085 Exploración y consolidación en el Grupo de la Serie Inicial de Chichen Itza: la preservación de un patrimonio. María Roció González de la Mata, Francisco Pérez Ruiz, José Francisco J. Osorio León y Peter J. Schmidt – Simposio 27, 2013

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085 Exploración y consolidación en el Grupo de la Serie Inicial de Chichen Itza: la preservación de un patrimonio.

María Roció González de la Mata, Francisco Pérez Ruiz, José Francisco J. Osorio León y Peter J. Schmidt

 

XXVII Simposio de Investigaciones
Aqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
22 al 26 de julio de 2013
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Andrea Rojas

 

Referencia:
González de la Mata, María Rocío; Francisco Pérez Ruíz, José Francisco J. Osorio León y Peter J. Schmidt
2014 Exploración y consolidación en el Grupo de la Serie Inicial de Chichen Itza: la preservación de un patrimonio. En XXVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2013 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y A. Rojas), pp. 1037-1048. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Exploración y consolidación en el Grupo de la Serie Inicial de Chichen Itza: la preservación de un patrimonio
María Rocío González de la Mata
Francisco Pérez Ruíz
José Francisco J. Osorio León
Peter J. Schmidt
Palabras clave
Yucatán, Chichen Itza, entierros, 650-1150 DC.

Abstract
One of the purposes of proposing the excavation of the Initial Series Group in Chichen Itza was, among other things, the importance of preserving for years to come the integrity of this medium sized ensemble of structures within the urban sprawl of the site. Many of its structures that had been worked on during the research carried out by the Carnegie Institute at the beginning of the 20th century were collapsing and their remains strewn about the area. This put in danger sculptured blocks and carved stone from the walls, laying about and exposed to theft. Such a relevant and tangible heritage had to be the object of a minuscule and intense recovery, especially with the increase in the number of visitors to the site and their stampede towards groups away from its core. The Initial Series Group contains more than 23 structures distributed in an area of approximately 1,100 square meters and surrounded by a wall. Among them are: the Temple of the Initial Series which lends its name to the group; the Platform of the Turtle, that up until now is the only one with this appearance in the study area; the House of the Phalli with a second floor; the House of the Conch with an elaborate freeze; the Temple of the Owls and the Gallery of the Monkeys, to name only the most relevant structures. Exploration in this area added new data to the history of the site, especially regarding events carried out by the ancient elite ruler who used millenarian ideas about the cosmos and its interaction with man as evidenced by the rich iconography, in order to perpetuate his power and convert Chichen into the most important political and religious center in all of Mesoamerica at that time. A new chronicle about Chichen Itza now has the possibility of being told as a result of the analysis of our latest findings. This is how the consolidation and conservation of this significant group sheds a little more light on the history of the site, for which there is so much controversy as to its origins.

Las exploraciones en Chichen Itza del último decenio se han concentrado en la parte meridional del sitio. Aunque no era un lugar virgen y con los años había tenido muchas intervenciones, todavía por los años noventa del siglo pasado, había que abrir paso hacia el Grupo de la Serie Inicial entre la maleza, moscos descomunales y con machetes. No parecían muy diferentes las condiciones a las que se habían enfrentado los investigadores de la Institución Carnegie, que comenzaron allí trabajos en 1923, después de una o dos temporadas de Edward Thompson alrededor de 1895.

La senda que se encaminaba al lugar asomaba a espaldas del Grupo de Las Monjas, aún hoy en día aunque ya es un camino formal, y conducía, a unos 1000 m, a un claro desde donde se observaba una elevación a la que se penetraba a través de un sacbe, el número 26, todavía con restos de su enlozado original y vestigios de un arco. Esta única entrada despejada, con una leve elevación, abría camino y llevaba directamente a un ambiente donde se miraban estructuras medio derrumbadas, muy pocas de ellas expuestas, apenas sus rasgos sobresalientes. Lomas de forma oval, cubiertas por la vegetación, que bien podían confundirse con los afloramientos rocosos típicos de la región, se encontraban dispersos. Bóvedas colapsadas y algunas en pie, relieves y piedras labradas abundaban entre la vegetación (Fig.1).

Poco visitado por su difícil acceso, sólo unos cuantos aventureros se adentraban hasta aquí. Después de los trabajos realizados por la Institución Carnegie, trabajos tempranos e incompletos que consistieron en el levantamiento topográfico de algunos de los edificios del conjunto, la exploración del Templo de la Serie Inicial, alguna intervención en el conjunto de los Falos, la estructura de Caritas, la excavación del chultun 1 del grupo -cuya cerámica proporcionó la primera cronología de Chichen (Ruppert 1952), el Grupo de la Serie Inicial permaneció sin mayores intervenciones a través de muchos años, aparte de las ocasionales limpiezas efectuadas por los guardianes oficiales del sitio, asignados y residentes en el lugar.

Alguna que otra cabaña fue construida en época moderna en el claro que daba acceso al Grupo, para servir como refugio y habitación a los trabajadores de Chichen y campesinos de las cercanías, que cultivaban milpas en estos aislados parajes del sur de Chichen. Esta construcción provisional servía como taquilla oficial del INAH hasta los años sesenta del siglo pasado.

El área formaba parte de los terrenos de la antigua hacienda ganadera de Chichen Itza, cuya vieja dependencia principal había sido transformada en hotel en los años cuarenta del siglo pasado. En el año 2012 el INAH adquirió algunas hectáreas de terrenos al sur entre los que se incluyó el conjunto de la Serie Inicial.

Para preservar el grupo y conocer más sobre los procesos sociales que dieron cuerpo a la gran metrópoli de Chichen, como, por ejemplo, las relaciones entre su centro y los grupos arquitectónicos que lo rodearon, desde temprana época se concibió hacer investigaciones completas e integrales en el Grupo de la Serie Inicial, retomada la iniciativa por el Proyecto Chichen Itza. Los estudios en campo iniciaron en 1998 y continuaron, con algunas interrupciones, hasta 2007. Las excavaciones han aportado importantes evidencias para, no sólo entender al grupo mismo, su función, su evolución arquitectónica, su iconografía y epigrafía, sino también su cronología, en especial las agitadas circunstancias que acaecieron durante la transición del Clásico Terminal al Postclásico.

Se puede decir que el “Grupo de la Serie Inicial”, “Grupo de la Fecha” o “Chichen Viejo”, como popularmente se le conoce, es un conjunto de tamaño intermedio, que reunió áreas residenciales con áreas de funciones administrativas, además de servir sus plazas como escenarios para rituales de las élites que lo habitaron durante largo tiempo. En esta ponencia, se referirá en particular a la plaza norte del Grupo, así como en alguna ocasión también, en este mismo foro, se concentró en interpretar las funciones y actividades que se llevaban a cabo dentro de la plaza sur (González de la Mata et al. 2010).

La plaza norte debe haberse nivelado a cierta altura en un solo impulso desde la época Yabnal-Motul (600-850 DC), y con los años atravesó sendas ampliaciones hacia el norte que van hasta la época Sotuta (900-1200 DC), el gran auge de Chichen. Al explorarla, no se encontraron pisos intermedios (Fig.2).

Al arribar a la plaza, al oriente se observa su propio edificio piramidal, con tres cuerpos y un solo acceso, el Templo de la Serie Inicial (5C4), cuya parte superior corresponde al auge de Chichen, donde se localizó un dintel con fecha en 878 DC, probablemente movido durante la ajetreada ocupación y ahora fuera de su lugar original. Las inscripciones en el dintel nombran a algunas mujeres y hombres, además de dioses y rituales relacionados con ellos (Maya Hieroglyphic Forum 2003).
El edificio tuvo cuatro fases de construcción. El templo superior (5C4-III) contenía una decoración muy elaborada, pero no se tiene evidencia concreta que permita conocer su ubicación en las fachadas. Solamente se cuenta con las dos columnas atlantes que probablemente están también, fuera de su contexto original. Un chacmool, al lado poniente del edificio, dirige la atención al centro de la plaza.
Detalles decorativos del templo los constituían dobles mascarones de dioses narigudos que estuvieron en sus cuatro esquinas y cornisas con motivos serpentinos con varias capas de estuco y color azul, que circundaban y engalanaban todo el templo. En los frisos, la decoración mostraba serpientes emplumadas entrelazadas, de color rojo al igual que los mascarones. Integraba esta fachada relieves de estrellas de Venus, dos a cada lado, que se encontraron entre el derrumbe en la excavación. Algunas partes de estas estrellas se reutilizaron en modificaciones más tardías, y se aprecian en las banquetas de la vecina Casa de los Falos (5C14) (Fig.3).

Aparece el planeta Venus como estrella completa, con cuatro puntas, siguiendo el modelo del centro de México. Aquí resalta la diferencia entre estas estrellas y las representaciones de Venus que se encuentran en la parte central de Chichen, por ejemplo, en las Plataformas de Venus, cuyo diseño se limita a simbolizar medias estrellas (Osorio León 2004).

Al sur de la plaza, un imponente y alto complejo palaciego de dos pisos lo forma la Casa de los Falos (5C14). El patio-galería 5C11 cierra, incrustado en la muralla que rodea al grupo, el sureste de esta plaza y la separa de una zona, no explorada todavía, donde se hallan áreas de residencia popular y de actividad económica cotidiana del grupo, caracterizadas en superficie por restos densamente concentrados de arquitectura mucho más modesta.

Más al oeste, se reducen las edificaciones a la estructura 5C12, sobrepuesta a la muralla que rodea el grupo, con su propio chacmool enfrente. Sobre una plataforma rectangular de 6 m por 4.2 m, se sostenía un pequeño adoratorio de 3 m por 3 m, con tres entradas, la principal al este hacia la plaza, y dos puertas laterales hacia el norte y el sur, con techo abovedado. Al exterior de esta estructura, mirando hacia el este, con los pies al norte, está el segundo chacmool de la plaza, con la cabeza mutilada, posiblemente en su posición original. Una piedra cilíndrica con una amplia perforación ligeramente bicónica, se encontró a su lado.

Rematando al norte, el gran arco (5C35), al que llega el sacbe 25, era la gran entrada emblemática del Grupo de la Serie Inicial. Este sacbe comunicaba a los habitantes del conjunto con las grandes plazas centrales, a casi 1 km de distancia al norte. A través del imponente acceso se debe haber dirigido el movimiento de personas y bienes con el núcleo del poder político y económico de Chichen.

La plaza se completa con el pequeño templo del Tambor (5C1), estructura de 12 m de largo por 9.5 m de ancho, edificada sobre una plataforma, con dos crujías y su entrada abierta al poniente. Tomó su nombre del hallazgo en su interior de un pequeño tambor semejante a los que llevaban en sus manos los pauahtunes de los relieves del Templo del Osario.

Un reducido altar, 5C1a, de 2.24 m por 2 m, se hallaba al oeste, entre esta estructura y el gran arco de entrada.
A espaldas del templo del Tambor, cerrando la plaza al norte, se erguía la Casa del Yugo (5C2), una espaciosa columnata de 22 m de largo por 9 m de ancho, con amplios escalones que dirigen la vista hacia el sur, y a la plaza misma.
Pero, quizá, el rasgo más notable de este amplio sector es la ubicación, en el corazón de la plaza, de una sorprendente plataforma redonda, con dos escaleras de acceso y elementos esculpidos que completan la imagen de un quelonio, razón por la que se le puso como nombre “Plataforma de la Tortuga” (5C17). El basamento tiene una altura máxima de 1.20 m, un diámetro de 9.63 m, y 12.83 m de largo (Fig.4).
La cabeza del animal, suspendida sobre los escalones que dan al oriente, mira al Templo de la Serie Inicial (5C4) y su chacmool. Su cola, que apunta al poniente, se ubica a la mitad de los peldaños en ese costado, oteando la estructura 5C12 y al segundo chacmool de la plaza.

Las alfardas de ambas escaleras constituyen las patas de la tortuga, labradas y adornadas con espléndidas joyas. De su cuello pende, esculpido en la piedra, un elaborado collar con cuentas, probablemente imitando jade.

Los entierros de la plaza norte
Una de las particularidades que se encontraron en el proceso de exploración de la plaza, fue la localización de entierros dispuestos en el relleno artificial que la nivelaba. Resalta este descubrimiento en Chichen Itza, porque a pesar de ser uno de los sitios más estudiados del área Maya, poco se sabe de sus costumbres funerarias. Ante esta situación, el contexto en que se encontraron los cadáveres, hace suponer que estos amplios espacios rituales fueron lugares especiales para depositar a los personajes importantes, a pesar de lo relativamente apretado de su entierro.
Los pocos antecedentes que se tienen sobre formas de enterramiento en Chichen, provienen de contextos de derrumbe de edificios, de chultunes utilizados como osarios en labores de limpieza, de cistas o tumbas “vacías” y del Cenote Sagrado, que podrían asociarse a rituales específicos. De ahí la relevancia de estos hallazgos que añaden un contexto más a los mencionados.

La concentración de entierros se distribuye en tres sectores de esta plaza: el interior y exterior de la Plataforma de la Tortuga; hacia el norte, en las inmediaciones del altar 5C1a y al exterior e interior de la estructura de 5C12, construida ex profeso para albergar a cuatro o más individuos (Fig.5).

Al explorar el interior de la Plataforma de la Tortuga, se reveló la presencia de una rústica subestructura –que se cree pudo haber sido una primera Tortuga- que poseía al centro, como ofrenda, una caja hexagonal elaborada de piedras labradas y con una losa de piedra como tapa. En su interior se halló un cuenco con 15 puntas de flechas de sílex, sin huella de uso. Un esqueleto, el Entierro 5, en muy mal estado de conservación fue acomodado al lado de esta subestructura. Tenía como ajuar funerario un collar de cuentas de estuco pintadas de color azul, imitando turquesa (Fig.5).

También en muy mal estado de conservación, apareció al lado sur al exterior de la Plataforma de la Tortuga, el Entierro 4. Dos molcajetes del tipo Timak, tres cajetes Balantun, dos vasos tipo Xucu, un fragmento de cerámica Pisté Estriado y otro fragmento Balantun, a manera de tapas correspondieron a la ofrenda, que ubica el entierro dentro del Clásico Terminal-Postclásico Temprano (Pacheco 2001).
Sin indicación al exterior y sin correspondencia con protuberancias o construcciones elevadas, había otros cuerpos humanos, que guardaban un cierto orden, a una profundidad promedio de 0.60 m a 1 m, colocados dentro del relleno de la plaza. Pero primero se describirá brevemente, los que se obtuvieron dentro y al sur del pequeño altar 5C1a, al norte de la Tortuga:

Entierro 6: localizado al oeste, bajo el primer escalón del altar 5C1a. Entierro de un infante de aproximadamente dos a tres años, sexo indeterminable, huesos en mal estado de conservación. Fue depositado en una cazuela del tipo Chemax Negro sobre Pizarra que tenía como tapa otra vasija del tipo Cassasús Rojo, pertenecientes ambas al Clásico Tardío, Horizonte Yabnal-Motul (600-800 DC), lo quiere decir que son relativamente tempranas dentro del complejo funerario (Fig.6).

Entierro 7: colocado dentro del relleno constructivo del basamento de la estructura 5C1a. Se trata de un entierro indirecto, en posición de decúbito lateral izquierdo flexionado, de una mujer con más de 50 años de edad. Los restos óseos presentan mutilación dentaria. La persona habría padecido una ligera inflamación en la tibia izquierda, probablemente originada por algún proceso infeccioso.

Una hilera de piedras, tal vez para proteger el cráneo, se halló a su alrededor. Asociado a la persona, había una vasija trípode de cuerpo compuesto, del grupo pre-pizarra Cassasús, un molcajete y un cuenco tipo “Say”. Las tres, sitúan al personaje dentro del Horizonte Yabnal-Motul.

Entierro 8: localizado dentro de la estructura 5C1a. Entierro primario indirecto en posición sedente, con el cráneo inserto entre las rodillas, en mal estado de conservación. Estaba orientado al norte-noreste y se trata de una persona de sexo femenino de más de 50 años, con lesiones de artritis leves en las falanges de las manos y una moderada presencia de caries.

Como ajuar, la mujer tenía un collar de cuentas circulares de caracol y un pendiente de caracol Oliva, tallado en forma de calavera. Otros objetos que se encontraron al retirar la osamenta fueron dos pequeños cascabeles de cobre, cuentas circulares de un collar, dos cuentas alargadas y un colgante de caracol y concha. Por los objetos de metal que la acompañan, se ubica el esqueleto dentro del Horizonte Sotuta, el auge de Chichen (Fig.6).

Entierro 9: localizado dentro de la estructura 5C1a, en el relleno del basamento, bajo el Entierro 8. Es un individuo de sexo masculino con una edad aproximada de 40 años. Con orientación al norte, sedente, sus extremidades superiores estaban colocadas a los lados del torso, con las piernas cruzadas. Los huesos mostraban un estado de conservación regular aunque era evidente una morfología ósea robusta producto de las actividades que desempeñó en vida. Tenía una fractura que había soldado, a la altura del tercio distal del cúbito.

Las ricas ofrendas que acompañaban al personaje constaban de dos orejeras de concha con aplicaciones de piedra verde simulando rosetas, halladas a la altura de los hombros. Cuentas de caracol (Oliva) estaban desperdigadas alrededor del pecho. Al lado de ambas extremidades, se rescataron dos cuchillos de pedernal con restos de cinabrio. Como último detalle, también apareció un malacate de barro. Se ubica dentro del Horizonte Sotuta, como el anterior (Euán 2002) (Fig.7).

Al sur del altar, a nivel de plaza, se encontró el Entierro 10, que consistió solamente de un cráneo de un personaje de sexo masculino, con más de 40 años de edad. La cerámica con la que se asocia pertenece al periodo Yabnal- Motul (600 a 850 DC).
Los otros cuerpos descubiertos, citados con anterioridad que no presumían de señal alguna sobre el terreno, estaban situados al norte de la Plataforma de la Tortuga y son:

Entierro 11: localizado bajo nivel de plaza del que sólo se rescataron algunos huesos largos con el cráneo muy fragmentado, encima de ellos. Pertenecían los restos a un sujeto masculino de edad adulta. Su opulenta ofrenda consistió de un cajete trípode Naranja Fina Silho con decoración fitomorfa y toques de pintura negra. Al fondo muestra un diseño que representa a una tortuga terrestre. Al lado, se halló otro cajete Naranja Fina Kilikan decorado al borde, con aves (¿albatros o pelícanos?) en color negro. Se une a estos, un incensario bícromo tipo Tinum de silueta compuesta, con una agarradera que aparenta ser la cabeza de un cocodrilo, una de las piezas cerámicas más llamativas de este complejo funerario.

Completan estos bienes dos cajetes Pizarra tipo Balantun, una jarra tipo Xcalacoop con engobe naranja, una máscara de Chac elaborada con mosaicos de concha y un colgante de hueso de animal. Se ubica el entierro dentro del periodo Sotuta (Fig.8).
Entierro 12: localizado bajo nivel de plaza, al este del anterior. Es un individuo de sexo masculino con una edad estimada de 20 a 25 años. Su ofrenda constó de un vaso piriforme de silueta compuesta del tipo Naranja Fina Kilikan con decoración incisa. Asombra que todos los entierros reseñados fueran dispuestos en una matriz tan poco formal, ya que parecieran corresponder a personas de importancia porque estuvieron acompañados de ofrendas relevantes.

Siguiendo hacia el oeste se encuentra la estructura 5C12, que ya se mencionó. En su exterior, hacia el este y al nivel de plaza, se hallaron otros dos entierros:
Entierro 2007/1: poseía como ofrenda un molcajete trípode Tekit Inciso o Timak Compuesto, una pequeña olla globular Balankanche Rojo sobre Pizarra, un vaso de base anular Dzibiac Rojo y media olla de borde invertido, también semejante al tipo Balankanche Rojo sobre Pizarra. Esta cerámica pertenece al Horizonte Sotuta, auge del sitio.

Entierro 2007/2: su ofrenda consistió en un malacate de barro, una cazuela Silho Naranja-Fina, una pequeña olla del tipo Balankanche Rojo sobre Pizarra y una vasija de silueta compuesta Tumbador Inciso (Plomiza), Horizonte Sotuta. Asociada a esta última ofrenda, se encontró la cabeza de una escultura de piedra caliza, casi de tamaño natural, que portaba un casco apretado que recuerda el equipamiento de jugadores de pelota en algunas partes de Mesoamérica (Schmidt y González 2008).
Al excavar la estructura, en su interior se descubrieron seis lápidas que tapaban una cámara de 0.80 m a 0.90 m de profundidad, de 2.10 m de largo y entre 0.70 m y 0.80 m de ancho, que ocupaba el eje central este-oeste del edificio. Contenía restos de cuatro cráneos, dos mandíbulas y huesos muy dañados y quemados. La posición de los esqueletos y el poco espacio, hacen pensar que se trató de una sepultura colectiva que se realizó en un solo acto funerario.

Un análisis preliminar reciente de los huesos, realizado por Alfonso Argueta (2013), arroja que los restos pertenecen a cuatro o cinco individuos. Una mandíbula suelta hace pensar en la existencia de una persona más. Los cuatro segmentos de cráneos rescatados, muestran una posible deformación craneana. Son entierros primarios, uno sobre el otro, con una orientación al este, depositados en decúbito dorsal, posición que varía de extendidos a semi-flexionados. Muestran signos directos de exposición al fuego. El cuerpo a nivel de piso fue el mejor conservado. Sus restos sugieren que se trató de un individuo adulto joven de 25 a 35 años, de sexo masculino. El individuo depositado encima de él, el número 2, es un adolecente de 10 a 15 años, pero no se pudo determinar su sexo. El esqueleto del tercer personaje, es con seguridad de un adulto de poco más de 15 años, de sexo masculino.
Los restos óseos del cuarto individuo, pertenecen a una persona mayor de 15 años cuyo sexo no fue posible identificar, por la pobre conservación de la osamenta. Parece seguro que esta tumba tan elaborada, en contraste con los entierros en el relleno de la plataforma antes mencionados, debe haberse destinado a individuos especiales, que probablemente portaban ricos collares de los que se rescataron, entre los huesos, 7506 cuentas de pasta que imitaba turquesa. Tal vez contenía la ofrenda otros objetos de valor, como plumas o textiles, que se desintegraron en el tiempo (Schmidt y González 2008).

Este es un caso especial de entierro ya que es la única tumba, de lejos, formal del contexto descrito. La exposición al fuego de los cuerpos, hace pensar en un entierro ritual singular.

El cambio en el procedimiento al enterrar huesos semi-quemados, es bastante drástico y tal vez pueda significar hasta una variación total de sistema de disposición de los muertos. Excavaciones futuras podrán arrojar más luz sobre este problema.
Del análisis de los entierros reseñados se desprende que hay tres de ellos que corresponden a las primeras etapas de ocupación del grupo (600-800 DC) y los demás, a la época de apogeo de Chichen (850-1200 DC). Esto revela que desde época temprana se venían realizando ceremonias funerarias específicas en el contorno de la plaza.

Conclusiones
La organización de los edificios alrededor de la plaza norte y su decoración, así como los de la plaza sur, advierte sobre su deliberado diseño. El templo de la Serie Inicial con sus estrellas de Venus y con su chacmool, al oriente, la plataforma de la Tortuga en el centro de la explanada y la estructura funeraria 5C12 al poniente, con el chacmool que también mira hacia la Plataforma de la Tortuga, forman una armonía ritual y cósmica (Fig.9).

Se cree que ahí se teatralizaban ceremonias que reproducían el nacimiento del dios del maíz que brotaba simbólicamente del caparazón de la Tortuga. Se considera que los dos chacmooles de la plaza son dioses y por su posición en ella -extremo este y extremo oeste-, acompañaban este surgimiento del dios.

Se dice que son dioses porque, en 2011, se identificó que un chacmool que se descubrió en el Palacio de las Columnas Esculpidas, en la Plaza de las Mil Columnas, era un dios. Esta escultura se localizó in situ durante la excavación de la galería principal de ese edificio. Por los rasgos que se conservan en la pieza, el Dr. Peter Schmidt sugirió que se trataba de la representación de Mixcoatl, deidad del centro de México de la caza y de las tempestades, ligada a los sacrificios. Al ser divinidades, los chacmooles del este y el oeste recuerdan, y se podrían asemejar, a los dioses que escoltan el nacimiento del joven dios del maíz en las representaciones que de este acto proliferaron durante la época Preclásica en murales como los de San Bartolo y en la Clásica, en vasijas funerarias. En Chichen, estas representaciones no se hallaban plasmadas en la cerámica, sino que se expresaban sobre el terreno, a escala mucho mayor, en la disposición espacial de la ciudad. Queda pendiente, por supuesto, la investigación de otros grupos similares alrededor del sitio, a fin de comprobar la repetición de esta misma concepción de los espacios rituales.

Se piensa que tal vez, uno de los personajes enterrados en el santuario funerario del poniente, la estructura 5C12, es “Diez Venado”, individuo a quien se tiene como gran figura en alto relieve, sentado sobre una banda celestial, en los frisos de la fachada de la Galería de los Monos de la plaza sur (Schmidt 2007). Al morir, transita al inframundo acompañado por Venus para luego resurgir como dios, del caparazón de la Tortuga. Los acompañantes chacmooles son sus mudos testigos y asistentes (Fig.10).

Los individuos enterrados en las cercanías eran de alta categoría, por las ofrendas que los cubrían, y tal vez buscaban también su renacimiento o fueron sacrificados a la muerte del personaje.

Diez Venado, era el ocupante de más rango del Grupo de Serie Inicial, probablemente en cierto momento fue quien diseñó y proyectó los espacios y la distribución de los edificios. Los relieves que decoraban las estructuras hablan de lugares míticos, ancestros y rituales, que legitimaban su linaje. Podría ser que allí habitó con toda su familia, sus parientes y sus dependientes y concibió este lugar para su inmortalidad (Fig.10).

Por otro lado, las dimensiones más reducidas de este grupo, en comparación con los agrupamientos majestuosos del centro de la antigua ciudad, han permitido conseguir un mejor entendimiento de la vida real y cotidiana de los grupos que conformaban la sociedad de Chichen Itza. Es más sencillo identificar funciones, relaciones y tipos de uso en un conjunto menor bien conservado, que en el núcleo apretado, removido y central de una gran ciudad, cuyas dimensiones y enmarañamiento hacen este proceso de entendimiento mucho más confuso y de mayor inversión en recursos y tiempos.
Notables avances se han conquistado con las excavaciones de Serie Inicial. La interpretación de contextos arqueológicos claros, la secuencia cerámica, las etapas de construcción más tempranas, los sistemas funerarios y de enterramiento, el abastecimiento y manejo de las fuentes de agua, la iconografía, han logrado registros de exactitud y calidad que han permitido la consolidación y conservación de las estructuras y se ha recuperado de las sombras y el olvido, gran parte del corpus iconográfico en bajo relieves y esculturas que impresionan por su contenido, singularidad y dimensión.

Sólo a través de la excavación y consolidación de los sitios arqueológicos es posible su protección, especialmente cuando tienen la riqueza de Chichen Itza. Relieves dispersos siempre son una tentación para cualquier visitante, sobre todo con los asombrosos flujos de personas que visitan el lugar, imposibles de controlar. Para poder preservar el copioso legado de los antiguos habitantes de Chichen Itza, esto representa la única opción.

Referencias
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2013 Reporte preliminar de los entierros de la estructura 5C12 del Grupo de la Serie Inicial. Informe mecano-escrito; Archivos del Proyecto Chichen Itza INAH; Mérida, Yucatán.
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2008 Un tipo de estructura funeraria de Chichen Itza, Yucatán: nuevas excavaciones en el Grupo de la Serie Inicial. En XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2007 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp 1323-1333. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Fig.1: Estructuras de Grupo de la Serie Inicial, por los años 1998-99, antes de su consolidación.

Fig.2: Plaza Norte del Grupo de la Serie Inicial.

Fig.3: Reconstrucción hipotética de los atlantes y relieves que adornaban el Templo de la Serie Inicial (5C4).

Fig.4: Plataforma de la Tortuga (5C17) y ofrenda que se encontró dentro de la caja hexagonal
dentro de la subestructura.

Fig.5: Entierro 5, del horizonte Sotuta (850-1150 DC) y su ofrenda.

Fig.6: Entierro 6, del horizonte Yabnal-Motul (600-850 DC) y su ofrenda.

Fig.7: Entierro 9, del horizonte Sotuta (850-1150 DC) y su ofrenda.

Fig.8: Entierro 11, del horizonte Sotuta (850-1150 DC) y su ofrenda.

Fig.9: Organización de los edificios en la línea central de la plaza norte.

Fig.10: Diez Venado, el ocupante de mayor rango del Grupo de Serie Inicial, su tumba,
la Tortuga de la cual renacía como Dios de Maíz con los chacmooles como testigos y asistentes.