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42 – LA ORDENACIÓN URBANA DE LA BLANCA, PETÉN – Gaspar Muñoz Cosme y Cristina Vidal Lorenzo – Simposio 21, Año 2007

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Muñoz Cosme, Gaspar y Cristina Vidal Lorenzo

2008        La ordenación urbana de La Blanca, Petén. En XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2007 (editado por J. P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.686-695. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

42

LA ORDENACIÓN URBANA DE LA BLANCA, PETÉN

Gaspar Muñoz Cosme

Cristina Vidal Lorenzo

Universidad Politécnica de Valencia y Universidad de Valencia

Palabras clave

Arqueología Maya, Petén, La Blanca, urbanismo, Acrópolis, aguada

Abstract

THE URBAN DESIGN AT LA BLANCA, PETEN

From investigations undertaken from 2004 to the present, and after three seasons of excavation and architectural study at the site of La Blanca, Melchor de Mencos, Peten, one can clearly analyze the urban structure of the city, establishing its principal urban spaces and their relationship to the most notable constructions of the city. Thanks to a meticulous topographic plan done in 2004 and 2005, a planimetric diagram of the whole city with contour levels every 0.5 allows one to obtain a precise reading of the terrain. The study of the orientations of the city’s plazas and structures, as well as the drawing of the principal causeway, allows us to deduce, in principle, some hypotheses on the use and occupation patterns of this city.

Cuando observamos en un plano la estructura urbana de una ciudad, rápidamente y sólo con la simple mirada atenta se puede comprobar si existe una armonía y proporción lógica entre sus partes, sus espacios públicos y los edificios que los conforman, reveladores de la existencia de una mente que ha proyectado previamente esas estructuras urbanas.

En las ciudades Mayas en general podemos encontrar casi siempre esa sensación de ordenamiento, quizá de forma diferente en cada una de ellas, pero que dista mucho de un urbanismo espontáneo o natural que produciría una cierta sensación de caos.

Hay muchos sistemas para estudiar y analizar las ordenaciones urbanas de las ciudades, tanto de una civilización antigua como la Maya, como de las modernas de nuestros propios entornos urbanos, y posiblemente cada uno de ellos arrojará diversos resultados que, de una u otra manera, nos hablan de sus habitantes y de la sociedad que la construyó, modificó y habitó.

El estudio comparado de las diversas ciudades nos puede dar ciertas informaciones sobre el propio asentamiento de cada una de ellas y de parte de su historia que ha quedado grabada en esos edificios y espacios urbanos que conforman su realidad material actual. Uno de los primeros obstáculos que nos encontramos para llevar a cabo este tipo de estudio es el de no poder disponer de una adecuada información cartográfica y urbanística de las ciudades Mayas, teniendo que acudir muchas veces a croquis y planos provisionales tomados con medios muy precarios y con importantes grados de error en orientaciones y orografía. Afortunadamente hemos podido constatar que tanto los responsables de algunos proyectos del área Maya, como las autoridades competentes, son cada vez más conscientes de la necesidad de realizar un buen levantamiento topográfico de todos los sitios en donde se interviene, que sirva de base para su estudio y análisis. Por ello tenemos la confianza de que en los próximos años se va a avanzar rápidamente en este terreno y se podrá disponer de una correcta cartografía de las ciudades Mayas, con la finalidad de llevar a cabo un minucioso estudio urbanístico comparativo.

En este sentido, uno de los objetivos del Proyecto La Blanca es aplicar un adecuado método de análisis urbano con el fin de determinar sus elementos más notables y las articulaciones y relaciones que existen entre ellos, y de ahí poder deducir algunos aspectos sobre la sociedad que se alojó en ella.

Como ya fue señalado en anteriores trabajos (Muñoz y Vidal 2005, 2006a), La Blanca es un sitio arqueológico situado junto a una pequeña población del mismo nombre en el oriente del Petén, en el que desde el año 2004 se está realizando un proyecto de investigación arqueológica y de recuperación patrimonial por las Universidades de Valencia, Politécnica de Valencia y San Carlos de Guatemala, con el apoyo económico del Ministerio de Cultura de España (Proyectos arqueológicos en el exterior), la Agencia Española de Cooperación Internacional y Forum UNESCO/Universidad y patrimonio, y que constituye un ejemplo de cómo eran esas urbes de la cuenca del río Mopan en el Clásico Tardío y Terminal.

Las investigaciones arqueológicas y arquitectónicas que se está llevando a cabo en el sitio tienen siempre su continuidad en el trabajo de laboratorio y gabinete que los miembros del Proyecto desarrollan tanto en las universidades valencianas (planimetrías, restituciones arquitectónicas, dibujos, análisis de muestras y elaboración de Informes y otros documentos) como en Guatemala (análisis y estudio de los materiales recuperados).

La primera temporada de campo tuvo como uno de los principales objetivos la realización del reconocimiento y levantamiento topográfico del sitio, para lo que se contó con un equipo de expertos de la Universidad Politécnica de Valencia y con la utilización de una estación total. Es de destacar que los especialistas que realizaron tanto el levantamiento topográfico de campo como la restitución, no tenían ninguna experiencia anterior en el área maya. Esta situación se había considerado idónea por el equipo director del proyecto para que en su trabajo pudiesen reflejar con una mayor fidelidad la estructura topográfica del territorio, estudiándolo así sin ningún tipo de prejuicio cultural.

En el plano se restituyó con curvas de nivel cada 0.50 m para poder determinar todos los montículos que aparecían, abarcando una superficie de 11 hectáreas, de forma irregular, que englobaba los principales edificios y espacios urbanos. Esta superficie estaba delimitada por la carretera y las cercas principales que marcaban los límites de propiedades. No obstante, y considerando que el terreno abarcado aún no comprendía todo el territorio que podía asociarse a la ciudad, en la campaña del año siguiente se realizó una toma complementaria de datos alcanzando una superficie, en total, de cerca de 26 hectáreas.

Es este plano, finalizado y publicado el año 2006 por el Proyecto La Blanca (Muñoz y Vidal 2006b), el que vamos a tomar como base para el análisis urbanístico de la ciudad (Figura 1).

De forma paralela al levantamiento topográfico del primer año, se llevó a cabo el levantamiento arquitectónico de los edificios que, hasta ese momento, estaban visibles, el estudio de sus sistemas constructivos y la prospección arqueológica en el entorno de las ruinas. Todo ello, junto con los avances arqueológicos de las tres campañas va mostrando una imagen más completa de esta ciudad y de sus edificios más notables.

En la presente versión digital se ha incluido una serie de esquemas y figuras que ilustran los planteamientos que se exponen en este trabajo (Figura 3 a 6).

ESPACIOS URBANOS

En el examen del plano actual de la ciudad pueden identificarse cinco tipos de espacios urbanos significativos: plazas, acrópolis, calzadas, aguadas y terrazas.

LAS PLAZAS

Las plazas son, sin duda, el espacio urbano más notorio en las ciudades Mayas, y La Blanca no es en ello una excepción, ya que se pueden identificar varias plazas delimitadas por los montículos que guardan los restos de los edificios, si bien la más notable es la que se ha denominado Gran Plaza, situada al norte de la Acrópolis y bordeada por dos de sus lados (norte y oeste) por dos grandes edificios.

Quizá lo más notorio son sus dimensiones y las de los edificios que la circundan. Se trata de una plaza de planta cuadrada, de aproximadamente 70 m de lado y en cuyo flanco norte se extiende un edificio de unos 80 m de ancho. Este edificio se alza sobre lo que puede ser una gran plataforma de unos 3 ó 4 m de altura sobre el nivel de la plaza. Su parte central, que ocupa unos 40 m de ancho, es más elevada, alcanzando en la actualidad los 9 m de altura sobre el nivel de plaza. Indudablemente, se trata de una gran construcción, situada en el eje norte-sur que presidía la plaza y que podría haber alcanzado en su momento los 12 ó 13 m de altura.

El lado oeste está flanqueado por un edificio que conforma con el anterior una escuadra perfecta. Su forma es más homogénea y presenta una altura constante sobre la plaza de unos 7.50 m en sus puntos más elevados y una longitud aproximada de 70 m.

Estas potentes construcciones contrastan con el lado oriental de la plaza en el que sólo se alzan dos pequeños montículos, el denominado 4J1, que fue investigado en la temporada anterior y que en la actualidad se eleva unos 2.50 m sobre el nivel de la plaza, y el 4J2, un montículo adyacente de inferior tamaño.

La fachada sur de la plaza está delimitada por la Gran Acrópolis, un edificio cuadrangular de unos 50 m de lado mayor y situado sobre un basamento escalonado de tres cuerpos. En la fachada de la plaza presenta una escalinata central (aún sepultada) y unos palacios con bóvedas, abiertos hacia la plaza, que debieron alcanzar entre los 8 y 9 m de altura, de lo que se deduce que dicha fachada debió tener una longitud de entre 45 y 50 m y una altura total sobre el nivel de la plaza de entre 16 y 17 m. Éste era, sin duda, el edificio protagonista del espacio urbano y, posiblemente todos los demás estaban subordinados a su presencia. Por tanto, se puede afirmar que las principales construcciones de La Blanca están situadas en torno a este espacio urbano que alcanza una superficie de cerca de 5000 m², es decir, que podría dar cabida a una reunión de entre 15,000 y 20,000 personas.

Si se sigue examinado las plazas existentes puede determinarse con bastante exactitud una sucesión de cuatro plazas situadas en un eje paralelo al norte-sur de la Gran Plaza Norte, pero separado de él unos 100 m. Existe una gran plaza al norte, al oeste del edifico 4H1, que desencadena dos plazas con un desnivel entre ellas de unos 3 m, bordeando siempre el Edificio 6H1.

Más al sur, y para terminar esta sucesión, se encuentra una plaza delimitada por pequeños montículos bien definidos, los Edificios 7H1, 7J1 y 8H1, que conformarían una plaza cuadrada de aproximadamente 40 m de lado y abierta hacia el sur en un suave declive.

En el denominado Grupo Sur los edificios existentes delimitan una plaza que posee una orientación sensiblemente distinta a las demás plazas de La Blanca, posiblemente por tratarse de una plaza trazada con anterioridad. Sus dimensiones, atendiendo a la ubicación de los edificios actuales, debían ser de unos 50 m de lado y posiblemente cuadrada.

ACRÓPOLIS

La Acrópolis de La Blanca es el conjunto construido más importante de la ciudad y sus dimensiones, tanto en extensión como en altura, lo convierten en un importante hito de referencia urbana (Muñoz y Vidal 2007).

El edificio superior presenta una superficie de más de 2000 m² incluyendo su patio interior de 1000 m², pero si se consideran los tres cuerpos ataludados sobre los que está construido se puede hablar de una superficie de unos 3200 m² (Figura 2).

El pavimento del edificio superior se eleva unos 8 m sobre la plaza y la altura debió estar próxima a los 8 ó 9 m, con lo que la Acrópolis constituye un monumento de unos 17 m de altura.

CALZADA

La calzada que se halló en la ciudad es tangencial a la Acrópolis por su lado oeste y tiene un desarrollo de unos 250 m de longitud desde el extremo sur del 4H1 hasta la plaza del grupo Sur. Su anchura es de unos 40 m aproximadamente, lo que supone que ocupa la extensión de una hectárea.

Estas grandes magnitudes permiten pensar en la importancia del centro de La Blanca como lugar en el que se precisaba de esos grandes espacios para desarrollar ciertos eventos multitudinarios, lo que indicaría la existencia de una población periférica importante a no muy lejana distancia de la Acrópolis.

Sin duda, las calzadas constituyeron el más importante vínculo entre los espacios urbanos más notorios de una urbe maya y posiblemente fueron el escenario de manifestaciones y demostraciones multitudinarias, independientemente de su utilidad de comunicación cotidiana.

AGUADA

Las aguadas son asimismo uno de los elementos fundamentales y generadores de la ciudad. El agua es un elemento primordial tanto para la subsistencia de la población como para el mismo proceso constructivo, por lo que debemos suponer que cuando se iniciaban los trabajos constructivos las aguadas ya estaban en funcionamiento, aunque fuesen de forma circunstancial.

Por otro lado, estas superficies acuáticas parecen cumplir también un papel estético importante en la concepción final de la ciudad, tanto para su contemplación como para ser utilizadas como láminas especulares del entorno urbano. Todo eso independientemente de su función de reserva hídrica y de posible lugar de recreo.

En La Blanca se ha localizado una depresión que, según todas las evidencias, funcionó como aguada, a unos 50 m al sur de la Acrópolis. Su superficie es de unos 2500 m² y su profundidad, respecto de la última terraza actual, de unos 6 m. De ello se deduce la enorme capacidad de recolección de agua que poseía, cercana a los 15,000 m³.

En este sentido, será de gran interés estudiar la plaza que originariamente separaba ambos elementos (Acrópolis y aguada) y que más tarde fue escalonada para obtener un amplio aterrazamiento.

TERRAZAS

En el estado actual, la fachada sur de la Acrópolis delimita una terraza de unos 15 m de anchura que termina en un terraplén de unos 6 m de altura sobre la siguiente terraza. Posiblemente esa fue la altura de la primitiva plaza original, que en este caso habría alcanzado los 40 m de lado.

A ella le sigue una última terraza, situada unos 3 m por debajo de la anterior, y la que ya daría acceso a la aguada.

EJES DE ORDENACIÓN

Muy importante para entender la ciudad es la orientación de cada uno de sus elementos y el comprobar cómo estas orientaciones pueden obedecer a unos ejes generadores de la trama urbana. Es fácil comprobar en La Blanca la existencia de tres ejes paralelos que ordenan la ciudad de norte a sur: el central, siguiendo la calzada, y otros dos equidistantes en los ejes de las plazas principales por el este y por el oeste. Esta forma de generar la trama urbana, ya sea planificada o concatenada, está patente en el desarrollo de la ciudad.

Figura 1 Plano de La Blanca con indicación de sus principales edificios

 

Figura 2 Planta de la Acrópolis

Es importante constatar que estos ejes presentan una desviación de unos 13° hacia el oeste respecto del norte geográfico, lo que también se ha podido comprobar en algunas otras ciudades, como por ejemplo Kinal, o en menor grado pero con la misma tendencia, en el Juego de Pelota y la Plaza Norte de Copan, por citar algunos ejemplos.

ELEMENTOS GENERADORES DE LA TRAZA

Es de destacar la ausencia de edificios con vinculaciones astronómicas, tales como Conjuntos de tipo Grupo E y observatorios. Tampoco se han localizado, al menos por ahora, Juegos de Pelota ni pirámides, por lo que estos edificios singulares, con marcadas orientaciones, parecen no haber sido importantes o necesarios para la traza de la ciudad.

No obstante, a lo largo de las próximas investigaciones habrá que comprobar tanto la orientación y el papel de observación que podía tener la propia Acrópolis como los edificios de la Plaza Norte.

CONCLUSIONES

Para concluir, se puede decir que la ciudad de La Blanca poseyó una generación urbana y un desarrollo no excesivamente largo ni intenso que le permitió conservar la estructura original de su traza. Considerando esta hipótesis, el estudio minucioso de los espacios urbanos que la constituyen puede contribuir de forma determinante para conocer cuáles fueron los criterios para la traza urbana de las poblaciones en el Clásico Tardío y Terminal.

Por otro lado, existe un eje de ordenación de especial importancia que posiblemente guarde la huella de muchos de los sucesos de la ciudad. Es el que pasando por el interior de la Acrópolis va desde el Edificio 3I1 hasta la aguada. En él está la escalinata principal de la Acrópolis y la sucesión de terrazas que tardíamente sepultan la plaza primitiva al sur de dicho edificio, lo que motivó un gran movimiento de tierras que parece más vinculado a un momento de esplendor que a un sistema defensivo. Y posteriormente se verá cómo la puerta sur del patio central de la Acrópolis fue clausurada, rompiendo ese eje primitivo de comunicación y articulación de los elementos arquitectónicos y urbanísticos más notorios de La Blanca. Cuando sea posible interpretar su evolución, sin duda se conocerá mucho de la historia y la evolución de esta singular ciudad de la cuenca del río Mopan.

REFERENCIAS

Muñoz, Gaspar y Cristina Vidal

2006a        La Blanca. La conservación y restauración de una ciudad maya. En Arché:339-346. IRP-UPV, Valencia.

2007        Tipología palaciega de la Acrópolis de La Blanca, Petén. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo), pp.549-554. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Muñoz, Gaspar y Cristina Vidal (ed)

2005        La Blanca. Arqueología y desarrollo. Universidad Politécnica de Valencia, Valencia.

2006b        La Blanca. Arquitectura y clasicismo. Universidad Politécnica de Valencia, Valencia.

Figura 3

Figura 4 Planta de la Acrópolis

Figura 5 Perspectiva de la Acrópolis

Figura 6 Elementos considerados en La Blanca

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