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051 – INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA BLANCA, PETÉN: TEMPORADA DE CAMPO 2007 – Cristina Vidal Lorenzo, Gaspar Muñoz Cosme, Juan Antonio Valdés, Ricardo Torres Marzo y Patricia Horcajada Campos – Simposio 22, Año 2008

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Vidal Lorenzo, Cristina, Gaspar Muñoz Cosme, Juan Antonio Valdés, Ricardo Torres Marzo y Patricia Horcajada Campos

2009        Investigaciones arqueológicas en La Blanca, Petén, temporada de campo 2007. En XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.653-667. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

51

INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA BLANCA, PETÉN:

TEMPORADA DE CAMPO 2007

Cristina Vidal Lorenzo

Gaspar Muñoz Cosme

Juan Antonio Valdés

Ricardo Torres Marzo

Patricia Horcajada Campos

Universidad de Valencia y Universidad de San Carlos de Guatemala

ABSTRACT

ARCHAEOLOGICAL INVESTIGATIONS AT LA BLANCA, PETÉN: 2007 FIELD SEASON

Archaeological investigations continued at the Acropolis and Great Plaza of La Blanca, Petén during the 2007 field season and have now allowed us to understand better the moments prior to the abandonment of the site in the Terminal Classic period that, undoubtedly, led to important architectural reforms at this site in the lower basin of the Mopan River. The interpretation of results, together with the material analysis, as well as the relationship of nearby sites to La Blanca, will be presented here.

La continuidad de las investigaciones arqueológicas en la Acrópolis y la Gran Plaza de La Blanca, Petén durante la temporada de campo 2007, nos ha permitido acercarnos aún más a esos momentos previos al abandono del sitio en el Clásico Terminal que indudablemente, supusieron importantes reformas de carácter constructivo en este emplazamiento de la cuenca baja del río Mopan.

EL ALA SUR DE LA ACRÓPOLIS

En temporadas anteriores (Vidal y Muñoz 2007) se excavó a profundidad gran parte del ala sur de la Acrópolis (Cuartos 1, 2, 3, 4 y 5), sin embargo, aún quedaba por investigar el extremo suroeste de esta parte del Palacio 6J2, que según nuestras hipótesis debía estar ocupado por un pequeño cuarto (Cuarto 6), con un vano en su fachada sur (Muñoz 2006). Este cuarto se halló sin cubierta, encontrándose la parte superior en un estado de destrucción avanzada. En la esquina noreste en pleno nivel de derrumbe y a escasa distancia de lo que fue el arranque de la bóveda se localizó una olla colocada boca bajo, perteneciente al periodo Postclásico Temprano (Grupo Chilo, Tipo Chilo sin Engobe). Esta pieza es idéntica a la encontrada durante la temporada de campo 2006 en el Cuarto 3, a pocos centímetros del Entierro 1, lo que corrobora una vez más la presencia de una tímida ocupación Postclásica en La Blanca, luego de que el sitio fuera abandonado.

Gracias a los análisis de ADN realizados en los entierros de La Blanca por la Universidad de Adelaida (Ciavaglia 2007:13), sabemos que el Entierro 1 corresponde a un individuo que fue enterrado hace unos novecientos años, mientras que los otros enterramientos hallados a nivel de superficie, coincidiendo con el abandono de La Blanca, arrojaron una antigüedad de algo más de mil años. Según estos datos de indudable interés para nuestras investigaciones sobre el Clásico Terminal, podemos afirmar que una centuria después del abandono del sitio (ocaso del periodo Clásico Terminal), la mayoría de las bóvedas de sus edificios ya habían colapsado (Figuras 1 y 2).

Al igual que en los otros cuartos, la retirada del derrumbe interior del Cuarto 6 nos permitió documentar la presencia de una banqueta adosada al muro norte que recorre toda la estancia, la cual conserva parte del suelo de estuco de color rojo y al igual que en el Cuarto 5, el piso sobre el que se levanta dicha banqueta se encuentra a una cota más alta que los pisos de las otras estancias. Este hecho parece estar relacionado con la construcción del Palacio 6J3, erigido sobre la ampliación de la que fue objeto la terraza del basamento de la Acrópolis (6J2 sub), y que cierra el extremo oeste del lado sur de la misma.

El Palacio 6J3 fue parcialmente desmantelado presumiblemente durante la ocupación postclásica, al tiempo que su fachada oeste ha desaparecido por completo seguramente por un deslizamiento en el límite del talud sobre el que se encontraba, de ahí que exhibiera un estado de conservación muy ruinoso. En un principio, este hecho nos hizo pensar que se trataba de un edificio de inferior calidad. Sin embargo, la excavación nos permitió conocer su interior y apreciar su calidad constructiva y la elegancia de la banqueta que recorre una de sus crujías longitudinales en la cual se conservan aún, abundantes restos de estuco pintado de rojo y de negro. Asimismo, la Suboperación 131 confirmó nuestra hipótesis de partida de que el edificio se construyó sobre un gran nivel de relleno, aparentemente el mismo que ocultó el bello basamento sobre el que se levantaron los palacios de la Acrópolis (6J2 sub), lo que nos inclina a pensar que fue erigido en la transición del Clásico Tardío al Terminal.

En una época más tardía (finales del Clásico Terminal), el vano que da acceso a la crujía longitudinal oeste de este palacio fue tapiado con un muro de factura muy similar al que clausuró el vano norte del Cuarto 3, al mismo tiempo que también se clausuraron las gradas de la fachada principal, hechos todos ellos íntimamente relacionados con las precipitadas medidas de protección de que fue objeto La Blanca en sus momentos finales (Figura 3).

EL PALACIO DE ORIENTE (6J1)

El Palacio de Oriente se levantó en el patio de la Acrópolis, siendo el único cuya fachada principal está volcada al interior de éste (Muñoz 2007). Se trata de un palacio que mantiene visible su fachada posterior y parte de sus crujías laterales, estando la del lado norte en un avanzado estado de ruina (Figura 4). En la temporada de campo 2007 se continuó con la liberación de la mitad sur de su fachada principal en la que al igual que en la temporada anterior, aparecieron numerosos vestigios materiales (concentraciones de ceniza mezcladas con cerámicas fragmentadas, piezas líticas, caracoles y restos óseos animales), que hemos interpretado como depósitos vinculados al momento del abandono del sitio y que fueron colocados sobre las gradas que recorren esa fachada del palacio, así como una gran cantidad de figurillas de cerámica con representaciones de personajes antropomorfos y otros seres sobrenaturales.

No obstante, el hallazgo más interesante se produjo en el pozo de sondeo abierto en la base de dichas gradas, coincidiendo con el eje central del edificio (Suboperación 126/IV/Lote 1), en cuyo interior se halló un interesante depósito ritual. Se trata de un esqueleto animal de la familia de los quelonios para cuya introducción se rompieron los pisos de estuco correspondientes a los Niveles III y IV de este pozo. El animal fue colocado sobre una piedra con fragmentos cerámicos a su alrededor y se mostraba completo a excepción del cráneo.

Aunque el espaldar de concha ósea estaba bastante íntegro, hallándose en buen estado de conservación, carecía de algunos escudos y puentes laterales por lo que  se creyó conveniente extraer el esqueleto en bloque. La tortuga jugó un papel importante en la mitología Maya al ser un animal estrechamente vinculado a la tierra y al agua y a los mitos sobre el origen del mundo, de ahí que su presencia en el eje central de este palacio sea altamente significativa (Figura 5). Por otro lado, hay vestigios que demuestran que a finales del Clásico Terminal y en el Postclásico Temprano, la escalinata sufrió algunas remodelaciones, a raíz de las cuales su calidad arquitectónica disminuyó notablemente.

El interior del palacio también sufrió sucesivas remodelaciones consistiendo éstas en  considerables recrecimientos del nivel de piso. Este hecho se ha podido demostrar gracias a la ampliación del pozo trazado a los pies del muro este de la estancia principal que había sido abierto en la temporada 2006 y en el que se encontró el Entierro 6 (Suboperación 86B). En este pozo se documentó un total de cuatro niveles con pisos superpuestos de estuco que se alzan casi 2 m por encima del piso original (Figura 6). Evidentemente, esta reforma tuvo que estar íntimamente ligada a la construcción de las cinco gradas que dan acceso al interior de la estancia.

Entre los grafitos más representativos hallados en los muros de esta estancia, destaca una escena en la que dos personajes, aparecen arrodillados a diferente altura ante lo que parece ser una banqueta en la que se sienta un señor principal y que nos recuerda a las escenas de presentación plasmadas en las vasijas policromas del periodo Clásico. Muy probablemente, el autor de estos grafitos se inspiró en las actividades de carácter cortesano que se llevaban a cabo en este palacio, donde el piso recrecido de la estancia principal se convirtió en una gran banqueta en la que desembocaban las gradas construidas en el ancho vano de su fachada principal.

También en esta temporada se llevó a cabo la liberación del cuarto inmediatamente al sur de la estancia principal y que comunica ésta a través de un vano ubicado en el lado suroeste. La extracción del derrumbe nos permitió ver que la bóveda se mantiene íntegra a excepción de la zona superior del vano de entrada y que el nivel de suelo está a una cota más alta que el de la estancia central. El muro este está recorrido por una amplia banqueta, algo que como ya hemos visto es muy habitual en los palacios de La Blanca. Se detectaron zonas estucadas en sus muros pero muy afectadas por la humedad, mientras que en la pared oeste se aprecian grafitos abstractos ejecutados con diferentes trazos. Los últimos trabajos efectuados en el Palacio de Oriente se realizaron en la base de su fachada posterior con el fin de inspeccionar su cimentación y realizar los trabajos de consolidación de este muro.

EL EJE DE LAS ESCALINATAS

Otro de los hallazgos arquitectónicos más relevantes de la pasada temporada de campo fueron las escalinatas que atraviesan el eje norte-sur de la Acrópolis, especialmente la que parte desde la Plaza Norte y asciende por el centro del elevado basamento sobre el cual se erigieron los Palacios 6J1 y 6J2. Su mitad inferior apareció en excelente estado de conservación debido a que a finales del Clásico Terminal fue clausurada por los habitantes de La Blanca, quienes la cubrieron con un relleno muy compacto cuya extracción resultó extremadamente difícil.

Ese relleno fue el que protegió los escalones estucados de la acción de la vegetación y el paso del tiempo, así como parte del piso de plaza desde el cual partía. Aunque la excavación de la mitad superior, la cual era la más deteriorada, existen evidencias de que la misma desembocaba en el centro de la fachada norte del Palacio 6J2 (Figura 7). Desde allí, todos los indicios apuntan a que existe otra escalinata aún sin investigar que desciende hacia el patio interior de la Acrópolis Finalmente, en ese mismo eje, otra escalinata que apareció en relativo buen estado de conservación, con sus escalones también estucados, habría permitido la comunicación de dicho patio con la Acrópolis Sur luego de atravesar el Cuarto 3. Actualmente, esa comunicación no es viable ya que el vano norte de ese cuarto fue tapiado, presumiblemente a finales del Clásico Terminal, es decir, en vez de cubrir la escalinata con un potente relleno, lo que hicieron fue anular esta vía de comunicación.

Al igual que en la escalinata del Palacio de Oriente (6J1) sobre sus escalones inferiores se registró una acumulación de tierra y ceniza con abundante material cerámico y lítico, así como figurillas cerámicas con representación de personajes antropomorfos y zoomorfos, la mayoría de ellas, con función de silbato (Figura 8 a, b y c).

LA PLAZA NORTE

En la Plaza Norte se continuó investigando el Edificio 4J1 (Montículo del Este) y se comenzó la exploración de 3I1, un gran basamento piramidal que cierra el lado norte de esta gran plaza debajo del cual es posible que se oculte una subestructura. En esta estructura se realizaron numerosas suboperaciones con el fin de documentar la escalinata que habría de conducir a la parte superior, así como otros elementos constructivos que pudieran aparecer. Lamentablemente, los escalones de dicha escalinata aparecieron en un estado de conservación muy precario, sin embargo, se ha podido establecer la línea de gradas, así como otros elementos constructivos que indican diferentes remodelaciones en esta monumental edificación.

El Montículo 4J1 ya se había excavado parcialmente la temporada de campo 2006. En vista del hallazgo de una subestructura en su interior se decidió continuar con su exploración mediante la apertura de nuevas trincheras de aproximación en las fachadas laterales y reabriendo las suboperaciones del año anterior. Éstas han permitido documentar el sistema constructivo del basamento piramidal, pero no la extensión de la subestructura por lo que es necesario continuar con su investigación en próximas temporadas de campo.

LOS MATERIALES

LA CERÁMICA

El material cerámico de la temporada 2007 analizado por Miriam Salas y Júber Orozco, incluye más de 21,000 fragmentos de los cuales el 98.44 % pertenece el Clásico Terminal, repartiéndose el resto del material entre el Clásico Tardío (1.02%) y el Postclásico Temprano (0.54%). Es evidente, por tanto, que para el Clásico Terminal este sitio tuvo una masiva producción de cerámica por lo que se considera que fue una época de innovación y continuidad. Durante esta etapa al parecer, se incrementa la ocupación siendo posible que como consecuencia, su estrato social se viera debilitado por posibles subdivisiones, atrayendo consigo posibles alteraciones (Salas y Orozco 2008:130).

En un nivel regional La Blanca muestra una clara integración en la secuencia cerámica de la zona de Tierras Bajas Centrales y se asemeja tradicionalmente con los sitios de Ucanal, Yaxha, Nakum y San Clemente, sin que aún se pueda definir si La Blanca tuvo una integración política directa con Ucanal, una de nuestras hipótesis de partida, ya que la manufactura de la cerámica observada no muestra un comportamiento distinto, semejándose también con los demás sitios mencionados.

LOS OBJETOS

Los restos muebles de la cultura material, a excepción de los cerámicos, han sido estudiados en conjunto y catalogados bajo la denominación de objetos. Se ha analizado un total de 152 objetos correspondientes a las industrias ósea, malacológica y lítica que sumados a los 389 hallados en las temporadas anteriores ascienden a un total de 531 objetos, que incluyen todos los artefactos trabajados realizados en hueso, concha y piedra pulida, así como los artefactos formales realizados en piedra tallada.

INDUSTRIA ÓSEA

Si bien los restos óseos hallados, tanto animales como humanos, han sido numerosos, únicamente cinco objetos corresponden a la industria ósea al presentar evidencias de intervención humana para su modificación. Destaca un hueso quemado que corresponde a la falange de un mamífero que ha sido cortada y trabajada para poder ser empleada a modo de cuenta de un colgante y un canino de mamífero que presenta una perforación bicónica en el extremo de la raíz para poder ser empleado también como colgante.

INDUSTRIA MALACOLÓGICA

Únicamente un ejemplar malacológico se encuentra trabajado. Se trata de un fragmento de un pequeño aro realizado a partir de una concha bivalva nacarada marina y probablemente formaba parte de una orejera o arete.

INDUSTRIA LÍTICA

Los artefactos correspondientes a la industria lítica han sido divididos en sub-industrias en función del tipo de materia prima con que han sido elaborados. Asimismo, han sido clasificadas por categorías, o tipos correspondientes a la clase piedra pulida y la clase piedra tallada.

CLASE PULIDA

Los artefactos contabilizados como piedras de moler corresponden a fragmentos. La mayoría pertenece al tipo de contorno ovalado, cóncavo en su sección transversal y longitudinal y ápodo que es habitual en las Tierras Bajas Mayas. Al igual que sucede con las piedras de moler, todas las manos de se encuentran fragmentadas. Los percutores documentados son rocas naturales que han sido empleadas para la fabricación de artefactos de piedra tallada. Únicamente se ha documentado un ejemplar fragmentado de hacha pulida realizado en piedra verde.

Entre los pulidores destaca un ejemplar completo y realizado en piedra caliza blanca. La función de este tipo de objeto debió ser la de alisar o pulir las capas de estuco que recubrían las estructuras. Se han catalogado artefactos similares como Smoother y Banana-shaped para Muna y Dzibilchaltun. Asimismo otros objetos de este tipo han sido documentados en Santa Ana, Mayapan y en la colección Hedlund de Mérida (Rovner 1973).

Se han hallado dos cuentas de jade verde que debieron ir ensartadas junto con otras piezas para formar un collar o colgante. Cabe destacar que estos dos objetos son los únicos realizados en jade que han sido documentados hasta la fecha en las excavaciones de La Blanca. Un objeto ha sido clasificado como mazo, se trata de un artefacto de grandes dimensiones y elevado peso hecho en cuarcita; tiene forma cilíndrica con un extremo del eje longitudinal plano y el otro redondeado, es circular en su sección transversal. Presenta una ranura pulida que rodea todo su perímetro cerca del extremo plano y de la que parten perpendiculares a ésta, otras dos hendiduras en dirección a dicho extremo.

Artefactos similares se han documentado en diversos sitios de las Tierras Bajas, Willey, et al. (1965:466-469) los clasifica para Barton Ramie como Grooved Stones y Large y propone su uso como pesos de red de pesca o como anclas de canoa. Los mismos usos, propone para los ejemplares hallados en Altar de Sacrificios donde los clasifica como Anchors (Willey 1972:133-134; 1978). Herramientas correspondientes a este tipo procedentes de los talleres de Vaucluse han sido estudiadas y clasificadas como martillos por Praddene (Piel-Desruisseaux 1989:189), y asociados al trabajo de fragmentación de la caliza para la extracción del pedernal. Esta funcionalidad parece más acertada que las propuestas anteriormente por lo que ha sido clasificado como mazo (Figura 9).

De los elementos decorativos destaca el objeto 520 que puede ser considerado como una escultura menor realizada en piedra caliza blanca. Se trata de la representación, en un mismo soporte, de dos rostros uno en cada una de sus caras planas. Por un lado, se presenta un rostro humano realizado de forma bastante simplificada, mientras que por el otro se puede apreciar un rostro descarnado en el que los rasgos más característicos son la cuenca ocular vacía, las fosas nasales visibles y la mandíbula descarnada, elementos propios de las representaciones de la muerte y de las deidades asociadas a ella.

CLASE TALLADA

Entre los artefactos realizados en piedra tallada como las hachas, cuchillos, puntas de proyectil y el pico, se encuentran realizados mediante talla bifacial completa, siendo la técnica predominante para su fabricación la percusión directa, aunque en algunos casos es patente el retoque por presión, especialmente en el caso de las puntas de proyectil. Entre éstas están presentes ejemplares pedunculados y sin pedúnculos y son las piezas que presentan una mayor calidad de talla entre el material lítico de La Blanca, empleándose preferentemente, pedernal de buena calidad de color café oscuro. La mayor parte de las puntas halladas debieron emplearse como puntas de proyectil para lanza- dardos.

Sólo una de las navajas documentadas está realizada en un pedernal de color muy oscuro. El resto de las navajas prismáticas están realizadas en obsidiana y fueron obtenidas mediante la técnica de presión sobre un núcleo poliédrico preparado previamente, corresponden a láminas terciarias y se encuentran fracturadas. Uno de los ejemplares posiblemente proceda de las fuentes de San Martín Jilotepeque o de Ixtepeque, otro fragmento procede de la Sierra de las Navajas, en Pachuca, pero la mayor parte de las navajas fueron realizadas en una obsidiana proveniente de El Chayal.

DISTRIBUCIÓN DE LOS OBJETOS

Los trabajos de excavación realizados en la Plaza Norte, en los Edificios 3I1 y 4J1, han aportado una escasa cantidad de objetos pese a suponer un movimiento de tierras de volumen considerable. Sin embargo, en las intervenciones realizadas en torno a la Acrópolis en los Edificios 6J1, 6J2 y 6J3, y en la Terraza Sur de la Acrópolis, se ha documentado un elevado número de artefactos correspondientes a la cultura material. En 6J1, especialmente durante la liberación del derrumbe que cubría las gradas de la fachada principal, el número de objetos aparecido era muy alto. Todo el material óseo y malacológico trabajado provenía de este sector, así como otros objetos decorativos y de élite, tales como las dos cuentas de jade o la escultura menor antes referida. Por otra parte, es muy significativa la presencia de abundantes herramientas y útiles de trabajo, tales como navajas, hachas, cuchillos, raspadores y percutores empleados para el procesado de diferentes materias primas que aparecieron sobre todo en los primeros niveles, probablemente coincidiendo con los momentos previos al abandono de la ciudad.

La ubicación privilegiada de la estructura explica la presencia de materiales de calidad, probablemente pertenecientes a la élite, mientras que la abundancia de herramientas tal vez se deba al carácter de recinto cerrado y protegido en el cual, durante los momentos convulsos, se llevarían a cabo distintas actividades productivas. Es factible que parte de los materiales recuperados en la Terraza Sur de la Acrópolis sean fruto del aporte producido por las lluvias desde la parte superior de la terraza, sin embargo, llama la atención la abundancia de puntas de proyectil encontradas sobre el nivel de piso, nivel en que fueron documentados los Entierros 4 y 5 durante la temporada de campo 2006. El alto índice de artefactos bélicos en este sector puede estar en relación con el carácter defensivo que pudo tener esta terraza que cubre el basamento original de la Estructura 6J2.

EPÍLOGO

Los resultados proporcionados por las excavaciones arqueológicas en La Blanca nos han permitido distinguir la presencia de dos momentos constructivos dominantes: el Clásico Tardío (siglos VII-VIII) y el Clásico Terminal (siglos IX-X). Recordemos que fue en el Clásico Tardío cuando aparentemente se diseñó la ciudad y cuando se construyeron sus principales conjuntos monumentales dominados por la presencia de una elevada Acrópolis -en cuya cima se erigieron palacios de soberbia arquitectura que conforman un cuadrángulo con patio central- y la gran Plaza Norte, delimitada por edificaciones de gran tamaño.

Los habitantes de la Acrópolis debieron poseer un alto estatus social y sin duda, estaban vinculados a las élites de las grandes poblaciones de donde procedían. Sin embargo, en el Clásico Terminal se producen drásticos cambios en dichas arquitecturas, de ahí que estemos barajando la posibilidad de que La Blanca haya sido absorbida por alguna nueva entidad política en ese periodo. Estos nuevos habitantes habrían sido los responsables de las transformaciones de las que fueron objeto los basamentos y otros montículos de la ciudad en aquel tiempo, ampliando considerablemente su tamaño. Asimismo, el nivel de piso de algunos de sus cuartos (Cuartos 5 y 6 de 6J2 y el cuarto principal de 6J1) fue notablemente recrecido, construyéndose banquetas que prácticamente ocupaban toda la superficie de dichas estancias.

Sin embargo, unos años más tarde se producen remodelaciones destinadas a proteger el acceso al interior del palacio principal y a otros edificios de la Acrópolis, testimonios, sin lugar a dudas de una época de inestabilidad e inseguridad para sus habitantes. En anteriores trabajos (Vidal y Valdés 2007: 19) hemos planteado la hipótesis de que probablemente los nobles que habitaron esos hermosos palacios se vieron obligados a abandonar su ciudad y que a raíz de entonces, otros pobladores del entorno se hayan instalado en ellos, coincidiendo con los convulsos momentos finales del Clásico Terminal.

Los restos de cultura material pertenecientes a esa fase de ocupación también nos ayudan a reforzar esa hipótesis. Quizá lo más representativo sea el hecho de que en la base del primer cuerpo de la Terraza Sur (Suboperación 121) aparecieron abundantes puntas y fragmentos de puntas de proyectil de pedernal y dado que también en este sector se encontraron los Enterramientos 4 y 5 (temporada 2006), casi en superficie, es muy posible que se haya producido algún enfrentamiento violento para evitar el acceso a esta parte de la Acrópolis.

Otros vestigios materiales vinculados al momento del abandono del sitio son los depósitos rituales encontrados sobre el piso de los cuartos hasta ahora excavados y frente a los vanos de acceso a los mismos, así como las figurillas cerámicas y algunos grafitos con representaciones de personajes cuyos rostros muestran expresiones relacionadas con la muerte (Figura 10 a y b). Al igual que ocurrió en otros centros de la cuenca del río Mopan, el sitio fue ocupado  en el Postclásico Temprano, seguramente por personas desplazadas que en busca de refugio, habrían llegado a La Blanca, instalándose junto a las ruinas de sus hermosos edificios.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen expresamente el apoyo del Ministerio de Educación y Ciencia, a través de la financiación del proyecto de investigación con número de referencia BIA2007-66089, cofinanciado con los fondos FEDER, y el patrocinio del Ministerio de Cultura a través de la financiación obtenida por el Proyecto Arqueológico La Blanca dentro del programa de ayudas para proyectos arqueológicos en el exterior de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y que han contribuido determinantemente a hacer posible las investigaciones y la obtención de resultados que se exponen en esta publicación.

REFERENCIAS

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2007        An ancient DNA analysis of human archaeological remains from Central America. Honours Thesis, School of Ecology and Environmental Biology, University of Adelaide, Adelaide.

Muñoz, Gaspar

2006        Proporción y arquitectura. En La Blanca. Arquitectura y clasicismo (editado por G. Muñoz y C. Vidal), pp. 27-36. Editorial UPV, Valencia.

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Piel-Desruisseaux, Jean-Luc

1989        Instrumental prehistórico, forma, fabricación y utilización. Masson, Barcelona.

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Salas, Miriam y Júber Orozco

2008        La secuencia cerámica de La Blanca. En Informe de las investigaciones arqueológicas en el sitio de La Blanca, Petén, Guatemala (septiembre-diciembre 2007) (editado por C. Vidal y G. Muñoz), pp.129-166. Informe inédito presentado al Instituto de Antropología e Historia de Guatemala y al Ministerio de Cultura de España, Valencia.

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2007         La Blanca y su entorno. Cuadernos de arquitectura y arqueología Maya. Editorial UPV, Valencia.

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2007        La huella arqueológica del abandono de los palacios de La Blanca. En La Blanca y su entorno (editado por C. Vidal y G. Muñoz), pp.11-20. Cuadernos de arquitectura y arqueología Maya Editorial UPV, Valencia.

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Figura 1 Levantamiento arquitectónico del ala Sur de la Acrópolis, con inclusión del Cuarto 6 y del Edificio 6J3 en el extremo noroeste

Figura 2 Aparición de una olla de época Postclásica en el derrumbe del Cuarto 6,

a la altura del arranque de la bóveda

Figura 3 Fachada oriental de 6J3, en la que se puede apreciar la puerta tapiada que da acceso

a la crujía central

Figura 4 Levantamiento arquitectónico del Palacio de Oriente (6J3)

Figura 5 Suboperación 126 en la que se documentó la presencia de una tortuga en el eje central del edificio (dibujo de Patricia Horcajada)

Figura 6 Perfiles de la Suboperación 86B (dibujo de Erika Meijide)

Figura 7 Vista de la escalinata que comunica la Plaza Norte con la cima de la Acrópolis,

durante su excavación

Figura 8 a-c Figuritas de cerámica halladas sobre las gradas de la escalinata que comunicaba el patio interior de la Acrópolis con el ala Sur (dibujo de Erika Meijide)

Figura 9 Reconstrucción hipotética del mango del mazo encontrado en la Acrópolis

(dibujo de Ricardo Torres)

Figura 10 a-b Figurillas de cerámica halladas durante las tareas de desescombro de la fachada oeste del Palacio de Oriente (dibujo de Erika Meijide)

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