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46 – EL DESARROLLO CULTURAL DE LA CUENCA MIRADOR A TRAVÉS DE LA CERÁMICA – Donald Forsyth – Simposio 19, Año 2005

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Forsyth, Donald

2006        El desarrollo cultural de la Cuenca Mirador a través de la cerámica. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.498-506. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

46

EL DESARROLLO CULTURAL DE LA CUENCA MIRADOR A TRAVÉS DE LA CERÁMICA

Donald Forsyth

Palabras clave

Arqueología Maya, Tierras Bajas, Guatemala, Petén, Cuenca Mirador, Nakbe, El Mirador, La Florida, cerámica, secuencias cerámicas, aspectos del Tipo-Variedad, foco cerámico, cronología, Preclásico Medio, Preclásico Tardío, Clásico Temprano, Clásico Tardío, Clásico Terminal

CULTURAL DEVELOPMENT IN THE MIRADOR BASIN THROUGH CERAMICS

Investigations in the Mirador Basin have shown that the region experienced intensive settlement over a long period of time, but particularly during the Preclassic, part of which should in reality be considered as integral to the Classic period. This assertion is backed up by a range of archaeological information from the Basin, a conclusion amply corroborated by studies in other areas of the Lowlands. Ceramics constitute one of the cultural manifestations by which archaeologists have tried to infer and discern certain aspects of the Preclassic occupation of the Mirador Basin. One evaluation of the Preclassic ceramics recovered from the Basin could explain one aspect of the development of a society in full formation to a developed culture.

Las investigaciones en la Cuenca Mirador han demostrado que la región experimentó una ocupación intensiva durante un largo periodo, pero particularmente durante el Preclásico (Forsyth 1999). Dicha aseveración se justifica por medio de una gama de datos arqueológicos de la cuenca, y ampliamente corroborada por investigaciones en otras zonas de las Tierras Bajas.

La cerámica constituye una de las manifestaciones culturales por la que los arqueólogos han tratado de inferir y discernir ciertos aspectos de la ocupación de la Cuenca Mirador. Una evaluación de la cerámica del Preclásico recuperada de la cuenca puede dilucidar un aspecto del desarrollo de una sociedad plenamente formativa a una cultura desarrollada.

Desde 1981, se ha llevado a cabo el análisis Tipo-Variedad de la cerámica recuperada por el proyecto Cuenca Mirador-PRIANPEG, en el área norte-centro de Petén y previamente de la cerámica recuperada por el Proyecto El Mirador entre 1979 y 1982 (Matheny 1986; Forsyth 1980, 1989). La cerámica recuperada desde 1989 hasta la actualidad en los sitios de Nakbe, El Mirador, La Florida, La Muerta, Tintal, La Muralla, Zacatal, Kan Chan, Witznal, Tsab Kan y Wakna, está todavía en proceso de análisis debido a que la muestra es muy grande. Cabe enfatizar que la gran mayoría de la evidencia cerámica proviene de Nakbe, El Mirador y La Florida (Figura 1). Los datos de los otros sitios mencionados son mucho más limitados. Pero no cabe duda que un resumen del avance con resultados preliminares ayudará a entender el proceso cultural de una forma diacrónica, es decir, lo que se ve a través del transcurso del tiempo, así como de forma sincrónica, o sea, la cerámica en la zona en el mismo punto cronológico.

PRECLÁSICO MEDIO: LA CERÁMICA PRE-MAMOM Y MAMOM

El entendimiento de los primeros horizontes cerámicos en las Tierras Bajas ha constituido por muchos años un problema sin una solución clara. Desde el establecimiento del horizonte Mamom en los años 30 en Uaxactun, por lo menos cuatro candidatos para los complejos pre-Mamom han surgido. Ellos son: Xe en el oeste, Eb en Tikal y Uaxactun, probablemente Ah Pam en Yaxha, Swasey en el norte de Belice, y más recientemente, Cunil en Belice (Clark y Cheetham 2002; Cheetham y Forsyth 2003). A pesar de existir similitudes entre los complejos, no existe entre ellos el mismo grado de afinidad que demuestra el horizonte Mamom en tiempos subsiguientes, aunque Cunil y Eb sí demuestran lazos importantes. Pareciera que Cunil/Eb, Swasey y Xe representan esferas cerámicas regionales independientes que son aproximadamente contemporáneas y que comparten algunos modos y formas. Sin embargo, esa coyuntura aparentemente anárquica no se mantuvo por mucho tiempo en las Tierras Bajas. Debido a la escasez de datos, no es posible especificar los pasos precisos que tendieron a integrar las distintas zonas después del siglo VIII AC en el horizonte Mamom. Es decir, se carece de datos suficientes para entender los detalles de la evolución de la cerámica Mamom de uno u otro de los complejos anteriores.

Figura 1  La Cuenca Mirador: sitio El Mirador

En la Cuenca Mirador, el complejo cerámico más temprano que se reconoce consiste en la cerámica con un engobe ceroso, un indicio de la cerámica Mamom que no se presenta en las susodichas fases anteriores de Petén. Aún no es comprensible el origen de esta técnica, ni el proceso por el que se esparció en una zona vasta de las Tierras Bajas Mayas. No obstante, en comparación con muchos otros lugares, la Cuenca Mirador parece ser un lugar donde la producción de la cerámica Mamom fue coincidente con el desarrollo de los primeros pasos hacia una sociedad más compleja (Hansen 1992a; 1992b:181-182; 1998; Forsyth 1993). Hasta la fecha, los datos más contundentes provienen de Nakbe, donde hay evidencia de un desarrollo significativo durante el periodo. Inexplicablemente, El Mirador, un sitio que experimentó un crecimiento prodigioso durante el Preclásico Tardío, no parece tener una ocupación de gran amplitud durante el horizonte Mamom. Pero es un sitio enorme, y no se puede descartar la posibilidad que hay una zona del sitio, hasta el momento no sondeada, que revele indicios semejantes a los de Nakbe. Datos preliminares y superficiales sugieren que Wakna fue también un sitio de gran importancia durante el horizonte Mamom, y se sabe que otros sitios, tal como La Florida, experimentaron ocupación durante el periodo.

EL PRECLÁSICO TARDÍO: LA CERÁMICA CHICANEL

En comparación al Preclásico Medio, el horizonte Chicanel presenta un patrón de desarrollo cultural más uniforme en la Cuenca Mirador. Además, aunque mayor en escala que en otras regiones, el patrón fundamental de la cuenca se asemeja fuertemente a otras regiones de las Tierras Bajas. Tanto El Mirador, como también Nakbe, formaban parte de un sistema cultural –y probablemente político– manifestado por la similitud en la cerámica, arquitectura, iconografía y otros rasgos culturales.

La cerámica de la Cuenca Mirador pertenece al extenso horizonte Chicanel. Dicha cerámica se presenta en cantidades voluminosas en El Mirador y Nakbe, y sin duda, en otros sitios de la cuenca hasta ahora no investigados. Basta decir que se conforma de los grupos Sierra, Polvero, Flor y Zapote, tan conocidos y difundidos a lo largo de las Tierras Bajas.

En El Mirador la cerámica Chicanel aparece en casi todas partes del sitio y en cantidades grandes; en Nakbe, la cerámica Chicanel también es muy común, y evidentemente el sitio siguió siendo una comunidad de gran tamaño, aunque no a la misma medida que El Mirador. La gran mayoría de los complejos arquitectónicos contienen casi exclusivamente la cerámica Chicanel.

Las investigaciones de 2003 en El Mirador produjeron evidencias adicionales del tamaño y escala de la ocupación del Preclásico (Hansen et al. 2004). Asimismo, las excavaciones en la parte oriental del Grupo Oeste en dos plataformas grandes indicaron una ocupación exclusivamente Chicanel. Otro sondeo en una plataforma al noreste de la Acrópolis Central, llamada Las Cigarras (Morales et al. 2004), llegó a una profundidad de casi 6 m. Toda la cerámica recuperada del sondeo en esta enorme plataforma pertenece tan sólo al Preclásico Tardío. Cuando el personal del proyecto empezó una pequeña excavación en la ladera oeste del Grupo Oeste, que corre cuesta abajo, inicialmente para buscar un lugar apropiado para los servicios del campamento, sorpresivamente se localizó una ocupación puramente Chicanel que parece abarcar la totalidad de la escarpa (Cajas 2004). Así, por puro azar, los investigadores encontraron una nueva zona del Preclásico que queda solamente a unos cuantos metros al poniente del campamento, utilizado por años, sin percibir su existencia.

Según Hansen y Monterroso (2004), excavaciones en el Complejo Cascabel, localizado al norte de la pirámide El León, produjeron evidencia que la gran plataforma fue construida durante el Preclásico Tardío.

En resumen, se puede decir que las investigaciones de 2003 fortalecen las conclusiones de investigaciones anteriores en las cuales se afirma que El Mirador fue una gran ciudad Chicanel. Si se asume que la cantidad y distribución de la cerámica constituye un reflejo de la intensidad de una ocupación, se sugiere que el complejo Chicanel en El Mirador representa el clímax cultural del sitio. El tamaño monumental de la arquitectura (por ejemplo, los Complejos Tigre, Monos y Danta), que presupone una población sustancial residente en o cerca del sitio, refuerza dicha conclusión. La escala extraordinaria de la construcción en El Mirador llevada a cabo durante el horizonte Chicanel, junto con la evidencia cerámica, entre otros datos, llevan inexorablemente a la conclusión de que El Mirador conformó una comunidad masiva del Preclásico. Nakbe también fue una comunidad del Preclásico significativa, parece diferir de El Mirador en el sentido que las construcciones del Preclásico Tardío fueron edificadas sobre estructuras y plataformas del Preclásico Medio. Otros sitios con evidencia de cerámica Chicanel son La Florida, Wakna, Pacaya y Tintal.

EL PRECLÁSICO TERMINAL

Mientras que el Preclásico Tardío representó un periodo de ocupación tanto intensiva como también extensiva, la cerámica del Preclásico Terminal se presenta como un vestigio en la capa superior de algunas cuantas excavaciones. La presencia de esta cerámica es un indicio imprescindible de la terminación de la larga tradición del Preclásico y, a la vez, una disminución demográfica y constructiva de gran amplitud. La cerámica de este periodo es sumamente escasa, y no está distribuida de forma general en los sitios. De hecho, en El Mirador esta cerámica se encontró en un contexto estratigráfico puro solamente en un lugar: dentro de un chultun en la Plaza Tigre (Hansen 1990:213). Además, esta cerámica “claramente se encontraba arriba del estrato de los depósitos puramente Chicanel en el fondo del chultun.”

Investigaciones subsiguientes en Nakbe proporcionaron algunos datos adicionales sobre la ocupación del Preclásico Terminal en la cuenca. Tal como en El Mirador, esta cerámica es sumamente rara en Nakbe. No obstante, la capa superficial de la Estructura 51 contenía una muestra pura de cerámica perteneciente a esa época. Otra excavación también proporcionó una muestra significante, esta vez en un contexto que demuestra claramente que hubo un traslape entre la producción de la cerámica Chicanel y la nueva del Preclásico Terminal (Balcárcel 2000).

Las nuevas investigaciones en El Mirador de 2003 confirmaron esta conclusión (Hansen y Linares 2004). Durante el descombro del Templo Jaguar o Estructura 34 para descubrir y consolidar la fachada norte del edificio, así como apuntalar y estabilizar el muro sur, que estaba a punto de colapsar, los investigadores encontraron cerámica del Preclásico Terminal en la capa final, indicando que el edificio, construido en tiempos Chicanel, continuó utilizándose durante el Preclásico Terminal.

La cerámica nueva se caracteriza por la adición de nuevos engobes, modos de decoración y nuevas formas agregadas a los remanentes de la cerámica Chicanel. La cerámica nueva pertenece al Grupo Iberia, que lleva un engobe color naranja, y constituye un cambio significante en la tradición alfarera de las Tierras Bajas. Sin embargo, la presencia de esta cerámica nueva no reemplaza por completo la cerámica Chicanel con sus engobes cerosos. Al contrario, dicha cerámica continuó su producción, pero muchas veces en las formas o con modos decorativos de la cerámica del Grupo Iberia. Se desprende de los datos arqueológicos recobrados de la cuenca, que la presencia de la cerámica del Preclásico Terminal sirve para marcar el desenlace de la cultura Chicanel en la zona. Parecería que la Cuenca Mirador sufrió un declive cultural y poblacional de proporciones inmensas durante esa época.

EL CLÁSICO TEMPRANO

En comparación al horizonte Chicanel, la cerámica del horizonte Tzakol es poco común de la parte de la Cuenca Mirador que se ha investigado. Mientras que la cerámica del Preclásico Tardío se encuentra distribuida en todas las zonas de los sitios, y en cantidades desmedidas, la cerámica Tzakol solamente se presenta en contextos restringidos. En Nakbe dicha cerámica es extremadamente rara, mientras que es más frecuente en El Mirador, pero en contextos muy limitados. Esta situación cerámica parece fortalecer la conclusión de un colapso de la zona al fin del Preclásico Tardío, y la ausencia correspondiente de arquitectura fechada al periodo tiende a robustecerla.

No obstante, las investigaciones de 2003 en el sitio de La Muerta, 4 km al sureste de El Mirador, localizaron la primera arquitectura construida durante el periodo (Balcárcel 2004). Sin embargo, aún cabe concluir que la ocupación Tzakol en la zona representó un decaimiento cultural extraordinario, sin resultar en un abandono completo en la región. Debido a la falta de datos, no es posible especificar la naturaleza, ni la extensión, de la ocupación durante el periodo. No obstante, los pocos datos cerámicos y arquitectónicos que se han logrado recuperar parecerían indicar que a pesar de la escala inferior de la ocupación, los pocos pobladores de la zona participaron en los mismos patrones culturales que los pueblos asentados fuera de ésta.

EL CLÁSICO TARDÍO

Las investigaciones en la Cuenca Mirador a lo largo de los últimos veinte años, parecen demostrar que la región sufrió un descenso poblacional y constructivo dramático al fin del Preclásico. Según los datos disponibles, pasaron más de 600 años antes que la cuenca experimentara una nueva ocupación significativa. Y dicha ocupación parece haberse limitado principalmente al periodo Tepeu 2 del Clásico Tardío. Además, la ocupación fue bastante anómala, evidentemente careciendo de muchas de las manifestaciones arqueológicas que generalmente se asocian con el periodo Clásico. Por ejemplo, las grandes pirámides coronadas con templos, así como los extensos palacios y plazas, tan característicos del periodo Preclásico en la zona, y del periodo Clásico Tardío en otras regiones, son prácticamente inexistentes en la cuenca. De la misma forma, la erección de estelas y la colocación de dinteles grabados y otras formas de escultura en piedra no suceden aquí. Únicamente en Naachtun, a las orillas de la cuenca, se manifestó el culto de las estelas en una manera importante.

Estos patrones, tan cercanamente relacionados con el culto a los gobernantes y otros nobles, parecen no haberse manifestado en la Cuenca Mirador. Sin embargo, los habitantes del Clásico Tardío en la cuenca construyeron grupos residenciales de modesta dimensión consistentes de 4 a 10 estructuras. Este patrón de asentamiento no solamente caracteriza a los sitios pequeños localizados en las áreas entre los grandes sitios del Preclásico, que también es el mismo patrón encontrado dentro de los grandes sitios del Preclásico durante el periodo. Es como si el mismo patrón de asentamiento encontrado en las áreas rurales fuera simplemente replicado respecto a los grandes centros del Preclásico. Así, los asentamientos del Clásico Tardío dentro de El Mirador y Nakbe no forman el tipo de estructura de comunidad integrada que se esperaría en los sitios del Clásico, o aún del Preclásico. Más bien, parecen ser conjuntos de estructuras residenciales dispersos a través de lo que en tiempos más tempranos fueron sitios integrados.

La falta de construcciones de la escala encontrada en las regiones del Preclásico, o aún del Clásico Tardío en otras regiones, no significa que las estructuras construidas por la población de la cuenca carecieron de sofisticación. Por el contrario, tanto en los grandes centros como El Mirador y Nakbe, así como dentro de los pequeños sitios localizados entre ellos, los habitantes de la cuenca construyeron grupos de pequeña y mediana escala con piedra cortada, muchas de ellas con bóvedas, que contenían cantidades considerables de cerámica. Su forma y contenido sugieren una función residencial y doméstica. Estas construcciones y su distribución sugieren una situación económica, una organización de producción, y un nivel de vida que va más allá de simples pobladores con actividades puramente de subsistencia. Además, la Cuenca Mirador fue el centro de producción y distribución de la cerámica estilo Códice, lo que indica una especialización que incluyó artesanos y escribas excepcionales y de estatus relativamente alto.

La mayoría de la cerámica recobrada del Clásico Tardío proviene de estos grupos residenciales, aunque existen otros contextos. La cerámica de este periodo es suficientemente similar en cuanto a sus características para poder aseverar que toda la producción de estos sitios constituyó un sólo sistema de producción. Con esto no se trata de sugerir que toda la cerámica de la cuenca fuera producida en un sólo lugar o taller, o por un grupo único de alfareros, sino que fue manufacturada con estándares e ideas bastante uniformes. Con esto, se podría inferir que la cuenca integraba un mercado de cerámica y un único complejo cerámico.

Es particularmente llamativo que se carece de evidencia para una ocupación significativa durante el Clásico Terminal en la Cuenca Mirador. La cerámica de este periodo es sumamente rara. De la misma forma, no se cuenta con mucha evidencia para la utilización subsiguiente en el Postclásico. Parecería, por ende, que la cerámica del horizonte Tepeu 2 marca el final de una ocupación importante dentro de la cuenca, y así, el final de la producción y uso en gran escala de la cerámica.

Todo esto sugiere que los dramáticos cambios de población, actividad constructiva y de producción cerámica al final del Preclásico parecen haber sido revertida únicamente durante un intervalo corto de probablemente 150 a 200 años. Durante este tiempo la Cuenca Mirador fue de nuevo una área con población sustancial, aunque con una peculiar configuración cultural. A partir de entonces sufrió el mismo destino de tantos otros sitios y regiones de las Tierras Bajas Centrales algún tiempo después.

Es posible, por supuesto, que estos sitios de la cuenca pudiesen haber sido comunidades rurales satélites de algún centro Clásico Tardío de la cuenca, aún desconocido, quizá Tintal o Naachtun, que presentaban todas las características ceremoniales de la élite del Clásico Tardío. Pero, con base a lo que se sabe hasta ahora, la ocupación del Clásico Tardío en la cuenca, como lo indica la producción y el uso de la cerámica, y algunos otros datos, constituyó una configuración más bien única durante un horizonte de tiempo restringido. Los factores que llevaron a un colapso cultural y demográfico en la Cuenca Mirador aún son desconocidos. Pero la evidencia actual indica que aquí el horizonte Tepeu 2 constituyó el periodo Clásico Terminal, no en el sentido cronológico, sino en un sentido cultural, sobre gran parte, o posiblemente la totalidad, de la cuenca. Aunque es altamente especulativo, se podría conjeturar que la Cuenca Mirador, que constituyó una comunidad satélite especializada, sucumbió ante las presiones que crecieron en la sociedad del Clásico Tardío, mucho antes que en los sitios establecidos afuera de la región.

UN COMENTARIO SOBRE EL SISTEMA TIPO-VARIEDAD

El sistema Tipo-Variedad-Modal se desarrolló en los años 60 como resultado de los esfuerzos de varios investigadores con interés en la sistematización de la clasificación de la cerámica. Sin embargo, fue James C. Gifford quien hizo el mayor esfuerzo para definir las características del sistema y a exponer su uso (Gifford 1963). El sistema que él recomendaba tenía una envergadura mucho más amplia que el sistema que al final se manifestó en los informes cerámicos de las Tierras Bajas Mayas. De hecho, Gifford pretendió demostrar esta aplicación más amplia del sistema en su análisis de la cerámica de Barton Ramie. Infortunadamente, su deceso prematuro cortó en seco dicha demostración. Como resultado, los primeros arqueólogos que trataron de aplicar el sistema a la clasificación de la cerámica Maya lo hicieron de una forma muy restringida, dando énfasis casi total a aquella parte del sistema Tipo-Variedad que atañe a la tipología. El análisis de modos, junto con los otros conceptos modales al nivel integrador, ha sido relegado prácticamente al olvido. Además, los principales conceptos tipológicos que han sido empleados se limitaron principalmente a los niveles analíticos e integradores. Esto quizá refleja el hecho que generalmente los análisis cerámicos han representado la clasificación de la cerámica de un solo sitio.

El único concepto del sistema Tipo-Variedad a nivel sintético es el de la Esfera Cerámica. Este concepto, formulado en la conferencia sobre la cerámica Maya en Guatemala en 1965 (Culbert y Adams 1967), se concretó precisamente para permitir la especificación del grado de similitud o de semejanza entre los complejos cerámicos en sitios distintos. Según los participantes de la conferencia:

“Una Esfera Cerámica existe cuando dos o más complejos comparten una mayoría de sus tipos más frecuentes… la Esfera implica una alta similitud de su contenido (cerámico) a nivel tipológico. La opción entre la inclusión o exclusión de un complejo en una esfera (cerámica) hace posible el reconocimiento de dos grados de similitud de contenido: alta similitud y poca o inexistente similitud. Ya que estas dos posibilidades definitivamente no pueden abarcar toda la complejidad y sutileza de las relaciones arqueológicas, deben destacarse los matices de las relaciones cerámicas por medio de un pleno tratamiento en los informes de sitio” (Culbert y Adams 1967:306).

Es decir, que un complejo o pertenece a la esfera o no pertenece a ella. No existe ningún concepto que posibilita precisar un grado de semejanza más o menos intenso. Tiene que ser el sí o el no. El otro problema es que el concepto parece centrarse en el sitio como el hito más propicio para el estudio de las relaciones cerámicas. Pues bien ¿Qué tiene esto que hacer con la cerámica de la Cuenca Mirador? El Proyecto Cuenca Mirador, tal como varios otros proyectos en los últimos años, es un proyecto regional. Quiere decir que las investigaciones han incluido varios sitios en el ámbito de los estudios. Por ejemplo, el proyecto emprendió pesquisas intensivas en los sitios de El Mirador, Nakbe y La Florida, los que han proporcionado la gran cantidad de evidencia cerámica que hasta la fecha ha sido recuperada en la cuenca. Sin embargo, existen otras fuentes de información cerámica de la cuenca aunque son mucho más limitadas en cuanto al tamaño de la muestra.

El resultado de dichas investigaciones es el reconocimiento que durante por lo menos dos largos periodos de tiempo, el Preclásico Tardío y el Clásico Tardío, la cerámica de estos sitios es tan semejante en términos de la forma de la vasija, acabado de la superficie, técnicas decorativas y características de la pasta, que establece contundentemente que toda la producción de estos sitios constituyó un sólo sistema de producción. Con esto, se podría inferir que la zona que se ha investigado integraba un sólo mercado de cerámica. El hecho es que, hasta para un ceramista especializado, sería difícil determinar de qué sitio provinieron vasijas o tiestos a través de un análisis macroscópico.

No obstante, las investigaciones de Ronald Bishop, utilizando la técnica de activación de neutrones, demuestra sin duda alguna, que los barros utilizados en Nakbe y El Mirador son distintos, y se supone que La Florida también tenía sus propias fuentes de materiales y por consiguiente, de productores. A pesar de esa realidad, el producto cerámico de los sitios de El Mirador, Nakbe y La Florida es sumamente homogéneo. Un resultado semejante también se presenta en la cuenca del río Belice, donde varios sitios son indistinguibles el uno del otro en cuanto a su cerámica. Por razones técnicas relativas al sistema Tipo-Variedad-Modal, los analistas generalmente le asignan nombres diferentes a los complejos cerámicos de sitios distintos. Por ejemplo, en la Cuenca Mirador se define una secuencia de complejos cerámicos para El Mirador y otra secuencia para Nakbe, pese a que durante ciertos periodos no fue posible distinguir la cerámica de los dos sitios macroscópicamente.

Joseph Ball hizo lo mismo en el valle de Belice (Ball y Taschek 2003), aunque la cerámica de los sitios es indiscernible. Por otra parte, algunos ceramistas han definido complejos que abarcan varios sitios –por ejemplo, Foias (1996), en Petexbatun y Laporte (1993), en la zona del río Mopan. La disparidad entre los investigadores con respecto al uso del concepto del complejo cerámico refleja en parte la realidad que el Tipo-Variedad-Modal carece de una forma de representar la gama de posibles graduaciones de similitud entre la cerámica de varios sitios hasta llegar a la decisión de incluirlos o no en la misma esfera cerámica. Por esa razón aquí se ha planteado el concepto del foco cerámico.

El foco cerámico consiste de dos o más complejos cerámicos que comparten la gran mayoría de sus tipos de tal manera que es sumamente difícil distinguir la producción de un sitio del otro sin emplear técnicas especializadas. El foco implica que los productores de la cerámica hacían sus productos de acuerdo con los mismos estándares funcionales y decorativos, y para un mercado más o menos uniforme. El nombre del foco se establece con el nombre del primer complejo que fuera reconocido y nombrado. Por supuesto, un foco no puede existir si no existe por lo menos un segundo complejo que cumple con los requisitos de membresía en dicho foco.

En el caso de la Cuenca Mirador, se podría decir que los complejos cerámicos Lac Na y Uuc, de El Mirador y Nakbe respectivamente, conforman el foco cerámico Lac Na. Aunque todavía no se ha asignado un nombre de un complejo cerámico correspondiente para el sitio de La Florida, la cerámica del Clásico Tardío en el sitio también es un miembro pleno del foco. Del mismo modo, se propone la existencia del foco Cascabel, también conformado por los mismos tres sitios. Sin embargo, con respecto a otros periodos, aún faltan datos suficientes para definir con confianza la existencia de otros focos cerámicos. También queda determinar si los otros sitios en la cuenca eran partícipes en estos dos focos, o si manifiestan complejos cerámicos más divergentes.

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