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034 Estudios de patrón de asentamiento en Dzibilchaltun en las últimas dos décadas – Rubén Maldonado Cárdenas, Ángel Góngora Salas, Susana Echeverría Castillo – Simposio 25, Año 2011

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Maldonado Cárdenas, Rubén, Ángel Góngora Salas y Susana Echeverría Castillo

2012        Estudios de patrón de asentamiento en Dzibilchaltun en las últimas dos décadas. En XXV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2011 (editado por B. Arroyo, L. Paiz, y H. Mejía), pp. 401-413. Ministerio de Cultura y Deportes, Instituto de Antropología e Historia y Asociación Tikal, Guatemala (versión digital).

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ESTUDIOS DE PATRÓN DE ASENTAMIENTO EN DZIBILCHALTUN EN LAS ÚLTIMAS DOS DÉCADAS

Rubén Maldonado Cárdenas

Ángel Góngora Salas

Susana Echeverría Castillo 

PALABRAS CLAVE

Tierras Bajas Mayas del Norte,  Yucatán, Dzibilchaltun, patrón de asentamiento, rescate arqueológico

ABSTRACT

Since 1970, there has been some idea as to the extent of ancient settlement at Dzibilchaltún, an important Late Classic Maya capital in the Tijó region. The mapped area was believed to be 19 km², and on the map the settlement appears as a large rectangle extending from east to west. This work will present the changes that have been generated to this early map, beginning with studies done at the site since 1993, including various archaeological salvage projects at this Prehispanic city. Explorations in the site’s center revealed in detail the shapes of monumental constructions, which modified the conception of the first map, while salvage work done in the formerly unknown southern and northern sectors helped to complete the new map.In the last twenty years, up to the present day, one can distinguish changes in the way settlement patterns of this ancient metropolis were perceived, and above all require us to revisit old questions as to the expanse of this city; the size of the site may seem to be exaggerated given the earlier map, but today’s map is probably closer to past reality.

INTRODUCCIÓN

Dzibilchaltun en la cúspide de su auge fue una de las cabeceras regionales más importantes del área norte de Yucatán, su nombre original parece haber sido Ch’iy chan ti ho’ forma de identificación reciente de su glifo emblema (Maldonado et al. 2002:79), registrado en al menos cuatro textos hasta el presente. Desde 1993 y 1994, y de 1998 a 2008 se han realizado trabajos de investigación, liberación y restauración en la zona nuclear, así como de prospección arqueológica en las áreas aledañas, hacia los cuatro puntos cardinales del asentamiento, abarcando más de 800 hectáreas, además de las 1,900 h mapeadas en los años de 1962-1963 por el equipo de campo de Tulane. Sin embargo, también se han recorrido zonas en donde antes ya se habían registrado estructuras, lo cual también ha proyectado una visión del deterioro y saqueo que han sufrido los monumentos a partir de entonces. En la mayoría de los casos, una vez terminada la prospección se ha continuado con las labores de rescate o de salvamento arqueológico, cuyos resultados de campo aunados con el análisis de los materiales arqueológicos recuperados, son la base informativa que sustenta al presente trabajo.

Al interior de la antigua mancha urbana de Dzibilchaltun, se registró como un sitio independiente a un conjunto de vestigios prehispánicos contiguos a un rancho fomentado en el siglo pasado. El grupo localizado al norte fue catalogado con el número 39 de rango IV integrado en la hoja 16Q-d (4) del Atlas Arqueológico de Yucatán de 1980. Del mismo modo, hacia el sur y cercano a la comunidad actual de Temozón Norte, otro grupo fue catalogado con el número 51 de rango IV en la misma hoja.

La cercanía de estos dos asentamientos y otros más registrados en relación con el centro de la ciudad prehispánica, de unos 3 km aproximadamente. Fue suficiente para considerar que formaron parte de la misma mancha urbana, sobre todo durante el Clásico Tardío/Terminal, que es cuando parece presentarse el periodo de máximo desarrollo en dicha ciudad. Los trabajos de salvamento de los alrededores del núcleo central de Dzibilchaltun están favoreciendo a vislumbrar mejor este aspecto. Si se recorre del núcleo arqueológico hacia cualquier dirección, se puede notar una fuerte presencia de construcciones, que en varios casos forman pequeñas plazas que incluían cuartos abovedados y plataformas piramidales con templos encima.

Estas plazuelas se encuentran bastante desarrolladas en todos los sectores de la ciudad y están separadas unas de otras por alrededor de 500 m, poco más o menos; y el espacio entre éstas lo ocupan unidades domésticas compuestas de patios y plataformas con cuartos de materiales perecederos, o bien, estructuras aparentemente individuales o más dispersas, así como algunos espacios aparentemente vacíos. Cada grupo o plazuela principal indica de nuevo una concentración fuerte de construcciones en su alrededor, lo que sugiere que ciertos sectores de la ciudad se desarrollaron más que otros.

EL REGISTRO DE LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS

Después de los trabajos de registro y salvamento en los alrededores de la ciudad Maya, se obtuvieron aproximadamente 3000 estructuras, entre las que se incluyen, según la clasificación que se utiliza para éstas, un 50% de montículos, un 30% de plataformas, y el resto se refiere a cimientos y alineaciones (clasificación general que ha sido utilizada en trabajos similares en los alrededores de Dzibilchaltun). En general, las estructuras estaban afectadas en menor o mayor grado por los saqueos y el retiro de piedras para ser usadas como material de construcción.

Como se puede ver, la mayoría de los vestigios corresponde a lo que se clasificó como montículos, o bien como estructuras no especificadas. Esto corresponde a aquellos rasgos no bien definidos debido al saqueo, lo que en ocasiones dificultó el reconocimiento de su carácter prehispánico, de casas coloniales o de periodos posteriores (aunque en estos casos el margen de error fue bajo). En este orden se incluyeron también las estructuras menores o montículos “chich” o de piedrecillas y las que no quedaban clasificadas en las otras categorías. Uno de los aspectos que se tomaron en cuenta para nombrar estas construcciones como prehispánicas, fue su relación con aquellas estructuras bien definidas como tales, y su asociación de conjunto. En cuanto a los cimientos, éstos se refieren a restos de casas de materiales perecederos, ya sea de forma elipsoidal, circular o rectangular, que pueden encontrarse sobre pequeñas bases, plataformas o sobre el terreno natural. Las plataformas encontradas se clasificaron por su forma en rectangulares, cuadradas y de forma poligonal. Varias de esas plataformas sostienen cimientos de casas de materiales perecederos, algunos ejemplos con dos o más construcciones superiores y con una o varias piedras de moler asociadas, de los cuales se han contabilizado un total de 500 en las áreas recién trabajadas. Por lo general las plataformas ocuparon altillos naturales, lo que facilitó su edificación como tales. Las alineaciones de piedras, al parecer no formaron parte de plataformas, es probable que estuvieran delimitando áreas, que hayan sido orillas de andadores o de pequeños caminos, ya sea durante la etapa prehispánica o en otra época posterior. Además de las diferentes clases de estructuras, también se registraron pozos de los cuales aproximadamente el 30% presentaron evidencia de brocal y algunos todavía con presencia de agua, asociados a los grupos de estructuras, lo cual indicó su utilización en las etapas de ocupación de dichos grupos, para el abastecimiento de agua potable. Otras fuentes fueron identificadas como los cinco cenotes que se encuentran ubicados dentro de la mancha urbana, además del cenote Xlacah. Otros vestigios como sascaberas y pequeñas cuevas, donde seguramente los constructores del área se proveyeron de piedra y sascab.

En lo que se refiere a las estructuras especiales, fuera de las ya nombradas, se han encontrado construcciones piramidales de hasta 6 m de altura que seguramente fungían como templos de los conjuntos más desarrollados en el área. Se ha registrado un temazcal circular también formando parte de un grupo principal, además de varias estructuras monumentales, pero no tan grandes, en comparación con las del núcleo del sitio.

PATRÓN DE ASENTAMIENTO

Si se analizan los planos del sitio junto con los estudios realizados hasta ahora, partiendo del centro de la ciudad, desde cualesquiera de sus tres plazas principales (Plaza Central, Plaza Sur y Plaza Suroeste) (Figura 1), se puede notar una distribución continua de construcciones en todas direcciones, enmarcadas por los sacbe’ob que se dirigen hacia los cuatro puntos cardinales. Entre esas construcciones sobresalen, también de manera regular, grupos de estructuras que conformaron pequeñas plazas, rodeadas de viviendas y de vez en cuando, alguna estructura piramidal utilizada posiblemente como templo, junto con otras de carácter público-ceremonial, que por su altura y volumen debieron ser importantes. Entre estos grupos también se pueden ver muchas construcciones de menor tamaño, pero que en ocasiones incluyen grandes plataformas o nivelaciones que soportaron alguna vez viviendas elaboradas con materiales perecederos (Figura 2).

A pesar de la continuidad del asentamiento que muestra la ciudad, los grupos con plazuelas al parecer funcionaron como focos de concentración de estructuras, lo que lleva a pensar que en un enorme asentamiento, llegó a ser necesaria la desconcentración de bienes y servicios conforme creció y se extendió. Es entonces cuando se inició la construcción de pequeñas plazas fuera del núcleo del sitio. Hay que agregar que varios de ellos, se encuentran relacionados con importantes fuentes de agua. Los conjuntos, aunque monumentales, no superaron la magnitud de las tres plazas principales de la ciudad. Suelen hallarse tanto próximos a éstas últimas, como también a más de 3 km a partir del centro. En el lado norte se han logrado ubicar al menos seis de esas agrupaciones, algunas con plazas grandes, incluyendo construcciones piramidales, cuartos con bóveda y en un caso, un temazcal; puede decirse entonces que en general, se les encuentra en toda el área del asentamiento (Figuras 3 y 4). Tres de los conjuntos grandes de este sector se desarrollaron en torno a cenotes (Figuras 4 y 5), lo cual podría indicar también que se trató de los más antiguos; pero otros crecieron obteniendo agua de uno o más pozos artificiales. En general, los pozos abundan tanto en los conjuntos grandes como en los pequeños, en el centro de la ciudad y en la periferia, ya que el nivel freático no es profundo y los antiguos pobladores aprovecharon muchas veces las oquedades naturales para llegar al primer manto freático. Dos de las concentraciones de vestigios más importantes, al oeste y al sur se dieron en torno a cenotes, pero, como en los casos anteriores, también se utilizaron pozos artificiales.

Otro indicador útil en el estudio de la extensión de Dzibilchaltun, es su relación con los que se han considerado como asentamientos en los alrededores. Se han identificado los sitios próximos, que al parecer no formaron parte de la ciudad, pero que debieron estar fuertemente influidos por la misma, debido a su cercanía. Esto sirvió para establecer de manera preliminar los límites relativos de la ciudad y empezar así a comprender su extensión originalmente calculada en 19 km2.

Al principio de los trabajos de salvamento, se creía que los 3 km que separaban al centro de la ciudad de los grupos desarrollados tanto al norte como al sur estaban demasiado distantes para ser parte de ella; además, había la posibilidad de que se tratara de pequeñas poblaciones cercanas a Dzibilchaltun. Otro factor negativo, es que en toda el área se podía notar que los vestigios estaban alterados a causa del saqueo sistemático de la piedra, llevado a cabo en el pasado por los volqueteros. En consecuencia las evidencias arquitectónicas visibles no parecían ayudar mucho a establecer comparaciones. Algunos grupos de esas estructuras parecían conformar pequeñas plazas, como indicadores de cierta independencia con respecto al sitio mayor. Pero al avanzar las exploraciones y el registro, se notó la continuidad del asentamiento, lo que daba lugar a considerar de nuevo que en realidad se trataba de la misma prolongación de Dzibilchaltun.

LA SECUENCIA GENERAL DEL ÁREA DE DZIBILCHALTUN

A partir de 1993 se iniciaron las labores del proyecto Dzibilchaltun del INAH en la Plaza Central y en algunos de los edificios del núcleo principal (Maldonado 1998). En 1994 prácticamente se había recuperado la mayor parte de dicha plaza y el sacbe 1 que unía la zona central con la del Templo de las Siete Muñecas. Los materiales culturales obtenidos confirmaron el apogeo de la zona central para el Clásico Tardío y Terminal, además se obtuvieron las primeras evidencias de una etapa temprana en las sub-estructuras de los edificios, así como la presencia de materiales exóticos de comercio, como la obsidiana de Guatemala, la cerámica y las conchas marinas.

En 1998 en uno de los edificios de la gran Plaza Central se encontró el entierro del gobernante Kalom ‘Uk’Uh Chan Chak, acompañado de la mejor de todas las ofrendas de los entierros encontrados antes en el sitio. Se trataba pues, de un gobernante acompañado de vasijas de cerámica de producción local y del área del Usumacinta, lo que reforzó la evidencia del intercambio comercial a larga distancia. Dentro de la vasija que contenía una parte de los huesos cremados del personaje, se recuperó un hueso de Yuk (venado local) con el nombre escrito de éste y el de la ciudad Ch’iy chan ti ho’ que gobernó (Maldonado et al. 2002:79).  Ese mismo año se inició también la investigación y recuperación de la Plaza Sur, lo que arrojaría nuevas e interesantes evidencias para las etapas tempranas y tardías del sitio. Además de las investigaciones del proyecto Dzibilchaltun, a partir de 2003, cuando se iniciaron los trabajos de prospección, rescate y salvamentos arqueológicos en diversas zonas que circundan al núcleo principal de la ciudad, se han conformado substanciales colecciones de muestras cerámicas, que por sus características físicas y el contexto de procedencia en los grupos arquitectónicos; han sustentado que el área de influencia de Dzibilchaltun se extendió más allá de lo que las primeras investigaciones sugirieron, por el grupo de investigadores de George Stuart (et al. 1979).

Por lo tanto, la observación y comparación de las colecciones cerámicas de cada grupo, con la secuencia cerámica establecida por Willy Andrews IV y Willy Andrews V en la publicación de 1980 para Dzibilchaltun, ha permitido conformar un acervo voluminoso como para poder diferenciar y caracterizar la producción cerámica del área, de cada uno de los periodos de ocupación, de su relación con el asentamiento principal y, con un enfoque más amplio, de las redes de intercambio cultural.El esquema cerámico del área contribuye a un conocimiento más específico del patrón de asentamiento y de su crecimiento a través del tiempo, tomando como base la cronología relativa establecida para cada grupo arquitectónico. Lo cual se expone como una síntesis por periodo cultural que permita esquematizar mejor la visión general de la secuencia de ocupación de Dzibilchaltun y sus alrededores.

EL PERIODO PRECLÁSICO (1000/700 AC-250/300 DC)

Una importante discusión de trabajo surgió entre 1999 y 2000 en el proyecto Dzibilchaltun, sobre la presencia de un periodo Preclásico Medio en el núcleo central, principalmente en las áreas entonces investigadas que incluían algunas estructuras de los alrededores del cenote Xlacah y de la Plaza principal.  De esto, se resolvió que la mayoría del material Preclásico (Figura 7a y b), procedía de contextos, en donde la secuencia reflejaba cerámica tanto del complejo Nabanche Temprano como del Nabanche Tardío de Komchen, sitio considerado uno de los más importantes asentamientos del Preclásico en el centro norte de la Península (su secuencia cerámica ha funcionado como un parámetro para muchas clasificaciones cerámicas posteriores), por lo que no se podían diferenciar contextos exclusivos del Preclásico Medio (Nabanche Temprano). Finalmente se concluyó que el asentamiento preclásico en Dzibilchaltun correspondía a la fase tardía (Figura 7b) comprendida entre el 300 AC y el 250 DC (Maldonado et al. 1999) y se respetó el nombre de Xculul (Andrews 1988), denominado por Andrews IV para un grupo arquitectónico y a una etapa de ocupación, entre el Preclásico Tardío y el Clásico Temprano, esta secuencia se asoció a un grupo de sub-estructuras construidas en los alrededores del cenote Xlacah (Maldonado et al. 1999; Maldonado 2000), que soportaron construcciones de material perecedero.

Durante los trabajos de Salvamento en el proyecto Quintas del Mayab (Figura 7a), se recuperó una muestra representativa de cerámica y otros materiales como lítica y concha de la exploración de una serie de construcciones, muchas de las cuales constituyeron grandes plataformas que circundaban patios, con construcciones superiores cuyos cimientos sirvieron de base para levantar habitaciones de material perecedero, así como estructuras con muros de mampostería. También se registraron en los alrededores otras construcciones más sencillas asociadas a pozos para la captación de agua (Echeverría et al. 2003; Maldonado y Echeverría 2004).

El asentamiento fue próspero y en constante cambio, la cerámica reflejó que una importante ocupación se llevó a cabo durante el periodo Preclásico Medio y Tardío. Ahora se sabe de la existencia de otros sitios complejos para el 1000 AC como el sitio Serapio Rendón localizado al sur de la ciudad de Mérida, cuya fecha de C14 estuvo asociada a cerámica similar del complejo Nabanche de Komchen (Hernández y Ceballos 2006). El área al norte y noroeste de Mérida se percibió ocupada principalmente por pequeños asentamientos que se extendieron sobre la planicie conformando pequeños grupos ubicados entre Komchen y Dzibilchaltun. En Quintas del Mayab y en el Country Club se registraron construcciones formales con plataformas basales, pisos y muros estucados, construcciones de mampostería, con tradiciones que según la secuencia cerámica estuvieron ligados al auge cultural que experimentó Komchen. Las construcciones complejas exhibieron en su secuencia constructiva, por lo menos una primera etapa del Preclásico Medio, o bien, estructuras en las que las colecciones recuperadas sólo corresponden a dicho periodo (Maldonado et al. 2008).

Estos grupos humanos se mantuvieron en sus lugares y llegaron a ser contemporáneos de Dzibilchaltun hacia el final del periodo Preclásico, para posteriormente, abandonar las áreas construidas y tal vez para emigrar hacia otros lugares con más recursos para la subsistencia, como podría haber sido la presencia segura del agua en el cenote Xlacah (Maldonado y Echeverría 2004).  Para la fase tardía del periodo Preclásico se tiene la mejor evidencia de una alta concentración de áreas habitadas en los alrededores del núcleo principal, como se ha visto en algunas construcciones de 88 hectáreas, el Mameyal o en Chicxulub tablaje 1669 (Góngora et al. 2009a) o bien en los sitios del tramo Conkal y Chicxulub (Góngora et al. 2009b), además de construir plataformas complejas, distribuir construcciones y extender los asentamientos con sus respectivas áreas de actividad, se produjeron utensilios con altas técnicas de especialización, decorando cuencos, ollas (Figura 7b), tecomates; con un control especializado en la técnica de decoración antes y después de la cocción de las vasijas.

El apogeo durante este periodo no sólo se dio hacia esas zonas habitadas, sino también fue notorio en el sitio Temozón Norte o 51 del Atlas Arqueológico, donde incluso algunas estructuras localizadas en el área intermedia entre éste y Dzibilchaltun, fueron edificadas y habitadas para el Preclásico Tardío y luego abandonadas para volverse a ocupar después de tres o cuatro siglos o nunca más (Maldonado et al. 2004; Maldonado, Echeverría y Paz 2006a; Echeverría, Paz y Maldonado 2007).

EL PERIODO CLÁSICO TEMPRANO (250/300-550/600 DC)

En el núcleo principal de Dzibilchaltun, la existencia del Clásico Temprano (Figura 7c, d) se manifestó con la presencia de escasas vasijas policromas que imitaron a la tradición Tzakol del Petén beliceño, lo que por mucho tiempo fue considerado como un indicador de que durante los siglos V y VI, hubo un descenso en la ocupación del área. Sin embargo, la fecha 596 DC obtenida de un dintel de la importante sub-estructura del Edificio 1 o de las “Siete Muñecas” (templo dedicado a Kin y relacionado con la observación astronómica), podría significar que sus dirigentes y sacerdotes alcanzaron un poder inigualable no sólo sobre la población de Dzibilchaltun sino también de los sitios aledaños, lo que dio como resultado el desarrollo de una de las ciudades de mayor importancia en las Tierras Bajas Mayas del Norte. Tal premisa comenzó a ser evidente a partir de las exploraciones del Salvamento del Country Club, en donde pudo verificarse la fuerte concentración de población que habitó en por lo menos cuatro núcleos principales, en la periferia de la gran ciudad (Maldonado, Góngora y Echeverría 2009).

La distribución de las construcciones en el área del Country Club, situadas según la cronología cerámica para el Clásico Temprano, se diferenció por lo general en que éstas se concentraron principalmente en la parte norte del sitio central o 1, y en menor frecuencia, hacia los grupos del este o sitio 2, noroeste o sitio 3 y noreste o sitio 4 (Op cit.).  Esta concentración de áreas habitadas durante el Clásico Temprano también fue visible en el área P46 ya que la mayor cantidad de las estructuras exploradas fueron modificadas durante la época del complejo Piim, en por lo menos una de sus etapas arquitectónicas (Góngora et al. 2010).

Un patrón similar se observó en sitios como Chicxulub 1669 (Góngora et al. Op cit.), en donde las construcciones exploradas mostraron una secuencia constructiva desde el Preclásico hasta el Clásico Tardío, donde por lo menos tuvieron una etapa correspondiente al Clásico Temprano. En dos de los tres sitios registrados y explorados parcialmente mediante un salvamento carretero (Conkal-Chicxulub), el sitio 2 o Kantoyná y el sitio Chacxulubchen se constató que también hubo población contemporánea (Góngora et al. 2009b). Varias condiciones permitieron una permanencia en la densidad de población del área de Dzibilchaltun: 1) Los factores ambientales como por ejemplo el climático 2) la presencia de una población en desarrollo, que ocupó la región por lo menos 200 años y cuya interacción cultural llegó hasta diversas áreas, identificadas entre otras cosas por la importación de obsidiana de El Chayal, Guatemala, de las vasijas policromas de la tradición Tzakol del Petén beliceño-guatemalteco y 3) Las fuertes interrelaciones con el occidente de la península. Esto asociado a otros factores, fue un indicador de la presencia de una sociedad ampliamente desarrollada, con una posición regional preponderante.

EL PERIODO CLÁSICO TARDÍO/TERMINAL (550/600-900/1000 DC)

Hacia el Clásico Tardío/Terminal, se observa un aumento acelerado en el número de unidades habitacionales, reflejado además en la secuencia cerámica, ya que algunos grupos cerámicos plenamente identificados son indicadores de la transición en la secuencia ocupacional del área, es decir, éstos aparecen en asociación con vasijas policromas a la usanza Tzakol, en construcciones que fechan para el Clásico Temprano (Maldonado, Góngora y Echeverría 2008) y también se encuentran en asociación con cerámica característica del Clásico Tardío en los sitios de 88H o Temozón Norte localizados en el norte y sur del centro de Dzibilchaltun, respectivamente. Lo que también se ha podido comprobar en contextos exclusivos del Clásico Tardío, en un grupo alejado de la urbe y asociado a la periferia de Komchen (Echeverría Paz y Góngora 2011) (Figura 7d).

La evidencia del crecimiento acelerado de las unidades domésticas sugiere una situación poblacional con muchos factores benéficos para su desarrollo; dichos cambios fueron claramente visibles en el sitio 88H en donde prácticamente el 95% de las estructuras edificadas durante el Preclásico se volvieron a ocupar en el Clásico Tardío/Terminal (Maldonado et al. 2007). Hacia el norte y noreste, en los lugares explorados del Country Club, el 43% de las estructuras investigadas (226) fueron asignadas al periodo Clásico Tardío/Terminal. En menor porcentaje también se identificaron construcciones edificadas durante el periodo Preclásico, que fueron reocupadas durante este periodo. Situación similar se determinó para el sitio P46 con el 32% de las construcciones intervenidas, fechadas para dicho periodo. Sin embargo, esta expansión se dio también hacia el área sur, que se manifiesta con el crecimiento y desarrollo de la comunidad de Temozón Norte y en el sitio 1 de Conkal-Chicxulub, hacia el oeste. Lo cual se evidenció como el resultado del florecimiento y máxima expansión de Dzibilchaltun durante el Clásico Tardío/Terminal (Figura 7e), cuyo foco principal continuó estando en el área que ocupan las tres plazas: Central, Sur y Suroeste con la red de caminos que las vinculan. Dichos arreglos evidentemente fueron planeados por urbanistas del grupo dirigente. Esa máxima expansión, también se reflejó en la complicada red de interacciones culturales con la región de la cuenca media y baja del río Usumacinta de Tabasco y Chiapas desde donde se importaron vasijas de pasta gris fina del grupo Chablekal; con la región de la costa yucateca-campechana, principal área desde donde se distribuyeron las vasijas de los grupos Baca y Nimun; con la intrincada red comercial de la región sur y occidente de Yucatán, relación que se inició probablemente desde el Clásico Temprano, indudable por la presencia de vasijas de los grupos Maxcanu, Kochol, Kanachen, entre otros, y con la región del Petén campechano-guatemalteco, por la presencia de la alfarería policroma de los grupos Cui, Chimbote, Saxche y Palmar, principalmente.

EL PERIODO CLÁSICO TERMINAL/POSTCLÁSICO (900/1000-1250 DC)

La información actual sobre la ocupación del sitio, durante el final del periodo Clásico y los inicios del Postclásico, reforzó las hipótesis de las primeras investigaciones (Andrews IV y Andrews V 1980). Ahora se sabe con mayor certeza que por lo menos el núcleo principal de Dzibilchaltun se encontraba sin el orden político dirigente y ocupado por grupos distribuidos en algunos sectores del núcleo principal, cuyos restos se han identificado principalmente en el sector noreste de la Plaza Central (Maldonado et al. 1999; Echeverría 2008), en asociación con edificaciones de carácter habitacional en la Plaza Sur (Maldonado et al. 2000; Lastra 2004; Maldonado y Echeverría 2011), así como en el sitio 1 del área del Country club. Uno de los aspectos más sobresalientes de dicha reocupación, es sin duda, la presencia de Chichen Itza en Dzibilchaltun, inferida por la existencia de rasgos culturales propios de los Itzaes, en este sitio (Maldonado 2006; Echeverría 2008), cuyo florecimiento parece estar vinculado con la intrusión de grupos foráneos del Centro de México (Schmidt 2003).

CONSIDERACIONES FINALES

Desde el periodo Preclásico, Dzibilchaltun se perfilaba como un futuro centro urbano situándose su gente en un lugar óptimo para su desarrollo alrededor del cenote Xlacah, donde nunca padecerían de falta del vital líquido para su supervivencia. En esos tiempos sitios como Komchen, Tamanche o incluso Noh Pat, ocupaban un papel preponderante en la región, por mencionar los más próximos, así como otros del área de la actual ciudad de Mérida. Para el Clásico Temprano la ciudad ya había alcanzado un nivel importante con relación a los demás centros urbanos vecinos, su crecimiento fue en áreas contiguas a cenotes naturales y cercanas a pozos artificiales, los que funcionaron como ejes de crecimiento en donde empezaron a crearse espacios públicos fuera del núcleo principal de la ciudad. En esos tiempos Tiho (Mérida) era el centro dominante y ambos sitios por su relativa cercanía debieron tener estrechas relaciones y establecer incluso ligas de parentesco entre sus dirigentes. Finalmente para el Clásico Tardío la ciudad debió alcanzar su plenitud convirtiéndose en capital regional. Las últimas exploraciones arqueológicas realizadas en el centro de la ciudad, han permitido verificar, que partes fueron modificadas para dar paso a las formidables plazas públicas y monumentales. El asentamiento en general se hizo más denso y como sitio de rango mayor, asumió el control de los sitios de menor rango convirtiéndose con su élite dirigente, en el sitio hegemónico del área.

Haciendo cálculos con la cantidad de estructuras registradas hasta ahora en relación con su distribución espacial, se pueden obtener datos interesantes que aproximan a la densidad del asentamiento en la época de mayor auge. Por ejemplo, en el primer levantamiento que se hizo en el siglo pasado se registraron en promedio 420 estructuras por km2, aunque es obvio que en algunas áreas esta concentración fue mayor y en otras menor. En los recorridos y levantamientos más recientes se registraron aproximadamente 380 estructuras por km2, lo cual no deja de ser una cifra importante. Incluso podría decirse que hay un asentamiento continuo o igual en una mancha urbana de alrededor de 32 km2, hasta ahora, razón por la que Dzibilchaltun se situaría entre los asentamientos más extensos del área Maya del Norte, aun cuando todavía no se ha llegado a un resultado definitivo sobre su extensión hasta su periferia. Tomando en cuenta el avance hacia el norte, muchas veces incontrolado de la mancha urbana de la ciudad de Mérida, misma que conlleva la destrucción de lo que queda del patrimonio arqueológico, será cada vez más difícil, si no es que imposible, el determinar la extensión de la periferia de Dziblchaltun.

En resumen, los trabajos de rescate y salvamento arqueológico del Centro INAH Yucatán han contribuido a entender mejor el desarrollo de uno de los centros urbanos más grandes e importantes de todo el norte de Yucatán y han aportado, a pesar de su destrucción, mayor información sobre la vida social y la extensión de esos asentamientos mayores y menores que se desarrollaron en la región.

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2004        Informe del Salvamento arqueológico Temozón Norte. Entregado al consejo de Arqueología del INAH. Mérida, Yucatán, México.

Maldonado C. Rubén, Susana Echeverría C. y Dalia M. Paz R.

2006a        Informe del Salvamento Arqueológico Arqueología Temozón Norte 2005. Entregado al Consejo de Arqueología del INAH. Mérida, Yucatán, México.

Maldonado C. Rubén, Ángel G. Góngora S., Susana Echeverría C., Dalia M. Paz R., Fátima Tec P. y Raúl Morales U.

2007        Informe del Salvamento Arqueológico Polígono 88.81 Ha. Norte de Dzibilchaltun. Presentado al Consejo de Arqueología del INAH. Mérida, Yucatán, México.

Maldonado C. Rubén, Ángel G. Góngora S., Susana Echeverría C. et al.

2008        Informe del Proyecto Arqueológico Yucatán Country Club. INAH. Mérida, Yucatán, México.

Maldonado C. Rubén, Ángel Góngora S. y Susana Echeverría C.

2009        El Clásico temprano en el sector Norte de Dzibilchaltun. En Los investigadores de la Cultura Maya XVII. Tomo II, Pp.265-281. UAC. Campeche, México.

Santiago Lastra, Gloria.

2004        La reutilización de la Plaza Sur de Dzibilchaltun, Yucatán, México. Tesis de Licenciatura. Área de arqueología. Facultad de Ciencias Antropológicas. UADY. Mérida, Yucatán, México.

Schmidt, Peter J.

2003        “Siete años entre los Itzá. Nuevas excavaciones en Chichén Itzá y sus resultados”. En Escondido en la selva. Colección Obra Diversa. Sin número. Pp 53-63, Universidad de Bonn. INAH. México.

Stuart, George E., John C. Scheffler, Edward B. Kurjack y John W. Cottier.

1979        Introduction to the Map of the Ruins of Dzibilchaltun, Yucatan, Mexico. Pub.47 MARI, Tulane University, New Orleans.

NOTA DE EDICIÓN:  La calidad de las ilustraciones, es debido a que el autor no respetó los lineamientos requeridos.

Figura 1. Plano del núcleo central de la ciudad de Dzibilchaltun, con el sistema de calzadas.

Figura 2. Vista general de la región de Dzibilchaltun, con la mancha urbana, ubicación de grupos importantes y sitios próximos.

Figura 3. Grupo a 3 km al norte del núcleo central de la ciudad, registrado durante un Salvamento Arqueológico. Posee una pirámide-templo de segunda mitad del Clásico Temprano.

Figura 4. Grupo a 2.5 km al norte del núcleo central de la ciudad, el cual sobresale por tener un temazcal.

Figura 5. Grupo a 2.5 km al noreste del centro de la ciudad, el cual tiene un cenote como fuente de agua principal.

Figura 6. Grupo 2 km al sur del área central de la ciudad, que también tiene como fuente de agua principal un cenote.

Figura 7. Cerámicas representativas del área de Dzibilchaltun.

 

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