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20 – INVESTIGACIONES EN EL NORTE DE ALTA VERAPAZ: EL SITIO ARQUEOLÓGICO LA LIMA – Mirza Monterroso – Simposio 20, Año 2006

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Monterroso, Mirza

2007        Investigaciones en el norte de Alta Verapaz: El sitio arqueológico La Lima. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J. P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 310-330. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

20

INVESTIGACIONES EN EL NORTE DE ALTA VERAPAZ:

EL SITIO ARQUEOLÓGICO LA LIMA

Mirza Monterroso

Palabras clave

Arqueología Maya, Tierras Altas, Tierras Bajas, Altiplano Norte,  Cueva de Candelaria, La Lima, Alta Verapaz, Cancuen, Clásico Temprano, Clásico Tardío, cerámica

Abstract

INVESTIGATION IN THE NORTH OF ALTA VERAPAZ: THE ARCHAEOLOGICAL SITE LA LIMA

The Vanderbilt Upper Project Archaeological Cave Survey (VUPACS) subproject has investigated the northern part of Alta Verapaz, intensively working in caves and localizing various sites of which intensive research has been done in La Lima site. Investigation in the archaeological site La Lima during these past three years contributes to the knowledge of the area. This was an important center associated to caves during the Late Classic, in which its founders took advantage of their knowledge on the geographical and political environments; they benefited from this advantage that gave them a higher status and access to exotic resources. Due to its location, this site blends two different styles, the Lowlands and the Highlands, which manifest themselves in the artifact collection. In this paper the investigation’s results will be discussed, as well as the interpretations and their relationship with the caves and nearby sites.

El Subproyecto Vanderbilt Upper Pasión Archaeological Cave Survey (VUPACS), ha realizado investigaciones en el norte de Alta Verapaz desde 2001, haciendo trabajos intensivos en cuevas y localizando varios sitios asociados, de los cuales se ha investigado intensivamente el sitio arqueológico La Lima.

La Lima fue un importante centro asociado a cuevas durante el Clásico Tardío, en el que sus fundadores aprovecharon sus conocimientos del entorno geográfico y político, esto les benefició y proporcionó un nivel mayor y acceso a recursos exóticos.

Debido a su localización, el sitio tuvo una mezcla de dos diferentes estilos (Tierras Bajas y Altiplano), que se manifestó sobre todo en su colección de artefactos. En este trabajo se discutirán los resultados de la investigación, así como las interpretaciones, y su relación con las cuevas y sitios alrededor.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA

El sitio arqueológico La Lima se ubica aproximadamente a 500 m de la carretera a la aldea de San Miguel Sechochoc, parcelamiento San Antonio Las Cuevas, municipio de Chisec, Alta Verapaz (Figura 1; Aguilar 2004:13). La Lima se encuentra en el extremo este del Parque Nacional o Polígono Cuevas de Candelaria, de aproximadamente 18 km² (Aguilar 2004:07).

El sitio se ubica inmediato a la cueva Los Nacimientos, la última del sistema de cuevas de Candelaria, donde aparece por última vez el río del mismo nombre, asociado también con las cuevas El Ratón de los Dientes y Los Metates, en su parte final (Aguilar 2004).

Debido a la ubicación geográfica del sitio, es un valle restringido que forma un paso obligado antes de alcanzar el sistema de cuevas, es posible que el sitio fuera uno de los accesos al sistema de Cuevas de Candelaria durante el Clásico Tardío (600–900 DC) y que estuviera integrado en gran proporción al sistema de comercio entre las Tierras Altas y Bajas, complementando sus recursos económicos con lo que percibían de los visitantes que asistían a las cuevas.

Figura 1        Mapa general. Localización de La Lima

DESCRIPCIÓN DEL SITIO ARQUEOLÓGICO LA LIMA

La Lima consta aproximadamente de 16 estructuras distribuidas entre varias plazuelas, con dos plazas principales en los extremos este y oeste del sitio. Estos dos grupos son los más grandes, con plataformas de hasta 5 m de altura, alrededor de plazas adosadas a cerros. El grupo bajo investigación, la Plaza A, se encuentra a escasos 100 m de las cuevas El Ratón de los Dientes y Los Metates (las cuevas finales del sistema de Candelaria; Figura 2).

El sitio está distribuido en un valle restringido, formado por cerros de origen kárstico en forma de mogotes (cerros grandes piramidales), en un corredor natural que se abre en la Plaza Mayor y posteriormente se restringe hasta el acceso de las principales entradas de las cuevas. Cada grupo está ubicado aproximadamente a 150 m de sus vecinos, lo que hace que La Lima domine completamente el valle (Segura y Monterroso 2004; Monterroso 2005; Woodfill et al. 2005).

Se excavaron cuatro estructuras en la Plaza A, las cuales evidenciaron que La Lima tuvo dos fases constructivas. La primera está caracterizada por plataformas construidas con piedras encontradas en el área, sin modificaciones; mientras que en la segunda fase, las piedras presentan reformas, especialmente en las fachadas. Estas construcciones aprovecharon la topografía, adosando algunas de las unidades habitacionales a las faldas del cerro para darles volumen.

Las estructuras excavadas en la Plaza A tienen una orientación noreste-suroeste, en función del cerro, sobre el cual se asienta la Estructura 3 (Figuras 2 y 3).

Se recolectaron diversos materiales como: cerámica, figurillas, obsidiana, pedernal, piedra verde, piedra pulida, pirita y otros artefactos, con total ausencia de entierros en el área excavada. Toda la cerámica encontrada pertenece al Clásico Tardío y Terminal.

Figura 2        Mapa del sitio arqueológico La Lima

Figura 3 etapas de construcción en La Lima

CUEVAS ASOCIADAS A LA LIMA

La Lima está íntimamente relacionado con dos cuevas: El Ratón de los Dientes y Los Metates (Figuras 4 a 7), ubicadas a pocos metros del Grupo A (Woodfill et al. 2004; Monterroso 2005). Ambas cuevas tienen entradas parecidas, con altos escenarios visibles desde el callejón entre ellas, estas fueron utilizadas en la misma época para rituales públicos y privados. Aunque tienen evidencia de uso durante el Clásico Temprano, es sólo con la fundación de La Lima, durante el Clásico Tardío (600-900 DC), que estas cuevas tuvieron mayor utilización.

El Ratón de los Dientes y Los Metates tienen diferencias tanto morfológicas como culturales. Morfológicamente, Los Metates es parte de una cueva mayor, llamada Los Nacimientos, de característica activa puesto que el río Candelaria y un arroyo pasan en su interior. La cueva tiene gran evidencia de restos culturales, de rituales llevados a cabo tanto en la entrada como en el interior, con artefactos más finos y de mejor calidad. El Ratón de los Dientes, por su parte, es la más pequeña y está fosilizada con algunas formaciones activas. Esta cueva también posee una menor cantidad de artefactos en relación a lo encontrado en Los Metates y, al parecer, fue de uso local, presentando depósitos funerarios y entierros. Contiene gran cantidad de huesos en las entradas, especialmente dientes humanos y algunos huesos de animales pequeños (Woodfill et al. 2004; Monterroso 2005).

ANÁLISIS DE ARTEFACTOS CERÁMICOS

Las características generales de la cerámica de La Lima son pastas regularmente volcánicas de fina a mediana, arenosas con inclusiones de ceniza, cristales, ferruginosos, carbón y otros materiales volcánicos en vasijas utilitarias. Debido a la composición geológica de los suelos de esta área existe un alto porcentaje de tiestos indeterminados (el 66.1% de toda la muestra analizada; de los cuales el 46.6% pertenece al complejo utilitario y 89.4 % al fino).

Figura 4 Sistema de cuevas asociadas a la región de estudio

Figura 5  Mapa de cueva Ratón de los Dientes

Figura 6  Cueva Los Metates

Figura 7  Mapa de cueva Los Metates

Los colores de las pastas varían entre café suave, café rojizo, café oscuro (para vajillas utilitarias) y colores ante, naranjas y grises en vajillas finas, que pueden ser producto de la cocción y de los minerales contenidos en las arcillas.

La colección cerámica de La Lima se distingue por la combinación de formas y pastas entre el Altiplano y las Tierras Bajas. La Lima no encaja completamente en ninguna de las dos regiones. La clasificación se hizo en base a los trabajos realizados por Arnauld en Alta Verapaz, pues es con esta área que es más afín. La Lima comprende muchos de los tipos de la fase Cobán 2, aunque no en todas sus formas, ni decoraciones.

La cerámica existente en el sitio proporciona relativamente poca información acerca de las personas que habitaron La Lima, es posible decir que estaban compartiendo muchos de sus tipos con los sitios vecinos.

Las cuevas, por su parte, proporcionan información acerca de la afluencia y procedencia de las personas que hicieron rituales en ellas. Indicando un mayor uso por parte de individuos provenientes de las Tierras Bajas durante el Clásico Temprano y uso local durante el Clásico Tardío.

Las cuevas El Ratón de los Dientes y Los Metates muestran una correlación entre la cronología de uso y el contexto de los artefactos, revelando otro patrón interesante. Estos datos apuntan que en ambos periodos la mayoría de rituales se realizaron en y cerca de las entradas, lo que significa que la mayoría de sus rituales fueron de carácter público.

Al parecer no se hicieron rituales de enterramiento en estas cuevas, solamente fueron encontrados dos depósitos funerarios. El primero, en posición anatómica (aunque sumamente perturbado), fue localizado en los túneles interiores a la cueva El Ratón de los Dientes, siendo fechado para Tzakol 2/3, no concordante con la ocupación del sitio. Mientras que el segundo, ubicado en una piscina travertina, contiene cerámica asociada de tipo Chichicaste, correspondiente a la ocupación del sitio. Además de muchos fragmentos de huesos y dientes humanos en la entrada de la misma cueva.

Con los trabajos realizados hasta la fecha, no es posible establecer una cronología, debido a las dificultades que el material presenta. Los trabajos realizados por las misiones francesas han arrojado importantes datos, pero aún no ha sido posible encajar estos datos entre los ya existentes para el resto del área Maya. Las divisiones cronológicas no se han podido definir con exactitud, como en las Tierras Bajas, ya que los tipos no difieren tanto en formas, ni acabados de superficie entre el Clásico Temprano y Tardío. Definir la cronología cerámica de esta región implica mayor investigación y estandarización de los datos.

ANÁLISIS DE LA LIMA

El área en que se encuentra asentada La Lima es un acceso natural hacia el sistema de cuevas de Candelaria desde Raxruha Viejo (Figura 7), probablemente la razón principal de sus habitantes para ocupar esta área fue el importante rasgo natural, pues no es un área agrícola altamente productiva. El sitio claramente tiene una relación estrecha con las cuevas de Los Metates, El Ratón de los Dientes y el sistema de cuevas en general.

La distribución espacial indica que más que un simple patrón disperso de asentamiento, las estructuras y grupos en La Lima, estaban organizadas en el valle para dar la impresión de control de las últimas cuevas ribereñas y del acceso a las cuevas más al occidente del sitio.

Figura 7        Mapa 1:50,000. Hoja Cartográfica de Raxruha

Con un claro manejo visual del área, varias estructuras fueron colocadas frente a los senderos naturales y cuando los cerros no permitieron la visión, otro grupo pequeño de estructuras fue asentado inmediatamente. Este patrón se repite hasta llegar a un valle completamente restringido, el cual tiene dos cerros, los cuales en su parte más angosta contienen las dos cuevas ya mencionadas.

En este valle se ubica la más grande de las dos plazas principales de La Lima, y que ha sido objeto de la presente investigación. Un patrón paralelo existe en el otro lado del sitio, donde la otra plaza principal se localiza frente a dos grandes cuevas ribereñas (Nacimientos I y II), accesible solamente después de pasar por tres grupos más pequeños. Posiblemente estos factores en su emplazamiento confirieron a los habitantes del sitio el derecho al acceso a las cuevas y al paso por el área.

La Plaza A se sitúa en el valle más amplio y probablemente funcionó como área habitacional y administrativa. Se compone de cuatro estructuras que forman una plaza cerrada (Figura 2), dominada por una estructura mayor (Estructura 3), adosada a un cerro, lo que le da la impresión de mayor monumentalidad; una estructura en forma de “L” frente a las cuevas, cierra completamente la plaza junto con dos estructuras más pequeñas laterales.

Este tipo de distribución arquitectónica es un patrón común compartido con algunos de los pocos sitios documentados en el área bajo estudio, pues las características geográficas del área permitieron que sus habitantes construyeran estructuras monumentales adosadas a los cerros, igual que en otros sitios locales como: Raxruha Viejo, El Achiote, San Antonio las Cuevas, La Caoba y Las Pozas.

Esta técnica constructiva permitía darles mayor volumen a los edificios y hacía que visualmente fueran más impresionantes de lo que en realidad eran, utilizando menor cantidad de recursos y trabajo constructivo.

Solamente La Poza, San Antonio las Cuevas y La Caoba están asociados a cuevas como La Lima. Y aunque El Achiote no posee cuevas asociadas, sus residentes usaron como un oratorio el cerro más alto cercano a su asentamiento (O´Mansky 2003:365,387).

Un patrón interesante que posee la región de Cancuen hacia al sur es la ausencia de arquitectura monumental, ya que emplearon el paisaje natural en forma sagrada, aprovechando las cuevas y cerros para sus rituales, un patrón descubierto originalmente por Vogt (1965), en el Altiplano Chiapaneco. Para los Mayas la palabra Witz significaba pirámide o montaña, y la construcción de los templos parece ser una manera de tener representaciones de estos cerros dentro de sus ciudades en donde no hay versiones naturales. En contraste en esta área, se observa como incorporaron estos verdaderos “templos” a sus propios sitios (Carot 1989; O´Mansky 2003; Woodfill et al. 2003:05; Woodfill, Miller et al. 2003).

ANÁLISIS IDEOLÓGICO

Para la comprensión del papel y la función de La Lima, es necesario conocer los motivos que condujeron a sus habitantes a fundar su asentamiento de la manera en que fue construido, la selección del lugar, así como la forma en que manejaron su entorno.

La Lima, al igual que los sitios mencionados anteriormente, tiene una relación estrecha con las cuevas asociadas a él, lo cual es respaldado por la evidencia encontrada en el interior de dichas cuevas (cerámica, lítica, etc.), correspondientes al Clásico Tardío y comparte rasgos estilísticos en sus colecciones de artefactos con otros muy propios de la región.

Múltiples ejemplos de este patrón se localizan en el área Maya, en donde los asentamientos están directamente asociados y determinados a elementos naturales (Brady y Rodas 1992:186; Brady 2003:143-144; Brady 1994:87-89). Las cuevas de Candelaria contaron con afluencia de peregrinos desde el Preclásico Terminal hasta el Clásico Terminal (Woodfill et al. 2005:06).

Los rituales realizados allí durante el Clásico Temprano, específicamente Tzakol 2 y 3, estuvieron asociados iconográficamente con el centro de Petén (Woodfill et al. 2005), aunque esto no significa que los peregrinos provinieran de esa área, si no de lugares más cercanos, siempre en Petén, con nexos fuertes con Tikal (Woodfill et al. 2005:14; Woodfill y Monterroso 2006) y las diferentes rutas de intercambio que contactaron el centro de Petén con el Altiplano.

Durante el Clásico Tardío, correspondiente a la ocupación de La Lima, el uso de las cuevas cambió a un uso más local, con visitantes provenientes principalmente del Altiplano, respondiendo probablemente a eventos mayores, como la fundación de Cancuen y cambios en las rutas de intercambio (Woodfill et al. 2005:08). Estos eventos anteriormente descritos sumaron una gran importancia al área en que se asentó La Lima, fundando posiblemente el sitio para aprovechar el prestigio del control de las cuevas, con el que ya contaba el área, para obtener algunos beneficios (vasijas, artefactos, alimentos, objetos de jade y pirita, y otros exóticos), con el objetivo final de adquirir un estatus mayor.

Este cambio y disminución de los rituales está claramente reflejado en la cerámica de las cuevas El Ratón de los Dientes y Los Metates, que indica uso durante el Clásico Temprano con cerámica en estilo Tierras Bajas, y durante el Clásico Tardío con uso más local.

ANÁLISIS ECONÓMICO

Los pobladores del pequeño sitio La Lima no contaron con suficientes recursos naturales para basar su subsistencia únicamente en la agricultura, ya que las características ecológicas del área a la que pertenece este sector de Alta Verapaz (De la Cruz 1976:24; Barrios 1995:32; Océano 2000:41-51; INAB 2001:01; Aguilar 2004:95; SEGEPLAN 2005:02) y la geomorfología propia de los terrenos cársticos, se traducen en suelos poco fructíferos y más bien de naturaleza forestal.

En unión a la naturaleza del área y a las dificultades que esta pudo representar a los habitantes del asentamiento, se encuentra la ubicación del sitio, rodeado por cerros kársticos, lo que reduce su área de captación de recursos y dificulta la movilización a otras áreas más productivas, ya que requeriría una gran inversión de tiempo llegar hasta el área de cultivo. Todos estos aspectos indican que además de dedicarse a la escasa producción de bienes agrícolas, los pobladores de lugar debieron complementar sus necesidades y dieta con recolección, caza y pesca, además de la ventaja de la cercanía del río Candelaria a escasos 100 m, que a pesar de que en esta parte es un pequeño arroyo, pudo haber provisto de algunos peces y moluscos a la dieta de sus habitantes.

Evidencia de posible manufactura de artefactos, es la presencia de 30 pulidores de cuarzo en el sitio –que pudieron ser usados para la fabricación de hachas en estilos propios del área y de las cuales solamente se han identificado pocas– siendo la mayor concentración de estos a la fecha en La Lima.

El intercambio pudo formar parte de sus actividades económicas, ya que quizá absorbieron bienes de los comerciantes que transitaban por su propiedad o bien por el uso y/o acceso a las cuevas en las que se localizaba en el sitio y en las que fueron efectuados múltiples rituales, especialmente por personas provenientes de Raxruha Viejo o áreas cercanas. Entre los regalos recibidos, o pagos que pudieron obtener, están las vasijas de cerámica, ya que se localizaron tanto en el sitio como en las cuevas, vasijas relacionadas Raxruha Viejo, algunas otras en estilo Chipoc (Figuras 8, 9 y 10), y modos propios de la zona al sur en Alta Verapaz.

Figura 8        Cerámica de Chipoc

Figura 9 Cerámica del Postclásico asociada con La Lima

Todo parece indicar que La Lima tuvo diferentes medios para su subsistencia y permanencia en el área por un periodo de tiempo relativamente largo, cuya ocupación incluso fue más larga que Cancuen, el gran centro del área. No se sabe lo que estaba sucediendo exactamente en Raxruha Viejo, por la falta de investigación en este sitio, pero se puede suponer que La Lima sostuvo relaciones estrechas con esta entidad, lo que permitió su subsistencia y permanencia hasta inicios del Postclásico (Fase Samac 900–1250 DC).

No es posible determinar con la poca investigación realizada a la fecha, la relación entre Raxruha Viejo y La Lima; sin embargo, los artefactos encontrados y analizados preliminarmente indican que estos dos centros pertenecieron a la misma esfera cultural, compartiendo muchos de sus rasgos diagnósticos (cerámica, lítica, disposición espacial y modo constructivo), los que además son muy particulares de esta zona.

Figura 10 Material cerámico con estilo de Alta Verapaz

ANÁLISIS COMPARATIVO TEMPORAL Y CULTURAL

La Lima, como parte de un proceso cultural en desarrollo, fue influenciado desde sus inicios hasta su final por los múltiples acontecimientos ocurridos en el área Maya. La manera en que se desenvolvió el sitio parece inmersa en una serie eventos y cambios sufridos especialmente por las rutas de intercambio y sujetos a las entidades rectoras de la época.

Las variaciones son evidentes, sobre todo en las actividades rituales, esto se ve reflejado en el uso de las cuevas de Candelaria, en las que se llevó una intensa campaña ritual desde el Preclásico Tardío hasta el Clásico Temprano, por personas provenientes de las Tierras Bajas Centrales, con una ideología muy marcada y diagnostica del área (Brent Woodfill, comunicación personal 2005).

El Clásico Tardío evidenció uso de las cuevas casi exclusivamente local, ya que las cuevas importantes solamente fueron utilizadas por personas de áreas cercanas y en su mayoría provenientes del Altiplano.

Esto pudo determinar una cantidad menor de personas circulando en el área, debido a un mayor y mejor manejo integrado de los productos de intercambio transportados, que se estaban moviendo con fluidez, desde el Altiplano hacia los centros de manufactura, y posteriormente distribuidos en los mercados en las Tierras Bajas (Woodfill et al. 2005).

La Lima probablemente perteneció al mismo proceso, siendo fundado en el periodo del cambio Clásico Tardío (600–900 DC). No se puede decir que La Lima fue un centro “comercial” importante, ya que no se cuenta con ninguna evidencia que respalde esta suposición. Pero si se puede decir que La Lima contaba con cierta independencia, y se encontraba inmerso en un proceso histórico que supo aprovechar y valerse de su posición para obtener beneficios, gracias a su estrategia de control de Candelaria y al estatus que probablemente le proporcionó un centro mayor, logrando la impresión de poseer derecho sobre su espacio y los rasgos naturales en este, claramente reflejado en la manera en que dispusieron sus estructuras, en las que indicaron un dominio consciente de “su territorio”.

Es posible suponer también, que La Lima formo parte de un centro mayor (Raxruha Viejo), el cual pudo respaldarlo, proporcionándose beneficios mutuos (Figura 11).

En lo que respecta a cerámica, no se puede determinar exactamente su filiación, ya que para Raxruha Viejo se cuenta únicamente con análisis preliminares (Bill et al. 2003:493-495); por su parte, en La Lima por la alta erosión del material y por no contar con el total de material cerámico analizado, solamente se permite hacer inferencias preliminares: el tipo utilitario Cebada Poroso, equivalente a Cambio Sin Engobe de Tierras Bajas, aparece junto a uno o dos tipos utilitarios no determinados por el momento, el cual está representado en Raxruha Viejo, La Caoba y en áreas habitacionales de Cancuen (Figura 12 y 13). Son tipos como éste y algunas imitaciones de tipos finos de las Tierras Bajas, como Saxche-Palmar y Trapiche Inciso que demuestran la gran influencia de esta área sobre la zona norteña de Alta Verapaz.

La posesión de estos tipos en su colección cerámica pudo constituir estatus para los habitantes de La Lima, ya que no solamente les pertenecían, si no que también conocían el significado de tener artefactos de difícil acceso u obtención.

Los tipos foráneos no solamente se limitaron a las Tierras Bajas, también presentaron en sus colecciones tanto en cuevas como el sitio, vajillas finas de otras regiones de Alta Verapaz, como vasijas con “Cara de Mono” e Inciso Naranja sobre Crema, al menos estilísticamente relacionadas con Chipoc (Smith 1952:224).

En lo que respecta a figurillas, se puede decir con base al análisis de neutrones y estilísticos realizados por Erin Sears, del Instituto Smithsonian, que La Lima y Raxruha Viejo poseen la misma composición de pasta y las mismas características en estilo, indicando por lo menos que obtenían sus figurillas del mismo lugar.

La Lima tiene dos rasgos importantes, primero su ubicación y la forma en que esta es producto de su cosmovisión e ideología; segundo, la forma en el sitio fue organizado, ya que desde su fundación tenía el objetivo de aprovechar al máximo los recursos a su alcance (ideológicos, materiales, culturales y sociales).

Todos estos datos preliminares inducen a pensar que el sitio porta características parecidas en disposición espacial a los otros sitios del Altiplano norteño, como Raxruha Viejo, en el que se encuentra un patrón muy similar (O’Mansky 2003; Ohnstad 2004), con plazas cerradas de cuatro estructuras y las técnicas constructivas de las Tierras Altas (Arnauld 1986; Ichon 1992; Becquelin et al. 2001; Monterroso 2005).

La cerámica pertenece en su mayoría a la esfera Alta Verapaz, fase Cobán 2. Mostrando una ocupación constante durante todo el Clásico Tardío hasta su fase terminal, este fechamiento también es respaldado por los artefactos líticos, como obsidiana de la fuente mexicana de Pachuca, ya que para finales del Clásico Tardío se reabrió el mercado de estos bienes exóticos (Edgar Carpio y Claudia Wolley, comunicación personal 2005).

Figura 11 Mapa de Raxruha Viejo

Figura 12 Mapa de La Caoba

Figura 13 Mapa de El Achiotal

Figura 14 El Witz Maya

COMENTARIOS FINALES

Luego de tres temporadas de excavación, una temporada de laboratorio y el análisis minucioso de la ubicación, contextos y recursos que poseyó La Lima, se pudo aclarar que el mismo fue ocupado durante el Clásico Tardío y Terminal (600-900 DC), hasta inicios del Postclásico, sin evidencia de ocupaciones anteriores. La Lima es un sitio con sus propias características y diagnósticos (arquitectónicos, cerámicos, líticos, etc.), mismos del área transicional en la que se emplazó.

La ubicación geográfica de La Lima fue claramente un esfuerzo conciente de sus habitantes, para aprovechar el prestigio y recursos de esta zona, cargada de “valor” ideológico para su cosmovisión. Si bien, para el Clásico Tardío el peregrinaje al sistema de cuevas de Candelaria disminuyó y se convirtió a un lugar sagrado para los locales, el significado e importancia de estos rasgos naturales no cambió.

El cambio en el uso de las cuevas respondió a modificaciones en las rutas de intercambio, posiblemente provocadas por el establecimiento de Cancuen y cambios políticos en el centro de Petén. Esto condujo a que los peregrinajes de los comerciantes fueran más cortos, ya que para este periodo se contaba con una red comercial, que facilitó el transporte y los materiales provenientes del Altiplano (obsidiana, jade, etc), que estaban siendo manufacturados en Cancuen y posteriormente distribuidos a las Tierras Bajas por medio del río Pasión. Lo cual disminuyó considerablemente la necesidad de realizar rituales, especialmente los relacionados con los peregrinos.

Dicho cambio conllevó a que muchos de los asentamientos se colocaran en puntos estratégicos (La Lima, Muqb’ilha’, Raxruha Viejo, etc), en el que el flujo de personas era obligatorio, tanto para peregrinos, como para comerciantes. En un área con pocos recursos naturales disponibles, los recursos culturales e ideológicos se convirtieron en un capital, del cual se beneficiaron los que tenían el conocimiento suficiente para aprovecharlo. Y aunque las aldeas “simples” como La Lima no difieren en mucho de otras de su tipo (características constructivas y recursos), sí son un claro ejemplo de que, al igual que el recurso material, los recursos cultural y simbólico están distribuidos desigualmente, lo que puede convertirse en una posición política (Inomata 2001:05).

Desde su fundación hasta su abandono, La Lima pudo aprovechar la habilidad para interpretar el valor cultural y simbólico que las cuevas tuvieron, para adjudicarse prestigio social, y bajo este prestigio el “derecho” sobre los capitales materiales como alimentos, vasijas, instrumentos, objetos de jade, pirita y otros exóticos, y culturales, además del bagaje ideológico y cosmológico.

El tráfico en esta zona fue menor, probablemente la mayor afluencia de personas que llegaban a La Lima eran provenientes de Raxruha Viejo. Esto se refleja en la gran similitud existente entre estos centros, observable desde la disposición espacial, arquitectónica, la cerámica y lítica.

La relación entre estos centros es difícil de definir en este momento por la falta de trabajo en el área, siendo objeto de investigaciones futuras por parte del Proyecto Regional Arqueológico Cancuen. Por el momento es posible hacer algunas inferencias generales e hipotéticas, sobre la relación de ambos sitios.

La estabilidad de La Lima es evidente en su larga ocupación, manteniéndose durante todo el Clásico Tardío e inicios del Postclásico, incluso sobrepasando a Cancuen. Lo que indica que los acontecimientos en el gran centro de la época no le afectaron. El abandono del sitio tampoco parece ser repentino, ya que fue encontrada una ofrenda de obsidiana, consistente en varías navajas prismáticas (provenientes del mismo núcleo), sin huellas de uso y quebradas, fechadas por contexto para finales del Clásico Terminal, posiblemente de un ritual de terminación, muy cercano a superficie.

La función del sitio no estuvo relacionada con el comercio, aunque se encontraba en la zona comercial no hay ninguna evidencia que respalde que estaba participando activamente de este proceso. Su función fue primeramente estratégica y de control.

Este control solamente fue posible gracias a los recursos culturales que sus habitantes poseyeron. Al asentarse en el lugar donde finalizaba el importante sistema de cuevas, con un gran prestigio ideológico, fueron dotados de los recursos sociales necesarios. Este conocimiento les proporcionó el derecho de pertenencia y siendo un recurso, fue traducible a la obtención de recursos materiales.

El acceso a los recursos materiales es observable en la colección de artefactos cerámicos, con ejemplos de vasijas muy finas relacionadas con Alta Verapaz, Chipoc y las Tierras Bajas, tanto en el sitio como en las cuevas. Además tuvieron acceso a piezas de jade, piedra pulida, pirita y otros, que demuestran su capacidad de absorber recursos varios que le proporcionaron prestigio.

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