico Tardío, aunque no se descarta la posibilidad de que haya habido ocupaciones anteriores.

 

Es interesante señalar que la frecuencia de material lítico (fragmentos de obsidianas, pedernal y caliza principalmente) fue mayor que el de la cerámica. Algunos fragmentos de manos de moler se encontraron, así como dos artefactos completos y algunos fragmentos de cuchillos de pedernal y sílex.

 

Conclusiones

 

Las presentes conclusiones son de carácter preliminar ya que aun falta reunir mayores datos para poder hacer una mejor interpretación sobre el desarrollo del patrón de asentamiento de la región en sus diferentes períodos culturales.

 

En base a los descubrimientos en esta temporada de 1991, se puede determinar que:

 

  1. La región del lago de Izabal, dadas sus condiciones ecológicas, (con el más grande cuerpo de agua en el país, de abundante biodiversidad en especies de flora y fauna tanto terrestre como acuática), su ubicación geográfica en una zona intermedia del desarrollo de la cultura Maya, su topografía montañosa y con abundancia de diversos minerales rodeando el lago y su acceso y salida hacia el mar Caribe, la hizo marco de selección y sostenimiento de una densa población prehispánica, principalmente para la época Clásica Tardía. Todo lo contrario a lo que Voorhies y Leventhal sugirieron, al decir que existe una escasez de asentamientos imponentes o extensivos en el lago debido a la marginalidad de suelos y el terreno, lo cual en consecuencia inhibió cualquier ocupación extensiva (Leventhal 1981:191; Voorhies 1972, 1987).

 

  1. Estas mismas condiciones ambientales favorecieron el desarrollo de diversas actividades humanas, comercio e intercambio, producción y subsistencia, etc.

 

  1. Debido al sistema de arreglo informal y la abundancia de estructuras arqueológicas de menor tamaño encontradas en la mayoría de asentamientos descubiertos, sugieren que las poblaciones Mayas de la región del lago de Izabal se dedicaban básicamente a actividades de producción y subsistencia (caza, pesca, agricultura, comercio, intercambio), a manera de poseer una estructura socio-económica menos compleja y diferenciada de aquella desarrollada en las Tierras Bajas Mayas, en donde lo monumental denota otra forma o sistema de organización socio-económica.

 

  1. Por último, quisiera enfatizar que estos nuevos descubrimientos, vienen a cambiar la perspectiva del desarrollo de la cultura Maya en relación con las Tierra Bajas, la periferia sureste, el Altiplano central y la región de las Verapaces y probablemente con la región de Yucatán y las islas del Caribe, con las cuales seguramente existieron importantes y dinámicas relaciones.

 

Para la próxima fase de investigación, el Proyecto Arqueológico Izabal, tiene planificado:

 

  1. Continuar el recorrido terrestre y subacuático en el resto de las áreas circundantes al lago, para completar el registro de asentamientos arqueológicos, siendo así los siguientes: el área norte y sur del río Polochic, el área del Golfete hasta Punta de Palma y en el noreste desde la aldea Fronteras hasta el río Sarstún.

 

  1. Determinar las coordenadas geográficas de estos asentamientos mediante la utilización de un GPS (Global Position System), el cual proporciona lecturas en base a las ondas emitidas por un satélite espacial.

 

  1. Realizar pozos de sondeo para la recuperación de material cerámico y poder obtener un mejor diagnóstico sobre la ubicación cronológica de los asentamientos.

 

 

REFERENCIAS

 

 

Leventhal, Richard M.

1981   Settlement Patterns in the Southeast Maya Area. En Lowland Maya Settlement Pattern (editado por Wendy Ashmore):187‑209. University of New Mexico Press, School of American Research Advanced Seminar, Albuquerque.

 

Schortman, Edwin M.

1986   Interaction Between the Maya and Non‑Maya Along the Late Classic Southeast Maya Periphery: The View from the Lower Motagua Valley, Guatemala. En The Southeast Maya Periphery (editado por Patricia Urban y Edwin Schortman):115‑137. University of Texas Press, Austin.

 

Voohries, Bárbara

1969   San Felipe: A Prehistoric Settlement in Eastern Guatemala. Tesis Doctoral, Yale University, New Haven.

 

1972   Settlements Patterns in Two Regions of the Southern Maya Lowlands. American Antiquity 37 (1):115‑126.

 

1987   The Prehistory of San Felipe. En The Periphery of the Southeastern Classic Maya Realm (editado por Gary Pahl):153‑167. Latin American Center Publications, University of California, Los Angeles.