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056 San Pedro Aguacatepeque, ejemplo de un sitio que sirvió para el control del comercio – René Johnston Aguilar – Simposio 25, Año 2011

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Johnston Aguilar, René

2012        San Pedro Aguacatepeque, ejemplo de un sitio que sirvió para el control del comercio. En XXV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2011 (editado por B. Arroyo, L. Paiz, y H. Mejía), pp. 664-677. Ministerio de Cultura y Deportes, Instituto de Antropología e Historia y Asociación Tikal, Guatemala (versión digital).

56

SAN PEDRO AGUACATEPEQUE, EJEMPLO DE UN SITIO QUE SIRVIÓ PARA EL CONTROL DEL COMERCIO

René Johnston Aguilar

PALABRAS CLAVE

Arqueología Colonial, San Pedro Aguacatepeque, Escuintla, San Juan Alotenango, Colonial, pipil, kaqchiquel

ABSTRACT

This paper is about the archaeology and ethno history of a pre-Hispanic and colonial site located on a commercial and strategic land route, ideal for controlling trade between the Highlands and the Pacific Coast. This route and other pre-Hispanic trade roads where the same ones used by the Spanish to conquer the land and later, as trade routes during the Colonial period.   Alongside these roads, many Spanish pueblos where established, some in their same pre-Hispanic locations.  Such is the case of San Pedro Aguacatepeque, located on this important road and established on a pre-Hispanic site that marked the boundary between the Cakchiquel and the Pipil.  This paper describes some of the cultural processes that transformed this millenary Mesoamerican location into a site under the new Colonial administration, and subsequently, into its abandonment.

Esta es una investigación etnohistórica y arqueológica que trata sobre el asentamiento prehispánico y posterior pueblo colonial localizado en una estratégica ruta.  Ese sitio servía para el control del intercambio comercial entre el Altiplano y la Costa Sur.  Es un estudio de cómo las mismas rutas prehispánicas fueron utilizadas posteriormente como caminos coloniales.  En ella se asentaron varios pueblos coloniales que ya desaparecieron, así como el camino.  Para ésta investigación, y como ejemplo, se utilizó el desaparecido pueblo de San Pedro Aguacatepeque, cuyos vestigios se localizan en las faldas del Volcán de Fuego.  En él se presentan brevemente algunos de los procesos socioculturales documentados desde la época prehispánica y colonial; su estratégica localización para el control del comercio; su posición como pueblo fronterizo entre las etnias Kaqchiquel y Pipil: fundación y desarrollo como pueblo colonial; y las posibles causas de su desaparición en el Siglo XIX.

INTRODUCCIÓN

La fundación de asentamientos humanos nunca ha sido al azahar, se asientan en un sitio que cumple ciertas necesidades, tales como la adquisición o producción de recursos necesarios para la supervivencia o, como en el caso que aquí se examina, el control del comercio.  La administración colonial española lo reconocía y está perfectamente legislado en la Recopilación de Indias. Poco después de la conquista, los españoles decidieron reducir a la población indígena dispersa fundando pueblos, y así facilitarse el adoctrinamiento religioso y la administración política.  Es probable que algunos pueblos hayan sido fundados en lugares donde desde la época prehispánica ya existía población, vías de comunicación y alguna organización social y agrícola.  Originalmente fueron muchos los asentamientos erigidos en distintas regiones,  algunos sobrevivieron hasta la actualidad y otros, por diferentes causas, desaparecieron.

Esta es una investigación sobre uno de ellos, el desaparecido pueblo de San Pedro Aguacatepeque, que de acuerdo a las crónicas y documentos de archivo, estuvo localizado en un camino que conducía de San Juan Alotenango hacía Escuintla y la Costa Sur y la región de Cotzumalguapa.  Lo anterior es fundamental para entender la localización e importancia que tuvo durante su historia.  El pueblo colonial fue fundado en la misma localización que tuvo antes de la conquista.  El área que ocupan los restos y artefactos es bastante extensa.  Sobre la superficie hay una gran cantidad de artefactos (cerámica, piedra labrada, etc.) y montículos que indican que ese sector fue ocupado posiblemente desde el Preclásico hasta la Colonia.  Robinson reportó una gran cantidad de estructuras y caminos coloniales y prehispánicos en el área, entre ellos el de San Pedro Aguacatepeque.

El sitio está localizado sobre un camino que entrelazaba la Costa Sur y el Altiplano.  En ambas direcciones formaba parte de extensas redes que lo comunicaban con el resto de prácticamente todas las regiones a corta y lejana distancia.  El paso por el camino en el sitio es escabroso y difícil y está situado entre dos barrancas que, por la misma topografía, hacen que sea un sitio ideal para controlar el comercio y un punto fácilmente defendible. Además, por lo menos desde el Postclásico Tardío, fue un sitio fronterizo entre los Kaqchikel y los Pipil, etnias que estuvieron en constante conflicto.

EL SITIO ARQUEOLÓGICO

Por los vestigios y artefactos arqueológicos que se encuentran sobre la superficie del sitio que se supone es el de San Pedro Aguacatepeque se sabe que hubo ocupación continua muy prolongada.  Es posible que lo hubiera desde la época prehispánica, posiblemente desde el Preclásico hasta el colonial, posiblemente hasta principios del Siglo XIX.  Robinson razonó sobre el proceso de establecimiento de los pueblos que fundaron los españoles, que en parte puede ser adaptado a la fundación del pueblo colonial de San Pedro Aguacatepeque.  Dice que hubo continuidad de adaptación de las civilizaciones precolombinas y coloniales en la región Kaqchikel de Guatemala, en lo que respecta a los patrones de asentamiento y adaptación humana a un mismo ambiente.

La bibliografía colonial refuerza y apoya la discontinuidad en cuanto a la ubicación de algunos asentamientos pero de otros no, como en el caso de Aguacatepeque porque como veremos, fue establecido en su mismo sitio prehispánico. Pero si en su organización, la cual fue llevada a cabo debido a la introducción del proceso social de congregación, distinto a los patrones dispersos prehispánicos.  Debido a la mentalidad europea colonial española de la época, la idea general de todo lo «colonial» era diferente a los patrones de asentamiento indígenas. Los colonizadores españoles escogieron para ubicar la mayoría de sus pueblos y ciudades de acuerdo a sus propias leyes establecidas en la Recopilación de Leyes de indias, en lugares con suficiente tierra plana, donde podían acomodar la iglesia, la plaza y lograr un trazo reticular y que además tuviera suficientes recursos acuíferos y tierra plana en sus alrededores para desarrollar agricultura, ganadería. Esto no fue una innovación, estos tipos de ubicación fueron seleccionados a través del tiempo por la gente en la época Precolombina, existiendo una continuidad de adaptación al medio ambiente demostrada por la ubicación de los asentamientos.

UTILIZACIÓN DE LA TIERRA

Fuentes y Guzmán (1933 (T1): 359,360) describe bien como se utilizaba la tierra en Alotenango y su pueblos en la época en que él vivió.  Dice que los indios de Alotenango, San Diego y los montes entre los volcanes, gozaban de una “fértil y copiosa montaña se sacan de ella frutas y preciosas maderas (pino, cedro, caoba, nogal, etc.) que se usaban para la marquetería… y se comercian para provecho de los indios…”, que había abundantes cosechas de caña, maíz, frijoles, legumbres y chiles que “siembran y cultivan con esmero en tierras limpias, y aparte de la montaña que es intratable y dificultosa para estos beneficios…”.  Más adelante dice que se sembraba “tabaco mexicano” que era desabrido y áspero que los indios usaban para fumar.  Continua explicando que de estos pueblos (como en los demás del Valle) se hacía el requerimiento “cada semana de la cuarta parte de los indios…”   Vázquez (1937: T1) añade a lo anterior que con esa madera los indios de Alotenango y sus pueblos hacían “cajas de guerra, tambores, harineros, cedazos, y de una madera como de corcho hacen cajetas  para dulce y de otra más ligera (madera) hacen cajetas para conservas, que tiene mucho consumo en la ciudad por hacer tantas…tiene Alotenango y sus pueblos un temperamento caliente y tormentas recias y en las faldas del volcán  tienen muchísimo maíz los indios de sus pueblos, es húmedo el ambiente y su planta es el forzoso tránsito y única puerta de toda la costa sur, de donde traen los indios sus géneros de frutas, berzas y otras cosas a vender a Guatemala.”  Por sus condiciones climáticas, es posible que la región también haya sido productora de cacao. Según Feldman ese “tabaco mexicano” era posiblemente Nicotania rustica, pero también se sembraba Nicotania tabacum.  En la las primeras décadas dela colonia, Aguacatepeque y Alotenango se convirtieron en una de los principales regiones productoras de tabaco surtiendo a la cercana ciudad de Santiago de Guatemala.

En el Diccionario Geográfico (1983: 63) se cita un documento que ayuda a localizar y entender la importancia del sitio y que en 1944 se encontró en el Archivo Arquidiocesano (no cita la fuente) escrito en 1689 por fray Francisco de Zauza que textualmente dice así: “… está Alotenango en un camino de transito forzoso y única puerta de toda la costa sur…tiene un pueblo de visita y dos milperías o alojamiento de algunos indios.  El pueblo se intitula San Pedro Aguacatepeque que dista de Alotenango a dos leguas hacia el poniente y camino a la costa, dando vuelta a la falda del Volcán de Fuego, por cuya causa el camino es pedregoso y áspero.  Su situación es declinado hacia la costa, y así es caliente, aunque no mucho, y muy molestado de tempestades en tiempo de aguas.  Son los indios de este pueblo muy trabajadores, así en milpas como en trapichillos donde muelen caña dulce, de quién tiene alguna, y sacan mieles y de ellas hacen unos panales para vender que llaman rapaduras.  No hace azúcar, tienen también algunos pies de cacao, y son muy aplicados al servicio de su iglesia. Las milperías son San diego y San Sebastián, camino de Iscuintepeque.  Asisten a la misa (de San Pedro Aguacatepeque) diez personas de confesión y en la otra quince (¿?).  Son indios cakchiqueles de Alotenango por estar a cerca de cuatro leguas de distancia, teniendo cada una su ermita y santo de su advocación y si muere alguno se entierra en ella….en la doctrina tenia (de Alotenango y sus pueblos) hay seis cofradías.”

No se conocen los patrones de propiedad de la tierra en la época prehispánica.  Pero como veremos más adelante, estás pudieron ser estancias pertenecientes a los señores Kaqchikel de Tecpán Guatemala (Iximche).  Es posible que en la época colonial la tierra haya seguido en manos de los propios indígenas, y los españoles sólo se aprovechaban del pago del tributo a través de la encomienda, aprovechando un sistema de producción ya establecida desde antes de la Conquista.

CAMINOS Y RUTAS DE COMUNICACIÓN

La situación geográfica del pueblo era privilegiada ya que se encontraba localizado sobre una importante ruta de intercambio comercial (de corta y larga distancia) y cultural entre el Altiplano y la Costa Sur que conectaba con las principales rutas de comercio de larga distancia; hacia Kaminaljuyu y Tierras Bajas hacia el norte y hacia el sur la ruta que iba hacia la costa y hacía el resto de Mesoamérica.  Por lo que debió estar en posición de controlar rutas de comercio.

El intercambio a larga distancia fue aquél que se llevaba a cabo entre distintas zonas alejadas entre sí, tal es el caso de la parte más meridional de Centroamérica y el Altiplano mexicano.  Una de estas rutas, de eje este-oeste, pasaba por la costa del Pacífico.  Por otro lado, M. Popenoe de Hatch y Edwin Shook opinan que hubo evidencia de intercambios en la Costa Sur desde el Preclásico.  Señalan que la distribución de las grandes esculturas preclásicas de estilo olmeca y maya tuvieron un patrón linear a lo largo del pie de las montañas, lo que sugiere que en el Preclásico, éstos marcaban una ruta de comunicación e intercambio, y que, cada uno de los sitios en que se encuentran dichos monumentos estaba situado cerca de un pasaje montañoso que comunicaba la Costa con el Altiplano, situación en la que claramente se encuentra el pueblo bajo estudio.

Las otras rutas son aquéllas que la unían al Altiplano y por las cuales se intercambiaban minerales como jade, serpentina, hematita especular y cinabrio, y en dirección opuesta, recursos como cacao, maíz, algodón, pescados y frutas.  Éstas se daban a través de corredores naturales, tales como las barrancas formadas por las montañas y los ríos que bajan del Altiplano hacia la Costa.   No se sabe exactamente por dónde pasaban las rutas prehispánicas, pero es posible que éstas hayan sido aproximadamente las mismas que se utilizaron para la conquista y se continuaron utilizando durante la colonia.  De las rutas que comunicaban a San Pedro Aguacatepeque hay poca referencia histórica, pero existen algunos documentos en que se hace alguna referencia al respecto, algunos de ellos los describen como de tránsito difícil, en especial en la época de lluvia, a causa de los numerosos ríos, barrancas, ladrones de caminos, bosques espesos y numerosos animales.  Esta situación ha de haber sido común en todos los demás caminos prehispánicos y coloniales.

En el lienzo de Quahquechollan también aparecen algunas de esas mismas rutas, en particular las que nos interesan: los caminos en el valle de Antigua, conocido antes de la conquista en Nahua como Quilizinapan y en Kaqchikel como Panchoy por la laguna que había allí; y la ruta que utilizaron los conquistadores para ir de Alotenango hacia Escuintepeque (van Akkeren 2007:124).  Posiblemente la que pasaba por San Pedro Aguacatepeque.

La ruta entre Santiago de Guatemala (hoy La Antigua), la zona de Cotzumalguapa y la Costa Sur está descrita por varios cronistas, entre ellos, Fuentes y Guzmán (1933 (II): 75-80) a finales del Siglo XVII, Pedro Cortés y Larráz a mediados del Siglo XVIII (1958, (2): 287-88) y en otros documentos etnohistóricos.

Las descripciones de los viajes del comisario franciscano Fray Alonso Ponce fueron escritas por Antonio de Ciudad Real en 1586.  De acuerdo a esa relación, se puede establecer la ruta que seguía este camino entre la capital y Santiago Cotzumalguapa, descripción que describe bien la secuencia de los distintos poblados en esa ruta.  La comitiva de Fray Alonso y sus acompañantes salió a pie una madrugada del pueblo de Alotenango.  Tomaron hacia el sur y pasaron por San Pedro Aguacatepeque.  En algún lugar (que no describe ninguna crónica), el camino bifurcaba hacia el oeste en dirección hacia la región de Cotzumalguapa.  Continua la relación de Ciudad Real diciendo que saliendo de San Pedro Aguacatepeque (en náhuatl cerro de los aguacates), “a una legua de mal camino y pasos de montaña, pasando tres ríos se llegaba a Malacatepeque (cerro de los usos); una legua más adelante al paso de tres ríos y dos arroyos se llegaba a San Andrés Ichanosuna; a media legua estaba el pueblo de Asunción Popocatepeque (cerro encendido); a legua y media, al paso de muchos arroyos y cuatro ríos estaba San Francisco Ichangüegüe (casa de viejos).  A media legua más de camino y pasando el río San Francisco (posiblemente se refiere al que hoy se conoce como Río Pantaleón) hasta llegar a Santiago Cotzumalguapa… era una tarde con mucho calor y llegamos a hacer la siesta ya entrada la tarde…”  Esta descripción permite trazar la ruta y computar el tiempo que se tomó Fray Alonso en viajar de Alotenango a Santiago Cotzumalguapa.  Si salieron de madrugada, a las cinco o seis de la mañana y llegaron a las dos o tres de la tarde, probablemente hicieron unas nueve horas de camino.  Según Cortéz y Larráz, San Juan Alotenango se encontraba a cuatro leguas de Santiago de Guatemala, y San Pedro Aguacatepeque a una y media leguas de San Juan Alotenango y lo que suma únicamente cinco y media leguas de la capital del Reino o sean a unas cinco horas de viaje de la ciudad (una legua eran aproximadamente 4 Km, distancia que se camina en aproximadamente una hora).

Fuentes y Guzmán (1933 (I): 360 y (II): 75-77) describe el camino de Alotenango (ver Figura 1) hacia la costa así: “…ya que en los tiempos de lluvia quedan anegado y pantanos y con barrancos y robaderos muy peligrosos, sin embargo con el cuidado de los antiguos conquistadores se vio este camino desde la ciudad de Goathemala hasta las playas de la mar del Sur y puerto de Istapa tan llana como una plaza…, por el año de 1539 en adelante…. pues en carros se conducía toda la carga a aquellos puertos y por allí se transportaron muchos de los pertrechos y víveres de la armada del Adelantado D. Pedro de Alvarado.”  Ello indica que el camino ya existía antes de la conquista, que fue una amplia carretera, por lo menos del ancho de una carreta, y no una vereda como se podría suponer.  Sigue describiendo el cronista que la carretera la mantenían los españoles limpia y “sin una piedra que pudiera estovar el paso…”, o sea, en buenas condiciones.  En el Lienzo de Quaquecholan también aparecen las mismas rutas, que evidencian que ya existían desde la época prehispánica.  Ruud van Akkeren (2007: 122-125) concuerda que así fue y que fueron utilizadas por la conquista.

En 1838 John Stephens (1969: 283-285) hizo un viaje de La Antigua Guatemala hacia la Boca Costa.  Pasó por Alotenango y el camino que iba por las faldas del Volcán de Fuego hacia Escuintla.  No menciona el pueblo de San Pedro Aguacatepeque pero sí describe el mal estado y abandono del camino.  Dice que el camino estaba casi destruido por las convulsiones del volcán, la gran cantidad de piedras, (pequeñas y grandes) ceniza, arena y materia vegetal que lo cubrían casi totalmente.  Con ello se deduce que el camino hacia la Costa Sur ya no recibía mantenimiento y estaba prácticamente abandonado y que probablemente el pueblo ya había desaparecido…

Lo anterior lo confirma un documento de 1837 (Figura 2) en el que se reafirma lo aseverado por Stephens (un año después) sobre el abandono de la antigua ruta que rodeaba el Volcán de Fuego y que ya no existía el pueblo de San Pedro Aguacatepeque (AGCA B95.1 leg. 1398).  En esos años, el gobierno del Estado de Guatemala estaba tratando de reparar las vías de comunicación terrestres.  Dentro de un estudio sobre la posibilidad de reparar la vía que conducía de Mixco hacía Escuintla está un informe sobre el reconocimiento del camino que iba de Alotenango para Escuintla y que es la parte que interesa en esta investigación.  En él hay un dibujo del camino y una descripción con cierto detalle del estado y lo que había en él.  Entre la descripción de lo difícil del paso, la montaña, las barrancas, no habla de restos de San Pedro Aguacatepeque, pero si, de “piedras labradas” en lo que se considera el sitio adonde está el pueblo colonial y los vestigios prehispánicos.  Este debió ser el camino prehispánico que describió Fuentes y Guzmán y que amplió y utilizó Pedro de Alvarado.

Desde ya hace varios años he hecho reconocimiento del terreno y ha recabado información de tradición oral, en lo que los locales aún describen, a este y a otros, como caminos coloniales.  Tramos del camino que va de Alotenango a la costa aún existen y siguen siendo utilizados para el transporte de productos agrícolas y gente.  Al transitarlo se descubre cuán lógico es su trazo.  Tiene algunas pendientes suaves y el paso de los ríos y barrancas son en los sitios más estrechos.  El sitio prehispánico está localizado cerca de un profundo paso de la Barranca Honda, pero al fondo el paso se facilita por medio de un lahar que lo cruza en forma de vado.  Esta barranca pudo ser utilizada como frontera natural entre los Kaqchikel y los Pipil, ya que era un sitio de fácil defensa militar.

En dirección norte del sitio existían caminos que lo comunicaban a la región Kaqchikel de Xeococó (más adelante se explica que así se llamaba la región entre el volcán de Agua y el Fuego) con el Altiplano y más allá.  Robinson (1992) describe la importancia de la localización de Alotenango respecto a su situación en caminos prehispánicos que lo comunicaban con vías de corta y larga distancia; el que escribe concuerda con Robinson.  Por ejemplo, estaba comunicado con Iximche y la zona K´iche´ por el camino que iba (y aún va) hacía lo que fueron los pueblos coloniales de Ciudad Vieja, Parramos, Chimaltenango, Patzicía, Patzún y Iximche.  En dirección norte de Alotenango, pasando por San Miguel Dueñas y hacía el poniente de este pueblo por la ladera norte del volcán de Acatenango había una ruta que comunicaba a este pueblo, y por lo tanto a Santiago de Guatemala, con Yepocápa y Santa Lucía Cotzumalguapa.  Según Robinson, Dueñas se comunicaba directamente con los sitios Kaqchikel de lo que es hoy San Andrés Itzápa y Parramos.

Por el lado norte del volcán de Agua, las rutas prehispánicas comunicaban a Xeococó con Almolonga y el Panchoy.  Esta ruta posiblemente pasaba por lo que es hoy la calle principal y camino que comunica a los pueblos de Ciudad Vieja, San Miguel Escobar (adonde está localizado el sitio preclásico de Pompeya) hacia San Pedro Las Huertas.  De este último pueblo salían dos rutas, aunque no hay evidencia bibliográfica de estas rutas prehispánicas, son por lo tanto especulativas, el autor de este artículo ha dedicada muchos años a la recopilación de tradición oral y el reconocimiento del terreno por medio de extensas caminatas en lo que los viejos de estos lugares describen como “antiguos caminos”, (ver Figura 3):

  1. Una hacía el sur un camino que pasaba por el desaparecido pueblo colonial de San Bartolomé Carmona (en lo que es hoy la Finca Carmona) de allí hacia el oriente, subiendo por las ladera sur del cerro del Cucurucho había una ruta que iba hacía Amatitlán y hacia el sur a lo que es hoy pueblo de Santa María de Jesús y bajaba a Palín.  Estas debieron ser rutas también muy importantes porque comunicaban a esta parte de la región Kaqchikel con los Pokomam.
  2. Y hacia el norte la zona Kaqchikel de Chimaltenango y al nororiente hacia Kaminaljuyu.

Para ilustrar la posible localización de los caminos de la región (Figura 3) en ella se presenta la probable localización geográfica de los pueblos coloniales y las rutas que los unían.  Como ya se vio antes, algunas están descritas en documentos coloniales, otras se encuentran en la bibliografía descrita y algunas más son aportación de la tradición oral y el reconocimiento del terreno que ha efectuado el que escribe.  Por lo tanto, las rutas que están señaladas no son exactas y únicamente se presentan como posibles.  En el mapa los puntos circulares representan la localización geográfica de los pueblos coloniales; los números (junto a un círculo) identifican el nombre del pueblo; y la línea punteada las rutas coloniales y prehispánicas.

En él se puede al centro se pueden apreciar los volcanes de Agua (lado derecho) y Fuego y Acatenango (del lado izquierdo).  Al norte del de Agua el valle del Panchoy; al sur Escuintla y al sur poniente la zona de Cotzumalguapa.  Al centro (No. 1) está el pueblo de San Pedro Aguacatepeque.  Los números representan lo siguiente:

  1. San Pedro Aguacatepeque, hacia el norte los caminos que llevan hacía:
  2. Alotenango de donde se bifurcan dos caminos, uno hacia el poniente pasando por San Miguel Dueñas y otro hacia el oriente y
  3. Ciudad Vieja;
  4. San Miguel Escobar, antiguo Santiago de Guatemala en Almolonga, un poco hacia el oriente de este pueblo está el sitio prehispánico de Pompeya.  De allí hacía el norte había un camino que iba directamente hacia Parramos, Chimaltenango, Tecpán Guatemala (Iximche), Utatlan, México, etc.;
  5. San Bartolomé Carmona, en este camino hay una bifurcación hacia el Norte hacia Santiago de Guatemala y hacia el sur hacia Santa María de Jesús y Palín; hacía el oriente hacia Amatitlán;
  6. Santiago de Guatemala; hacia el norte hacia el Altiplano y hacia el oriente hacia el Valle de Las Vacas;
  7. Camino hacia Kaminaljuyú; Valle de Las Vacas; el Motagua y las minas de obsidiana, jade, Tierras Bajas, etc.;
  8. Parramos, más adelante hacia Iximche y el resto del Altiplano;
  9. Hacia el sur de Aguacatepéque había una bifurcación que hacia el sur poniente llevaba a la región de Cotzumalguapa y al sur hacia Escuintepéque;
  10. Malacatepeque;
  11. Asunción Popocatepéque;
  12. San Francisco Ichangüegüe;
  13. San Andrés Tepechapa (en la hoy Finca de Los Tarros).  De allí salían dos caminos, hacia el norte hacia Yepocapa y al sur:
  14. San Juan Alotepéque;
  15. Santiago Cotzumalguapa.  Por allí pasaba la principal ruta de intercambio comercial de corta y larga distancia: hacia el ponente México y oriente El Salvador.  Santa Lucía Cotzumalguapa (fuera del mapa), estaba hacia el sur;
  16. Siquinalá hacia el oriente:
  17. Escuintla
  18. Al norte de Alotenango, San Miguel Dueñas;
  19. San Pedro Yepocápa y al norte
  20. Acatenango y caminos hacia Iximche y el resto del Altiplano

ETNOHISTORIA

Como vimos, es posible que en la época prehispánica haya sido un pueblo fronterizo, ya que, era un pueblo Kaqchikel y por lo tanto dependiente de Iximche.  Por su posición geográfica cerca debieron haber quedado los linderos Pipil, cuya capital era Escuintla (también conocida como Escuintepeque, Izcuintepéc o Izcuintepéque), conocidos enemigos de los Kaqchikel.

Las pugnas entre estas dos etnias por el control de esta estratégica región debieron de ser continuas a lo largo de su historia.  Según Polo Cifuentes (2009: 125-129) el territorio de Alotenango perteneció a los Pipil hasta que los Kaqchikel se los arrebataron durante su guerra de expansión alrededor de principios del Siglo XVI.  Esta guerra se dio por el deseo de estos últimos por controlar tierras productoras de cacao en la Costa Sur el paso obligado hacia el altiplano entre los volcanes de Agua y Fuego.  Los problemas por la tenencia de la tierra entre las dos etnias eran muy comunes y no terminaron con la conquista.  Hubo problemas hasta el Siglo XVII, por ejemplo en 1705 los Pipil quisieron invadir las tierras de Alotenango, pero la Corona lo impidió (según Polo Cifuentes: AGCA A1.24 leg. 1574 exp 10218 fol. 92).

El Titulo de Alotenango (2009: 139 en adelante) trata precisamente sobre eso, es un documento sobre conflictos y títulos de tierra a mediados del Siglo XVI.  Es un extenso documento sobre títulos de tierra que duró muchos años, comenzando en 1565 cuando los señores indígenas de Alotenango se quejaron ante las autoridades españolas que los indígenas Pipil de Escuintepeque estaban invadiendo sus tierras.  En él las autoridades coloniales trataron de establecer los linderos territoriales que pertenecían a cada una de las etnias para evitar conflictos y aclarar el territorio y los tributos de las encomiendas.  Se explica que en ese momento la frontera (y los mojones que las separaban) entre ambas etnias estaba localizado desde hacía muchos años sobre el Camino Real en un sitio llamado Xeococó o Silosuihuil “mucho antes que estas tierras fueran conquistadas por los españoles”, aunque no dice en qué lugar estaban localizados los mojones es posible que estuvieran hacia el sur del sitio.  Este lugar era considerado el lindero de los Kaqchikel y para ello se utilizó el ejemplo que para la revuelta de los Kaqchikel contra los españoles en 1524, los señores Sinacán y Sequechul hasta allí enviaron sus tropas, y “porque hasta allí tenían terminó los señores de Escuintepec y de Tecpán Guatemala”.

En otro documento localizado en el Archivo General de Centroamérica (AGCA A1.24 leg. 1574 exp. 10221) refuerza la hipótesis que cerca de San Pedro quedaba la frontera entra ambas etnias, ya que el siguiente pueblo en esa ruta (Magdalena Malacatepeque) localizado a una legua de distancia, era un pueblo Pipil.  Lo que refuerza, la hipótesis que el Barranca Honda pudo haber sido una frontera natural.  Los Kaqchikel tenían cuatro gobernantes, pero sólo dos ellos (Sinacán y Sequechul) ejercían el verdadero poder.  Según Polo Cifuentes (2009:128) era el Ahpozotzil o gobernante principal de los Kaqchikel desde 1521, cuyo verdadero nombre en Kaqchikel era Cahí Imox y fue conocido por los cronistas españoles como Sinacán o Zinacán.  Apoyó a los españoles en la conquista de Utatlan y a someter a la población K´iche´ y a la conquista de la Costa Sur (incluyendo a Panacatán o Escuintepeque) y Cuscatlán, por lo que es posible que Alvarado haya utilizado esta ruta para esas conquistas.  Este fue el camino que amplió para el paso de carros (carretera) para transportar el material y el equipo que necesitó en Iztapa para la construcción de las naves que utilizó en su aventura en el Perú.  Cuando Pedro de Alvarado regresó a Iximche ante sus desmedidas exigencias de metales preciosos y abusos a la población, organizó la sublevación de su pueblo entre de Agosto de 1524 hasta mayo de 1530 y otra que finalizó en 1525, año en que fue atrapado y posteriormente ahorcado en 1540.

No se conoce la fecha de la fundación del pueblo colonial, pero por su estratégica posición, debió de ser fundado poco después de la conquista. En 1539  “….por la parte de la costa salía (un franciscano) a recoger indios por los montes, de que pobló Alotenango en el primer sitio que tuvo y el de San Pedro Xeoh (¿San Pedro Aguacatepeque? ya que según el Título de Alotenango a esa región en la época prehispánica se le llamaba Xecocó; Recinos 2001: XV) en su antiguo suelo … ya que los pueblos de (menciona a varios) Alotenango y sus anexos… eran cacaotales de los señores de Tecpán-Goathemala (Iximche) y Tecpanatitlán (Sololá)”.

COLONIAL

Durante la colonia, la región de Alotenango fue una división político-administrativa que perteneció a la Alcaldía Mayor de Escuintla y Guanagazapa, que estaba en la Provincia de Guatemala que formó parte de la Audiencia de Guatemala.  La división territorial menor era la cabecera, la que, de acuerdo a su importancia, podía tener dentro de su jurisdicción una serie de otros pueblos más pequeños o estancias que dependían de ella, en este caso, Alotenango, quien tenía adscritos los pueblos de San Pedro Aguacatepeque, Chagüite, San Diego y algunas milperías.

De acuerdo a Gibson (1989: 36-37,58) en Castilla, una cabecera era la capital secular o eclesiástica de un distrito.  Ésta podía ser cabeza de un distrito que incluyera una o más villas, y una villa podía ser la cabeza de un distrito que incluyera cierto número de pueblos, aldeas o lugares.  En México, los españoles clasificaron como cabeceras los lugares en donde las principales comunidades estaban tradicionalmente gobernadas por jefes indígenas o calpulli (a estos jefes a veces se le llamaban calpules en los documentos coloniales).  Las subdivisiones de pueblos indígenas se llamaron barrios, si eran partes relacionadas de sus cabeceras, y estancias si estaban situadas a corta distancia.  La palabra “estancia” se originó en las Antillas, y se aplicaba a cualquier conglomerado de viviendas indígenas.  Gibson señala que la distribución de las cabeceras y estancias era irregular desde la época prehispánica, ya que las líneas de jurisdicción se entrelazaban y cruzaban en distintas direcciones, y que las cabeceras recaudaban tributo y mano de obra de las estancias.  Es posible que para la región de Alotenango se puedan hacer inferencias similares.

La división administrativa eclesiástica era muy similar a la anterior.  La demarcación territorial mayor era una diócesis (García Añoveros 1993: 159-165) y las menores en que ésta se dividía eran los curatos, al frente de la cual había un sacerdote o cura párroco, bajo cuya jurisdicción espiritual quedaban los feligreses.  Las parroquias de indios recibían el nombre de doctrinas.  El doctrinero era el único español al que le estaba permitido vivir de forma permanente entre los indios.  Este tenía gran prestigio, ya que no sólo representaba a la iglesia, sino también a la corona y sus intervenciones eran decisivas.  El curato franciscano de Alotenango perteneció a la diócesis de Guatemala.

La cabecera era el lugar en el que vivían permanentemente sacerdotes o religiosos y en el que hacían enseñanza doctrinaria; la mayoría de las doctrinas estaban en manos de religiosos.  Cuando comenzó la evangelización, congregaron a los indios en reducciones, llamados entonces poblados o misiones; cuando ya se consideraba reafirmada la fe de los indígenas a estos se les denominó doctrina.

DEMOGRAFÍA

La estimación demográfica de la región es muy compleja, ya que no se tienen datos suficientes y los que existen son poco confiables o reflejan el interés particular que se tenía en el momento del recuento de la población.  Es difícil establecer el cambio demográfico de un pueblo tan pequeño y aislado como San Pedro Aguacatepeque ya que existen pocos registros de ello.  Para establecer algún tipo de estadística solamente se han localizado algunas fuentes.

No existe información al respecto sobre el periodo prehispánico y sólo hay referencia de algunos lugares que estaban habitados.  Desde el momento de la conquista, la población indígena fue atacada por enfermedades nuevas traídas por los europeos para las cuales no tenía defensas inmunológicas.  Aún antes de la conquista, en 1519, los Kaqchikel de Iximche fueron atacados por una pandemia.  Es posible que la región de Alotenango también haya sido afectada a causa de los nexos étnicos de algunos de sus pueblos y la cercanía geográfica.  La crisis demográfica fue más severa el Siglo XVI y el descenso máximo de población se dio hasta principios del siguiente siglo.  Para analizar los niveles poblacionales de San Pedro Aguacatepeque se utilizaron datos que fueron localizados en fuentes de primera mano, tales como documentos de los archivos y crónicas coloniales.  En ellos se encontraron distintos tipos de recuento de población, tales como:

Los Padrones o tasaciones eran documentos en los que se asentaba el conteo de los habitantes y que se hacían con el fin de poder calcular el tipo y la cantidad de tributo que se debía asignar a cada población.  A cada cabeza de familia se le asignaba como tributario.  No todas las personas eran tributarias, ya que no llenaban los requisitos, dado su estado de viudez, edad o estado civil.  A veces el tributo, que generalmente era en especie, se podía pagar en efectivo.

No siempre eran correctos los padrones porque, a veces, eran sólo estimaciones que se inflaban para extraer un mayor tributo, o no se hacían con la frecuencia necesaria para reflejar la disminución de la población, situación particularmente importante en esta región hacía finales del Siglo XVII y principios del siguiente.  Para hacer el cálculo demográfico de cuántas personas estaban representadas por un tributario, Arias de Blois (1993:318) le asignó a cada uno de ellos una proporción de 5:1.  Este factor se utilizó para poder comparar un año con otro, a sabiendas de que el número de miembros de una familia varía, ya que tienen más hijos cuando hay prosperidad, y menos en años difíciles y de pobreza.

Las iglesias contaban a sus miembros como feligreses, como almas de confesión o simplemente de confesión.  A este cómputo no se puede asignar un factor de conversión similar al anterior, ya que la designación de dichos estados no se efectuaba por la edad o el estado civil de cada uno de los fieles.  Otra forma de contar a la población era por medio de los registros de nacimientos, bautizos casamientos, muertes, etc., que se anotaban en los libros parroquiales. Cálculos empíricos fueron los hechos por viajeros o representantes de la corona que hacían una simple estimación sin haber hecho ningún recuento formal.

Genoveva Enríquez Macías (1989: 121-128 y 145) encontró un documento en el Archivo General de Indias (AGI Guatemala 16) de 1684 en el que aparecen los 825 pueblos que existían en todo el territorio de la Audiencia de Guatemala.  De él se extrajo la información sobre los pueblos de la región, que sirve para tener una idea de la importancia y tamaño relativo de cada uno de ellos en ese año.  Este documento no es un censo, ni especifica el número de habitantes; lo que recaba es la cantidad de dinero de un nuevo impuesto que debía pagar cada uno de acuerdo al número de tributarios que tenía.  Se puede averiguar el número habitantes que tenía cada uno de ellos porque las autoridades establecieron que por cada 20 habitantes debían de pagar un tostón y cuatro maravedíes (140 maravedíes).  El número de tributarios resultante se multiplicó por 5.  Los pueblos que eran guardianía no tienen anotados sus pueblos adscritos.  La trascendencia de este documento radica en que en él aparecen las estimaciones de las poblaciones de los diferentes pueblos en un mismo año y, por lo tanto, se pueden comparar los diferentes niveles demográficos y la importancia regional de cada uno de ellos.  En el caso de San Pedro Aguacatepeque se le asignó una tasación de 4 tostones y 2 reales, lo que equivale a 612 maravedíes.  Por lo tanto, si por cada 20 tributarios se pagaban 140 maravedíes, eso equivale a 87.4 tributarios por cinco el pueblo debió tener una población de unos 437.

En una elaborada en 1686 en la que las autoridades hicieron un registro de vecinos y tributarios de las ciudades y pueblos de la Provincia de la Audiencia de Guatemala (AGI Guatemala 815).  En ella dice literalmente que: “…el pueblo de San Pedro Aguacatepeque tiene 160 personas entre hombres y mujeres con los reservados viejos y 5 viudas y esto es fuera de las criaturas y muchachos (no dice cuántos de cada uno), no hay otra vecindad española.”  Aunque no lo diga, es probable que sean indios ya que no menciona a mestizos o negros (AGI Contaduría 815, Año 1686 Guatemala). Por otro lado, en aproximadamente la misma época, Vázquez (1937 (IV): 57) dice que en el pueblo de San Pedro habían 193 personas de confesión.

Según Cortez y Larraz el año de 1768 en la parroquia de Alotenango (al cual pertenecía San Pedro Aguacatepeque) tenía unas 1,022 personas, distribuidas así: Alotenango 629, San Diego 82, Chagüite 189 y San Pedro Aguacatepeque con 122 personas.  Explica que de las 1,022 personas eran muy pocos los ladinos, siendo el resto indígenas de habla Kaqchikel.  La gente “era muy pobre y producen maíces y trapiche (caña de azúcar) y sólo tienen un mal jacal, tortillas, frijoles y chiles para comer y un mal vestido…hay alguna desnudez.  Todo el suelo son arenas negras y quemadas que ha arrojado el volcán (de Fuego) y son muchos los temblores que botaron la iglesia… y las casas de los indios.  Hay muchos muertos por violencia ya que se hallaron cuatro o cinco muertos por violencia…”, y sigue describiendo la pobreza, embriaguez y otros males que afectan a la población de indios.

Las razones de la despoblación pueden ser varias (enfermedades, abandono o huida del lugar, etc.).  Como se puede apreciar, con el paso de los años fue disminuyendo la población.  Esto era un verdadero problema para los sobrevivientes, ya que el tributo era fijo y se dividía entre los tributarios y, siendo menos, debían de pagar más.  Por ejemplo, de acuerdo al Capitán Joseph Aguilar Rebolledo administrador de las encomiendas de la duquesa de Alba, entre 1681 y 1686 la población en Malacatepeque y Aguacatepeque decreció tanto que el primer pueblo ya no pago sus tributos y en Aguacatepeque decreció el ingreso de tributos.  Según Fuentes y Guzmán por no pagar el tributo los indios principales fueron llevados a la cárcel hasta que se pagara el déficit.  El problema se debió a una fuerte epidemia posiblemente de matlazahuatl (fiebres muy altas posiblemente causadas por un virus) y una plaga de langostas que por dos años consumió las cosechas y debilitó a la población.  Ante el problema de despoblación y que se mantuviera el mismo nivel de tasación muchos indios huyeron de sus pueblos (Simpson 1959: 398-401).

DESAPARICIÓN O EXTINCIÓN DEL PUEBLO

No se sabe ni cuando se fundó el asentamiento prehispánico ni tampoco se sabe exactamente cuando desapareció el pueblo colonial, pero debió de ser un proceso gradual; esto quedó bien ilustrado al observar como la población fue disminuyendo a través de los años:  Información recopilada en la escasa información que proporcionaron los diferentes censos arriba descritos.

Lo que sí se sabe es que el pueblo colonial se fundó en, o cerca, a un asentamiento prehispánico.  Por otro lado, si Cortez y Larraz describió el pueblo en 1768, eso quiere decir que por lo menos sobrevivió hasta los terremotos de Santa Marta de 1773.  A su vez, cuando John Stephens describió su viaje de La Antigua Guatemala a Escuintla en 1838 en el que transitó por el antiguo Camino Real a las faldas del volcán de fuego, sólo describió el abandono y mal estado de esa vía, pero ningún asentamiento humano.  Por lo tanto, ya para entonces San Pedro Aguacatepeque estaba extinto.  Por lo que se puede deducir que debió de desaparecer entre finales del Siglo XVIII a principios del XIX.

CONCLUSIONES

Con todo lo anterior queda comprobado que históricamente el pueblo de San Pedro si existió, que fue asentado sobre el mismo sitio que ocupó en la época prehispánica y que desapareció antes de la cuarta década del Siglo XIX. Por su misma localización tuvo una gran importancia para el control del comercio y fue un sitio fronterizo entre dos etnias la Kaqchikel y la Pipil quienes mantenían una constante pugna por expansión territorial, de comercio, agricultura, etc.  Es posible, y probablemente será comprobado con futuras excavaciones arqueológicas, que fue asentado desde el Preclásico.  Comprobar esto último será fundamental para comprender las razones de su acertamiento y su posterior desaparición.

Al transitar los caminos prehispánicos se descubre que su trazo era lógico y por ello fueron utilizados por tantos Siglos.  Generalmente tienen: pendientes suaves a donde es posible, están localizados donde el paso de los ríos son más estrechos, y los asentamientos humanos se localizaban en lugares estratégicos, tanto para su defensa como para el aprovechamiento de los recursos naturales. De acuerdo a lo extenso del sitio, es posible que su nivel demográfico prehispánico pudiera haber sido relativamente extenso.  Esto, y todo lo anterior, explican porque los españoles decidieron fundar un pueblo en el mismo sitio del asentamiento prehispánico.

Pero, con la evolución de la Colonia, las circunstancias cambiaron.  Con la introducción de nuevos sistemas culturales, religiosos, económicos, tecnológicos, etc.  Con el control político que la Corona estableció, se redujo el valor estratégico del lugar ya que dejó de ser un sitio fronterizo que representaba los intereses de los Kaqchikel (y su capital Iximche) en constante conflicto con los Pipil.

Además, para comprender porque desapareció hay que considerar otros factores.  La organización política, religiosa colonial y reparto de encomiendas local hicieron que dependiera de lugares más cercanos como Alotenango y Escuintla, en vez de depender de los tradicionales linajes Kaqchikel en Iximche.  El hecho que el pueblo fuera encomendado a un señor, o familia noble de los más altos estratos de elites (Grandes de España) debió ser un factor importante, porque es posible que estos señores poderosos posiblemente propietarios de mucho más territorios, tanto en España como en Indias, ni supiera adonde quedaba en qué condiciones estaba ya que lo único que les interesaba de sitios como estos era el ingreso del tributo.

La densidad demográfica colonial fue en constante declive.  Las razones de ello son similares a la de otros pueblos que desaparecieron durante el Siglo XVIII en la cercana región de Cotzumalguapa.  Contribuyeron las enfermedades, la caída de los precios del cacao y la mala situación económica en el Siglo XVIII y XIX, el mal clima y las malas cosechas, invasión de plagas, abuso en el cobro del tributo y gastos en rituales (cofradías y festividades religiosas que para San Pedro Aguacatepeque no se han comprobado aún, pero debieron tener un proceso similar al de los otros pueblos coloniales).

La evidencia indica, y es el criterio de quién escribe, que la razón principal por la que desapareció este pueblo fue la pérdida de la posición estratégica que ocupaba en el época prehispánica con la introducción de las nuevas instituciones coloniales.  Esa pérdida de importancia, aunada a la serie de problemas que aquejaban a todos los demás pueblos, hicieron que la desaparición de este pueblo fuera eminente, y sólo cuestión de tiempo, a partir de la misma conquista.  Otros pueblos coloniales desaparecidos pasaron por el mismo proceso.

REFERENCIAS

Arias de Blois, Jorge

1993        Evolución Demográfica hasta 1700, en: Historia General de Guatemala, Tomo 2, páginas 313-326.  Guatemala: Fundación para la Cultura y Desarrollo.

Cortez y Larras, Pedro,

1958        Descripción geográfico-moral de la Diócesis de Guatemala.  Biblioteca Guatemala, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, volumen XX.  Guatemala

Diccionario Geográfico de Guatemala.  Guatemala: Instituto Geográfico Nacional.

1978

Enríquez Macías, Genoveva

1989         Nuevos documentos para la demografía histórica de la Audiencia de Guatemala a finales del Siglo XVII”, en: Mesoamérica, año 10, junio, Cuaderno # 17, Págs. 121-183.  Cirma, Guatemala.

Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio de

1933        Recordación Florida, Biblioteca Goathtemala, Tomos I al III.  Sociedad de Geografía e Historia.

García Añoveros, Jesús María

1993         “La Iglesia en Guatemala”, en: Historia General de Guatemala, Tomo 2, páginas 155-184.  Guatemala: Fundación para la Cultura y Desarrollo.

Gibson, Charles

1989        Los Aztecas bajo el dominio español 1519-1810.  México: Siglo Veintiuno.

Polo Cifuentes, Francis,

2009        “Introducción del Título de Alotenango” en: Crónicas Mesoamericanas, Universidad Mesoamericana, Guatemala.

Recinos, Adrián

2001        Crónicas Indígenas de Guatemala, Academia de Geografía e Historia de Guatemala, Publicación Especial 38.

Simpson, Lesley B.

1959        Seventeenth Century Encomienda:  Chimaltenango, The Americas V. 15, Number 4 (1959) pp. 393-402, Academy of Franciscan History.  En: http://www.jestor.org/stable/978868

Stephens, John L.

1969         Incidents of travel in Central America, Chiapas and Yucatan.  Volume I, New York: Dover Publications.

“Título de Alotenango” en: Crónicas Mesoamericanas, Universidad Mesoamericana, Guatemala.  2009.

Van Akkeren, Ruud,

2007        La visión indígena de la conquista, Serviprensa

Vázquez, Francisco

1937        Crónica de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala”, Biblioteca Goathemala de la Sociedad de Geografía e Historias.  XIV, 1937.

NOTA DE EDICIÓN:  El autor NO entregó las referencias en el formato solicitado.  Se editó en lo posible.

Figura 1.  Fuentes y Guzmán: dibujo del valle de Santiago y sus pueblos periféricos (1993: TII, p. 75).  En la parte superior el Mar del  Sur (Océano Pacífico).  Abajo Santiago, más arriba Alotenango y un poco más arriba (al costado izquierdo del Volcán de  Fuego y San Pedro Aguacatepeque. Hacia el sur Escuintla hacia y hacia el poniente los pueblos que estaban en las faldas del volcán y después la región de Santa Lucía Cotzumalguapa.

Figura 2.  Caminos  entre Alotenango y Escuintla en 1837 (AGCA B95.1 leg 1398)

Figura 3. Mapa de posibles rutas prehispánicas y coloniales que comunicaban a San Pedro Aguacatepeque con la Costa Sur y los pueblos en los alrededores del volcán de Aguas y de Fuego.

 

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