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028 – ARQUEOLOGÍA BAJO EL DOSEL DE LA SELVA MAYA – Anabel Ford y Megan Havrda – Simposio 22, Año 2008

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Ford, Anabel y Megan Havrda

2009        Arqueología bajo el dosel de la selva Maya. En XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.345-356. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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ARQUEOLOGÍA BAJO EL DOSEL DE LA SELVA MAYA

Anabel Ford

Megan Havrda

ISBER/MesoAmerican Research Center y Universidad de California en Santa Bárbara

ABSTRACT

ARCHAEOLOGY UNDER THE MAYA JUNGLE CANOPY

The Maya jungle, seat of ancient Maya civilization, is now the focus of intense scrutiny on the pressures exercised by growing local needs. Adapting to changing conditions and the management of flexible designs is an essential requirement to reach short- and long-term development objectives. To achieve conservation and sustainable development of resources requires innovative planning for their management and includes strategic and dynamic designs. This is precisely what the El Pilar Program is promoting. Over the past ten years, the El Pilar Progam has developed a progressive and interdisciplinary approach for the El Pilar Archaeological Reserve for Maya Flora and Fauna. El Pilar is now a new destination for tourism, with a vision for creating innovative management that includes regional features and local traditions in the Maya jungle. The objective is to maintain the landscape of ancient monuments with the practice of gardening in the jungle.

El antiguo continente americano estuvo expuesto a aventureros en una época en que se suponía que el Nuevo Mundo estaba ocupado exclusivamente por “salvajes” y se negaba la existencia de grandes civilizaciones. Sin embargo, tales suposiciones quedaron cuestionadas cuando los aventureros develaron evidencias de civilizaciones pasadas y presentes. El resultado de esa evidencia fue una transformación del territorio en destinos turísticos. En la región Maya de Mesoamérica, el estudio y la exploración científica se convirtieron en un modelo turístico centrado en la arqueología que aún domina la región en la actualidad. Es el momento de agregar un poco de variedad (Figura 1).

Este trabajo analiza el modelo estándar de turismo para el mundo Maya y sus componentes alternativos, en dos niveles. En el primer nivel, examinaremos de qué modo el modelo tradicional ha dado forma al turismo dentro del contexto Maya. En el segundo nivel, también consideraremos la forma en que este modelo de turismo puede ayudarnos a controlar mejor sus efectos en problemas mundiales que cruzan los límites de diversas disciplinas. En ambos niveles, observamos que la interconexión es clave para las relaciones entre la naturaleza y los seres humanos en el contexto del desarrollo en general y del turismo en particular.

El turismo en el continente americano hoy en día ofrece una oportunidad única de reconocer las sociedades perdidas y las antiguas tradiciones, tales como la de los Mayas. Un ejemplo es El Pilar, un importante centro desarrollado entre el año 800 AC y 1000 DC, y ubicado en las Tierras Bajas de Petén, en lo que hoy ocupan Belice y Guatemala. El Pilar ayudará a abordar las siguientes preguntas: primero, ¿qué tipo de valores para la conservación puede inspirar un lugar?; segundo, ¿qué clase de preservación de la cultura y la naturaleza puede coexistir con el turismo floreciente y qué patrón de consumo turístico implica?; y finalmente, ¿qué alternativas para el desarrollo del turismo están disponibles para la región Maya? (Figura 2).

EL TURISMO ACTUAL EN AMÉRICA CENTRAL

Aunque el medio ambiente natural de la región Maya resistió milenios de ocupación, actualmente su selva está en peligro. El pastoreo, el arado de la tierra y la población ahora son una amenaza para la rica selva con biodiversidad que los Mayas cultivaron hace cuatro milenios. Hoy, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (International Union for the Conservation of Nature and Natural Resources, IUCN) informa que solamente un quinto de la selva mesoamericana permanece intacta y que 1300 especies de plantas se ven amenazadas. Se necesitan estrategias de gestión alternativas para asegurar que la cultura y la naturaleza de los Mayas tengan la posibilidad de coexistir durante muchos milenios más.

La selva Maya que nace en el sur de México y penetra en América Central es un objetivo turístico codiciado. La prodigalidad ecológica que dio a los Mayas su riqueza tiene ahora el potencial para una atractiva aventura. El turismo es el único producto en el cual el consumidor debe ir a la fuente para consumirlo. Esto es muy evidente en el mundo Maya, donde importantes destinos arqueológicos, como Chichén Itza y Tulum en México, prevén alrededor de un millón de visitantes anuales. Debido a la grandiosa publicidad turística, muchas mentes inquisitivas se adormecen y reciben una versión digerida de la historia Maya y una “clásica” oportunidad de tomar fotografías.

A medida que la globalización acerca a la gente, existe la responsabilidad de recordar y representar nuestros pasados diversos y nuestra singularidad cultural. La Carta de Venecia de 1964 del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (International Council on Monuments and Sites, ICOMOS) respalda esta necesidad:

“La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera [a los monumentos históricos] un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad” (Carta de Venecia, Preámbulo).

Es con estos objetivos en mente que consideramos que el proyecto El Pilar brinda la oportunidad de explorar posibilidades alternativas. Dos grupos de comunidades hermanas tienen intereses centrados en El Pilar, uno con base en Melchor, Petén, Guatemala, y el otro en Bullet Tree Falls en Cayo, Belice. La continua participación de ONG locales, Help for Progress en Belice y Naturaleza para la Vida en Guatemala, ponen su experiencia al servicio de la implementación y la promoción de El Pilar Red de Jardinería Forestal, un programa abarcador elaborado por el equipo central de El Pilar. Del mismo modo, los administradores de áreas protegidas en ambos países participan y trabajan para el desarrollo de El Pilar dentro del contexto de sus programas gubernamentales. Orquestando el proceso y vinculando sus múltiples partes se encuentra el programa de Investigación de los Asentamientos Arqueológicos en el Área de Río Belice (Belize River Archaeological Settlement Survey, BRASS)/El Pilar, de la Universidad de California Santa Bárbara y la organización estadounidense sin fines de lucro “Explorando soluciones del pasado: la Alianza Selva Maya” (Exploring Solutions Past: The Maya Forest Alliance, espmaya.org). Sin embargo, a fin de poder apreciar plenamente la situación actual del turismo, primero es necesario que tengamos en cuenta la historia cambiante de narraciones relacionadas con los Mayas.

EL INVENTO DEL TURISMO MAYA

A mediados del siglo XIX, un par de intrépidos viajeros, John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, fueron unos de los primeros occidentales que reconocieron las monumentales proezas arquitectónicas de los Mayas. Su cobertura incluyó muchos de los destinos actualmente famosos: Palenque, Chichen Itza, Tulum y Copan. Catherwood, arquitecto, aportó dibujos con detalles de gran fidelidad para la pintoresca prosa de Stephens, lo cual constituyó un parámetro para apreciar la majestuosidad y el misterio que evocaba la arquitectura Maya con estructuras envueltas en bejucos y cubiertas por el dosel de la selva, protegiendo los restos de esta antigua civilización (Figura 3).

Cuando comenzó el siglo XX, a los dibujos de los artistas y a las lentes de los fotógrafos se sumaron nuevos tratados académicos. Sylvanus Morley, un erudito arqueólogo y aventurero que visitó Yucatán antes de 1910, fijó su visión en la investigación de los Mayas. La creación del mundo Maya había comenzado.

Si se compara el dibujo de Catherwood de El Castillo, la principal pirámide y templo de Chichen Itza, con el que actualmente puede verse, solo se hallará un parecido superficial. ¿Cómo se evocaron los detalles actuales de El Castillo y qué determinó su inclusión? La Carta de Venecia de ICOMOS afirma que debe respetarse la integridad de la arquitectura antigua y que no debe usarse la imaginación para consolidar los monumentos (Figura 4).

Aunque esta narración ciertamente capta una cualidad esencial del encuentro de los antiguos Mayas, el resultado expuesto plantea el problema de la autenticidad. El momento de la interpretación arqueológica, ¿es estático o dinámico? Esto es exactamente lo que la Reserva Arqueológica El Pilar para la Flora y la Fauna Maya, inspira y sin embargo se la ha calificado como una experiencia mundana debido a que difiere de la “norma” Maya clásicamente aceptada que está encarnada por Chichen Itza.

EL PILAR DEL MUNDO MAYA

Redescubierto en 1983, El Pilar es uno de los grandiosos monumentos públicos de la región Maya, que abarca más de 50 hectáreas de plazas, palacios y templos públicos monumentales rodeados por un área residencial densamente poblada compartida por Belice y Guatemala. Un sistema de calzadas conecta los monumentos, lo que nos recuerda simbólicamente que la selva Maya es un bien regional administrado por muchos intereses (Figura 5).

La ubicación física ha determinado la visión de El Pilar como una sola unidad. En 1996, con el respaldo de tratados regionales, tales como la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo o CCAD, ambos países examinaron en forma conjunta los potenciales de colaboración en El Pilar. Esto dio origen a una secuencia continuada de reuniones y encuentros a los que denominamos la “Mesa Redonda El Pilar”. A través de este proceso, los grupos de interés de los gobiernos tomaron parte activa para proteger El Pilar como un mismo recurso.

En 1998, se declararon las áreas protegidas en ambos países y desde esa fecha se establecieron y mantuvieron los límites contiguos. Actualmente, el Instituto de Arqueología de Belice brinda apoyo a los cuidadores en el sitio con el plan de gestión (2006). En forma paralela, el gobierno de Guatemala, junto con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas y el Instituto de Antropología e Historia, ha refrendado el plan maestro para El Pilar (2004). La gestión integrada de parques para El Pilar como un mismo recurso cultural y natural en dos naciones es fundamental para el diseño de desarrollo y la investigación dinámica a largo plazo, así como para el futuro de la reserva como parque de paz. El éxito del modelo de El Pilar depende de los resultados de este estimulante programa de colaboración y de las actividades de gestión adaptable, con la plena participación de los funcionarios, la comunidad y los especialistas que intervienen en el mantenimiento de la reserva en términos duraderos.

Cuando se lanzaron las investigaciones arqueológicas completas en El Pilar a comienzos de la década de 1990, la vegetación de la selva tropical había cubierto las estructuras del sitio. La sensación era asombrosa. Era un espacio de paz que daba a los visitantes una percepción personal de descubrimiento. Aunque desde entonces se realizaron muchas excavaciones y levantamientos cartográficos en el antiguo sitio de El Pilar, gran parte de las excavaciones arqueológicas fueron cubiertas. Actualmente, los visitantes pueden experimentar una sensación y un entorno similares a los que apreciaron los primeros arqueólogos cuando se redescubrió el sitio. Pensar en la validez de este modelo en el contexto de la región Maya abre la puerta para variaciones del modelo de “Chichen Itza”, con lo cual se da paso a un nuevo tratamiento y a un control integral de sitios Mayas futuros, la preservación de sus entornos naturales y el reconocimiento de las comunidades vecinas que los mantienen y rodean.

Cuando se permite que sean los visitantes, ya sean turistas del país o investigadores internacionales, quienes adivinen el misterio Maya, no es necesario labrarlo para presentarlo en un tiempo restringido (Figura 4). Por lo tanto, esto es un modelo muy diferente de consumo turístico que requiere involucrarse e interpretar en forma activa en lugar de escuchar pasivamente las presentaciones. Tres aspectos importantes ayudan a preservar la experiencia y el misterio Maya en El Pilar, los cuales ofrecen una nueva narrativa que incluye el contexto interrelacionado de cultura y naturaleza en la selva Maya y brindan un panorama de los aspectos cotidianos de la vida de este antiguo pueblo y su vínculo con los habitantes contemporáneos de la región.

ARQUEOLOGÍA BAJO EL DOSEL

La arqueología bajo el dosel en El Pilar consta de cuatro componentes principales: el dosel de la selva en niveles o capas, la práctica actual de jardinería forestal, la riqueza de la hojarasca en descomposición sobre el suelo y los monumentos prehistóricos en sí. De hecho, la sombra del dosel forestal sirve para conservar la estabilidad de los monumentos prehistóricos, ya que al estar expuestos se someten a un deterioro acelerado.

La jardinería forestal en El Pilar y en las comunidades adyacentes es simplemente una forma en que las personas tratan a la selva diversa como una huerta útil y atendida. El efecto que tienen el alto dosel y el rico suelo de la selva en la preservación de los monumentos y el paisaje fértil es mayor cuando la jardinería forestal se integra como una práctica de gestión del paisaje. Esto se ha instituido en El Pilar de un modo lento pero seguro, aunque su valor ha sido cuestionado por quienes desconocen la práctica. La jardinería forestal ya existía entre los Mayas y está aún presente en el tejido cultural y las prácticas ecológicas en las comunidades locales hoy día, así como en las comunidades forestales de todo el mundo. El concepto, sin embargo, se integra tanto en la vida de los agricultores actuales de la región Maya que estos no advierten el inmenso valor que tiene fuera de sus comunidades, tanto para la humanidad como para el medioambiente natural. Los impactos mayores son innumerables, pero fáciles de imaginar. La jardinería forestal por sí misma podría catalizar poblaciones más saludables en todo el mundo, sencillamente a través de los usos diversos obtenidos a partir de la materia vegetal.

La rica herencia arqueológica de El Pilar, y de muchos otros sitios Mayas no desarrollados, está acompañada por una biodiversidad excepcional. Ambas facetas ofrecen una nueva manera de percibir la relación entre las personas, el lugar, y la historia. Entrevistas realizadas en 18 jardines forestales adyacentes a El Pilar revelan su relación dinámica e interactiva con la naturaleza, a través de la identificación colectiva de más de 360 plantas útiles en tales huertas. Las plantas de estos jardines forestales se cultivan para medicamentos, ornamentos, alimentos, especias, tinturas, venenos, construcción, productos del hogar, juguetes, bebidas, forraje y mucho más. Aunque muchas de las huertas reflejan la influencia internacional de los últimos 500 años, más de la mitad de las plantas son autóctonas y casi todas las especies dominantes de la selva se encuentran en estas huertas. Se identificaron 175 especies de árboles, 140 arbustos y 135 hierbas, sin mencionar los diversos bejucos, plantas epifitas, palmeras, helechos y pastos. Estos jardineros forestales demuestran un asombroso reconocimiento de la práctica ecológica en sus huertas y entienden la necesidad de administrar a conciencia el paisaje de El Pilar. Los horticultores tradicionales también conocen las complejidades de los insectos, las aves y los murciélagos en lo concerniente a la polinización y viabilidad de las semillas y su dispersión. Ellos son los conservacionistas fundamentales que reconocen la importancia de su función en el futuro de El Pilar con la casa modelo y el jardín forestal (Figura 6).

La arqueología bajo el dosel en El Pilar, genera un rico ambiente natural que guarda un equilibrio con el recuerdo de la fragilidad de la humanidad y la interdependencia de los recursos naturales. Además, vuelve a definir al jardín forestal tradicional como el administrador del dosel y del rico sotobosque. La arqueología bajo el dosel respalda el equilibro entre lo natural y lo cultural de los sitios Mayas, pero ¿qué piensan los visitantes de este concepto?

Durante décadas, el destino arqueológico de Belice fue Xunantunich, y en una entrevista hecha a visitantes extranjeros a dicho lugar, realizada por Getty Conservation en 1993, estos fueron nuestros hallazgos:

  • La mayoría de los visitantes procede de los Estados Unidos.
  • El ingreso promedio es de $80,000 a $102,000 (ajustado a dólares estadounidenses de 2008).
  • El 80% terminó estudios universitarios.
  • El 54% no tenía conocimientos sobre Xunantunich ni los Mayas antes de llegar.
  • Casi la mitad había estado en Belice anteriormente.
  • Pasaban de 2 a 3 días en Cayo, Belice.
  • Gastaban un promedio de $1700 a $220 por día en Belice (ajustado a dólares estadounidenses de 2008).
  • Desearían saber más sobre Xunantunich.
  • Visitarán Tikal, Guatemala.

El Pilar surgió como un destino turístico potencial en la década de 1990. En 1993 se nombró a una persona para cuidar el lugar, los límites de la reserva en Belice se establecieron en 1995 y los instrumentos legales de Belice y Guatemala se firmaron en 1998, con lo cual se creó formalmente la reserva El Pilar. Confirmando sus propios planes de manejo en 2004 en Guatemala y 2006 en Belice. La revisión de una selección de comentarios en el libro de visitas de El Pilar entre 1994 y 2001 es representativa de los primeros años de El Pilar y de las reacciones de los visitantes ante el tratamiento diverso del sitio. Mientras tanto, el sitio comenzaba a ser descubierto por intrépidos viajeros:

  • “Fue increíble ver un sitio en su estado natural. Regresaremos dentro de 20 años y veremos qué ha sucedido”. Vicki y Jack Weisman, EE. UU.
  • “Un sitio importante y un gran avance en la cooperación internacional”. John e Iona Howell, Departamento de Forestación, Museo de Historia Natural de Londres.
  • “Los cinco días que pasé en este maravilloso sitio fueron la mejor forma imaginable de estar en contacto con el antiguo espíritu de los mayas”. Patricia Watson, EE. UU.
  • “El Pilar es un lugar estupendo para aprender sobre hierbas, templos y sobre la vida”. Heleen Diks, Holanda.
  • “Mágico: me sentí como un explorador del siglo XIX que descifra templos en las colinas de la selva”. Tim McGirk, México.
  • “Una estética única y agradable que es a la vez un reto y un estímulo para la imaginación”. Joseph Mowers, EE. UU.

Estos sinceros comentarios de visitantes demuestran que hay lugar para algo diferente y que una diferencia puede apreciarse y admirarse.

Una década después, en 2004, el equipo del programa El Pilar integrado por grupos de interés locales e internacionales llevó a cabo una encuesta como parte de la expedición de dos semanas de nuestro grupo de expertos en Guatemala y Belice. El grupo de expertos viajó con 17 miembros, entre ellos profesionales del desarrollo, donantes, estudiantes, voluntarios, socios de ONG locales y arqueólogos. Una vez en el sitio, se realizó una encuesta, completada por 13 integrantes del grupo de expertos y 13 miembros de la comunidad local para develar las percepciones existentes acerca de El Pilar. Estos son algunos de los datos:

  • El 100% de todos los que respondieron dijeron que la jardinería forestal podría ser exitosamente utilizada como una herramienta de gestión de la selva y los senderos en El Pilar.
  • El 100% de los miembros de la comunidad local y el 85% de los participantes del grupo de expertos afirmaron que revelar secciones de los monumentos mejoraría su experiencia.
  • El 93% de los miembros de la comunidad local y el 77% de los participantes del grupo de expertos pusieron de manifiesto que develar las calzadas mejoraría efectivamente la colaboración internacional en El Pilar.
  • El 100% de todos los que respondieron coincidieron en que desearían que El Pilar se desarrollara utilizando el concepto de “arqueología bajo el dosel”.

Claramente, la recepción de la “arqueología bajo el dosel” es positiva (Figura 7). Tanto los visitantes que llegaron al sitio por primera vez como los miembros de la comunidad aceptaron el concepto de la selva como una huerta y desearían que el desarrollo fuera de esa naturaleza. En Tzunu’un, con respecto a el jardín forestal y vivienda Maya, quienes respondieron la encuesta se mostraron entusiasmados con las visiones de la vida del hogar Maya. Los visitantes extranjeros, poco familiarizados con la visión de entornos residenciales, se involucraron e interesaron en la comprensión del concepto de jardinería forestal. Sin embargo, muchos, cuando eran confrontados con las plazas bajo el sombreado dosel, apreciaban más revelaciones arquitectónicas a la vez que expresaban su acuerdo unánime en que el dosel superior debía mantenerse. Esta es nuestra visión (Figura 8).

COMUNICACIÓN Y COMPROMISO CON LOS GRUPOS DE INTERÉS

Como resulta evidente con los recursos regionales, la creación de El Pilar depende de acuerdos bilaterales entre ambos gobiernos nacionales. No obstante, en un nivel más local, también existe consideración por las necesidades y los intereses de la comunidad, que puede definirse como un grupo que tiene algo en común y el potencial de actuar en conjunto. En El Pilar, esta definición incluye al liderazgo gubernamental en Belice y Guatemala, y también a las personas con intereses creados en El Pilar, desde agricultores e ingenieros agrónomos, hasta maestros de aldeas y profesionales del turismo e investigadores de arqueología (Figura 7). Las funciones claras alientan la responsabilidad e inspiran a nuevos grupos de interés a involucrarse y aportar sus talentos a una visión y una meta compartida más inclusiva.

¿Podrían este proyecto y el modelo que evoluciona en El Pilar capacitar e inspirar un nuevo parentesco entre visitantes y agentes turísticos? En dicho contexto, los horticultores forestales pueden aspirar a crear su propia presentación y a divulgar la gran singularidad de cada huerta. A medida que El Pilar continúa desarrollándose con las técnicas de jardinería forestal y revelando porciones de sus monumentos existentes en asociación con las autoridades gubernamentales, ¿podemos imaginar la experiencia del visitante?

Monumentos bajo la sombra y arqueología bajo el dosel son los resultados que prevemos para El Pilar. Esta visión es compatible y complementaria con sitios existentes, ya que ofrece una experiencia diferente a los visitantes que llegan a la región Maya. El Pilar está para alentar a los visitantes a aceptar mayor responsabilidad propia en su casa y en las excursiones. Las conexiones entre la cultura y la naturaleza pueden experimentarse y aplicarse en cualquier otro lugar, desde selvas hasta ciudades. La humanidad solamente necesita que se le recuerde cómo tomarse el tiempo para observar.

UNA VISIÓN DEL FUTURO

Un siglo de desarrollo de los antiguos Mayas como devotos usuarios de enormes templos a costa de toda la sociedad, acentúa el misterio e impulsa las distinciones que nos separan del surgimiento y la caída de ellos. Las personas construían templos y prosperaban en la selva a medida que la civilización se desarrollaba. Su dominio de la naturaleza de la selva y el surgimiento como una civilización fueron convertidos en fenómenos inexplicables. Pero si debemos aprender de nuestra historia humana colectiva a fin de mejorar la vida tal como la conocemos y salvaguardar el planeta para futuras generaciones, es necesario que nos involucremos con el mito y la caída de los Mayas y que no sigamos creando distancia entre nosotros y ellos con una simple mirada de turistas. Estamos en el siglo XXI y debemos comprometernos con nuestro entorno, pues es todo lo que tenemos. Es hora de plantear la pregunta: ¿hay otra forma de describir a los Mayas y apreciar mejor su historia? Nuestra respuesta es un rotundo “SÍ”. Con el reconocimiento y el apoyo locales, regionales e internacionales, el modelo inclusivo de El Pilar puede concretarse en nuestra época como un parque de paz. Con la construcción de este modelo en el marco arqueológico Maya regional, el tratamiento de los sitios Mayas puede evolucionar y soportar una mayor diversidad de visitantes, educando a la humanidad en nombre de esta gran civilización durante muchas generaciones venideras.

Figura 1

Figura 2

Figura 3

Figura 4

Figura 5

Figura 6

Figura 7

Figura 8

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