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18 Tumbas, enterramientos y ofrendas en el grupo Ah Canul de la ciudad Maya Yucateca de Oxkintok – Cristina Vidal Lorenzo – Simposio 8, Año 1994

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Vidal Lorenzo, Cristina

1995        Tumbas, enterramientos y ofrendas en el grupo Ah Canul de la ciudad Maya Yucateca de Oxkintok. En VIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1994 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.235-257. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

18

TUMBAS, ENTERRAMIENTOS Y OFRENDAS EN EL GRUPO AH CANUL DE LA CIUDAD MAYA YUCATECA DE OXKINTOK

Cristina Vidal Lorenzo

«…Decían los antiguos que cuando morían, los hombres no perecían, sino que de nuevo comenzaban a vivir, casi despertando de un sueño y se volvían en espíritus o dioses…».

Sahagún

Sabido es que el estudio de las prácticas funerarias puede ser de gran ayuda para comprender la realidad social o los principios simbólicos de las antiguas culturas, estableciendo un primer nivel potencial de investigación para extraer información acerca del mundo de los vivos y de la visión que los antiguos tenían de éste.

La arqueología de la muerte, inserta dentro de la llamada Nueva Arqueología y entendida como una propuesta teórico-metodológica para el análisis de las costumbres funerarias, tiene sus principales exponentes en los investigadores Saxe (1970), Binford (1977), Tainter (1978) y Chapman et al. (1981), entre otros, quienes han establecido las principales vías de trabajo en ese campo, preocupándose por demostrar que la complejidad ritual está íntimamente relacionada con la complejidad de una sociedad desde el momento en que la jerarquización de rangos se refleja también en la categoría de los enterramientos.

A partir del Aproches to the Social Dimensions on Mortuary Practices, publicado por Brown en 1971, muchos fueron los estudiosos americanos y europeos que intentaron aplicar las premisas de tal disciplina a contextos arqueológicos como son las áreas de cementerios o las necrópolis.

En este sentido y en lo que respecta al área Maya, el asunto se agrava desde el momento en que no existen necrópolis o cementerios propiamente dichos ni una tipología formal de enterramientos aplicable al conjunto de la zona, circunstancia que se complica aún más a la hora de abordar el tan debatido problema de la relación que existe entre enterramientos (burials) y ofrendas o escondites (caches; Becker 1993:48).

¿Qué entendemos por enterramiento? ¿Qué define a un escondite o una ofrenda? ¿A qué llamamos tumba?

DEFINICIONES Y TIPOLOGÍAS

Aunque en las líneas precedentes hemos empleado el término genérico enterramiento (recinto en el que está enterrado alguien) para referirnos a los depósitos fúnebres, hemos de matizar que dicho vocablo será aplicado en nuestra terminología al conjunto de restos óseos humanos introducidos en los pisos de algunos de los edificios excavados en el Grupo Ah Canul de la ciudad Maya yucateca de Oxkintok (Figuras.1 y 2) y sin material asociado alguno.

Por el contrario, aplicaremos el término ofrenda -al que algunos estudiosos del área Maya prefieren denominar escondite- a aquellos objetos rituales intencionalmente ocultados o disimulados y sin restos óseos humanos asociados. Si, como más adelante veremos, objetos similares, e incluso idénticos, pueden aparecer formando parte del ajuar funerario (entendido como ofrenda) de los individuos inhumados en tumbas, es lógico pensar que dichos objetos sí tuvieron una finalidad votiva.

En definitiva, cuando los restos óseos humanos ya sea por la cantidad, naturaleza o disposición de los mismos, constituyan el rasgo distintivo de un depósito, diremos que nos hallamos ante un enterramiento; si, a la inversa, lo que aparece son sólo bienes materiales sin vestigios humanos asociados, lo incluiremos dentro de la categoría de ofrenda.

Ahora bien, la duda surge cuando se produce un solapamiento de ambas definiciones; es decir, cuando nos encontramos con huesos humanos junto a objetos rituales en contextos aparentemente clasificables como ofrendas. Ante tal situación, en lugar de establecer una categoría mixta hemos optado, siguiendo a Becker (1993:64), por considerar el material osteológico como parte de la ofrenda. Es el caso de la Ofrenda 11 de Oxkintok donde, como más adelante se verá, la introducción de los restos de un no-nato debajo de la pieza cerámica parece responder más bien a propósitos rituales.

Queda, por tanto, definir el término tumba que, según nuestra clasificación y a fin de diferenciarlo del término enterramiento, designará aquellas construcciones de carácter fúnebre en las que se ha enterrado a uno o varios individuos, generalmente acompañados de ofrendas.

Veamos entonces los distintos tipos de tumbas, enterramientos y ofrendas contemplados por el Proyecto Oxkintok y hallados en el Grupo Ah Canul. Los resultados de tales hallazgos ya han sido publicados en la monografías del Proyecto Oxkintok (Vidal 1989, 1990 y 1992; Ligorred 1989).

Por orden de menor a mayor complejidad, los tipos de tumbas son:

1.        La fosa: cavidad abierta en el suelo donde se produce una inhumación. Se trata de modestas construcciones que soportan un techo de lajas a modo de tapadera. Pueden ser sencillas o elaboradas, en función de los elementos constructivos que posean (tamaño, tratamiento de las paredes, base estucada…)

2.        La cámara simple: construcción de muros pétreos conformados normalmente por sillares de labra regular, techada por lajas de piedra y equiparable morfológicamente a una habitación abovedada.

Dentro de la categoría de tumbas y enterramientos, además de indicar si se trata de un depósito individual o colectivo, distinguiremos entre:

1.        Enterramiento primario: enterramiento original.

2.        Enterramiento secundario: enterramiento de restos óseos tras haber sufrido descarnamiento o cualquier otro tipo de manipulación ritual.

Finalmente, las ofrendas pueden ser:

1.        Dedicatorias: por lo general asociadas a ejes de estructuras construidas sobre éstas, sellando así el depósito. La ofrenda estaría dedicada, por tanto, a tal construcción.

2.        No dedicatorias: depositadas en pisos de edificios tras su construcción (con la inmediata restauración del suelo o de los suelos dañados al ser introducidas).

De las once tumbas registradas en Oxkintok, seis pertenecen al Grupo Ah Canul (Tumbas 5, 6, 7, 8, 9 y 10), número que se vería incrementado a más del doble si tenemos en cuenta las otras ocho que se encontraron en ese conjunto arquitectónico y que, lamentablemente, fueron objeto de un intenso saqueo.

En cuanto a las ofrendas, en el Grupo Ah Canul se depositó una gran cantidad de ellas frente a las fachadas principales de sus edificios, por lo general fechadas en época Postclásica. No obstante, sólo tres de las catorce documentadas en la ciudad (Ofrendas 2, 11 y 14) fueron halladas en contextos cerrados o intencionalmente ocultadas, siendo las únicas a las que se otorgó número de ofrenda.

Por último, los únicos enterramientos hasta ahora registrados en Oxkintok (Entierros 1, 2, 3, 4 y 5) pertenecen también al Grupo Ah Canul, concretamente a los palacios erigidos en la Plaza Central.

Una vez aclarados estos conceptos y a fin de situar cronológicamente tales hallazgos funerarios, nos detendremos a continuación en las fases culturales elaboradas para Oxkintok así como en la descripción y análisis de los mismos, convencidos además de que uno de los mejores ejemplos, delator de la vida social y equiparable a los derivados del análisis arquitectónico, epigráfico e iconográfico del mismo, procede de los restos óseos y vestigios materiales extraídos de sus depósitos rituales. El estudio del material osteológico hallado en el sitio ha corrido a cargo del Dr. Carlos Serrano y de Andrés del Ángel del Departamento de Antropología Física del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, México.

FASES ARQUEOLÓGICAS Y VESTIGIOS FUNERARIOS Y RITUALES EN EL GRUPO AH CANAL

La secuencia cultural establecida para Oxkintok comprende siete fases, algunas de ellas divididas en subfases, que abarcan desde el periodo Formativo Medio hasta el Postclásico. Sin embargo, los vestigios funerarios y rituales sólo han sido documentados a partir de la cuarta fase, durante la transición del Clásico Temprano al Terminal.

FASE SIHIL (500-300 AC)

Según los datos actuales constituye ésta la primera ocupación del lugar, ocupación que aparentemente fue muy dispersa y de la que tan sólo se encontraron vestigios cerámicos en los niveles más profundos de la estructura CA-3 del Grupo Ah Canul (también conocida con el nombre de Palacio Pop) y en algunos pozos abiertos en la Plaza Suroeste del Grupo May.

FASE BUT (300 AC – 300 DC)

Durante este periodo comienza la urbanización del sitio, mediante la construcción de plataformas -bien monumentales, bien construidas nivelando la roca virgen- que supuestamente sostenían edificaciones de materiales perecederos de los que no ha quedado huella. Ejemplos de estas primeras manifestaciones arquitectónicas fueron encontrados en la Plaza Norte del Grupo May y en la plataforma sobre la que se asienta CA-3. Dichos vestigios constructivos se encontraron asociados a materiales cerámicos del horizonte Chicanel, de los que también se hallaron algunos fragmentos en el Grupo Dzib, sugiriendo una ocupación de estos tres grupos durante la fase But.

FASE ICHPA (300-550 DC)

La fase Ichpa es una de las más interesantes de Oxkintok dado que durante este periodo es cuando empiezan a cobrar forma los complejos arquitectónicos del núcleo central, además de la erección de la singular estructura laberíntica Satunsat.

La ciudad empieza entonces a adquirir los atributos propios de los espacios urbanos Mayas y a conocer un gran auge. La arquitectura de esta época pertenece al estilo Oxkintok Temprano, manifiesto en los conjuntos de tipo acrópolis donde se levantan estructuras de carácter templario y edificios con bóvedas escalonadas, angostas crujías y, en algunos casos, de planta laberíntica, que en su mayoría sirvieron de sustento a las edificaciones de la fase siguiente. Asimismo, se produce un aumento en la producción de la cerámica polícroma asociada al horizonte Cochuah; se esculpen estelas y dinteles y proliferan la manifestaciones escriturarias.

En el Grupo Ah Canul, la actividad constructiva durante esta fase (Estadio Constructivo 1) se concentra en la Plaza Norte donde se erigen el Palacio Pop y la Estructura CA-2.

FASE NOHEB (550-710 DC)

La transición del Clásico Temprano al Tardío en Oxkintok está marcada por un cambio cultural de notable envergadura ya que a mediados del siglo VI DC, los edificios de la fase anterior sufren serias modificaciones, aparece un nuevo estilo arquitectónico (Proto Puuc), la cerámica conoce una transformación radical que desarrollará las bases de las futuras modas alfareras, cesa toda actividad escrituraria y se interrumpe la labra en estelas y dinteles de representaciones figurativas.

A fin de facilitar la comprensión de este controvertido periodo y acercarnos más a la clasificación cerámica y arquitectónica, se ha optado por distinguir dos subfases: Noheb I (550-650 DC) y Noheb II (650-710 DC).

Durante la subfase Noheb I se produce un cambio muy significativo en la concepción del espacio urbano de la ciudad, manifiesto en la construcción de elevadas pirámides que en algunos casos se asientan sobre estructuras de época anterior, mientras que otras se convierten en plataformas con escalinatas, modificándose por completo su función y organización internas. Tales obras se realizan en el estilo arquitectónico Proto Puuc A, asociado al complejo cerámico Oxkintok Regional y a los primeros enterramientos documentados en el sitio (Tumbas 1, 2, 3, 4 y 5).

En el Grupo Ah Canul la actividad sigue concentrada en la Plaza Norte (Estadio Constructivo 2) que adquirirá durante estos años su máxima relevancia arquitectónica al erigirse en ella las tres pirámides CA-12, CA-13 y CA-4, conformando un patrón triádico de evidente carácter ceremonial único en Oxkintok. Por su parte, la Estructura CA-3 se convierte ahora en plataforma con una escalinata que remonta su fachada meridional, adoptando el edificio un aspecto radicalmente distinto al más primitivo y encerrando en su interior la Tumba 5, una de las más ricas de la ciudad.

La Tumba 5 (Figura.3) fue hallada en la nave central del edificio, a escasa distancia de otra tumba que fue totalmente saqueada. Se trata del tipo fosa simple, cubierta por dos lajas de piedra de distinto tamaño y dispuestas en dirección este-oeste. El enterramiento es individual y secundario, correspondiente a un sujeto de sexo masculino y de edad madura.

El ajuar funerario incluía una máscara de jade, recuperada en múltiples trozos y posteriormente reconstruida en su práctica totalidad, e integrada por finísimas placas de jade de color verde oscuro, adheridas a una base de estuco blanco con armazón compuesta por finas láminas de sílex y concha. Gracias a esta técnica el artista logró moldear y resaltar las facciones del rostro más sobresalientes: pómulos, arcos supraorbitales. Los ojos consisten en piezas de concha con forma almendrada, sobre las que se colocaron dos fragmentos de concha blanca (imitando la esclerótica) y, entre ellos, un disco de obsidiana que representa la pupila. Junto a ella se depositaron 13 cuentas anulares de concha trabajada, 16 cuentas anulares de jade, una espina de mantaraya con el extremo proximal trabajado y un cuenco cerámico del tipo Mazul Acanalado/V. Mazul, grupo Kochol Negro, adscrito al complejo Oxkintok Regional.

Si las edificaciones de carácter ceremonial son las que predominan durante la subfase Noheb I, en el periodo siguiente (Noheb II) los proyectos arquitectónicos estarán dirigidos principalmente a la construcción de edificios de tipo palacio dentro del estilo Proto Puuc B, asociado al complejo cerámico Noheb.

Tales edificios son en su mayoría de nueva planta, sin embargo seguimos observando en ellos la tendencia iniciada en la subfase anterior de mantener en su interior otros elementos del Clásico Temprano. Así, en el Grupo Ah Canul la actividad constructiva se concentrará ahora en la Plaza Central (Estadio Constructivo 3), cuya ocupación queda inaugurada con la erección de las Estructuras CA-5 y CA-6, también conocidas con el nombre de Palacios de la Serie Lunar y de la Serie Inicial.

En lo que concierne a los ritos funerarios, los únicos testimonios hasta ahora documentados en Oxkintok lo constituyen la Tumba 7 y los Entierros 1, 2 y 3.

La Tumba 7 (Figura.4) pertenece al tipo de cámara simple y fue localizada dentro de otra cámara o recinto construido en el extremo occidental de la nave central de la Estructura CA-5. La cámara funeraria está recorrida por sillares de labra regular y en la parte superior las paredes sufren un ligero estrechamiento, que recuerda a una bóveda de aproximación de hiladas, a fin de servir de base para las tres lajas que actuaron como tapadera de la sepultura, colocadas en dirección norte-sur. Se trata de un enterramiento colectivo y secundario, correspondiente a un individuo infantil, con edad comprendida entre los 6 y 7 años y un individuo joven, seguramente femenino dada la apariencia grácil de los elementos óseos.

La riqueza del ajuar funerario de la Tumba 7 ha quedado manifiesta principalmente por la presencia de siete vasijas cerámicas completas (cinco platos, un vaso trilobulado y una olla de cuerpo globuloso) adscritas todas ellas al complejo cerámico Noheb, debajo de las cuales yacían los restos de los esqueletos removidos, así como una concha de Spondylus americanus y una cabecita de loro, un tapón de orejera y dos cuentas anulares de jade.

Los Entierros 2 y 3 (Figuras.6 y 7) pertenecen a ese mismo palacio, mientras que el 1 (Figura.5) fue localizado en la contigua Estructura CA-6. Los tres fueron hallados en pozos funerarios, de unos 0.50 m de diámetro y 0.35 m de profundidad, fabricados aprovechando el relleno estructural de los edificios tras romper los suelos de estuco de los niveles superiores. Los dos primeros son enterramientos colectivos y secundarios e incluyen individuos infantiles, a diferencia del tercero, también secundario, que corresponde a un único individuo de edad adulta.

FASE UKMUL (710-850 DC)

Tras el largo hiatus epigráfico del periodo anterior, reaparecen ahora los monumentos labrados con figuras humanas y las inscripciones jeroglíficas, muchos de ellos incorporados a la arquitectura palaciega de estilo Puuc Temprano.

La evolución hacia un sistema constructivo más evolucionado se vio también acompañada de una producción alfarera de alta calidad técnica (complejo cerámico Ukmul) y de la proliferación de llamativas representaciones iconográficas según modelos y técnicas de las Tierras Bajas del Sur.

El Grupo Ah Canul vuelve a aumentar de tamaño, expandiéndose esta vez hacia el oriente y al sur de las Estructuras CA-5 y CA-6 (Estadio Constructivo 4). A este periodo pertenecen, por tanto, las Plazas Este y Sur, ambas de carácter marcadamente residencial.

En la Plaza Este se erigen los Edificios CA-7 y CA-8 (Palacios Ch’ich y del Diablo, respectivamente), llamando la atención en el primero las interesantes representaciones iconográficas y escriturarias que portaban algunos de sus elementos constructivos labrados en esos años y en los que aparece el nombre del dignatario Walas, así como las siete tumbas documentadas en su interior que fueron todas violadas (Figura.8), tratándose del tipo de tumba en fosa elaborada, techadas por lajas planas y de las que apenas se rescataron algunos objetos olvidados por los furtivos: 14 colgantes de concha del tipo gasterópodo, la mayoría cortados en los extremos y con perforaciones e incisiones y fragmentos cerámicos del complejo Ukmul I y II.

En lo que respecta a las Plaza Norte y Central, éstas siguieron en cierto modo operativas ya que a la Pirámide CA-4 se le adosó el Edificio CA-22, de estilo Puuc Temprano y los Edificios CA-5 y CA-6 de la Plaza Central conocieron una intensa actividad funeraria al introducirse en ellos tumbas, ofrendas y enterramientos.

Así, en el Palacio de la Serie Inicial se introdujo la Tumba 6 (Figura.9), concretamente en el centro de la crujía meridional del edificio. La tumba, del tipo fosa simple con la base estucada, estaba cubierta por una laja dispuesta en dirección este-oeste y, sobre ésta, se colocó otra piedra de forma cúbica. El enterramiento, individual y secundario, pertenece a un individuo (¿masculino?) joven, posiblemente de la tercera infancia, a juzgar por el grado de maduración que se aprecia en los huesos largos. El ajuar funerario se componía de dos piezas cerámicas: un cuenco trípode de soportes redondeados, paredes curvo convergentes, borde recto y estucado en color amarillo claro, con decoración geométrica de grecas de tono azul claro en la parte superior, cuya singularidad no ha permitido asignarla a ningún tipo conocido, además un cajete trípode del tipo Muna Pizarra/Muna, complejo Ukmul, debajo del cual yacían los restos óseos.

A la crujía meridional del Palacio de la Serie Lunar pertenecen las Tumbas 8, 9 y 10, la Ofrenda 11 y los Entierros 4 y 5. Las tumbas fueron halladas una a continuación de la otra y en la misma posición estratigráfica, pero mientras que la 8 y la 10 son del tipo fosa elaborada con enterramientos individuales y primarios, la 9 lo es del de fosa simple con enterramiento individual y secundario.

La Tumba 8 (Figura.10) fue cubierta por cinco lajas dispuestas en dirección este-oeste y una vez sellada se construyó encima una gran banqueta en la que también se introdujo el Entierro 4. El individuo inhumado en la tumba apareció en posición extendida decúbito supino, con la cabeza al oeste, tratándose de un adulto joven, de aproximadamente 21 años de edad y de sexo masculino. El cráneo exhibía deformación intencional de tipo tabular oblicuo y la estatura del sujeto fue calculada en 1.627 m.

El ajuar funerario se componía de una cuenta anular de jade y de tres piezas cerámicas: un vaso y un cuenco del tipo Ticul Pizarra Delgada y un cajete trípode del tipo Muna Pizarra, exactas a las halladas, como veremos, en las Tumbas 9 y 10 y en la Ofrenda 11. Todas fueron adscritas al complejo cerámico Ukmul I y II, complejo caracterizado por la elaboración de cerámicas de pastas más duras y resistentes que las del complejo Noheb, engobes de notable adherencia y regularidad y una gran homogeneización en las formas. El vaso fue intencionalmente roto en sección longitudinal, práctica habitual entre los antiguos Mayas que según Ruz (1989:188) «se ha interpretado como un medio mágico para que el objeto de tal forma matado, muerto como el individuo al que acompaña, pueda ser utilizado por éste, lo que no podría ocurrir si el objeto estuviera todavía vivo.»

La Tumba 9 (Figura.11) yacía en el eje central este-oeste de la misma nave, a escasa distancia de la anterior. La fosa estaba cubierta por dos lajas de diferente tamaño dispuestas en dirección este-oeste y en ella se depositó un infante de aproximadamente 12 años de edad acompañado por dos piezas cerámicas (un cajete trípode, intencionalmente roto y un cuenco) idénticas, como decíamos, a las de la otra tumba. El hecho de que esta tumba estuviera entre la 8 y la 10, pero de inferior calidad, con un ajuar menos rico y un material osteológico revuelto evidencia que aquí fue enterrado un individuo que no gozó de los mismos privilegios que sus acompañantes. A este respecto es importante destacar que se trata de un infante, cuyo enterramiento podría obedecer a motivos de ofrenda o de sacrificio.

La Tumba 10 (Figura.12) estaba techada por cinco lajas dispuestas en dirección este-oeste, sobre las que descansaba una más pequeña colocada en dirección norte-sur. El individuo fue inhumado en posición decúbito supino, con las piernas parcialmente flexionadas hacia el norte y la cabeza al este; era de sexo masculino y se le calcula una edad comprendida entre los 18 y 20 años. El ajuar cerámico incluye tres piezas iguales a las de la Tumba 8, pero en este caso el plato apareció boca abajo cubriendo el cráneo del difunto que se adhirió totalmente al interior del mismo; las patitas del recipiente habían sido desprendidas de forma intencional y fueron localizadas sobre las lajas que actuaron como tapadera de la tumba. Debajo de las vasijas y apoyadas sobre las costillas había una navaja de obsidiana de color gris claro, una punta de flecha de pedernal y una aguja de hueso finamente tallada y colocada junto a la cabeza yacía una cuenta anular de jade que seguramente fue colocada en la boca del individuo, costumbre que ya menciona Landa (1982:59) al referirse a las prácticas funerarias de los Mayas de Yucatán en el momento de la conquista de poner «algunas piedras que tienen por moneda, para que en la otra vida no les faltase que comer.»

La Ofrenda 11 fue hallada en un agujero de 0.30 m de diámetro y 0.30 m de profundidad, practicado junto a la banqueta más arriba mencionada, entre las Tumbas 8 y 9. Se trata de una ofrenda de carácter no dedicatorio, integrada por un cuenco de cerámica de iguales características a las de las tres tumbas documentadas en este cuarto del Palacio de la Serie Lunar, que descansaba sobre los restos de un no-nato. De la peculiaridad de esta ofrenda ya hemos hablado más arriba, no obstante, en las conclusiones volveremos a tratar el tema de la presencia de restos óseos de no-natos e individuos infantiles en los depósitos rituales.

El Entierro 4 (Figura.13), individual y secundario, incluía los restos de un adulto medio de probable sexo masculino, hallados en un pozo funerario de 0.70 m de diámetro y 0.40 m de profundidad, cuya abertura estaba delimitada por un conjunto de piedras semilabradas dispuestas de forma más o menos circular; las paredes del pozo aprovechan el relleno estructural del edificio y los huesos descansaban sobre una capa de tierra de color marrón oscuro.

Por último, el Entierro 5 fue localizado en el extremo oeste de la nave. Es individual y secundario y los restos óseos se depositaron en un espacio funerario construido aprovechando el relleno estructural del edificio, a 0.55 m de profundidad respecto al primer piso de estuco. El individuo inhumado era un sujeto adulto, probablemente de sexo masculino, al que se le calcula una altura de 1.55 m.

Tras la desaparición de Walas se debió producir en la ciudad una crisis política importante, patente en lo que se ha dado en llamar un mini-hiatus ya que entre 820 y 849 DC se interrumpen nuevamente las inscripciones y las representaciones iconográficas. Tras este periodo, la ciudad se expande hacia el oriente, se abandonan otros sectores ocupados desde época temprana y surgen nuevos cánones artísticos que inauguran la fase Nak.

FASE NAK (850-1000 DC)

Durante esta fase tanto en arquitectura como en cerámica se alcanza una notable madurez técnica iniciada en el periodo anterior, manifiesta en las construcciones de estilo Puuc Clásico y en la producción alfarera asociada al horizonte cerámico Ukmul II. Pero es en la escritura y la iconografía donde los cambios resultan más evidentes: «… es la época de las estelas apaneladas, con marcos de moldura lisa o de chevrones, de las figuras en actitud dinámica pero con rasgos severos o aire primitivo, de las escenas con varios personajes, de las esculturas de «gordos» y otros insólitos seres representados en bulto redondo,….» (Rivera 1992:20).

Ejemplos de todo ello los encontramos en el Grupo Ah Canul donde, a pesar de que no se construyen nuevos edificios, sí se modificaron los anteriores (Estadio Constructivo 5). Nos referimos a la crujía occidental del Palacio Ch’ich, erigida en este periodo en el más puro estilo Mosaico y que incorpora llamativas columnas antropomorfas y a la erección de la columna con la efigie de un ser sobrenatural en la fachada principal del Palacio del Diablo.

Asimismo, en la escalinata de la Pirámide CA-4 se colocó a modo de ofrenda la Miscelánea 50, que representa un gordo. Abundan también las cerámicas con soportes modelados, destacando las del tipo Yaxnic con efigies del famoso dios gordo. Un ejemplo de este tipo de cerámicas es el de la Ofrenda 2 (Figura.14), hallada en la esquina suroeste del cuarto 11 del Palacio Ch’ich. La ofrenda se localizó en un estrato de tierra negra, inmediatamente debajo del nivel de derrumbe que cubría el cuarto; aparentemente no se encuentra vinculada a ninguna actividad constructiva, de ahí que podamos clasificarla como de carácter no dedicatorio y relacionada, quizá, con las tres tumbas saqueadas que fueron documentadas en esa estancia. La vasija, un plato trípode que combina dos técnicas decorativas: impresión digital formando una cenefa en la base del cuerpo y soportes modelados del tipo Nohcacab compuesto, grupo Muna Pizarra, fue colocada boca abajo, ocultando restos óseos animales y una navaja de obsidiana de color verde.

FASE TOKOY (1000-1500 DC)

El periodo Postclásico se caracteriza en Oxkintok por el cese de la actividad constructiva monumental y por el abandono de la ciudad. Sin embargo, sí se ha podido constatar el desarrollo de actividades de carácter ceremonial patente en las numerosas ofrendas depositadas ante ciertas estructuras. Es muy posible también que se sacrificaran animales y, tal vez, personas, dado que son abundantes los restos óseos animales y humanos hallados en superficie.

Uno de los grupos que cuenta con mayor cantidad de vestigios Postclásicos hasta ahora documentados en el sitio es el Ah Canul. A ese periodo pertenecen los incensarios y platos miniatura aparecidos ante las fachadas principales de CA-5, CA-6 y CA-4, así como la escultura con la representación de la diosa Ix Chel encontrada en el Palacio Ch’ich y que ha sido fechada en la transición de la fase Nak a la Tokoy, momento quizá coincidente con la construcción de la unidad habitacional adosada a la crujía septentrional de ese palacio.

No obstante, lo que más llama la atención es la importancia que tuvieron para esas gentes los dos palacios de la Plaza Central, donde se concentra la mayoría de las ofrendas, hasta el punto de que no es aventurado afirmar que el pequeño adoratorio CA-25 fuera construido durante este periodo ya que en sus niveles más profundos, sobre la roca madre, escondía la Ofrenda 14 (Figura.15), aparentemente dedicatoria por su asociación al eje central norte-sur que atraviesa la Plaza Central. La ofrenda consiste en una pequeña vasija muy deteriorada de la que se conservan tres soportes con sonajas y parte del cuerpo basal. En su interior se introdujo un collar compuesto por 19 cuentas de jade, 13 de concha y un pequeño disco de cierre también de concha. Fue fechada en la fase Tokoy a juzgar por las características de la vasija, si bien no se ha podido determinar ni el tipo ni el grupo cerámico al que corresponde.

APRECIACIONES GENERALES

Insistíamos al inicio de estas páginas en que poder establecer pautas generales de los usos y costumbres funerarias de una población desaparecida, con la intención de inferir a través de ellas las actividades, características organizativas y/o actitudes morales o religiosas de esa cultura, es una de las metas principales del estudio de los rituales funerarios. En este sentido, cuando el tipo, forma y contenido de los entierros encontrados en el sitio arqueológico varían en los diferentes periodos cronológicos e, incluso, dentro de una misma fase cultural, podemos decir que nos hallamos ante distintas categorías de enterramientos delatores de una sociedad jerarquizada. Es por ello que conocer su emplazamiento ya sea en áreas domésticas o en estructuras ceremoniales, la presencia o ausencia de ajuar funerario u ofrendas, la posición del esqueleto, etc., proporciona una valiosa información a la hora de contextuar los restos óseos.        En nuestro caso, dada la escasez de la muestra, no pretendemos ofrecer resultados de carácter concluyente aunque sí un intento de acercarnos a algunas características de los periodos considerados e incorporar nuestros resultados a los trabajos sobre arqueología funeraria realizados en el área Maya.

Del estudio de las tumbas registradas en el Grupo Ah Canul podemos inferir que la más temprana, Tumba 5, pertenece a un momento en que los entierros de Oxkintok son ricos en materiales alóctonos (espinas de mantaraya, jade, Spondylus), con cerámicas de función ritual y decoradas con delicados motivos y técnicas estéticas. En definitiva, todos ellos materiales que denotan la existencia de una activa red de intercambios y de innegables contactos culturales, manifiestos en una influencia en las vajillas de élite, similar a la detectada en otras zonas del área Maya.        A esta subfase, Noheb I, pertenecen también las tumbas más ricas de Oxkintok: la Tumba 1, hallada en el Satunsat, en cámara elaborada y, con diferencia, la más opulenta de todas las documentadas hasta la fecha en el sitio y las Tumbas 2, 3 y 4 situadas bajo el pavimento del templo erigido en la cima de la Pirámide MA-1 del Grupo May.

Del periodo que sigue, fase Noheb II, contamos únicamente con la información aportada por la Tumba 7, la única registrada en Oxkintok para esa fase y el único ejemplo de inhumación de un personaje femenino. Si en las tumbas de la subfase Noheb I el jade constituía el elemento diferenciador predominante, la 7 se distingue por la cantidad de recipientes cerámicos que acompañaban a los individuos enterrados en ella. De todos modos, es evidente que las tumbas de la fase Noheb comparten rasgos muy similares; así, desde el punto de vista morfológico o constructivo de la tumba, no se aprecian diferencias entre las subfases I y II y en lo que respecta a los objetos ofrendados, en todas se combina el empleo del jade y la concha. Sí se reconoce un cambio en la técnica de manufactura de las cerámicas (complejo cerámico Noheb), metamorfosis también detectada en la arquitectura y manifiesta principalmente en la introducción de nuevos diseños en la ornamentación de las fachadas (Proto Puuc B).

Por último, las Tumbas 6, 8, 9 y 10 corresponden a la fase siguiente, Ukmul. Las cuatro fueron localizadas en las crujías meridionales de los palacios estilo Proto Puuc de la Plaza Central, detectándose dos categorías diferentes de enterramiento: en fosa elaborada y primarios (Tumbas 8 y 10) y en fosa simple y secundarios (Tumbas 6 y 9).

Si las arquitecturas del periodo (estilo Puuc Temprano) destacan por la especialización y depuración en las técnicas constructivas y por una mayor regularidad en la organización tipológica de los edificios, la morfología de los enterramientos no parece alterarse sustancialmente. De la misma manera, los ajuares funerarios sorprenden tanto por la sencillez como por la escasez, e incluso ausencia, de los objetos suntuarios, al tiempo que las cerámicas exhiben una elevada estandarización formal. Ejemplo de ello lo hallamos en las tumbas del palacio de la Serie Lunar, donde vemos repetirse los mismos tipos y formas cerámicas.

Según Varela (1991:130), el notable aumento de la producción alfarera sugiere la existencia de unos acusados mecanismos socioeconómicos de control en la región norte de Yucatán, lo suficientemente fuertes como para imponer modas y técnicas de producción estandarizadas en los distintos talleres.

En lo que concierne al tipo de enterramientos, destaca la presencia de dos inhumaciones primarias, algo inédito hasta el momento en Oxkintok. Sin embargo, un rasgo que sí se repite con frecuencia es la clausura de los recintos en los que se hallaban las tumbas, de ahí que las naves meridionales de los Palacios de la Serie Lunar y de la Serie Inicial hayan sido selladas tras la celebración de las prácticas rituales.

No obstante, este hecho es usual cuando coincide con el abandono del edificio (como es el caso de esos dos palacios o de lo ocurrido en el Satunsat y en CA-3) ya que también es habitual que los palacios continuaran en plena en actividad tras la introducción en ellos de algún enterramiento; ejemplo de ello lo encontramos en el propio Palacio de la Serie Lunar, que siguió funcionando una vez que se introdujo en él la Tumba 7 (fase Noheb II), o en el Palacio Ch’ich, que no fue abandonado tras la inclusión de las siete sepulturas que aparecieron, totalmente saqueadas, en los cuartos 8 y 11 (fase Ukmul) sino que incluso alcanzó mayor espectacularidad al añadírsele la llamativa crujía occidental (fase Nak). A este respecto, Landa (1982:59) escribía que en Yucatán «Comúnmente desamparaban la casa y la dejaban yerma después de enterrados, menos cuando había en ella mucha gente con cuya compañía perdían algo del miedo que les quedaba de la muerte.»

En cuanto a las ofrendas, contamos con sólo tres ejemplos muy dispares. Por un lado, la Ofrenda 2 que, aunque se rescató de un estrato del nivel de derrumbe y ligeramente ocultada en una esquina, podemos considerarla como un depósito ritual en superficie, vinculado a las tres sepulturas introducidas en ese cuarto.

Ofrendas similares han aparecido en diversos sitios de Oxkintok, tratándose generalmente de platos cerámicos acompañados de material lítico y, en ocasiones, de huesos animales. En el Grupo Ah Canul y dentro de esa categoría, proliferan los incensarios Postclásicos del tipo Chen Mul Modelado que, como ya hemos dicho, no recibieron número de ofrenda.

La Ofrenda 11 es, a nuestro entender, la más interesante por incluir además de una vasija idéntica a las de las tumbas de la crujía meridional del Palacio de la Serie Lunar, los restos de un no-nato. La presencia de niños asociados a depósitos rituales es una práctica que se repite con frecuencia en el Grupo Ah Canul y que al parecer también es habitual en otros sitios del área Maya (algunos investigadores llegan incluso a hablar de la presencia de fetos o de

En nuestro grupo, los hallamos en los enterramientos de los Palacios de la Serie Inicial y de la Serie Lunar y acompañando al personaje femenino enterrado en la Tumba 7, de ahí que no podamos adscribirlos a una única categoría de depósito ritual (ofrenda, tumba o enterramiento). Si el no-nato de la Ofrenda 11, dadas las características morfológicas de la misma, responde a fines votivos no podemos decir lo mismo del infante enterrado en la Tumba 7, a menos que lo consideremos como parte de la ofrenda que acompañaba al sujeto femenino. Pero insistimos, la información arqueológica no es los suficientemente explícita como para poder asegurar tal conjetura.

Examinando estos comportamientos, Becker (1993:62) relaciona la presencia de restos óseos infantiles con el concepto de alma y equipara la ausencia de alma en los fetos con la pérdida de ésta en el momento de la muerte, de ahí su asociación con los difuntos.

En lo que respecta a los cinco enterramientos registrados en el grupo, si bien han sido catalogados como tales, dadas sus características podríamos también denominarlos osarios: «lugar donde se entierra o hay enterrados huesos». De su estudio se deduce que todos ellos son secundarios, presentando una morfología similar para los dos periodos a los que pertenecen (fases Noheb II y Ukmul) y que fueron depositados en edificios de importancia político-administrativa, bien junto a otras sepulturas (Entierros 4 y 5), bien en ejes de estructuras (Entierros 1, 2 y 3).

Por el contrario, otros restos óseos recibieron peor tratamiento y, al parecer, fueron abandonados sobre el piso de algunos edificios. En el Grupo Ah Canul se registraron numerosos hallazgos de este tipo, localizados debajo de los potentes niveles de derrumbe, destacando el cráneo incompleto y fragmentado de un individuo adulto joven de sexo masculino que yacía, apoyado contra un muro, en uno de los cuartos de la Estructura CA-21. El cráneo está deformado intencionalmente con el tipo tabular oblicuo y además tiene un corte, también intencional, en la bóveda craneana. La singularidad del hallazgo, aún en fase de estudio, constituye un dato importante acerca de las deformaciones craneanas y de prácticas aparentemente quirúrgicas entre los Mayas antiguos.

En cuanto a patologías, en algunas osamentas se han detectado señales de degeneración osteoarticular, desarrollo de bordes osteofíticos y otras alteraciones asociadas a cloacas de infecciones osteomielíticas (Tumbas 5, 10 y Entierro 4). En este último caso se observa también pérdida ante mortem de los molares inferiores y otros esqueletos (Entierros 1 y 5) muestran mutilación dentaria.

Finalmente y a modo de resumen, diremos que los periodos mejor representados, desde el punto de vista ritual y funerario en este grupo, son las fases Noheb y Ukmul. La ausencia de ejemplares en Oxkintok correspondientes al Clásico Temprano y al Terminal nos impide establecer unos criterios o pautas generales extensivas a todos los periodos que comprende la secuencia cultural del sitio.

La ausencia de representatividad de ritos funerarios durante esos años se debe, en parte, al riguroso saqueo a que fue sometida la ciudad (en busca precisamente de tumbas y otros objetos de carácter ceremonial) y a la circunstancia de que los edificios más tempranos suelen encontrarse debajo de otras construcciones dificultando en gran medida su estudio y exploración.

Creemos, por ello, que futuras investigaciones en Oxkintok aportarán mayor cantidad de datos acerca de las prácticas funerarias pertenecientes a las épocas más tempranas.

Figura 1 Plano de Oxkintok, Yucatán

Figura 2 Plano del Grupo Ah Canul

Figura 3 Planta de la Tumba 5

Figura 4 Planta de la Tumba 7

Figura 5 Perfil y planta del Entierro 1

Figura 6 Perfil y planta del Entierro 2

Figura 7 Perfil y planta del Entierro 3

Figura 8 Perfil y planta de una tumba saqueada del Palacio Ch’ich

Figura 9 Planta de la Tumba 6

Figura 10 Planta de la Tumba 8

Figura 11 Planta de la Tumba 9

Figura 12 Planta de la Tumba 10

Figura 13 Planta del Entierro 4

Figura 14 Dibujo de la Ofrenda 2

Figura 15 Ofrenda 14. Arriba: collar de cuentas de jade y de concha. Abajo: Fragmentos de la vasija

REFERENCIAS

Becker, Marshall J.

1993        Earth Offerings Among the Classic Period Lowland Maya: Burials and Caches as Ritual Deposits. En Perspectivas Antropológicas en el Mundo Maya. Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid.

Binford, Lewis R.

1977        For Theory Building in Archaelogy. New York.

Brown, J.A.

1971        Approches to the Social Dimensions of Mortuary Practices. Memoirs of the Society for American Archaeology, Vol.25. Washington, D.C.

Chapman, R., I. Kinnes y K. Randsborg

1981        The Archaeology of the Death. Cambridge University Press, New York.

Landa, Diego de

1982        Relación de las Cosas de Yucatán. Editorial Porrúa, México.

Ligorred, J.

1989        El Grupo Ah Canul: Excavaciones en la Estructura CA-3. Oxkintok 2:8-17. Misión Arqueológica de España en México, Madrid.

Saxe, A. A.

1971        Social Dimensions of Mortuary Practices. Tesis Doctoral, Michigan University, Michigan.

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1992        Introducción: La Temporada de 1990. Oxkintok 4:7-20. Misión Arqueológica de España en México, Madrid.

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1989        Costumbres Funerarias de los Antiguos Mayas. Fondo de Cultura Económica, México.

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1978        Mortuary Practices and the Study of Prehistoric Social Systems. En Advances in Archaeological Method and Theory 1:105-141. Academic Press, New York.

Vidal Lorenzo, Cristina

1989        Estructura CA-6 (Palacio de la Serie Inicial). Oxkintok 2:18-29. Misión Arqueológica de España en México, Madrid.

1990        Excavaciones en el Grupo Ah Canul. Oxkintok 3:19-30. Misión Arqueológica de España en México, Madrid.

1992        El Palacio de la Serie Lunar (Estructura CA-5). Oxkintok 4:21-34. Misión Arqueológica de España en México, Madrid.

 

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