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46 Los apellidos indígenas en Petén – José E. Benítez – Simposio 13, Año 1999

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Benítez, José E.

2000        Los apellidos indígenas en Petén. En XIII Simposio de  Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A.C. de Suasnávar), pp.623-633. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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LOS APELLIDOS INDÍGENAS EN PETÉN

José E. Benítez

Durante una investigación que se hiciera durante el primer semestre de 1992 en el archivo eclesiástico de la Catedral de Flores, Petén, Guatemala, se observó en unas actas bautismales pertenecientes a los inicios del siglo XVIII (ver Cuadros 1 y 2), que algunos apellidos de personas utilizaron los nombres con los que se designaban a los 20 días y los 19 meses de los calendarios Mayas, o sea el Tzolkin lunar o sagrado y el solar o agrícola, respectivamente.

Según el padre Landa (1973), los Mayas de Yucatán acostumbraban llevar a los niños con el sacerdote indígena para que éste les pusiese nombre, aunque no era definitivo pues solían cambiárselos hasta que eran bautizados. Ya mayores o casados comenzaban a usar los nombres de los padres.

Landa (1973) dice que al indio yucateco le interesaba saber mucho del origen de su linaje, especialmente si venían de alguna casa de Mayapan. Era muy importante para ellos saber cuántos varones había en sus linajes. Que los nombres de los padres duran siempre en los hijos, no así en las hijas. A sus hijos e hijas los llamaban siempre por el nombre del padre y de la madre; el del padre como propio, y el de la madre como apelativo. Ninguna mujer u hombre se casaba con otro del mismo nombre porque en ellos era gran infamia.

Por otro lado, ¿a qué obedeció que los Mayas Itza’ utilizaron nombres de los días y los meses para nombrar a las personas? ¿Acaso estaba relacionado con el significado del tiempo y el cómputo de sus ciclos dentro de la mitología Maya, y de la visión del mundo de sus sacerdotes y sabios?

Para contestar a estas preguntas se debe considerar, por un lado, el concepto sagrado de los meses y días que prevaleció entre los Mayas a los cuales Thompson (1975a) considera como seres vivientes, habiéndoseles rendido tributo como si se trataran de dioses verdaderos, llegando éstos a influenciar de manera decisiva los acontecimientos de todos los días. Esto podría ser una razón de peso contundente para ejercer una influencia poderosa en la conducta de las personas al grado de querer llamarse igual que el dios que correspondía a la fecha en que habían nacido. Por otro lado, se sabe que el Maya tenía una obsesión por el conteo del tiempo, que se hace notorio desde los comienzos del horizonte Clásico Temprano. Entonces, para una sociedad adoradora del tiempo, en el sentido de encontrarse la contradicción eterna de lo bueno y malo que sin interrupción actúan dentro de su concepto de cosmogonía.

Esto coincidía con el concepto mitológico del tiempo y de la concepción que los sacerdotes daban a un mundo donde el tiempo era lo fundamental. Todo se fundía en un parecer donde la cronología de lo hechos, ya fueran nacimientos de personas o personificación de lo sobrenatural, se encaminaban en una sola dirección.

Evidentemente, no sólo los Itza’ usaron esta manera para nombrar a las personas, sino que era una tradición muy arraigada entre la sociedad Mayanse que arrancaba desde épocas remotas. Esta situación ha perdurado hasta este siglo, pudiendo constatarse lo dicho por los trabajos de Villa Rojas en Kom Chan, Yucatán, y de Wrigley en Santiago Chimaltenango, Guatemala. De cierta manera la sociedad antigua Maya tiene que haber sido impositiva en alguna forma al momento en que a una persona se le escogía un nombre ya que, por ejemplo, obligaba en la mayoría de las personas a utilizar las partículas Ah e Yx para diferenciar a los hombres de las mujeres. Según Farris (1984:117), de acuerdo a algunas interpretaciones, la sociedad Maya pre-colombina fue un asunto problemático con o sin la intervención de los españoles. La sociedad Itza’ no fue una excepción dentro de este tópico, mas bien se puede considerar como una heredera directa de este control social, absorbido durante su paso dentro de la esfera cultural yucateca.

Este control social era ejercido por una élite minoritaria desde antes de la Conquista, lo que fue aprovechado por el conquistador para sus propios fines, a tal punto que muchas veces no tuvo necesidad de tener apostada una guarnición en poblados donde la estructura social permitía un control cerrado y permanente del conglomerado. También para los sacerdotes evangelizadores de la nueva religión fue valiosa esta situación, ellos vieron en esta minoría un aliado para la conversión de miles de macehuales. Solano (1971) señala que esta autoridad indígena era ejercida dictatorialmente dentro de la comunidad, habiéndose valido la iglesia del liderazgo que ejercían estos individuos para nombrarlos sus ayudantes y convertirlos así en una nueva clase dirigente entre los mismos indígenas, o reforzando un poder que ya se tenía desde antes. Esto es palpable dentro de los documentos revisados de Flores, donde un señor de apellido Kunil sirve de padrino a numerosos bautizados; evidentemente ha de haber poseído cierta autoridad que le daba derecho a llevar a mucha gente a la pila bautismal. La conducta de poder que esta minoría ejercía sobre la población es comprensible si se ve del lado del vencido. Qué más le quedaba a una clase dirigente que ve mermado su poder delante de un conquistador mucho más agresivo que cualquiera de sus enemigos conocidos hasta ese momento: únicamente plegarse a los mandatos de los nuevos amos para seguir detentando un poder, aunque menor, pero que era reconocido por una sociedad que estaba acostumbrada a obedecerlos.

Por otro lado, ¿qué fue más duro para el indígena Maya, el estado teocrático rector de la sociedad prehispánica o la nueva religión impuesta por el conquistador español? Para algunos investigadores como Solano (1971) el cambio sucedido únicamente fue de nombres, ya que el español se encargó de darles nuevos apelativos a los que antiguamente ocupaban los principales cargos dentro de la sociedad indígena: alcaldes, regidores, maestro de escuela, sacristanes, fiscales, entre otros, que siguieron siendo el centro de la sociedad indígena con los mismos individuos de antes. Para el antropólogo Hugo Nutini (comunicación personal 1996) la conversión religiosa tan rápida que se vivió en los pueblos mesoamericanos obedece a que el indígena descansó de una tiranía teocrática de milenios por una más benevolente que le permitía más libertades, inclusive de hacer una combinación de lo viejo y lo nuevo. Según Nutini el cambio no fue muy difícil, ya que el numeroso panteón Maya no tenía nada que envidiarle al católico, donde abundaban Vírgenes y Santos para todos los días del año.

Aunque la historia de Petén es en cierto grado distinta a la de otras regiones adyacentes que fueron conquistadas por los españoles en el siglo XVI, ello no implica que el tratamiento que se le dio a los habitantes, respecto a la religión fuese distinto. Una de las características más notorias, y que hasta hace treinta años aún perduraba, lo pequeño de su población en un espacio territorial relativamente amplio. El conquistador se dio cuenta pronto que la riqueza que le podría proporcionar esta nueva tierra conquistada, no dependía precisamente de sus recursos naturales, sino más bien de una economía basada en la crianza de vacas, caballos y mulas que eran llevados a Yucatán, y en la producción de maíz y frijol (Schwartz 1990). O sea que la encomienda como institución no existió, dejándole toda la tarea de cristianizar a la iglesia católica. Hay que recordar que en Tierras Altas existió el cura doctrinero que actuaba al lado del encomendero, siendo pagado por éste último para cristianizar al indígena.

En Petén hasta hace poco existían costumbres relacionadas con el ciclo de la agricultura practicadas por la mayoría campesina, donde se le rendía culto a la tierra ofreciéndole chicha, se quemaba pom, candelas y se rezaban oraciones donde se invocaba a Jesucristo y algún otro santo católico (Sosa 1972).

¿QUIÉNES SON LOS ITZA’?

Los estudios de los lingüistas (Hofling 1996; Kaufman 1976) indican que el idioma Itza’ es pariente del Yucateco, que a su vez es una rama de la familia Mayance. De acuerdo con estudios glotocronológicos (Kaufman 1976), la familia Yucateca comenzó a diversificarse al menos hace diez siglos, resultando además del Itza’, el Mopan, el Lakandon y el Maya Yucateco, los cuales cuentan con numerosos hablantes en la actualidad. A diferencia de éstos, el idioma Itza’ se está muriendo, ya que en el presente es hablado por menos de cien personas, todos ellos ancianos que habitan en los pueblos de San Andrés y San José, situados en la margen occidental del lago Petén Itza.

Antes de la venida de los españoles, los ancestros de lo que queda de los actuales Itza’ peteneros, dominaban la parte oriental en el norte de la península yucateca, pero por conflictos internos, una parte de ellos emigró hacia la zona central petenera en el siglo XV (8 Ahau, 1441-1461 DC), ocupando lo que actualmente se conoce como la isla de Flores, la península de Tayasal y probablemente toda la margen sur del lago Petén Itza donde actualmente se asientan los pueblos modernos de Santa Elena y San Benito.

El primer contacto que los Itza’ tuvieron con los europeos sucedió durante la primera mitad del siglo XVI, cuando Cortés hizo su viaje desde Tenochtitlan hasta Honduras. Es por medio de la crónica que Hernán Cortés dejara que sabemos acerca de lo grande que era el reino de Canek, pues durante varios días que duró el recorrido antes de llegar al pueblo de Nito, supuestamente localizado en algún lugar de la margen sur del río Dulce en el departamento de Izabal, encontró varios pueblos que rendían tributo al «Señor de Taica». Esto no solo lo expresa claramente Cortés en sus cartas, sino que para 1696 Avendaño y Loyola hace la observación de lo dilatado de las tierras que pertenecían a Canek, calculando la población de entonces en 24 o 25 mil habitantes (Thompson 1975b). Para 1778, o sea transcurridos 81 años de ocupación española, el censo indicó que para todo Petén habían 2,555 personas donde los Itza’ eran una pequeña porción, ya que el dato incluía a ladinos, mestizos, pardos y otros grupos de indígenas (Juarros 1857).

A partir de su conquista, el Itza’ se vio diezmado no sólo por la guerra sino también por enfermedades, lo que a corto plazo determinaron su casi extinción como etnia en el centro de Petén. Esta situación obligó al español a traer pobladores de otros lugares para poder llenar este vacío existencial. Schwartz (1990) señala que entre 1700 y 1713 fueron reubicados indios Cohuoj, Chata, Cehach, Muzul (que originalmente fueron transferidos de Belice), en los pueblos de San Andrés y San José. Como dato curioso, muchos de los nombres que designaban a estos pueblos fueron tomados como apellidos por los bautizados, según lo indican las listas que se consignan en este estudio.

Se sabe que los Itza’ llegaron al centro ceremonial yucateco de Chichen Itza procedentes de Champoton en el siglo VII, y a las orillas del Petén Itza en el 8 Ahau (1441-1461 DC).

Hasta inicios de la década de los años setenta, se puede afirmar que en Petén todavía existían las familias con apellidos Itza’ y españoles que originalmente habían vivido en este territorio desde su conquista el 13 de marzo de 1697. Los movimientos de migración interna que dieron inicio en Guatemala durante esa década, principalmente de campesinos pauperizados del oriente del país en búsqueda de tierra, cambiaron la fisonomía de los apellidos tradicionales por otros que vinieron a ocupar posiciones dentro del marco tradicional de estos pueblos. Aunque en poblaciones como San Andrés y San José hay más raigambre respecto a guardar ciertos aspectos culturales que han dado base a fundar, por ejemplo, una escuela que rescate el idioma Itza’ que imparte clases a los jóvenes de esas poblaciones.

PREGUNTAS PARA RESPONDER

El cura es el que fija, aproximadamente, la edad de la persona que está recibiendo el bautizo, pues a la pregunta ¿cuántos años tiene? Un individuo no sabe qué le están preguntando, ya que no estaban acostumbrados a este concepto, además de usar un calendario diferente. Considero que saber qué edad se tenía no era importante para el Maya.

El nombre del mes en que han nacido lo llevan indistintamente hombres y mujeres, ejemplo: cauac.

Hacia 1712 comienzan a aparecer padres con apellidos hispanos y madres con indígenas, como el caso de Canec (19/11/1712).

Considero que el cura no ignoró que los indígenas a veces llevaban el nombre del día Maya en que habían nacido.

Al inicio bastaba que hubiese un solo padrino.

Ya para 1710 aparecen los primeros conversos que llevan a bautizar a los recién nacidos. O estaban convencidos que la religión era mejor que la anterior, o los llevaban a la fuerza.

Había gente convencida o que le pagaban, o bien estaba colaborando estrechamente con el cura, tal el caso de Miguel Kunil quien aparece con numerosos ahijados.

Aparecen parejas de probablemente jóvenes que bautizan a sus recién nacidos, sin que ellos sean conversos aún, o bien, mantuvieron sus nombres indígenas originales.

Hay bautizos de probables hijos de españoles que comienzan a nacer y asientan la partida en el mismo libro que se utiliza para los indios.

Considero que por problemas de fonética, algunas veces el mismo apellido es escrito de diversas maneras, tal es el caso de Musul, Mujul.

La mayoría de padrinos son también indios.

Ya para 1720 comienzan a aparecer nombres españoles en padres indígenas que bautizan a sus hijos, indicio que la primera generación seguirá la costumbre.

En 1723 hay todavía gente que usaba nombres indígenas y que hasta ese momento es bautizada. Eso indica bastante de la resistencia que aún existía o bien gente que hasta ese momento tuvo oportunidad de conocer el cristianismo.

Se comienzan a repetir nombres como el de María Sac.

Una característica entre los indios es que solo utilizan un nombre.

Aparecen los primeros mestizos bautizados hijos de Santiago Alvarado y María Tun el 14/01/1720.

Matrimonios donde él o ella son conversos, pero él o la otra lleva nombres indígenas o bien lo conservaron siendo ya bautizados.

¿Por qué el cura impuso el nombre español y eliminó el Maya? O bien sería que ser conquistado era borrar todo vestigio del pasado, incluso la relación con los patronímicos del lugar o de una cultura propia.

¿De cuánto es el porcentaje de mujeres y hombres conversos ya adultos?

El nombre que más abunda entre las mujeres es María, probablemente como alusión a la Virgen María y la relación antigua que existía entre la población femenina prehispánica e Itzamnaaj.

Este es un estudio sincrónico que toma una temporalidad que va de 1709 a 1725, ya que dentro de este periodo aparecen en abundancia los nombres Mayas, situación que indica que se estaban ganando adeptos.

La antigua sociedad Maya tiene que haber sido impositiva en cierta forma, ya que obligaba por lo regular, a utilizar las partículas Ah e Yx, para diferencias hombres de mujeres. Según Farris (1984:117), de acuerdo a algunas interpretaciones, la sociedad Maya pre-colombina fue un asunto bastante problemático.

La encomienda no existió en Petén, ante esto toda la responsabilidad de cristianizar recayó en los curas. En las Tierras Altas el encomendero tuvo esa obligación y el cura recibía una retribución por parte de él, para llevar a cabo esta tarea.

Es de considerar que la mayoría de los conversos pertenecían a la comunidad agrícola Maya, por lo tanto eran parte de las bases de esta sociedad, que en cierta forma era fácil de conducir hacia lo que los curas deseaban.

Mientras en el resto de Guatemala el proceso de aculturación durante los siglos XVI y XVII había tomado un cariz irreversible respecto a los nombres y apellidos dentro de la población indígena, en el centro de Petén aún se estaban utilizando los nombres entre las personas como antaño se hacía.

La historia de Petén es muy distinta al resto del territorio guatemalteco, ya que éste fue conquistado casi dos siglos más tarde. Con ello se estaban soslayando obligadamente detalles que habían sido solucionados o no durante estos primeros años de conquista en este lugar, uno de ellos fue la no utilización de la encomienda como sistema económico. Otra característica fue que con el aniquilamiento casi total de la población Itza’, se tuvo que traer gente para repoblar áreas, ya que de lo contrario hubiese sido en vano esta conquista. Uno de los principales rubros de sostén económico para el régimen colonial fue la introducción de ganado vacuno que aprovechaba las sabanas del centro petenero, razón por la cual poblados como Chachaklun (San Francisco) y La Libertad fueron de mucha importancia dentro de la economía petenera de esa época.

A qué obedeció que los Mayas impusieron nombres de los días y los meses del calendario a las personas. Esta costumbre estuvo relacionada con el significado del tiempo dentro de la mitología Maya y de la visión del mundo de sus sacerdotes y sabios.

La cantidad de documentos es poca en esta época. Su temporalidad es tardía, pues comienza en 1711 o sea 15 años después de la conquista. Probablemente en los archivos de la catedral de Mérida se encuentre alguna respuesta a esta carencia de documentos que debería encontrarse en Flores. Lo mismo ocurre con los documentos de Dolores, donde no es posible localizar las actas correspondientes a los primeros bautizos que se hicieron durante los años de la conquista.

Análisis por familias que usan los apellidos. ¿Qué relación existe entre los que usan el mismo apellido? ¿Cuáles son los apellidos más comunes?

REFERENCIAS

Farris, Nancy H.

1984        Maya Society Under Colonial Rule: The Collective Enterprise of Survival. Princeton University Press, Princeton.

Hofling, Charles Andrew

1996        Indigenous Linguistic Revitalization and Outsider Interaction: The Itzaj Maya Case. Human Organization 55 (1):108-116. Society for Applied Anthropology, Oklahoma.

Juarros, Domingo

1857        Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala. Editorial Museo Guatemalteco, Guatemala.

Kaufman, Terrence S.

1976        Archaeological and Linguistic Correlations in Mayaland and Associated Areas of Mesoamerica. World Archaeology 8:101118.

Landa, Diego de

1973        Relación de las Cosas de Yucatán. Editorial Porrúa, México.

Schwartz, Norman B.

1990        Forest Society: A Social History of Peten, Guatemala. University of Pennsylvania Press, Philadelphia.

Solano, Francisco de

1971        La población indígena de Yucatán durante la primera mitad del siglo XVI. Anuario de Estudios Americanos 28:165200.

Soza, J.M.

1970        Monografía del Departamento de El Petén. 2 volúmenes, Ministerio de Educación Pública, Guatemala.

Thompson, J. Eric S.

1975a        Historia y religión de los Mayas. Editorial Siglo XXI, México.

1975b        La región central Maya durante la Conquista Española y después: un problema de demografía. Historia y religión de los Mayas (editado por J.E. Thompson):73114. Editorial Siglo XXI, México.

CUADRO 1

NOMBRES EN ITZA’

FRECUENCIA DE LOS MESES MAYAS

 

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