Categorías

46 La Capilla del Calvario del templo de Santo Domingo, La Antigua Guatemala – Alfredo Maúl y René Johnston – Simposio 11, Año 1997

Descargar este artículo en formato PDF

Rodríguez Girón, Zoila

1998        La Capilla del Calvario del templo de Santo Domingo, La Antigua Guatemala. En XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.646-649. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

46

LA CAPILLA DEL CALVARIO DEL TEMPLO DE

SANTO DOMINGO, LA ANTIGUA GUATEMALA

Zoila Rodríguez Girón

La primera temporada de investigaciones arqueológicas de Santo Domingo inició en 1989. Durante la misma salieron a luz áreas soterradas durante más de 200 años, que dieron evidencia de la monumentalidad de aquel espacio. En esa oportunidad fueron descombrados los corredores, claustros, dos fuentes y las capillas laterales sur del templo. Miguel Santiago Valencia dirigió los trabajos de campo en esta oportunidad. Para la segunda temporada, iniciada a finales de l994, Magdalena Guamuch y yo continuamos trabajando con lineamentos heredados de nuestro compañero Miguel.

En esa ocasión nos fueron encomendados los trabajos arqueológicos del presbiterio del templo Dominico, aunque posteriormente éstos se ampliaron hasta cubrir todo el espacio del mismo.

Después del descombramiento fueron evidentes los remanentes de 12 pilastras masivas que sostuvieron el medio cañón de la nave central, así como sus cúpulas. Existen 12 capillas laterales y dos capillas mayores situadas al norte del conjunto.

Construido, como la mayoría de templos católicos, de oriente a poniente, tiene un largo de 66 m por 30 m de ancho. Su altar mayor, a decir de los historiadores, era uno de los más suntuosos de la ciudad de Santiago de Guatemala. Suponemos que en las capillas laterales estaban las imágenes de Santo Domingo de Guzmán, patrono de la Orden, Santo Tomás de Aquino y el Santo Entierro (Figura 1).

Según comunicación personal de los padres de la Orden Dominica actual, se nos indicó que en una de las capillas principales, localizadas hacia el sector norte del templo, estuvo la Capilla del Rosario de Españoles, o sea la Virgen del Rosario de plata, misma que actualmente se encuentra en el altar mayor de la Basílica de Santo Domingo, aquí en la Nueva Guatemala de la Asunción.

LAS CAPILLAS MAYORES

A mediados de 1996, iniciamos los trabajos arqueológicos en la escalinata que conduce a la Capilla del Calvario, aunque en esa oportunidad, no teníamos idea de lo que se localizaría más tarde. Estos trabajos fueron suspendidos temporalmente debido a que en el descenso hacia la grada número 15 se observó un tapiado compuesto de piedras superpuestas, sin amarre. En ese momento tuvimos la certeza que este recinto fue clausurado intencionalmente.

Los trabajos hacia el exterior se reanudaron cuando Casa Santo Domingo adquirió los terrenos al norte del templo, que posteriormente a su investigación denominamos Capilla Principal No.1. Este solar estuvo ocupado por personas sencillas, quienes abrieron una puerta de acceso hacia la calle del Rubio. El fondo de la propiedad estuvo ocupado con gallineros y chiqueros para los marranos. Durante su investigación siempre pensamos que esta capilla, desde los siglos XVI al XVIII, debió ser ocupada por alguna de las imágenes principales de la Orden, por los vestigios de azulejos de medio pañuelo en colores amarillo y azul, pequeñas plataformas y escalones integrados en el muro norte. El ingreso a la misma estuvo flanqueado por dos pilastras masivas decoradas con ornamentos de estuco.

Debajo del ingreso a este lugar y a más de 4 m de profundidad, estuvo enterrado por algo más de 300 años el Calvario objeto de este trabajo preliminar. Es probable que en uno de los terremotos de finales del siglo XVII o principios del XVIII la bóveda de la cripta haya colapsado y en lugar de repararla se decidiera cancelarla, rellenándola con los escombros de la misma y otros materiales.

Sin embargo, las esculturas integradas en uno de sus muros fueron cuidadosamente cubiertas con madera y un tapial de piedras que las protegieron no sólo de posibles profanadores sino de los continuos movimientos telúricos que han afectado a la Ciudad de Santiago.

Las fuertes lluvias de septiembre de 1996 provocaron hundimientos en el área de trabajo. Ello permitió a la estudiante Roxy Ortiz, encargada de esta suboperación, observar un espacio vacío hacia el muro oeste, donde se pudo constatar la presencia de varias imágenes en buen estado de conservación. Posteriormente nos dimos cuenta que se trataba de un calvario.

Se inició entonces el trabajo de extracción de ripio de la capilla subterránea, tratando de conservar cuidadosamente aquel hallazgo que todos nosotros -los involucrados en la investigación- consideramos un verdadero milagro. El vaciado fue lento y trabajoso, puesto que el material allí depositado era compacto y masivo.

Al final de la excavación fueron evidentes los muros y pilares estucados en buen estado de conservación, que anteriormente habían sostenido la bóveda y las construcciones superiores de aquel lugar. Hacia el suroeste de esta capilla está el acceso hacia la misma, conformado por 18 escalones de piedra que desembocaban en un pasadizo, donde estaban colocados en el piso de baldosa dos azulejos amarillo y verde sobre blanco, con los números 28 y 29.

Al frente de la escalinata, hacia el norte, existe un espacio pequeño, con bancas de mampostería adosadas a los muros, que creemos pudo utilizarse como una capilla de velación. En el muro este, aún en buen estado de conservación, está el respiradero o tronera de este recinto, así como los vestigios del osario.

Hacia el oeste del espacio, integradas al muro, están colocadas las imágenes en medio relieve de Cristo crucificado al centro, a su derecha la Virgen María, a la izquierda, a sus pies e hincada María Magdalena, luego está San Juan Apóstol. En los laterales, pintados en negro, Dimas y Gestas. La parte superior de estas imágenes está cubierta por un baldaquín que presenta, pintados en naranja, blanco, rosado y azul-negro, la composición del sol y la luna, ambos con características humanas.

Posterior al descombramiento de la capilla, las imágenes fueron puestas al cuidado de las restauradoras Margarita Estrada y Brenda Penados, quienes han tenido la colaboración del INSIVUME para los controles preliminares de humedad y de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, para los trabajos de laboratorio (rayos X, análisis de los tintes para las pinturas, controles de líquenes, etc).

Después de una investigación preliminar de la composición interna de estas imágenes puede decirse que éstas fueron elaboradas con un alma de ladrillo recortado, barro, una capa de estuco final y luego pintadas con colores minerales (Margarita Estrada, comunicación personal).

CRISTO CRUCIFICADO

El conjunto muestra hacia el centro la figura de Cristo crucificado, con una altura de 1.44 m, lleva en su cabeza un tocado parecido a un yagual indígena con huellas de pequeños agujeros por la corona de espinas que estuvo integrada en el mismo. Sus cabellos -en canelones- hacia adelante, son de color marrón. La barba, bigote, cejas y pestañas están pintados en negro. La piel de color carne simula en el costado derecho una herida de 5.5 cm.

La sabanilla o zendal que le cubre las caderas es de color blanco, anudada hacia la izquierda. La imagen está trabajada sobre una cruz pintada en amarillo y café simulando vetas de madera. En la parte superior de la cruz se encuentra un pergamino en estucho con la palabra «INRI» pintada en color obscuro, a los lados dos pequeños querubines.

El acto de la crucifixión lleva implícito, por supuesto, una enorme carga de violencia; a pesar de ello, la faz del Cristo muestra serenidad y acaso paz.

LA VIRGEN MARÍA

A la derecha de Cristo se encuentra la escultura de la Virgen María, con una altura de 1.50 m, de pié, posando sobre una almohadilla. Totalmente cubierta -como una monja- con un ropaje plegado, recuerda un poco las imágenes del arte medieval. De los pliegues del tocado sólo sobresale su rostro que muestra las cejas y los ojos en color negro. Tiene sus manos enlazadas a nivel del pecho en posición de plegaria. Porta un manto de color obscuro que le cubre desde la cabeza hacia los pies, anudada hacia adelante. El peto, que muestra pliegues, es de color blanco. Su vestido de mangas largas es rojo obscuro, cubierto con el manto.

María, en su papel de virgen se presenta, por lo regular, con un vestido blanco y manto celeste. En este Calvario, como madre, su traje blanco cambia a rojo obscuro y el manto se presenta en color azul-negro. En su rol de Virgen Dolorosa, en la actualidad su traje es negro profundo.

MARÍA MAGDALENA

Abrazada, a los pies del Señor, de rodillas, está María Magdalena vestida en rojo, anuda su cintura con un cordón de color café. Su larga cabellera cae hasta el suelo. Su rostro, manos y pies descalzos son de color carne. Su cabello largo, acaso pretenda recordarnos a la mujer que, anterior a la crucifixión, bañó con sus lágrimas los pies del señor y los secó con sus cabellos.

SAN JUAN APÓSTOL

Hacia el lado izquierdo de María Magdalena está el Apóstol San Juan. Este es el más alto del calvario, mide 1.53 m. Se encuentra, descalzo, posando también en una almohadilla. Sus manos juntas a la altura del pecho. Son negros sus cabellos, cejas, bigote y barbilla. Su vestido rojo lo cubre con una túnica de color café anudada en la parte superior. Al contrario de la Virgen María, que muestra algún grado de rigidez, la figura de San Juan, es más suelta, pareciera que estuviera dando un paso hacia la figura de Cristo. Los pliegues de su capa suelta, sugieren movimiento.

Cubriendo las imágenes sacras del conjunto, o sea Cristo, la Virgen María, María Magdalena y San Juan, está un baldoquino adornado con pequeños mótulos amarillos y flores en tonos rojos. La parte superior del mismo tiene pintados, sobre un fondo rosáceo, hacia la derecha un sol en color naranja. En el lado opuesto, en blanco, la luna en posición de cuarto creciente sobre un fondo obscuro. Representan, sin duda alguna, el cosmos, el día y la noche.

Cristo crucificado está colocado exactamente en medio de estos astros que aparecen ocupando el espacio celeste del calvario. En esta forma Cristo simboliza el «axis mundi», el alfa y el omega, el principio y el fin. La cruz, con una altura de 2.30 m se eleva desde el nivel terrestre hacia el cielo y se extiende a los lados en 1.53 m. Según creencias populares ésta -la cruz- representaría los cuatros puntos cardinales y el árbol sagrado de la vida. Visto en esta forma el calvario de Santo Domingo delimita perfectamente los campos sagrados y profanos del cosmos.

Hacia los laterales del calvario, fuera del baldoquino, o campo sagrado, separados de las imágenes sacras por una banda de color amarillo rematada en negro, están pintados en tono carne, sobre un fondo verde obscuro, las imágenes de Dimas y Gestas, el bueno y el malo. Estas figuras llevan una sabanilla de color blanco, están atados de pies y manos, sobre una cruz amarillo-cafetoso, delineada en negro. Estos personajes, aunque forman parte del calvario, no están esculpidos como las descritas anteriormente.

Gestas, a la izquierda, está casi escondido entre los pliegues de la capa de San Juan. Se presenta con los ojos cerrados, como símbolo de la muerte. Dimas, hacia la derecha, con los ojos abiertos, esperanzado. Después de todo detrás de esa mirada hay una promesa: «… hoy estarás conmigo en el paraíso».

Este conjunto escultórico está fechado a finales del siglo XVII, ya que gracias a fotografías de rayos ultravioleta, se conoció una leyenda colocada en el extremo inferior derecho de la pintura de Dimas que dice: «Se acabó de pintar… la santísima 20 o 26 de enero de 1683 (ó 1688).

Como se dijo anteriormente, este es un documento preliminar. De este conjunto escultórico puede escribirse mucho más, los historiadores del arte tienen un reto en el mismo.

Para terminar esta plática, quisiera dejar constancia que esta investigación es un trabajo interdisciplinario, que se ha llevado a cabo por más de tres años consecutivos. Varios profesionales tienen que ver en el mismo, por ejemplo, como mencione anteriormente, con Magdalena Guamuch dimos inicio a los trabajos de la segunda temporada. José H. Paredes se incorporó posteriormente para hacerse cargo del laboratorio de materiales. Carolina Díaz Samayoa tuvo a su cargo el estudio del vidrio y posteriormente la investigación de la Capilla Principal Norte. Roxy Ortiz Kreis trabajó y sigue trabajando en la investigación de la Capilla del Calvario; ella fue quien primero vio este hallazgo. Alfredo Maúl Solís y Juan Carlos Calderón hicieron los banqueteados de los restos óseos del ingreso a la cripta. Beatriz Díaz Cruz tiene a su cargo el estudio de los restos óseos del Proyecto. Margarita Estrada y Brenda Penados están a cargo de la restauración del Calvario, previo recomendación de la Fundación Getty. Víctor Sandoval ha tenido bajo su cuidado los controles de humedad y reposición de los materiales de la bóveda. La restauración y trabajos de consolidación en general están a cargo de los ingenieros Julio Armas y Ameriggo Giracca. Sin embargo, todo este trabajo interdisciplinario no podría llevarse a cabo sin el apoyo financiero de CASA Santo Domingo y de su propietario el señor Jorge Castañeda Cofiño.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *