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92 – NUEVOS DESCUBRIMIENTOS Y EVIDENCIA DE INTERCAMBIO A LARGA DISTANCIA EN ALTA VERAPAZ, GUATEMALA – Brent Woodfill, Federico Fahsen y Mirza Monterroso – Simposio 19, Año 2005

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Woodfill, Brent, Federico Fahsen y Mirza Monterroso

2006        Nuevos descubrimientos y evidencia de intercambio a larga distancia en Alta Verapaz, Guatemala. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.1044-1057. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

92

NUEVOS DESCUBRIMIENTOS Y EVIDENCIA DE INTERCAMBIO A LARGA DISTANCIA EN ALTA VERAPAZ, GUATEMALA

Brent Woodfill

Federico Fahsen

Mirza Monterroso

Palabras clave

Arqueología Maya, Tierras Bajas, Tierras Altas, Guatemala, Petén, Alta Verapaz, Cobán, Cancuen, Cueva Candelaria, río Pasión, cuevas en general, ritual privado, ritual público

NEW DISCOVERIES AND EVIDENCE OF LONG-DISTANCE EXCHANGE IN ALTA VERAPAZ, GUATEMALA

Since 2001, sub-projects of Cancuen Archaeological Project have been exploring caves, hills and other sacred sites in southeastern Peten and northern Alta Verapaz. Prior to these studies, the area had received very little archaeological attention, it was almost exclusively limited to research in Tres Islas, Cancuen, Salinas de los Nueve Cerros and the Candelaria caves. The region is located in an area with easy access between the Highlands and Lowlands. In the northern part of this territory, crossed by Pasion River, a great artery for river traffic, are San Francisco and Tres Islas hills. The southern part, with Candelaria caves, Juliq’, B’omb’il Pek and Hun Nal Ye, are low interconnected valleys that begin close to Coban and open up at Pasion close to Cancuen. This route, from Carcha to Usumacinta river and its tributaries has been called “the Great Western Trade Route” and was used by the ancient Maya, as it is by Guatemalans today. While the majority of studies of the route have focused on the Lowlands and Highlands of the Maya world, this area is located in transitional lands, between two geographical and cultural regions. This particular part of the transition area is a mixture of Highland and Lowlands, due to the great amount of movement that has gone on there. In the ceremonial sites studied, a long history of use by people from all parts of the Maya world was discovered, starting in 1000 BC, coinciding with the introduction of ceramics and continuing uninterrupted up to the Terminal Classic. During those 2000 years, there was a great change that took place at the beginning of the Late Classic in all ceremonial centers, marked by a great decline in use and preponderance of local ceramics.

Desde el 2001, los sub-proyectos del Proyecto Arqueológico Cancuen han estado explorando cuevas, cerros y otros sitios sagrados en el suroeste de Petén y el norte de Alta Verapaz (Woodfill y Spenard 2002; Woodfill y Monterroso 2004; Tomasic y Quintanilla 2003). Esta área ha recibido poca atención arqueológica, limitándose casi exclusivamente a reconocimientos en Tres Islas (Graham 1967), Cancuen (Tourtellot 1978, Mahler 1908), Salinas de los Nueve Cerros (Dillon 1977), y las Cuevas de Candelaria (Carot 1989; Dreux 1968; Pope y Sibberenson 1989).

La región está ubicada en un área de fácil acceso entre las Tierras Altas y Bajas, donde se encuentran los Cerros de San Francisco y Tres Islas. Además, está cruzada por el río Pasión, una gran arteria de tráfico fluvial. La parte sur tiene a las Cuevas de Candelaria, Juliq’, B’omb’il Pek y Hun Nal Ye, y posee valles bajos interconectados que comienzan cerca de Cobán y se abren al río Pasión cerca de Cancuen. Esta ruta, desde Carcha hasta el río Usumacinta y sus tributarios, ha sido llamada “la Gran Ruta de Intercambio Occidental” (Demarest et al. 2003), y era usada por los Mayas antiguos igual que guatemaltecos modernos e históricos (Hammond 1972; Adams 1978; Arnauld 1990; Demarest et al. 2003).

Mientras que la mayoría de investigaciones en la ruta se han enfocado en las Tierras Bajas y Tierras Altas del mundo Maya, esta área se encuentra en las tierras de transición, entre dos regiones geográficas y culturales (Figura 1). Esta parte de la zona de transición en particular es una mezcla de Tierras Altas y Bajas, por la gran cantidad de movimiento sucedido allí.

En los sitios ceremoniales investigados se ha encontrado una historia larga de habitación por parte de grupos de todas partes del mundo Maya, empezando alrededor del 1000 AC aproximadamente, coincidente con la introducción de cerámica en el mundo Maya, y que siguió sin interrupción hasta el Clásico Terminal. Durante estos dos milenios hubo un gran cambio en todos los centros ceremoniales que sucedieron al principio del Clásico Tardío, marcado por una gran disminución del uso y el predominio de cerámica local.

Figura 1  Región tratada en el estudio

LOS CERROS DE SAN FRANCISCO

La parte norte de la región bajo estudio se ha enfocado en los Cerros de San Francisco, un área de aproximadamente 35 km2, ubicada unos 13 km al noreste de Cancuen, junto al río Pasión. Esta área está dominada por cientos de mogotes –torres kársticas– llenos de cuevas pequeñas, y rodeados por pequeños valles. Tres cerros grandes son visibles en toda el área, dominando el horizonte de Cancuen y Tres Islas. El área tiene una superficie completamente seca y sin recursos hidráulicos. Los habitantes de un sitio pequeño en el centro del área, La Caoba Vieja, excavaron dos aguadas sobre pequeñas mesas de agua elevadas, una de ellas todavía en uso por los modernos habitantes (Woodfill et al. 2003). Aparte de eso, las fuentes más cercanas son los ríos Machaquila y Pasión, cada uno a dos horas a pie desde el sitio.

Las excavaciones en la aguada y una pequeña hendidura a 100 m del grupo principal del sitio, posiblemente usado como basurero, encontraron evidencia de paso, sin una ocupación permanente, desde el Preclásico Medio –algunos tiestos de una versión de Abelino Rojo del Altiplano (Bill et al. 2003; Castellanos citando a Laporte, comunicación personal 2005)– mostrando una conexión cultural con el Altiplano Norte (Sharer y Sedat 1987), y los complejos Xe y Real de Altar de Sacrificios (Adams 1971), y Ceibal (Sabloff 1975).

En las cuevas hay evidencia de uso durante el Preclásico y Clásico Temprano. Las excavaciones en los niveles más profundos de la arquitectura y plazas mostraron evidencia preliminar de ocupación en estas épocas. A pesar de su difícil acceso y falta de sitios grandes en la vecindad, todas las cuevas tienen evidencia de uso, mayormente durante el Clásico Temprano.

En el Clásico Tardío, La Caoba Vieja era parte de la esfera Cancuen, con una muestra de cerámica parecida a la de dicha ciudad, pero sin los marcadores de alto estatus como el Gris Fino (Bill et al. 2003). Las cuevas reflejaron este cambio, con los mismos tipos de cerámica. En las cuevas de los tres cerros más grandes hay evidencia de uso directamente por grupos de Cancuen, incluyendo el entierro de un cráneo asociado con cerámica naranja incisa (Spenard 2005).

Casi todo el ritual sucede en y cerca de las entradas de las cuevas (parcialmente por su tamaño pequeño), al parecer estos lugares fueron usados para rituales públicos. Los cerros, tan semejantes a los templos construidos en las Tierras Bajas, parece que fueron usados en maneras paralelas (Coe 1988; Vogt 1965; Woodfill y Spenard 2002; Woodfill et al. 2004). En las pirámides, la cumbre de las escaleras y la entrada del templo sirvieron como un escenario, mientras que el interior oscuro del templo se usó para partes de los rituales aislados del público. En estas cuevas, las entradas sirvieron, en la misma forma, como escenarios públicos para los rituales, mientras que dentro de las cuevas hay evidencia de la misma parte privada de las ceremonias –fogones, navajas de obsidiana y cerámica quemada. Además, hay evidencia de otras actividades privadas, como entierros (otra vez paralelo a los templos), y escondites de vasijas completas, incluyendo dos vasijas en forma de hongo de estilo Protoclásico (Woodfill y Spenard 2002; Woodfill et al. 2003).

Encontramos otro ejemplo de uso de las cuevas en una manera parecida a la arquitectura de las Tierras Bajas. La cueva K’aaminaq So’tz está compuesta de un laberinto restringido con varias entradas y una escasa cantidad de cerámica quebrada. La salida principal del laberinto es la “Sala de tiestos”, ubicada sobre un precipicio de unos 20 m y solamente accesible cruzando el laberinto. Dentro de esta área se encuentra evidencia de cientos de vasijas quebradas, muchas policromas, navajas y un disco de concha con una cara incisa (Woodfill et al. 2003).

Este patrón es idéntico a lo que describe en los laberintos de Yaxuna, Oxkintok y el Usumacinta (Suhler et al. 1998). Según ellos, los reyes y otras personas importantes simbólicamente siguieron el sendero mítico de los héroes gemelos, cruzando el Inframundo y entrando al cielo, como en el caso de Palenque, desde el laberinto hasta la cumbre del observatorio durante rituales importantes.

TRES ISLAS, JULIQ´, B´OMB´IL PEK Y UB´UB´

Otro centro ceremonial, esta vez construido y ubicado cerca de San Francisco, es el sitio de Tres Islas. Este sitio fue investigado por Graham (1967), y Tomasic (Tomasic y Quintanilla 2004), y consiste de tres estelas con altares y algunos edificios asociados. Es la primera referencia epigráfica conocida de un reino en el Alto Pasión, más de dos siglos antes de la fundación de Cancuen, aunque la verdadera cabeza del reino en el Clásico Temprano probablemente fue el sitio cercano de El Raudal (Tomasic y Quintanilla 2004). Mientras que tiene evidencia de uso antes y después, este sitio también recibió su mayor cantidad de uso en el Clásico Temprano, cuando se erigieron las tres estelas. Lo más interesante de estas estelas es que cada una tiene esculpida personajes vestidos como Teotihuacanos.

Más al sur, en la vecindad de Chisec, hay dos cuevas con evidencia de ritual del Clásico Temprano. Juliq’ y B’omb’il Pek que están asociados con un pequeño sitio que contiene una de las únicas canchas de pelota de la región. La Cueva B’omb’il Pek se encuentra en una gran hendidura o depresión de tipo kárstico sobre un cerro y es necesario bajar un precipicio de 10 m, cruzar un gran espacio abajo y subir al otro lado para encontrar la entrada de la cueva (Woodfill et al. 2003; Spenard 2005). Esta entrada es pequeña, justo el tamaño para impulsarse adentro; aún así, la entrada fue ampliada por los Mayas. Adentro hay cerámica del Clásico Temprano y, sobre un precipicio alto, tres animales dibujados con carbón. El piso de la depresión está lleno de tiestos y navajas de obsidiana.

Juliq’ es una cueva más grande solamente con evidencia de rituales “privados”, incluyendo vasijas quebradas en pequeños rincones, y escondites de fragmentos de estalactitas (los llamados speleothem; Woodfill et al. 2003). En un parte de la cueva hay un cántaro del tipo Quintal Sin Engobe puesto sobre un fogón natural formado por tres estalagmitas pequeñas. Este es uno de los ejemplares más convincentes de auto sacrificio en el mundo Maya, ya que tiene evidencia de quema bajo la vasija y adentro de ella, además de estar asociado con una sola navaja de obsidiana. Posiblemente, después del ritual, el actor tiró una piedra dentro, quebrando el fondo del cántaro.

LAS CUEVAS DE CANDELARIA

Las Cuevas de Candelaria han sido el enfoque principal de las investigaciones de VUPACS desde el 2003, y tiene la mayor cantidad de evidencia ritual (Figura 2). Las cuevas se ubican entre Raxruha y Chisec, en Alta Verapaz, con una parte de cerca 20 km donde un tributario del río Pasión pasa adentro de siete enormes diferentes cuevas (Woodfill et al. 2004). La geografía sobre las cuevas se define, igual que en San Francisco, por el predominio de mogotes, la mayoría de los cuales también son huecos por la presencia de cuevas, aunque aquí esas lomas se ubican al pie del Altiplano.

Figura 2  Secciones de cueva La Candelaria

En cada una de las cuevas se ha encontrado una gran cantidad de evidencia ritual, casi todo sucedido durante Tzakol 2 y 3, pero empezando en el Preclásico Terminal (Woodfill y Monterroso 2005). A pesar de su ubicación en el nexo de las Tierras Altas y Bajas, toda la cerámica encontrada hasta la fecha antes del Clásico Tardío es de estilo Tierras Bajas. Hay al menos tres distintos tipos de ritual allí:

  • El ritual público con escenarios naturales llenos de cerámica policroma, incensarios, una gran cantidad de ceniza y navajas de obsidiana, mezclados con partes de ajuar ceremonial, pendientes, conchas Oliva, etc. Estos lugares siempre están cerca de entradas grandes que se iluminan con luz natural, e inmediatamente debajo y en frente de estos escenarios hay grandes lugares donde cabe una gran audiencia, usualmente con terrazas para colocar más personas. Detrás de estos escenarios, en áreas no visibles desde abajo, hay altares, grandes fogones y cerámica utilitaria (Woodfill y Spenard 2002; Woodfill et al. 2003, 2004; Woodfill y Monterroso 2005).
  • Actividad ritual privada. Estos rituales se dieron con más diversidad, incluso se tienen escondites de vasijas completas; algunos de ellos probablemente contuvieron ofrendas de comida u otras cosas. En un túnel oscuro hay más de seis vasijas quemadas y quebradas en rincones junto al paso central (Woodfill et al. 2004), mientras en otro hay cientos de mazorcas pequeñas quemadas, probablemente dejadas durante un ritual de primera cosecha.
  • Los rituales más extraños son también los más voluminosos. En al menos tres diferentes secciones de las cuevas hay evidencia de miles de vasijas quebradas, una gran parte conformada por material policromo (Woodfill et al. 2004; Woodfill y Monterroso 2005). Mezclado con la cerámica hay navajas de obsidiana, pedernal, conchas Oliva, huesos humanos y de animal, y una gran cantidad de carbón y ceniza. El piso está literalmente compuesto por una alfombra de artefactos, uno midiendo 400 m por 30 m con un grosor de al menos 15 cm. En contraste a los otros dos tipos de lugares rituales, estas tres áreas están ubicadas directamente encima del río, y no tienen ningún lugar para observar los rituales que se llevaron a cabo.

SITIO ARQUEOLÓGICO LA LIMA Y CUEVAS ASOCIADAS

En el Clásico Tardío, el uso de Cuevas Candelaria disminuyó y se enfocó en la parte oriente. Para aprovechar el acceso a esta sección de las cuevas, los nuevos habitantes fundaron una comunidad pequeña, llamada La Lima. Esta aldea tiene una densidad muy baja en comparición a otros sitios del mundo Maya –cada grupo se encuentra al menos 300 m del siguiente y todos siguen en una línea que está definida por los valles en donde se encuentran. Un asentamiento tan esparcido tiene una ventaja principal, pues los pocos habitantes tienen control sobre dos lados de tres diferentes cuevas fluviales y además, del acceso a las cuevas por el occidente. Ellos fortalecieron su control de las cuevas mediante la construcción de grupos grandes frente a las entradas.

Por ser una comunidad pequeña, no se tenían los recursos para construir edificios impresionantes, y por eso, los grupos principales están a los pies de grandes cerros. Las plataformas altas son casi completamente naturales, solamente con un recubrimiento de relleno y piedras (Segura y Monterroso 2004). Además, la mayoría de piedras no son talladas, con la excepción de las que fueron puestas en lugares visibles desde abajo por los visitantes a las cuevas.

Aunque hay evidencia de uso al mismo tiempo que en las otras cuevas del sistema, el uso principal de estas cuevas fue durante el Clásico Tardío. Hay evidencia de tiestos y vasijas completas de Tepeu y Chipoc (Carot 1989; Woodfill et al. 2004; Woodfill y Monterroso 2005), asociadas con navajas de obsidiana, hachas de jade y entierros. En contraste al Clásico Temprano, estas cuevas muestran uso de grupos provenientes de lugares más cercanos, aunque todavía de las Tierras Altas y Bajas.

El sitio tiene la misma mezcla donde las plazas son organizadas en un estilo típico de las Tierras Bajas, pero la construcción se parece más a las Tierras Altas del Norte (Arnauld 1986). Además, la cerámica tiene la misma mezcla ya que todas las vasijas utilitarias son del grupo Cambio, incluyendo los comales, aunque casi sin excepción todas las vasijas finas son del Altiplano (Monterroso 2005). También existen vasijas exóticas desde tan lejos como el sur del Altiplano y México, sugiriendo que una parte de su cerámica era llevada por los visitantes a las cuevas.

LA CUEVA HUN NAL YE

En abril de este año, se llevó a cabo el reconocimiento de la Cueva Hun Nal Ye, cerca de la misma ruta de intercambio, por un grupo compuesto por Brent Woodfill, Salvador López, Leonidas y Javier Morales –el descubridor y dueño de la cueva respectivamente. La cueva, ubicada al otro lado de una piscina sobre una cascada, contiene evidencia de uso intenso en el Preclásico Terminal hasta el fin del Clásico Temprano. Se encontraron 24 vasijas completas en una cámara interior de muy difícil acceso, todas de fuentes lejanas, incluyendo el valle de Salamá, la cuenca del Motagua, y posiblemente Kaminaljuyu. Además de estas vasijas, que incluyen cántaros del Preclásico Tardío, cerámica Usulután y cuencos del Clásico Temprano, hay una caja de piedra del mismo periodo (Figura 3), la única evidencia asociada a las Tierras Bajas. La investigación continuó durante abril y mayo (Woodfill y Monterroso 2005).

Figura 3  Caja de piedra en Cueva Hun Nal Ye

Con fotos y dibujos de la caja, Federico Fahsen pudo descifrar e identificar los glifos, dioses y personajes –incluyendo un escribano y un escultor– en los cuatro lados y la tapadera. La tapadera tiene un retrato del Dios de la Luna y Maíz del Clásico Temprano y un texto que dice: “a-ALAY T’AB’ yi-chi yu-lu-?-li U TUUN ? Chi-naah IXIM YAL LA HUN U K’AAB’A u-yuul ?-hi-?-ji KAN ?-ich”, que se traduce: “Y así empieza. Este grabado, esta caja [seguida por su nombre], la casa del dios de la luna, de una lunación de 30 días. Fue esculpida por [el nombre del escultor], esta [?] preciosa.” En los lados, tiene varios textos que están en el proceso de ser traducidos, pero que se refiere al dios de la muerte K’awil, a una ciudad no identificada pero con un parecido al glifo emblema de Tamarindito, y posiblemente a Tikal.

La caja es rectangular y hay dos personajes (posiblemente el dios jaguar del inframundo; Chinchilla, comunicación personal 2005), sobre tronos de serpientes mirando a su opuesto. El cuerpo de la caja fue hecho y esculpido por al menos dos diferentes manos, evidente en los diferentes estilos. En un lado, un personaje está agarrando un códice, que está en el texto a la par como “el libro celestial”. El otro lado está hecho por una tercera mano y tiene un escribano con pelo amarrado en una cola. La mayoría de los glifos de esta sección están al revés (hasta dos caras en la misma fila se enfrentan).

Adentro de la caja se encontró un fémur calcificado (indicando que había pasado un tiempo en la cueva antes de que fuera puesto dentro), y el resto del esqueleto fue encontrado en una pequeña hendidura en otra cámara. Los restos óseos fueron identificados por Lorena Aguilar y Erin Thornton como pertenecientes a una danta, dada la forma de la calavera.

Después del Clásico Temprano, se encuentra el mismo patrón que los otros sitios estudiados más al norte, hay mucho menos uso en total, en un área mucho más restringida y el uso es exclusivamente local. En la entrada sobre la piscina hay evidencia de cerámica estilo Chipoc (Smith 1952; Arnauld 1986), toda muy fragmentada.

INTERPRETACIONES

En todas estas áreas se encontraron características en común. Aunque se tiene mucha evidencia de tráfico desde lugares lejanos en todas las partes de la ruta, parece que el uso de los sitios sagrados fue restringido a un uso casi exclusivamente local después del Clásico Temprano y cesando después del Clásico Terminal.

Para entender estos cambios, hay que ver más allá, a los nuevos descubrimientos en la disciplina. La primera pista para entender a la región en general se encuentra en cambios del patrón de asentimiento al principio del Clásico Tardío (Demarest y Barrientos 2002). Hubo grandes cambios, entre los más importantes, la fundación de Cancuen, que prosperó como un centro de producción de bienes exóticos para el mercado de las Tierras Bajas, tales como el jade y la pirita (Kovacevich 2003). Su ubicación fue perfecta para asumir su papel, dado su nexo de la ruta terrestre y fluvial. Así, se dividió la ruta: los materiales llegaron a Cancuen por tierra, fueron procesados, y entraron al mercado petenero por río. Este evento singular casi suspendió el tráfico de larga distancia asociado con esa ruta, y con menos tráfico habría menos ritual en los sitios ceremoniales que habían sido tan importantes.

Otra línea para hacer una interpretación del uso de los sitios ceremoniales de la ruta se encuentra en datos históricos, etnográficos y arqueológicos en rutas de intercambio en otras partes del mundo. Largos viajes de mercaderes y otros en el Camino de la Seda o en los viajes marítimos en el Pacífico y Mediterráneo, por ejemplo, estaban llenos de incertidumbre y estrés, por lo que era muy común usar oratorios, templos y otros lugares sagrados para hacer rituales y así templar el miedo de andar en lugares desconocidos y alejados (Bauer y Stanish 2001). Hay evidencia del mismo patrón en el mundo Maya del Postclásico (Borhegyi 1953; Coggins y Shane 1984; Folan 1974; Kendal 1991).

En estos lugares los rituales eran dirigidos específicamente a los dioses que vivieron allí. Eso es un contraste con la mayoría de rituales descritos en la arqueología Maya, que funcionaron como una fuente central de poder político de los reyes y elites (Woodfill 1999; Demarest 1992; Brady y Rodas 1992).

Proponemos que la función de las áreas problemáticas en Candelaria y Hun Nal Ye muestra el mismo patrón que estos lejanos oratorios. La cantidad extraordinaria de vasijas finas quebradas, en el caso del primero, o de escondites de vasijas enteras, en el caso del segundo, colocados en lugares que no eran visibles por el público en general, fue dejada probablemente por viajeros que transitaban lejos de su hogar por comercio u otros tipos de viaje. El ritual que puede considerarse como privado se asocia usualmente con vasijas menos finas (Brady 1989), mientras que aquí se encuentra una mayor cantidad de vasijas bellas que en las áreas públicas.

Estos dos lugares probablemente fueron escogidos porque eran los más impresionantes de todos los centros rituales junto a la ruta y, además, se conforman más al ideal de un sitio sagrado para los Mayas. Las fuentes de agua son lugares sagrados en todas las partes de Mesoamérica (Brady y Ashmore 1999), desde Teotihuacan y Tenochtitlan hasta Dos Pilas y el Roaring River Valley de Belice.

Las Cuevas de Candelaria son grandes cavernas donde sube y baja el río Candelaria siete veces, que recuerda a las “Siete Cuevas, Siete Cañones” de los mitos Mayas (Dreux, comunicación personal 2001; Tedlock 1996). El terreno arriba de las cuevas está lleno de grandes pirámides naturales, llamando más la atención del lugar. Además, es el segundo sistema de cuevas más grandes del mundo Maya, después de Chiquibul (Miller 2000), y es un origen de la red Pasión-Usumacinta. Estos factores, junto con su ubicación tan cerca de la ruta, lo hizo un lugar de máxima importancia para viajeros.

La Cueva Hun Nal Ye muestra un diferente aspecto del sitio sagrado ideal. Aquí la cueva es pequeña y difícil, pero está ubicada junto a una piscina clara y profunda de donde sale una cascada, otra fuente de agua y nacimiento de un río. Su asociación no solamente con un río, sino también una piscina paralela, da un uso similar en todas partes del mundo Maya a los cuerpos de agua calma (Lucero 1999), desde el lago Amatitlán (Mata Amado 1975), hasta el Cenote Sagrado de Chichen Itza (Folan 1974; Coggins y Shane 1984), para dejar ofrendas, especialmente a la luna (Brady y Ashmore 1999). Las asociaciones con la luna en la caja muestran que los Mayas tenían las mismas ideas en mente cuando escogieron este lugar para depositar ofrendas. Los dos lugares, entonces, fueron usados por los viajeros para hacer rituales no directamente relacionados con poder, sino para pedir un viaje sin problemas directamente con los dioses, y no para impresionar a una audiencia.

RITUAL PÚBLICO Y PRIVADO

La distinción encontrada en otras cuevas entre rituales de carácter “público” y “privado” (Brady 1989; Prufer 2002), no aplica aquí. Las élites que entran a una cueva, un templo, un laberinto, o cualquier otro lugar escondido no visible para las demás personas, no es necesariamente “privada”, aunque sucede sin que haya audiencia. Estos ritos funcionaron para elevar el estatus de los actores, al igual que sucede con los ritos “públicos”. Probablemente el mejor paralelo en la sociedad contemporánea se encuentra en juicios y reuniones de gabinete hechos a puerta cerrada. Aunque estas reuniones se practican sin audiencia, el público sabe qué está pasando, y la falta de acceso sirve para recordar a ellos que hay un desnivel de estatus.

En San Francisco, Juliq’, B’omb’il Pek, Candelaria y Hun Nal Ye, sucedía justamente este tipo de ritual. Los objetos importantes –como una caja de piedra, la primera cosecha, jade o una multitud de vasijas– fueron dejados en lugares donde la mayoría de la gente jamás los vería. Los rituales de auto sacrificio, parte central de los rituales de estatus para los Mayas, sucedieron en lugares igualmente restringidos. Lo que tienen en común es que el pueblo pudo ver a las élites yendo a los sitios sagrados con la parafernalia y las ofrendas, y los vieron regresar con las manos vacías o cubiertas en sangre.

EL USO DE CANDELARIA DURANTE TZAKOL 2 Y 3

La fundación de Cancuen explica los cambios de uso al principio del Clásico Tardío, pero no la cantidad muy grande de eventos rituales que se llevaron a cabo en la etapa de las esferas Tzakol 2 y 3 en Candelaria y sus vecinos por parte de gente de las Tierras Bajas. La iconografía en las vasijas muestra una asociación con el centro de Petén. La mayoría de vasijas del grupo Dos Arroyos encontradas en las cuevas tienen “la cabeza de serpiente X” identificada en Uaxactun por Smith (1955), un motivo que solamente se encontró allí y en Kaminaljuyu, Copan, Palenque, Río Hondo, Chama y Nohmul, y que ahora se ha encontrado en Aguateca y en cuevas debajo de Dos Pilas (Woodfill, observación personal). ¿Que tienen estos sitios en común durante Tzakol 2 y 3? La mayoría, si no todos, están asociados con Tikal en esta época y quedan cerca de diferentes rutas de intercambio que conecta el centro de Petén Central con el Altiplano.

Aproximadamente el 50% de la muestra del tipo Dos Arroyos Naranja Policromo es de una variedad no vista en otros sitios, con un interior engobado o ahumado negro. Se piensa que posiblemente era una vasija especialmente hecha para ceremonias en esta zona de transición, imitando el modo del Altiplano de ahumar el interior de cuencos, platos y vasos.

Mientras que se esperan las pruebas de activación de neutrones, solamente se puede especular sobre la fuente de esta cerámica y su relación con otros patrones en el mundo Maya. Es evidente que las vasijas no eran fabricadas en el centro de Petén, ya que, en vez de ser ante o crema, la pasta es color de rosa a naranja, típica de Petexbatun (Foias 1996), aunque muchos tienen mica, como Yaxchilan (López Varela 1989). La falta de sitios grandes en el área hace muy improbable la idea de que sean locales, aunque más investigaciones en El Raudal pueden dar una respuesta. La lectura de las nuevas partes de la escalera jeroglífica de Dos Pilas dice que el sitio no fue fundado para tomar control de la ruta occidental, sino para mantener la hegemonía de Tikal sobre ella (Demarest et al. 2003). Con esta información, es más probable que la cerámica fuera fabricada en Petexbatun, por su asociación con este sitio, la presencia de iconografía asociada a él, y la pasta, que es parecida a la de Candelaria. Además, la caja de piedra en Hun Nal Ye tiene un glifo que al menos parece el emblema de Tamarindito, que indicaría su presencia en una parte mucho más al sur de la ruta.

En la ruta hay otras asociaciones iconográficas con el centro de Petén, incluyendo los guerreros Teotihuacanos en las estelas de Tres Islas, una cara aplicada de “Boca Rizada” sobre una vasija policroma en Candelaria ((Taube, comunicación personal 2005; Woodfill y Monterroso 2005), y un círculo punteado, también encontrado en Candelaria (Carot 1989; Aveni et al. 1978). El uso de esta ruta, igual que la ruta oriental, estaba seguramente asociado con el mercado Maya y no con el Altiplano Central de México. ¿Porqué, entonces, se encuentran muchos ejemplos de asociaciones con Teotihuacan?

Ahora se sabe que Yax K’uk’ Mo’ era del centro de Petén y no de México (Buikstra et al. 2000; Sharer 2003), y también que todos sus descendientes eran orgullosamente Mayas. Copan seguramente era un aliado de Tikal después de su “Mayanización” (Braswell 2003), igual que Quirigua y la presencia de los mismos marcadores iconográficos, asociando al sitio con Tikal, lo que sugiere que las dos rutas cayeron bajo el control de Tikal al mismo tiempo, durante Tzakol 2.

Según Martin y Grube (2000), “Quirigua era, desde su inicio, parte de un plan regional que puso a la cuenca del Motagua y su control del intercambio entre el Altiplano y el Caribe bajo una hegemonía de Copan”. El fin de la alianza con Tikal, junto con la fundación de Dos Pilas para proteger la ruta y la estabilidad alrededor del río en el Clásico Tardío, sucedieron al momento en que Tikal tenía problemas internos, haciendo más débil su control sobre las rutas importantes.

CONCLUSIONES

El tráfico de gente de las Tierras Bajas en esta parte de la gran ruta de intercambio occidental terminó en la segunda parte del Clásico Temprano, y un poco más de dos siglos después, todo del segmento de la ruta fue abandonado debido a las guerras, marcando un descanso en los lugares rituales por más de un milenio, hasta que la región fue poblada otra vez de los Maya-Q’eqchi’.

En un ejemplo extraordinario de continuidad de la cultura Maya, muchos de los mismos lugares sagrados fueron reutilizados para hacer rituales parecidos a los que hicieron sus antepasados (Woodfill et al. 2003). En Juliq’, hay cuatro diferentes altares en uso hoy en día, todos ubicados a la par de enfoques rituales antiguos o prehispánicos. Los tres grandes cerros en San Francisco están siendo usados por al menos cuatro diferentes aldeas como lugar central de sus rituales.

El Cerro de Ub’ub’ es el ejemplo más impresionante de este patrón (Woodfill et al. 2004). Cuando Don Sebastián Pop obtuvo su parcela sintió que este lugar era algo sagrado y paró de usarlo, dejándolo para que creciera el monte. Invitó al Consejo de Sitios Sagrados de Cobán, compuesto por los shamanes Q´eqchi´ más importantes, a hacer un ritual sobre el cerro y ellos también sintieron que era un lugar sagrado. Cuando la gente empezó a excavar el cerro buscando “oro”, él mandó a sus hijos a que chapearan para desanimar a los saqueadores. Mientras que limpiaban, uno de los hijos cayó sobre una piedra grande y la movió. Acercándose, se dieron cuenta que había un espacio vacío abajo. Movieron la piedra y encontraron un hoyo de 3 m de profundidad, suficientemente ancho para una persona, y algo en el fondo. Bajaron y encontraron un escondite magnífico compuesto de cajitas de cerámica conteniendo navajas de obsidiana, cántaros miniaturas, platos, pequeños vasos cerámicos y un gran incensario con la cara aplicada de un dios. El sitio fue redescubierto, no por los métodos “científicos” de los arqueólogos, sino por el conocimiento Q’eqchi’ de su mundo y sus antepasados.

REFERENCIAS

Adams, Richard E.W.

1971        The Ceramics of Altar de Sacrificios. Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology 63 (1). Harvard University Press, Cambridge.

1978        Mesoamerican Communication Routes and Cultural Contacts. Papers of the New World Archaeological Foundation (editado por Thomas Lee y Carlos Navarrete). Brigham Young University, Provo.

Arnauld, Marie Charlotte

1986        Archéologie de l’habitat en Alta Verapaz (Guatemala). Etudes Mésoaméricaines 10. CEMCA, México.

1990        El comercio Clásico de obsidiana: Rutas entre Tierras Altas y Tierras Bajas en el área Maya. Latin American Antiquity 1 (4):347-67.

Aveni, A., H. Hartung y B. Buckingham

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