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51 Antropología y arqueología: Las secuelas de la tormenta tropical Mitch en los municipios de Río Hondo y Teculután, Zacapa – Luz Midilia Marroquín Franco y Griselda Pérez Robles – Simposio 13, Año 1999

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Marroquín, Luz Midilia y Griselda Pérez Robles

2000        Antropología y arqueología: Las secuelas de la tormenta tropical Mitch en los municipios de Río Hondo y Teculután, Zacapa. En XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A.C. de Suasnávar), pp.678-682. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

51

ANTROPOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA:

LAS SECUELAS DE LA TORMENTA TROPICAL MITCH EN LOS MUNICIPIOS DE RÍO HONDO Y TECULUTÁN, ZACAPA

Luz Midilia Marroquín

Griselda Pérez Robles

Tal y como se ha dado a conocer, la Universidad de San Carlos de Guatemala, a través del Programa de Arqueología y Antropología del Motagua Medio (PAMM 1997a, 1997b, 1998), desde el año 1996 se ha dado a la tarea de realizar trabajos arqueológicos y antropológicos en la zona y durante varias temporadas de campo. En el aspecto arqueológico se han realizado trabajos de reconocimiento, lo cual incluye localización de los sitios, croquis, levantamiento topográfico, recolección de superficie y por supuesto, el registro de los mismos.

En el departamento de El Progreso se han recorrido los municipios de El Jícaro, San Cristóbal Acasaguastlán y San Agustín Acasaguastlán, mientras en Zacapa los municipios de Cabañas, Usumatlán, Huité, Teculután, Río Hondo y Gualán, localizándose hasta la fecha un total de 123 sitios arqueológicos en esa área.

En cuanto a los trabajos de excavación, se han realizado especialmente en los sitios mejor conservados de la cuenca, se ha tratado de definir sus estructuras, determinar su temporalidad de ocupación y recuperar evidencia arqueológica tal como la lítica, cerámica, etc. Estas investigaciones en su conjunto, nos han llevado a identificar los centros mayores de la cuenca que son: La Vega del Cobán, La Reforma y Los Marines, todos en el departamento de Zacapa. En ellos se están tratando de intensificar las investigaciones para recuperar la información que aún queda disponible, antes de que desaparezca la totalidad de la evidencia a consecuencia de saqueos y utilización de los terrenos para siembra y ganadería.

En cuanto a los trabajos antropológicos que fueron implementados en el mismo año que el PAAMM inició como programa, se ha trabajado en Huité, Gualán y recientemente en Río Hondo, Zacapa. Se han llevado a cabo trabajos etnográficos o meramente descriptivos en dichos lugares, no obstante en algunos casos se ha logrado profundizar un poco más en la vida de los habitantes. Esto ha incluido sus formas de organización social, económica y social, además de los fuertes lazos de amistad que se han forjado en cada lugar, sin importar si somos antropólogos o arqueólogos. En todo caso hemos sido muy bien recibidos, desde lugares como las Municipalidades (que incluye alcaldes y demás trabajadores), las casas donde comemos diariamente, nuestro lugar de hospedaje, los vecinos y los trabajadores de campo, de tal forma que cada uno en su sede se ha llegado a sentir «como en su pueblo».

En los últimos días del mes de octubre de 1998, cuando nos preparábamos para la temporada de fin de año, nuestro director, José Paredes, se dirigió a Zacapa con el objeto de tener todo listo a nuestra llegada. La inesperada tormenta tropical Mitch alcanzó la zona con gran intensidad, y él cuenta:

«Aunque estaba lloviendo mucho, no se pensó que algo parecido sucediera, puesto que el pronóstico decía que la tormenta se dirigía hacia el norte. Los ríos crecieron de forma impresionante, al igual que el estruendo de la crecida. Hasta el siguiente día nos dimos cuenta de la magnitud de lo sucedido. Vimos que la cuenca había sido arrasada y que los árboles del bosque con el que contaba se encontraban gravemente dañados. Logramos salir entre el agua, por el municipio de Huité, pasando además del Motagua los ríos San Vicente y El Palmo. El volver a la ciudad ese día fue nada más cosa de mucha suerte».

LA TORMENTA TROPICAL MITCH

El huracán Mitch se ubicó el 26 de octubre frente a las costas Centroamericanas y desató lluvias y vientos de hasta 275 km por hora, afectando principalmente Honduras, además de los desastres ocasionados en Nicaragua. Cuando salió de las costas hondureñas disminuyó su velocidad, al llegar a Guatemala convertido en tormenta tropical provocó graves inundaciones. Izabal fue el departamento más dañado, quedando sumergidas las plantaciones de banano bajo las crecidas de los ríos, aislando unas 50 aldeas.

En Zacapa también se produjeron serios daños, quedando incomunicados muchos lugares sobre la carretera interoceánica CA-9 con la destrucción de los puentes La Palmilla y Teculután en ese municipio, Jones en Río Hondo y Santiago en Gualán.

La noche del 31 de octubre fue declarado estado de emergencia y calamidad, suspendiéndose las actividades en todo el país hasta el 3 de noviembre. A partir de allí, se iniciaron los movimientos para ayudar a las personas que resultaron afectadas; toda la ayuda estuvo dirigida por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), con un fuerte apoyo de la comunidad internacional.

En Río Hondo, las fuertes crecientes de los ríos y la gran cantidad de agua y arena fueron las principales razones de los daños ocasionados, pues como se sabe, el municipio está atravesado por numerosos ríos y hasta los más pequeños causaron desastres. Los habitantes del pueblo dicen que nunca antes habían visto una destrucción tan grande, cuentan que la noche del 31 de octubre y la madrugada de 1 de noviembre despertaron al escuchar un enorme ruido, que era la creciente de los ríos que arrasaban con todo lo que encontraban a su paso. El desastre afectó al municipio de Río Hondo en general, sin embargo, las experiencias deben ser vistas en forma particular con relación a las personas afectadas puesto que ellas representan a los diversos sectores sociales con los que cuenta el municipio.

Al otro lado de «la ruta» (como se le conoce a la carretera CA-9) frente al pueblo, en el barrio Los Marines, nuestro informante Oscar, el mayor de tres hermanos, paradójicamente prestaba sus servicios de auxilio con los bomberos Municipales en la región de Izabal, mientras su casa era arrasada por el río Motagua en la crecida de su cauce.

En la aldea La Espinilla, don Carlos dijo que cuando ellos oyeron que el río sonaba fuerte quisieron salir y cuando salieron, miraban todo cenizo y apenas lograban ver más allá. En el camino se encontraron con otras personas que venían del río contando como habían logrado sobrevivir luego de que el río Blanco arrasó con puentes, casas e incluso con otras personas que no corrieron la misma suerte de salir con vida.

En la aldea El Tabacal, ubicada en las estribaciones de las montañas, los vecinos nos contaron que la tragedia en su aldea se debió a que el río subió mucho su cauce, la carretera que conduce a la aldea quedó interrumpida por derrumbes que se produjeron, quedando completamente incomunicados. Las primeras necesidades de los pobladores fueron la habilitación de su principal vía de comunicación, y a raíz de la crecida del río, con la construcción de un puente para atravesarlo.

En la aldea Morán, ubicada al norte de El Tabacal, una mujer y un menor fallecieron en el interior de su casa cuando hubo un deslave de arena con agua que lo sepultó allí mismo.

Dadas las circunstancias, el PAMM retrasó 15 días la temporada de investigación, iniciándola el 21 de noviembre, con el propósito doble de continuar los estudios en la medida de lo posible, pero más que todo, de colaborar con la comunidad en lo que fuese necesario, con los que tantas veces nos habían abierto sus puertas. En el pueblo todo parecía normal, aunque el servicio de agua era irregular y muy contaminado. En las municipalidades había trabajo en exceso pero nos hicieron ver que los trabajos de emergencia ya estaban cubiertos. Sin embargo solicitaron que les ayudáramos a realizar una evaluación de daños que presentaban las aldeas más afectadas.

En realidad, los trabajos de evaluación dieron inicio con los sitios arqueológicos en los que hemos estado haciendo nuestros estudio que son La Vega del Cobán, La Reforma y Los Marines, pudiendo constatar que no habían sido afectados por la crecida del Motagua, aunque en La Vega del Cobán faltó poco para que el agua alcanzara el área ceremonial.

En Río Hondo, las pérdidas fueron innumerables, empezando por las vidas de varias familias y personas de la Espinilla, Jones y Morán, que no lograron ponerse a salvo, además de grandes extensiones de terreno utilizados para siembras de árboles frutales que quedaron enterrados bajo la gran cantidad de piedras y arena que arrastró el agua.

Aparte de la infraestructura en general que se dañó (puentes, caminos y carreteras), hubo un total de 35 viviendas destruidas y 95 dañadas muy seriamente, los proyectos de agua se dañaron debido a los deslaves y desbordes de los ríos en las captaciones y nacimientos, quedando sin el vital servicio en todas las aldeas el municipio sin contar con agua para consumo y para los sistemas de irrigación.

En las carreteras que conducen a las diferentes aldeas del municipio, se dieron una serie de derrumbes, principalmente sobre los que llevan a las que se encuentran en la Sierra de las Minas. Se destruyeron varios puentes, como los que se encontraban sobre los ríos Blanco, Colorado y las Cañas que conducen a la aldea la Espinilla, Jones, Mal Paso y Las Delicias respectivamente, además los puentes Jones y Santiago que se encuentran sobre la CA-9.

La hidroeléctrica de Río Hondo, que está ubicada al final de la aldea Panaluya por donde corre el río Colorado, quedó totalmente arruinada, pues el agua subió 2.10 m en las instalaciones, dejando la maquinaria sin uso en la actualidad y la estructura bastante dañada.

En Teculután el panorama se pinta similar, aunque no fue tan funesto, puesto que allí no hubo pérdidas humanas, pero en cambio numerosas viviendas fueron destruidas, principalmente las que se encontraban a orillas de los ríos Motagua y Teculután.

Los puentes Teculután y La Palmilla también se vieron seriamente dañados en su infraestructura, dejando la región del nororiente totalmente aislada de la capital. Por otra parte, once tomas de agua fueron totalmente destruidas, ellas abastecían de agua a los habitantes, tanto para su consumo como para los sistemas de irrigación de siembras.

Debido a que las municipalidades no cuentan con un fondo económico suficiente para satisfacer las necesidades que surgieron, han requerido de la ayuda de otras instituciones y organizaciones tanto nacionales como internacionales para contribuir en el proceso de reconstrucción de los municipios. La ayuda brindada las estas instituciones fue canalizada por la UTM, organizándose a través de reuniones a las cuales tuvimos la oportunidad de asistir en algunas ocasiones.

OCHO MESES DESPUÉS: EL PROCESO DE RECONSTRUCCIÓN

Cuando volvimos a Zacapa para la temporada de junio de 1999, realizamos una reevaluación, pero en esta ocasión para verificar el proceso de construcción y conocer la forma en que se habían repuesto los habitantes luego de la catástrofe pasada (Archila et al. 1998; Paredes et al. 1999). En Río Hondo, las viviendas, que era la necesidad más urgente para quienes la habían perdido, ha sido solucionada en parte, pues de las 35 viviendas, 24 han sido ya construidas sobre terrenos que han sido donados y la contribución de FONAPAZ de láminas, parales y vigas, además de 10 sacos de cemento para el piso de las nuevas casas.

El Centro de Estudios Canadienses de Cooperación Internacional (CECCI), donó una buena cantidad de block a cada familia damnificada. El hecho de que aún no se han cubierto la totalidad de las viviendas so es solamente porque no se les haya brindado ayuda a los habitantes, pues en aldeas como El Tabacal la negligencia de los pobladores es la que los ha llevado a eso, pues contando con el material donado, éste no ha sido aprovechado adecuadamente, dejándolo sin utilización.

Paradójicamente, otras familias que no han sido ayudadas, y que necesitan urgentemente de éstos materiales, están viviendo aún en casas de familiares o amigos, o han construido una vivienda improvisada con los materiales que encuentran a la mano, como la de nuestro amigo Oscar, el bombero que vive en el mismo pueblo al otro lado de «la ruta».

En Teculután, estas mismas instituciones han contribuido con las viviendas que se perdieron, reubicando personas en aldeas cercanas como Palmares y La Vega del Cobán, en donde se está construyendo una colonia para los damnificados. El Fondo de Inversión Social (FIS) colaboró con el plan de alimentos por trabajo, supliendo la necesidad de las personas que trabajaron en la reconstrucción de puentes y habilitación de accesos a las comunidades. UNEPAR donó los materiales que en coordinación con las municipalidades o comités cívicos de las aldeas afectadas, lograron reconstruir o rehabilitar las tomas que suministran agua a los pobladores y a sus siembras. Sin embargo, éstas no son lo suficientemente sólidas, de tal forma que se han empezado a deteriorar con los inicios del invierno.

La Cooperación Española, que desde hace mucho tiempo ha trabajado en esas y otras comunidades con obras públicas, tiene como proyecto la implementación de un nuevo sistema de agua potable para el municipio y ya no sufrir los mismos problemas de cada invierno: agua contaminada e irregular.

CONSIDERACIONES FINALES

La hidroeléctrica de Río Hondo sigue en las mismas condiciones, no ha sido reparada a pesar de la importancia que tiene y sus instalaciones están casi abandonadas. A pesar de todo, persisten aún muchas necesidades entre los pobladores, desde la pérdida de pequeños terrenos ubicados en vegas y grandes extensiones de siembras que no pueden ser recuperadas y los afectados han tenido que arrendar terrenos para sus siembras, hasta las familias que no han sido atendidas y que aún no cuentan con una casa donde habitar.

En casi todos los tributarios del río Motagua se observan las mismas huellas de la tormenta tropical Mitch: grandes playas de arena, lodo y rocas que cambiaron totalmente el paisaje de la región y restos de casas que fueron arrasadas. Sin embargo, el temor aún puede palparse cuando los «riohondanos» expresan: «cuando la lluvia cae, el río obedece».

REFERENCIAS

Archila, Raúl, Juan Carlos Gatica, Midilia Marroquín, Griselda Pérez y Douglas Quiñones

1998        Reporte de los daños ocasionados por la Tormenta Tropical Mitch en el municipio de Río Hondo, Zacapa. Escuela de Historia, Universidad de San Carlos, Guatemala.

Mazariegos, Mario

1998        Informe periódico de la unidad técnica de la municipalidad de Río Hondo, Sobre los Daños de la Tormenta Tropical Mitch. Río Hondo, Zacapa.

Programa de Arqueología del Motagua Medio

1997a        Excavaciones en el Grupo F de La Vega del Cobán, Teculután. Reconocimiento de área en el municipio de Río Hondo, Zacapa. En Programa de Arqueología del Motagua Medio, Informe 2 (editado por H. Paredes). Escuela de Historia, Universidad de San Carlos, Guatemala.

1997b        Reconocimientos arqueológicos en Teculután–Río Hondo. En Programa de Arqueología del Motagua Medio, Informe 3 (editado por H. Paredes). Escuela de Historia, Universidad de San Carlos, Guatemala.

1998        Excavaciones en el sitio arqueológico Marines, Río Hondo, Zacapa. En Programa de Arqueología del Motagua Medio, Informe 4 (editado por H. Paredes). Escuela de Historia, Universidad de San Carlos, Guatemala.

Paredes, José Héctor, Griselda Pérez y Midilia Marroquín

1999        Informe de los trabajos de campo de la temporada de junio de 1999 del Programa de Arqueología y Antropología del Motagua Medio. Informe Presentado a ADESCA, Guatemala.

 

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