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39 – SISTEMAS DE ORGANIZACIÓN TERRITORIAL CUUCHCABAL–BATABIL–CUUCHTEEL: VARIACIONES ENTRE LA PLANICIE COSTERA Y TIERRA ADENTRO EN EL ÁREA NOROESTE DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN – Lorraine Williams-Beck – Simposio 21, Año 2007

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Williams-Beck, Lorraine

2008        Sistemas de organización territorial cuuchcabal-batabil-cuuchteel: Variaciones entre la planicie costera y tierra adentro en el área noroeste de la península de Yucatán. En XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2007 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.625-642. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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SISTEMAS DE ORGANIZACIÓN TERRITORIAL CUUCHCABAL–BATABIL–CUUCHTEEL: VARIACIONES ENTRE LA PLANICIE COSTERA Y TIERRA ADENTRO EN EL ÁREA NOROESTE DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN

Lorraine Williams-Beck

CIHS, Universidad Autónoma de Campeche

Palabras clave

Arqueología Maya, Península de Yucatán, Yucatán, Campeche, organización social, organización política, Postclásico, organización territorial

Abstract

CUUCHCABAL-BATABIL-CUUCHTEEL SYSTEMS OF TERRITORIAL ORGANIZATION:

VARIATIONS BETWEEN THE COASTAL PLAIN AND INTERIOR IN THE NORTHWESTERN AREA OF THE YUCATAN PENINSULA

This work offers a panorama of the variation seen in urban designs between three types or units of territorial organization among the Prehispanic Maya: the Cuuchcabal, Batabil, and Cuuchteel, based on the geopolitical classification proposed by Ralph L. Roys for the early Colonial period in this region. Analyzing the different ecological niches in which these types were situated in the northwestern area of the Yucatan Peninsula, one can deduce that during the Terminal Classic and Early Postclassic the environment did not influence these arrangements in geopolitical space, in fact other kinds of elements emerged which involved the placement and disposition of these units.

Los marcos teóricos que se escogen antes de llevar a cabo una investigación arqueológica dan forma no sólo al esquema de recolectar datos y a los análisis a qué se dirige y orienta la información recabada, sino que estructuran también los mensajes para responder las inquietudes de investigación y la manera en que se interpreta evidencia referente a los patrones de asentamiento, el medio natural y geográfico del área y cómo los pueblos de antaño se apropiaban de estos elementos en el espacio a través del tiempo.

En el presente trabajo se pretende externar las experiencias propias al contemplar dos paradigmas, la analogía histórica y el análisis simbólico con el fin de ilustrar ejemplos de cómo el paisaje sociocultural, se construye aparentemente de manera semejante en dos unidades políticas diferentes por medio de las relaciones jerárquicas entre sitios rectores y satélites en un caso, y por cuestiones simbólicas además de las relaciones entre pares en el otro. La diferencia entre estos dos casos no parece deberse estrictamente a los factores del medio ambiente donde se localizaban tanto las ciudades rectoras como sus satélites dependientes, que a primera vista presentaban un entorno natural casi idéntico sino se analizara bajo las perspectivas que aportan dos orientaciones teóricas distintas.

En esta investigación se revisan las áreas inmediatas de Calkini y de Acanmul, otrora capitales de las entidades políticas autónomas prehispánicas Ah Canul y Canpech respectivamente, que se localizan en la zona noroeste de la Península de Yucatán (Figura 1). Salvo la presencia de un riachuelo de temporal que se supone delimitaba una frontera prehispánica entre estas dos provincias (Roys 1957:11, 16), el medio natural alrededor de ambas zonas comparte una serie de comunidades de flora, fauna y de relieves topográficos con pocas diferencias relativamente la una de la otra en aproximadamente 350 km2 en el caso de Calkini y de unos 225 km2 en el área inmediata entre San Francisco de Campeche y Acanmul.

Los factores ambientales en donde se sitúan sitios arqueológicos Mayas en estas dos regiones de estudio, varían poco alrededor de lo que pareciera ser una norma generalizada en el área peninsular para ubicarlos en zonas ligeramente elevadas con una planicie alrededor y con suelos de los tipos kancab, tzekel y yaxhom, evitando los del tipo ak’alché que son impermeables y que ocurren en donde se estanca el agua.

Al principio, se estimaba también que estas dos unidades políticas se asemejaban por compartir una organización sociopolítica y comunitaria basada en el nivel de batabil con un consejo de gobierno compuesto por ciudades administrativas locales (batabilob) y lugares sujetos de menor complejidad (cuchteelob). La razón por lo anterior, radicaba en que no se había detectado Juego de Pelota alguno en el área urbana de las ciudades principales de las provincias Ah Canul o Canpech, siendo éste la infraestructura arquitectónica que identifica una ciudad capital (cuuchcabal) con una organización y complejidad del espacio edificado distinto y mayor a lo que sería el nivel inferior administrativo inmediato de batabil (Williams-Beck et al. 2005a).

En ambos territorios la investigación comenzaba sobre la base del marco teórico de la analogía histórica (Okoshi 1992, 2006; Rice 2004; Williams-Beck 2006a), en donde se aplican los conceptos lingüísticos sobre jerarquías autóctonas encontradas en la organización política y comunitaria agrupadas en espacios edificados específicos por unidades geopolíticas jerarquizadas también, como ciudad capital cuuchcabal, sitio de administración local batabil y barrio residencial sujeto cuchte’el, sustraídos de documentos Mayas de la zona noroeste peninsular para indagar sobre la naturaleza y ubicación de centros urbanos y barrios satélites sujetos a ellos en una jurisdicción política dada.

El modelo histórico retoma aspectos del esquema de Roys sobre la geografía política de los Mayas asentados en la península de Yucatán a principios del siglo XVI (Roys 1957). En el caso de la provincia Ah Canul, eran 16 pueblos bajo el mando directo del batab principal de la ciudad cabecera en Calkini (Okoshi Harada 1992, 2006) y otra serie de unidades sujetas administradas por los otros ocho batabob del consejo de gobierno, cuyos límites en el espacio geográfico no se detallaron en el documento para estos ocho consejeros.

En el caso para el área inmediata del sitio Acanmul, como ciudad principal de la provincia Canpech, Roys se mostraba indeciso en asignarle una categoría de unidad política como cuuchcabal con un halach uinic o consejo de batabob, debido a que ni esta provincia ni la de Champoton “…no se sabía hasta dónde se extendiera el territorio… que correspondía a ambas tierra adentro de la costa ni estaban bien documentadas las fronteras entre ellas y sus pares ni entre ellas mismas siquiera” (Roys 1957:167-169).

En 1997, al comenzar el proyecto de la suscrita intitulado “Estudio arqueológico del Códice de Calkini”, se encontraba no sólo que la ciudad rectora habría sido sepultada bajo la comunidad moderna, borrando casi por completo los cimientos de estructuras antiguas que se suponía estuvieran ubicadas en este lugar urbano, sino que también en las zonas periféricas rurales se registraba una cantidad no explicable de sitios contemporáneos entre sí (Figura 2), mostrando evidencias de ocupación fechadas desde el Preclásico hasta la época de contacto, que no están mencionados en ese título primordial (Williams-Beck 2006a).

Tanto por los documentos históricos revisados por Roys, como por el tenor del discurso político y social en el documento (Okoshi Harada 1992), se pensaba que la zona fuese media vacía de población, con unos cuantos asentamientos de dimensiones menores. No obstante, la realidad era otra. Para explicar la naturaleza y el trasfondo de este acontecimiento Okoshi Harada realizó otra revisión minuciosa del códice (Okoshi Harada 2006) y la suscrita hizo un análisis detallado de los materiales culturales y espacios edificados (Williams-Beck 2006a) documentados en el área de estudio.

Un resultado de estos esfuerzos resaltaba a un centro administrativo local particular, el batabil fronterizo Tzemez Akal, que se sujetaría a la jurisdicción de Calkini y estaría bajo el mando de otro batab nombrado por los Canul poco después de que esta facción política llegase al área quizás en la primera década del siglo XVI (Okoshi Harada 2006). Curiosamente el mismo batabil Tzemez Akal se encontraría posteriormente como sujeto del gobierno cuuchcabal en la provincia Tutul Xiu, de acuerdo al Título de Tierras de Maní (Roys 1972) levantado para ubicar precisamente los límites de su propia entidad política en 1557 y a unos doce años posteriores a la conquista de la provincia Ah Canul por los españoles (Figura 3).

Tal pareciera que Tzemez Akal fungiría siempre como un punto estratégico en la geografía política a través del tiempo entre los Xiu y los grupos de poder locales (Williams-Beck 2006a), que estaban encabezados por los Canche antes de que arribasen los Canul al área por instrucciones de los gobernantes de Mayapan a principios del siglo XVI.

Su fisonomía como paisaje edificado de una comunidad batabil muestra dos principales conjuntos con dimensiones monumentales, uno de aspecto funcional más bien administrativo con palacio de cuatro niveles (Figura 4) y otro de carácter ritual religioso y hasta quizá residencial para los grupos de élite locales con varios espacios edificados y monumentos asignados a distintos grupos de patio, delimitados discretamente en el área de mayor concentración de este segundo “barrio”. Ambos conjuntos edificados se sitúan en los costados sur y oriente respectivamente de una gran laguna con permanencia casi durante el año.

A pesar de la presencia de agua y de tierras agrícolas óptimas en esta zona y otra adosada al norte del sitio por el rumbo del cuchte’el dependiente de Matu de acuerdo al códice y que serían motivos lógicos por justificar la incorporación de este centro urbano a cualquier unidad política, la razón para anexar este lugar a la jurisdicción inmediata del batab de Calkini, según la fuente histórica, fuese netamente por cuestiones políticas (Okoshi Harada 2006) de remover el poder existente de la facción política Canche, controlar la frontera de la provincia y vigilar los movimientos de los Xiu, enemigos de antaño de los Canul. Tal parece que la laguna permanente ni las tierras óptimas constituirían razones suficientes y necesarias para incorporar a Tzemez Akal a la jurisdicción de los Canul, pero no se descarta la idea de que jugaron un papel importante en el lugar a través del tiempo.

El registro arqueológico del sitio muestra un cuadro parecido a los acontecimientos documentados en las fuentes históricas, en el sentido de que las afinidades cerámicas a lo largo de la ocupación de Tzemez Akal se relacionaban en un periodo con las esferas del noroeste peninsular, notando un cambio en que se incorporara el sitio y la región inmediata a la esfera de control de Chichen Itza, retomando de nuevo la relación estrecha con grupos del área noroeste peninsular después del ocaso de la primera gran metrópoli de las Tierras Bajas del Norte (Williams-Beck 2006a).

Es de notar que este batabil, al igual que los otros dos en Halal y Xicinchah, que también cuentan con lagunas de una permanencia con poco menos tiempo durante el año, no mostraba realmente una afinidad a través del material cultural con el área del Puuc oriental. A pesar de esto y probablemente contra voluntad propia, como ya había acontecido anteriormente cuando llegasen los Canul a principios del siglo XVI, Tzemez Akal, como el peón en un juego de ajedrez geopolítico, sería anexado después a la provincia Tutul Xiu con cabecera en Maní.

Ahora bien y como se mencionó anteriormente, el marco teórico de analogía histórica sobre esta misma clase de organización política descentralizada, bajo el mando de un consejo de gobierno, se hizo extensiva hacia el área inmediata de Campeche, puesto que de acuerdo con el Título de Calkini, la región habría sido integrada formalmente como territorio parcialmente despoblado a la jurisdicción de ese cuuchcabal durante el periodo de expansión y consolidación de la provincia Ah Canul quizá a unos tres lustros de la fundación del gobierno en Calkini a principios del siglo XVI, pero previo a la llegada de los españoles a la región inmediata en 1517 (Okoshi Harada 1992; Williams-Beck 2006).

Figura 1

Figura 2

Figura 3

Figura 4

Desde tiempo atrás, se estimaba que Acanmul pudiese haber sido una ciudad importante, como un batabil o sitio administrador local, en la provincia Canpech (Williams-Beck y López 1999). Esta categoría de organización política y comunitaria explicaba mejor el trazo urbano del lugar colocado sobre una protuberancia natural en medio del cauce del río Homtun (Figura 5), debido a que no contaba con la presencia de un Juego de Pelota, elemento arquitectónico que identifica una capital en el esquema de organización política cuuchcabal del área Maya peninsular (Williams-Beck et al. 2005a).

Al ahondar la investigación después de hallar esta infraestructura que había sido desmantelado casi por completo en época prehispánica (Jennifer Taschek y Joseph Ball, comunicación personal 2004; Williams-Beck et al. 2005a, 2005b), se revelarían elementos que ameritaban revisar con detalle y por medio de otra óptica teórica que explicara mejor la naturaleza de las relaciones estrechas que tuviese una capital como Acanmul con otras entidades políticas cercanas en el territorio geográfico como el área Puuc occidental, la región de los Chenes y la capital regional de Edzna, además de identificar en lo posible su propia jurisdicción política inmediata.

Al contemplar motivos para destruir el Juego de Pelota en escenarios que iban desde una conquista violenta (Williams-Beck et al. 2005b) hasta un mensaje de drenar y llenar el mar primordial de nuevo en este sector del sitio (Williams-Beck 2006b), el escrutinio del área se centró después en el río Otún, cuya etimología en el Maya Yucateco significa “acequia preciosa” o “acequia – anual”. La presencia de un río en esta región no sólo podría explicarse como un sistema de drenaje de los terrenos localizados al oriente y sur del área inmediata de Campeche, sino que, por medio de obras hidráulicas hechas por el hombre en los periodos Preclásico Medio y Tardío (Matheny 1983), se unirían los destinos políticos, culturales e ideológicos de Acanmul, Edzna, Champoton y otros pueblos encontrados a lo largo de este kuxun sum u ombligo acuático.

Si al principio otros investigadores estimaran este propósito como drenaje para el fenómeno de dos ríos en un ambiente como el área noroeste de la Península de Yucatán que carecía realmente de estos elementos naturales, el motivo principal por la presencia de ellos tampoco pudiera radicarse en cuestiones tan obvias como una anomalía del medio ambiente que fuese apropiada y mejorada mediante obras públicas complejas por los Mayas sólo con el fin de llevar a cabo el intercambio económico con pares próximos o lejanos, por drenar terrenos o de implementar un régimen de agricultura intensiva en el área inmediata.

Por ello, en esta región se decidió realizar adicionalmente un análisis simbólico que requiere cerciorar espacios edificados, elementos arquitectónicos y los acabados escultóricos y/o pintados que portan, así como otros aspectos específicos del medio ambiente primero y revisar después la repetición de motivos en ciertos contextos o los medios en donde se ubican los centros urbanos y satélites bajo estudio (Williams-Beck 2005b, 2006b, 2007), para documentar la frecuencia y estimar la naturaleza de estos elementos en el paisaje cultural. Lo anterior se hace porque con un análisis simbólico los mensajes suelen repetirse en distintos niveles de agregación con el fin de reforzar y reiterar el mismo discurso (Williams-Beck 2002, 2005, 2006b).

Resulta que tanto el núcleo urbano de Acanmul como Edzna fueron erigidos sobre una protuberancia que se parece a una isla inmersa en el agua (Williams-Beck 2006b, 2007). El patrón de que se construye el núcleo urbano de una ciudad en terrenos ligeramente elevados y envueltos por agua alrededor, sigue un modelo para diseñar sitios con atributos especiales desde el horizonte Formativo (Kappelman 2001; Reese-Taylor 2002; Reilly 2002; Schele y Kappelman 2001, 2002; Williams-Beck 2006b) que se localizan y están inmersos en nichos ecológicos especiales (Williams-Beck 2007) que crean el escenario idóneo para edificar un paisaje sagrado, cuyo mensaje parece ser lo mismo a lo largo y ancho de Mesoamérica: este es un “lugar de creación”.

Ahora bien, el modelo de diseño urbano para identificar ciudades sagradas como “sitios de creación”, que tiende a reforzar los papeles funcionales y simbólicos correspondientes, destaca ciertos elementos arquitectónicos claves. Uno es coatepec o “la montaña culebra”, el otro es “la montaña de sustento” y a cada uno le corresponden ciertos atributos o acabados arquitectónicos y/o escultóricos además de otros elementos específicos (Schele y Kappelman 2001).

En el caso de los complejos palaciegos de carácter administrativo tanto en Acanmul como en Edzna, cada ejemplo muestra una tapa de bóveda en la estructura más alta retratando al dios Kawil pintadas del color rojo sanguíneo, motivo que sugiere que estos elementos arquitectónicos sean “montañas de sustento”. Al mismo tiempo por estar colocados encima de plataformas elevadas de cuerpos escalonados con accesos medio restringidos hacia los niveles superiores, se pueden considerar a estos edificios también como “montañas culebra” (Figura 6), siendo dos elementos arquitectónicos clave en la determinación de espacios públicos como santuarios y escenarios para realizar ritos sagrados (Williams-Beck 2005b, 2006b, 2007).

En cada “sitio de creación”, entonces, estas infraestructuras arquitectónicas proporcionaban el modelo conceptual para organizar el espacio sagrado en los contextos públicos, por un lado, para reunir grandes cantidades de feligreses como en espacios privados para grupos específicos. Mientras el palacio administrativo en Acanmul se ubica en el costado norte de la plaza como espacio público de asamblea, el mismo conjunto en Edzna se coloca al costado oriental de la plaza central, replicando en su ubicación la localización de cada quien en el escantillón regional mayor.

Por otro lado, estas estructuras claves señalan también la validación divina para sustentar la autoridad política y cosmológica en un lugar dado, fungen como los modelos conceptuales del espacio sagrado y son como las escrituras de legitimación de las que la élite gobernante en cada lugar se apropiaría y construyera desde el horizonte Formativo hasta el periodo Postclásico Tardío (Williams-Beck 2006b, 2007).

Además de los indicadores estructurales para definir sitios sagrados con contextos santuarios, hay otros del medio ambiente como el firmamento encima o en medio del cual se sitúan sitios de creación en el área Maya (Williams-Beck 2007), que continúan una tradición cultural oriunda del área Olmeca (Reilly 2001) y cuyos principios giran alrededor del agua. Las comunidades del medio ambiente en este modelo enfatizan nichos particulares del paisaje geográfico como áreas pantanosas en donde se encuentra agua de superficie gran parte del año o por larga temporada, medios en donde brotan manantiales de agua dulce y/o en donde haya corrientes de agua como ríos, arroyos o desagües de temporal o lugares en donde crecen juncos y pastizales de sábana (Williams-Beck 2007).

Figura 5

Figura 6

COMENTARIOS FINALES

Las diferencias encontradas en los análisis de datos para las provincias Ah Canul y Canpech, por medio de un mismo paradigma y después por dos marcos teóricos distintos, parecieran radicar más en los motivos de fundación y su permanencia en el área como jurisdicción política, que en los factores del medio ambiente en donde se localizaban tanto los centros urbanos como sus satélites dependientes, que a primera vista presentaban un cuadro casi idéntico sino se analizara bajo perspectivas que aportan opciones distintas de interpretación.

En el caso de la provincia Ah Canul, la jurisdicción reflejaba una realidad distinta en el paisaje con sitios de mando y nexos políticos que fueron apropiados, conquistados o modificados por los Canul a su llegada. De acuerdo con el análisis del discurso del Título de Calkini, se incorporaron lugares claves en la jurisdicción previa como una manera de consolidar el poder en una región que no era suya ni de donde vinieron sus ancestros (Okoshi Harada 2006).

La misma fuente sugiere que la consolidación del área de mando como jurisdicción política podría haber alcanzado hasta la ciudad de Campeche, aunque los elementos materiales del registro arqueológico y arquitectónico para sustentarlo faltan por confirmar. Mientras otros lugares claves mencionados como suyos desde tiempo atrás, como el batabil Halal, muestran pocos conjuntos monumentales cuyos elementos arquitectónicos corresponden a una historia lejana, otros grupos como Xcalakya (Figura 7), cuchteel sujeto de Halal, sí afirman una actividad humana que corresponde al momento histórico justo antes de la llegada de los españoles como una reocupación de un sitio posiblemente abandonado anteriormente (Williams-Beck 2006a).

En el caso de Calkini hay un elemento claro en el análisis de fuentes múltiples en que se aplica el marco teórico de analogía histórica. Las relaciones entre pares políticos en esta región, y como regla general en la geografía política de cualquier jurisdicción con control centralizado o descentralizado incluso, reflejan relaciones entre personas por cuestiones de afinidades de matrimonio, de parentesco, de conveniencia política o de otra índole; no expresan el control absoluto de extensiones de terrenos como grandes cédulas de afiliación política o territorial única (Figura 8).

Esto ha sido desafortunadamente la norma para ilustrar la geografía política de los Mayas, sin cuestionamiento alguno desde Roys a la fecha y ahora es tiempo para desechar esta noción de extensiones geopolíticas enormes bajo el control exclusivo de un sólo individuo o de una sola facción política. Serían bien escasos los casos que sí confirmarían un modelo geográfico como los polígonos Thiessen y la teoría de lugar central, entre otros, porque “representan solamente un modelo teórico y una herramienta” para abordar un problema de investigación con el fin de acercarse a la configuración de un esquema mayor de asentamiento y organización comunitaria en un área de estudio.

No son una realidad histórica en el espacio o el tiempo como se afirma en el presente estudio de la provincia Ah Canul (Williams-Beck 2000, 2006a) y Canpech (Williams-Beck 2000, 2001a, 2001b, 2003b, 2004), ni en los casos para el área Puuc occidental (Williams-Beck 2003a, 2005a) y tampoco para la región de los Chenes (Williams-Beck 2001a, 2001b, 2002).

Ahora bien, mientras se podrían apreciar niveles específicos de integración política y localización de sitios a través del modelo cuchcabal-batabil-cuuchteel que retomaba una analogía histórica para el área inmediata de Campeche, o por lo menos a nivel de sitio en donde se detectan barrios discretos en el paisaje edificado de la ciudad capital de Acanmul incluso, el modelo analítico no alcanzaba explicar adecuadamente la complejidad histórica del problema ni las relaciones que se mantenían entre varias unidades políticas y ciudades rectoras, como Edzna, el área de los Chenes, el área Puuc occidental y otros a través del tiempo.

La ubicación de Acanmul en medio de un sistema ribereño hidráulico natural y confeccionado por el hombre habría sido reconocido incluso por los Mayas como un elemento del paisaje sagrado desde que se le asignaron el nombre de Homtun, “acequia preciosa o anual”, y fijaron un punto en donde se construiría este “lugar de creación y buen gobierno” probablemente desde el periodo Preclásico Medio (Williams-Beck 2007).

En un contexto regional, los datos ambientales, arquitectónicos y arqueológicos coinciden con que el kuxun sum u ombligo acuático que abarcara ambos ríos Champoton y Homtun y sus respectivos sistemas hidráulicos unirían los destinos de por lo menos tres ciudades capitales, Edzna, Acanmul y Champoton —que por analogía geográfica simbólica sólo puede localizarse en el punto sur y tierra adentro que le corresponde en el circuito ritual anual— así como a sus jurisdicciones políticas de control y mando.

La misma vía acuática deambulaba en este paisaje sagrado para realizar los itinerarios litúrgicos o políticos (Williams-Beck 2006b) en un andar ritual alrededor del mismo (Reese-Taylor 2002). Por estar situado en el lugar norte en este cauce acuático y con su complejo palaciego administrativo colocado en este mismo costado de la plaza de asamblea colectiva-mar primordial (Figura 9), Acanmul hubiese tomado el papel de creación, el lugar de los cielos y el espacio simbólico que albergara los espíritus de los ancestros del colectivo participante.

El Golfo de México ubicado hacia el poniente en este circuito ambulante jugaría el papel no sólo del inframundo que recibiera la “muerte cotidiana” o puesta del sol y los espíritus de los ancestros entrando al inframundo, aunque se le podría identificar también a este mar primordial con el legendario Zuyua de donde venían los ancestros. Champoton en el sur señalaría un límite del firmamento acuático del otro mundo hacia el poniente, hacia Xibalba y rumbo al oriente y a la promesa del renacimiento por deambular una vez más por el este noreste.

El papel de Edzna, colocado en la posición oriental de este circuito ritual espacial, al igual que la ubicación de su conjunto palaciego administrativo como montaña con papeles simultáneos de “culebra” y “sustento” ubicado en el rumbo oriental también adosado a la mar primordial -–plaza de asamblea— implicaría el sol saliendo de nuevo, el renacimiento y el inicio una vez más del ciclo ritual anual (Williams-Beck 2006b).

Si bien el análisis simbólico de los recursos naturales, su ubicación en un contexto terrestre regional y el contenido arquitectónico de cada capital sugieren a nivel hipotético la presencia de un circuito ritual con paradas específicas a lo largo del mismo, para realizar ciertas etapas de las agendas religiosas o políticas, hay evidencias adicionales que sostienen este modelo hipotético. De acuerdo con la investigación documental de John Chuchiak (2001, 2005), se realizó una inquisición en las diócesis de Campeche y Champoton a finales del siglo XVI y hasta la segunda década del siglo XVII, en donde los frailes franciscanos se quejaban por escrito de las actividades idólatras entre los nativos de esta región.

En el año 2006 la suscrita hizo recorridos por los pueblos ubicados a lo largo de los ríos Champoton-Homtun y los sistemas hidráulicos y desagües culturalmente modificados que los unen, localizando capillas de visita de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, que tenían techos de materiales perecederos, otras naves construidas de mampostería en la antigüedad han sido remozadas ahora y se encontraron además, restos de una capilla abierta erigidos en estas comunidades rurales cerca de la red hidráulica (Figura 10).

Lo anterior muestra concretamente una respuesta religiosa institucional Colonial a otro problema latente de idolatría en esta región, coincidiendo probablemente con la ruta de peregrinación religiosa prehispánica que se había fundado desde el horizonte Formativo Medio o Tardío por lo menos y continuaba hasta principios de la época Colonial. Todavía hoy en día una comunidad rural localizada en esta ruta, Hool, que probablemente fungía como una escala en esta procesión religiosa prehispánica incluso, sigue la tradición de antaño con una celebración en honor a la Virgen de la Candelaria, el día 2 de febrero cada año.

Figura 7

Figura 8

Figura 9

Figura 10

EPÍLOGO

Una reflexión final resalta lo preciso de contemplar cuidadosamente los modelos teóricos y la interpretación de hechos pretéritos en la investigación arqueológica. Ningún paradigma da respuesta completa o contundente de los acontecimientos que impulsaban a la gente para que se apropiaran de lugares específicos en el paisaje en donde asentarse, de los sistemas e infraestructuras que utilizaban para realizar ritos y ceremonias que conmemoraban los ciclos anuales de vida o de las relaciones de carácter político, económico y social que se entablaban con otros grupos a su alrededor.

Estas relaciones se amplían y se contraen de acuerdo a ciertas circunstancias que pueden o no ser detectados en el registro arqueológico. Lo mismo sucede con las interpretaciones simbólicas de los hechos cuando otras maneras para descifrarlos no completan el cuadro de manera satisfactoria. Modificando ligeramente al principio de Occam, a menudo la respuesta requiere de un esfuerzo más allá que lo obvio para explicarse adecuadamente.

AGRADECIMIENTOS

Las labores descritas en el presente trabajo no se hubiesen llevado a buen término sin la valiosa colaboración de la Mtra. Enna A. Sandoval Castellano, Rectora de la Universidad Autónoma de Campeche, y otros Directores Administrativos de su equipo de trabajo por apoyar con recursos humanos, materiales y financieros, así como su tiempo y paciencia los trabajos en Acanmul en 2004, en donde contamos con la Dra. Jennifer T. Taschek como la Directora de labores en campo y el Dr. Joseph W. Ball como Director de labores en gabinete.

La vida cotidiana en el campamento se hizo mucho más ordenada y organizada debido al cuidado de detalles que encabezó Yuri Cruz Roca, Jefa Administrativa del proyecto de investigación y capataz, con Marilyn Cantún Balan y Oswaldo Gutiérrez Trejo, nuestro chef extraordinario, en las instalaciones de la Estación Biológica de la UAC en Hampolol, bajo el cuidado del Biol. Sergio Padillo Paz, del CEDESU-UAC. Agradecemos también a la Mtra. Miriam Sahagún Arcila, Directora de CEDESU, quien nos proporcionó espacios dignos de vivienda y trabajo en la Estación Biológica durante las labores de campo en 2004 y 2005.

En las excavaciones de 2004 participaron los siguientes colegas y alumnos de posgrado: Arq. Brenda Lee Arreola González, Antrop. Maren Cruz Castañeda, y los arqueólogos Sara C. Clowery, Nadejda Golenichtcheva, Joshua D. Patterson, Esteban Ramírez y Koji Tsunoda. El Lic. Carlos Valladares Valle y Don Magno de la Farmacia del Centro nos proporcionaron alojamiento digno cuando vivimos por temporadas en Calkini de 1997 a 2000.

Quisiéramos dar las más cumplidas gracias a los Comisarios Ejidales Libi Zunza Chan (Bethania), Pedro Cahuich (Calkini), Carlos Chin Mis (Chemblas) y Omar Cantún Balan (Hampolol) por su respaldo oportuno de siempre y por habernos conseguido personal responsable con ganas de trabajar y empeño profesional. Hacemos una mención especial de los apoyos y consejos brindados por don José Domingo Uc Chi, del Consejo Supremo Maya en Calkini, el Prof. Miguel Suárez y el Dr. José Felipe Estrada Mijangos, Presidentes Municipales de Calkini, el Lic. Fernando Ortega Bernés, Presidente Municipal de Campeche, y Omar Cantún Balan, Presidente de la Junta Municipal de Hampolol, para llevar a buen término las labores en campo.

En 1999 la American Philosophical Society nos brindó financiamiento para realizar las labores en campo, por lo que agradecemos su gentil apoyo. Durante los años 2002-2004 las labores de investigación en campo y en gabinete del proyecto Historia regional diacrónica: Acanmul, Punto El Cuyo y San Francisco de Campeche fueron patrocinadas dignamente por el Programa de Investigación Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Finalmente, quisiéramos dar las gracias a los colegas del Consejo de Arqueología del INAH, por habernos avalado la propuesta de investigación.

REFERENCIAS

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2001         What the Heck’s a Coatepec? The Formative Roots of an Enduring Mythology. En Landscape and Power in Ancient Mesoamerica (editado por R. Koontz, K. Reese-Taylor y A. Headrick), pp. 29-54. Westview Press, Boulder.

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2001b         Canpech Province Continuity and Change. En Maya Survivalism (editado por U. Hostettler y M. Restall), pp. 87-98. Verlag Anton Suarwein, München.

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2004         Historia regional diacrónica: Acanmul, El Cuyo y San Francisco de Campeche. Tercer informe técnico parcial sobre labores en campo en 2003, entregado a la Universidad Autónoma de Campeche, al Consejo de Arqueología del INAH y al Gobierno del Estado de Campeche, febrero de 2004.

2005a         Western Puuc Sociopolitical and Community Organization as Viewed through Terminal Classic Ceramics. En Terminal Classic Socioeconomic Processes in the Maya Lowlands Through a Ceramic Lens (editado por S. Varela y A. Foias). BAR Publications, Oxford.

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2006a         Patrones de asentamiento y organización comunitaria previos a la formación de una jurisdicción política: Una evaluación arqueológica del Códice de Calkiní. En Nuevas perspectivas sobre la geografía política de los Mayas (editado por T. Okoshi Harada, L.A. Williams-Beck y A.L. Izquierdo), pp.291-338. Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma de Campeche y Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies, Inc., México.

2006b         Rivers of Ritual and Power in the Northwestern Maya Lowlands. Ponencia presentada en el XIII Wayeb European Mayanist Congress, Malmö, Suecia, diciembre.

2007         Revaloración de obras arquitectónicas prehispánicas “defensivas” en Campeche. Ponencia presentada en el VIII Congreso Internacional de Mayistas, Mérida, Yucatán, julio.

Williams-Beck, L.A. y E. López

1999         Historia en tres ciudades: Acanmul, Ah Kin Pech y San Francisco de Campeche. Estudios de Cultura Maya 20: 93-116.

Williams-Beck. L.A., J. Taschek y J. Ball

2005a         Acanmul: Capital prehispánica de la Provincia Canpech. Ponencia presentada en Segundo Congreso Internacional de Cultura Maya, Mérida, Yucatán, Marzo.

Williams-Beck, L.A., J. Taschek, J. Ball, B.L. Arreola González, M. Cruz Castañeda, S.C. Clowery, N. Golenichtcheva, J.D. Patterson, E. Ramírez, y K. Tsunoda

2005b         Historia regional diacrónica: Acanmul, El Cuyo y San Francisco de Campeche. Informe de investigación 2004, Propuesta de Investigación 2005, entregado a la Universidad Autónoma de Campeche, al Consejo de Arqueología del INAH, al H. Ayuntamiento de Campeche, Mayo de 2005.

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