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02 El cocodrilo y el cosmos: Itzamkanac, el lugar de la casa del lagarto – Ernesto Vargas Pacheco y Teri Arias Ortiz – Simposio 18, Año 2004

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Vargas Pacheco, Ernesto y Teri Arias Ortiz

2005        El cocodrilo y el cosmos: Itzamkanac, el lugar de la casa del lagarto. En XVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2004 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.14-26. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

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EL COCODRILO Y EL COSMOS:

ITZAMKANAC, EL LUGAR DE LA CASA DEL LAGARTO

Ernesto Vargas Pacheco

Teri Arias Ortiz

Palabras clave:

Arqueología Maya, México, Campeche, El Tigre, Itzamkanac, iconografía, deidades Mayas, cocodrilo, migración Itza´

Los investigadores han favorecido ampliamente los estudios sobre el jaguar, la serpiente y las aves. El cocodrilo, en cambio, casi no ha sido tomado en cuenta, a pesar de que existen representaciones de gran importancia en toda Mesoamérica desde el Preclásico hasta la actualidad. Por ahora, algunos de los mascarones han empezado a ser identificados como cocodrilos, ya que antes se les identificaba como jaguares.

El cocodrilo juega un papel relevante en los aspectos de la ideología mesoamericana. Se le asocia fundamentalmente con la fertilidad, pues de él dependía que las lluvias llegaran a tiempo y la fertilidad de las tierras. Era ese posiblemente el gran poder del cocodrilo. Posteriormente se le va a asociar con la élite; legitimaba el poder entre algunos grupos Mayas, Itzam Na fue un dios de la nobleza según Eric Thompson.

En el sitio arqueológico de El Tigre, Campeche, México (Figura 1), se localizaron mascarones en contextos ceremoniales integrados a los templos piramidales, que presuponen una utilidad religiosa desde los inicios de las construcciones. Por lo tanto, la particularidad de los mascarones debe ser vista como parte de un largo proceso de aceptación y profusión en el que los elementos constitutivos, la disposición y la escala de manejo, serán variaciones de un mismo sistema de valores que se refleja también en una larga tradición (Vargas 1999, 2001; Vargas et al. 1999).

Los Mascarones 1, 2 y 3 de El Tigre (Figura 2), son muy comunes en el Preclásico Tardío en casi todas las Tierras Bajas del área Maya. Aparecen asociados a la cerámica Sierra Rojo, que es característica de ese periodo, pero no es un marcador seguro pues abarca tanto el Preclásico Tardío como el Protoclásico. En esta investigación se ha fechado para ese tiempo; sin embargo será necesario esperar los resultados de fechas absolutas.

El rostro del Mascarón 3 se encuentra transformado en un animal mítico, posiblemente es una representación de lagarto-iguana-felino. Los elementos que se aprecian arriba de los ojos, así como el doble párpado, son característicos de los cocodrilos, ya que estos los poseen para poder ver bajo el agua y cuando están en superficie. Sin embargo, a los lados tienen los orificios para respirar. En la región existe, hasta hoy, una gran población de lagartos.

Se cree que este mascarón representa, en su parte central, a un cocodrilo sin la mandíbula y que podría corresponder a Itzam Na, que fue tapado en tiempos antiguos y que la tradición se conservó en la región, y por ser del Preclásico Tardío se podría pensar que el surgimiento de ese gran dios creador fuera precisamente en esta región de ríos y lagunas.

Figura 1 Ubicación de El Tigre en Campeche

Figura 2 Localización de los Mascarones 1,2, y 3 de El Tigre

COSMOVISIÓN

Para los Mayas el mundo estaba formado por tres reinos sobrepuestos, pero íntimamente relacionados; creían que los tres reinos tenían vida y estaban imbuidos de un poder sagrado. Concebían el mundo humano como una región que flotaba en el mar primordial. Unas veces se representaba la tierra como el dorso de un caimán y otras como el de una tortuga. La geografía del mundo humano estaba formada por llanuras, montañas, cuevas, cenotes, ríos, lagos y pantanos, además de los lugares y edificios hechos por los hombres: ciudades y poblados con sus casas, palacios, templos y juegos de pelota. Aquel mundo tenía vida y estaba imbuido de una sacralidad concentrada en puntos especiales, como las cuevas y las montañas. Al crearse el cosmos se sacralizó los principales puntos de poder y se creó el modelo de paisaje sagrado. Los seres humanos, al construir sus comunidades, fundían sus creaciones con los patrones generados por los dioses, al tiempo que creaban una segunda matriz de puntos de poder hecha por el hombre. Los dos sistemas se consideraban complementarios, no independientes.

Los animales formaban parte de esta geografía y naturaleza, también son elementos de la cosmovisión por estar integrados en la vida cotidiana y en diferentes procesos de observación y conocimiento, los cuales resultaron en atribuciones de fuerzas divinas, tanto en el tiempo como en el espacio. Se les ve como interlocutores entre el hombre y los dioses, como padres, como almas. “Son epifanías de los dioses y al mismo tiempo sus compañeros” (De la Garza 1998).

EL COCODRILO Y EL COSMOS

Algunos animales como los grandes felinos, las aves y los reptiles (animales que forman a Itzam Na), misteriosos, admirables y temibles, son depositarios de múltiples significados mágicos y religiosos; por ello se ubican en el ámbito de lo sagrado. Son ante todo, símbolos y encarnaciones de energías divinas, las cuales entran en contacto con los hombres.

Uno de los problemas más graves que han enfrentado los pocos estudios que se han hecho sobre el cocodrilo-iguana, es que va cambiando sus roles en el tiempo y se complican de manera impresionante. Tal vez, en el nivel terrestre sea donde el cocodrilo encuentre su más importante, clara atribución y representación, dejando manifiesta su gran importancia en la cosmovisión Maya. Se le representa como monstruo terrestre, pero se le identifica con el inframundo y con el cielo. Se verá brevemente los tres reinos y sus relaciones.

La concepción que los Mayas tenían de la tierra era la de un cocodrilo “[…] los Mayas […] creían que el mundo descansaba sobre el tórax de un enorme caimán o lagarto, y que éste, a su vez, flotaba sobre una vasta laguna” (Thompson 1975).

“Aquí se encuentran dos elementos importantes, la tierra y el agua. Así tenemos que el cocodrilo es indudablemente un personaje de fertilidad. Es un animal que vive en el agua y en la tierra, que con una fecunda a la otra y crea vida” (Arias 2004:62). Esta idea de fertilidad se remite a la creencia que “[…] de él dependía que las lluvias llegaran a tiempo y con ellas la fertilidad de las tierras” (Vargas 20001a:204). Pues “la idea de fertilidad terrestre se expresó entre los Mayas antiguos también con una cabeza de serpiente ubicada en raíces de árboles” (De la Garza 1998:205). Siguiendo esta idea, se cree que para el caso de los cocodrilos pudo suceder algo semejante, ya que existen varios ejemplos – arqueológicos y en códices – que así lo demuestran.

La fertilidad es nacimiento, es vida; es lo que los cocodrilos hacen. Una de las tareas de los cocodrilos con la naturaleza es buscar vida, ellos buscan agua, elemento fundamental para la fertilidad de la tierra, y como elemento terrestre pueden obtenerla en las mismas aguadas, y como elemento celeste con las lluvias, de esta manera el cocodrilo es terrestre, celeste y del inframundo.

La misma idea de la laguna – el caimán descansa sobre una laguna – y su relación con la tierra así lo demuestra (Thompson 1975; Eliade 2000; Vargas 2001a; De la Garza 1998), pues es tarea del cocodrilo mantenerla viva, no dejar que la laguna se seque (estanque o jagüey), pues le proporcionará el vital líquido. Esto va de acuerdo con la función natural que tiene el cocodrilo, él siempre busca agua fresca, su cuerpo así lo requiere. Y no sólo es un conocimiento herpetológico, es una labor conocida por los hombres, y que perdura hasta la actualidad en la observación y convivencia con este animal. De lo que se puede derivar que se le haya dado este atributo fecundador.

“[…] aquí hacen jagüeyes, o sea estanques, y acostumbran meterle un lagarto para que no se seque y yo la razón que le encuentro a esto es que los lagartos tienen una posibilidad de encontrar los veneros, ojos de agua, y ellos este… de alguna manera rompen este venero para que los esté ventilando, entonces esa es la razón que yo encuentro, además el lagarto no le gusta andar en aguas muy sucias y los veneros lo que hacen es cambiar el agua, o sea, son manantiales naturales, los lagartos tienen […] uno porque yo dentro de esos veneros me he encontrado camarones […] se salen por ahí porque estos son ríos subterráneos que de alguna manera se van, seguramente el lagarto no haga esto por ventilarse o por el agua sino porque puede ser es la razón que yo le encuentro para comer, porque puede comer camarón […] porque estas cosas son como tubos, entonces el lagarto busca donde están esos veneros, destaparlos y así espera a que salgan los bichos, porque ellos comen ranas, comen mapache, pero si tienen esa otra fuente de alimentación pues también y de paso pos es agua fresca la que sale, nunca es agua caliente es fresca, para que no se les caliente el agua, esa es la idea que yo tengo, no creo que haya otra si la hubiera no la conozco pero yo por deducción, y luego la gente dice que no que porque ellos este el simple hecho de ser lagarto no […] yo creo que no ellos buscan el manantial por pequeño que sea con esa razón de refrescarse y buscar alimento” (Julián Soler, comunicación personal 2002).

La vida del cocodrilo está vinculada con el agua, que es fecundadora de todo, es un elemento primigenio, por ella es posible nacer y renacer, purificarse, adquirir vida, vigor y eternidad. Estas características sólo las grandes deidades pueden tenerlas; las deidades celestes. Por lo que se puede inferir que en este proceso de fertilidad y renacimiento es que se le asocia al cocodrilo con el plano celeste, ¿no es la lluvia la que fecunda?, y ¿el sol y la luna no nacen y renacen día a día? Ya que la inmersión en el agua simboliza la regresión a lo pre-formal, la regeneración total, el volver a nacer, porque la inmersión equivale a una inmersión de las formas “[…] la salida de las aguas reproduce el gesto cosmogónico de la manifestación formal. El contacto con el agua implica siempre regeneración; de un lado, porque la disolución va siempre seguida de un ´nuevo nacimiento´; de otro, porque la inmersión fertiliza y aumenta la potencia de vida y de creación” (Eliade 2000:297).

Eso mismo lo hace el cocodrilo, él puede sumergirse y renacer, no muere, sino que regresa del origen, y el origen lo hicieron los dioses celestes, él da vida, eso también es celeste, y fecunda como la lluvia. Todos estos procesos celestes los lleva a cabo este animal de vida terrestre, pero sobre todo acuática, a través del agua, esto si se ve como símbolo cósmico y a la vez catastrófico. Además el cocodrilo está relacionado al monstruo celeste “al cual representaban como un gran monstruo con forma de cocodrilo. Aquel […] creaba la lluvia cuando derramaba su sangre” (Schele y Freidel 1999:73), que puede ser también terrestre.

La relación del cocodrilo con el inframundo, la morada de los muertos, se puede sugerir por diferentes causas. Una de ellas es que el cocodrilo puede vivir (en realidad sólo permanece ahí determinado tiempo), bajo el agua, y el agua también es un elemento del inframundo, es uno de los componentes del Xibalba. En éste es mencionado un río por el que las almas o espíritus deben cruzar para seguir su camino. A esta relación también se le adhiere lo explicado sobre la inmersión y el significado de esto, pues “la inmersión equivale, en el plano humano, a la muerte, y en el plano cósmico a la catástrofe (diluvio), que disuelve periódicamente al mundo…” (Eliade 2000:304). Como se ve el agua también es un elemento de mortandad, pues las grandes catástrofes naturales, las relacionadas con el clima (Folan 1989), y con el agua suelen ser las más destructoras, la región del río Candelaria estuvo expuesta y lo está a grandes catástrofes por el agua.

Otro aspecto que cabe mencionar es que los cocodrilos viven en cuevas. “Las cuevas como aberturas en la superficie de la tierra que son, están generalmente vistas […] como puntos de entrada al inframundo […] la fertilidad y la abundancia” (Brady y Bonor 1992:78). Además, han sido relacionadas con los dioses de la lluvia y de la tierra, elementos totalmente vinculados con el cocodrilo, con el inframundo. “Los dioses del inframundo regían la lluvia y la fertilidad; habitaban las cuevas, lugares de transición entre día y noche, vida y muerte, representaban las fauces abiertas de la tierra” (Vargas 2001a:148). Además las cuevas han sido relacionadas con el útero materno, como un paso al o del inframundo.

A esto se adhiere la importancia de las representaciones de cocodrilos en los dioses principales, en los celestes, dentro de los cuales se encuentra Itzam Na. A este dios se le observaba en “[…] los cielos en forma de dragón iguana celestial […] [y] Parece ser que había cuatro de esos seres” (Thompson 1975:244). Cada uno de estos Itzam Na estaba asignado a cada una de las direcciones y colores del mundo. Se cree que estos pueden ser los cuatro monstruos celestiales, que aparecen frecuentemente en todos los periodos. Este dios, así como muchos otros, cuenta con una representación antropomorfa, el llamado Dios D y K (Figura 3).

Figura 3 Itzam Na, Dios D

ITZAM NA

Itzam Na es la representación de un animal fantástico, con rasgos de serpiente, cocodrilo, lagarto, ave, y a veces con pezuñas o cuernos de venado. Casi siempre aparece como un animal que parece representar el cielo, y de sus fauces emerge agua o el rostro antropomorfo de algún dios y tiene símbolos acuáticos y celestes sobre el cuerpo. Sus representaciones más importantes son el monstruo celeste, Itzam Caan (Mago del agua celestial o Lagarto celeste), y el monstruo terrestre, Itzam Cab Ain (brujo del agua, tierra cocodrilo). Itzam Na fue el dios creador, se le relacionó con las buenas cosechas, la lluvia, el sol y la tierra. Se le identifica con el inframundo, pero también con el cielo.

En las fuentes coloniales se menciona que el dragón Itzam Na se identifica con los dioses creadores que actuaron en el tiempo estático de los orígenes. Se asienta que Itzam Na moraba en el cielo y enviaba la lluvia. También era héroe cultural, pues se decía que inventó la agricultura, la escritura, los calendarios y las demás creaciones humanas, dictó las leyes y gobernaba a través de sus elegidos.

La complejidad de Itzam Na comienza desde su mismo nombre, por ejemplo, De la Garza (1998:190), lo define como “mago del agua, el que tiene poderes ocultos en el agua, y se llama así a las iguanas porque el dios tiene aspecto de reptil, y no a la inversa”.

Para poder llegar a una idea de qué quiere decir su nombre se tiene que recordar que Itzam Na es la forma de un dios todopoderoso, creador. Además, este nombre se encuentra y se utiliza todavía en la actualidad (no como deidad). Freidel et al. (1999:47), dicen que itz es una sustancia bendita del cielo, un elemento celeste “que fluye a través de un portal representado por la plataforma celeste colgada del altar del chamán, esta itz es la de Itzamna”). Itzam es el término para chaman: “la persona que abre el portal para traer itz al mundo” (Freidel et al. 1999:47). Entonces Itzam Na era el Primer Chaman y uno de los dioses que dibujaron las imágenes de las constelaciones en el cielo durante la creación.

Itzam Na fue el dios principal de los Mayas Yucatecos, pero en algunos aspectos el más confuso; fue el dios de los jerarcas, mientras que los Chac eran favoritos de los campesinos. Itzam Na fue el dios creador, se le relacionó con las buenas cosechas, la lluvia, el sol y la tierra. Se le identifica con el inframundo, pero también con el cielo y en su advocación de Itzam Cab Ain (Iguana Tierra o iguana tierra caimán), se le asocia en su calidad de divinidad de la tierra. Thompson (1975:286), al respecto de Itzam Na, dice lo siguiente:

“La concepción de Itzam Na es ciertamente majestuosa. Se comprende que los príncipes Mayas llegaron a considerarlo el único dios grande, porque parece como que los Mayas del periodo Clásico hubieran hecho del culto de Itzam Na algo parecido al monoteísmo, y todos los demás seres, como el sol y la luna, probablemente los Chac y así sucesivamente, serían los criados de Itzam Na o sus manifestaciones, expresadas poniendo las cabezas de ellos entre sus mandíbulas abiertas. Hallamos al dios con su forma de iguana, pero también con dos manifestaciones antropomorfas, los Dioses D y K. Tal vez esas ideas fueran demasiado abstractas para gustar al campesino Maya, porque, como hemos visto, el culto de Itzam Na desapareció al hundirse la antigua clase gobernante después de la conquista hispana”.

El Itzam Caan, monstruo celeste, reúne de los grandes los opuestos cósmicos: es la luz, lo masculino, el orden, la racionalidad, la vida, el cielo, en conjunción y armonía con la oscuridad, lo femenino, el caos, la irracionalidad, la muerte y la tierra. Esos contrarios se representan con los símbolos animales por excelencia de las fuerzas opuestas: el pájaro, que personifica al cielo, y la serpiente, que es imagen de la tierra y los sagrados como el jaguar, el cocodrilo y el venado. Así, el dragón celeste integra la fuerza vital de la tierra (serpiente, venado), del útero de la madre tierra, o sea el inframundo (jaguar), de la aguas (lagarto), y del cielo (ave). “En concordancia con el plano celeste era representado como un enorme lagarto cubierto con signos astronómicos” (Villa Rojas 1994), que pueden ser Venus, Marte, Mercurio, Júpiter, el Sol y la Luna.

Montoliú (1989:53), dice que “De sus fauces cae fina lluvia o aguaceros torrenciales que pueden convertirse en signos planetarios. También tienen asociaciones con algunas constelaciones pues representan el cielo y se vincula en especial con Las pléyades”. Es el representante de todo el cielo y los elementos solares, porque “el Sol es el ojo o rostro ardiente del cielo y recibe en la mitología Maya el nombre de Kinich Ahau Itzam Na, Señor-Mago-de-Agua-Rostro-del-Sol” (Montoliu 1989:55). Que es el dios de las lluvias y la fecundidad, como lo es el cocodrilo.

Plásticamente se halla como serpiente o dragón bicéfalo, como serpiente emplumada, como serpiente alada, como pájaro-serpiente, como dragón con cuerpo de banda astral; que muestra su identificación con la Vía Láctea, denominada Sacbe, y como hombre anciano con rasgos serpentinos en el rostro.

ITZAMKANAC: EL LUGAR DE LA CASA DEL LAGARTO

Itzam Na fue un dios de gran importancia en Yucatán, al parecer allí se le consideró un dios extranjero y relacionado con la élite. Se cree que el personaje central del Mascarón 3 de El Tigre-Campeche, se puede identificar como una representación muy temprana de Itzam N, y que es originario de esta región a pesar de que existan lagartos en otras regiones.

Además debe tenerse presente, aunque es difícil determinar su valor, es que en la voz Itzamkanac, la capital de los Acalanes en el momento de la Conquista española, está el vocablo de Itzam, y como dijera Otto Schumann, bien pudiera significar La segunda casa del Itzam, refiriéndose el nombre a la segunda llegada del grupo a la región; además el Itzam es el nombre de más de un dios que según el diccionario de Viena se traduce como lagarto (Thompson 1975), y también se han encontrado algunos sahumerios en forma de cocodrilos (Figura 4). Su cercanía con el río Candelaria y diferentes lagunas pudo ser el origen de estas creencias y advocaciones de la élite.

El rostro del mascarón se encuentra transformado en un animal mítico, posiblemente de lagarto-iguana-felino (Figura 5). Los elementos que se aprecian son muy característicos de los lagartos. La trompa es achatada porque los Mayas no la representaban como es. Sin lugar a duda este mascarón podría ser de gran importancia para el sitio, ya que se le puede identificar como El lagarto de las dos serpientes, Itzamkanac podría ser Itzam (lagarto), kan (serpiente), na (casa), y ac (lugar), el lugar de la casa del lagarto y la serpiente. Todas estas ideas y argumentos supone que el culto al cocodrilo Itzam Na pudo surgir de esta región de ríos y lagunas desde el Preclásico.

Este grupo es conocido, sobre todo, por ser los mejores navegantes y mercaderes, Thompson los llama los fenicios de América. A través del dominio de las aguas (ríos, lagunas y mares), lograron recorrer desde la laguna de Términos, el perímetro de la península de Yucatán hasta Naco y Nito en Honduras. “El medio natural de transporte era […] un factor importante en el progreso económico de los Putunes […] aquella red de ríos, pantanos y remansos sólo era navegable para quienes la tenían cartografiada en la memoria desde pequeños” (Thompson 1975:25), seguramente fueron expertos en cualquier actividad referente al cocodrilo y portadores de distintas creencias y tradiciones influyendo a la península de Yucatán.

De este grupo Maya Chontal o Putun se desprende un subgrupo o rama que son los Itza´, conocidos por sus migraciones (Figura 6), siempre relacionadas con los katunes y su conquista a Chichen Itza. Sus migraciones se pueden documentar en las fuentes coloniales. Se comparte la idea de que este grupo es Maya Chontal y como tal su cosmovisión se vio plagada de la influencia de su medio de origen, los ríos, lagunas, pantanos y cocodrilos. Así se cree que este grupo es el que llevó el culto de Itzam Na a la península de Yucatán.

Itzamkanac tal vez sea el sitio que más dependencia tiene con el cocodrilo, en su representación de Itzam Na. Varios son los argumentos que se pueden utilizar para analizar esto; los de Itzamkanac, como los de otras partes de la región, también fueron buenos navegantes, su comercio a través de ríos les dotó de poder, además de que no necesariamente utilizaban el cayuco, pues hay partes difíciles de navegar, y en éstas tal vez lo hacían a pie. Esto indudablemente tuvo como resultado, entre muchas cosas, un conocimiento de todos los peligros que las aguas representan y uno de ellos es el cocodrilo. Los ataques, los nidos, la comida, en fin, todo lo que implica un viaje tuvieron que hacerse pensando, entre otras cosas, en este animal.

Itzam Na e Ixchel, la pareja divina, la pareja creadora, tiene una estrecha relación en la región de Acalan, son posiblemente los que le dan unidad a la provincia, en cuanto a la cercanía regional de sus dioses.

Figura 4 Sahumerios en forma de cocodrilo de El Tigre

Figura 5 Mascarón 3 de El Tigre (dibujo de Teri Arias)

Figura 6 Migración de los Itza´ (Vargas 2001)

 “Dos de las grandes ciudades de los Putunes Acalanes fueron Itzamkanac y Tixchel. La primera bien podría significar “en la segunda casa de la iguana”. Otto Schumann sugiere que quizá sea “en la segunda cintura de la iguana”, es decir, que este nombre involucra a este dios principal de los yucatecos, Itzam Na, y nos da a entender que la segunda casa de la Iguana-Cocodrilo también podría significar que está a la mitad de una región […]. Tixchel significa “en el lugar de Ix Chel” (Vargas 2001a:153).

La vinculación de estas creencias con el cocodrilo queda clara, por su representación zoomorfa de Itzam Na que se tiene de él en Itzamkanac (hoy El Tigre), y la relación con su esposa Ixchel. Por su parte Potonchan también deja evidencia de la importancia del cocodrilo “[…] después de la Conquista, el que mandaba allí era Francisco Zipaque. Cipaque, que parece, pues, haber sido el apellido de la dinastía de Potonchan, es seguramente el nombre del día náhuatl Cipactli” (Thompson 1975:27). Y ese primer nombre corresponde, para el centro, al cocodrilo.

EL OCCIDENTE, REGIÓN DEL INFRAMUNDO, ORIGEN DE ALGUNOS GRUPOS MAYAS

La región de Zuyua comprendía el territorio entre Xicalango, Isla del Carmen y Champoton, fue al parecer el hogar o punto de concentración de varios grupos (K´iche´, Kaqchikel, Itza´, Cocom, Xiu y Canul, entre otros), antes de que se dispersaran hacia varios rumbos para fundar sus pueblos, dar lustre a sus linajes, bajo la guía de Quetzalcoatl (Gucumatz, Tohil, Kukulcan).

El Popol Vuh y el Memorial de Sololá, al referirse a Zuyua, se refieren al poniente. Piña Chan, al interpretar los pasajes de esos libros, dice que los K´iche´ y Kaqchikel abandonaron la ciudad del Poniente (Tulan Zuyva), después de recibir a sus dioses. Se dirigieron a la Costa del Golfo en donde pelearon contra los Nonoualcas de Tabasco y los Xulpiti, que podrían haber sido los Xiu; puesto que estos tuvieron su hogar también en Nonoualco; de allí pasaron a Zuyva (Zuyua o laguna de Términos), en donde fueron derrotados; y de allí regresaron para dirigirse a Guatemala, pasando por las montañas. Los Tutul Xiu (Pájaros Azules), salieron de Tulapan Chiconautlan; tuvieron sus hogares en la región de Nonualco (Tabasco), al poniente de Zuyua (laguna de Términos); y, posteriormente, se dirigieron algunos a Yucatán, recalando y asentándose en Uxmal, hacia 987-1007 DC, prácticamente al mismo tiempo que los Itza´ salieron rumbo a Chichen Itza, penetrando por el poniente desde Champoton.

Esto puede ser por varias razones: por un lado, su lugar de partida es Cozumel, y es en Isla Mujeres donde se encuentra el centro más importante a la diosa Ixchel (diosa de la luna, del parto, el tejido, etc. También esta deidad se relaciona con la fertilidad y las aguas), y ésta es la esposa de Itzam Na. Además, después de permanecer en Chichen Itza emigraron hacia el poniente, hacia el Zuyua (Chakamputun), allí se establecieron 260 años, y este lugar es la entrada al inframundo, aquí renacieron y se purificaron. “Su desplazamiento, en dicha migración, fue del oriente al centro, del centro al poniente, del poniente al centro, del centro al norte y del norte al sur; se desplazaron hacia los cuatro rumbos del mundo, permaneciendo 260 años en cada uno de esos lugares, y en cada uno de estos se repitió el acto de nacer, desarrollarse y morir” (Vargas 2001a:240).

La idea y la imagen de las cuatro direcciones del mundo, así como el axis mundi, están ligadas al concepto de la ceiba-cocodrilo, pues debajo de cada ceiba se encontraba un cocodrilo y por supuesto debajo del quinto punto. Seguramente los Itza´ también tuvieron esta idea, porque los que migraban eran parte de un grupo selecto, es decir de la élite, por lo que este pensamiento era conocido. Los actos de nacer, desarrollarse y morir remiten al cocodrilo; de él nace la vida de su vinculación con las cuevas (cuando salen), la fertilidad, la tierra y las lluvias, se desarrolla y muere al sumergirse en las aguas, al entrar a las cuevas, estas ideas cíclicas son las que caracterizan las advocaciones que sobre el cocodrilo se tenían.

Se puede pensar que la apropiación del cocodrilo Itzam Na por los Itza´ no es porque sea su gran dios, es sabido que ése era Kukulkan, además lo esperaban, sino más bien se debió a su forma de vida, a su interpretación del espacio y el tiempo. Queda muy claro que por sus migraciones entendían el tiempo cíclico, por ende sus migraciones eran parte de un gran paso divino en el que se mueren, nacen, mueren y renacen, y estos hechos tendrían que hacerlo con su Gran Padre Itzam Na y su Gran Madre Ixchel, con los opuestos cósmicos con los que se logra un entendimiento cíclico.

El cocodrilo fue un dios especial, su relación con los katunes no deja duda, y más que un dios esperado era un dios compañero, era un dios de la élite, era un dios de la ciclicidad. Y tal vez no se encuentren grandes restos arqueológicos porque para qué venerarlo durante 10 ó 40 años que estuvieran peregrinando, si lo que necesitaban en esos momentos estáticos no eran los beneficios y conocimientos que el cocodrilo podría darles, sino que la gran importancia de éste se remite a los momentos precisos, a los momentos de los que la élite tenían conocimiento y manejaban para su poderío.

Esta deidad pertenece a los tiempos sagrados que predicen una partida y una llegada. Porque no se debe olvidar que “Los Itza´ manejaban dos tiempos distintos: el ciclo katúnico y el gran ciclo katúnico con una duración aproximada de 769 años. Ambos eran representaciones físicas de los aspectos horizontales y verticales del cosmos Maya, con lo cual los amanuenses indígenas intentaron legitimar el poder político de los Itza´, ubicándolos en su cosmología y cosmogonía. En esta visión, los Itza´ aparecen no solamente como los que representan el orden cósmico, sino también como los creadores y engendradores del universo” (Okoshi 1997:189).

Basados en la tradición indígena que se describe en el Chilam Balam de Chumayel, Tizimin y Mani, los Itza´ reinaron diez veintenas de años en Chichen Itza y la abandonaron para ir a Chakamputun. Allí permanecieron trece veintenas de años y transcurrido ese tiempo regresaron nuevamente, la conquistaron y ocuparon. Poco antes habían llegado los Xiu a la península de Yucatán, lucharon en Mul Chic y después se asentaron en Uxmal; existen además otros grupos que salieron de Tabasco, Campeche; por eso todos ellos se acusaban entre sí de ser extranjeros. Venían de la región de Zuyua, lugar mítico y a su vez real, algunos lo identifican al poniente de Tabasco, otros se contentan sencillamente con remitirlo al ámbito del mito; es decir, lo excluyen básicamente del proceso de la historia material.

El katun 8 Ahau era el katun de la guerra, la conquista y el cambio; cada 260 tunes era abandonada o destruida una ciudad, el pueblo Itza´ era arrancado de sus hogares, no importaba dónde estuvieran viviendo en ese momento. A finales del siglo VII fueron expulsados de Chichen luego de su primera ocupación. A mediados del IX se les sacó de Chakamputun, en las postrimerías del siglos XIII fueron nuevamente desalojados de Chichen Itza por Hunac Ceel. Alrededor del la mitad del siglo XV, Mayapan fue saqueada y destruida, y nuevamente durante un katun 8 Ahau, a finales del XVII, los españoles conquistaron el último baluarte Itza´ de Tayasal (Roys 1933:136 en Vargas 2002).

El peregrinar de los Itza´ por toda la península de Yucatán sucede en cinco lugares y obedece a cierta concepción de un espacio sagrado: llegan por el oriente, van al centro de ese espacio sagrado que es Chichen Itza, se desplazan hacia el poniente para regresar nuevamente a Chichen, de allí migran al norte y posteriormente se asentarán en Tayasal, al sur. En este peregrinar pasarán por los diferentes estadios: nacen-renacen, se desarrollan y abandonan sus lugares. De acuerdo con Nancy Farris (1985), el tiempo cíclico manifestado por la rueda katúnica representa el orden cósmico, puesto que el cosmos necesita renovar periódicamente su propia vida. El ciclo cósmico (Eliade 2000), tiene una creación, una existencia, así como un retorno al caos, y estos retornos al caos son una necesidad del universo que se muestran como un desequilibrio de fuerzas para dar lugar a un nuevo orden cósmico y con ello a otro periodo del mundo.

El recorrido que hacen los Itza´ de vuelta a Chichen Itza, hace referencia a ese orden cósmico por excelencia, vienen del occidente, del inframundo, de Zuyua, lugar indispensable para obtener la sabiduría de los dioses, posteriormente pasan unas décadas vagabundeando y llegan a ser gobernantes de algún sitio con el reconocimiento de la legitimidad de su poder político en el mundo terrestre. No hay duda que el mito de la región Zuyua existe, pero también no hay duda que en su tiempo la región ostentó la sacralidad mítica en donde quedó legitimado el gobierno político, y los gobernantes llevaron el nombre los personajes míticos y actuaron fundados en su representación.

La idea de que el culto a Itzam Na haya nacido en esta región de ríos y lagunas toma más fuerza de la que se le ha dado, pues la región Chontal es el Zuyua, es el lugar del inframundo, lugar de las aguas primigenias y lugar en donde nace o se origina la pareja divina, la pareja creadora ItZam Na e Ixchel. Seguramente por este motivo es que muchos de los grupos Mayas del Postclásico dicen venir de esa región: baste recordar a los Xiu, Itza´, Cocom, Canul, Cupul, K´iche´ y Kaqchikel, entre otros, que como dicen los dos últimos, “abandonaron la ciudad del Poniente” (Tulan Zuyva), después de recibir a sus dioses.

REFERENCIAS

Arias Ortiz, Teri Erandeni

2004        El cocodrilo en la cosmovisión Maya: Un proceso de larga duración. Tesis de Licenciatura, Área de Etnohistoria, Escuela Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Educación Pública.

Brady, James y Juan Luis Bonor

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