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24. LA GEOGRAFÍA SAGRADA DE NAACHTUN: CONSTRUYENDO LA COMUNIDAD – Ernesto Arredondo Leiva – Simposio 23, Año 2009

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Arredondo Leiva, Ernesto

2010        La geografía sagrada de Naachtun: Construyendo la comunidad. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.290-306. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

24

LA GEOGRAFÍA SAGRADA DE NAACHTUN: CONSTRUYENDO LA COMUNIDAD

Ernesto Arredondo Leiva

Universidad de La Trobe

PALABRAS CLAVE

Arqueología Maya, Petén, Naachtun, asentamiento, montaña, grupo E, cosmología

ABSTRACT

THE SACRED GEOGRAPHY OF NAACHTUN: BUILDING A COMMUNITY

The memory of a community is built when this one fits in a chronological sequence, the events that have experimented, whether this are historical or mythological. The material evidence of this collective memory, of the perception of itself, is expressed in its natural or modified surrounding,, as well as in its constructed atmosphere. We propose here a reading of the present elements in the architecture of Naachtun like part of that mythological construction and in which the inhabitants of the site constructed and ordered their cosmological and historical space.

INTRODUCCIÓN

En el medio de las grandes potencias políticas del Clásico (Tikal y Calakmul), y cercano al conjunto de asentamientos de la Cuenca Mirador, el sitio Naachtun es una oportunidad particular para estudiar el desarrollo de los asentamientos en las Tierras Bajas del Petén. Con una ocupación larga y focalizada en sectores a través del tiempo, Naachtun nos brinda la oportunidad de aprender sobre el desarrollo de un grupo humano que expresa su historia con claridad arquitectónica (Figura 1). Es el objetivo de esta ponencia el exponer de forma breve las posibles interpretaciones de algunos edificios presentes, cotejándolas con sus contrapartes míticas y exponiendo, en fin, los elementos que construyen una geografía sagrada.

Los estudios sobre patrón de asentamiento y arquitectura, han tenido en los últimos años aportes importantes que comienzan a dilucidar los simbolismos contenidos por los diferentes elementos naturales y construidos del paisaje (Ashmore 2004a, 2004b). Desde incluir una revisión de los diferentes planos arquitectónicos y de cómo estos se vinculan e interactúan con su medio ambiente (Ashmore 1981, 1989, 1991, 1992, 2004; Brady y Ashmore 1999), hasta poder llegar a nombrarlos por sus nombres originales (Stuart 1987; Stuart y Houston 1994; Schele, Freidel y Parker 1993; Schele y Mathews 1999), el paisaje natural y construido es ahora entendido como una expresión dinámica (Ashmore 1992; Brady y Ashmore 1999). Con esto en mente podemos ahora entender el por qué del uso de ciertos accidentes geográficos y cómo estos se integran y también se recrean en la arquitectura expresando así ideas de orden cosmológico (Eliade 1959).

El universo Maya, según su mitología, fue una actividad constructiva. En ella, locaciones y objetos de carácter arquitectónico fueron hechos. Luego de la victoria de los Héroes Gemelos sobre los Señores de Xibalba, la nueva creación estaba lista para suceder. Siendo liberados del destino impuesto por Xibalba, los primeros gemelos fueron traídos por los Dioses Remeros a través de la Vía Láctea al lugar donde debía comenzar el cosmos. Así y ya en el lugar, fue abierto el caparazón de la tortuga y fueron renacidos como Dioses del Maíz. Tres tronos fueron entonces colocados, el Trono-Jaguar, el Trono-Serpiente y el Trono-Tiburón. Luego fueron colocados los cuatro lados y las cuatro esquinas del universo al levantar al Árbol Sagrado, el Wakah Kan o “Levantado Cielo”. Fue entonces creado el Hombre, allá donde la narración del Popol Vuh refiere a un lugar fértil y húmedo, a una montaña-partida y que es nombrado como el Yax Hal Wits en las inscripciones de Palenque.

LA CONSTRUCCIÓN DE NAACHTUN

ESTRUCTURA V

Localizado en una meseta baja, hacia el oeste del asentamiento principal del sitio, el Grupo C se convirtió en la primera expresión monumental de Naachtun (Figura 1). Compuesto principalmente por la denominada Estructura V, un conjunto elevado de al menos nueve estructuras aún visibles, y la Estructura I, un conjunto triádico en su disposición espacial, este grupo fue testigo de las primeras evidencias de organización social y de las primeras expresiones de una comunidad creciente. Varios montículos de aspecto piramidal, completan el espacio registrado, mientras que hacia el sureste y al oeste dos grupos residenciales fueron encontrados respectivamente.

La construcción tentativamente más temprana al momento, parece ser la Estructura V. Esta gran acrópolis bien parece ser el resultado de un esfuerzo constructivo largo, evidenciado por sus múltiples edificios y por la presencia de una estela (Estela 21) datada vagamente para el Clásico. Aún así, los materiales recobrados de un pozo de saqueo nos muestran dataciones de Naachtun 2 (41 – 159 DC) y Naachtun 3B (238 – 292 DC) lo que la colocaría como parcamente más temprana que la Estructura I. Al momento, la Estructura V es de difícil comprensión y su función es debatible. Cabe mencionar que incluye al menos dos templos (Va y Vc) y un edificio piramidal notable (Estructura Vd) de cuyo interior se obtuvieron tiestos provenientes de una tumba saqueada. En vista de su gran tamaño y de la presencia de materiales tempranos podemos especular, por el momento, una ocupación muy temprana.

LA PERDIDA: LA PRIMERA MONTAÑA VERDADERA

La estructura denominada “La Perdida”, es una estructura piramidal aún no excavada. Los materiales recuperados de un pozo de saqueo incluyeron materiales Naachtun 3A (159 – 238 DC) y 3B (238 – 292 DC; Walker y Alvarado 2005). Nuestra inspección en superficie sugiere una orientación hacia el este, hacia la Plaza A, en donde como veremos más adelante, la segunda construcción debajo de la Estructura XX (la Estructura XX Sub-1) estaba presente durante Naachtun 3B (238 – 292 DC). Lo interesante de La Perdida, no es sólo su gran tamaño, sino su ubicación espacial: primero, se localiza en un área más baja en comparación al resto del sitio, encontrándose aislada salvo por una plataforma baja a un costado de ella; segundo, La Perdida se levanta en el medio de un terreno abierto que separa las mesetas de los grupos C y A, que se abre hacia el norte hacia el gran bajo de Naachtun; y tercero, recibe el caudal acuífero de dos arroyos que fluyen durante época de lluvia y que corren al pie de ésta (Figura 2). Este conjunto de características nos hacen recordar al Yax Hal Wits o “Primera Verdadera Montaña” representada en la iconografía como una montaña partida de donde emerge el Dios del Maíz y relacionada a un lugar acuoso y fructífero de donde salen –ya en la versión mitológica K´iche´– los materiales para crear al hombre (Freidel, Schele y Parker 1993; Schele y Mathews 1999; Tedlock 1996).

ESTRUCTURA I: LOS TRES TRONOS

Al suroeste de la Estructura V, la Estructura I se erige en un patrón arquitectónico triádico inconfundible (Figura 1). Sin conocer por el momento de etapas anteriores, la datación de la Estructura I se basa en recolecciones provenientes de dos trincheras de saqueo que incluyen materiales de Naachtun 3 (159 – 292 DC) en la primera, Naachtun 3B (238 – 292 DC) y Naachtun 4A (292 – 378 DC), y de una excavación controlada que irrumpió en la plataforma, mostrando materiales cerámicos fechados para Naachtun 2 (41 – 159 DC) y Naachtun 3 (159-292 DC; Rangel 2005). Por lo tanto, y en vista que los datos obtenidos por excavación controlada nos dan una fecha entre 238 – 292 DC mientras que el material de saqueo nos muestra una fecha un tanto posterior, creemos posible argumentar que si la Estructura I no fue construida para Naachtun 3B, tuvo que haberlo sido con seguridad para Naachtun 4A (292 -378 DC).

Los Grupos Triádicos han sido relacionados al “asiento político de cada sitio” (Valdés 1989:603, 1992:17), y aunque se confrontan argumentos que esgrimen la posibilidad de representar gobiernos de alguna manera centralizados en ellos, otros los enfrentan al hecho de aparecer más de una vez en el mismo sitio (ver Laporte 2001). Sin embargo, esta presencia desde tempranas épocas denota una cuota de poder y simbolismo importantes. Asociados también a lugares de “performance” ritual (Joyce 2003), un lugar donde los gobernantes viajan al inframundo (Carrasco 2003), éstos edificios pudieran estar relacionados al lugar de los tres tronos o piedras originales así como se les ha relacionado a los tres edificios presentes en los Grupos Tipo E (Taube 1998; Hansen 1998) y que son por lo regular, aceptados como expresiones arquitectónicas anteriores a los Grupos Triádicos (Valdés 1989; Hansen 1992; Clark y Hansen 2001). Hacia el Clásico Tardío, Mathew Looper (2002) ha logrado vincular a Grupos triádicos con tres deidades míticas (GI, GII y GIII) asociadas con los tres tronos originales, sus dominios rituales, y hasta sus expresiones de género (Figura 3).

Con un antecedente mitológico en el cual se menciona un lugar sagrado, donde se erigieron tres tronos, tres deidades, los Grupos Triádicos pueden postularse como una paráfrasis de los mismos. Si no aún confirmados en todos los casos conocidos por iconografía presente en los ejemplos Preclásicos y Clásico Tempranos, pero con los posteriores proyectos arquitectónicos del Clásico Tardío referidos por Looper (2002) como evidencia, se puede argumentar que esta interpretación tiene cabida lógica dentro de una cosmovisión que atribuye a los elementos tripartitos una carga o significado simbólico importante. Si en la mitología, estos lugares son los primeros “tronos”, podría pensarse entonces que al ser traducidos en términos arquitectónicos, éstos bien puede representar ese lugar donde se erige el “asiento poder” de la comunidad (Figura 4). Su aparición en Naachtun, cuando este asentamiento parece surgir durante o luego del colapso de la Cuenca Mirador, parece mostrar el impulso de una región que se reorganiza luego de un colapso como el observado en la cercana Cuenca Mirador o de un conglomerado humano que se consolida ante un periodo de caos.

Finalmente, en el Caso de la Estructura I, esta tríada de edificios tiene semejanza en características planimétricas con otros ejemplos de sitios del centro de Petén que se construían contemporáneamente. Entre ellos las estructuras E-IV, E-V y E-IV de Uaxactún, datadas para Tzakol 1 (300-378 DC), la Acrópolis Norte de Tikal (Acrópolis 4, 190 – 325 DC; Loten 2003:244), y la Estructura III de Calakmul. Todos estos ejemplos, incluyendo al de Naachtun, coinciden en alguna forma con el aparecimiento de las dinastías conocidas para el Clásico de las Tierras Bajas Mayas y con la institución del ajaw un tiempo antes (Freidel y Schele 1988; Martin y Grube 2000).

ESTRUCTURA XX: LA MONTAÑA SERPIENTE

Conteniendo al menos tres fases constructivas (XX Final, XX Sub-1 y XX Sub-2), la Estructura XX se eleva a unos 33 m de altura por sobre la Plaza Norte del Grupo A (Figura 5). Aunque en los mapas anteriores (O´Neil 1937 en Ruppert y Denison 1943) muestra un plano radial, no contamos aún con evidencias sólidas de escalinatas a los cuatro costados en su fase final de construcción (Morton 2007, comparar con Salazar 2005:114 y Arredondo s.f.:121). La cerámica obtenida provino de túneles de saqueo intervenidos por nosotros y las fechas permitieron datar a la Estructura XX Sub-1 como perteneciente a Naachtun 3B (238 DC- 292 DC; Walker y Alvarado 2005), mientras que la Estructura XX Final fue datada para Naachtun 4 (292 – 554 DC; Arredondo s.f.:121) posiblemente durante su primera faceta.

La Estructura XX formó parte de un Complejo Tipo E, en conjunto con la Estrutura XXIII. Con un largo de 80 m, esta plataforma de 15 m de ancho sostuvo tres templos de tres cámaras cada uno, paneles remetidos y ventiladores. Aún se discute la posibilidad de que exista una versión o edificio anterior debajo de la plataforma (Estructura XXIII Sub-1). En general, los materiales recolectados en los pozos de saqueo intervenidos arrojaron fechas para Naachtun 3B (238 – 292 DC) y Naachtun 4A (292 -378 DC) fechas coincidentes con las asignadas a las ofrendas de un entierro encontrado sobre el eje central de la plataforma.

Descritos muy tempranamente a inicios del Siglo XX por Franz Blomm (1924), y discutidos ampliamente en la literatura arqueológica (Ruppert 1934, 1962; Fialko 1987; Iwanieszewski 1989; Hansen 1992, 1994; Laporte y Fialko 1993, 1995; Chase y Chase 1995; Laporte 2001, 2003; Becker 2003), estos grupos han sido asociados a observaciones astronómicas, a la centralización del poder (Chase y Chase 1995) y al lugar donde los cánones ideológicos fueron establecidos (Hansen 1992). A su vez, estos lugares han sido postulados como el Wak Chan o “Seis Cielo” la residencia del mítico “Primer Padre” y “lugar de las Tres Piedras” o Yax Ox Tun Nal (Schele, Freidel y Parker 1993) y la pirámide radial que los compone ha sido referida como la “Montaña Serpiente”, el lugar mítico de origen o fundación en tantas culturas mesoamericanas (Schele y Mathews 1999:37-40; Figura 5). La Estructura XX de Naachtun, como parte de un Grupo Tipo E, pudiera asociarse a este elemento de la sintaxis mítico-geográfica. Y aún más, la presencia cercana de un juego de pelota, la grieta en la tierra, refuerza la idea de ésta como tal o al menos la posibilidad que ésta haya sido percibida de esa forma al momento de construirse el juego de pelota.

EL SACBE: EL CAMINO BLANCO

Los orígenes de la calzada que une los grupos C y A, son por ahora poco conocidos. Su extensión y forma son aún discutibles al no contar con un mapa topográfico del mismo. Observaciones en campo realizadas por el autor mostraron que esta calzada estuvo quizás dividida en dos secciones (Figura 6). Una, que bajaría de la Plaza Oeste hacia la fachada sur de La Perdida y siguiendo el límite norte del Complejo Amurallado, y otra que partiría desde el sur de La Perdida hacia la cima de la meseta del Grupo C. Ambas tienen un punto en común, La Perdida, y es aquí donde un arroyo corta este supuesto camino continuo. Las orientaciones de ambos segmentos deben ser confirmadas así como su datación exacta y fases constructivas. Al momento sabemos que la sección al este pudo haber sido construida formalmente desde finales de Naachtun 4B (378 – 554 DC), remodelada en Naachtun 5 (554 – 652 DC) y re-estucada un tiempo después (ya durante Naachtun 6).

Reconocidas como “conectores” de unidades arquitectónicas, complejos y hasta sitios, las calzadas o sacbeob establecen de por sí relaciones espaciales y de poder entre aquellos que las transitan y entre quienes habitan o “actúan” en los complejos conectados por ellas. Ejemplos como el de Copan, donde el área residencia elitista de Las Sepulturas se conecta al precinto ceremonial, confirma la observación de Simon Martin (2001:176) sobre que las calzadas unen los ambientes cortesanos con los núcleos de los sitios. Como marcadores físicos de estas importantes relaciones (ver Kurjack 2003:287), las calzadas contienen a su vez un mensaje mitológico: son la representación física de la Vía Láctea, el “camino blanco” del cielo nocturno donde se erige el Árbol Sagrado y el camino que los gobernantes al morir siguen en su viaje cósmico. También es importante resaltar su utilización como veredas o caminos rituales para procesiones dentro de los sitios mismos que bien pueden hacer referencia a estos viajes, y que bien pueden usarse para visitar aquellos lugares míticos hechos piedra (arquitectura).

ESTUCTURA ID Y LA ESTELA 26

Posteriores investigaciones en la Estructura I descubrieron que una cuarta estructura, que cierra el espacio sobre la plataforma (Estructura Ic), fue construida durante la transición a Naachtun 5. La estructura Ic contuvo materiales Naachtun 4 (292 – 554 DC) y Naachtun 5 (554 – 625 DC) y en vista de la deposición de una ofrenda con materiales del primer periodo mencionado, que datan para Naachtun 4 (292 – 554 DC), puede argumentarse por el momento como una estructura construida posteriormente a las demás de Grupo Triádico. Argumentamos un momento constructivo entre los dos periodos.

Siguiendo un patrón que hemos visto en otros sitios, ocurrió aquí la deposición de una estela dentro de un pequeño edificio o templo (Figura 7). El monumento esculpido en un estilo bastante temprano y dañado posteriormente, muestra a un individuo, presumiblemente femenino, con un tocado que podría identificarlo como Ix Tzuk Nik. Este personaje, quizás histórico, quizás mítico, sos

tiene en sus manos un Wuk Ek Kan “siete negro cielo” y un 9 Ajaw, referencias a lugares supernaturales (Figura 7). La re-erección de la Estela 26 o su deposición dentro de un templo podría indicarnos un momento en el cual el Grupo C se convierte en un lugar de veneración ancestral. Los ejemplos de estelas enterradas o colocadas en templos parecen indicar esta suposición. Más aún la aparición de nuevos edificios piramidales con estelas asociadas, y en un patrón no ordenado frente al abandonado Grupo Triádico, parecen sugerir esta posibilidad. Este evento, es acompañado con el evento de “refundación” de la sede del poder de Naachtun en el Complejo Amurallado (Arredondo 2009). Bien parece que su re-erección en el Grupo C, marca un momento en el cual la actividad constructiva fue definitivamente re-enfocada hacia el Complejo Amurallado y comenzaría en todo caso un momento en el cual, el grupo C se convierte en el lugar de construcción de pequeñas estructuras piramidales con monumentos asociados pero en un patrón de asentamiento desordenado.

EL COMPLEJO AMURALLADO: UN NUEVO CENTRO DE PODER

Como hemos expuesto en una presentación anterior (Loc. Cit.), el Complejo Amurallado puede datarse como tal para Naachtun 5. Por lo tanto, no me extenderé aquí en presentar la evidencia y origen de las dataciones postuladas anteriormente. Sin embargo, esta datación general no implica la ausencia de construcciones anteriores ni la de posteriores adiciones y remodelaciones. Por el contrario, el complejo Amurallado fue testigo de numerosos cambios que tuvieron implicaciones, sociales políticas y guerreras.

El Complejo Amurallado contuvo dentro de sí un Grupo Triádico, el segundo en el sitio y que no fue ocupado al mismo tiempo que el primero. Esto, en base a que (con excepción de un evento en la transición NAA4 a NAA5) la Estructura I dejó de mostrar evidencia constructiva desde Naachtun 4 hasta bien entrado el siglo IX. En pocas palabras, durante Naachtun 5 el Complejo Amurallado suplantó a la Estructura I como centro de poder dentro de Naachtun y se convirtió en el centro de las actividades relacionadas a los Grupos Triádicos.

Hasta hoy, el Complejo Amurallado es el mejor ejemplo en Naachtun de una locación en donde se muestran cambios en la semántica de un edificio (Loc. Cit.). Luego de erigirse como la sede del poder ritual, el Complejo Amurallado fue parte de un proceso arquitectónico que llevó a la remodelación del área y por lo tanto, a un replanteamiento de el espacio circundante. Su gran muralla se convirtió en un símbolo de poder guerrero mientras los conflictos entre la dinastía Kan y Tikal se acrecentaban. Con la construcción de su Escalinata Megalítica y del cercano Juego de Pelota, aquel simbolismo quedó subrayado, convirtiéndose además en el lugar de entrega de botines de guerra y presentación, y quizás hasta de tortura de cautivos. Se volvió un escenario donde los eventos diarios y los rituales reforzaron los sentimientos de pertenencia en los individuos. Nuevamente las conflictivas alianzas políticas, llevaron a la deposición de un monumento con asociaciones indirectas a Calakmul (Estela 27) al momento que un programa arquitectónico de filiación tikaleña comenzaba en el sitio. Tiempo después esa alianza sería aparentemente rota y se sospecha la ocurrencia de un evento que terminó de forma simbólica con los argumentos arquitectónicos esgrimidos con anterioridad. El Complejo Amurallado fue “terminado” ritualmente pero sospechamos la continuación de su uso en su ámbito exterior, el que lo conecta a la Plaza, convirtiéndose entonces en un símbolo de un pasado para algunos quizás “glorioso” pero para otro quizás manchado en disputas y fraccionalismo.

LA PLAZA OESTE: EL MAR PRIMORDIAL

Construida al momento de levantarse el Complejo Amurallado, la Plaza Oeste transformó drásticamente la apariencia del área. Sin mayor investigación, pero con evidencia de al menos una estructura por debajo de su piso estucado, la Plaza Oeste es, como muchas plazas, un portal, una metáfora de “agua” (Schele y Mathews 1999). Las plazas fueron referidas en las inscripciones como “ol” (el corazón de) con “símbolos de piedra y lirios acuáticos” (Schele y Mathews 1999:45; Figura 8). Si no existió en fases anteriores con sus dimensiones actuales, este “mar primordial” (que por cierto no contiene monumentos sobre su piso como otras plazas), resaltó la presencia de su antecesora natural: el Reservorio de Naachtun. Esta aguada natural fue utilizada con intensidad desde Naachtun 4 (Parry 2005), aunque guarda en sus sedimentos más bajos materiales que datan de tiempos Naachtun 2 (41 -159 DC). Durante Naachtun 5 (554 -652 DC) esta aguada o reservorio sufrió de nuevos cambios con la construcción de pequeños muros que la delimitaron. A su vez, con la construcción de la Plaza Oeste, los nuevos elementos de la narrativa fueron unidos a los viejos, y prepararían el espacio para nuevas construcciones por venir.

EL JUEGO DE PELOTA: LA FRACTURA EN EL CAPARAZÓN DE LA TORTUGA

Con una datación realizada por asociación de pisos cercanos y materiales de saqueo, el Juego de Pelota se fecha tentativamente para un tiempo similar a la construcción del Complejo Amurallado o para un tiempo poco después. Con su posición cercana al Complejo Tipo E y como en otros ejemplos, cercano a un sacbe, el Juego de Pelota reforzó el simbolismo de al menos dos de los elementos del espacio construido hasta el momento: a la Estructura XX como Montaña Serpiente, y al Complejo Amurallado y su escalinata megalítica como una construcción guerrera (Figura 8). Los Juegos de Pelota entran en la mitología de origen Maya como el lugar donde los pares de gemelos enfrentaron a los Señores de Xibalba, en donde el primer par fue derrotado y devuelto a la vida, y donde Hun Hunaab resurgió del inframundo como Dios del Maíz, la grieta o “hom” en la caparazón de la tortuga. Los juegos de pelota han sido ligados al cinturón de Orión y relacionados por su cercanía a los Complejos Tipo E. Aún más, esta combinación de elementos contenidos en ellos, de fertilidad (Cohodas 1985), de creación y destrucción, de vida y muerte (Schele y Freidel 1991) volvieron en algún momento al Juego de Pelota de Naachtun en ese lugar de batallas rituales y de conmemoración de victorias bélicas Su aparición en el sitio coincide, como mencionamos, con un momento de la historia cuando su población erigía un monumento miliciano (el Complejo Amurallado) y cuando aparentemente clamaba una independencia de influencias exteriores (Arredondo s.f.).

ESTRUCTURA XXVII Y LA PLAZA DEL GRUPO C: MONTAÑAS SAGRADAS Y VENERACIÓN ANCESTRAL

Conocidas por ser referencias arquitectónicas o reproducciones de montañas (Vogt 1981; Heyden 1981; Stuart 1987; Stuart y Houston 1994), las pirámides mayas tienen un papel importantísimo dentro del ritual Maya. Siendo sus contrapartes naturales los lugares donde se realizaron los primeros rituales de la sociedad mesoamericana, estos edificios que combinan un cuerpo piramidal y un templo en su cima, son la trascripción humana en arquitectura de los cerros sagrados y de los altares o “mesas” en sus cimas (ver Kurjack 1972) Así se convierten ellas mismas en lugar de ceremonias y celebraciones especiales. Varios de estos ejemplos son reconocidos como edificios funerarios y abarcaron contextos desde lo habitacional hasta lo público, resaltando como ejemplo magnífico las pirámides mortuorias de Tikal y el conjunto piramidal en la Acrópolis Norte.

En Naachtun, estos edificios son fácilmente identificables, y mientras encontramos casos individuales, también se encuentra un conglomerado de edificios piramidales acompañados, de paso, de algunos monumentos esculpidos. En el primero de los casos, resalta la Estructura XXVII. Alrededor del año 564 DC y hacia el extremo este del Grupo A, se erigió la Estela 5 frente a esta estructura piramidal (Figura 9). Con esto se conmemoraba la vida de un personaje al parecer muy importante en vista de los otros cuatro monumentos que fueron erigidos frente a su edificio mortuorio. Esta pirámide o wits fue la montaña a donde ritos relacionados con la veneración a aquel, ahora ancestro, fueron llevados a cabo. Otras edificaciones similares fueron construidas a través del tiempo y resalta, como ya mencionamos antes, un conglomerado de pequeños montículos desordenados en el Grupo C (Figura 9). Hemos mencionado antes el aparente abandono en que cayó la Estructura I y mencionamos la deposición final de una estela en uno de sus edificios como parte de un ritual de veneración ancestral en la transición a Naachtun 5. Creemos que siguiendo el ejemplo mencionado en Tikal, existe una posibilidad que para el final del Clásico Temprano y durante el Clásico Tardío el Grupo C se convirtiera en un área de veneración a los ancestros, ahí hacia el oeste del sitio.

LA PLAZA ESTE: UN BOSQUE DE REYES

Con la llegada del Clásico Tardío, cambios poblacionales, sociales y políticos cambiaron una vez más el curso de la vida en Naachtun. Con una población creciente y con una vida política activa a nivel regional, el sitio fue testigo de un aumento en el número de construcciones residenciales y palaciegas hacia el este. Una nueva plaza fue creada y rápidamente ésta se convirtió en el lugar de erección y re-erección de altares y estelas. Con un total de ocho estelas y dos altares, esta plaza fue el testimonio de nuevas alianzas políticas donde al erigir las estelas 1 y 2, imitarían lo visto en Calakmul en donde el par de estelas 28 y 27 había sido erigido diez años antes en 623 DC. Con su alta cantidad de monumentos, la Plaza Este de Naachtun reflejaría ese notable incremento de monumentos visto en otros sitios, así como la proliferación de plazas cargadas con ellos. Repetiría así Naachtun lo que Schele llamó un “bosque de reyes» o la representación de la selva tropical, y basada en la concepción del rey en el rol de Árbol Sagrado, y más aún, en el nombre epigráfico de las estelas como Te Tun o “árbol piedra” (Figura 9).

NUEVAS FUNDACIONES, NUEVOS ÓRDENES: LA PIRÁMIDE RADIAL Y EL CASTILLO

La construcción no se detendría durante Naachtun 6, un periodo de apogeo y de cambios políticos estratégicos. Luego de la derrota de Calakmul a manos de Tikal en 695 DC, un programa arquitectónico nuevo comenzó en Naachtun. Fue el momento de construcción de la Estructura XXXVIII, una pirámide radial y sus dos monumentos, la Estela 18 y la Estela 19. Estos monumentos relataron la derrota de un personaje de Ox Te Tun (presumiblemente Calakmul), a manos de una reina local pero de procedencia posiblemente tikaleña (Mathews et al. 2004). Jasaw Chan Kawil, gobernante entonces de Tikal, es reconocido entre otras cosas por su programa de pirámides radiales en aquel sitio, y el hecho que este tipo de construcción haya sido asociado antes a declaraciones de victorias bélicas sobre los sitios que las muestran, como el caso de Rio Azul (Adams 1999) y Seibal (Estructura A-3), nos hace pensar en un comportamiento similar en Naachtun. Este nuevo eje arquitectónico fue unido a los anteriores por un nuevo sacbe, el cual contendría en su extremo oeste una estela que presumimos removida de su lugar original en vista de la fecha propuesta de su dedicación (Naachtun 5) y en contraste con los materiales observados en el área en ese momento (Naachtun 6). Con este nuevo hecho arquitectónico, en el cual se volverían a trazar o a marcar las cuatro esquinas del cosmos, se completaría un axis este-oeste a través del cual se llevarían a cabo procesiones rituales (Morton 2007) que bien podrían partir de la Pirámide Radial y su plaza con al menos siete monumentos, bajando por el nuevo sacbe, arribando a la Plaza Este y su bosque sagrado, y dirigiéndose hacia la Plaza Oeste (Figura 9). Aquí, y siempre durante Naachtun 6A, un nuevo programa de estelas fue comenzado. Las estelas 6, 7, 8, 9 y el altar 5 fueron colocados en el margen norte de la plaza y sobre la plataforma que sostiene la plaza del Complejo Tipo E.

Pero los volátiles tiempos políticos de la época marcarían un nuevo giro, y las alianzas previas serían rotas (Arredondo 2009, s.f.). En el medio de la turbulencia, un último edificio de carácter monumental sería construido: la Estructura XXXIX. Conocido como El Castillo, este edificio tiene características únicas (Figura 9). Con dos cuerpos o terrazas muy similares y la presencia de lo que pareciera ser un altar en su cima, este edificio muestra frisos y trabajo en piedra que lo asemeja a las tradiciones del norte. Si bien, al momento no podemos afirmar si se trató de una construcción erigida por un nuevo grupo político en el poder, local o foráneo, no podemos tampoco afirmar que consiste solamente en una moda estilística. En todo caso, este nuevo edificio mostró un cambio radical en las formas de la arquitectura conocida en Naachtun y la disposición de su plataforma hacia el oeste se asemeja al menos en planta, a una plataforma similar en Altamira (Estructura V y su plataforma). ¿Qué simbolismos encierra y cómo se pudieron referir a ellas los habitantes de Naachtun? Éstas son aún preguntas abiertas.

LA ESTELA 24: COROLARIO

Ya avanzado el siglo IX, y en medio del colapso de la sociedad del centro de Petén, los habitantes de Naachtun, realizaron un último gesto arquitectónico: revitalizaron el antiguo Grupo C. Fue frente a la plataforma de la Estructura I que entonces erigieron la Estela 24. Tallada en un estilo evidentemente tardío, llama la atención la presencia del glifo de la cabeza de serpiente, el mismo asociado con la dinastía Kan. Habiendo clamado la dinastía Kan sus orígenes míticos en la Cuenca Mirador (Grube 2004), y en vista del crecimiento de Naachtun durante y luego del colapso de la misma, es posible pensar que de alguna forma estos dos grupos humanos compartieron un nexo ancestral localizado en la zona. Si bien podemos equivocarnos en esto, lo interesante de la Estela 24 es que siendo la Estructura I aquel lugar donde los pobladores de Naachtun dieron origen a sus instituciones, fuera éste el escogido para dejarnos su último legado arquitectónico y último texto escrito. Aún después de varios siglos, y en un contexto político y social diferente, gracias a su expresión arquitectónica la población de Naachtun no olvidó, y reconoció en todo caso la importancia de aquellos “sus” lugares sagrados, el de su geografía mítica; esa en donde tejieron el testimonio de su historia de principio a fin.

CONCLUSIONES

Si bien aquí nos hemos limitado a hacer mención de las posibles lecturas relacionadas a los mitos de origen de algunas de las estructuras de Naachtun, éste es sólo un primer paso. Falta aún cotejarlo más a fondo con más evidencia en la región y más aún considerarlo dentro de la propuesta de Naachtun como Masul y como parte de Chatan Winik, un grupo, región o comunidad que se ha propuesto como habitante de la zona donde se encuentra Naachtun (Boot 1999; Grube 2004). Sólo así este estudio estaría completo. Sin embargo, al momento podemos trazar ya un avance sobre la evolución del sitio, en donde sus elementos arquitectónicos jugaron un rol dentro de la concepción de sí mismos y como comunidad de los habitantes de Naachtun. Así pues, con una ocupación que puede remontarse a Naachtun 2 (41 – 159 DC), según lo indica la presencia de esta cerámica, y cuando probablemente ya se realizaban algunos rituales básicos en la aguada o Reservorio, el sitio deberá esperar hasta la fase siguiente para observar un cambio significativo en su inversión constructiva. Es, durante Naachtun 3 (159 – 292 DC), el momento del colapso en la Cuenca Mirador, que Naachtun vio por primera vez los trazos que enmarcarían su versión propia sobre su origen. Fue en este momento, hacia el final de la fase, en que se construyó su Yax Hal Wits. La estructura V tomaba ya su forma final, construcciones comenzaban hacia el Grupo A y puede que en algún momento se compruebe con mayor certeza la ocupación original de la Estructura I. En todo caso, en un momento cercano en tiempo se erigía su Montaña Serpiente y se establecía el lugar sagrado de los tres tronos. Prontamente éstos serían unidos por el camino blanco de la Vía Láctea y los puntos cardinales del espacio de Naachtun estarían completos.

Sin embargo, los cambios drásticos en la política del Clásico Temprano, darían como resultado un replanteamiento de los órdenes y los poderes. El antiguo lugar de las tres piedras sería posiblemente transformado en un lugar de conmemoración a los ancestros y un nuevo Grupo Triádico sería construido, extendiéndose a su vez el portal acuífero del asentamiento, su mar primordial. Aparecería un nuevo ancestro en la lista de los seres que se transforman de humanos a seres míticos y su templo sería edificado en lo alto de una montaña sagrada. Con el correr del periodo Clásico, las alianzas políticas forzaron nuevamente los poderes gobernantes y estos realizaron extensiones y construcciones bajo nuevas agendas. Nuevas alianzas fueron planteadas arquitectónicamente e incluso la intervención de fuerzas foráneas llegó a replantear el mensaje de los árboles de piedra. En algún momento estos forcejeos en el poder llegaron a irrumpir de tal forma el espacio construido que replantearon el orden cardinal con el aparecimiento de una pirámide radial al extremo este del asentamiento. No obstante, la vida ritual de la comunidad siguió su curso, modificando los significados de sus edificios y dándoles con ello una mayor carga simbólica en ocasiones cambiante y entretejida con la memoria de los eventos que las construyeron, modificaron y en todo caso unieron. De este tejido fue unido el origen mítico de la comunidad y fueron amarrados el pasado distante con el presente vivo de los habitantes del sitio. Fue así que en un último esfuerzo se recurrió a aquel lugar de origen, al centro mismo de la creación, erigiéndose -al final de su ocupación-, el último texto de su historia. Se cerró así el ciclo de su historia, se completó en Naachtun el tiempo, dejándonos a su paso el testimonio protegido en sus edificios. Son ellos, el testimonio de su propia construcción cósmica, de sus cuatro lados, de su primera montaña, de la grieta mítica, de sus tres sagrados tronos, de sus árboles-piedra y de sus caminos blancos (Figura 10). Así, esto prueba que somos nosotros el centro del universo, y que aquí en el plano terrestre se refleja el cosmos en nosotros, así como nosotros nos reflejamos en él.

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Figura 1        Mapa de Naachtun. Shawn Gregory Morton Febrero 2004. From J.P.O´Neill (Ruppert & Denison 1943).

Figura 2        La Perdida, la Primera Montaña Verdadera.

Figura 3        Estructura I, los Tres Tronos.  Atribuciones de los Grupos Tríadicos en su relación a las Deidades GI, GII y GIII (Tomado de Looper 2002).

Figura 4        Estructura I, Los Tres Tronos.  Los tres tronos míticos y el Yax Ox Tun Nal aquí asociado a las Acrópolis tríadicas.

Figura 5        Estructura XX, la Montaña Serpiente.

Figura 6        La Calzada Oeste, el camino blanco.

Figura 7        Estructura Id y la Estela 26.  Las locaciones Wuk Ek Kan “siete negro cielo” y 9 Ajaw (Dibujo P. Mathews).

Figura 8        La Plaza Oeste, el Mar Primordial y el Juego de Pelota, la grieta en la caparazón de la tortuga.

Figura 9        Estructura XXVII y La Plaza del Grupo C, montañas sagradas y veneración ancestral.

Figura 10        La geografía sagrada de Naachtun.

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