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31. PROYECTO ARQUEOLÓGICO LA CORONA, RESULTADOS DE LAS INVESTIGACIONES EN 2009 – Tomás Barrientos y Marcello A. Canuto – Simposio 23, Año 2009

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Barrientos, Tomás y Marcello A. Canuto

2010           Proyecto arqueológico La Corona, resultados de las investigaciones en 2009. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.397-414. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

31

PROYECTO ARQUEOLÓGICO LA CORONA, RESULTADOS DE LAS INVESTIGACIONES EN 2009

Tomás Barrientos

Marcello A. Canuto

Universidad del Valle de Guatemala

PALABRAS CLAVE

Arqueología Maya Petén, La Corona, La Cariba, El Achiotal, escalinata glífica, epigrafía, excavación, plaza

ABSTRACT

LA CORONA ARCHAEOLOGICAL PROJECT, RESULTS FROM THE 2009 INVESTIGATIONS

In this work, we present the preliminary results obtained from mapping, reconnaissance, excavation, and analysis of materials undertaken at the end of 2008 and early 2009. The investigations have focused on defining the chronological sequence for the site of La Corona, as well as aspects of urban planning, water management, and settlement patterns. In addition, we debate the interpretations of the relationship of La Corona with Calakmul and the “Reign of the Serpent”, based on epigraphic and archaeological data, particularly in light of the search for the original location of looted sculptures from more than 40 years ago that had been catalogued previously under the name of “Site Q”.

El sitio arqueológico La Corona se ubica en el noroccidente de Petén (Figura 1) y su estudio ha iniciado hace apenas cinco años, después de haberse comprobado su identificación con el llamado Sitio Q (Canuto et al. 2005; Guenter 2005; Stuart 2001). En un principio, el descubrimiento de La Corona significó el final de una larga búsqueda de una ciudad Maya perdida, de cuyos edificios se extrajeron ilegalmente una gran cantidad de finas esculturas (Graham 1997; Schuster 1997). No obstante, aún cuando se haya resuelto el misterio del Sitio Q, todavía queda mucho por hacer. Es tiempo ahora de explicar muchos aspectos del sitio, especialmente lo relacionado a su temporalidad de ocupación, su relación con otras ciudades contemporáneas y un sinfín de preguntas que parecen aumentar mientras avanzan las investigaciones.

El Proyecto Regional Arqueológico La Corona (PRALC) inició en 2008 (Canuto y Barrientos 2009) como seguimiento a varias investigaciones preliminares llevadas a cabo por el Proyecto El Perú-Waka’ entre 2005 y 2006 (Canuto et al. 2006; Canuto et al. 2005). Como es de esperarse, estas temporadas iniciales han proporcionado un mapa preliminar del centro del sitio (Figura 2) y datos bastante preliminares, que no sólo dan indicios cronológicos sino también constituyen la base para planificar estudios intensivos a largo plazo en lo que se refiere al asentamiento, arquitectura, subsistencia, etc. Las investigaciones en 2009 fueron dirigidas por Marcello Canuto de MARI/Universidad de Tulane y Tomás Barrientos de la Universidad del Valle. Se contó con un equipo compuesto por arqueólogos y estudiantes norteamericanos y guatemaltecos, que incluyeron a Damien Marken, Yann Desailly, Joanne Baron, Stanley Guenter, Liliana Padilla, Erika Gómez, Mary Jane Acuña, Carlos Chiriboga, Peter Douglas, Rodrigo Guzmán y Cristina Guirola. Cabe destacar que uno de los principales objetivos de la temporada 2009 ha sido la implementación de la logística e infraestructura que permitirá continuar con las investigaciones a largo plazo, en especial la construcción de un campamento formal en La Corona, la presencia de vigilantes permanentes en el sitio y la cooperación entre diferentes instituciones que tienen presencia en la región, tanto de investigación, aprovechamiento de recursos y conservación.

En esta oportunidad se presentan los resultados de las distintas actividades realizadas en 2009, lo cual incluye algunas conclusiones preliminares, pero más que todo, la formulación de problemáticas específicas a investigar en el futuro.

REINTERPRETACIONES EPIGRÁFICAS

Se iniciará con los datos de tipo epigráfico debido a que el estudio de inscripciones ha sido el referente inicial para los estudios de La Corona y sus alrededores. Hay que recordar que la identificación del Sitio Q se realizó gracias al análisis comparativo de los textos de varias esculturas ubicadas en Estados Unidos y Europa, y es sorprendente que hoy en día todavía siguen apareciendo paneles glíficos en colecciones privadas (Stuart et al. 2008). Por esta razón, aunque las inscripciones de La Corona (Sitio Q) han sido estudiadas con gran detalle, éstas están sujetas a reinterpretaciones a medida que surgen nuevos textos y/o datos arqueológicos.

Cabe puntualizar también que la interpretación de los textos de La Corona no se limita solamente al punto de vista de un epigrafista, ya que el proyecto cuenta con el trabajo de especialistas como David Stuart, Stanley Guenter y Joanne Baron. Además, se tiene la colaboración constante de otros epigrafistas como Simon Martin y Stephen Houston para buscar la mayor objetividad de las lecturas de los textos, así como su relación con los avances arqueológicos. Por esta razón, en agosto de 2008 se realizó un pequeño encuentro para estandarizar la nomenclatura de monumentos, afinar la secuencia dinástica y discutir los distintos eventos y personajes que se mencionan en las inscripciones.

Por ejemplo, los famosos bloques con jugadores de pelota fueron agrupados como parte de la “Escalinata Jeroglífica 2” (Figura 3),  y por su tamaño y estilo, se asociaron con otros bloques glíficos que antes habían sido considerados como una serie de bloques distinta. En cuanto a su temática y personajes, había dudas si esta escalinata en realidad provenía de La Corona o si pudo provenir de otro sitio, como se había argumentado en ocasiones anteriores. Sin embargo, gracias al descubrimiento y fotografía de un “cadáver” de un panel en La Corona durante la temporada 2008, se logró determinar que corresponde a uno de los paneles glíficos que conforman dicha escalinata.

Como resultado de dicha reunión, se han definido 67 esculturas con inscripciones provenientes de La Corona, los cuales se pueden clasificar en siete paneles, dos estelas, cinco altares, tres escalinatas y siete monumentos misceláneos. En cuanto a las escalinatas, éstas se han definido mediante la agrupación estilística y temática de bloques individuales con glifos o personajes. Así, la Escalinata Jeroglífica 1 consta de 63 bloques, la Escalinata Jeroglífica 2 y la Escalinata Jeroglífica 3 con 14 bloques. No obstante, al analizar los textos de las escalinatas, se ha determinado que todavía queda por ubicar una gran cantidad de bloques, ya sea in situ o en museos y colecciones privadas.

Desde un principio fue evidente que la cantidad de monumentos en La Corona era inusual para un sitio de su tamaño, por lo que se espera no sólo encontrar esos fragmentos faltantes sino también nuevos monumentos. Tanto en la temporada 2008 y durante 2009, se ha iniciado la búsqueda de evidencia para ubicar la posición original de las tres escalinatas. La hipótesis es que todas se encuentran en la Plaza Principal del sitio, en las estructuras 13Q-3, 13Q-2 y 13Q-4 (Palacio; Figura 4). Por el momento, ya se confirmó la presencia de la Escalinata 1 en la Estructura 13Q-3, gracias a la excavación de por lo menos 4 bloques in situ, y hay fuerte evidencia que indica que la Escalinata 2 se encontraba frente a la Estructura 13Q-2, en lo que pudo ser la cancha de Juego de Pelota del sitio.

De los estudios epigráficos relacionados con La Corona, cabe destacar la presencia de personajes asociados al glifo emblema con cabeza de serpiente, el cual se ha identificado como Kan o Kanal. Por lo tanto, se ha determinado que durante gran parte de su ocupación, los dirigentes de La Corona estuvieron estrechamente relacionados e incluso emparentados con los gobernantes de dicha entidad política. Ahora bien, el glifo emblema de serpiente se ha asociado tradicionalmente con la ciudad de Calakmul, pero recientes investigaciones arqueológicas (Esparza Olguín y Pérez Gutiérrez 2009; Grube 2004; Martin 2004; Nalda 2000, 2004; Velásquez García 2004, 2005, 2008), apuntan a que Calakmul no fue la única capital del reino Kan, sino que el sitio de Dzibanche fue el centro de dicha dinastía durante el Clásico Temprano, en los siglos V y VI DC.

Para ser más específicos, además de Dzibanche, se han encontrado ejemplos del glifo Kan, así como los nominales de varios gobernantes como Yuknoom Ch’een I y “Testigo de Cielo” en varios sitios de Quintana Roo como El Resbalón, Pol Box y Yo’okop. Parece ser entonces que el asiento de poder del reino Kan se trasladó de Dzibanche a Calakmul entre los años 580 y 590 DC. Como se verá más adelante, esto dificulta establecer la naturaleza de las relaciones entre La Corona y el reino Kan durante el Clásico Temprano, así como también cuestiona el origen de dicha dinastía en el norte de Petén, así como su continuidad en la región de Calakmul. Por lo tanto, todavía se está definiendo el verdadero significado del Glifo Emblema Kan, y hay que tomar en cuenta que su expansión posiblemente no se trató de un proceso ancestral, sino el resultado de estrategias políticas establecidas en el siglo VII DC, por gobernantes como Yuknoom Ch’een el Grande.

Otro avance epigráfico de suma importancia es la interpretación reciente (Martin 2008) del Panel 6 (Figura 5), también conocido como el Panel de Dallas, que establece que dicho monumento registra la llegada de tres mujeres del reino Kan en distintas épocas de la historia de La Corona. La primera de ellas llega en el año 520 DC, cuando la capital pudo ubicarse en Dzibanche. La otra mujer fue hija del gobernante Yuknoom Ch’een, y llegó en 679 DC, para contraer matrimonio con el gobernante local, K’inich Yook. Finalmente, la llegada de la tercera mujer ocurrió en 721 DC, cuando se dedicó el monumento, y cuando el poder de Calakmul ya estaba en proceso de decline. La importancia de estos eventos radica en que se confirma la relación directa entre La Corona y el reino Kan y evidencia nuevamente el papel político que jugaron las mujeres nobles en este tipo de actividades diplomáticas. Por lo tanto, si se toma en cuenta que el Altar 4 registra la llegada de otra mujer en el año 791 DC, se puede afirmar que la historia política de La Corona estuvo fuertemente influenciada por alianzas matrimoniales con otros poderes. Posiblemente esos eventos hayan sido cruciales para explicar la falta de presencia de un glifo emblema en el sitio.

De cualquier forma, de acuerdo a los datos arqueológicos y epigráficos, se han establecido tres grandes periodos asociados a la secuencia dinástica del sitio (Figura 6). El primero corresponde al Clásico Temprano, donde el registro histórico es casi nulo, con excepción de la llegada de la primera mujer del reino Kan. Posteriormente, entre 615 y 695 DC, se define la “era dorada” de las inscripciones, cuando existió un vínculo estrecho entre La Corona y la expansión política de Calakmul a manos de Yuknoom Ch’een y su sucesor. Finalmente, el tercer periodo corresponde a la decadencia de Calakmul después de su derrota a manos de Jasaw Chaan K’awiil de Tikal, y el desarrollo de La Corona como un sitio más independiente, que permitió el aumento de expresiones locales y el aumento de centros a sus alrededores.

ESTUDIOS REGIONALES

Por tratarse de una zona desconocida arqueológicamente, los estudios llevados a cabo en la región de La Corona han aportado una gran cantidad de datos que desde ya son claves para la interpretación del sitio y toda la zona. Poco a poco, lo que era un área blanca en los mapas arqueológicos de Petén, se está llenando a medida que se registran nuevos sitios y asentamientos. Las entrevistas con antiguos chicleros y la población local de San Andrés, han permitido elaborar un panorama de la densidad de sitios alrededor de La Corona y hacia la frontera mexicana. Por el momento solo se han podido visitar algunos de estos sitios, como es el caso de Los Perros y Los Cuyos, que se encuentran en la zona de Paixban. Es posible que la densidad de sitios al norte de La Corona sea alta, si se toma en cuenta los resultados obtenidos por Ivan Sprajc en el sur Campeche (Šprajc 2002-2004, 2008), que muestran un asentamiento continuo hacia el norte de la región de El Mirador. No obstante, aún falta establecer la presencia de un sitio mayor en esa región, que pudo conectar a La Corona con otros sitios como Uxul (Grube 2005; Grube y Paap 2006, 2007), que correspondería a la ruta hacia Calakmul. Como se mencionó, para la búsqueda de éstos se tomará como base la antigua red de campamentos chicleros, y se complementará con sobrevuelos y el uso de sensores remotos, especialmente fotos satelitales.

Los estudios regionales llevados a cabo en 2009 se concentraron en los sitios de La Cariba y El Achiotal. La Cariba (Figura 7) es un sitio cercano a La Corona (4 km) que consta de varios grupos de estructuras ubicados en elevaciones cársticas. El grupo principal se localiza en una de estas elevaciones, la cual fue modificada en la forma de un gran basamento, sobre el cual se colocó un grupo de estructuras formando una plaza, abierta en su lado norte. Al este se localiza la estructura principal, que se eleva unos 8 m sobre la plaza. La elaboración del mapa de La Cariba estuvo a cargo de Damien Marken, cuyo equipo recorrió los alrededores, ubicando varios grupos residenciales. Cabe destacar que durante la limpieza del grupo principal, se descubrió un monumento, posiblemente un fragmento de altar, ubicado en el acceso norte del basamento (Figura 8). Aunque el relieve está bastante erosionado, se puede distinguir una figura principal, acompañado de una mujer a su lado derecho. El texto, parcialmente legible, presenta una fecha de 9 Ajaw 18 Xul, que corresponde al año 746 DC, y al fin de periodo 9.15.15.0.0. Sobre la estructura que delimita el grupo en la esquina sureste, se encontró otro fragmento de monumento, donde se observa un pie de perfil y la parte inferior de una columna de glifos.

Otros sitios, El Junquillal (13 km al este de La Corona) y El Ramonal (14.5 km al noreste de La Corona), se visitaron y registraron con GPS. Estos parecen haber sido sitios del periodo Clásico del mismo tamaño que La Cariba, posiblemente adentro la esfera de influencia política de La Corona. La investigación de sitios como La Cariba permitirá establecer la manera en que La Corona mantuvo el control de su región circundante, y dada la fecha del Monumento 1, se pueden determinar los cambios sociopolíticos ocurridos a finales del siglo VII DC, como consecuencia de la caída del dominio de Calakmul en la región norte de Petén.

El otro sitio que contó con investigaciones formales fue El Achiotal (Figura 9), cuyo subproyecto estuvo a cargo de Mary Jane Acuña y Carlos Chiriboga. Tomando como referencia algunas visitas anteriores al sitio, ya se había determinado que El Achiotal corresponde a un sitio con ocupación preclásica, por lo que se esperaba incorporar el área de La Corona con los procesos culturales y sociopolíticos ya definidos para esa época.

Las investigaciones en el Achiotal incluyeron la elaboración del mapa del Grupo Principal y el registro de excavaciones de saqueo en las estructuras principales. Los resultados preliminares indican que el sitio tuvo su ocupación principal durante el Preclásico Tardío, aunque sus orígenes pueden remontarse al Preclásico Medio. El Grupo Principal del sitio fue construido sobre una escarpa natural de roca caliza y contiene varias estructuras arregladas alrededor de una plaza alargada, orientada en un eje norte-sur. En el límite sur se encuentra la Estructura 1, que es un edificio piramidal de 17 m de alto, y en el límite norte contiene un conjunto palaciego de tipo acrópolis.

Los estudios cronológicos se basaron mayormente en pozos de sondeo y el registro de los túneles de saqueo de la Estructura 1, donde se pueden observar numerosos pisos y subestructuras, las cuales también presentan remodelaciones arquitectónicas a lo largo del periodo Preclásico Tardío. Un hallazgo relevante es la presencia de un mural pintado en rojo (Figura 10), colocado en el muro exterior de una de las subestructuras. La pintura representa un bulto ceremonial rodeado de volutas, cuyo estilo combina aspectos olmecas y mayas, aunque con un estilo particular de forma geométrica. El bulto tiene una cara antropomorfa, con ojo en forma de “u” y el símbolo trifoliar huunal en su frente. En la parte inferior presenta un nudo, con un elemento trifoliar.

Es interesante que la última etapa constructiva corresponda al Clásico Temprano, indicando así que el sitio no sufrió de un abandono, como se ha registrado en otras zonas de las Tierras Bajas.

ESTUDIOS DE ECOLOGÍA

En esta temporada 2009 también se iniciaron los estudios que permitirán reconstruir las características ambientales de la región de La Corona en tiempos prehispánicos. Estas investigaciones están a cargo de Peter Douglas, candidato al doctorado en geología en la Universidad de Yale, quién procederá a aplicar métodos de investigación que no han sido utilizados en el área Maya.

La investigación de Douglas va dirigida a establecer los cambios en niveles de precipitación durante la ocupación prehispánica de La Corona y sus alrededores. Para ello, analizará lípidos (fatty acids) de las plantas encontradas en los sedimentos de sibales y otros cuerpos de agua. Estos lípidos han sido definidos como indicadores directos de aumento o disminución de lluvia. Según Douglas, el análisis de lípidos de plantas es más eficiente que el análisis de densidad de sedimentos o de proporciones de isótopos de oxígeno en las conchas de los gasterópodos, ya que estos dos tipos de análisis solamente miden fluctuaciones en el nivel de agua de lagos, lo que no necesariamente es causado por falta de precipitación pluvial. En este caso, hay que tomar en cuenta que el aumento de vegetación a los alrededores de los cuerpos de agua (posiblemente causado por la disminución de actividad agrícola) puede absorber más cantidad de agua y por lo tanto causar un descenso en el nivel del lago.

Douglas ha aplicado el análisis de lípidos a las muestras de sedimentos tomadas en Yucatán, y sus resultados preliminares no coinciden con los obtenidos a través de densidad de sedimentos y gasterópodos. Aunque ambos métodos definen épocas con poca agua, las fechas difieren en unos dos siglos, es decir, que la época con menor precipitación se define entre los años 1,200 y 1,400 DC, y no entre 800 y 1,000 DC., como se ha propuesto en diversas publicaciones (Hodell et al. 2007; Hodell et al. 1995).

Los trabajos realizados por el equipo de Douglas incluyeron la toma de muestras de sedimentos en dos sibales de la región, uno de ellos en La Corona (Laguna alargada) y otro hacia el sur (Dos Cuerpos de Agua). Para ello contaron con una balsa desmontable a la cual se le colocaba el barreno que toma los núcleos o columnas de sedimento. Las muestras fueron trasladadas a la Universidad de Minnesota, donde serán analizadas en los próximos meses.

ESTUDIOS EN LA CORONA

ELABORACIÓN DEL MAPA TOPOGRÁFICO

Los trabajos realizados en el sitio La Corona incluyeron actividades de mapeo, a cargo de Damien Marken y Rodrigo Guzmán. Se continuó el mapa del sitio hacia el oeste del Palacio y también se terminó de cubrir la topografía al norte del Grupo Coronitas hasta llegar al área del campamento. Durante estos trabajos, se descubrió una nueva reserva de agua, similar a la Aguada del Palacio, ubicada al norte de Coronitas.

ESTUDIOS ARQUITECTÓNICOS

Las excavaciones en las estructuras de La Corona se iniciaron tanto en la Plaza Principal como en Coronitas (Figura 11). Estos dos grupos de plaza tienen una planificación distinta, lo que ha llevado a sugerir que tuvieron distintas funciones. La Plaza Principal tiene un diseño más regular, siendo similar a otros sitios, por lo que pudo tener un carácter más público. En cambio, Coronitas tiene un diseño bastante irregular, talvez para actividades rituales de tipo más restringido y asociadas a deidades patronales del sitio. Hay que tomar en cuenta también que Coronitas no contiene monumentos como altares y estelas, solamente los pequeños paneles dentro de los edificios.

INVESTIGACIONES EN LA PLAZA PRINCIPAL

En la Plaza Principal (Figura 4), Liliana Padilla estuvo a cargo de los trabajos en el Palacio (Estructura 13Q-4), que incluyeron dos pozos estratigráficos en uno de los patios interiores y varias calas y trincheras en la fachada este del edificio. Se realizó una trinchera principal en el eje del edificio, con el objeto de exponer la escalinata de acceso, así como otros rasgos arquitectónicos. De hecho, se pudieron observar varias gradas pero con un mal estado de conservación, así como las jambas del pasillo central de la Estructura 13Q-4AB, que funcionó seguramente como acceso principal al conjunto arquitectónico. Se corroboró también la existencia de una escalinata anterior, que aún conserva su repello de estuco. Estas excavaciones no encontraron ninguna evidencia de la Escalinata Glífica 3, por lo que ahora se supone que pudo ubicarse en alguna de las superestructuras que se encuentran sobre el basamento.

En cuanto a los pozos estratigráficos, se encontró una secuencia de cuatro pisos estucados, correspondientes a varias remodelaciones. Bajo el último, se descubrió un relleno de gran tamaño y un muro en talud que pareciera ser de contención, aunque es posible que sea parte de una estructura temprana. De cualquier forma, la cerámica recuperada en estos contextos indica que existió una versión del Palacio para el Clásico Temprano, cuyas dimensiones eran de carácter monumental. Dado a que la cerámica estaba mezclada con algunos tiestos preclásicos, se especula que puede haber una estructura del Preclásico Tardío.

Las excavaciones en la Estructura 13Q-2 estuvieron a cargo de Stanley Guenter y Cristina Guirola, y se enfocaron en exponer la esquina noroeste del basamento y la parte central de la superestructura. Las excavaciones en la parte superior descubrieron un incensario posclásico, evidenciando así actividades post-abandono en el sitio. Al continuar, se pudo exponer lo que parece ser la cámara central de la superestructura, con un gran muro posterior y pequeñas columnas en la parte frontal. La arquitectura es de buena calidad, y se encontraron repellos y pisos de estuco bien conservado. Los trabajos en el basamento lograron exponer la esquina noroeste, así como parte del muro frontal, el cual ha sido dañado por las excavaciones de saqueo.

Frente a la Estructura 13Q-2 se encuentra la pequeña plataforma 13Q-6, la cual se había sugerido que formaba parte de una cancha para Juego de Pelota. No obstante la alta perturbación causada por innumerables pozos y trincheras de saqueo, las excavaciones de Guenter lograron definir algunos rasgos arquitectónicos, incluyendo las esquinas noreste y noroeste, así como algunos alineamientos de piedras en la fachada este. Aunque no se ha definido por completo esta plataforma, lo expuesto hasta ahora si sugiere la existencia de una cancha, aunque todavía esta pendiente corroborar que la extensión del basamento de 13Q-2 esta asociado con la plataforma 13Q-6 en la forma de un Juego de Pelota. La alta cantidad de saqueo en 13Q-6 también sugiere que allí pudo ubicarse la Escalinata Glífica 2, que contenía figuras de jugadores de pelota.

Las excavaciones en la Estructura 13Q-3, a cargo de Yann Desailly-Chanson, se ubicaron en el eje central, donde ya se habían encontrado varios bloques que conformaban la Escalinata Glífica 1. Al exponerse la escalinata central, se descubrieron cuatro bloques tallados con glifos in situ, confirmando así que dicha escalinata glífica se encontraba en el acceso principal del edificio. Esta escalinata es bastante particular, ya que cada bloque es muy pequeño, conteniendo un solo glifo tallado. En total, se recuperaron 63 bloques, todos ellos muy erosionados y la mayoría fuera de su lugar original. La lectura de algunos bloques indica que esta escalinata trataba de temas bélicos, especialmente por la presencia de títulos asociados a prisioneros.

INVESTIGACIONES EN EL GRUPO CORONITAS

En cuanto a la investigación del Grupo Coronitas, los trabajos se enfocaron en la Estructura 13R-3, a cargo de Joanne Baron y la Estructura 13R-9, a cargo de Erika Gómez. La Estructura 13R-3 corresponde al templo piramidal que ocupa el lugar central en el conjunto de cinco templos –tres templos en fila (Figura 12), con dos más agregados en ambos lados–. Su estado de conservación es bastante malo, debido a una gran trinchera de saqueo en su parte posterior, que fue investigada por Baron en 2008. Las excavaciones en 2009 terminaron de exponer la escalinata principal de acceso, y se definieron algunos rasgos como los cuerpos superiores y el muro lateral de la escalinata. En estos trabajos se expuso parte de un mascarón estucado, que sirvió como elemento decorativo del edificio. Las investigaciones en la superestructura apenas pudieron definir algunos rasgos, ya que un árbol de ramón había crecido en este punto. Al removerse las raíces se pudo distinguir parte del acceso al templo que se ubicaba sobre el basamento piramidal. En general, la arquitectura de 13R-3 es de calidad pobre y parece que su construcción se fecha para el Clásico Tardío, sin ninguna evidencia de subestructuras anteriores.

Las excavaciones en la Estructura 13R-9 continuaron las investigaciones iniciadas por Acuña en 2006 y 2008 (Acuña 2006, 2008), solamente que en 2009 se investigó la parte frontal del edificio. La definición de la escalinata de acceso fue difícil, por el alto grado de erosión que sufrió el edificio. Además se constató que esta estructura fue sujeta a numerosas remodelaciones, más que todo en la forma de agregados sobre la escalinata. Las excavaciones en la parte superior de la estructura expusieron una ofrenda en forma de escondite, que fue sellada por un piso de estuco. La ofrenda consistió de un vaso cilíndrico policromado del tipo Mataculebra, cuyo diseño incluye una banda de pseudoglifos y una cabeza del dios K’awiil. Además, el escondite incluyó distintos tipos de conchas y caracoles, así como un mosaico de finas piezas talladas en concha nácar. Había también fragmentos de coral, espinas de raya, un bifacial angosto de pedernal y cuatro navajas de obsidiana sin uso.

CONCLUSIONES PRELIMINARES E INTERROGANTES

Como se mencionó anteriormente, los datos epigráficos han servido para formular una cronología dinástica en La Corona, pero tal información histórica no representa toda la historia del sitio y la región. Por lo tanto, uno de los objetivos del proyecto ha sido corroborar dicha información y complementarla, especialmente en aquellas épocas previas y posteriores al auge escultórico del sitio.

En cuanto al Preclásico, ya se mencionó que se tienen datos importantes en El Achiotal y es posible que haya sido el sitio más grande de la región para esta época. No obstante, algunos pozos de sondeo en La Corona han confirmado que este sitio también fue ocupado durante el Preclásico Tardío (Acuña 2006), pero no se tienen datos de cuál pudo ser su extensión. Además la cerámica proveniente del sitio Los Perros también corresponde a esta época y confirma que hubo una ocupación preclásica al norte de La Corona. Cabe destacar que los datos de El Achiotal indican que la afiliación cerámica de la región corresponde a la llamada esfera Chicanel, ya que se han identificado los tipos diagnósticos como Sierra Rojo. Ahora bien, si se toma en cuenta el patrón en eje norte-sur, la aparente ausencia de Grupo E y el estilo geométrico del mural, El Achiotal parece no conformarse a los patrones ya definidos para las ciudades más importantes y mejor investigadas de las Tierras Bajas. Con esto, se abre la posibilidad de que la región noroccidental de Petén pueda presentar formas locales de expresiones arquitectónicas y artísticas, sugiriendo a su vez que no formaron parte de la esfera política de la región de El Mirador.

El otro aspecto que vale resaltar es la evidencia de continuidad de ocupación en los tres sitios que presentan cerámica preclásica. Tanto El Achiotal, como La Corona y Los Perros, presentan evidencias para el Clásico Temprano, con cerámica y arquitectura asociadas. Por lo tanto, la evidencia de la zona no apoya la idea de un “colapso” general de las Tierras Bajas al final del Preclásico, sino parece indicar la presencia de procesos locales distintos para cada región, que más bien podrían explicarse como fluctuaciones en las esferas de dominio de los principales centros, y la falta de una integración política fuerte entre las distintas regiones.

FASE EK (300-600 DC)

El Clásico Temprano en La Corona y su región circundante presenta entonces antecedentes preclásicos, indicando un proceso gradual de evolución sociopolítica y crecimiento poblacional. No obstante, el desconocimiento general de la geopolítica de las Tierras Bajas en esta época limita considerablemente la interpretación de La Corona y su consolidación como centro rector del área. Las discusiones relacionadas al Clásico Temprano tienden a girar en torno al apogeo de Tikal y la relación con Teotihuacan (Laporte 1995; Stuart 2000), pero se sabe poco de lo que sucedía en otras regiones. En el caso de La Corona, se ha registrado evidencia arquitectónica de buena calidad para este periodo (Estructura 13Q-5 y el Palacio 13Q-4), indicando que contaba con recursos y una población significativa. Es posible que toda la Plaza Principal se haya construido en el Clásico Temprano y las remodelaciones posteriores hayan sido mínimas.

Los datos arqueológicos, aunque todavía escasos, presentan ya un panorama asociado a la llegada de la señora Ix naah Ek en el año 520 DC, en el cual La Corona ya era un centro importante, con arquitectura monumental y seguramente dominando la región. Ahora bien, si se toma en cuenta que en este momento la capital del reino Kan se encontraba en Dzibanche y no en Calakmul, entonces resulta difícil encontrar las razones que pudieron llevar a concretar una alianza matrimonial y política entre dos centros tan distantes. Habrá que cuestionar la naturaleza de este evento retrospectivo registrado en el Panel 6, y considerar si sucedió en otro sitio más cercano a la región de Dzibanche en Quintana Roo.

FASE YUKNOOM (600-700 DC)

Este periodo corresponde a la “Época dorada” de inscripciones en La Corona, que también coincide con la fase cerámica Tepeu 1 de las Tierras Bajas. En general, la fase se relaciona con los dos grandes gobernantes de Calakmul, Yuknoom Ch’een y Yuknoom Yich’ak K’ak, quienes conformaron una red de alianzas que dominaron casi todas las Tierras Bajas, pero que terminó con el resurgimiento de Tikal como rival principal del reino Kan. Los gobernantes de La Corona aprovecharon su relación de parentesco con la dinastía de Calakmul para erigir nuevas construcciones y consolidar su poder, tal como se refleja en la gran cantidad de paneles y escalinatas con inscripciones. Fue en este momento cuando se construyó el Grupo Coronitas, posiblemente como recinto dedicado a las deidades patronales del lugar, y cuyo arreglo arquitectónico es bastante distinto a la Plaza Principal. Las excavaciones en la Estructura 13R-9 han proporcionado fechamientos cerámicos en contextos sellados, que han permitido identificar las primeras etapas constructivas, como es el caso de una ofrenda de un vaso tipo Mataculebra y un relleno que contiene diversos tipos policromados correspondientes a la fase Tepeu 1.

FASE KANTEMO (700-800 DC)

Finalmente, la fase final de ocupación de La Corona corresponde al siglo VIII DC, que también coincide con Tepeu 2, 700-800 DC. En esta época la arquitectura pierde calidad pero se notan algunos patrones locales que sugieren una mayor autonomía política y posiblemente un mayor grado de control local. Por ejemplo, se abandona el patrón de monumentos pequeños y se observa un cambio hacia el uso de estelas y altares de tamaño mayor, tal como en otros sitios contemporáneos de otras zonas de las Tierras Bajas. No obstante, el descubrimiento de un monumento en La Cariba también apunta hacia un proceso de descentralización política. Para este periodo se registra la llegada de una tercera mujer desde Calakmul, que a pesar de su debilitamiento general, todavía muestra presencia a través de este tipo de alianzas. Hasta el momento se sabe poco de la ocupación final y abandono de La Corona, aunque la última fecha registrada está en el Altar 4 y corresponde al año 805 DC. Se supone que a inicios del siglo IX DC el sitio fue absorbido por los procesos de colapso que se empezaban a propagar desde la región sur y occidental del Petén.

Cabe mencionar que la pervivencia de La Corona hasta inicios del siglo IX DC indica que el debilitamiento de Calakmul, a pesar de provocar algunos cambios, no tuvo efectos mayores en su desarrollo. Por lo tanto, al contrario de que haya sucedido una relación de dependencia hacia Calakmul, la evidencia indica que La Corona se consolidó como un centro importante en la región en los siguientes 100 años.

EL FUTURO DE LA REGIÓN NOROCCIDENTAL DE PETEN

Como se ha constatado con los resultados de las investigaciones pasadas y las realizadas en 2009, La Corona es un sitio arqueológico que tiene un alto potencial para responder a algunos de los principales cuestionamientos en la arqueología maya. Sin embargo, el futuro del sitio se ve amenazado por problemáticas de índole mayor en la región noroccidental de Petén, como lo es el narcotráfico, las invasiones de áreas protegidas y la quema de bosques. Por lo tanto, el Proyecto Regional Arqueológico La Corona se ha unido a los distintos esfuerzos para poder conservar los recursos naturales y culturales de la región, para así poder continuar las investigaciones y frenar la depredación en el sitio.

Para la conservación de la zona de La Corona es importante apuntar que existen varios puntos a favor. Uno de ello es la alta biodiversidad de la región, especialmente siendo el último santuario de guacamayas en el país. Esto ha llamado la atención de organizaciones a favor de la conservación de flora y fauna. Además la abundancia de cuerpos de agua facilita la creación de campamentos y la estadía de vigilantes y guarda recursos en el área.

Por otro lado, se ha tenido una buena experiencia al trabajar en conjunto con algunas concesiones forestales, especialmente AFISAP, que se caracteriza por el buen manejo del bosque que está contiguo a La Corona. No obstante, otras concesiones como La Colorada han cedido al interés de ganaderos y traficantes, lo que ha causado la destrucción del bosque y sus recursos.

En general, la clave para la conservación de una región tan vasta es el trabajo en conjunto. Será imposible que cada proyecto o institución pueda trabajar aisladamente, por lo que ha sido importante trabajar junto a CONAP, World Conservation Society y la Fundación Balam. Se espera que aumente la presencia de campamentos en la zona para tener un mejor control y monitoreo, y es aquí donde el campamento arqueológico de La Corona puede jugar un papel muy importante. También esperamos que los grandes megaproyectos como Cuatro B’alam puedan ser redefinidos y que se ajusten a la realidad de Petén.

REFERENCIAS

Acuña, Mary Jane

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Figura 1         Mapa del noroccidente del Petén (mapa C. Chiriboga 2009).

Figura 2         La Corona, 2008 (mapa D. Marken).

Figura 3         Esculturas componiendo la Escalinata Jeroglífica 2.

Figura 4         Grupo Principal, La Corona (mapa D. Marken).

Figura 5         Panel 6 (dibujo L. Schele).

Figura 6         Cronología dinástica (gráfico J. Baron).

Figura 7        La Cariba (mapa D. Marken).

Figura 8         Monumento 1, La Cariba (foto J. Baron y S. Guenter).

Figura 9         El Achiotal (mapa C. Chiriboga 2009).

Figura 10         Mural, Estructura Jonon, El Achiotal (dibujo M. Acuña).

Figura 11         Grupo Coronitas, La Corona (mapa D. Marken).

Figura 12         Esquema de los tres templos 13R-2, 3, y 4 (dibujo J. Baron).

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