33 EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD COMPLEJA EN LA COSTA SUR DE GUATEMALA Michael W. Love – Simposio 04, Año 1990

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Love, Michael W.

1992      El desarrollo de la sociedad compleja en la Costa Sur de Guatemala. En IV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1990 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.310-324. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

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EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD COMPLEJA EN LA COSTA SUR DE GUATEMALA

Michael W. Love

Desde hace pocos años, exploraciones en la Costa del Pacífico de Chiapas y Guatemala han manifestado una perspectiva nueva en el estudio de las sociedades Preclásicas de Mesoamérica. Proyectos arqueológicos como los de Clark y Blake en Mazatán, Chiapas y de Demarest y Pye en Retalhuleu, Guatemala, nos han ofrecido nueva información sobre el desarrollo de sociedades complejas en el Preclásico Temprano. En particular, Clark y Blake han documentado la presencia de centros grandes y nucleados, estratificación social y especialización económica en la fase Locona (1450 -1300 AC) y tiempos posteriores. Estos rasgos sociales ocurren en la Costa del Pacífico aun más temprano que en Oaxaca, la cuenca de México y la costa del Golfo de México.

Los sucesos del Preclásico son impresionantes e iniciaron procesos de cambio y desarrollo que siguieron por todo el Preclásico. Los acontecimientos en el Preclásico Medio no eran menos impresionantes; produjeron sitios y sistemas políticos entre los más grandes e importantes de Mesoamérica.

La Costa del Pacífico

La Costa del Pacífico de Guatemala y Chiapas es parte de una planicie fértil que se alarga desde México a El Salvador. Prehistóricamente, esta zona fue famosa por su producción de cacao y actualmente es una zona de alta producción agrícola. Sin embargo, la fertilidad agrícola, el sistema de manglar y estuario, los ríos, y las salinas, produjeron una base rica para la ocupación humana desde los siglos del período Arcaico (Voorhies 1976; Michaels y Voorhies 1989).

La Costa del Pacífico también formó un corredor para el intercambio entre Guatemala y México desde el Arcaico hasta la Conquista. Los recursos del Altiplano y de la Costa Guatemalteca, como la obsidiana y el cacao, pasaron por aquí hacia México.

El papel de los costeños en este intercambio no ha sido bien estudiado para el Preclásico, pero es indudable que este intercambio económico influyó en intercambios culturales y sociales más amplios, manifiestos a través de la semejanza de cerámica y otros materiales culturales en la Costa con los del Altiplano de Chiapas y el Golfo de México.

Como ya ha sido mencionado, la evidencia presentada por Clark y Blake indica que sociedades complejas se desarrollaron en la Costa del Pacífico durante el Preclásico Temprano, en las fases Barra, Locona y Ocós. Clark y Blake han dado el nombre Mokaya a esta cultura, para distinguirla de los Olmecas del Golfo.

Es importante notar que los Mokaya y las culturas del Golfo compartieron muchos elementos culturales. Probablemente, los dos grupos hablaron la misma lengua, Mixe-Zoque. También los materiales culturales, en particular la cerámica, son muy parecidas a la cerámica Ojochi de San Lorenzo (Clark y Blake 1989; Coe y Diehl 1980).

En la parte superior del Preclásico Temprano, o sea las fases Cherla (1350-1200 AC), Cuadros (1200-1050 AC), y Jocotal (1050-900 AC) en la Costa del Pacífico y San Lorenzo (1150-950 AC) en Tabasco y Veracruz, las dos regiones muestran un cambio en su cultura material. Clark ha llamado este cambio la «Olmequización» de la Costa, porque a su parecer, representa el inicio de la influencia del Golfo de México en Chiapas y Guatemala.

Al contrario, soy de la opinión que los elementos llamados Olmecas no ocurren más temprano en el Golfo que en la Costa del Pacífico y lo que está representado en la evidencia arqueológica es una evolución paralela de estilos. El llamado estilo Olmeca ocurre primeramente en la Costa durante la fase Cherla, o sea 1350-1200 AC, y en Tabasco/Veracruz en la fase San Lorenzo (1150-950 AC), que en términos arqueológicos representan un fenómeno contemporáneo.

La tesis de este artículo es que el Golfo de México y la Costa del Pacífico tuvieron un desarrollo paralelo, no solo en su cultura material, pero también en su organización política. Dado los paralelos entre estas dos regiones, se propone mejor considerar el área entre el Golfo de México y la Costa del Pacífico una zona de interacción en vez de una zona ocupada por varios grupos culturales/étnicos.

Deseo negar explícitamente la idea de una cultura madre basada en Tabasco/Veracruz y también la difusión del estilo Olmeca desde allí a otras áreas de Mesoamérica.

Todo el Área de Interacción Olmeca pasó por dos etapas en el Preclásico Temprano y Medio. Primero, una etapa definida por el desarrollo de centros regionales, de un tamaño entre 50 y 60 hectáreas y sin arquitectura pública. La segunda etapa identificada en el desarrollo de centros regionales más grandes, de tamaño mayor a 100 hectáreas y con arquitectura pública.

La primera etapa ya ha sido discutida con referencia a los centros investigados en Chiapas por Clark y Blake. Durante la fase Ocós, el sitio de Paso de la Amada cubrió un área de 53 hectáreas. En las fases Cuadros y Jocotal el sitio Aquiles Serdán/Víctor López cubrió un mínimo de 30 hectáreas, pero con una población muy nucleada y probablemente igual en tamaño a Paso de la Amada en la fase Ocós (Clark et al 1987).

Mientras tanto el sitio mayor en el Golfo, San Lorenzo, Veracruz, cubrió 53 hectáreas (Marcus 1976). En general, San Lorenzo, Aquiles Serdán/Víctor López y Paso de la Amada son parecidos en su tamaño y otras características, aunque cabe señalar que no todos han sido bien explorados.

La segunda etapa se manifestó en el Golfo por el desarrollo del gran centro de La Venta y posiblemente otros centros como Tres Zapotes y Laguna de los Cerros. En la Costa del Pacífico se conocen dos centros para esta época: Tak´alik Ab´aj y La Blanca.

El sitio de Tak´alik Ab´aj queda en el departamento de Retalhuleu, Guatemala, y se conoce principalmente por su escultura. El tamaño del sitio en el Preclásico Medio no ha sido determinado, pero es probable que habían varias construcciones públicas/religiosas, incluyendo el Montículo 5, con una altura de más de 25 metros. Los investigadores en este sitio importante continúan en la actualidad, y esperamos la publicación detallada sobre su tamaño y naturaleza durante el Preclásico.

A unos 50 km de distancia de Tak´alik Ab´aj, se desarrolló un sitio de igual o probablemente mayor importancia durante el Preclásico Medio. Este sitio nombrado La Blanca por su descubridor, Edwin Shook, dominó un área extensa de la Costa y parece haber uno de los sitios más importantes de Mesoamérica en el Preclásico Medio.

La Blanca y sus alrededores fueron investigados en 1983-85 por un proyecto de reconocimiento y excavación regional, con el fin de documentar el desarrollo de la sociedad compleja en la región del río Naranjo, ubicado en la costa del departamento de San Marcos, Guatemala. Aunque este proyecto fue pequeño y los resultados son preliminares, algunos aspectos importantes ya quedan claros.

Investigaciones en La Blanca

La evidencia presentada aquí consiste en dos partes. 1) Los patrones de asentamiento para el Preclásico que se formularon con base al reconocimiento de 200 km² de la costa de San Marcos, Guatemala, adyacente a la frontera con México (Figura 1); esta exploración sistemática identificó más de 200 sitios arqueológicos, de los cuales más de 100 fueron ocupados en el Preclásico Temprano y Medio. 2) Excavaciones en La Blanca, el centro regional para el Preclásico Medio.

En esta presentación se hace referencia a tres fases cerámicas. El Preclásico Temprano incluye las fases Ocós (1400-1200 AC) y Cuadros/Jocotal (1200-900 AC). El Preclásico Medio incluye solamente la fase Conchas (900-600 AC). El Preclásico Tardío se manifiesta por la fase Crucero, que no está bien fechada. La cronología es básicamente la misma utilizada por Coe y Flannery (1967) en su estudio de Salinas La Blanca, con la excepción que las fases Cuadros y Jocotal han sido combinadas. Aunque la cronología para el Preclásico Temprano ha sido revisada y mejorada por Clark y Blake, esta revisión fue hecha después de este análisis. También, la cronología del Preclásico Medio ha sido revisada en base de las excavaciones en La Blanca, pero no fue posible obtener la misma precisión con las colecciones de superficie (Love 1989 a).

Los cambios en los patrones de asentamiento y en la demografía regional reflejan la historia política de la región. Básicamente hay tres cambios en la transición desde el Preclásico Temprano al Preclásico Medio.

1) Aumento de población

2) Agregación de la población a centros más grandes

3) Formación de una jerarquía regional de sitios.

La figura 2 muestra la población estimada en la región para cada fase del Preclásico. Como se puede ver, después del Preclásico Temprano, la población regional se aumentó dramáticamente en el Preclásico Medio (Fase Conchas) y Preclásico Tardío (Fase Crucero).

Las figuras 3 a 5 muestran la distribución y tamaño de sitios para tres fases del Preclásico. Para la fase Ocós tenemos evidencia de una población de 30 residencias en 21 sitios. Los sitios están distribuidos por todas las zonas ecológicas, sin concentración. La mayoría de los sitios consisten en una residencia aislada. Algunos sitios tuvieron dos o tres residencias, pero lo más grande era La Victoria, que tuvo entre 3 a 12 residencias.

En la fase Cuadros/Jocotal, hay evidencia para 17 sitios con 21 residencias. Otra vez, los sitios son pequeños, con solo dos que tienen más de una residencia aislada. Los sitios más grandes son Salinas La Blanca, con dos residencias y Sage, con cuatro residencias.

En resumen, para el Preclásico Temprano, la evidencia indica una población no centralizada, y sin organización o poder central. Parece que para el Preclásico Temprano la región del río Naranjo fue marginal a los centros de poder en Mazatán y posiblemente en Retalhuleu.

En la fase Conchas tenemos evidencia para un mínimo de 116 residencias en 56 sitios. Por primera vez, la mayoría de la población vivió en sitios con residencias múltiples. También, por primera vez, existe jerarquía regional de sitios. La formación de esta jerarquía es evidente por la aparición de dos tipos de centros que han sido nombrados Centros Regionales y Centros Secundarios.

Hay dos sitios clasificados como Centros Secundarios, La Zarca y El Infierno, los cuales se indican por triángulos pequeños en el mapa. Los sitios de esta clasificación tienen un montículo cívico o religioso y residencias múltiples.

Dominando la región durante la fase Conchas está el Centro Regional, La Blanca. La Blanca fue la sede de más de un cuarto de la población regional en el Preclásico Medio.

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Figura 1 Mapa de Mesomérica y sitios mencionados

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Figura 2 Población del río Naranjo durante el Preclásico

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Figura 3 Sitios de la fase Ocós

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Figura 4 Sitios de la fase Cuadros/Jocotal

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Figura 5 Sitios de la fase Conchas

La Blanca cubre un área mínima de 100 hectáreas, con un mínimo de 43 residencias. La parte sur del sitio ha sufrido varios impactos de construcción con caminos y canales de riego, y no se puede determinar la extensión del sitio ni la densidad de población allí. Es posible que el área y la población puedan ser el doble de los números ya mencionados. Sin embargo, los cálculos mínimos son suficientes para poner a La Blanca entre los sitios más grandes de Mesoamérica en el Preclásico Medio.

También son notables las construcciones cívicas o religiosas en La Blanca. Hay cuatro montículos en La Blanca los cuales por su tamaño parecen tener una función no doméstica. El más notable es el Montículo 1, el cual fue destruido en 1973 para relleno en la construcción de una carretera a la playa en Tilapa. Según un croquis preparado por el Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, el montículo midió 25 m en altura y 140 por 160 m en su base. Sin duda, era una de las construcciones más impresionantes en Mesoamérica para su época.

El inventario de artefactos de La Blanca incluye dos piezas de escultura en el estilo Olmeca, ambas recuperadas por Edwin Shook en 1972 y 1985 respectivamente.

En la región de investigación, la presencia de artefactos en el estilo Olmeca está limitada a La Blanca. Las excavaciones de Coe en La Victoria no recobraron nada que puede ser considerada Olmeca. Esta distribución limitada sugiere que posiblemente el uso del estilo fue reservado a los sectores elitistas de la sociedad.

Esta posibilidad fue investigada por medio de excavaciones en La Blanca, en las zonas domésticas. Tres grupos de excavaciones, nombrados operaciones, se realizaron en montículos de poca altura en La Blanca. Cada operación encontró materiales y rasgos que indican una función doméstica, los cuales incluyen pisos con huella de postes, fogones, cerámica utilitaria con evidencia de fuego, manos, piedras de moler y basureros con hueso de animales, plantas carbonizadas, además de obsidiana utilitaria.

En dos operaciones, números 26 y 27, se encontraron materiales que pueden ser considerados como evidencia de estado social alto. Estos materiales incluyen joyería de jade y joyería de mica pulida y orejeras de barro elaboradas con diseños incisos. En estas dos operaciones un alto porcentaje de cerámica fina fue encontrada, predominante en blanco, pero también en negro (Figura 6). Esta cerámica de pasta fina (probablemente Kaolín) está decorada con finas incisiones.

La cerámica fina no esta limitada a estas dos residencias, ni a La Blanca, pero en esas dos residencias se encontró un porcentaje más alto que lo encontrado en otras partes de La Blanca, incluyendo los sectores de La Blanca investigados por Shook, en La Victoria (excavado por Michael Coe), o en cualquier colección de superficie de otros sitios de la fase Conchas. Por ello, y por su relación con los artefactos de jade y mica, yo he tomado el porcentaje de cerámica fina como una medida relativa de estrato social.

La cerámica fina y otra cerámica encontrada en las Operaciones 25 y 26 lleva diseños que pueden ser llamados Olmecas. Estos incluyen figuras antropomorfas y con cabeza hendida (Figura 7) y otros elementos como estrellas o cruces (Figura 8) que frecuentemente son llamados Olmecas y ocurren en sitios como Tlatilco y Zohapilco (Joralemon 1971).

Sería posible decir que artefactos en estilo Olmeca son indicadores de estado social del río Naranjo, pero la interpretación no estaría completa así. La secuencia de La Blanca muestra una ampliación de la cultura material en muchos aspectos: el desarrollo de nuevas clases de material cultural (como escultura, cerámica fina y joyería) y una nueva simbología que ocurre en varias clases de material. He explicado en otra ocasión la posibilidad de que muchos de los cambios en materiales culturales en el Preclásico Medio están basados en la necesidad de comunicar información sobre aspectos de las nuevas relaciones sociales y en particular, la necesidad de los grupos dominantes de comunicar su nueva separación de los otros grupos de la sociedad.

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Figura 6 Cerámica de pasta fina en blanco y en negro (probablemente Kaolín), decorada con incisiones finas

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Figura 7 Cerámica con figuras antropomorfas y con cabeza hendida

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Figura 8 Cerámica con elementos incisos como estrellas o cruces

Algunas de las nuevas formas pueden ser llamadas Olmecas, pero no otras. Entonces, ¿por qué existe la necesidad de distinguirlos cuando su uso social es esencialmente el mismo? Se puede distinguir solo si se acepta que algunos aspectos tienen su origen en otro lugar mientras que otros tienen un origen local. Yo no puedo aceptar esta distinción, por las razones ya discutidas.

Para muchos investigadores, la presencia de artefactos en estilo Olmeca indica contacto con las culturas del Golfo de México, o sea la Zona Tabasco/Veracruz. Pero como ha sido indicado por David Grove en varias publicaciones (Grove 1974, 1989), muchos de los elementos que han sido llamados Olmecas no tienen su origen en esta zona. Varios ocurren primeramente o principalmente en otras regiones, tal como Oaxaca, Morelos, Chiapas o Guatemala.

Sin embargo, en general el enfoque principal para estudios de cambio en el Preclásico sigue siendo análisis de semejanzas entre cualquier región y la Costa del Golfo, buscando la «Influencia Olmeca». A mi parecer esta táctica ha distraído nuestra atención desde un fenómeno más amplio y más importante: el aumento de la simbología en la cultura material y su papel en negociación social en el Preclásico Temprano y Medio.

El reconocimiento que estilos (incluyendo lo «Olmeca» y otros aspectos relacionados) son fenómenos sociales y políticos y no sencillamente geográficos o culturales, nos permite determinar que el desarrollo de una sociedad compleja no es resultado de la difusión de una cultura madre, pero depende de las condiciones económicas y políticas de cada región. Cambios estilísticos en la cultura material están entrelazados con la vida política y económica, razón por la cual no pueden ser entendidos aparte de los otros. Por eso, debemos enfocarnos en las condiciones económicas y sociales de cada región y no invocar la mal definida influencia Olmeca como explicación.

Con respecto a la Costa del Pacífico, he presentado la interpretación que los cambios sociales en la transición desde el Preclásico Temprano al Preclásico Medio estuvieron basados en la competencia entre aspirantes políticos para el poder y posiciones sociales (Love 1989b). Este modelo es semejante a lo presentado por Clark y Blake (1989).

Básicamente, esta interpretación muestra que los fenómenos del Preclásico Medio tienen sus raíces en una intensificación de la economía, la cual fue causada por la necesidad de financiar la competencia social entre los referidos aspirantes. Al mismo tiempo, los cambios en la cultura material estuvieron basados en parte en el deseo de la nueva élite en distinguirse de los otros sectores de la población.

Estos procesos se iniciaron en el Preclásico Temprano y están manifestados en la evidencia presentada por Clark y Blake, incluyendo la formación de sitios más grandes que otros en cualquier región de Mesoamérica y la presencia de diferenciación social. Los procesos siguieron en el Preclásico Medio, resultado en su crecimiento de población el desarrollo de centros regionales (como La Blanca y Tak´alik Ab´aj) y una diferenciación social más amplia.

En la parte superior del Preclásico Temprano y en el Preclásico Medio, este desarrollo parece ser paralelo a los eventos en el Golfo, tanto como lo demás de Mesoamérica. También los cambios en la cultura material, como la cerámica y la escultura, indican un desarrollo paralelo y entrelazado con esas regiones de Mesoamérica, sin la posibilidad de distinguir una fuente de difusión.

Conclusiones

Este artículo ha presentado un breve resumen de la evidencia para el desarrollo de la sociedad en la Costa del Pacífico durante el Preclásico. En breve, existen tres asuntos importantes.

  1. La Costa del Pacífico de Chiapas y Guatemala era la sede de sociedades complejas en el Preclásico Temprano y este desarrollo continuó en el Preclásico Medio. Los sitios de la Costa del Pacífico, como La Blanca y Tak´alik Ab´aj estaban entre los más grandes de Mesoamérica en el Preclásico Medio. Estos tienen antecedentes locales, por lo que no existe razón para invocar influencia desde otras áreas de Mesoamérica para explicar su origen y presencia.
  2. Algunas interpretaciones de la distribución del estilo Olmeca están basadas en la suposición de que la región de Tabasco/Veracruz era la sede del estilo y además el origen de la sociedad compleja en Mesoamérica. Para algunos la idea de una cultura madre aun es válida. Sin embargo, toda la evidencia reciente indica que las sociedades complejas se desarrollaron en muchas zonas de Mesoamérica: Oaxaca, Morelos, Chiapas, Guatemala, y la Costa del Golfo, aproximadamente al mismo tiempo. También la evidencia indica que los elementos llamados estilísticamente Olmeca tuvieron su origen en varias partes de Mesoamérica.
  3. La fascinación en definir el estilo Olmeca y buscar las huellas de su difusión nos ha distraído de fenómenos más importante para el estudio del desarrollo de las sociedades complejas y la civilización. Estos fenómenos incluyen cambios en la economía, las relaciones de grupos sociales entre sí, además de cambios en la cultura material. Los procesos de cambio fueron netamente procesos localizados, pero repetidos en muchas regiones de Mesoamérica.

Agradecimientos

Deseo agradecer al Instituto de Antropología e Historia de Guatemala por su colaboración en el trabajo arqueológico en La Blanca. Financiamiento para las investigaciones en La Blanca fue suministrado por becas del Departamento de Educación de los Estados Unidos de América (Fulbright-Hayes Dissertation Research Abroad Fellowship), el National Science Foundation (BNS-8611064) y la Universidad de California en Berkeley.

REFERENCIAS

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