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Joyce, Rosemary A. y John S. Henderson
2003 Investigaciones recientes de la arqueología del periodo Formativo en Honduras: Nuevos datos sobre el intercambio y producción de cerámica pan-mesoamericana (o “estilo Olmeca”). En XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2002 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.806-819. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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INVESTIGACIONES RECIENTES DE LA ARQUEOLOGÍA
DEL PERIODO FORMATIVO EN HONDURAS:
NUEVOS DATOS SOBRE EL INTERCAMBIO Y PRODUCCIÓN DE CERÁMICA PAN-MESOAMERICANA
(O «ESTILO OLMECA»)
Rosemary A. Joyce
John S. Henderson
Excavaciones recientes en el sitio arqueológico Puerto Escondido (Henderson y Joyce s.f.; Joyce y Henderson 2001) en el valle inferior del río Ulúa (Figura 1), han documentado una ocupación continua desde 1600 AC (fines del periodo Arcaico o principios del Formativo Temprano), hasta 1000 DC (fines del periodo Clásico). Las excavaciones en Puerto Escondido han proporcionado evidencia de que el valle inferior del río Ulúa fue ocupado más de mil años antes de la fase Playa del Formativo Medio, que anteriormente era considerada como la época con evidencias más tempranas. En esos tiempos, los antiguos habitantes del valle trabajaban la obsidiana en forma intensiva, así como materiales menos comunes – como la concha marina, el mármol y el jade – en forma especializada.
A principios del periodo Formativo Temprano, la cerámica señala que los habitantes de Puerto Escondido mantenían contacto continuo con comunidades de otras partes de Mesoamérica. Durante la fase Chotepe (1100-900 AC), participaban en las corrientes simbólicas que caracterizan al «mundo Olmeca». En particular, se encuentran ejemplares de vasijas con diseños identificados con el arte Olmeca, en formas y con técnicas de producción específicamente identificados con la cultura o civilización Olmeca de la Costa del Golfo de México. Restos de hornos, requeridos para controlar la quema, y tiestos que muestran claramente el proceso de integrar gradualmente cambios en la mezcla del barro y desgrasante, indican la producción de esta cerámica en el sitio mismo.
En este trabajo se presentan datos sobre la secuencia cerámica, las fechas absolutas, la evidencia de la producción de la cerámica en Puerto Escondido alrededor de 1000 AC, y un comentario sobre las relaciones exteriores de Puerto Escondido durante esa época.
INVESTIGACIONES EN PUERTO ESCONDIDO (CR 372): 1994-2000
Puerto Escondido pertenece a una clase de sitios que constan de «lomas», o plataformas bajas (de 0.50 hasta 2 m), y extensas (hasta más de 50 m de diámetro), que representan acumulaciones de restos de varios episodios de ocupación. Se localizan en la parte central del valle inferior del río Ulúa, a lo largo de los ríos principales. Puerto Escondido, con cinco lomas, se localiza cerca del río Chotepe, tributario del Chamelecón.
El Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) practicó las primeras excavaciones en Puerto Escondido (Durón 1993). Esas excavaciones exploraron depósitos residenciales del periodo Clásico. En 1994, el Proyecto Arqueológico Valle Inferior del Río Ulúa (PAVIRU), dirigido por los autores, inició excavaciones en Puerto Escondido para facilitar la evaluación hecha por el IHAH con relación al impacto de la urbanización en la zona arqueológica. Excavaciones en la Loma 2 exploraron restos que representan una ocupación continua desde el Formativo Medio hasta el periodo Clásico Temprano. Empezando en 1995, las excavaciones en la Loma 1 se dedicaron a la exploración de la vida doméstica del periodo Clásico Tardío. Las excavaciones más profundas en la Loma 1, que se practicaron en 1996, encontraron evidencias, sin precedente en la región, de una aldea del periodo Formativo Temprano, con fechas por radiocarbono de 1600-900 AC.
Figura 1 Valle Inferior del río Ulúa
Con la meta de identificar la extensión de los restos del periodo Formativo Temprano, encontrado por primera vez en 1995, en 1997 se llevó a cabo un programa de 13 pozos de sondeo seleccionados al azar. En 2000, durante otra temporada de campo, se hicieron excavaciones extensivas en cuatro zonas del sitio en donde se encontraron restos de cerámica formativa en los pozos de sondeo. Las excavaciones proporcionaron datos sobre las diferencias sociales dentro de la aldea de Puerto Escondido durante el periodo Formativo, en cuanto al consumo de vasijas decoradas con diseños simbólicos y el de materiales preciosos y exóticos, como la obsidiana, la concha marina y la jadeíta. Más interesante que todo, las excavaciones de 2000 produjeron información sobre la manufactura de cerámica con hornos especializados.
En una zona excavada de la Loma 1 se encontraron una serie de instalaciones que probablemente sirvieron como hornos para la producción de cerámica. Se identificaron restos de seis hornos construidos sobre una superficie antigua, y otros dos o tres en una superficie pocos centímetros arriba de la primera, que parece ser evidencia de un episodio de reconstrucción de hornos utilizados. Cada instalación tiene la forma de un círculo con muros de barro bastante quemado, alrededor de una zona de tierra arenosa sin quemar. Cada ejemplar tiene diámetro de aproximadamente 75 cm. Los muros de los hornos más completos llegan a tener hasta 45 cm de altura, pero ningún ejemplar estaba en su estado original. Fechas de radiocarbono indican que los hornos se utilizaron entre 1100 y 900 AC.
Se nota un contraste entre la cerámica debajo de los niveles con esos hornos, y la cerámica asociada con ellos. La cerámica anterior es de una pasta color café, con un desgrasante de piedra quebrada, con paredes delgadas, y una zona interior más obscura, donde el carbón no fue completamente quemado. La cerámica asociada con los hornos tiene paredes gruesas, es de una pasta muy diferente, con un desgrasante abundante de partículas más finas, posiblemente de roca volcánica, y en su mayor parte sin la zona interior de color negruzco. El color de la pasta también es diferente, y varía entre bayo, gris metálico y negro. Parece que los cambios en el color de la pasta fueron producto de un mejor control de la atmósfera durante la quema. Los hornos identificados servirían para llegar a controlar la quema. El desgrasante nuevo parece ser vidrio volcánico, una materia encontrada en las excavaciones como roca madre de pedazos de obsidiana. Los cambios del desgrasante permitirían que la cerámica quemada en los hornos llegara a alcanzar temperaturas más altas, sostenidas por mayor tiempo. Todos los cambios en la cerámica servían para aproximar los ideales de la cerámica contemporánea de sitios reconocidos como parte del mundo Olmeca.
COMPLEJOS CERÁMICOS
Tres complejos cerámicos han sido identificados en Puerto Escondido, correspondientes a las fases Chotepe, Ocotillo y Barahona del periodo Formativo Temprano. El complejo Causel de la fase Chotepe (1100-900 AC), consta de siete grupos cerámicos: cuatro con una pasta compacta con partículas no-plásticas abundantes, pero de tamaño pequeño (Boliche Negro, Fía Gris Metálico, Bonilla Café Claro y Sukah Cocimiento Diferencial). Otros dos grupos comparten una pasta con una proporción alta de partículas no-plásticas derivadas de piedra quebrada (Rubí Rojizo y Urbe Sencillo). Los tipos Rubí Rojizo y Urbe Sencillo se decoraban con engobe rojo y/o pulimento en diseños. El último grupo muestra un engobe blanco, pulido, sobre una pasta compacta de color rojizo (Tiza Blanco).
Los tipos de pasta compacta se decoraban con líneas grabadas, y a veces con una pintura roja fugitiva (Figura 2). Con frecuencia tienen diseños grabados que pertenecen al sistema simbólico Olmeca (Clark 1994; Grove 1997; Sharer y Grove 1989): la cruz San Andrés, una versión del motivo mano-garra-ala, la estrella o diamante, y caras modeladas en los bordes de los cuencos (Figura 3). Estos diseños grabados son particularmente frecuentes en los tipos Boliche Negro y Fía Gris Metálico. La superficie negra y pulida, del tipo Boliche parece ser producido por el control de la quema (reducción). El tipo Fía Gris también fue producido por el control de la quema, pero con un engobe o baño delgado de color blanco, que se convierte en gris pulido durante la quema. Hay ejemplos del tipo Fía Gris en los cuales el uso del baño blanco y control de la quema dan origen a una variedad bicroma, de gris claro y oscuro. Otro tipo con pasta compacta (Sukah Cocimiento Diferencial) muestra la técnica de control diferencial de la quema, para producir zonas blancas y negras (Figura 4). Para todos estos efectos, es necesario tener una especie de horno construido para controlar la entrada del aire, como los hornos ya descritos que se encontraron en Puerto Escondido.
El complejo cerámico Causel también incluye figurillas que probablemente fueron producidas en hornos semejantes (Joyce s.f.). Entre la docena de fragmentos excavados en Puerto Escondido, hay ejemplos huecos y sólidos. Son hechos de pastas de barro de color café a café-rojizo, con desgrasante abundante, como los tipos Rubí Rojizo y Urbe Sencillo. Las figurillas llevan engobes de color blanco, rojo, o negro, bien pulidos. A veces también tienen huellas de pinturas fugitivas. Ya con los ejemplos excavados, se puede identificar siete ejemplos completos de figuras humanas de esto tipo en museos. Todos son grandes, con dimensiones que promedian 13 cm de altura, 10 cm de anchura y 9 cm de la frente a la espalda. Las cabezas se miden de 4 a 7 cm de larga y 4 a 5 cm de ancho.
Figura 2 Cerámica del complejo Causel: Fía Gris Metálica
Las figurillas excavadas en Puerto Escondido incluyen fragmentos de miembros del cuerpo de animales, además de una cabeza de animal (Figura 5), como las que se han encontrado en la región del Soconusco en México durante la fase coetánea, Locona. Un ejemplo completo en las colecciones del Instituto Hondureño de Antropología e Historia es del valle inferior del río Ulúa (Figura 6). Otro fue recolectado en las cuevas de Cuyamel (Henderson 1992). Baudez y Becquelin (1973: fig.150A) publicaron otro ejemplo, que no se excavó en Los Naranjos pero que se fecha para el periodo Formativo. Una figurilla hueca, de tamaño semejante a los otros ejemplos, fue excavada por Joel Canby (1951:80) en los niveles más profundos del sitio de Yarumela, los cuales, según LeRoy Joesink-Mandeville (1986:25, 1987:200, 1993:241), corresponden al componente del Formativo Temprano.
Con base en las vasijas y figurillas, las relaciones más estrechas del complejo Causel incluyen a Los Naranjos (Baudez y Becquelin 1973), el complejo Gordon en el valle de Copan (Longyear 1969; Viel 1993), el valle de Comayagua (Joesink-Mandeville 1993), y las cavernas de Cuyamel (Healy 1974). Pero también tiene relaciones fuertes con sitios de otras partes de Mesoamérica, especialmente con la Costa Sur de Centroamérica y Chiapas (Blake 1991; Blake et al. 1995; Coe 1961; Coe y Flannery 1967; Demarest 1987; Love 1990, 1991; Lowe 1981).
Como se describe arriba, había un cambio fundamental en la técnica de alfarería entre el complejo cerámico Causel (1100-900 AC) y los complejos anteriores. En los complejos cerámicos pre-Olmecas de Puerto Escondido, Cusuco (fase Ocotillo, 1400-1100 AC) y Guatusa (fase Barahona, 1600-1400 AC), se destacan vasijas en forma de «tecomate», con paredes delgadas, de pasta de color café oscuro. Las superficies de estas vasijas fueron pulidas parcialmente o, en el caso de vasijas bicromas, totalmente. Técnicas decorativas incluyen pintura roja en diseños lineares (Rosa Rojo sobre Café Pulido, Estrellita Rojo sobre Café); pintura negra (Lega Negro sobre Café); y pintura rosada fugitiva (Coronel Rojo); además de diseños estampados con un implemento con dientes (Usula Estampado). La pasta café oscuro, también típica de los tipos sencillos Urbe, Barraca Café Pulido y Buenavista Café Pulido, muestra una proporción alta de partículas no-plásticas derivadas de piedras quebradas. Es muy distinta de la pasta de los tipos nuevos del complejo Causel, compacta con abundantes partículas no-plásticas de un tamaño pequeño y forma y color regular, posiblemente derivada de roca volcánica.
Los cambios en la técnica de la alfarería parecen desarrollarse en Puerto Escondido durante el curso de la fase Ocotillo. En las materias procedentes de las excavaciones, se puede identificar una diferencia entre la cerámica de la parte temprana y de la tardía del complejo Cusuco, en cuanto a la presencia en los niveles tardíos de tiestos que parecen ser experimento con cocción diferencia, una técnica importante en el complejo Causel. Algunas vasijas son transicionales entre Cusuco y Causel, mostrando combinaciones de modos como pasta morena con desgrasante de vidrio volcánico, y cuencos de una nueva forma con fondo plano, pero con decoración de bruñido que incluye diseños de los complejos anteriores.
Figura 3 Cerámica del complejo Causel: Sukah Cocimiento Diferencial
Algunos de los rasgos de los complejos Cusuco y Guatusa también aparecen en los complejos cerámicos tempranos de otras partes de Honduras: en el complejo Rayo del valle de Copan (Viel 1993), en el valle de Comayagua (Joesink-Mandeville 1993), y en la costa noreste (Healy 1974), por ejemplo. Pero las relaciones más estrechas son con cerámicas tempranas de la Costa Sur como la fase Bostan en El Salvador (Arroyo 1995), y las fases Barra, Locona y Ocós en Soconusco (Blake 1991; Blake et al. 1995; Coe 1961; Coe y Flannery 1967; Demarest 1987; Love 1990, 1991). Señalan que la cerámica pre-Olmeca de Puerto Escondido se relaciona con la cerámica más antigua conocida en Mesoamérica (Blake et al. 1995). Ya a principios del periodo Formativo Temprano, los alfareros de Puerto Escondido estaban en comunicación con sus contrapartes de otras regiones lejanas. Esta red de interacción temprana resultó en rasgos comunes al nivel de formas y técnicas de decoración, y establecía la base para el mundo Olmeca con un sistema de símbolos que sí implican creencias comunes.
Figura 4 Cabeza de una figurilla de un animal, cerámica negra, complejo Causel, ca. 1100-900 AC. CR-372-5F-14. 5.7 cm de alto por 4.5 cm de ancho (dibujo de Yolanda Tovar)
Figura 5 Figurilla humana, complejo Causel, ca. 1100-900 AC. Colección del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, procedente de un sitio cerca de La Lima, Cortés. 16 cm de altura por 9.5 cm de ancho
RELACIONES CON EL EXTERIOR DE MESOAMÉRICA TEMPRANA
En la cerámica más temprana de Puerto Escondido (complejos Guatusa y Cusuco), se destacan vasijas en forma de tecomate y cuenco, con relaciones estrechas con la cerámica temprana de la Costa Sur, especialmente en El Salvador y Soconusco (Figura 7). Es interesante notar que las formas más comunes en Puerto Escondido servían para presentar alimentos y bebidas. No funcionaban para cocinar ni para almacenar, igual que los primeros complejos cerámicos del Soconusco (Clark y Blake 1994; Clark y Gosser 1995). Esto sugiere que la red temprana de interacción que dio como resultado rasgos comunes, como formas de vasijas y técnicas de decoración, no fue sencillamente un sistema económico, sino que se mantuvo por medio de relaciones sociales marcados por festejos. Así se estableció la base para las redes de interacción posteriores que definirían al llamado «mundo Olmeca».
Figura 6 Mesoamérica Oriental
A fines del Formativo Temprano (en la fase Chotepe, 1100-900 AC), y a principios del Formativo Medio (la fase Playa Temprana, 900-700 AC), hubo una serie de cambios interesantes en Puerto Escondido y en otras comunidades de la región, sobre todo en Los Naranjos, localizado en las orillas del lago de Yojoa a unos 70 km al sur de Puerto Escondido. En la cerámica Causel de la fase Chotepe se destacan los motivos decorativos que se usaban en muchas partes de Mesoamérica a fines del Formativo Temprano. Aunque los escultores y alfareros de los centros Olmecas de Veracruz y Tabasco empleaban estos símbolos, su distribución amplia en Mesoamérica no sugiere la dominación política o económica de estos centros, sino más bien una red de relaciones (Grove 1997). Las vasijas Causel, con los motivos «Olmecas», fueron producidas en el sitio mismo, y servían, como sus antecedentes en Cusuco y Guatusa, para la presentación de alimentos y bebidas en eventos sociales importantes. La diferencia principal es que los motivos Olmecas representan un sistema de símbolos que claramente hacen referencia a lo sobrenatural. Es decir, las sociedades que empleaban los motivos compartían, al menos en forma parcial, creencias religiosas que santificaban a los eventos en que se usaban las vasijas.
Además de las vasijas, se encuentran en Puerto Escondido joyas y adornos para vestimenta – por ejemplo un colgante de cerámica tipo Boliche, en forma de almeja, y colgantes y adornos de jade y de concha – que también estaban muy difundidos en el mundo Olmeca. Ejemplares en el proceso de trabajar indican que la fabricación del jade y de la concha también se llevaba al cabo en Puerto Escondido. Estas insignias de prestigio sugieren los inicios de un proceso de diferenciación social que resultaría en contrastes dentro de la sociedad y entre ella, y en otras sociedades vecinas y lejanas, en la riqueza y el poder político.
El análisis de la obsidiana de Puerto Escondido proporciona datos sobre el intercambio como fuente de riqueza y símbolo de posición social. Un escondite excavado en 2000 sugiere que la obsidiana funcionó como materia especial. Lo mismo indica una de dos ofrendas colocadas debajo de una plataforma de piedras durante la fase Ocotillo (1400-1100 AC), que contenía 12 nódulos de materia prima, cuatro lascas retocadas y cinco pedazos de nódulos trabajados. La otra ofrenda tuvo un cinturón de conchas y probablemente sirvió para dedicar la plataforma, el más antiguo edificio de piedra en el sitio de Puerto Escondido. La importancia simbólica de la obsidiana en la época del Formativo Temprano se basaba en su uso en ritos, el control de la tecnología especializada, y el poder de conseguir materiales exóticos que demostraba el uso de hojas prismáticas (Clark 1987).
Las muestras de obsidiana excavadas en Puerto Escondido han sido sometidas a análisis por medio de la técnica de EDXRF (Joyce, Shackley, McCandless y Sheptak s.f.). Se buscaba una muestra al azar de la colección de 2110 artefactos de obsidiana excavados de contextos primarios en el sitio entre 1995 y 1997. La muestra estaba dividida proporcionalmente entre los artefactos asociados con cada complejo cerámico. Debido a que otros estudios indican que es muy probable que la materia prima para las hojas de obsidiana se obtenga por redes de intercambio distintas que las de la materia prima para la tecnología bipolar (Jackson y Love 1991), la muestra se dividió entre artefactos producidos por las dos tecnologías. Hicimos pruebas de 100% de las hojas de las fases Barahona y Ocotillo, y 40% de las hojas de la fase Chotepe. De las lascas de la técnica bipolar, seleccionamos 20% de la fase Barahona, y 10% de las fases Ocotillo y Chotepe.
En los resultados, los patrones observados se diferencian entre la materia prima para las lascas y las hojas. En las fuentes locales del norte de Honduras, de distancias menores a 100 km, siempre predominan las lascas. Es probable que se utilizaran redes de intercambio no formal o que se viajara directamente a las fuentes mismas para conseguir tales materiales para las lascas.
Durante las fases Barahona y Ocotillo (ca. 1600-1100 AC), las hojas se manufacturaban primeramente de materias de las mismas fuentes locales. Las primeras indicaciones de la técnica núcleo-hoja prismática aparecen en la fase Chotepe (1100-900 AC), con la introducción de hojas de obsidiana importada de Ixtepeque y El Chayal. Cuando se introdujeron hojas prismáticas de fuentes no-locales, éstas se aprovecharon para más de la mitad de las hojas de la muestra. Posiblemente se utilizaron redes de intercambio a larga distancia, bajo el control de pocas personas, basadas en relaciones sociales entre ciertas familias, para conseguir las hojas de fuentes exóticas. Debe notarse que en la misma época se empiezan a utilizar las redes de intercambio de larga distancia para la obsidiana, cuando la cerámica y las figurillas sugieren intercambio con el mundo Olmeca (Joyce y Henderson 2001; Henderson y Joyce s.f.).
La construcción de una plataforma en la fase Playa Temprana (900-700 AC) transformó parte de la Loma 1 de un grupo de estructuras probablemente residenciales a una sola construcción monumental. La zona excavada de la Loma 2, al principio de la fase Playa Temprana, también se convirtió en un grupo de edificios perecederos, probablemente casas, por medio de la construcción de terrazas de piedra y un fogón monumental de piedras. La construcción monumental debe haber sido el contexto original del Monumento 1 de Puerto Escondido, un fragmento de una figura sentada con las piernas cruzadas, encontrado en un contexto secundario en las excavaciones de la Loma 2. En su postura, el Monumento 1 tiene semejanzas con las figurillas de barro de Playa Temprana, pero también asemeja un tipo de escultura muy difundido en la zona nuclear Olmeca. Puede indicar que, aún en una aldea como Puerto Escondido, se empleaba la escultura monumental en la competencia por el prestigio y el poder.
Evidencia de estos procesos se ven claramente en otros sitios de Honduras, particularmente en Los Naranjos (Joyce 1992, 1996). Además de la arquitectura monumental – la Estructura 1 llega hasta 13 m (Baudez y Becquelin 1973) – en Los Naranjos se ha encontrado una serie de esculturas monumentales en el estilo Olmeca. Hay pocas esculturas Olmecas fuera de la «zona nuclear», la mayoría talladas en bajo-relieve, que corresponden a la última parte del Formativo Medio después del 700 AC (Bernal 1969; Clark 1994; Grove 1997; Sharer y Grove 1989). Las esculturas de Los Naranjos son casi únicas, por estar esculpidas en relieve tridimensional. Los pocos ejemplares de la cerámica comparable a los tipos del complejo Causel, deben corresponder a la fase Jaral, aunque tal vez con fechas más tempranas de las que hasta el momento se han asignado a Jaral. Encontradas afuera de su contexto primario, las esculturas de Los Naranjos típicamente no han sido consideradas en estudios de la escultura Olmeca, aunque tienen relaciones muy estrechas con la escultura de la Costa del Golfo de México. Por esta razón, aquí se presentará una síntesis de las esculturas como otra forma de evidencia para integración de Honduras en el mundo Olmeca.
El Monumento 1 de Los Naranjos representa una combinación de rasgos de serpiente y tiburón. Se puede comparar con monumentos de La Venta (en especial con el Monumento 20, el llamado «ballena», que es un animal con nariz de reptil, ceja de llama y aleta), y de San Lorenzo. El Monumento 2 es una cabeza antropomórfica vuelta hacia arriba, que tiene semejanzas con los Monumentos 11 y 56 de La Venta. El Monumento 3 de Los Naranjos es el torso de una figura humana, que tenía la mano derecha tocando el hombro izquierdo. Se puede comparar con varios torsos y figuras con el brazo cruzando el pecho, procedentes de San Lorenzo, Laguna de los Cerros y otros sitios en Veracruz.
Quizá la escultura más interesante en Los Naranjos es el Monumento 4, una figura antropomórfica con indicios de su esqueleto y músculos en relieve. Se relaciona con una serie de esculturas Olmecas que representan seres en transformación – por ejemplo, entre ser humano y jaguar, o, como en este caso, entre la vida y la muerte – y puede representar un chaman u otro personaje especial, transformándose en su contraparte sobrenatural.
Como la arquitectura monumental, con la cual deben haberse asociadas originalmente, las esculturas monumentales formaban una parte esencial de los contextos arquitectónicos en que se llevaban al cabo los eventos socio-políticos que funcionaban en la competencia entre familias por adquirir prestigio y poder. El entierro colocado en la cima de la Estructura 4 de Los Naranjos tenía cinturón, collar, y orejeras enormes de jade. Tres entierros adicionales y un hacha de jade se depositaron como ofrendas en la base de la plataforma (Baudez y Becquelin 1973). Este individuo, enterrado en una construcción monumental con bienes muy costosos, representa el éxito de un grupo social en la adquisición del prestigio, de la riqueza y del poder.
En Puerto Escondido, aunque no se ha encontrado ningún entierro igual que el de Los Naranjos, es abundante la evidencia del trabajo de concha y jade para la elaboración de ornamentos. Una ofrenda de la fase Ocotillo (1400-1100 AC), debajo de una plataforma de piedras, estaba compuesta de 16 ornamentos hechos de concha marina. Por encontrarse alineados, parece que dichos ornamentos fueron enterrados como un cinturón entero de conchas. Evidencia del uso de ornamentos aparece en los primeros niveles con cerámica. Los niveles de las fases Barahona y Ocotillo incluyen orejeras de barro y hueso, y caracol de mar en proceso de trabajo. Al final de la fase Chotepe, el momento cuando dos lugares dentro de Puerto Escondido fueron convertidos en zonas de arquitectura monumental, hay evidencia de la producción intensiva de ornamentos de concha de mar, los primeros ornamentos de jade, y por lo menos un ornamento de cerámica en una forma simbólica que también aparece grabada en monumentos de estilo Olmeca. Aunque el tiempo ha erosionado su arquitectura monumental, no cabe duda que Puerto Escondido era, como Los Naranjos, un centro de desarrollo de diferencias sociales en una sociedad participante en lo que hoy se llama el mundo Olmeca.
AGRADECIMIENTOS
Al Instituto Hondureño de Antropología e Historia por el permiso para realizar estas investigaciones. El Lic. Juan Alberto Durón, Representante Regional del Norte, llevó al cabo las excavaciones iniciales de rescate en Puerto Escondido y facilitó los arreglos logísticos para cada temporada de investigación.
Las escuelas del campo de las universidades de Cornell y California en Berkeley ayudaron a las excavaciones en Puerto Escondido de 1995 y 2000. También hubo excavación durante las temporadas de 1996 y 1997. En general se reconoce la participación de Kira Blaisdell-Sloan, John G. Fox, Jeanne Lopiparo, Sara Nosanchuk, Holly Bachand, Chris Fung, Christina Luke, Natasha Lyons, Laura O’Rourke, Julia Hendon, Rus Sheptak y Michael Rhoads. Christopher Hyde determinó datos sobre la obsidiana.
Las investigaciones en Puerto Escondido fueron apoyadas por becas y donaciones de la National Science Foundation de los Estados Unidos; la Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies, Incorporated; la Heinz Foundation; la Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research; la Universidad de Cornell (Latin American Studies y Office of Sponsored Programs); y la Universidad de California (Stahl Endowment y Center for Latin American Studies). Esto trabajo fue llevado a cabo mientras la autora estaba en residencia en el Center for Advanced Study in the Behavioral Sciences en Stanford, California, con fondos del Grant 2000-5633 y del Hewlett Fellow Grant 98-2124 de la William and Flora Hewlett Foundation.
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