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49 – EL DESPERTAR DE LA COMPLEJIDAD SOCIOCULTURAL VISTO DESDE EL ESTUDIO TECNOLÓGICO DE LA CERÁMICA: EXPLICANDO LAS TRANSFORMACIONES SOCIOPOLÍTICAS EN EL OCCIDENTE DE YUCATÁN – Socorro Jiménez Álvarez, Rafael Cobos, Heajoo Chung y Roberto Belmar Casso – Simposio 19, Año 2005

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Jiménez Álvarez, Socorro, Rafael Cobos, Heajoo Chung y Roberto Belmar Casso

2006        El despertar de la complejidad sociocultural visto desde el estudio tecnológico de la cerámica: Explicando las transformaciones sociopolíticas en el occidente de Yucatán. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.532-542. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

49

EL DESPERTAR DE LA COMPLEJIDAD SOCIOCULTURAL

VISTO DESDE EL ESTUDIO TECNOLÓGICO DE LA CERÁMICA:

EXPLICANDO LAS TRANSFORMACIONES

SOCIOPOLÍTICAS EN EL OCCIDENTE DE YUCATÁN

Socorro Jiménez Álvarez

Rafael Cobos

Heajoo Chung

Roberto Belmar Casso

Palabras clave

Arqueología Maya, México, Yucatán, complejidad cultural, cerámica, Oxkintok, Chichen Itza, Uxmal

THE AWAKENING OF SOCIO-CULTURAL COMPLEXITY AS SEEN FROM THE TECHNOLOGICAL STUDY OF THE CERAMICS: EXPLAINING SOCIO-POLITICAL CHANGES IN THE WESTERN YUCATAN

The purpose of this paper is to understand the social-political transformations that took place in western Yucatan during the Late Classic. To achieve our objective we used ceramic artifacts recovered in excavations at Siho (Yucatan), particularly those mainly brown and cream in color. The analysis of types and the ceramic forms of these artifacts reveal gradual and subtle changes over time. This can be interpreted as changes within the geo-political processes that happened in the Late Classic period in western Yucatan. Faced with these transformations, the results of the petrographic analysis on the pastes, as well as the determining physical characteristics of the brown and cream color slip, are used to distinguish possible physical differences on these artifacts during the Late Classic. Furthermore, we carried out a regional comparison to be able to determine at which point the complex socio-cultural awakening occurred in western Yucatan.

El interés en la organización sociopolítica de los asentamientos del periodo Clásico ha sido uno de los tópicos más discutidos en los estudios Mayas. Las discusiones han empleado modelos de organización desde diferentes perspectivas, por ejemplo, antropológica, etnohistórica, arqueológica y epigráfica. No importa la perspectiva que se utilice en el estudio de las transformaciones sociopolíticas, ya que estas fueron ciertamente complejas y se cree que una manifestación material de dichas relaciones se expresó en la producción, consumo y distribución de la cultura material, la cual se sabe jugó un papel relevante en la vida cotidiana de las comunidades antiguas (Ball 1983:125; Brumfiel y Earle 1987).

Uno de los componentes palpables de la cultura material del pasado es la cerámica y este material puede emplearse como un indicador de relaciones sociopolíticas. De hecho, los investigadores mayistas han planteado modelos que tratan de explicar la producción, consumo y distribución a nivel local y regional de las cerámicas con respecto a la estructura socioeconómica y organización política durante el periodo Clásico en el área Maya. Algunos modelos ahondan más en el aspecto socioeconómico y ambiental de la producción, consumo y distribución de la cerámica (Arnold y Nieves 1992; Fry 1980; Rands y Bishop 1980), en tanto que otros modelos profundizan más en el aspecto económico y político (Ball 1993; Brumfiel y Earle 1987; Kowalewski 2003; Varela y Braswell 2003). Los modelos basados en el aspecto económico-político dejan entrever la dicotomía entre la jerarquía de los centros económico-políticos mayores basados en sus sistemas de mercado a menor y gran escala versus la marginalidad mercantil de las provincias o centros menores. Esta dicotomía ha favorecido modelos de especialización, intercambio y complejidad social, y el motor clave de este desarrollo se relaciona con el crecimiento económico y extensivo como parte de una estrategia de manipulación del poder de élite (Brumfiel y Earle 1987).

Kowalewski (2003:67), ha sugerido que los centros que ostentaban el poder en los sistemas de mercado regionales son los que tenían acceso a los múltiples lugares mercantiles y aprovecharon las ventajas que conllevaba la competencia entre los numerosos productos y vendedores. Las regiones apartadas, por lo tanto, por hallarse al margen o periferia, no podían sostener una especialización intensiva a causa de la poca demanda y la tensión en la competencia procedente del núcleo del sistema regional de los mercados. Aparentemente, las periferias, al encontrarse al margen del flujo de información en los sistemas de mercado, no podían obtener fácilmente aquellos objetos que se reproducían con el conocimiento de la tecnología disponible de formas cerámicas que estaban en boga en el centro político-económico (Ball 1983; Kowalewski 2003; Varela y Braswell 2003). Los sitios periféricos tienen la tendencia de copiar estilos grosso modo, pero emplean materiales locales para la manufactura o elaboración de las vasijas cerámicas y se apoyan en el conocimiento de la tecnología disponible (Kowalewski 2003:68).

Se reconoce que es muy difícil saber cuál es el estilo original o la copia, ya que las periferias tienden a suplir con materiales al núcleo y los núcleos suplen a las periferias de bienes transformados. Sin embargo, se ha considerado que se pueden detectar estas diferencias marcadas entre los sitios de mayor o menor jerarquía sociopolítica (Kowalewski 2003). Con esta hipótesis Kowalewski sugirió que en los lugares periféricos es usual que se presente una alfarería reducida en cuanto a formas, estilo decorativo simple, acabados más toscos y con una aparente poca habilidad tecnológica y artesanal. Ante esto, el aspecto de la estandarización y las habilidades de los artesanos en la ejecución de las vasijas son los aspectos que más han sido utilizados para tratar de averiguar la dicotomía en la producción de sitios inmersos en esa actividad y aquellos que no participaron en un sistema de mercado complejo. Para algunos autores es importante estudiar en primera instancia y, de manera cuidadosa, el aspecto de las diferencias palpables entre la manufactura tanto doméstica como no doméstica a una escala local y regional (Kowalewski 2003; Stanton et al. 2001; Varela y Braswell 2003).

Cabe señalar que al referirse a los términos especialización y organización se debe distinguir entre la connotación de manufactura y producción de la cerámica. Ambos términos tienen significados diferentes en los estudios arqueológicos. Manufactura se refiere al acto de fabricar cerámica y producción se refiere a la forma de organización social y económica en la cual la manufactura se lleva al cabo. Aquí es donde el estudio de la especialización aparece como el tópico de mayor interés (Rice 1996:173).

Para Costin (2001:213), la estandarización es la que más se refleja en los productos terminados, ya que lo factores que intervienen en el proceso podrían ser más controlados y, por lo tanto, más limitados, en tanto que la habilidad artesanal más bien se puede inferir de la experiencia en los productos terminados, ya que factores sociales, económicos y políticos intervienen de manera múltiple, difusa e ilimitada en el proceso.

Arqueológicamente la homogeneidad del producto está a menudo asociada con producción especializada y estandarización (reducción en la variación), mientras que el producto menos estandarizado podría estar indicando manufactura en pequeña escala. Sin embargo, las estandarización puede resultar también de una variedad de condiciones, como sería la costumbre del productor y consumidor que limita de alguna manera el rango de productos aceptables y ayuda a promover la estandarización de las vasijas tales como la naturaleza conservadora de los alfareros, su destreza y habilidades artesanales (Costin y Hagstrum 1995; Rice 1996).

La mucha o poca habilidad artesanal, como resultado o no del proceso de manufactura o del proceso de producción, manifiesta ciertos atributos tecnológicos, decorativos y formales presentes en el proceso de elaboración de las vasijas tales como el conocimiento experimentado en el control de la cocción, en el espesor de las paredes, uniformidad en la forma de los bordes, destreza en la ejecución de los diseños, y cuidado que se tiene en la aplicación y en el juego de los matices en los engobes. Todos estos atributos se han observado en las cerámicas diagnósticas del periodo Clásico en sus diferentes facetas en la porción occidente de la Península de Yucatán.

El objetivo de este trabajo es identificar las huellas que dejaron en el dato cerámico las unidades políticas complejas de la porción occidente de la península de Yucatán. Cabe indicar que los estudios efectuados hasta ahora con materiales cerámicos del occidente de Yucatán, sugieren la posibilidad de que las transformaciones tecnológicas podrían haber estado correlacionadas con las tensiones sociopolíticas que afectaron de manera dinámica el flujo de información, ideas y sistemas de producción, circulación y consumo de los bienes materiales en esa región de las Tierras Bajas Mayas del Norte. Para abordar esta cuestión compleja desde el punto de vista arqueológico se tuvo que delimitar y tratar de entender el orden y la dinámica temporal que abarca desde fines del Clásico Temprano hasta el Clásico Terminal (Figura 1).


Figura 1  Mapa de localización de los sitios

EL OCCIDENTE DE YUCATÁN

A principios de la década de 1990, la reconstrucción de los eventos sociales, políticos y económicos del occidente de Yucatán se centraba solamente en un solo sitio, Oxkintok. Varios años de excavaciones en Oxkintok, especialmente durante la década de 1980, mostraban a un asentamiento complejo que floreció entre 500 DC y 700 DC, y la rica evidencia material corroboraba dicha complejidad. De hecho, los monumentos esculpidos, las propuestas generadas a partir de los estudios cerámicos y arquitectónicos y las numerosas tumbas conteniendo los restos esqueléticos de soberanos e individuos de alta posición, sugerían que Oxkintok fue una unidad política compleja que dominó un sector importante del occidente de Yucatán durante los siglos V, VI y VII DC (Varela 1993; Varela y Braswell 2003).

Desde el punto de vista de la cerámica, los datos cerámicos de Oxkintok revelaron que durante la época Ichpa del Clásico Temprano (300-500/550 DC), surgió una tradición de alfarería de color crema, misma que ha sido denominada cerámica Maxcanu caracterizada por exhibir un engobe bien adherido a las paredes de matiz crema. Las formas de esta tradición cerámica incluyen cuencos de base anular con el borde reforzado, y ollas de cuello corto y de silueta compuesta, así como cuencos trípodes con los soportes rectangulares calados y con reborde poco pronunciados cerca de la base. También se desarrolló una tradición de policromía regional denominada Timucuy, junto con otra tradición anaranjada-lustrosa que se le conoce en la región como Hunabchen. Entre 500/550 DC, en los contextos especiales de Oxkintok, aparecen los cilindros Kochol Negro y Chencoh Anaranjado de estilo Teotihuacanoide, de paredes de espesor delgado, con los soportes rectangulares con diseños calados (Figura 2; Varela y Braswell 2003).

Figura 2  Cerámica del Clásico Temprano

Por lo tanto, la huella material de la grandeza política de Oxkintok en el occidente de Yucatán es indiscutible, pero su dominio debería de reflejarse en la producción, circulación o consumo exclusivo de la alfarería de las vajillas delgadas Kochol Negro y Chencoh Anaranjado. Sin embargo, a distancias mayores de 20 km del valle en el que se encuentra Oxkintok, la evidencia cerámica sugiere otra realidad. Asentamientos prehispánicos como Chunchucmil y Siho han sido objeto de estudios sistemáticos en la última década y sus componentes cerámicos pueden emplearse para cuestionar la propuesta de dominio de un sector importante que pudo haber ejercido Oxkintok. De hecho, esas investigaciones han revelado una complicada trama social, política y económica en el occidente de Yucatán entre fines del Clásico Temprano y durante el Clásico Tardío. Además, los hallazgos arqueológicos también sugieren que los desarrollos locales tuvieron un papel importante en la configuración de las comunidades prehispánicas que ocuparon el occidente de las Tierras Bajas del Norte.

Por ejemplo, en Chunchucmil la cerámica guarda al parecer estrechas similitudes tipológicas y modales con el sitio de Oxkintok durante la subfase tardía del Clásico Temprano (400-550/600 DC), en tanto que en el aspecto tecnológico de la textura, acabado de superficie y matices de los engobes, las cerámicas de ambos sitios parecen reflejar diferencias sutiles que podrían ser interpretadas como indicadores de producciones diferentes de bienes domésticos y de la élite a nivel local. Cilindros de color anaranjado y negro-café con las paredes de espesor reducido también fueron producidos en Chunchucmil, pero a diferencia de los de Oxkintok, el engobe exhibe un agrietado con abundantes manchas de cocción que le dan a las vasijas un aspecto abigarrado.

Entre 600 DC y 750 DC, tanto en Oxkintok como en Chunchucmil sucede una época de transición en las tradiciones cerámicas del Clásico Temprano y la llegada del Clásico Tardío. La cerámica amarillo-rojiza Hunabchen Naranja disminuye en frecuencia y experimenta modificaciones en los tipos de borde y soportes, desapareciendo las patas rectangulares caladas del estilo teotihuacanoide. La cerámica de color crema se intensifica en ambos sitios. En Oxkintok se le llama la época de vitrificación, ya que la cerámica Maxcanu adquiere un tono brillante e iridiscente de color gris-verdoso o gris-rojizo, con numerosas manchas de cocción de color negro o café-rojizo que indican una etapa de experimentación con nuevas técnicas de manufactura, aunque se mantienen formas claramente reminiscentes del Clásico Temprano como son los cuencos de silueta compuesta y las bases anulares. Las ollas de color crema experimentan un cambio modal tanto en Oxkintok como en Chunchucmil, ya que desaparece la silueta compuesta y los cuellos se hacen más largos y delgados en la variedad Conkal. Los cuencos de color bayo del tipo Yaxuna Pre-Pizarra color bayo con el borde engrosado, doblado hacia el exterior y con una decoración de estrías horizontales o diagonales en el exterior, son características de esta época de transición (Figura 3; Varela 1993; Bond y Mansell 2001; Magnoni et al. 2003).

Figura 3  Cerámica Yaxuna Pre-Pizarra y Maxcanu, variedad Conkal

Hacia mediados del siglo VIII, la tradición de la cerámica Maxcanu de matiz bayo del centro-occidente de Yucatán, sufrió transformaciones tecnológicas en cuanto a la dureza de la pasta, variación en los desgrasantes empleados (no en los barros), y matices de los engobes que parecen imitar un matiz más bien gris-blanco, similar al de las tradiciones de la alfarería Sotuta de la región de Chichen Itza. El estilo decorativo de la cerámica Maxcanu sufrió modificaciones que incluyeron la aparición de diseños impresos en los cuencos, la aparición de los soportes efigie-modelados y la fabricación de tambores de grandes dimensiones. La descripción estadística del repertorio cerámico Maxcanu con engobe gris-blanco arrojó la evidencia de una tendencia en la uniformidad en el promedio de espesor de las paredes, sobre todo en los diámetros de los bordes y en la altura de los cuellos de las ollas, en tanto que los cuencos trípodes de Siho presentaron uniformidad únicamente en el promedio del espesor de sus paredes. Este sitio se encuentra ubicado aproximadamente a 20 km al suroeste de Oxkintok y a igual distancia al sur de Chunchucmil (Figuras 4, 5 y 6).

Figura 4  Ollas Maxcanu

El análisis petrográfico de las secciones delgadas y el análisis de microsonda electrónica indicaron que en la cerámica Maxcanu del Clásico Terminal de Siho los carbonatos de cristales de espatita constituyeron la matriz de la composición de las pastas en tanto que es notable la variación sutil de los desgrasantes (caliza y dolomita; caliza con elementos biológicos de concha y dolomita, caliza formada por micrita, caliza y limonita, entre otros). No se encontraron trazos de vidrio volcánico ni de cuarzo en estos materiales Maxcanu. Lo comentado antes sugiere que para los inicios del periodo Clásico Terminal, alrededor de 800 DC, se introdujo vidrio volcánico en la cerámica Pizarra Sotuta y Cehpech, que empezó a utilizarse ampliamente en las Tierras Bajas Mayas del Norte (Robles 1990). De hecho, los materiales Pizarra Sotuta y Cehpech hallados en Siho y fechados para el complejo cerámico Jolín II, muestran claramente la introducción del vidrio volcánico (Figura 7). Además, en Oxkintok, Siho y Santa Bárbara se recuperaron fragmentos de cuencos, molcajetes (platos inflexionados o incurvados con esgrafiado o incisión en el fondo), y cuencos con una pasta de color café-rojizo y un engobe de color crema-amarillo con características formales y decoración similar al repertorio cerámico del grupo cerámico Dzitas de Chichen Itza (Figura 8).

La introducción de técnica decorativa de pintura de carácter chorreado parece incrementarse durante el Clásico Terminal. Todos estos materiales aparecen mezclados con fragmentos de cerámica Sisal Sin Engobe, cerámica de pasta fina Silho, Gris Fino en la forma de cuencos de fondo doble, cuencos Ticul Pizarra Delgada, así como la cerámica Puuc Rojo similar a la reportada en Uxmal y sus sitios aledaños. Al parecer, los bienes de la élite incluyen cerámicas no tanto de origen local, sino más bien cerámicas importadas tanto de la región Puuc como de la Costa del Golfo de México que se convierten en cerámicas con un alto valor de prestigio, al menos en las unidades políticas del occidente de la península de Yucatán. Por lo tanto, en algún momento entre 700/750 y 800 DC la evidencia cerámica muestra que en la región occidental de la península de Yucatán sucedieron nuevos cambios en la manera de hacer la cerámica. Además, estos cambios parecieran reflejar mecanismos socioeconómicos y políticos de control más intensos y centralizados procedentes de otros centros de mayor jerarquía, y estos centros se convierten en las unidades políticas principales del periodo Clásico Terminal.

Figura 5  Cazuelas Maxcanu

Figura 6  Cerámica diagnóstica de la faceta Clásico Terminal

Figura 7  (A) Esquirlas de vidrio y tobas vítreas; (B) carbonatos

Figura 8  Homologías Dzitas Pizarra

CONCLUSIONES

La transformación tecnológica –y quizá uniforme– de la cerámica Maxcanu de matiz gris-blanco hacia una estandarización, parece reflejar transformaciones sociopolíticas tardías en Oxkintok, Santa Bárbara y Siho. A la par de esta transformación tecnológica tardía de la cerámica Maxcanu aparecieron los materiales Pizarra Cehpech y Sotuta, y se introdujo la pasta fina del Golfo de México. Todo lo anterior, visto desde el punto de vista cerámico, también fue acompañado por la construcción de nuevos edificios (como en Oxkintok), y el desmantelamiento de antiguos edificios del Clásico Tardío para ser reutilizados durante el Clásico Terminal (como en Oxkintok y Siho; Cobos 2004).

La historia cultural del occidente de Yucatán, vista desde el estudio tecnológico de la cerámica, muestra transformaciones a lo largo de un periodo de por lo menos medio siglo. Por ejemplo, la añeja propuesta de considerar primero a Oxkintok, después a Uxmal y luego a Chichen Itza apareciendo de manera secuencial, no se sostiene. Tampoco se sostiene el hecho de que Oxkintok haya sido el centro rector mayor y único que rigió un vasto sector del occidente entre 500 y 700 ú 800 DC. El análisis de la cerámica muestra diferencias sutiles, mismas que indican que sitios como Oxkintok, Chunchucmil y Siho fueron contemporáneos y los últimos dos no parecen haber sido dominados por Oxkintok. Hacia finales del siglo VIII y principios del IX, Oxkintok, Siho y Chunchucmil parecen haber iniciado su colapso y esto sucedió cuando nuevos asentamientos se establecieron en el norte de Yucatán. Aparentemente, Uxmal y Chichen Itza jugaron –ya sea directa o indirectamente– un papel importante y determinante en los designios sociales, económicos y políticos del occidente de Yucatán. La tardía estandarización de la cerámica Maxcanu, que en occidente tuvo una larga tradición que se remonta hasta el siglo V DC, refleja en parte las transformaciones que sucedían en el occidente de Yucatán. La presencia de cerámica pizarra y foránea corrobora que estas transformaciones cambiaron radicalmente el escenario del occidente en el siglo IX, escenario que nunca volvió a ser el mismo una vez que Uxmal y Chichen Itza surgieron como las nuevas entidades políticas influyentes en el norte de Yucatán durante el Clásico Terminal.

Figura 9  Cerámica importada a la región occidental

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