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Flores Esquivel, Atasta
2010 Los complejos del Tipo “E” y su asociación con acrópolis o arreglos de tipo Triádico: Esbozos de un posible patrón urbano y sus posibles significados. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.111-122. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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LOS COMPLEJOS DEL TIPO “E” Y SU ASOCIACIÓN CON ACRÓPOLIS O ARREGLOS DE TIPO TRIÁDICO: ESBOZOS DE UN POSIBLE PATRÓN URBANO Y SUS POSIBLES SIGNIFICADOS
Atasta Flores Esquivel
Escuela Nacional de Antropología e Historia, México
PALABRAS CLAVE
Arqueología Maya, acrópolis, Grupo E, equinoccio, solsticio
ABSTRACT
A BRIEF RETURN TO THE EARTH. THE E GROUP COMPLEXES AND THEIR ASSOCIATION WITH THE TRIADIC ACROPOLIS. SKETCHES OF A POSSIBLE URBAN PATTERN AND THEIR SIGNIFICANCE
The E Group Complexes constitute one of the most ancient architectural patterns of Mesoamerica and the Maya area documented to date. Also, they have been one of the most studied and debated arrangements as to their possible significance and function, which run the gamut from a possible relationship to the calendar and astronomy to the regulation of agricultural cycles to geomancy. If some of the hypotheses seem sufficiently plausible, we consider that little has been said about the spatial relationships of these complexes with other very specific architectural forms within their settlements, as well as the apparent importance of such associations in the planning of Maya urban centers since the Preclassic period. In this essay we explore and debate the Group E Complexes with the triadic arrangements and their possible significance as early “urban models” in the Maya Lowlands.
LOS COMPLEJOS DEL TIPO E, BREVE RECAPITULACIÓN
Los Complejos del Tipo E consisten básicamente en un arreglo de plaza cuyo lado poniente lo ocupa una estructura piramidal de planta cuadrangular y su lado oriente una plataforma rectangular alargada, con uno o tres edificios alineados en su parte superior. Como es bien sabido, este arreglo arquitectónico fue identificado originalmente por Frans Blom en el Grupo E de Uaxactun en 1924 y actualmente se reconoce como una de las configuraciones de arquitectura pública más antiguas en el Área Maya y como un elemento “focal” en el desarrollo de muchos sitios como centros urbanos (Hansen 1997; Aveni et al. 2003:160; Chase y Chase 2006).
Su distribución e identificación como patrón arquitectónico comenzó a ser documentada durante la década de los años treinta, con los trabajos de Karl Ruppert en el sur de Campeche y Petén (Ruppert y Denison 1943), quien los detectó en al menos trece sitios más y en otros seis casos probables dentro de un radio de 110 km de distancia de Uaxactun (Ruppert 1940). Este autor notó, entre otras cosas, que las orientaciones de estos complejos variaban notablemente entre sí, en un rango de poco más de 16º, y que tampoco coincidían con el caso de Uaxactun, por lo que su empleo como observatorios astronómicos resultaba problemático (op. cit.: 228-230).
Nociones de corte difusionista y la temprana aceptación de que estos arreglos fueran concebidos idealmente como marcadores de los equinoccios y los solsticios, llevaron a concebir al ejemplo de Uaxactun, con sus tres edificios sobre la plataforma este y su pirámide radial al poniente, como el arquetipo esencial de este tipo de arreglos (Aveni et al. 2003:159-161), y a gran parte de los demás, que no necesariamente poseían tales características, como “imitaciones no funcionales” que se apartaban de este modelo ideal a medida que se alejaban geográficamente de la zona nuclear de Petén; llamándoseles incluso, “arreglos de imitación de Grupo E” (Cohodas 1980:213; “E Group imitation assemblage”, traducción del autor).
Sin embargo, mediante la acumulación y documentación de amplia evidencia durante las décadas subsecuentes, se ha determinado que los Complejos Tipo E no fueron concebidos esencialmente como marcadores de los equinoccios y los solsticios (siendo el caso de Uaxactun más bien atípico). Además, se ha observado que éstos se hallan distribuidos sobre un área geográfica mucho más amplia que el ámbito de Petén y las Tierras Bajas Mayas, encontrándose ejemplos en el sur de Veracruz, la región del alto Grijalva, e incluso, en el Altiplano Central mexicano; exponiendo asimismo, una amplia variedad de configuraciones, orientaciones y aspectos formales, a lo largo de un desarrollo histórico de por lo menos 1,500 años, desde sus orígenes en el Preclásico Medio hasta el Clásico Tardío (Hansen 1997:68; Aimers y Rice 2006:79). Todos ellos, factores que hacen mucho más compleja su interpretación funcional e importancia social, que desde luego, no puede ser unívoca, incluso para determinada región o momento histórico (cfr. Aimers 1993; Aimers y Rice 2006; Aveni et al. 2003).
Lo anterior hace que no sea posible entender a estos complejos como un fenómeno exclusivo o prioritariamente Maya, al menos en lo que a sus características formales y conceptuales originarias se refiere. De tal modo, aunque comúnmente se tomaron los tres edificios sobre la plataforma este como un componente básico, se debe señalar que los ejemplos más tempranos aparentemente carecían de ellos, como el caso de La Venta o quizás, las primeras etapas de Mundo Perdido en Tikal y el Grupo E de Uaxactun (Fialko 1988; Laporte y Fialko 1993). Aunque desde luego, ello no niega que en tales casos los edificios pudieran sustituirse con casas de materiales perecederos o con otros elementos, tales como postes de madera, pilares o esculturas de piedra, braseros cerámicos, etc. con el mismo resultado práctico.
Se piensa que la forma mínima de los Complejos del Tipo E puede circunscribirse únicamente a la pirámide poniente de planta cuadrangular, radial o no, y a la plataforma rectangular alargada al oriente, delimitando una plaza que comúnmente queda cerrada al norte y al sur por plataformas rectangulares de menor longitud, hallándose todo el conjunto sobre una gran plataforma o nivelación artificial. Un rasgo que parece ser constante también, es el alineamiento del eje de simetría de la pirámide con el de la plataforma este, que une los puntos medios de dichas estructuras (la definición 3 de Aveni, et al. 2003). Esto puede tener relación con que a pesar de existir una gran variabilidad en las orientaciones generales de estos complejos, se haya señalado alguna concordancia entre los ángulos y ejes internos que describen sus edificios, indicando una posible proporcionalidad geométrica (Aimers y Rice 2006: 87).
Los ejemplos probablemente más antiguos se hallaron fuera del ámbito Maya, y parecen remontarse a la época Olmeca, pues en La Venta, Tabasco, es donde se ha notado la existencia de uno de los complejos más tempranos, definido por las Estructuras D-1 y D-8. Un dato curioso es la existencia de una columna de basalto en el extremo sur de ésta última, la plataforma este del complejo, así como la hipotética existencia de otras dos similares hacia su parte central y su extremo norte (Aimers y Rice 2006). Es de hacerse notar que los Complejos del Tipo E suelen constituir el centro físico de muchos asentamientos mesoamericanos, cuya traza urbana y edificios importantes parecen gravitar en torno a los ejes que estos describen. El alineamiento de este tipo de complejos con estructuras ubicadas sobre su mismo eje, rasgo importante del plano que se describirá adelante, tiene exponentes en sitios Preclásicos de Chiapas y Guatemala, como Tzutzuculi, La Libertad, Finca Acapulco y Kaminaljuyu, o en asentamientos tan lejanos, incluso, como Tlalancaleca (García Cook 1981), en el valle poblano-tlaxcalteca.
INTERPRETACIONES PROPUESTAS
Para el caso propiamente Maya, las propuestas en torno a las posibles funciones de estos complejos han sido múltiples; sin embargo, actualmente puede haber consenso en lo que se refiere a su multiplicidad, relacionada evidentemente con su época de construcción y ubicación geográfica, con las particularidades históricas de cada sitio y con las características formales específicas de cada tipo de complejo, así como con las diferentes actividades que seguramente imponía el calendario durante el año. Variabilidad y cambios históricos expresados arqueológicamente mediante las modificaciones arquitectónicas que sufrieron diversos complejos a lo largo del tiempo, siendo un ejemplo sobresaliente y bien documentado el de Mundo Perdido, en Tikal (Laporte y Fialko 1993; Fialko 1988), pero muchos otros pueden intuirse con tan sólo mirar los planos de diversos sitios arqueológicos. No obstante, por otro lado parece evidente también cierta continuidad y homogeneidad en la forma de concebir estos arreglos durante siglos, que ha llevado a identificarlos precisamente como tales.
Con respecto a las funciones de estos complejos, la hipótesis astronómica es sin duda la más popular y conocida, especialmente en su variante equinoccial-solsticial (con certeza, aplicable únicamente al caso de Uaxactun). Esta última idea ha tenido tanto arraigo, que aún se ve repetida en diagramas de sitios cuyas orientaciones son diversas o no han sido medidas con exactitud. La asociación de los Complejos Tipo E con aspectos del calendario y los ciclos agrícolas ha sido reconocida también, así como su posible función como marcadores del cuarto del año (Aveni et al. 2003; Estrada Belli 2006: 62). Aimers y Rice (2006) por su parte, consideran que los Complejos del tipo E tienen que ver con ritos de conmemoración de katunes y su escenificación “teatral”. También se ha aludido la idea de que pudieran asociarse con una representación simbólica de mitos concretos, como el de la casa del “Primer Padre”, Wak Chan, y las tres piedras del fogón de la creación (Hansen 1997:68).
Independientemente de su validez, se considera que una gran parte de los análisis de los Complejos del Tipo E han partido de concepciones basadas en modelos interpretativos preexistentes y poco desde el análisis estructural de su arquitectura y espacialidad. Se ve entonces que fuera del ámbito de sus límites físicos aparentes, es decir, del entorno espacial inmediato que conforman su plaza y los edificios que la rodean, poco se ha dicho acerca de las asociaciones espaciales de estos complejos con otros edificios, aunque se ha señalado su relación recurrente –aunque no imprescindible- con estructuras como las del Juego de Pelota, Acrópolis de Tipo Triádico al sur, calzadas hacia su lado noreste y el recurrente alineamiento de estelas y altares sobre el mismo eje que describen sus edificios principales (Fialko 1988; Hansen 1998; Aimers y Rice 2006). En cierto sentido, ello quizás ha tenido relación con la recurrente implementación de la hipótesis astronómica equinoccial-solsticial, que tal vez ha llevado a observar demasiado la relación de estos complejos con el cielo, la cual, aunque se revela como cierta, es más compleja de lo que se suponía inicialmente (Aveni, et al. 2003).
COMPLEJOS DEL TIPO E SOBRE ACRÓPOLIS TRIÁDICAS ORIENTALES: UNA TRAZA CON ORÍGENES PRECLÁSICO
Diversos investigadores han reconocido como los Complejos del Tipo E describen los ejes primarios de las trazas urbanas en muchos de los sitios en los que se encuentran y como éstos quedan alineados con otros edificios; sin embargo, estos datos han sido poco estructurados como definitorios de un posible patrón urbano o forma arquitectónico-espacial “pan-maya”. Mediante la recopilación y análisis de una amplia muestra de planos arqueológicos de sitios en las Tierras Bajas Mayas, resulta palpable y constante la perfecta alineación del eje de simetría de estos complejos con muchas de las ya conocidas “Acrópolis de Tipo Triádico” o arreglos similares, situadas al oriente de los anteriores. Ello sugiere un arreglo que no parece circunstancial, sino parte importante de una concepción urbana generalizada con origen preclásico; la cual, parece haber seguido siendo recurrente e importante en tiempos posteriores, aún cuando los Complejos del Tipo E, o las Acrópolis Triádicas habían sufrido modificaciones arquitectónicas tan sustanciales que expresaban una funcionalidad distinta a la original, cualquiera que esta haya sido.
Es posible que sean dos las variantes para este posible patrón, basándose en el par de características básicas de sus componentes: su direccionalidad y su orientación. La primera siempre se halla presente, en tanto el complejo del Tipo E ocupa el extremo poniente del arreglo y la Acrópolis o arreglo Triádico el extremo oriente. La orientación, por su parte, se expresa en la primera variante mediante la perfecta alineación de los ejes centrales o de simetría de los dos componentes del arreglo, mientras que en otros casos, no existe alineación clara en sentido tal, aunque sí su disposición direccional en la que se observa cierta preferencia porque la triada se halle desfasada hacia el sur con respecto al Complejo del Tipo E.
DISTRIBUCIÓN DEL ARREGLO
En las Tierras Bajas Mayas hay una distribución amplia de este patrón en sitios con un importante componente Preclásico, algunos de los cuales trascendieron dicho periodo y al parecer tuvieron su mayor desarrollo durante el Clásico; en otros casos, se desconoce por completo su temporalidad. Se reconoce la posibilidad de que en muchos sitios parcialmente mapeados todavía no se haya detectado la presencia y asociación de éstos componentes.
CUENCA DEL MIRADOR
En esta región se observan los casos de sitios como Nakbe, El Mirador, Xulnal y posiblemente Tintal, mapeados e investigados recientemente (Hansen 1997). En Nakbe se cuenta con la presencia de núcleos monumentales pares, cuya conformación y disposición de estructuras se han señalado como semejantes a las de El Mirador, situado al noroeste. Al parecer, cada uno de estos grupos gira en torno a un Complejo del Tipo E, observándose en el que se ubica dentro del Grupo Oriental la asociación de dicho complejo con una Acrópolis Triádica situada inmediatamente al oriente aunque desviada hacia el sur (Estructura 59), cuya construcción mayor data del Preclásico Tardío, con algunas adiciones en el Clásico Tardío (Martínez 1994).
El Mirador también cuenta con dos Complejos del Tipo E, asociados a cada uno de los grupos principales del sitio. El primero, al oeste, gira en torno a la estructura denominada El León, justo al norte de la Gran Acrópolis, y el segundo, al oriente, se compone por las estructuras este y oeste del Grupo La Pava (Graham 1967; Howell 1989). Al menos en el caso de estos últimos resulta clara su alineación con la gran Acrópolis Triádica de La Danta.
PETÉN CENTRAL
En esta región sobresale Yaxha por ser uno de los sitios que cuentan con dos Complejos de Tipo E, en los grupos de las Plazas C y F. En esta última, el arreglo consiste de una pirámide radial al poniente y de una plataforma de más de 100 m de largo al este, cuyos orígenes podrían remontarse hasta el Preclásico Medio (Hermes 2001:151). Este complejo se halla alineado con la Acrópolis Noreste, la cual describe un arreglo Triádico en la disposición de sus edificios superiores. Dicho eje parece bastante importante si se toma en cuenta que otras dos estructuras piramidales de importancia quedan alineadas sobre el mismo.
Cival es un sitio ocupado aparentemente de forma completa durante el Preclásico, y sobresale por tener al menos tres Complejos de Tipo E. El principal es uno de los más grandes y tempranos ejemplos de este tipo en las Tierras Bajas Mayas, con una secuencia constructiva de al menos seis etapas, que se extienden desde el Preclásico Medio hasta el Protoclásico o Preclásico Superior (600 AC-250 DC) (Estrada Belli 2006:58-59; Bauer et al. 2005:195-203). Su eje de simetría queda alineado al oriente con una gran Acrópolis Triádica de 33 m de altura, construida al parecer, durante cuatro episodios entre 300 AC y 100 DC, después de las primeras etapas del complejo Tipo E (Estrada 2006: 64). Elementos de importancia tales como el Cache 4, con su ofrenda referente al quincunce y la Estela 2, también fueron colocados sobre este eje, (Estrada 2006; Bauer, et al. 2005).
En Naranjo el Complejo Tipo E define la plaza principal y el centro mismo del asentamiento, con sus Estructuras B-18 y B-20. Éstas quedan alineadas con el grupo que definen las Estructuras C-6, C-7 y C-9, llamadas colectivamente como el “Triádico Este”. Cabe señalar que la Estructura C-9 “figura como [el] foco visual del eje este-oeste de la ciudad” (Noriega y Quintana 2004:560), sobre el cual también se yergue la Acrópolis Central, y que constituye evidentemente la línea sobre la que gravita la traza urbana de la ciudad, la cual, parece remontarse hacia la primera mitad del Preclásico Tardío, época a la que pertenecen las primeras versiones del Complejo Tipo E, cuya secuencia arquitectónica se extiende hasta por lo menos el Siglo V-VI DC (Fialko 2005; Gámez 2004: 563-566).
El Complejo Tipo E de Caracol lo definen las estructuras principales de la plaza del Grupo A (A2, A6, A5 y A7). Sus orígenes y conformación arquitectónica se remontan a por lo menos el Preclásico Tardío (Siglo I DC), cuando la plataforma esté consistía únicamente de una plataforma lineal, a la que luego se le agregó la Estructura “A6-2”, que le confirió una planta en forma de T y dos pequeñas construcciones laterales en los extremos de la plataforma (Chase y Chase 2006:49). Resulta notoria la alineación que este complejo presenta con la llamada Acrópolis Central, cuyas Estructuras A34, A37 y A40 definen un arreglo de Tipo Triádico.
En Tikal, el complejo Mundo Perdido es junto con el Grupo E de Uaxactun el “Arreglo de Tipo Especial” mejor documentado arqueológicamente hasta la fecha en toda el Área Maya, pues se cuenta con información acerca de toda su secuencia y evolución constructiva. También constituye un claro ejemplo de la revitalización y modificación de un espacio arquitectónico Preclásico en épocas posteriores, reflejo de cambios en sus funciones ceremoniales y públicas (Fialko 1988; Laporte 1997, 2005). Se mencionó el caso de Tikal como una posibilidad hipotética, pues aunque se carece de mayor evidencia, se sugiere la posibilidad de que su aparente alineación con la llamada Acrópolis Sur, no sea casual; pudiendo ésta última contener alguna subestructura con la forma de un arreglo Triádico, orientada hacia el oeste, en dirección a Mundo Perdido.
En Uaxactun se puede mencionar la presencia de su Grupo E con las Acrópolis de orden Triádico del Grupo H hacia lo que es el extremo este del sitio; y aunque no es clara su relación espacial, ambos grupos fueron contemporáneos durante toda la fase Chicanel, al menos; trasladándose el centro de gravedad del asentamiento hacia el poniente durante la subsiguiente fase Tzakol (Valdés 1986).
NORTE DE PETÉN
En lo que hoy es el sur de los estados mexicanos de Campeche y Quintana Roo, sitios como El Tigre, presentan características en su núcleo monumental que conducen a pensar en la posibilidad de que sus Estructuras 2 y 3 en alguna época hayan podido formar un Complejo del Tipo E, modificado en tiempos posteriores con la adición de las Estructuras D y E. Suposición razonable, si se toma en consideración que este asentamiento presenta una ocupación importante desde el Preclásico Tardío, y que en esa época el sitio se relacionaba con Petén (Vargas y Delgado 2003: 992). Dichas estructuras quedan alineadas perfectamente con la pirámide de la enorme Estructura 4, una Acrópolis de casi 200 m por lado situada al este, que a la fecha ha sido poco investigada (Vargas y Teramoto 1996).
En Altar de los Reyes, cabe la posibilidad de que la Acrópolis Oeste (Šprajc 2002; Šprajc y Flores 2008) formara originalmente un Complejo del Tipo E mediante las Estructuras 12 y 13. Esta queda alineada con la Acrópolis Este, una gran plataforma que sostiene cuatro edificios en su parte superior (tres de los cuales posiblemente definen un arreglo triádico), al que se añaden, un par de montículos piramidales situados a 50 m al norte y al sur, realzando el posible carácter triádico del plano y su notoria simetría. Lamentablemente, de este sitio no se dispone de evidencias que permitan confirmar una ocupación Preclásica, pero el grupo sureste del sitio consiste de una Acrópolis de Tipo Triádico.
En Yaxnohcah, un sitio de núcleos múltiples mayormente Preclásico (Šprajc 2004; Šprajc y Flores 2008), se observa un Complejo del Tipo E en su Grupo B, y una gran plataforma con tres edificios en su parte superior, de formas y características que podrían catalogarse como “triádicas”, conformando su Grupo D, situados en un eje este-oeste, separados por una distancia de 850 m, aunque su alineación es bastante dudosa.
El Resbalón tiene una plaza principal definida por un Complejo del Tipo E que se halla alineado con la llamada Plaza Elevada y su Estructura 14 (López y Tsukamoto 2003: 964-965; Tsukamoto 2005). Esta última, sin embargo, no constituye un Complejo de Tipo Triádico, pero se debe señalar que se ha planteado el posible inicio de la planeación y construcción de este conjunto para el Preclásico Medio (López y Tsukamoto 2003: 966-967).
También se pueden mencionar los casos de sitios como Ichkabal y Chicaanticaanal, documentados en años recientes (Campaña y López Camacho, comunicación personal; Šprajc y Flores 2008), y de los cuales todavía se sabe poco, aunque se suponen ocupaciones tempranas y en donde se observan configuraciones arquitectónicas que podrían corresponder con el arreglo que se comentó anteriormente. Dzibanche es otro asentamiento que presenta un patrón de “epicentros múltiples” (Nalda y Campaña 1998); uno de sus grupos más importantes es Tutil, situado a 1.90 km al oeste de Dzibanche. La información accesible sobre este grupo es todavía escasa, pero parece evidente que presenta un Complejo del Tipo E en su plaza principal, que se halla alineado con una estructura de tipo Acrópolis hacia el oriente.
NORTE DE BELICE
Lamanai es un asentamiento que se vio condicionado en gran medida por la laguna que se extiende a su lado oriente. Éste pudiera ser el caso de otro sitio con la presencia de dos Complejos Tipo E. El primero de ellos y reconocido ampliamente como tal, es el que forman las Estructuras P 8-1 y P 8-12. El posible segundo complejo, es el que definen las Estructuras N 9-42 y N 9-61, que se alinean conspicuamente con la gran Acrópolis Triádica que soporta las Estructuras P 9-8 a P 9-14. Lamanai es un sitio con una ocupación muy prolongada, siendo un asentamiento de gran importancia hacia el Preclásico (Pendergast 1981).
PENÍNSULA DE YUCATÁN
Más al norte, en Edzna, el conjunto que forman la Nohochna y la estructura piramidal situada a su poniente, queda alineado con la Gran Acrópolis, cuyos edificios principales se distribuyen en la forma de un Complejo Triádico, presidido por el conocido Edificio de los Cinco Pisos. Este alineamiento, constituye el eje primario en la planeación de la ciudad (Benavides 1997: 64, 67) y se debe señalar que Edzna es un sitio con evidencias de ocupación bastante tempranas, presentando un crecimiento importante hacia su fase Baluartes (250 AC) (Forsyth 1983).
Yaxuna es un sitio que presenta una fuerte ocupación y actividad constructiva para el periodo Preclásico (Freidel 1986). Éste presenta un complejo del Tipo E hacia su parte central, asociado a una Acrópolis Triádica al oriente, con la cual comparte una orientación similar, más no una alineación precisa. Dada la temporalidad de muchos de sus edificios, resultan notables las semejanzas de este sitio en cuanto a su concepción espacial, con otros que se ubican más al sur, como Yaxnohcah.
HACIA EL CLÁSICO
A los casos que se han comentado se agregan los de sitios que, si bien tuvieron su mayor desarrollo constructivo durante el Periodo Clásico, pudieran haber definido sus trazas urbanas durante el periodo anterior, o representar éstas el impacto de una tradición que fue modificándose con el transcurrir de los siglos. Quizá sea este el caso de sitios como Ixkun e Ixtinto, o Santa Rosa Xtampak, en los que en vez de existir una Acrópolis alineada al este del Complejo Tipo E, se halla una pequeña plaza o patio. También se puede mencionar casos como el de las Tierras Bajas Noroccidentales, que si bien se distinguen por la ausencia notoria de arreglos del Tipo Grupo E y la relativa escasez de arquitectura fechada para el periodo Preclásico, Comalcalco es el ejemplo más occidental de un Complejo Tipo E de las Tierras Bajas Mayas, en el Templo I y la Estructura 6 de la Plaza Norte.
Estas construcciones parecen alinearse de forma intencional con los adoratorios o plataformas pequeñas en la parte media de la plaza, y con las estructuras piramidales interpuestas antes de llegar a la Acrópolis Este, cuya configuración parece esencialmente “triádica” (Andrews et al. 1967). Quizás se pueda agregar en esta región el caso de Chuctiepa (Blom y La Farge 1926), sitio que presenta un grupo de plaza similar a un Complejo del Tipo E alineado con una plataforma de posible carácter triádico al oriente.
Se puede citar el ejemplo de Ceibal, en donde el Complejo Tipo E parece constituirlo las Estructuras A-20 al poniente, y A-9 A-10 y A-12 al oriente. A ellas se hallan asociadas las Estelas 5, 6, 7, 18 y 22, esta última siguiendo hacia el centro de la plaza, el eje primario que parecen definir las Estructuras A20 y A10. Cientos de metros más al este, desviado al sur, se ubica el Complejo de Tipo triádico conformado por la Estructura D-32, con sus estructuras “laterales” D-31 y D-33. La primera con ocupación perteneciente al Clásico Tardío (Fase Tepejilote 700-800 DC), lo que indica que esta relación tuvo una profundidad histórica importante.
CONSIDERACIONES FINALES
Se ha revisado brevemente a lo largo de la presente exposición una regularidad arquitectónica que se considera significativa con respecto a la configuración de los epicentros en diversos sitios de las Tierras Bajas Mayas; presente desde el periodo Preclásico. Sus elementos componentes no necesariamente tienen que quedar alienados en un mismo eje, pero su binomio es recurrente dentro de los asentamientos, quedando el Complejo Tipo E siempre situado al oeste y la Acrópolis-arreglo triádico al oriente, en ocasiones formando cada uno el centro de gravedad de sitios con “epicentros partidos”.
No se asume que la posible traza urbana que se ha descrito, se halle aislada de su entorno natural y social, ni mucho menos de otros elementos arquitectónicos, que tal vez no se alcanzan a identificar o que van más allá del simple análisis de planos arqueológicos; los cuales, también se debe reconocer, son de calidades variables. Los factores históricos desde luego, también se hallan presentes en la conformación de los asentamientos, pues en algunos casos se ha visto que existe la posibilidad de que las Acrópolis orientales hayan sido una adición posterior al Complejo Tipo E. También, sin embargo, observar este patrón desde dicha perspectiva amplia y comparativa, quizás resalta la importancia del mismo y habla de cierta continuidad conceptual a lo largo de siglos y regiones.
Interesante es hacer notar como se ha señalado la diferencia del carácter “público” o comunitario de las plazas que contienen Complejos del Tipo E con respecto al carácter de élite en las que se componen primordialmente por templos-pirámide y Acrópolis con tumbas de ancestros reales. Si esta suposición se acerca a la verdad en sus aspectos generales, entonces los alineamientos que se presentan se revelan como bastante significativos, pues quizás expresan en algún sentido una unión o lazo que proporcionaba cohesión a la sociedad. Si los distintos planos de plaza, definidos por sus constituyentes arquitectónicos, escultóricos, simbólicos y espaciales expresan diferencias de culto específicas, y por ende religiosas, entonces se revela como importante notar las diferencias entre los planos de ellas y como fundamental el análisis sistemático de sus constituyentes y sus posibles funciones. Si se limita a comentar que las plazas funcionaban como “teatros” para representaciones rituales, sin entrar en la identificación e interpretación concreta de sus formas, quizás no se pueda definir mayores referentes para la investigación.
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Figura 1 Esquema de la disposición recurrente de acrópolis o arreglos triádicos con respecto a Complejos del Tipo E en las Tierras Bajas Mayas.