005 Patrón de asentamiento y organización social del sitio maya Tamarindito. Markus Eberl y Claudia Vela – Simposio 26, 2012

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005 Patrón de asentamiento y organización social del sitio maya Tamarindito.

Markus Eberl y Claudia Vela

 

XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas

 

Referencia:
Eberl, Markus y Claudia Vela
2013 Patrón de asentamiento y organización social del sitio maya Tamarindito. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 65-74. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Patrón de asentamiento y organización social del sitio maya Tamarindito
Markus Eberl
Claudia Vela
Palabras clave
Región del Petexbatún; sitio arqueológico Tamarindito; organización social; periodo Clásico.

Abstract
Recent research on the site of Tamarindito elucidates the pattern of settlement and social organization of this ancient capital of a Classic Maya royal dynasty. Diego de Landa associated social status with residential location in his description of an early Colonial Yucatec Maya village. The settlement pattern of Tamarindito partially confirms Landa’s description. Large residential groups are located closer to Plaza B than small residential groups. However, statistical analysis shows that the distance of the center explains only a small part of the variance and one has to look for additional factors. Tamarindito’s residential groups are divided into four groups according to their overall construction volume. Plazas A and B, the two centers with public buildings and palaces of the royal dynasty, are at least 24 times larger than any other residential group. The other residential groups are divided into small, medium, and large groups.

 

Introducción
Los Mayas mantuvieron durante el periodo Clásico una sociedad compleja. Artesanos y otros especialistas atestiguan una división de labor elaborada. El k’uhul ajaw o “señor divino” ocupaba el rango más alto en una sociedad estratificada. Muchos aspectos de la organización social son problemáticos. Los investigadores separan la élite – los reyes, nobles y cortes reales – de la gente común pero admiten que estos dos términos ocultan una realidad social más compleja.

El sitio arqueológico Tamarindito sirvió como sede de una dinastía real durante el periodo Clásico (400 a 800 DC). Se ubica en el suroeste de las Tierras Bajas Mayas en la región del Petexbatún. El centro del sitio Tamarindito se ubica sobre la escarpa que atraviesa la región Petexbatún. El sitio disfruta de una vista espectacular del Río Pasión hacia el norte, al noreste hacia Sayaxché y al este hacia el río y laguna Petexbatún. El Proyecto Arqueológico Tamarindito terminó su cuarta temporada de campo en el 2012. Sus investigaciones complementan los estudios anteriores en los centros ceremoniales por miembros del Proyecto Arqueológico Regional Petexbatún (Valdés 1997; véase Demarest 1997, 2006 para resúmenes generales). El proyecto actual se enfoca en la gente común y por eso trabaja especialmente en los alrededores de Tamarindito (Fig.1). Hasta el momento, se investigaron más de 40 grupos residenciales. En las siguientes páginas se discute el patrón de asentamiento y la organización social de Tamarindito.

Patrón de asentamiento en sitios mayas
Décadas de trabajos arqueológicos en los antiguos sitios Mayas identificaron un patrón de asentamiento común. En el centro de cada sitio grande se encontraron palacios, templo-pirámides, juegos de pelota y otros edificios monumentales. También, se integraron muchas veces rasgos naturales como cuevas y nacimientos de agua. El terreno se modificó en forma de plazas grandes, plataformas y reservas de agua. Inscripciones jeroglíficas adornan la arquitectura y monumentos como estelas y altares. Su desciframiento permitió identificar a los reyes y nobles Mayas quienes vivieron en los palacios y mantuvieron cortes reales (Miller y Martin 2004). El centro de Tamarindito forma parte de este patrón. Inscripciones atestiguan a una dinastía real que usó una voluta como glifo emblema (Eberl 2007 y Eberl documento en preparación). Sus reyes dominaron sobre la región del Petexbatún durante los Siglos V y VI DC. Fueron integrados en el imperio de Dos Pilas durante los Siglos VII y VIII antes de liberarse alrededor del año 761. Después de una generación, el reinado voluta colapsó y los reyes abandonaron el sitio permanentemente. El centro de Tamarindito refleja esta compleja historia. Se divide en dos plazas, la Plaza A se ubica sobre un montículo de 65 m, los reyes del Clásico Temprano vivieron allí. Durante el Clásico Tardío, ellos se mudaron a la Plaza B sobre la escarpa, sin embargo continuaron utilizando la Plaza A. Ambas plazas cuentan con templo-pirámides, plazas, palacios e inscripciones jeroglíficas (la depredación afectó al sitio y hoy en día ni una sola inscripción es visible). No se han encontrado patios de juegos de pelota.
La Arqueología Maya se enfocó por mucho tiempo en los centros de los antiguos sitios. En las últimas décadas, proyectos añadieron reconocimientos para estudiar los sitios enteros. Se logró determinar que los sitios albergaron miles de habitantes y sirvieron como ciudades. Transectos largos identificaron grandes variabilidades locales. A continuación, se discuten aspectos importantes.

La densidad poblacional de las ciudades Mayas es generalmente baja. Difiere notablemente de ciudades densamente pobladas como Teotihuacán o Tenochtitlán en el Altiplano de México. En las Tierras Bajas Mayas, los grupos residenciales se ubican sobre el terreno alto y fueron separados por rejoyadas y bajos que a veces fueron usados para la agricultura. Los Mayas se adaptaron a la topografía local y aprovecharon los recursos locales. La mezcla de usos habitacionales y no residenciales en los asentamientos Mayas dio como resultado a las “cuidades jardineras” (Chase y Chase 1998, Folan et al. 1979, Killion 1992). Los pueblos del periodo Clásico eran muy similares al pueblo Maya lacandón de Sac Balam, que Nicolás de Valenzuela encontró en el año 1695 y lo describe así (véase también Hellmuth 1977): “[E]l agua q’en este pueblo se beue es de unos pocills, q’en dos parttes están en el exttremo dél, por q’aun q’ay algunos arroyos enttre las milpas, están distantes; ay en el mismo pueblo árboles de plátanos, zapottes, xocottes, xícaros redondas, anonas y algunas de achiotte, mattas de piña, y sus milpas tienen, amás de esto, algunos mechoncillos de caña dulze” (Valenzuela 1979, Tomo 1:379–380).

Los asentamientos dispersos hacen difícil determinar los límites y la organización interna de los sitios. Los arqueólogos usan a veces la ‘regla de 100 m’ (Blanton et al. 1982:10), esta regla identifica el límite de un sitio cuando no se encuentran materiales o rasgos arqueológicos en un espacio de 100 m. La topografía variada de las Tierras Bajas Mayas hace posible que los grupos residenciales que pertenecen al mismo sitio se ubiquen a una distancia de más de 100 m, esto se debe a la presencia de bajos u otros rasgos naturales. Durante el mapeo de la región al sur de Aguateca, se determinaron las distancias promedio entre grupos residenciales (Eberl 2007), se descubrió que un promedio de 53.1 m separa a cada grupo residencial. La desviación estándar simple (un sigma) de 43.5 m indica que las distancias alcanzan hasta 100 m para dos de tres grupos residenciales.

Esto implica que la distancia real sobrepasa los 100 m especificados en la regla de 100 m; sin embargo, el promedio corresponde a una distancia menor. Los grupos residenciales entre sitios diferentes están separados con una distancia promedio de 162 m (con una desviación estándar de 66 m). Los sitios Mayas no son homogéneos pero difieren internamente con la presencia de centros, barrios, entre otros rasgos. En vez de usar una medida como la distancia para identificar la organización interna, parece más adecuado usar varias medidas y de tipo cualitativas. En el pueblo de Nacimiento, se identificaron tres barrios a través de la agrupación de grupos residenciales alrededor de un grupo público, en Nacimiento Oeste se encontró un juego de pelota en su centro, en Nacimiento Central se encontró una cueva grande con una pirámide y Nacimiento Este se agrupa alrededor de una plaza pública.
El tercer aspecto a considerar es el contexto histórico, los asentamientos cambian su apariencia a través del tiempo. El centro de Aguateca, por ejemplo, creció rápidamente durante el Siglo VIII y se convirtió en una ciudad de unos 3000 a 5000 habitantes alrededor de su máximo esplendor en el año 800 DC (Inomata 1996). A veces se identificaron los eventos históricos que causaron estas transformaciones de asentamientos. Por ejemplo, Caracol multiplicó su tamaño después de su derrota de Tikal en el año 562 DC (Chase y Chase 1987, Martin y Grube 2008). Se supone que los victoriosos reyes de Caracol atrajeron gente de Tikal o la forzaron a mudarse. Los reconocimientos de sitios no han sido suficientes para reconstruir los cambios dinámicos de la población. Se necesita, por un lado, cronologías de cerámica suficientemente finas, el análisis modal muchas veces forma la base para refinar cronologías existentes y definir microcronologías (Demarest 2009, Eberl 2007). Un programa extensivo de pozos de sondeos en grupos residenciales permite reconstruir los periodos de ocupación (Eberl 2007, Eberl et al. 2011, Eberl et al. 2010a, Eberl et al. 2012, Eberl et al. 2010b, Eberl et al. 2009).

Los sitios antiguos Mayas variaron considerablemente y su estudio tiene que considerar características locales y únicas. En el caso de Tamarindito, se conoce la extensión del sitio a través de recorridos sistemáticos de áreas deforestadas. Desde la década de 1990, campesinos de aldeas y pueblos vecinos entraron ilegalmente a la Reserva Nacional Dos Pilas para cortar árboles y cultivar. El sitio Tamarindito se ubica en el lado este de la reserva, la deforestación afectó un 60 a 70 por ciento del sitio y dejó solo una franja de árboles en muchas partes. El Proyecto Tamarindito recorrió áreas afectadas y midió la extensión de la deforestación a través de una unidad portátil GPS. Se creó un mapa topográfico con una estación total, se hicieron excavaciones en los grupos residenciales expuestos. Las investigaciones cubren unos 3 km cuadrados y dan una impresión casi completa del sitio.

Organización social de sitios mayas
El estudio completo de los sitios Mayas forma la base para reconstruir su organización social, los patrones de asentamiento proveen información acerca del rango social. En su Relación de las cosas de Yucatán, Diego de Landa describe un pueblo Maya Yucateco en el Siglo XVI de la siguiente forma: “En medio del pueblo estaban los templos con hermosas plazas y en torno de los templos estaban las cases de los señores y de los sacerdotes, y luego la gente más principal, y así iban los más ricos y estimados más cercanos a éstas y a lo fines del pueblo estaban las casas de la gente más baja” (Landa 1982).

En esta descripción, el rango social se correlaciona con la organización espacial (Fig.2). La gente de rango alto vive en el centro y la gente común en la orilla del pueblo. Los barrios se extienden en círculos concéntricos alrededor de la plaza central y corresponden a distintos rangos sociales. La cohabitación de señores y sacerdotes en el centro y de los ricos y estimados en otro barrio indican que las medidas del rango social entre los Maya Yucatecos incluyeron profesión, estatus social y riqueza. Por su cercanía temporal y su aspecto materialista, la descripción de Landa influyó modelos arqueológicos de la organización social entre los Mayas prehispánicos, sin embargo, ni se sabe el nombre del pueblo descrito. Parece que la Relación de Landa provee un modelo ideal que destila características regulares de pueblos Maya Yucatecos y que incluye conceptos indígenas sobre el arreglo ideal de un asentamiento.

En las Tierras Bajas Mayas existieron varios patrones de asentamiento. En el año 1695, Nicolás de Valenzuela contó, por ejemplo, 103 casas en el pueblo lacandón Sac Balam (Valenzuela 1979, Tomo 1:314, 354, 380), (en contraste con los lacandones actuales, los lacandones coloniales hablaron un idioma Ch’olano). Tres de las casas eran para el uso común y se encontraban en el centro del pueblo. La falta del específico contexto histórico facilita la aplicación del modelo de Landa a sitios arqueológicos. Muchos investigadores critican enfoques similares por que crean un tipo abstracto que permite pasar por alto detalles inadecuados y ocultar el detalle histórico (Pauketat 2007, Smith 2003, Yoffee 2005).

Se notó anteriormente que la élite Maya vivió en los centros de los sitios prehispánicos. Ellos ocuparon los rangos más altos de la sociedad Maya del Clásico. Las inscripciones jeroglíficas proveen sus títulos, ocupaciones y otros indicadores de su posición exaltada. Afuera del alcance de los textos jeroglíficos quedó la gente común, esta diferencia resultó en reconstrucciones de la organización social que asumieron una división entre elites y gente común o no elitista. Recientemente, los arqueólogos empezaron a criticar este modelo de dos clases o estratos sociales (Gonlin y Lohse 2007, Lohse 2007, Lohse y Valdez 2004, Robin 1999, 2001, 2003).
En el caso de Tamarindito, se usó el volumen constructivo de grupos residenciales para estimar el rango social. El volumen constructivo mide la cantidad de labor usada para la construcción de una habitación o un grupo residencial; se asume que individuos de rango alto pueden movilizar a más gente, sea trabajadores pagados, sirvientes o clientela, para construir sus residencias. Estudios comparativos de sociedades preindustriales y agrarias demostraron el valor del volumen constructivo de grupos residenciales para estimar el rango social (Abul-Magd 2002, Blanton 1994, McGuire 1983, Smith 1987; para aplicaciones arqueológicas véase Eberl 2007, Inomata y Aoyama 1996).

En el sitio arqueológico Dos Ceibas, se encontró evidencia que la habitación más grande fue construida en una obra comunitaria (Eberl 2007). Se trata de la Estructura R27-83 en la Plaza Sur, la habitación y el grupo residencial más grande de Dos Ceibas. La estructura tiene tres cuartos y se ubica sobre una plataforma alta con una escalera monumental. Varios aspectos arquitectónicos imitan palacios de la élite Maya; el cuarto central se abre hacia el frente, la puerta es inusualmente amplia y el interior del cuarto cuenta con una buena vista de la plaza en frente del edificio, la banca era alta y tuvo un nicho central, de acuerdo con las bancas tipo trono. La plataforma deja un amplio espacio en frente de cada cuarto. El cuarto este no tuvo un muro en su lado este, su banca es similar a bancas exteriores en frente de las terrazas de palacios Mayas (se presume que paredes y techos de materiales perecederos las protegieron). La excavación encontró una caja de construcción en el relleno de la estructura. Las cajas de construcción se componen por celdas cuadradas de muros rústicos que fueron levantados al inicio del proyecto de construcción; estas son rellenadas después con piedras y se tapan los exteriores con piedras de la fachada. Las cajas de construcción fueron documentadas en estructuras monumentales y se supone que grupos de individuos tuvieron que rellenar cada celda como trabajo comunitario (Loten y Pendergast 1984; véase Inomata et al. 2004 para cajas de construcción en el templo mayor de Aguateca). Varias piedras labradas de la Estructura R27-83 contienen además incisiones geométricas en su superficie superior (Eberl 2007: Fig.8.35). Estas piedras formaron parte de los muros y sus incisiones eran invisibles al final de la construcción, las incisiones representan probablemente señales de los talladores de piedra para identificar su trabajo. La caja de construcción y las piedras incisas indican la participación de especialistas y trabajadores en la construcción de la Estructura R27-83, manifiestan el rango alto de los habitantes de la estructura y de su habilidad de movilizar mucha gente para este proyecto de construcción. La excavación extensiva de la Estructura R27-83 corroboró no sólo la utilidad del volumen constructivo para medir el rango social, sino también añadió detalles importantes.

El sitio Tamarindito
La topografía divide el centro de Tamarindito en dos plazas (Plaza A y B). La Plaza A ocupa un montículo aislado del resto de la escarpa. Se nombró este montículo Cerro de Cartografía por su uso como punto de referencia para la creación del mapa regional. El área plana de la Plaza A es restringida y mide 50 m por 60 m. Un palacio ocupa su lado norte y una pirámide su lado sur. Investigaciones anteriores demostraron que la Plaza A fue el centro temprano de la dinastía de Tamarindito. Su pirámide y el palacio se fechan principalmente para los Siglos V y VI DC; continuaron usándolo durante el Clásico Tardío. La Plaza B ocupa el terreno plano en frente de la Plaza A. Su área es mayor y mide 175 m en dirección norte-sur y 70 m este-oeste. Sus edificios se distribuyen en varios complejos que incluyen varias pirámides y un palacio. Los otros grupos residenciales se ubican en la vecindad de las dos plazas principales. A continuación, se discuten los factores que pudieron haber afectado el patrón de asentamiento de Tamarindito.

Cercanía al centro; quiere decir, la Plaza A y la Plaza B: Según el modelo de Landa, los grupos residenciales se agrupan en asentamientos Mayas alrededor del centro con sus estructuras públicas. Se discute abajo si el modelo de Landa es aplicable a Tamarindito con sus dos centros.

Cercanía al agua; los habitantes antiguos de Tamarindito tuvieron acceso a tres nacimientos – dos cerca al noreste de la Plaza A y uno cerca al oeste de la Plaza B –, la Laguna Tamarindito (unos 1.2 km al este) y el río y la laguna Petexbatún (unos 2 km al este). La distancia de los grupos residenciales a una fuente de agua varía entre 237 m y 1108 m, con un promedio de 712.3 m (± 261.5 m). No se encontró una correlación entre la distancia al nacimiento más cercano y el volumen constructivo total (r de Pearson = 0.113 con una probabilidad p = 0.469). Las fuentes permanentes de agua se encuentran lejos de los grupos residenciales y los grupos grandes no contaban con un mejor acceso al agua. Debido a ello, se sugiere que el acceso al agua no jugó un papel importante para el patrón de asentamiento.

Altura: se notó que casi todos los grupos residenciales se ubican sobre la escarpa en posiciones elevadas y así, son fácilmente defendibles. Este patrón es especialmente evidente en el límite sur del sitio (hacia el pueblo de Las Maravillas) donde la escarpa termina y se convierte en terreno plano.

Cercanía al camino antiguo entre Tamarindito y Arroyo de Piedra: las investigaciones de las últimas temporadas sugieren la presencia de un camino antiguo entre Tamarindito y Arroyo de Piedra (Eberl et al. 2011). Recorridos preliminares cerca del trazo probable del camino encontraron grupos residenciales a su largo. Se sugiere que la presencia del camino fue un factor importante en la ubicación de estos grupos.

Diferencias sociales en el sitio Tamarindito
Las investigaciones de 2009 a 2012 tuvieron lugar en 42 grupos residenciales. El volumen constructivo total de estos grupos residenciales oscila entre 5 y casi 16000 m3 (Fig.3). Es notable la diferencia entre grupos residenciales regulares y los dos centros con sus pirámides y palacios. Las Plazas A y B son al menos 24 veces más grande que el próximo grupo residencial (se trata del Grupo 5SQ-a con 266 m3). Sin embargo, las dos plazas no eran exclusivamente para el uso residencial de las élites del sitio pero tuvieron funciones públicas en que muchos o todos los habitantes de Tamarindito participaron. Los grupos residenciales restantes exhiben variabilidad en su volumen constructivo, 14 grupos residenciales pequeños tienen un volumen de promedio de 12.2 m³, 21 grupos medianos con un volumen de promedio de 64,3 m³, seis grupos grandes con un volumen de promedio de 189,6 m³ y Plazas A y B. Estas cuatro clases de grupos residenciales sugieren diferencias sociales entre los habitantes de Tamarindito, las cuales son mucho más complejas que la separación de la élite y gente común.

Para una perspectiva alternativa, se midió el acceso a obsidiana como producto no-local (este análisis excluye Plazas A y B). En promedio, se encontraron 16.2 gramos de obsidiana en cada grupo residencial. La desviación estándar de 48.3 gramos indica una gran variabilidad. Casi la mitad (47.0%) de la obsidiana de pozos de sondeo viene del Grupo 5PS-d. Este grupo es pequeño con un volumen constructivo total de 54.7 m3. Sin embargo, se encontró en el anexo norte de la Estructura 5PS-12 un posible taller en que se trabajó obsidiana. La trinchera excavada en el 2011 produjo la mayoría de los 312.5 gramos de obsidiana del Grupo 5PS-d (todos los pozos de sondeo contuvieron 664.4 gramos de obsidiana). Para medir la accesibilidad de obsidiana se calculó el peso de artefactos de obsidiana con el volumen total de las unidades de excavación en cada grupo residencial (al promedio se excavó 4.3 ± 3.4 m3). La medida resultante varia entre 0 y 28.5 gramos de obsidiana por metro cúbico con un promedio de 3.69 ± 5.70 g/m³. Sorprendentemente la accesibilidad de obsidiana no se correlaciona con el volumen constructivo total de los grupos residenciales (r de Pearson = –0.286 con una probabilidad p = 0.082; se excluyó el Grupo 5PS-d con su taller por ser un caso especial); al contrario, la correlación es negativa, quiere decir que se encontró más obsidiana en los grupos residenciales pequeños que en los grupos grandes. Investigaciones en el futuro y especialmente en las Plazas A y B pueden modificar estos resultados. En este momento, la situación en Tamarindito es similar a los pueblos Nacimiento y Dos Ceibas donde el acceso a la obsidiana era similar para todos los habitantes a pesar de diferencias sociales (Eberl 2007). Para estos pueblos se considera que existió un intercambio de obsidiana entre la gente de cada pueblo, lo cual niveló las diferencias de acceso (se puede comparar esta situación al intercambio económico en pueblos mesoamericanos actuales como parte de fiestas; Monaghan 1990, 1995).

En la Fig.4 se correlaciona el volumen constructivo total de grupos residenciales con sus distancias de la Plaza B. El grupo residencial más lejano (el Grupo 5OR-b) se ubica a unos 1300 m de la Plaza B. Estadísticamente, r, el coeficiente de correlación Pearson, es –0.348 (se excluyó la Plaza A de este análisis). El volumen constructivo y la distancia se correlacionan negativamente; quiere decir, que los grupos grandes se ubican más cercanos a la Plaza B que los grupos residenciales pequeños. La correlación es significativa y casi alcanza el nivel de un por ciento (la probabilidad es p = 0.026). Sin embargo, el coeficiente de determinación (R²) de 0.121 indica una proporción baja de la varianza explicada. La distribución de los grupos residenciales de Tamarindito difiere del modelo de Landa y no existe una correlación fuerte entre el rango social y la distancia del centro. La topografía del sitio difiere marcadamente del terreno plano del norte de la península Yucatán, donde Landa observó los pueblos Maya Yucatecos. Los dos centros de Tamarindito se ubican sobre la orilla de la escarpa y el espacio para ubicar grupos residenciales adicionales es muy restringido. En el caso de la Plaza A, la escarpa ofrece terreno plano sólo al este; mientras que en el caso de la Plaza B, el terreno plano se ubica hacia el sur y suroeste.

Conclusiones
Las investigaciones recientes en el sitio Tamarindito revelan el patrón de asentamiento e implícitamente la organización social de esta capital de una dinastía Maya real. Diego de Landa asoció el rango social con la ubicación de las residencias, en su descripción de un pueblo Maya Yucateco del Siglo XVI. La gente de alto rango vive más cerca al centro del pueblo que los maasewaal o gente común. El patrón de asentamiento de Tamarindito comprueba parcialmente el modelo de Landa. Los grupos residenciales grandes se ubican más cerca de la Plaza B que los grupos pequeños. Sin embargo, el análisis estadístico enseña que la distancia del centro es sólo un factor menor y que se deben buscar factores adicionales. Se discutió que la cercanía al agua no tiene incidencia en la ubicación de los grupos residenciales. Estudios futuros se enfocarán en la altura y otros aspectos topográficos y el camino que conectó Tamarindito con Arroyo de Piedra.

Los grupos residenciales de Tamarindito se dividen en cuatro grupos según su volumen constructivo total. Los dos centros con sus edificios públicos y los palacios de la dinastía real son al menos 24 veces más grandes que cualquier otro grupo residencial. Los otros grupos residenciales se dividen en grupos pequeños, medianos y grandes. El análisis de artefactos y otros aspectos de la arquitectura prometen detallar las diferencias entre estos cuatro grupos. Se discutió la distribución de obsidiana y se demostró que –contrario a las expectativas– los grupos residenciales pequeños tienen más obsidiana que los grupos grandes (se excluye la Plazas A y B, por falta de datos de este análisis). Este resultado sugiere que estudios futuros deben explorar mecanismos de intercambio económico entre los habitantes antiguos de Tamarindito.

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1: Mapa de la región del Petexbatún, indicando el sitio de Tamarindito (mapa de M. Eberl).nes e Itzá según el “Manuscrito de Berlin”. Colloquium Verlag, Berlin.
Yoffffee, N.
2005 The Myth of the Archaic State. Cambridge University Press, New York.

Fig.1: Mapa de la región del Petexbatún, indicando el sitio de Tamarindito (mapa de M. Eberl)

Fig.2: Esquema de un pueblo maya yucateco ideal durante el siglo XVI según Diego de Landa
(ilustración de M. Eberl).

Fig.3: Volumen constructivo total de grupos residenciales de Tamarindito (ilustración de M. Eberl).

Fig.4: Volumen constructivo total (en metros cúbicos; escala logarítmica) y distancia de la Plaza B (en metros) de grupos residenciales de Tamarindito que fueron investigados durante las temporadas 2009 a 2012 (la mayoría de los grupos residenciales fechan al Clásico Tardío cuando la Plaza B era el centro principal de Tamarindito; ilustración de M. Eberl).