075 Motivos de fauna en silbatos de la Costa Suroriental de Guatemala. Guillermo Mata Amado y José Emanuel Serech Van Haute – Simposio 28, 2014

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075 Motivos de fauna en silbatos de la Costa Suroriental de Guatemala.

Guillermo Mata Amado y José Emanuel Serech Van Haute

 

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Mata Amado, Guillermo y José Emanuel Serech Van Haute
2015 Motivos de fauna en silbatos de la Costa Suroriental de Guatemala. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 923-938. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Motivos de fauna en silbatos de la Costa Suroriental de Guatemala
Guillermo Mata Amado
José Emanuel Serech Van Haute
Palabras clave
Costa Suroriental, Santa Rosa, Jutiapa, Escuintla, El Salvador, Silbato, Fauna, Clásico Tardío, Posclásico.

Abstract
This paper presents a simple description of the animals represented in whistles of the Late Classic and Postclassic provenient from the Coast of the departments of east Escuintla, Santa Rosa, Jutiapa and the west of El Salvador. These whistles provide important information of the ancient environment and the importance of the animals in the past society of the East Coast of Guatemala. The music and the sounds of the whistles maybe accompanied ceremonies, events of hunt, and other activities. The sample shows the kind of fauna that exist in the region and what was the social implication of this whistles.

 

Esta ponencia hace referencia a una muestra de 36 silbatos encontrados en la Costa Sur de los departamentos de Santa Rosa, Jutiapa y parte de Escuintla, teniendo conocimiento que en la costa de El Salvador, también se han encontrado este tipo de artefactos (Boggs 1974).

Este pequeño informe sobre silbatos de la Costa Suroriental de Guatemala se concreta en dar información sobre la gran variedad y cantidad de silbatos de dicha área, dando algunas descripciones simples y medidas de estos.

Otro motivo de esta síntesis es iniciar y unificar una terminología práctica y correcta de las partes de los silbatos y el porqué de los animales representados. Además, se presenta este informe para que los arqueólogos tengan otra referencia sobre los tipos de silbatos zoomorfos de esta región del área Maya para futuras investigaciones.
Sobre silbatos no existe mayor información específica, como se puede comprobar cuando se consultan los primeros informes científicos sobre excavaciones en la parte correspondiente a objetos de cerámica (Spinden 1928; Morley 1946; Kidder Jennings y Shook 1946; Shook y Kidder 1952; Smith 1955; Ruz Lhuillier 1973; Sharer 1994; Sharer y Sedat 1987; Ohi 1994).

Sin embargo han habido otros estudios e informes que se han realizado sobre silbatos en el área Maya, por ejemplo Parsons (1969:69; lámina 14 a, d), en las amplias exploraciones que efectuó en Bilbao, Santa Lucia Cotzumalguapa (Boca Costa) en la sección dedicada a figurillas de cerámica indica que encontró alrededor de 12 figuras huecas que funcionaban como silbatos, algunas de ellas con tres soportes, con uno de estos sirviendo como boquilla, dos de estos en la fase Lagunilla, concluyendo que pertenecían al Postclásico Tardío. Sin embargo uno fue recuperado en contexto del Clásico Medio.

Woodbury y Trik, al publicar los resultados de sus exploraciones en Zaculeu, Huehuetenango, reportaron que durante todas las excavaciones, únicamente se encontraron tres silbatos que provenían de diferentes fases y cada uno en un estilo único. El primero, de la fase Atzan, se tocaba por un lado, era tubular y contenía bolitas que lo convertían en silbato y sonajera. El segundo, de las fases Qankyak y Xinabahuh, se hacía sonar por un extremo, y no tenía forma de efigie.
En las publicaciones sobre Chalchuapa en El Salvador, se mencionan silbatos (Sharer 1978:119). En la extensa muestra de cabezas de figurillas, algunas parece que pudieron tener la función de silbatos. En otra publicación sobre Chalchuapa, Ohi (2000:130) menciona que entre las cinco cabecitas de la etapa Bajareque Quemado, tres tenían la función de silbatos u ocarinas. También refiere que en Casa Blanca recuperaron cuatro ocarinas.

Daniela Triadan reporta silbatos para Aguateca, la muestra que analizó consiste en 396 silbatos de 703 figurillas (Triadan 2005:33), estos consisten en silbatos pequeños, con una cámara de resonancia y dos agujeros auxiliares de digitación en la espalada, produciendo así tres sonidos distintos. La boquilla de estos se encuentra en el fondo de la espalda y en conjunto con las piernas frontales forman un trípode. Hay algunos silbatos de la colección con dos o tres resonadores colocados en fila, estos poseen cuatro agujeros auxiliares, por lo que crea diversas notas (Ibíd.).
Víctor Castillo, en su tesis de licenciatura sobre Figurillas Antropomorfas de la Costa Sur menciona once silbatos antropomorfos del estilo Tiquisate de 278 figurillas de la Costa Sur (Castillo 2008:35).

El Proyecto de Rescate Naranjo, ciudad de Guatemala, reporta varios fragmentos de silbatos zoomorfos del Preclásico Medio (aves, tacuacines, tepezcuintles, monos, felinos y un pez “anfibio”), además de 26 canales de insuflación (Linares 2010:262-267).

Becquelin, en las investigaciones en Nebaj menciona silbatos reportados por Smith y Kidder en 1951 (Becquelin 2001:185-186).

Para la Cuenca Media del Río Chixoy, Alain Ichon reporta silbatos con tres cámaras de resonancia globulares, conocidos comúnmente como “ocarinas” (Ichon 1996).
También se puede mencionar la ponencia de 2005 del Dr. Guillermo Mata Amado sobre los silbatos de la Costa Sur de Santa Rosa (Mata 2005), y los innumerables trabajos de arqueomusicología de la arqueóloga alemana Vanessa Rodens.
Otro importante estudio sobre silbatos es el hecho por Alfonso Arrivillaga en su publicación Aj’, Instrumentos Musicales Mayas (2006), en el que estudió los distintos tipos de silbatos y otros instrumentos de la colección del Museo Popol Vuh.

Antecedentes
La mayor parte de las tierras de la Costa Sur de Guatemala tienen un suelo y sub suelo de importante vocación agrícola debido a su profundidad y elementos que contiene, por lo que ha sido utilizada desde la época prehispánica hasta la actualidad como terreno principal para la agricultura en grandes proporciones.

En el Siglo XIX se comenzó con la explotación intensiva de las tierras de la Costa Sur (principalmente en la Bocacosta) con los cafetales a partir de 1850 hasta nuestros días, aunque ya no en gran cantidad. Los importantes monumentos del área de Cotzumalguapa fueron encontrados en labores agrícolas con la siembra del café, en sus inicios.

Por un convenio entre el gobierno de Guatemala y el estadounidense se permitió que la United Fruit Company utilizara las tierras de la Costa Sur para la siembra del banano desde el año de 1902 hasta 1944.

Durante la tala de grandes árboles en este tiempo y los extensos movimientos de tierra, afloraron gran cantidad de objetos arqueológicos que fueron recolectados y llegaron a formar varias importantes colecciones, la mayoría fueron exportadas al exterior.

Ya en los años de 1945 al 50 se principió a sembrar algodón, hasta los años de 1970, donde fue abandonado el cultivo debido al inmoderado uso de los suelos y a la baja de los precios.

Durante esos años al cultivar el algodón y remover la tierra, aparecieron muchos objetos arqueológicos y al crecer este quedaban amplios surcos entre las líneas de la plantación. Entre ellas aparecían en la superficie miles de fragmentos de cerámica, figurillas, silbatos enteros, y objetos de piedra. Debido a la baja altura del algodón y a su distribución en el suelo, las personas que trabajaban en las plantaciones recogieron varios de estos artefactos.

Posteriormente esas tierras volvieron a ser potreros y luego, en la segunda mitad del Siglo XX y con el aumento del precio en el azúcar, principió el auge de la siembra de la caña de azúcar con la utilización de múltiples aparatos agrícolas y se colocó riego. El zanjeado ocasionalmente dejaba al descubierto varios artefactos, que eran recogidos por los operadores de las maquinas o sus ayudantes para venderlos posteriormente.

Desde finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX se despertó por varias personas individuales, universidades extranjeras, e instituciones con el capital necesario, la exploración de sitios arqueológicos en Guatemala, incluyendo la Costa Sur.
En los principios del Siglo XX, por la proximidad de toda la planicie al suroccidente del valle donde se localiza la Nueva Guatemala de la Asunción y siendo atravesada con el camino que conduce a la ciudad de Antigua Guatemala, existían cientos de montículos en propiedades privadas y en los cascos de las fincas sus propietarios mostraban los importantes monumentos encontrados en sus haciendas (Villacorta J.A. 1938). Por lo que la Institución Carnegie de Washington principió los importantes trabajos que duraron varios años, se realizaron además las publicaciones de sus hallazgos, convirtiéndose en obras maestras de sus delicados métodos de trabajo utilizados en Mesoamérica.

El arqueólogo Edwin Shook constantemente exploraba y anotaba en sus notas todos los que encontraba a lo largo de la Costa Sur. Dichas notas hoy se encuentran reguardadas en la biblioteca de la universidad Del Valle y en Cirma (Shook 2010).
En 1965 se publica la extensa obra (Wauchope, editor, 1965) que en el volumen 2 contiene un artículo por E. Shook sobre inspecciones en la Costa Sur de Guatemala y otro por Susan W. Miles que menciona algo sobre la Costa Sur de Guatemala.
En 1958 Michael Coe (1961) realiza investigaciones en el sitio de las Victorias, Ocos, San Marcos, buscando ocupación del Preclásico Temprano.

Luego, Frederick Bove (1993) y su equipo desde finales de 1980 efectuaron los mayores reconocimientos, trabajo de campo y publicaciones en la Costa Sur de Guatemala, resaltando el Proyecto Balberta (1984-1987).

Después, se han realizado varias investigaciones en la Costa Sur de Guatemala llevadas a cabo por Barbara Arroyo en Tecojate (1991-1993) y en el litoral de Suchitepequez y Tiquisate (1995-1997) (Arroyo 2000:112), Michael Love en el Ujuxte y La Blanca (1983-1985 y 2003-2008) (Pinzón 2011:27 y 28), Jonathan Kaplan en Chocolá entre 2003 y 2005 (Kaplan 2007), Oswaldo Chinchilla en la Zona Nuclear de Cotzumalguapa desde 1993 (Arroyo 2000:112), Francisco Estrada-Belli en la costa del departamento de Santa Rosa (1994-1997) (Ibíd.), Arthur Demarest y Mary Pye en el Mesak (1987-1988) (Pye 1993:225), Miguel Orrego y Crista Schieber en Tak’alik Ab’aj (desde 1987) (Arroyo 2000:112), y actualmente el Proyecto Río Seco de la Universidad del Valle de Guatemala, entre otros.

Silbatos
Los silbatos son instrumentos musicales aerófonos, de la misma familia de las flautas, ocarinas, “trompetas” y otros. Estos generan su sonido a través de la vibración de una columna de aire. Los silbatos se conforman de una embocadura que puede estar directamente incisa en la pieza o bien en una boquilla aplicada; un bisel de salida de aire, una o varias cámaras de resonancia (depende el silbato), y podría poseer uno o más agujeros de digitación, los cuales sirven para cambiar el sonido del instrumento (Fig.1), estos pueden ser planos o de anillos, si se encuentran en una protuberancia (Arrivillaga, comunicación personal 2014).

Un silbato funciona cuando se insufla una corriente de aire por la embocadura, que al penetrar en el canal de insuflación, choca contra el labio superior de la boca del bisel de salida de aire (Flores y Flores 1981:13), luego la corriente da una vuelta en la cámara de resonancia para después salir por el mismo bisel, y si tuviera, también por los agujeros de digitación (Fig.2).

Los silbatos en la época prehispánica pudieron tener varias funciones, entre estas pudieron estar: la comunicación a larga y mediana distancia, los rituales con danza y sonidos en armonía (música), o bien para imitar los sonidos de la naturaleza; aunque pudiera haber una infinidad de otras hipótesis sobre el uso de dichos instrumentos.

Muestra estudiada
La muestra estudiada corresponde a 36 silbatos zoomorfos encontrados en la Costa Suroriental de Guatemala, comprendiendo los municipios de Escuintla, Santa Rosa y Jutiapa (Fig.3), teniendo mayor predominancia los provenientes de Santa Rosa, éstos empezaron a ser recuperados desde la década de 1950 cuando toda la zona fue deforestada y aplanada por maquinaria pesada para utilizar estas tierras para el cultivo de algodón. La zona específica, pero no limitante, correspondió al área ocupada por las fincas Canta Rana, San Francisco Miramar, El Bonete, La Máquina y muchas otras de la zona. Cada año, cuando la maquinaria pesada pasaba, se exponían diferentes clases de objetos.

La zona en la que los silbatos se hallaron se encuentra en la sabana tropical costera, la cual posee innumerables ríos que descienden de la cordillera volcánica, además de poseer amplios pastizales, estuarios y playas marinas con densos manglares; y pantanos salobres (Villar 2008:49-50). Esto permite entender la presencia de cierta fauna representada en los silbatos estudiados.

Al ser piezas sin un contexto definido, se trataron de fechar según sus características estilísticas, así se determinó que las piezas pudieron haber sido hechas entre el Clásico y el Posclásico.

Los silbatos que se estudiaron para esta ponencia fueron clasificados según su clase taxonómica: anfibios, reptiles, aves, mamíferos y seres fantásticos. Luego, cada una de estas fue subdividida según la clase de animal representado. Se puso énfasis en la distribución de las partes organológicas de estas piezas y las técnicas de manufactura con las que fueron hechas.

Batracios
Sapos (Fig.3): Entre la muestra se identificaron cinco sapos, cuatro de ellos fueron moldeados y uno fue modelado. Cuatro de los moldeados poseen características similares. Los rostros de estos son triangulares con los ojos circulares, fosas nasales hechas por pequeños punzonados y la boca levemente incisa, el cuerpo en posición natural con las patas delanteras un poco extendidas y las traseras contraídas, además poseen la embocadura en los pies (a excepción de un ejemplar moldeado), y el bisel directamente debajo de esta, tres de estos tienen dos agujeros de digitación en los costados de la parte anterior. También es notable en estos la presencia de rastros de pintura blanca y naranja. Uno de los sapos moldeados es mucho más grande que el resto de los silbatos teniendo como dimensiones 3.4 cm de alto, 5.6 cm de ancho y 8.2 cm de ancho, mientras que el resto oscila entre los 4.2 a 5.0 cm de ancho, 2.8 a 3.7 cm de alto y 4.2 a 6.6 cm de largo, además de poseer la embocadura en la boca, a diferencia de los demás quienes la poseen en los pies. La única pieza modelada posee los ojos rasgados y la boca hecha por medio de una incisión que perfora la pieza y forma la embocadura, y en la parte inferior, en el cuello posee su bisel, tiene una postura de cuerpo muy parecida a los demás sapos, con las patas delanteras un poco extendidas y las traseras contraídas. Cabe destacar que a los cinco sapos se les resaltan los lóbulos, demarcados por incisiones, acanaladuras o molduras. Por lo que se cree que se trataba de mostrar las glándulas parótidas de estos, las cuales si pertenecen al Bufo marinus, producen una substancia conocida como bufotenina que produce efectos alucinógenos y medicinales (Torres 1984:152). Otros ejemplos de esta relevancia a las glándulas parótidas se pueden encontrar en los monumentos en forma de sapo de Kaminaljuyu y en los sapos representados en las vasijas polícromas de las Tierras Bajas.

Ranas (Fig.4): Las ranas corresponden a seis ejemplares de la muestra, cinco de ellas fueron modelados y una fue moldeada, pareciendo mucho más tardía que las demás. Las ranas poseen las cabezas redondeadas cuatro con los ojos aplicados, uno con los ojos moldeados y el último carente de estos. Las ranas poseen el cuerpo globular, las patas delanteras en posición natural. Las patas traseras de los seis ejemplos se encuentran completamente extendidas y arqueadas, imitando así el salto de estos animales. Poseen una incisión en el lomo igual que los lóbulos de los sapos. Dos ejemplares poseen pintura blanca, dos engobe crema, dos engobe negro y una engobe naranja. Las ranas poseen la embocadura en la boca y en el cuello el bisel de salida de aire, además de dos agujeros dactilares, uno en cada costado. Las medidas de estos silbatos rondan entre los 3.6 a 6.0 cm de ancho, 2.9 a 4.8 cm de alto y 8.7 a 10.8 cm de largo. Se diferenciaron de los sapos debido a su postura más ágil y su morfología ligera acercándose más a las características de dicho grupo de anfibios.

Reptiles
Tortugas (Fig.5): La muestra posee dos tortugas modeladas, cada una de estas posee diseños particulares en el caparazón. La primera, de pasta crema, posee un diseño cruciforme inciso. Mientras que la segunda, de pasta café y engobe negro posee un diseño parecido a un glifo esgrafiado, este podría tratarse de un ave o un ser esqueletizado con un complejo tocado (posiblemente un ave). Ambos silbatos poseen la embocadura en la cola y el bisel directamente debajo de esta. Las dos carecen de agujeros de digitación. Las dimensiones de estas son 5.6 cm y 6.2 cm de ancho, 3.7 y 4.3 cm de alto, 6.7 y 8.2 cm de largo.

Cocodrilos (Fig.6): La muestra posee dos cocodrilos, uno modelado de 5.8 cm de ancho, 7.8 cm de alto y 9.1 cm de largo, con rasgos de quema y con un agujero para que se pudiera colgar en cada pata trasera (Fig.6, arriba); y el otro moldeado de 7.8 cm de ancho, 6.3 cm de alto y 17.9 cm de largo, de rasgos realistas y recubierto por un engobe crema (Fig.6). El primero pareciera ser más temprano que el moldeado. El cocodrilo modelado posee su embocadura en la cola, con su bisel directamente debajo de esta, posee cuatro agujeros de digitación de anillo, dos en el lomo y dos en el pecho. Mientras que el segundo posee su embocadura entre el cuerpo y la pata delantera izquierda, y el bisel en el pecho, careciendo de agujeros de digitación.

Aves
Pato: Hay una sola representación de un pato, el cual corresponde solo a una cabeza con su cuello de 3.8 cm de ancho, 5.8 cm de alto y 5.0 cm de largo. Se encuentra modelado y alisado, aunque el cuello pareciera mucho más burdo que el resto de la cabeza, sugiriendo que este pudo haberse insertado en algún cuerpo. Posee su embocadura en el extremo distal del cuello, con su bisel en la parte posterior de la cabeza, además tiene un agujero de digitación en la parte sagital (superior) de esta (Fig.7, fila inferior, derecha).

Ave Canora: Hay un ave del orden Passeriforme o Ave Canora, esta se encuentra modelada y posee el estilo del Clásico Tardío. Se encuentra posada, con las alas plegadas al cuerpo. Posee su embocadura en el extremo distal de la cola, y el bisel en la unión entre la cola y el cuerpo, no tiene agujeros dactilares. Posee rastros de pintura blanca. Sus dimensiones son 4.1 cm de ancho, 3.5 cm de alto, 5.3 cm de largo (Fig.7, fila superior, centro).

Torogoz: La muestra contiene un Torogoz (Eumomotasuperciliosa), identificado porque posee el pico recto, ligeramente doblado y la cola larga. Este silbato se encuentra cubierto por un engobe negro micáceo, típico de los acabados de superficie de cerámica de oriente. Se encuentra modelado. Posee su embocadura en la parte distal de la cola, su bisel en la parte posterior del cuerpo, y en la parte anterior tiene cuatro agujeros de digitación, dos en cada costado del pecho. Sus ojos se componen de un agujero que atraviesa la pieza, sugiriendo el uso del silbato como colgante. Las dimensiones de la pieza son de 3.0 cm de ancho, 5.2 cm de alto y 2.4 cm de largo (Fig.7, fila inferior, centro).

Ave con Cresta: Esta ave posee la característica de tener una protuberancia entre los ojos, hay dos especies que podrían relacionarse con esta y que son comunes de la Costa de Guatemala: el pato de patio (Cairiniamoschata) y la jacana (Jacana spinosa). Este silbato fue modelado y posee cuatro soportes triangulares. Posee su embocadura en la cola, y en la unión entre la cola y el cuerpo tiene su bisel, posee también dos agujeros de digitación, uno en cada costado. Las dimensiones del silbato son de 5.1 cm de ancho, 5.9 cm de alto, 7.5 cm de largo (Fig.7, fila superior, derecha).

Pájaro Carpintero: Esta ave se parece en su estilo al Ave Canora, posee una cresta puntiaguda entre los ojos, similar a la que tienen varias especies de pájaro carpintero de los climas tropicales como el Dryocopuslineatus. Posee rastros de un baño crema delgado. Tiene su embocadura en el extremo distal de la cola, su bisel entre la cola y el cuerpo y posee un agujero dactilar en el centro del pecho. Sus dimensiones son 4.0 cm de ancho, 4.2 cm de alto y 4.3 cm de largo (Fig.7, fila central, derecha).

Representación de un Ave Gemela: Este silbato es el único de la muestra con dos cámaras de resonancia representadas por los cuerpos. Parecieran dos aves individuales unidas por las alas, fueron hechas por medio de modelado. En el ala izquierda de la pieza hay un agujero que servía para llevar el silbato colgado. Esta pieza posee su embocadura en la cola, su bisel entre los pies y también tiene dos agujeros de digitación, uno en cada lado de la espalda. Las dimensiones de la pieza son de 9.5 cm de ancho, 8.3 cm de alto y 5.5 cm de largo (Fig.7, fila superior, izquierda).

Ave Bicéfala: Esta es una de las pocas representaciones del águila bicéfala hecha en la época prehispánica, con algunos otros ejemplos en el centro de México y Oaxaca. Cada cabeza posee una cresta y un collar que le cubre solo la parte posterior del cuello. Posee su canal de insuflación en el extremo distal de la cola, su bisel entre las piernas y tiene dos agujeros de digitación en el pecho, uno en cada costado. Sus dimensiones son de 7.0 cm de ancho, 7.2 cm de alto y 5.1 cm de largo. Esta se encuentra modelada (Fig.7, fila central, izquierda).

Aves sin clasificar: Estas son dos aves que al carecer de elementos característicos, no es posible determinar a qué orden o familia taxonómica pertenecen. El primero de estos se encuentra en la misma posición que el torogoz (vertical), y posee casi las mismas características, pero este tiene el pico corto y achatado con dos punzones como sus fosas nasales. Posee su embocadura en la cabeza, su bisel en la parte posterior del cuello, y tiene además cuatro agujeros de digitación, dos en cada costado del pecho. El pico es atravesado por un agujero, por lo que la pieza pudo servir como colgante, sus dimensiones son de 7.3 cm de ancho, 7.6 cm de alto y 6.3 cm de largo (Fig.7, fila central, centro). La otra pieza es un ave en vuelo y carece de pico, es de manufactura muy sencilla, posee su embocaduras en el extremo distal de la cola y su bisel en la unión entre el cuerpo y la cola, sus dimensiones son de 7.2 cm de ancho, 4.4 cm de alto y 6.3 cm de largo (Fig.7, fila inferior, izquierda). Ambas aves se encuentran modeladas.

Mamíferos
Armadillos (Figs.8 y 9): En la muestra hay cuatro armadillos, tres moldeados y uno modelado. Hay dos de los armadillos moldeados que son muy similares, sugiriendo una producción en masa, estos se encuentran en posición natural, poseen en la espalda un diseño de bandas cortas alternadas con bandas anchas con diseños triangulares, poseen restos de pintura blanca y la mitad izquierda del rostro no se encuentra bien definido, poseen la embocadura en un borde del caparazón, uno del lado derecho y el otro en el izquierdo, con el bisel directamente debajo de este, carecen de agujeros de digitación, miden entre 8.6-8.4 cm de ancho, 7.2-9.2 cm de alto y 13.3-13.4 cm de largo (Fig.8, abajo). De los moldeados hay uno diferente, mucho más pequeño, mide 4. 6 cm de ancho, 4.5 cm de alto y 8.9 cm de largo, su posición indica que se encuentra corriendo y posee la embocadura en la cola y el bisel directamente al lado del canal de insuflación, en la parte anterior del silbato. También posee rastros de pintura blanca (Fig.8, arriba). El silbato modelado (Fig.9) posee una boquilla detrás de la cabeza que contenía la embocadura, carece de extremidades y es completamente globular, con la cabeza aplicada, está recubierto de un baño crema bien pulido. Posee cuatro agujeros de digitación en el pecho, y el bisel se encuentra en la parte trasera del cuerpo. El sonido de este silbato se diferencia de las demás figurillas pues es grave y melodioso. Sus dimensiones son 7.0 cm de ancho, 11.1 cm de alto y 6.4 cm de largo.

Cánidos (Fig.10): La muestra incluye tres cánidos, estos se encuentran moldeados, uno de ellos se encuentra con todo su cuerpo completo (Fig.10, izquierda), posee su embocadura en la cola, su bisel en medio de las piernas y posee cuatro agujeros dactilares dos en el costado y dos en el pecho. El rostro de este silbato es muy expresivo y posee finos detalles, según su estilo pareciera ser del Clásico Tardío, mostrando ser parte de la tradición Tiquisate, sus dimensiones son de 7.6 cm de ancho, 7.8 cm de alto y 13.2 cm de largo, posee restos de pintura blanca y naranja. El otro cánido está representado solo por la cabeza (Fig.10, derecha), pero posiblemente tuvo su cuerpo entero y fue un silbato grande, posee su embocadura en la boca, su bisel debajo del hocico y carece de agujeros dactilares, está recubierto de un engobe café delgado, sus dimensiones son de 6.0 cm de ancho, 6.6 cm de alto y 8.3 cm de largo. El tercer cánido está representado por una cabeza, posee un collar que separa la cabeza de un apéndice cilíndrico detrás, aduciendo que formó parte de una vasija o una pieza más grande. La embocadura se encuentra dentro del apéndice, y el bisel entre la cabeza y el cuello, no posee agujeros dactilares. La pieza se encuentra moldeada y sigue los estándares estilísticos del resto de los cánidos de la muestra. Posee restos de pintura blanca y naranja. Las dimensiones de la pieza son 3.0 cm de alto, 3.4 cm de ancho y 6.9 cm de largo (Fig.10, centro). Por sus características morfológicas, el primer ejemplo pareciera ser un perro (Canisfamiliaris), los dos últimos podrían también ser de esta especie, o bien podrían tratarse de coyotes (Canislatrans), muy representados también en el arte prehispánico.

Roedores (Fig.11): La muestra incluye un solo ejemplo de roedor, posiblemente una ardilla, esta se encuentra totalmente moldeada y está completamente hueca, posee un apéndice cuadrado en la espalda con un agujero que lo atraviesa, funcionando la pieza como un colgante. Se encuentra recubierta por un engobe naranja, acompañado de pintura blanca. El roedor pareciera que está comiendo. Sus dimensiones son de 4.2 cm de ancho, 9.5 cm de alto y 7.6 cm de largo. Posee su embocadura en la cola fragmentada, con el bisel debajo de las patas, carece de agujeros de digitación.
Quiróptero (Fig.12): Hay un quiróptero entre los silbatos el cual guarda muchas similitudes con el cánido finamente moldeado, aunque este es mucho más burdo, posee las alas plegadas y se encuentra con una mano en la boca. Este posee su embocadura en la cola, y más arriba se encuentra el bisel, carece de agujeros de digitación. Sus dimensiones son 4.1 cm de ancho, 5.3 cm de alto y 3.5 cm de largo. Existen ejemplos similares a este en la costa occidental de El Salvador.

Animales Fantásticos
Ave con Serpiente (Fig.13, arriba): Estos seres fantásticos son representados por dos silbatos de la muestra y corresponde a aves (una pareciera representar a un ave acuática y la otra a una de rapiña) con el cuerpo alargado y la punta de este tocando la cabeza, como si fueran ofidios, podría ser que signifiquen la dualidad de la tierra y el cielo tan presente en el imaginario mesoamericano o bien que fueran simples decoraciones y simplificaciones del cuerpo. Estos poseen su embocadura en un recodo del cuerpo, y el bisel directamente debajo de este, no poseen agujeros de digitación. El ave acuática se encuentra modelada y el ave de rapiña moldeada, ambas se encuentran recubiertas de pintura blanca. Sus dimensiones aproximadas son 4.6 cm de ancho, 3.5 cm de alto y 7.8 cm de largo.

Felino con Escamas (Fig.13, abajo, izquierda): En la muestra hay un silbato que representa la cabeza de un felino, con narigueras estilo Tiquisate y con los ojos hechos por medio de dos grandes concavidades, pero posee la particularidad de tener dos hileras de escamas en diamante en la parte occipital de la cabeza, no posee cuerpo, sino solo una boquilla donde se encuentra la embocadura, haciendo que la pieza tenga forma de espiga. Posee su bisel debajo de la parte distal de la cabeza. También tiene dos agujeros de digitación en la frente. Sus dimensiones son 5.9 cm de ancho, 5.1 cm de alto y 9.3 cm de largo. La pieza se encuentra modelada y posee pintura roja en la cabeza, blanca en las escamas y naranja en la boquilla.

Cabezas Antropozoomorfas (Fig.13, abajo, derecha): Estos representan la parte superior de un humano con ojos almendrados y arrugas en el rostro. A partir de la nariz de estos, surge el pico de un ave rapaz. El primero de los ejemplos, el de menor dimensión, posee dos apéndices ovalados a cada lado del rostro, en cada uno de ellos hay un agujero que atraviesa la pieza los cuales hacían que la pieza sirviera como pendiente, sus dimensiones son de 5.9 cm de ancho, 4.5 cm de alto y 7.5 cm de largo. El segundo, de mayor tamaño y calidad estilística, posee el cabello finamente representado, amarrado con un moño, y otros rasgos de la cara como nariz y orejas. Además de poseer engobe blanco y naranja, sus dimensiones son de 5.2 cm de ancho, 5.2 cm de alto y 8.2 cm de largo. Ambos silbatos poseen la embocadura en apéndices colocados sobre la cabeza, y el bisel detrás de la cabeza. El silbato más pequeño tiene dos agujeros de digitación en cada mejía, mientras que el otro carece de estos. Estilísticamente estas dos piezas son parte de la tradición Tiquisate, además de guardar una similitud lejana con los monumentos 65 y 71 de El Baúl (Hombres Coyote).

Conclusión
La muestra analizada para esta ponencia demostró que los motivos zoomorfos en dichos silbatos corresponden a fauna local de la Costa Sur del Área Maya, por lo que se puede inferir que los antiguos habitantes de esta zona geográfica trataban de representar su entorno tanto plásticamente con el trabajo en barro, como organológicamente con los sonidos atribuidos a cada pieza y que en algunas ocasiones manifestaba la sonoridad de ciertos animales exhibidos en el silbato, como las aves o los anfibios, mientras que en otros casos posiblemente se quería dar la idea del animal mediante resonancia de la pieza.

Los animales que en los silbatos se encuentran representados pudieron tener distintas connotaciones, estas son: como animales útiles, al servir al ser humano para su subsistencia y compañía, por ejemplo algunos animales que sirven de alimento como ciertas aves, tortugas, anfibios, armadillos, incluso perros que también son acompañantes de las personas en la vida y en la muerte. También hay animales con sentido ideológico, cosmogónico o religioso, tales como los cocodrilos, sapos, perros, coyotes, aves, animales fantásticos, etc. Que representan aspectos sociales, mitológicos y alegóricos para los habitantes del área costera. También hay un tipo de manifestación más naturalista que pudo inspirar a los artesanos, representando la fauna que rodeaba a los asentamientos a manera de exaltación a los ecosistemas imperantes.

Los silbatos son la evidencia más clara de los sonidos de la antigüedad, pues los mismos que hacían anteriormente lo siguen haciendo ahora. Por lo que es importante su estudio y la creación de apartados específicos y detallados en los informes de los proyectos, principalmente en áreas donde estos proliferan como la Costa Sur, para que así se pueda tener una referencia de cuáles son las representaciones que se proyectan en los silbatos y en el caso de los artefactos zoomorfos, cuál era la fauna que existía en ese tiempo y el papel que desempeñaba en el imaginario colectivo, creando así una unión entre la Etnomusicología y la Paleoecología.

Estos silbatos muestran la relación que los antiguos habitantes de la costa oriental de Guatemala tuvieron con su medio ambiente, debido a la fauna representada, pues comparándola con la existente en la sabana tropical de la Costa y la selva subtropical húmeda de la Bocacosta, se puede demostrar que esta era local teniendo connotaciones más circunscritas a los asentamientos costeros y no a fauna foránea que podría mostrar relaciones más complejas. También muestran la interacción con otras zonas de la Costa, vistas en la tradición Cotzumalguapa y Tiquisate en algunos silbatos.

Este estudio fue muy preliminar teniendo como objetivo la descripción de los silbatos y la identificación de estos con la fauna viva (ya sea con su género o especie). Se pretende posteriormente realizar un estudio sobre la significación específica de esta y por qué precisamente dichos animales fueron representados; además de agregar información organológica, para entender el porqué de los sonidos de cada uno de los silbatos.

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Fig.1: Dibujo de silbato zoomorfo; esquema del interior de un silbato;
radiografía del silbato; y fotografía del silbato.

Fig.2: Dibujo de silbato zoomorfo representando a un perro;
esquema del paso del aire por el silbato; y fotografías del silbato.

Fig.3: Silbatos con la representación de sapos.

Fig.4: Silbatos con la representación de ranas.

Fig.5: Silbatos con la representación de tortugas.
Abajo: Dibujo de los diseños que lleva cada tortuga en su caparazón.

Fig.6: Silbatos con la representación de cocodrilos.

Fig.7: Silbatos con la representación de aves.

Fig.8: Silbatos con la representación de armadillos.

Fig.9: Silbato que podría representar a un armadillo, o bien a otro mamífero.

Fig.10: Silbatos con la representación de cánidos.

Fig.11: Silbato con la representación de un roedor.

Fig.12: Silbato con la representación de un murciélago.

Fig.13: Silbatos con la representación de seres fantásticos o mitológicos.