030 Salinas de los Nueve Cerros: qué sabemos y qué queremos saber después de cinco años de investigación. Brent Woodfill, Judith Valle, Carlos Avendaño y Amy Gridley – Simposio 28, 2014

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030 Salinas de los Nueve Cerros: qué sabemos y qué queremos saber después de cinco años de investigación.

Brent Woodfill, Judith Valle, Carlos Avendaño y Amy Gridley

 

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Woodfill, Brent; Judith Valle, Carlos Avendaño y Amy Gridley
2015 Salinas de los Nueve Cerros: qué sabemos y qué queremos saber después de cinco años de investigación. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 373-382. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Salinas de los Nueve Cerros: qué sabemos y qué queremos saber después de cinco años de investigación
Brent Woodfill
Judith Valle
Carlos Avendaño
Amy Gridley
Palabras clave
Alta Verapaz, Salinas de los Nueve Cerros, economía, desarrollo comunitario, Clásico.

Abstract
After five years of investigations at Salinas de los Nueve Cerros, it is time to take stock of what we have learned so far and what questions drive our current and future research. Our understanding of the city has been revolutionized –the site is ten times larger than we originally thought and the occupation spans over 2,000 years. It was a major economic hub involved in the exchange not only of salt but in multiple other commodities. Investigations here are not only important for reconstructing the ancient Maya world but also for how project members are working with the local communities. Community development has been a central component of the project since its inception, and after five years of successes and failures, we have learned several lessons for how to best involve development into scientific projects. Investigations in 2014 and beyond will be driven by new questions. We will begin to expand into the surrounding region to understand the communities in the periphery of the city. As the reconstruction of the history of the site and its involvement in larger political and economic systems continues we will also be adding the entire history of land management and paleoecology. The salt dome, hills, and archaeological sites in the region were important beyond the abandonment of the city in A.D. 1200 and continue to be important to the locals today, and investigations will reflect this by focusing on the entire history of the region.

 

Introducccción
En 2009, líderes locales de la región de Lachuá, estaban iniciando un proyecto ecoturístico, por lo que un grupo de arqueólogos fueron invitados a visitar el sitio arqueológico Salinas de los Nueve Cerros (Fig.1) y se fundó el proyecto poco después con un plan idealizado para trabajar 10 años en la región, enfocándose en dos metas: 1) entender el sitio arqueológico, la historia de producción de sal y el papel del sitio en la economía maya de la época Clásica, y 2) promover un nuevo modelo para combinar investigaciones científicas con desarrollo comunitario.

Actualmente el proyecto se encuentra en el punto medio del plan original y es buen momento para tomar en cuenta el estado de conocimiento actual por lo que esta ponencia se enfoca en el aprendizaje del sitio y en las nuevas preguntas que han generado las investigaciones realizadas.

Qué se ha aprendido
Al llegar a Nueve Cerros en 2009, el sitio era conocido como un pueblo con una ocupación entre 250 AC y 900 DC cubriendo un área entre 3-5 km2 cuyos límites (Fig.2) eran definidos por el domo de sal al suroriente, la sierra Nueve Cerro al oeste y el río Chixoy al norte (Dillon 1979). Aunque varios trabajos de rescate (Arroyo 1993, Leal 2006) expandieron los límites del sitio más allá que los definidos por Dillon, ahora se sabe que el sitio tiene una extensión aproximada de 30 km2, llega próximo a la frontera con México, cubre ambos lados del río Chixoy y la sierra Nueve Cerros.
Hasta la fecha los trabajos han revolucionado el entendimiento del sitio, el entorno y el papel en la economía maya precolombina. Además de los trabajos estrictamente académicos, desde el principio se han intentado combinar investigación con desarrollo comunitario, y después de casi cinco años ya se puede resumir en varias lecciones aprendidas.

El sitio y su entorno
Gracias a los trabajos del equipo de mapeo, integrado por Marc Wolf, Antolín Velásquez y José Luis Garrido, se sabe que toda el área fue contiguamente ocupada. Incluyendo cuatro zonas con arquitectura monumental –el Epicentro entre el domo y la sierra, la zona de producción de sal al occidente del domo, Grupo Tierra Blanca al sur del río Chixoy y otro grupo que queda al norte del domo (Fig.3). Existiendo otros grupos residenciales más modestos entre estas zonas y en la periferia del sitio. Hasta la fecha, entre el presente proyecto y los anteriores se ha obtenido una muestra de las cuatro zonas monumentales y varios grupos residenciales. Lo asombroso, aparte de la escala del sitio, es la profundidad cronológica que se ha encontrado a través de las excavaciones, que hasta la fecha extiende entre 900 AC (Castellanos et al. 2013) y 1,200 DC (Woodfill et al. 2014).

El sitio se encuentra en un punto clave del mundo Maya, no solo por la presencia de sal sino también por estar ubicado al pie del Altiplano, próximo donde el río Chixoy que desciende de las montañas. La región está en una llanura de inundación muy fértil –está rodeada de bajos y pantanos húmedos que están compuestos de suelo volcánico, lo que se aprovechó como potencial agrícola– la región tiene un patrón de asentimiento bastante concentrado dentro del sitio pero la periferia, donde se encuentran las áreas con mejor tierra para cultivar, está casi vacía. Por la presencia del río y rutas terrestres ubicadas al pie del Altiplano, el sitio tenía un alto potencial no solo para producir sal y bienes agrícolas sino también para transportarles fácilmente.

El río Chixoy atraviesa la sierra en un punto inmediato al noroccidente de la ciudad, garantizando su explotación a lo largo del trayecto, en contraste a otros sitios asociados con ríos aluviales con tramos inestables (Woodfill 2014). El mismo autor propone que tuvo importancia económica por dos razones: el tráfico de mercancías tanto suntuarias como utilitarias y materia prima entre las Tierras Altas y Bajas; y el arrastre de suelo fértil del Altiplano que deja cada invierno aprovechado en la agricultura. Por otra parte Valle (2014 en prensa) considera que el río tuvo más de dos aspectos principales para su explotación: abasteció de agua elemento básico para la subsistencia, fuente de alimentos, y como medio que permitió el alto desarrollo de técnicas de sobrevivencia que los habitantes de la región alcanzaron, como la pesca y las actividades que la misma conllevó, así como la navegación y posiblemente el arte culinario y la “natación” (Valle 2014 en prensa).

Desde 2012 el proyecto ha estado trabajando con Dr. Carlos Avendaño y un equipo de estudiantes de la Universidad de San Carlos, para reconstruir la historia paleoecológica del sitio y sus alrededores. La hipótesis es demostrar un uso de los recursos naturales, tanto en el epicentro como en la periferia, bajo principios sofisticados de aprovechamiento en un proceso diferencial temporal: Durante el Preclásico bajo el modelo de «ensayo y error», en donde el manejo implico erosión y deforestación prominentes; seguido de una evolución durante el Clásico a una comprensión mayor de la dinámica paisajística, manifestado en un manejo más sofisticado (e.g. Jardín Forestal Maya y terrazas agrícolas); y por último, durante el Clásico Terminal y Posclásico Temprano ante el desorden socio-político se da un decaimiento de las practicas alcanzadas y un eventual abandono del lugar en un proceso temporal de aproximadamente dos siglos. La hipótesis también contempla que si realmente existió el manejo de jardines forestales mayas, este debió comprender el establecimiento de bosques energéticos para abastecer la cocción y producción de sal, igualmente heterogéneo a través del tiempo.

Se cree que posiblemente la periferia de la ciudad fue manejada bajo un régimen agroforestal conocido como «Jardín Forestal Maya», mientras que el epicentro y la planicie aluvial del Río Chixoy se hipotetiza que fue dominantemente agrícola. Los trabajos recientes se han enfocado en la calibración moderna de los indicadores paleo ecológicos, entre ellos polen y esporas de hongos, en diferentes condiciones paisajísticas que puedan parecerse a condiciones pasadas, tales como: bosque maduro, regeneración secundaria, y agro ecosistemas extensos y cerrados. También en esta calibración se ha trabajado el componente etnoecológico moderno de la madera como fuente de combustible, según el manejo y conocimiento de comunidades de etnia Q’eqchi’ establecidas en la Ecoregión Lachua. No se asume que estas comunidades estén vinculadas directamente con la ciudad ancestral de Salinas de los Nueve Cerros, pero se pueden vincular a través de generalidades de la cosmovisión Maya. Todas estas líneas de calibración se han estado desarrollando en un marco de talleres participativos en las comunidades de la Ecoregión Lachua, como una forma de intercambiar y transferir conocimientos y experiencias en el contexto de la importancia de la historia cultural y ecológica.

El papel de Nueve Cerros en la economía Maya
Según Attolini Lecón (s.f.) La biodiversidad del área maya y la adaptación de los grupos humanos a esta pluralidad dio origen a la manufactura especializada de diversos productos que se distribuían desde sitios con concentraciones de población en determinadas regiones. Estos focos comerciales y políticos se contactaron unos con otros, gracias a red de rutas terrestres, pero sobre todo a las marítimas y fluviales.
Lo anterior es aplicable a Nueve Cerros sí se toma en cuenta que es reconocido por su papel en el intercambio de la sal dentro mundo Maya (Dillon 1979, Andrews 1983, Dillon et al. 1988). Dillon et al. (1988) proponen que el sitio tenía el potencial de producir hasta 24,000 toneladas de sal anualmente –más que suficiente para toda la población de las Tierras Bajas mayas. Sin embargo, un estudio reciente hecho por Canter (2013) enfocado en el potencial de producir leña para hervir el agua salada ha propuesto un número más conservador aunque todavía asombroso –unas 10,000 toneladas.

A través de los estudios del proyecto actualmente se puede decir que la producción de sal –aunque fue la fuerza motriz de la economía regional– no ocurrió en forma aislada de otros aspectos de producción. Estaba íntimamente relacionada con la manufactura recipientes de cerámica para hervir y guardar el producto y de herramienta lítica utilizada para el refinamiento de sal como manos y piedras de moler especiales (Mijangos en Woodfill et al. 2013). Además de eso, la cantidad de comerciantes pasando por el río involucrados en la distribución de sal permitieron que se ampliara el enfoque económico del sitio. Hasta la fecha se ha encontrado evidencia de producción de artefactos de obsidiana, jade, figurillas y vasijas (Castellanos et al. 2012, Sears 2011, Woodfill et al. 2013). Así como de sellos y moldes de figuritas lo que indica producción en serie, de ser así Ries (1932), tiene razón al creer que a los mayas se les ocurrió esta ideade imprimir y de la técnica de reproducción en masa mucho antes que a los europeos del silgo XV (Borthegiy 1950, citando a Ries 1932, J. Valle 1995 y 2014) lo que pudo ser con fines de intercambio para consumo local o a larga distancia (J. Valle 2014 en prensa). Además, es probable que la combinación de suelo volcánico y bajos fértiles permitieran el comercio de bienes agrícolas como cacao, achiote, algodón y vainilla, lo que se sabe que estaba pasando al llegar los españoles (van Akkeren 2012, Caso y Aliphat 2006).

Las investigaciones dentro del sitio han permitido determinar el nivel de control de producción de sal que tomó la élite del sitio. El sentido común dentro de la disciplina de arqueología Maya había sido que hubo dos distintas economías –élite y cotidiana– y que a la élite solo le importaba la suya. Sin embargo, ha sido difícil comprobar el involucramiento de la clase alta en la producción e intercambio de mercancías básicas por una simple razón: las fuentes de roca y minerales tienden a estar lejos de cualquier área urbana y es difícil reconstruir sistemas agrícolas en base de la poca evidencia arqueológica que se puede recuperar. Es en este sentido que Nueve Cerros ayuda a los investigadores del mundo maya precolombino, porque la fuente de sal está ubicada en el centro que podría llamarse “casco urbano.” El área de producción de sal muestra fuertemente que esta ocurrió bajo control élite por la presencia de múltiples edificios administrativos a la par del área de producción (Woodfill et al. 2014) y varias tumbas que contienen no solo jade o el caso de Tumba 5donde el individuo fue enterrado con 29 huesos de dedo que posiblemente fueron el resultado de actos de auto amputación (Dillon et al. 1985).

Combinando desarrollo comunitario con investigaciones científicas
Desde el principio, el Proyecto se ha enfocado en combinar investigación científica con desarrollo comunitario. Después de promover varios trabajos de desarrollo (unos exitosos otros no tanto), el proyecto incluyo un especialista en desarrollo y en 2012 brindó los fondos para fundar una ONG (Asociación No Lucrativa “Aj Waklisenel Franja Transversal del Norte”, o ADAWA) integrada completamente por líderes locales. Ahora la especialista en desarrollo es Amy Gridley, quien es enlace ente el proyecto, ADAWA y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que operan en la república. Durante estos procesos e intentos, se han aprendido varias lecciones:

Lección 1: La inversión comunitaria en el proyecto es esencial. Por el vínculo con líderes locales desde el principio, se ha logrado sobrevivir y continúan las investigaciones aun con problemas que otros proyectos habrían cerrado. Pero sí, se ha logrado expandir a nuevas áreas del sitio, incluso en terrenos de aldeas que hace pocos años no permitían la entrada de gente foránea. En 2013, hubo invitación para trabajar en parcelas de más de 50 familias, que es más de lo que se podría atender en una temporada. Este número continúa en aumento.

Lección 2: Es necesario tener un antropólogo u otro profesional especialista en desarrollo comunitario, con la habilidad de sinterizar las necesidades y deseos de la población facilitando el logro a través de ayuda nacional e internacional, esto es mucho más de lo que el arqueólogo puede hacer, quien tiene que estar más interesado en problemas relacionados directamente a investigación arqueológica.
Lección 3: Paciencia. Aún con el deseo por parte del proyecto para trabajar conjuntamente con la gente local y colaboradores con más de 40 años de experiencia no se puede afirmar el logro de las expectativas ni cuánto tiempo tomarán los proyectos de desarrollo comunitario. A veces esto tiene su origen en problemas políticos y grandes conflictos entre la población local y autoridades regionales, pero aun cuando la gente tenga las mejores intenciones, será necesario reducir las ambiciones por incompatibilidades culturales y sistemáticas que solo se arreglan a largo plazo.

Lección 4: Aunque eso parece obvio y es parte central de la teoría de desarrollo (e.g., Banerjee y Duflo 2011, Doyle y Gilbert 2010, Sen 1999), hay que decir que trabajos comunitarios tienen que ser en colaboración y basados en problemas que la gente local identifica. La mayoría de proyectos de desarrollo que se han intentado en la región han sido al estilo de cortapastas, entrenando a la población como producir un bien específico (petates, candelas, okra o limón persa) sin importar si ellos lo quieren. Cuando se cosecha o produce el producto, no hay nadie para comprarles porque no se ha contemplado el mercado, por lo cual las cosechas y equipo en el que se ha invertido se pierden. Otros proyectos simplemente regalan lo que hay en sus bodegas –láminas, pabellones o tinacos. Mientras que eso ayuda a corto plazo, estos se rompen u oxidan y los proyectos no ofrecen alternativas para ganar el capital necesario para reemplazarlos.

Lección 5: todavía es posible tener un efecto positivo y permanente, aunque no necesariamente de la manera original prevista. Aún con todos los problemas encontrados, se ha tenido éxito con respecto al acceso al agua limpia, educación e información sobre el pasado. Incluso los fracasos han tenido posibles beneficios, mientras que se han logrado identificar problemas de infraestructura que hay que enfrentar antes de que otro proyecto de desarrollo pueda tener éxito en la región.
La presencia de un laboratorio del proyecto en la ciudad de Guatemala, por ejemplo, ha servido a múltiples familias que ahora tienen un lugar gratis para pernoctar mientras están de compras o asisten a consultas médicas. Además, los residentes locales se han vuelto altamente receptivos a estudios científicos por sus experiencias con el proyecto en los últimos cuatro años, y pueden apoyar a largo plazo en la preservación de recursos culturales y naturales y nuevas posibilidades de desarrollo.
Lección 6: delinear claramente el papel y las intenciones del proyecto a la comunidad y asegurar que cualquier iniciativa ofrecida o implementada es consistentes con ellos. Guatemala tiene una industria vital de organizaciones no gubernamentales y voluntarios y es un destino popular para misiones de iglesias y universidades del resto del mundo. La asistencia que estas entidades puede brindar ayudar a corto plazo, pero puede ser dañina para el desarrollo autónomo comunitario, ya que puede crear dependencia de las organizaciones extranjeras. La comunidad tiene que participar e invertir en iniciativas para alcanzar progreso substantivo. ADAWA y el Proyecto Arqueológico Salinas de los Nueve Cerros deja claro que el plan depende en inversión y participación comunitaria más que en donaciones de individuos y empresas. Después de construir los primeros cuatro pozos en escuelas primarias en la región, ha aumentado la participación de miembros de la comunidad que tenían dudas sobre si fuera posible lograr cambiar la región sin dádivas.

Hasta la fecha, el proyecto de desarrollo ha brindado mejoras en la región, las cuales incluyen por ejemplo: la adquisición de un molde para la elaboración de tubos de cemento a ser utilizados en pretiles de pozos; para conducción de agua debajo de puentes pequeños; para ver un resumen más comprehensivo, véase la Tabla I.

Qué queremos saber
Actualmente hay tres interrogantes que dirigen la investigación tanto en el presente como en el futuro. 1) ¿Cómo se caracteriza la periferia de la ciudad? 2) ¿Cómo manejaron la ecología los habitantes de Nueve Cerros y qué bienes agrícolas produjeron para exportación? Y 3)

¿Cuál es la historia más allá del colapso del sitio y qué importancia tiene el sitio y el domo de sal hoy en día?

Estudios regionales
Empezando en 2014, el proyecto va a extender el enfoque más allá del sitio arqueológico Salinas de los Nueve Cerros para empezar a estudiar los sitios secundarios de la región. Este año, los trabajos del campo se van a enfocar en una comunidad pequeña dentro de terrenos de la aldea Santa Lucía Lachua. En 2015, se pretende estudiar sitios residenciales y establecer la existencia de sitios subacuáticos dentro del Parque Nacional Laguna Lachua y otros en la Franja Transversal del Norte.
El estudio de Avendaño (2012) cuadra con lo que ha revelado la investigación arqueológica dentro de Nueve Cerros –la ocupación continuo en la región después del colapso, con los últimos jardines forestales siendo abandonados alrededor de 1100 DC. Aún así, hay que encontrar los asentamientos y determinar cómo cambiaron a través de los años y como fueron afectados por el colapso. Hasta la fecha, no se puede decir ni si fueron los mismos habitantes o si hubo un abandono seguido por una reocupación. Aunque se asume que las aldeas dela periferia estaban relazando trabajos agrícolas, eso no descarta la posibilidad de que estaban involucradas en otros aspectos económicos ni nos deja saber si estaban produciendo solamente para el casco urbano o para la exportación de bienes.

Paleoecología y agricultura
En 2014 y 2015, Avendaño y el equipo van a plantear en una reconstrucción paleoecológica de la región Nueve Cerros. Específicamente se tiene interés en combinar los datos agrícolas y ambientales con los trabajos arqueológicos para poder marcar el cambio de manejo. La hipótesis a comprobar es que la producción de sal se amplió durante el Preclásico, hasta que en el Clásico Temprano la región cerca del sitio quedó deforestada. Ampliaron los contactos río arriba para poder aprovechar el alto potencial de cultivar madera para leña y continuar con la producción de sal. Al mismo tiempo, los espacios verdes dentro del sitio tanto como los vaciados durante el Preclásico fueron usados principalmente para cultivar alimentos para consumo local y mercancías agrícolas para aprovechar el tráfico que estaba llegando al sitio por el intercambio de sal.

Es posible que al colapsar las grandes ciudades de la época Clásica, la población de Nueve Cerros también se redujo, lo que podría reflejarse en una reducción de áreas con evidencia de agricultura. Sin embargo, mientras que la evidencia hasta la fecha indica que al cerrar el mercado río abajo durante el Clásico Terminal, los residentes de Nueve Cerros ampliaron sus lazos hacia el sur. El Altiplano del Norte estaba floreciendo durante el Posclásico Temprano y tenían tanta necesidad de consumir sal como los grandes centros de Tikal y Ceibal. Además, la tierra no es adecuada para cultivar los mismos bienes agrícolas que se estaban cultivando al llegar los españoles (cacao, achiote, algodón y vainilla), por lo cual se presume que empezó el cultivo alrededor de 900 DC si no antes. Es simplemente un modelo, por lo que dentro de dos años se va comprobar o modificar tras los estudios actualmente en proceso.

Más allá del colapso
Aunque Nueve Cerros logró sobrevivir el colapso al final de la época Clásica, parece que fue abandonado alrededor de 1200 DC. No obstante, la fuente de sal continuo siendo importante a través del tiempo, con uso durante el Posclásico Tardío, Colonial y Republicano hasta alrededor de 1950 (Feldman 2000, Schwab et al. 2012, van Akkeren 2012). Desde entonces, el enfoque económico de la región ha cambiado a petróleo, palma africana, cardamomo y ganado. En el centro de todo está el domo de sal, que tiene tres pozos abandonados de petróleo y está actualmente rodeado de terrenos para el cultivo de los otros bienes.

En la actualidad las aldeas alrededor del sitio arqueológico están en una lucha para poder controlar el acceso al domo y el sitio arqueológico que son de los lugares sagrados de la región y recibe una gran cantidad de visitas de sacerdotes y ancianos locales. Sin embargo el interés económico de compañías extranjeras y la municipalidad de Cobán, que actualmente es dueña de toda el área con acceso a la sal y un gran parte del sitio arqueológico no lo permiten. La lucha entre autonomía local e interés económicos llegó a extremarse en 2011, cuando la municipalidad cerró un proyecto eco turístico manejado por líderes locales para intentar promover la extracción de petróleo. Tras una amenaza que iban a invadir la finca si entrara la compañía petrolera, ambos frentes han quedado estancados hasta la fecha. Solo han sido tiros pequeños en vez de una batalla –el instituto que habían empezado de construir dentro de la finca (el único en una región de más de 15,000 habitantes) quedó abandonado y las hectáreas de cacao y limón persa sembradas por la administración anterior fueron abandonados y eventualmente quemados para poder alquilar el terreno para la siembra de milpa.

El sitio y los rasgos geográficos son parte de una historia que va más allá de la ocupación antigua de Nueve Cerros. La arqueología no existe en un vacío y la presencia de un equipo científico cambia los motivos y posibilidades de todos los actores regionales, más todavía cuando está involucrado en efectuar cambios a través de un subproyecto enfocando en desarrollo comunitario. Las luchas del presente son ecos del pasado, influenciados por la escasez de sal durante la época colonial; las políticas derepartición de tierra aunadas a los problemas sociales de salud, educación, vivienda e intereses económicos al nivel mundial para mercancías como café, petróleo, aceite de palma, y cardamomo generaron un conflicto armado interno, que tuvo su origen tal vez más allá de Ubico, Árbenz, Lucas García y Ríos Mont. Dentro de todos estos procesos y sistemas enormes, los residentes locales están luchando por autonomía y estabilidad. El sitio arqueológico y los rasgos geográficos son parte esencial de la vida cotidiana y religiosa de ellos, definiendo el área y su identidad. Mientras que estos eventos y luchas están sucediendo el proyecto los quiere documentar para entender la condición humana en la región a través de la arqueología, historia y etnografía.

Conclusiones
Al llegar a Salinas de los Nueve Cerros, se pensó que el sitio fue de escala pequeño tanto en extensión geográfica como en cronología e importancia. Fue una equivocación en cada punto. El sitio tiene una extensión de casi 30 km2 y fue una de las primeras ciudades en ser fundada en el Preclásico Medio Temprano y una de las últimas de ser abandonadas alrededor de 1200 DC. Muestra lazos fuertes con varios puntos del mundo maya y evidencia de alta producción no solo de sal si no de otras mercancías como bienes agrícolas, cerámica y lítica.

Desde el principio, se ha involucrado desarrollo comunitario como una de las metas proyecto. Sin embargo, este es principalmente un proyecto arqueológico, por lo cual intentamos maximizar la eficacia sin sacrificar la meta antes indicada, que es el estudio científico de los mayas precolombinos. Durante los primeros cinco años, se ha intentado aprovechar la presencia de proyecto, tener acceso al financiamiento, a políticos y a recursos fuera de la región para mejorar la vida de los habitantes. La filosofía actual del proyecto es dejar la región en una mejor situación de cuando se inició, y asegurar que la gente local se sienta beneficiada aun cuando el proyecto no ha concluido. Con la ONG local, el molde para tubos de cemento y gente en la región estudiando en la universidad, esperamos alcanzar las metas. Transmitiendo el poder e iniciativa de desarrollo a la comunidad. Proyectos arqueológicos vienen y van mientras que la población local va a continuar viviendo y luchando rodeada de ruinas.
En el futuro, las investigaciones se van a ampliar en tres campos específicos –un estudio verdaderamente regional, una reconstrucción paleoecológico y la inclusión de etnohistoria y etnografía para poder entender toda la historia de uso de los recursos locales y la importancia religiosa de los cerros, cuevas y sitios arqueológicos para los residentes de la región después del colapso de Nueve Cerros hasta la fecha. Además, del análisis detallado de materiales arqueológicos en el laboratorio se va a continuar el trabajo de desarrollo colaborando con ADAWA.

El proyecto fue fundado con el deseo de hacer un estudio científico que beneficiara no solo a estudiantes y profesionales que forman del equipo principal sino también a los dueños de terrenos, trabajadores y vecinos cuyas vidas están impactadas por nuestra presencia. Siendo esa la filosofía, se ha podido ser flexible, modificando las metas y procesos por los intereses de individuos, permisos y conversaciones con arqueólogos, descendientes de los mayas antiguos y especialistas de otras disciplinas. Hoy en día, el proyecto y sus intereses no son como fue el imaginado al principio, pero gracias a esta flexibilidad está vital y cada rama de investigación está dirigida a continuar lo más profundo posible.

Referencias
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Fig.1: La ubicación de Salinas de los Nueve Cerros. Modificado de Marcus (1993).

Fig.2: Los límites de Salinas de los Nueve Cerros reconocidos antes de 2010
y los límites reconocidos actualmente (Modificado de Dillon 1979).

Fig.3: Áreas de Nueve Cerros con arquitectura monumental (mapa hecho por M. Wolf).

Tabla 1: Iniciativas de desarrollo en la Franja Transversal del Norte, 2002-2014 hecho
por Proyecto Salinas de los Nueve Cerros y Proyecto Arqueológico Cancuen.