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05. DESARROLLO DE LAS COMUNIDADES PRECLÁSICAS E INTERACCIONES ENTRE LAS TIERRAS BAJAS Y EL ÁREA OLMECA – Takeshi Inomata, Daniela Triadan y Otto Rodrigo Román – Simposio 23, Año 2009

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Inomata, Takeshi Daniela Triadan y Otto Rodrigo Román

2010           Desarrollo de las comunidades preclásicas e interacciones entre las Tierras Bajas y el área Olmeca. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.47-61. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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DESARROLLO DE LAS COMUNIDADES PRECLÁSICAS E INTERACCIONES ENTRE LAS TIERRAS BAJAS Y EL ÁREA OLMECA

Takeshi Inomata

Daniela Triadan

Otto Rodrigo Román

Universidad de Arizona y Universidad de San Carlos de Guatemala

PALABRAS CLAVE

Arqueología Maya, Petexbatún, Ceibal, maya, olmeca, Real Xe, Grupo E, Preclásico Medio

ABSTRACT

THE DEVELOPMENT OF PRECLASSIC COMMUNITIES AND INTERACTIONS BETWEEN THE MAYA LOWLANDS AND THE OLMEC AREA: RECENT INVESTIGATIONS AT CEIBAL

The nature of interactions between the Maya Lowlands and the Olmec area has been an important problem in Mesoamerican archaeology. Some investigators propose that the Maya of the Lowlands developed their communities independently, while others argue that groups from the southern Gulf Coast and highlands of Chiapas extended critical influence in this development. Recent investigations at Ceibal and other sites are providing significant data for understanding the complex patterns of relationships among these regions.

INTRODUCCIÓN

Ceibal ha tenido un lugar especial en la arqueología maya desde la investigación pionera por la Universidad de Harvard en la década sesenta (Sabloff 1975; Smith 1982; Tourtellot 1988; Willey 1990). Con base a los resultados de dicha investigación, y considerando los nuevos avances en la arqueología maya y epigrafía, se inició el Proyecto Arqueológico Ceibal-Petexbatun en el año 2006, enfocado a responder algunas preguntas específicas. Uno de los enfoques de nuestro estudio es la transformación de la comunidad de Ceibal durante el período Preclásico.

Este tema está relacionado directamente al problema de los orígenes y la formación de la Civilización Maya. Algunos arqueólogos enfatizan la influencia del área Olmeca como “la cultura madre” (Diehl y Coe 1995), mientras otros argumentan que la sociedad maya de la selva tropical se desarrolló básicamente independientemente (Hansen 2005). Ceibal es un sitio clave para examinar este problema ya que se ubica cerca del margen suroeste de las Tierras Bajas Mayas con la potencial comunicación con áreas adyacentes a través del los Ríos La Pasión, Usumacinta y Salinas (Figura 1).

La cerámica ha sido un tema central en la discusión sobre las relaciones entre diferentes regiones. La cerámica Real-Xe de Ceibal y del área del Río La Pasión es uno de los complejos cerámicos más tempranos en las tierras bajas mayas, fechándose a 900-600 a.C., junto con Eb de Tikal, Ox de la Cuenca Mirador, Cunil del Valle de Belice, Swasey de la parte norte de Belice, y Ek de la parte noroeste de Yucatan. Wyllys Andrews (1990) notó que la cerámica Xe es similar a los materiales de Chiapas y sugirió que la población temprana de la región del Pasión migró de esa área. John Clark y David Cheetham (2002), sin embargo, argumentan que Xe comparte mayores similitudes con las cerámicas contemporáneas de las Tierras Bajas y la población local adaptó la idea de producción cerámica a través de intercambios con los grupos vecinos. La evaluación preliminar de nosotros es que, mientras que  la cerámica Xe comparte similitudes significativas con los materiales de las Tierras Bajas, también muestra semejanzas a la cerámica de Chiapas, especialmente en la prevalencia de vasijas con engobe blanco.

El otro tipo de datos importantes se refiere a las configuraciones espaciales de los sitios. Clark (Clark y Hansen 2001:4) ha indicado que varios sitios del período Preclásico Medio (900-400 a.C.) en Chiapas comparten un plan espacial formalizado, el cual ha nombrado el patrón de Chiapas Formativo Medio (Figura 2). El centro de este arreglo es un complejo de tipo “Grupo E”, que consiste en una pirámide al oeste y un montículo alargado o tres estructuras alineadas al este. Plataformas grandes rodean este complejo, y estas estructuras principales están ubicadas a lo largo del eje norte-sur. Este patrón se encuentra en los sitios como San Isidro, Ocozocoautla, Chiapa de Corzo, Finca Acapulco y La Libertad en el Valle del Grijalva, Vistahermosa y Mirador en sus afluentes, y Tzutzuculi en la Costa de Chiapas (Figura 1). Clark sugiere que este plan es fuertemente vinculado con el centro Olmeca de La Venta, que muestra una explícita orientación norte-sur, incluyendo un posible complejo de tipo Grupo E (Estructuras D-1 y D-8) (Lowe 1989; McDonald 1983), y varias plataformas. Un enfoque central del patrón de La Venta es la pirámide alta (Estructura C-1) al norte del Grupo E. Este patrón con una pirámide es compartido por varios sitios de Chiapas, como Mirador, Tzutzuculi, Chiapa de Corzo y La Libertad, pero otros centros Chiapanecos como San Isidro no muestran este rasgo claramente. Además, el importante recinto ritual del Complejo A al norte de la pirámide alta se manifiesta solo en La Venta, distinguiendo esta capital Olmeca de los de más (Clark y Hansen 2001:5).

Como notan Clark y Hansen (2001:15), los centros de las Tierras Bajas Mayas, como Nakbe, El Mirador y Tikal, también tienen complejos de tipo Grupo E, pero sus planes de sitio no siguen el eje norte-sur. Más bien, sus organizaciones espaciales parecen enfatizar la orientación este-oeste. Otra diferencia entre las dos regiones es el uso de materiales de construcción. En La Venta y los sitios de Chiapas, las estructuras son principalmente hechas de barro, mientras los Mayas de las Tierras Bajas desarrollaron construcciones de piedra caliza.

Cuando vemos el mapa de Ceibal, su patrón espacial no es inmediatamente claro. Sin embargo, las investigaciones de Harvard señalaron que el enfoque de la ocupación temprana en Ceibal es el Grupo A (Figura 3). En el centro de este grupo, se encuentra un posible complejo de tipo Grupo E, formado por la Estructura A-20 al oeste y A-12, A-10 y A-9 al este. La Estructura A-20 no está exactamente alineada con las del este, pero esta configuración puede haber resultado de construcciones de períodos posteriores. Alrededor de este conjunto, se encuentran plataformas grandes, es decir, la Estructura A-18 al norte del complejo de tipo Grupo E, la Corte Este que soporta A-15 y A-16 al noreste, la plataforma frontal de A-24 al suroeste, A-2 al sur y A-4 al sureste. Estas construcciones están colocadas claramente a lo largo del eje norte-sur. Aunque existe una divergencia posible desde el típico patrón de Chiapas Formativo Medio en la aparente ausencia de la pirámide norte, el patrón general de la ocupación temprana de Ceibal parece impresionantemente semejante a la de los sitios Chiapanecos.

Las excavaciones de Harvard enfocaron al período Clásico, y las partes más tempranas de estas construcciones han sido poco exploradas. Los arqueólogos de Harvard encontraron varios pisos de las fases Real-Xe (900-600 a.C.) y Escoba-Mamom (600-300 a.C.) abajo de las plazas del grupo, pero descubrieron solamente tres muros y ninguna estructura substancial de estos períodos (Smith 1982:224, 227). Solo a través de excavaciones más profundas y extensivas, podríamos determinar si realmente existe este patrón y desde cuando. Particularmente, el fechamiento del inicio del complejo tipo Grupo E es importante ya que el origen de estos conjuntos ha sido un punto de debate. Por una parte, el patrón de Grupo E es común en los sitios Preclásicos en las Tierras Bajas Mayas, especialmente en la parte central. Algunos investigadores han sugerido que el concepto de estos conjuntos rituales se originó en el área Maya (Valdés 1995; Stanton y Freidel 2003). Por otro lado, las expresiones consistentes del patrón de Chiapas Formativo Medio parecen indicar que el plan de Grupo E se divulgó desde La Venta a través de los centros del Valle del Grijalva, como han propuesto Gareth Lowe (1989) y Clark (Clark y Hansen 2001). Se necesita más datos sobre las fechas de construcciones tempranas en ambas áreas. Por el momento, el complejo de tipo Grupo E más temprano que ha sido confirmado en las Tierras Bajas es el Mundo Perdido de Tikal que se fecha para el inicio de la fase Tzec-Mamom, o alrededor de 700 a.C. (Laporte y Fialko 1995). Los complejos de La Venta y en Chiapas pueden fecharse para 900 a.C. a 700 a.C., pero falta la exactitud del fechamiento.

Si Ceibal realmente tuvo un patrón espacial comparable a los sitios de Chiapas desde el principio del Preclásico Medio, tenemos que examinar otra pregunta: ¿esta configuración representa una imitación superficial, o involucró ideas y prácticas compartidas? La presencia prolongada de arquitectura implica que quienes la ven puedan adaptar sus formas con diferentes usos y significados. En contraste, escondites enterrados pueden ser apreciados solo en los momentos de la práctica ritual. La presencia de escondites comparables puede implicar que se compartieron prácticas rituales y posiblemente conceptos religiosos, a través de la participación directa en ritos y comunicaciones intensivas.

En los centros Chiapanecos, las plazas de complejos de tipo Grupo E parecen haber sido espacios para actos rituales formalizados, incluyendo depósitos de escondites. En San Isidro, Lowe (1981) descubrió una serie de ofrendas de hachas y pseudo-hachas de piedra verde, algunas puestas en arreglos cruciformes, a lo largo del eje central (este-oeste) del complejo de tipo Grupo E. Más recientemente, investigaciones por Bruce Bachand et al. (2008) en Chiapa de Corzo revelaron un escondite con más de cien hachas en el eje central del complejo de tipo Grupo E. En La Venta, el conjunto de tipo Grupo E todavía espera exploraciones arqueológicas, y los datos principales provienen del Complejo A, donde los arqueólogos encontraron numerosos escondites de hachas, incluyendo los que estaban en cruciforme (Drucker et al. 1959:40). Muchos de estos escondites estaban colocados en el eje norte-sur, otra vez indicando la importancia de la línea central en estos ritos.

En Ceibal, excavaciones por el Proyecto de Harvard descubrieron el Escondite 7 de la fase Real-Xe con seis hachas de piedra verde, un probable sacador de sangre y cinco vasijas cerámicas puestos en cruciforme (Smith 1982:118, 243). La forma y contenidos del escondite son comparables a los de La Venta y Chiapas, pero su hallazgo fue algo fortuito ya que el pozo de 2 x 2 m fue puesto arbitrariamente en la parte sur de la plaza del complejo de tipo Grupo E. Si el patrón de Chiapas Formativo Medio consistentemente involucra escondites de hachas a lo largo del eje central de complejos de tipo Grupo E, y si Ceibal compartió este patrón junto con conceptos y prácticas específicos, excavaciones en el eje central de este complejo deberían revelar más escondites. Esta fue una de las hipótesis principales de nuestra investigación.

El otro aspecto importante de nuestras investigaciones se refiere a las plataformas. Datos relevantes vienen de los sitios de Mirador y La Libertad en Chiapas. En Mirador, excavaciones extensivas del Montículo 27, una plataforma situada al noreste del complejo de tipo Grupo E (Agrinier 2000), relevaron múltiples estructuras junto con entierros, basureros y fogones. En La Libertad, la plataforma más grande del sitio, Montículo 2, también se encuentra al noreste del complejo de tipo Grupo E (Figura 2) y soporta múltiples estructuras. Clark (Clark y Hansen 2001:12) sugiere que estas plataformas sirvieron como complejos de residencias de élites. Estos datos indican que, como el caso de complejos de tipo Grupo E, las prácticas asociadas con las plataformas parecen haber sido consistentes y formalizadas, probablemente representando su uso como residencias de élites. Si Ceibal siguió el mismo formato del patrón de Chiapas Formativo Medio, se esperaría usos y funciones comparables de sus plataformas.

FUNDACIÓN DE CEIBAL

Con base en las consideraciones discutidas arriba, nuestras investigaciones del período Preclásico en 2005, 2006, 2008 y 2009 se han enfocado en tres áreas: 1) el probable complejo de tipo Grupo E (Operación CB203); 2) la plataforma de la Estructura A-24 (Operación CB200); y 3) la Corte Este (Operación CB201). Adicionalmente, se llevó a cabo una operación pequeña en la parte norte de la Plaza Central (Operación CB202).

En la Operación CB203, excavaciones por Otto Román descubrieron dos escondites con hachas de piedra verde a lo largo del eje central del conjunto de tipo Grupo E en la parte oeste de su plaza. El Escondite CB109, datado a la transición de Real-Xe a Escoba-Mamom, contuvo siete hachas y pseudo-hachas, cuyos tamaños y formas son parecidos a los del Escondite 7 del Proyecto de Harvard (Figuras 4 y 5). Más abajo, a la profundidad de 2.8 m desde la superficie actual, se encontró el Escondite CB118 dentro del estrato natural de sascab. Este depósito que se fecha para la fase Real-Xe tuvo doce hachas finamente elaboradas (Figuras 6 y 7). La pieza más grande se midió 16.5 cm de largo. Las formas y posiciones de las hachas son semejantes a los escondites de La Venta. Los hallazgos de los Escondites CB109 y 118 confirman que durante la fase Real-Xe Ceibal fielmente siguió el formato del patrón de Chiapas Formativo Medio.

La excavación de un área de 8 x 10 m en la plataforma de A-24 (Operación CB200B) reveló las Estructuras Kelko, B’ab’ay, Kotko, Kaaxkuut y Saq que fechan para la fase Escoba-Mamom (Figura 8). Estos hallazgos confirman que la plataforma de A-14 tuvo un patrón comparable a las de Mirador y La Libertad, sosteniendo múltiples estructuras. Los estratos más abajo fueron explorados a través de un pozo de 2 x 2 m (Operación CB200A), el cual descubrió diez pisos de la fase Real-Xe, midiendo 5.5 m en el grosor total. Este resultado confirma que la construcción de la plataforma empezó al principio del período Preclásico Medio, llegando a un tamaño monumental durante la época pre-Mamom. Por otro lado, la Corte Este fue probablemente el palacio real durante el período Clásico Terminal. Excavaciones abajo de este complejo revelaron construcciones más antiguas. La Estructura A-15 Sub-4 fue una plataforma de la fase Escoba-Mamom, la cual parece estar colocada encima de un edificio anterior.

Aunque todavía no hemos explorado los edificios de tipo Grupo E, los resultados hasta la fecha sugieren que, durante el período Preclásico Medio, Ceibal tuvo un patrón espacial bien formulado como los centros de Chiapas. Además, la presencia de los escondites indica que esta similitud no resultó de una imitación superficial sino estaba basado en ideas y prácticas de ritos compartidas. Es importante notar que el Escondite CB118 fue puesto directamente en la capa natural y sellado por el primer relleno de la plaza. La dedicación de este escondite probablemente marcó el inicio de la ocupación mayor en Ceibal. Es decir, que los residentes de Ceibal pueden haber seguido el formato de ritos del patrón de Chiapas Formativo Medio desde su ocupación inicial. Así que nuestro uso de término “fundación” es explícito e intencional. No sabemos si el centro de Ceibal fue establecido por migrantes o por poblaciones locales. Pero podemos decir que la comunidad temprana de Ceibal no nació o creció en una manera “natural”, sino involucró la transformación de la organización espacial, y probablemente también de la estructura social, a través de procesos políticos motivados por conocimientos íntimos de sus vecinos más centralizados.

El proceso de divulgación, adopción y modificación de ideas relacionadas es un problema complicado, el cual tiene que ser evaluado a través de datos empíricos. Un centro poderoso como La Venta no solamente puede ser un punto de origen y divulgación de nuevas invenciones, sino también puede servir como enfoque de absorción de ideas provenientes de otras áreas. A pesar de esta nota precavida, los datos a la mano parecen favorecer la transmisión de algunas ideas claves desde oeste a este. El único ejemplo del escondite estilo “Olmeca” en las Tierras Bajas Mayas afuera de Ceibal proviene de Cival en la parte este del Petén (Estrada-Belli 2006:59). Este Escondite 4 cruciforme, conteniendo cinco hachas, cinco vasijas y 114 guijarros de piedra verde, fue puesto en el eje central del complejo de tipo Grupo E. Sin embargo, durante el período Preclásico Medio temprano, Cival no parece haber tenido plataformas alrededor el conjunto de tipo Grupo E, que formaran un patrón de Chiapas Formativo Medio (Estrada-Belli, comunicación personal, 2009). Por otro lado, excavaciones extensivas en el Mundo Perdido de Tikal (Laporte y Fialko 1995) y en el Grupo E original de Uaxactun (Ricketson y Ricketson 1937) no revelaron escondites comparables. Es decir, mientras que Ceibal parece seguir estrechamente el formato de Chiapas, la adopción de la idea por su vecino al este fue selectiva y variable.

Esta interpretación parece ser apoyada por los fechamientos. Si el Escondite CB118 realmente marca el inicio de ocupación en Ceibal al principio de la fase Real-Xe, suficientemente anterior a la introducción de la cerámica Mamom, su depósito debe haber sido más temprano que la primera construcción del Mundo Perdido de Tikal en el principio de Tzec-Mamom (alrededor de 700 a.C.). Esta interpretación tentativa no contradice a la fecha de radiocarbono 2610±75 b.p. del Escondite 7 de Ceibal (Smith 1982:118), la cual se calibra a 847-749 a.C. (1 sigma) y 926-510 a.C. (2 sigma) (Stuiver et al. 2009). Las muestras tomadas de estratos superiores de la fase Real-Xe de la Plataforma de A-24 dan fechas calibradas de 844-800, 835-796, 811-776 y 997-896 a.C. (1 sigma). Las capas más abajo de esta plataforma deben datar fechas aún más tempranas. Solamente el Escondite 4 de Cival, situado en la transición entre Cunil y Mamon, puede ser contemporáneo con los depósitos de Ceibal (Estrada-Belli, comunicación personal, 2008).

También se notan similitudes entre Ceibal y Chiapas durante la fase Real-Xe en el uso mayor de arcilla en la construcción, el cual se contrasta con la construcción con piedras en la fase inicial del Mundo Perdido. El otro punto interesante es un énfasis fuerte en la habilitación de plazas en Ceibal. Mientras que las acumulaciones de construcción en varias partes de plazas de Ceibal durante el período Preclásico miden 2 a 4 m de grosor, las construcciones de plazas en el Mundo Perdido de Tikal (Laporte y Fialko 1995), el Grupo E de Uaxactun (Ricketson y Ricketson 1937) y la parte pre-Mamom de Nakbe (Hansen 1998) son menos impresionantes. Por otra parte, los sitios de Chiapas, como San Isidro y Chiapa de Corzo, tienen plazas con acumulaciones de rellenos de casi 4 m. La importancia de inversión de trabajo y material en plazas y depósitos subterráneos parece ser una característica de la tradición del patrón de Chiapas Formativo Medio. Esta tendencia se manifiesta fuertemente en el sitio de La Venta con impresionantes acumulaciones de construcciones y sus Ofrendas Masivas (Drucker et al. 1959). Las plazas en estos centros estaban cargadas de valores simbólicos y políticos, ligadas a la importancia de ritos comunales en esas sociedades tempranas.

No tenemos la evidencia de diferenciación social marcada en Ceibal durante el período Preclásico Medio. Este aspecto tampoco es claro en el Valle del Grijalva. Es sugestivo notar que Ceibal y los centros del Valle del Grijalva parecen carecer de monumentos que representan posible autoridades político-religiosas, aunque se han reportado esculturas pequeñas. Afuera de la Costa del Golfo, monumentos de este tipo se encuentran principalmente en la Costa Pacífica, incluyendo los sitios de Tiltepec, Tzutzuculi, Padre Piedra, Pijijiapan, La Union, Takalik Abaj, San Antonio Suchitepéquez y Chalchuapa (Clark y Pye 2000: Fig. 1). Es importante notar que no se han reportado complejos de tipo Grupo E de estos sitios con monumentos esculpidos. Es decir, parece existir una división marcada entre la distribución de complejos de tipo Grupo E y la de las esculturas de poder (Figura 1).

Una excepción con la co-existencia del patrón de Chiapas Formativo Medio y monumentos, además de La Venta, es Tzutzuculi en la Costa Pacífica de Chiapas, que probablemente tenía una relación estrecha con Vistahermosa y Mirador en el drenaje del Grijalva. El otro caso problemático es Kaminaljuyu, donde un complejo puede ser de tipo Grupo E (Valdés 1999:74), pero no se encuentra un patrón específico de Chiapas Formativo Medio. Algunas de sus esculturas muestran similitudes a los monumentos del Preclásico Medio de la Costa Pacífica, pero sus fechas no son seguras. Los monumentos del sitio cercano de Naranjo, datados a 700-500 a.C. más seguramente, son lisos (Arroyo et al. 2007). También, es necesario mencionar el monumento esculpido aislado de Xoc que se encuentra en la parte noreste de Chiapas. Estas distribuciones de los elementos culturales parecen indicar que Ceibal tuvo afiliación más fuerte con los centros del Valle del Grijalva y posiblemente funcionó como un punto de introducción de las ideas rituales y sociales para las Tierras Bajas Mayas.

LA FORMACIÓN DE LA CULTURA DE LAS TIERRAS BAJAS MAYAS

La parte posterior del Preclásico Medio (600-400 a.C.) fue marcada por la formación de la cultura de las Tierras Bajas Mayas. Ceibal también participó en este proceso. Este cambio cultural es más claramente representado por la expansión de la esfera cerámica bastante homogénea de Mamom, con posibles precedentes en el complejo Ox de la Cuenca Mirador y Swasey de la parte norte de Belice. Esta esfera cubrió la mayor parte de las Tierras Bajas incluyendo Ceibal. En Ceibal la transición de la cerámica Real-Xe a Escoba-Mamom parece haber ocurrido rápidamente mientras en otras partes de las Tierras Bajas el proceso puede haber sido más gradual.

La arquitectura de Ceibal también cambió, pero en un proceso distinto. Mientras los edificios de la fase Real-Xe consistieron principalmente de archilla, los de Escoba-Mamom muestran una mezcla de piedras y barro. El uso de piedras en cantidades grandes comparable a la arquitectura del Petén central se fecha para la parte tardía de Escoba-Mamom y la transición de Escoba-Mamom a Cantutse-Chicanel. Es decir, el cambio arquitectónico fue más gradual que el de cerámica.

Durante el Preclásico Tardío (400 a.C. – 250 d.C.) las Tierras Bajas Mayas representó una esfera cultural bien marcada. En Ceibal, los elementos culturales asociados con Chiapas disminuyeron. El Grupo A mantuvo la apariencia general del patrón de Chiapas Formativo Medio, pero su uso parece haber cambiado. Durante la fase Cantutse-Chicanel, depósitos de escondites con hachas se discontinuaron. En la plataforma de A-24 dos episodios de construcción en la parte tardía de Escoba-Mamom (Estructura Kaq) y la transición de Escoba-Mamom a Cantutse-Chicanel (Estructura Pek) cubrieron estructuras anteriores y formaron un área abierta (Figura 9). La plataforma no parece haber recibido mayor construcción durante la fase Cantutse-Chicanel. En la Corte Este tampoco encontramos construcciones mayores de esta época. La Estructura A-15 Sub-4 de Escoba-Mamom fue cubierta por capas del período Clásico. Es probable que el mayor esfuerzo constructivo fue dirigido a las pirámides.

Estos cambios culturales sin duda estaban relacionados al colapso de La Venta en el fin del Preclásico Medio. Al mismo tiempo, se abandonaron los centros importantes del patrón de Chiapas Formativo Medio, como Tzutzuculi, Mirador, San Isidro y La Libertad. Solo Chiapa de Corzo sobrevivió este suburbio social, y empezó a aceptar elementos Mayas como arquitectura de mampostería y cerámica de tipo Sierra Rojo (Clark y Hansen 2001). Algunos centros de la Costa Pacífica que tenían monumentos, como Takalik Abaj y Chalchuapa, continuaron. En estos centros, el estilo de monumento Olmeca fue remplazado por el estilo Izapa.

CONCLUSIÓN

Las investigaciones en Ceibal han proporcionado datos importantes sobre el origen y desarrollo de la civilización Maya, aunque muchas de las ideas presentadas aquí tienen que ser comprobadas a través de más estudios. Ceibal fue fundado al principio del Preclásico Medio con las ideas bien formalizados de organización espacial y de ritos, las cuales probablemente provienen de las Tierras Altas de Chiapas. Las interacciones con el área Olmeca probablemente jugaron un papel importante en el desarrollo de la civilización Maya. Esta afiliación con el área oeste se disminuyó durante la fase Escoba-Mamom, remplazado por la relación más fuerte con el resto de las Tierras Bajas.

AGRADECIMIENTOS

El Proyecto Arqueológico Ceibal-Petexbatun fue financiado por los fondos de National Science Foundation (BCS-0750808), National Geographic Society y la Universidad de Arizona otorgados a Inomata y Triadan y de Grants-in-Aid for Scientific Research (No. 70292464, No. 21402008) entregado por Japan Society for the Promotion of Science para Kazuo Aoyama. Agradecemos al Dr. Héctor Escobedo, el Maestro Erick Ponciano, el Lic. Juan Carlos Pérez, la Licda. Mónica Urquizú y otro personal del Instituto de Antropología e Historia por su autorización y ayuda.

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Figura 1        Mapa de la parte sur de las Tierras Bajas Mayas y las áreas adyacentes con las ubicaciones de sitios del período Preclásico Medio mencionados en el texto.

Figura 2         Mapa de La Libertad (redibujado en base a Bryant et. al. 2005:Fig. 1.5).

Figura 3         Mapa del Grupo A de Ceibal (redibujado en base a Willey 1975:Fig. 2). El plan hipotético del Preclásico Medio está sombreado y las excavaciones relevantes están indicadas en negro.

Figura 4        Escondite CB109 de la fase Real-Xe, viendo hacia oeste.

Figura 5        Las hachas del Escondite CB109.

Figura 6        Escondite CB118 de la fase Real-Xe, viendo hacia sur.

Figura 7        Las hachas del Escondite CB118.

Figura 8        Estructuras de la fase Escoba-Mamom encontradas en la

Plataforma de A-24, viendo hacia oeste.

Figura 9        Construcciones de la parte tardía de la fase Escoba-Mamom y la transición de Escoba-Mamom y Cantutse-Chicanel, viendo hacia oeste. 

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