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066 La distribución y el consumo de bienes cerámicos en los territorios de Palenque y Chinikiha – Esteban Mirón Marván – Simposio 25, Año 2011

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Mirón Marván, Esteban

2012        La distribución y el consumo de bienes cerámicos en los territorios de Palenque y Chinikiha. En XXV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2011 (editado por B. Arroyo, L. Paiz, y H. Mejía), pp. 776-782. Ministerio de Cultura y Deportes, Instituto de Antropología e Historia y Asociación Tikal, Guatemala (versión digital).

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LA DISTRIBUCIÓN Y EL CONSUMO DE BIENES CERÁMICOS EN LOS TERRITORIOS DE PALENQUE Y CHINIKIHA

Esteban Mirón Marván

PALABRAS CLAVE

Tierras Bajas Mayas, Sureste de Chiapas, Palenque, Chinikiha, Patrones de Asentamiento, Cerámica

ABSTRACT

The distribution of certain artifacts in conjunction with spatial arrangements is providing important information regarding the hierarchy of some settlements in the Palenque and Chinikiha region.  Settlement pattern studies have been used to determine the settlement hierarchies that have also been established with excavations.  These have shown that distribution and consumption patterns of artifacts are important in understanding settlement hierarchies

En las primeras montañas del norte de la Sierra de Chiapas, donde se junta con las planicies de Tabasco, en aquellos valles y pies de monte bañados por abundantes ríos y corrientes de agua, se mezclaban hace más de mil doscientos años una infinidad de historias que se desenvolvían en un complejo contexto social, producto de una larga ocupación, que mostraba diferentes formas en el modo en que la gente que actuaba en aquellas historias vivía y se adaptaba a las circunstancias del momento y lugar en donde nacieron y habitaron.

Esta región ha sido estudiada previamente por diversos proyectos arqueológicos, todos ellos girando en torno de diferentes problemáticas y objetivos, la mayor parte de ellas se han enfocado en lo que fuera la gran ciudad de Palenque, misma que ha atraído la atención de estudiosos del pasado Maya por más de doscientos años. Se han examinado sus edificios, sus tumbas, sus artefactos, y sobre todo el abundante corpus de inscripciones descubierto de los escombros de aquellos edificios; es gracias a este corpus que se puede apreciar la retórica que el grupo dominante manifestaba para sustentar y justificar su poder, deja entrever una estructura política general a través de diferentes títulos con los que se denominan a personajes y topónimos que dan cuenta de unidades geográficas. Se conocen los nombres de los señoríos, los nombres y los cargos de quienes los gobernaban. Muchos secretos ha revelado Lakamha´, la ciudad de las aguas grandes, conservada en la selva entre los arroyos que han regado sus ruinas desde el día de su abandono hasta el presente.

Han existido proyectos que en un espectro más amplio que el del solo sitio de Palenque, han querido conocer el territorio de aquel ajawlel y sus vecinos, misma que se encuentra profusamente poblada de sitios arqueológicos de todos los tamaños. Ya desde los años veinte del siglo pasado Franz Blom describía sitios pequeños en la periferia de las ruinas de Palenque como El Retiro, Miraflores, Xupá, y Finca Encanto (Blom 1923, 1926).

En tiempos más recientes Robert Rands, cuyo reciente fallecimiento constituye una gran pérdida para la Arqueología Maya; se interesó desde los años sesenta en 5000 km2 entre los ríos Tulijá, Chacamax y el Usumacinta Bajo; compilando una valiosa colección cerámica de una gran cantidad de sitios, incluyendo muchos de todas dimensiones y características de las Tierras Bajas Noroccidentales, principalmente asociados a las riberas de los ríos mencionados. Fue él quien elaboró la secuencia cronológica de Palenque y su área circundante. Su trabajo constituye la base para cualquier estudio cerámico en la región (Rands 1967, 1969, 1974a, 1974b, 1979, 1987, 2007a).

En los últimos 15 años a través de los trabajos de los Proyectos Palenque Hinterland, Integración Política en el Señorío de Palenque y el Proyecto Arqueológico Chinikiha, bajo la dirección del Dr. Rodrigo Liendo Stuardo, se conoce en una escala muy amplia y detallada las diferentes dinámicas de más de seiscientos sitios de muy diversa escala y características que se distribuyen en los 470 kilómetros cuadrados recorridos por estos tres proyectos mencionados (Liendo 2000, 2001, 2002, 2004, 2007, 2008). El objetivo de la investigación que aborda este documento es aproximarse al entendimiento de las diferentes prácticas sociales que rodeaban las distintas escalas y tipos de asentamientos, esto a través del análisis de la cerámica proveniente de las diferentes muestras obtenidas a lo largo de los años.

ASENTAMIENTOS EN LA REGIÓN DE PALENQUE

El total de los sitios presenta una gran diversidad de características cualitativas y cuantitativas, sobre todo aquellos con presencia de arquitectura. A través de un análisis de la representación de ciertos rasgos arquitectónicos en los sitios, como lo son la presencia o ausencia de plazas, pirámides, plataformas altas, alargadas o en forma de ele, en un arreglo formal en torno a uno o varios patios, grupos informales y plataformas aisladas que se llegó a una jerarquía de cinco rangos (Liendo 2007, 2008).

Las capitales regionales o sitios de primer rango, se definen por la presencia de todos los rasgos arquitectónicos anteriores y la evidencia de haber sido el asiento de una dinastía o familia gobernante. Dentro de los límites espaciales de este proyecto existen dos: Palenque y Chinikiha. Estos proveen una gran cantidad y diversidad de contextos y funcionan muy bien como parámetros para comparar con el resto de la población de sitios. Los espacios construidos en estos asentamientos son complejos y de grandes dimensiones. Seguido de estos grandes asentamientos, existen aquellos que poseen rasgos cívico-ceremoniales como plazas –siendo este rasgo el de mayor importancia en la definición de este rango– pirámides, en ocasiones juegos de pelota y edificios públicos en general de menor envergadura que el de las dos capitales regionales. De estos hay registrados 16 y están distribuidos en intervalos regulares de espacio en todo el territorio estudiado.

Por debajo de este se encuentran los sitios de tercer rango, definidos por la presencia de varios conjuntos arquitectónicos con rasgos que pueden ser considerados como suntuarios, tales como plataformas alargadas o en forma de “L” o la evidencia de haber tenido edificios abovedados, rasgos que nos permiten pensar que una familia que acumulaba bienes y prestigio residía en aquellos asentamientos, pero que no contaban con un aparato público religioso o administrativo. Después de este rango, se encuentran los sitios que albergan un sólo conjunto arquitectónico, ya sea en torno a un patio o en un arreglo informal, este nivel de asentamiento es el que posee la mayor frecuencia del total de los sitios registrados, siendo un total de 213 hasta este momento.

Por último, en el nivel más bajo de esta jerarquía de sitios se encuentra el rango cinco, constituido por las plataformas aisladas, estas son un total de 178 y se distribuyen aleatoriamente en todo lo ancho del área recorrida. La mayor parte de la población de aquellos señoríos habitaba en algún asentamiento con las características de estos dos últimos rangos. Debido a que carecen de arquitectura no se han considerado en este análisis los sitios constituidos por una dispersión de material arqueológico en superficie mismos que si poseen o poseían arquitectura no fue posible observarla en superficie ni tampoco los sitios como cuevas o campos de cultivo cuyas ocupaciones no son necesariamente habitacionales.

COLECCIONES CERÁMICAS

Una vez planteada la jerarquía de asentamientos se tenía la necesidad de contar con un panorama diacrónico de ocupación de los asentamientos, y las colecciones de cerámica de superficie no eran suficientes para dicho efecto. Fue por eso que se planteó un programa de muestreo estratificado en base a los rangos de los sitios, esto para poner a prueba la jerarquía establecida, para conocer la complejidad dentro de los diferentes niveles de asentamiento. De esta manera se realizaron durante 2006 y 2008, 27 pozos de sondeo en 22 sitios, que aunados a las operaciones realizadas intensivamente en 12 sitios durante 1997 por el Proyecto Palenque Hinterland, conformaban un total de 34 asentamientos sondeados distribuidos homogéneamente en toda el área de estudio y en los cuatro rangos por debajo de las capitales regionales; contando también con numerosas excavaciones tanto en Chinikiha y datos de otros proyectos en Palenque. Una vez analizado el material cerámico de estas operaciones, las colecciones de superficie y las pruebas de pala recolectadas durante el recorrido se percataron de los problemas que existen para plantear una historia de ocupación en la región. Las nociones temporales que se pueden apreciar a través del muestreo realizado son de carácter regional.

Se percibieron los primeros asentamientos en el área en algún momento de Preclásico Medio-Tardío, los sitios que presentan rasgos cerámicos de esta temporalidad se encuentran concentrados en el área constituida por el pie de monte de la primer línea de cerros que corre desde el Usumacinta hasta El Lacandón, sitio que también presenta ocupación del Preclásico Tardío (López Bravo 2001, 2005). Fuera de este corredor, se ha registrado cerámica del Preclásico dentro de algunos sitios de segundo rango, dentro de Chinikiha y Palenque; así como en sitios de la ribera del Usumacinta Bajo (Rands 2007b).

Es difícil de definir cuando termina este momento de ocupación, debido a la dispersión de los datos que se pueden ubicar tanto en este periodo de tiempo como el que le seguiría, el Clásico Temprano, mismo que en la mayor parte de su transcurso se cuentan con muy pocos datos, las ocupación se encuentra bien representada solamente en el Usumacinta bajo. Dentro de los límites de esta investigación solamente se cuenta con una pequeña colección de tiestos dispersos en los muestreos realizados en Chinikiha (Jiménez 2009), y otro poco de material disperso dentro de los límites de Palenque (López, Lopez, Venegas 2004; San Román 2005).

Es claro que en estos dos momentos, la jerarquía de sitios establecida no funciona correctamente, pues aún no se conocen los posibles contextos sociales en los que se encontraban los habitantes de aquel tiempo. Las dinámicas de distribución de bienes se perciben menos estratificadas. Especialmente interesante es la generalizada presencia de platos, forma cerámica que se ha encontrado muy útil para inferir la existencia de grupos en un nivel más alto en la escala social de tiempos más tardíos. Más adelante se detallará las razones de esta afirmación para dicha temporalidad. Durante este periodo se puede observar un esquema horizontal en la distribución de bienes, por lo menos en tanto a los utensilios cerámicos.

Los patrones tecnológicos, formales, y estéticos de la cerámica del Preclásico y Clásico Temprano estaban ligados a tendencias globales en el área Maya; aún no se producía el cambio que parece ocurrir cuando las esferas de producción y distribución tienden a localizarse dentro de los límites de unos pocos señoríos: que es justamente en el momento de la fundación de los mismos a finales del Clásico Temprano, en el complejo Motiepa (450 – 550 DC). Los datos de este último complejo son también relativamente escasos y se concentran dentro de los sitios mayores, aquellos que posteriormente a ese momento se desarrollaron como los más prósperos y prolíficos asentamientos. Aquí se fija la memoria histórica (no mítica) más temprana en los habitantes de los dos ajawlelob. La historia del reino de Baak´ es contada a partir de su fundación en el 431. Con un número tan reducido de sitios con este y el siguiente complejo cerámico representados tampoco es viable la aplicación de ninguna jerarquía de asentamientos. Hasta este momento en la historia de ocupación de la región no existe dentro de los repertorios cerámicos de los diferentes sitios ningún rasgo que pueda definir costumbres o prácticas sociales diferenciadas entre habitantes de unidades habitacionales de diferentes sitios.

Es hasta los complejos Murciélagos y Balunte (700 – 850 DC), que se percibe una ocupación total del territorio estudiado, los asentamientos se dispersan profusamente a lo largo de los valles y pies de monte, se percibe también la complejidad y variabilidad planteada en la jerarquía de sitios previamente.

DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES CERÁMICOS DURANTE MURCIÉLAGOS-BALUNTE

Con los resultados de los análisis de la cerámica de este periodo, que como ya se había mencionado, constituyen la gran mayor parte de los datos. Se puede observar una estratificación social muy definida, no solamente por la presencia de instituciones gobernantes y su aparato político-administrativo, sino por diferentes escalas y estrategias de asentamiento. Se ha visto que los utillajes o repertorios cerámicos de cada unidad doméstica de aquellos asentamientos respondían a diferentes necesidades, que a su vez respondían al lugar que ocupaban los individuos y sus familias dentro de la escala social.

Se ha podido agrupar estos repertorios de artefactos en cuatro grupos, corriendo verticalmente paralelos a la jerarquía de asentamientos, cuatro diferentes modos en los que las unidades domésticas consumían estos bienes y realizaban actividades relacionadas con prácticas sociales específicas. Estos repertorios se diferencian entre sí en términos cuantitativos, en escala del potencial almacenaje, procesamiento y servicio de alimentos que se infiere de las muestras de las diferentes unidades domésticas, así como en términos de la presencia o ausencia de ciertos elementos de servicio de alimentos y bienes de carácter ritual; habiendo utensilios exclusivos de ciertos rangos de sitio y otros que se encuentran presentes en toda la gama de contextos.

El quinto y el cuarto rango, corresponden a asentamientos con habitantes que seguramente conformaban el grueso de la fuerza productiva de los señoríos. El repertorio cerámico más básico que se ha podido observar lo comparten estos dos niveles de asentamiento, parece servir principalmente al transporte, almacenaje y procesamiento de alimentos, representado por ollas y cazuelas, en un número limitado, con la capacidad de cubrir las necesidades de la unidad doméstica, estos presentaban muy poca variación sub-formal.

Los únicos utensilios destinados al servicio de alimentos presentes en este repertorio están representados por la presencia de muy escasos cuencos. Las frecuencias y proporciones en las que se presentan hacen pensar que cada unidad doméstica poseía tan sólo uno o dos de estos artefactos. Estos se utilizaban para el servicio alimentos líquidos, es interesante mencionar que las porciones que pueden contener estos cuencos son siempre mayores a la que le correspondería a un individuo, eran artefactos colectivos. Muy escasa (mas no ausente) es la presencia de modos decorativos, muchos de los cuencos registrados en los muestreos en este rango de sitios presentan decoraciones, principalmente a base de incisiones e impresiones formando patrones geométricos. Se pueden encontrar en todos los contextos que hasta la fecha se han estudiado y parecen corresponder a necesidades muy básicas presentes en la vivienda de cualquier habitante de aquel tiempo, sin importar si fuera este campesino o k´uju´l ajaw, a pesar de que algunos de los artefactos de este último pueden presentar una mucho mayor inversión de mano de obra y complejidad estética.

Cabe mencionar también, que en este repertorio ya se incluye una cantidad limitada de bienes cerámicos que se pueden relacionar con actividades rituales que incluyen las figurillas, registradas en todos los contextos, desde las plataformas aisladas hasta los palacios de las capitales de los señoríos. Poco se puede conocer de las prácticas rituales de los sitios de menor rango en el hinterland de aquellos señoríos, las figurillas nos brindan el único vínculo con aquellas actividades realizadas a nivel doméstico.

El siguiente repertorio cerámico identificado, abarca solamente el tercer rango de la jerarquía de asentamientos, en donde se pueden apreciar – además de la presencia de los mismos elementos del utillaje anterior – la presencia de platos, utensilios que como ya se ha mencionado parecen ser muy significativos para pensar de la acumulación de bienes entre aquellos habitantes. Este énfasis en la manera en que se sirve la comida va acompañado de una mayor capacidad potencial de almacenarlos y procesarlos, visto esto en las diferentes proporciones de las frecuencias que presenta cada categoría formal de este y los demás niveles.

Dentro de este rango de asentamientos comienzan a apreciarse familias cuya capacidad de cocinar y servir alimentos excedía las necesidades de la unidad doméstica que habitaban. Estos platos cuya función y uso se tiene bien documentada epigráfica e iconográficamente, hacen pensar en banquetes servidos en dichos artefactos, ofrecidos por aquellos familias que poseían una mayor cantidad de recursos que el grueso de la población, el ofrecer estos festines podría haber sido una estrategia que las familias residentes en aquellos asentamientos usaron para consolidar su prestigio, esto se puede observar también en las características cualitativas de la arquitectura de estos sitios, presentando elementos considerados como lujosos, con algunos edificios con evidencia de haber tenido mampostería de piedra y/o una bóveda y configuraciones espaciales complejas.

Los sitios de segundo rango, que se caracterizan por la presencia de rasgos cívico-ceremoniales, presentan una gama de artefactos cerámicos muy amplia. Este repertorio está compuesto por los elementos presentes en los anteriores, en una proporción aún mayor, con una variación sub-formal que se comienza a apreciar extensa, sobre todo en los cuencos y platos, al igual que la variación de los modos decorativos registrados en este repertorio. En estos asentamientos, que cuentan con edificios que se puede asumir su uso como templos, habiendo, por lo menos hasta hace poco algunos ejemplos de estos conservados en la cima de sus respectivas pirámides, presentan artefactos cerámicos de orden ritual en mayores cantidades y no se limitan a las figurillas presentes en los repertorios anteriores, este cuenta con incensarios y porta-incensarios, en proporciones pequeñas.

En la cima de estas agrupaciones de bienes cerámicos, se encuentra el repertorio observado en los dos sitios de rango más alto, las capitales regionales con la presencia explícita de parte de los aparatos gobernantes del Clásico Tardío en las Tierras Bajas Noroccidentales. De Palenque se cuenta con numerosos contextos excavados que han vuelto a la superficie la gran variedad de artefactos cerámicos que ahora se conocen; de Chinikiha se contó con la excavación y análisis de un depósito en el conjunto residencial de mayor escala y complejidad dentro del núcleo del sitio, este depósito está constituido por más de sesenta mil tiestos.

Al igual que los casos anteriores, este repertorio está constituido por los mismos elementos, en una escala mayor, esta vez con la mayor variabilidad de sub-clases formales registradas; sobre todo en los platos, cuencos y vasos, estos últimos prácticamente exclusivos de este rango de sitio. También muestra la mayor variabilidad en el volumen que las diferentes formas de recipientes contenían, se observa la presencia de numerosos artefactos de escala individual, pequeños vasos, cuencos y platos que contenían la ración de una sola persona y miniaturas.

Las capitales regionales parecen estar expuestas a muchos círculos diferentes de producción y distribución de bienes dentro de la esfera tecnológica-estilística local y supra-regional. Se han registrado en los dos sitios de este nivel artefactos cerámicos considerados como excéntricos de las dinámicas de distribución locales típicas de este periodo. El intercambio de bienes suntuarios entre miembros de linajes con relaciones positivas ha sido bien documentado en otras áreas y podría explicar la presencia de estos bienes.

En este repertorio se pueden apreciar toda la gama de modos decorativos, algunos de ellos muy elaborados, principalmente en la loza de servicio de alimentos, algunos de los utensilios de transporte, almacenamiento y procesamiento registrados en este rango presentan modos decorativos, mismos que no se encuentran en los niveles inferiores a este.

La presencia de incensarios y porta-incensarios se vuelve mucho mayor, y se añaden al repertorio braseros, instrumentos musicales, y figurillas de mayor complejidad y atavío que las observadas en los rangos más bajos a este. Son artefactos que están relacionados con la parafernalia ritual usada por la familia o el conjunto de familias que dominaba cada señorío, rituales que reiteran su relación con antepasados míticos que confirman su poder y autoridad, misma que en solamente en este rango esta manifestada explícitamente en sus artefactos cerámicos, con la presencia de textos epigráficos incisos y pintados en algunos pocos platos y cuencos.

CONCLUSIONES

Aquí se plantean estos utillajes cerámicos dentro de la complejidad de los asentamientos de la región, corroborando la jerarquía de sitios y los contrastes en los modos de vida que se infieren de esta. Los diferentes actores de prácticas sociales dentro de las posibilidades planteadas para cada unidad doméstica, tenían diferentes necesidades de consumo de artefactos, según el contexto social en donde se desarrollaban sus actividades. El ofrecimiento de banquetes parece haber sido una estrategia usada generalizadamente por cualquier grupo que hubiera acumulado prestigio y ejerciera alguna clase de autoridad sobre otro. Es claro también que a partir de la escala social en control de los asentamientos de segundo rango, comienzan a cobrar importancia progresivamente las prácticas rituales, siendo estas mencionadas en los mismos textos como parte propiciadora del buen destino de los asentamientos y sus habitantes. La retórica del poder se hace explícita en las capitales regionales a través de las imágenes y textos plasmados en los artefactos cerámicos.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a los organizadores de este simposio por abrir un espacio exponer los resultados de esta investigación que es posible gracias a la apertura y apoyo del Dr. Rodrigo Liendo Stuardo del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, así como de su valioso equipo de investigación.

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