23 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS MAYAS PRECLÁSICOS Juan Antonio Valdés – Simposio 04, Año 1990

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Valdés, Juan Antonio

1992     Algunas reflexiones sobre la religión de los Mayas Preclásicos. En IV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1990 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.223-235. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS MAYAS PRECLÁSICOS

Juan Antonio Valdés

Esta exposición está enfocada a demostrar algunos aspectos básicos dentro de los conceptos religiosos del Preclásico y principalmente, por ser un período que continua siendo poco conocido en cuanto a este tópico se refiere.

El período Preclásico es una época que ha cobrado vigor a partir de los descubrimientos efectuados en las últimas décadas. Los hallazgos recientes parecen indicar una antigüedad mayor de la supuesta, para el desarrollo inicial de la cultura maya y hasta ahora estamos entendiendo más sobre sus diferentes manifestaciones manuales y espirituales, muchas de ellas construidas en asociación con complejos mascarones estucados (Valdés 1989).

Anteriormente se consideró a la cultura Olmeca como irradiadora de influencias hacia la Costa del Pacífico y el Altiplano de Guatemala y estos últimos a su vez, influyendo sobre el poblamiento y desarrollo de la cultura maya de las Tierras Bajas. Esta forma de concebir el surgimiento de las manifestaciones arquitectónicas, escultóricas y artísticas en las Tierras Bajas, ha cambiado mucho en la actualidad.

El arte monumental de los mascarones policromos de Uaxactun, Tikal, Cerros, El Mirador y Nakbe, así como otras figuras estucadas y pinturas murales en Uaxactun y Tikal que presentan glifos tempranos y gobernantes ataviados con la vestimenta real y por otra parte, las estelas tempranas de El Mirador, Tintal y Nakbe, nos parecen pruebas suficientes para indicar que desde el Preclásico Medio existieron fuertes nexos ideológicos entre los pobladores de las diferentes regiones geográficas, nexos que fueron incrementados durante los inicios del Preclásico Tardío y expandidos completamente para la parte media del mismo período.

Parece ser que algunos conceptos religiosos expresados en la cultura Olmeca continuaron siendo empleados posteriormente por los Mayas (Serpiente de Doble Cabeza, Dios Bufón, Dios Jaguar, el concepto Cueva-Inframundo y el Ave Celestial). Por medio del arte local de la Costa del Pacífico y del Altiplano de Guatemala se sabe que se dio gran énfasis en la erección de monumentos esculpidos en donde se manifestaron acciones de tipo ritual acompañando a personajes históricos. Las estelas de Tak´alik Ab´aj, Chocola, El Baúl y Kaminaljuyu muestran una serie de elementos locales junto al resto de las escenas en donde aparecen algunas deidades acompañadas de elementos sobrenaturales y con alto grado de simbolismo ritual. Ejemplos de esta naturaleza pueden observarse sobre el Altar 10 de Kaminaljuyu (Figura 1) en donde se muestra la cabeza de una deidad importante, muy probablemente el Dios Solar, que pareciera bendecir la escena representada. Dioses y antepasados importantes son encontrados también en la Estela 1 de El Baúl y la Estela 2 de Tak´alik Ab´aj (Figura 2), en donde figuras sobrenaturales o mitológicas supervisan la acción, igual que sucede en las estelas esculpidas de Izapa.

Otro tipo de manifestación que ha sido asociada también al culto religioso temprano en las Tierras Altas, es la representación de figurillas o muñecas femeninas hechas de arcilla, como la denominada «Muñeca Kidder», las cuales muestran un vientre voluminoso, por lo que tradicionalmente se les ha asociado con el culto a la fertilidad.

Las muestras de fertilidad y maternidad están relacionadas con las facultades de procreación del sexo femenino y un significado similar es adscrito a la tierra, que es la madre de la naturaleza y procreadora de la agricultura y de toda clase de plantas que de ella emergen.

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Figura 1

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Figura 2

Por su parte las Tierras Bajas fueron consideradas por mucho tiempo como receptoras de una tradición religiosa proveniente del sur, sin embargo, a partir de los descubrimientos realizados en los últimos diez años se ha logrado un gran avance en el estudio de la ideología religiosa, basado principalmente en la identificación e interpretación de los mascarones que decoran las fachadas de los edificios, los que están acompañados de elementos secundarios que conllevan un gran simbolismo religioso. Se considera factible ahora que las Tierras Bajas y las Tierras Altas desarrollaron una ideología simultánea que pudo ser expresada de una manera iconográficamente compleja, tanto en monumentos esculpidos en piedra como por medio de figuras modeladas en estuco.

Se considera que junto al incremento de población Preclásica debió producirse una readecuación en el esquema social interno de los sitios, lo que se reflejó en los patrones exhibidos por los centros ceremoniales y principalmente en los centros ceremoniales dominantes. La construcción de nuevos edificios que muestran un orden diferente de arquitectura monumental, que incluyó pirámides escalonadas, el concepto del patrón triádico y los complejos de conmemoración astronómica, así como también el descubrimiento de un nuevo sistema constructivo indicado por templos y/o palacios abovedados, motivó que la ideología religiosa cambiara de una forma simple hacia una forma de culto cada vez más compleja, estando ella acompañada o asociada con la presencia de monumentos esculpidos y mascarones estucados. Este nuevo y complejo tipo de culto, manejado por la élite local o por los dirigentes de sociedades estatales tempranas legitimó el orden social motivando la participación activa de las diversas clases sociales.

Muchos datos sobre religión son conocidos para el Postclásico y poco a poco también se han identificado deidades pertenecientes al Clásico, pero menos sabemos en realidad del Preclásico. Como se dijo, es gracias a los hallazgos recientes de estos últimos años que se ha principiado a conocer e identificar algunos dioses y elementos sagrados que los acompañan, sin embargo me pregunto ¿qué tanto se conoce del sistema religioso y de los dioses que formaron parte del panteón Maya Preclásico?

Según diversos autores (Thompson 1977:258-287), Itzamna era la deidad suprema de los Mayas Yucatecos y encabezó la serie de divinidades que formaron el panteón Postclásico. Para el Clásico este panteón no es claro en el área Maya y mucho menos lo es para el Preclásico, sin embargo en base a los datos actuales creo que alguna concepción puede ser deducida en este momento.

Sabemos que en los Mayas existieron prácticamente dos tipos o sistemas de culto. Por una parte está la «religión oficial» manejada por la jerarquía con fines más que nada políticos y por otra parte está la religión popular, que fue practicada por la mayor parte de la población por estar relacionada con sus creencias y necesidades cotidianas, así como con sencillas ceremonias agrícolas en cualquier comunidad apartada. En está oportunidad se exponen únicamente algunos rasgos de la religión oficial por ser la que mayores evidencias ha legado hasta nuestros días.

Mi hipótesis es que desde el momento en que se efectuó el cambio de sociedades agrícolas sencillas a sociedades urbanizadas, también la religión entró a jugar un papel preponderante en apoyo del poder político y obligó a que la élite en el poder concibiera una nueva conceptualización ideológica-religiosa. Los inicios de un panteón sagrado tuvieron que ser dados desde el Preclásico, conformándose por divinidades y elementos que rodeaban a una deidad suprema representada por el Dios Solar. Considero al Dios Sol como un ente verdaderamente activo y concreto que ocupó el lugar principal entre los seguidores de la religión oficial y los miembros de la religión popular, constituyéndose así en el dios que organizaba y precisaba las acciones a realizarse tanto en la tierra como el cosmos, acciones que determinaban la vida material y espiritual de los miembros de la sociedad maya.

Quiero aclarar que al referirme a una deidad suprema en la cultura maya, en ningún momento estoy hablando de una religión monoteísta. El monoteísmo es una doctrina religiosa que reconoce la existencia de un solo Dios, mientras que por otra parte la idea de una deidad suprema implica que coexiste al mismo tiempo con otras divinidades, superándolas (ante los ojos de la gente) en poder y benevolencia.

Fuertes cambios ideológicos han sido reportados en el área Olmeca con la urbanización de La Venta (Miller 1988:17) y un caso similar puede ser aplicado para el área Maya en el sitio de Cuello en el norte de Belice, en donde desde el Preclásico Temprano y Medio se nota una fuerte relación entre los inicios de la arquitectura religiosa con el ritual de índole funerario (Hammond 1977:94-97).

Sin embargo, las mejores y más elaboradas muestras de este tipo de culto solar las podemos observar actualmente sobre las figuras estucadas presentes en los mascarones que decoran las fachadas principales de los edificios localizados en el epicentro de los más importantes sitios Preclásicos. Por supuesto, este culto solar está fuertemente vinculado con la religión oficial y es bien conocido en los complejos cosmogramas encontrados principalmente en los sitios del área Maya Central.

No voy a entrar a describir cada uno de ellos, pues esto ha sido realizado con anterioridad para los casos de Uaxactun, Tikal, Cerros y El Mirador por sus respectivos arqueólogos descubridores, pero lo que si quiero resaltar es que en todos los casos los investigadores coinciden en hacer notar la presencia del Sol acompañado a veces por Venus y el Jaguar-Sol del Inframundo. No cabe duda que durante el Preclásico Tardío el modelo religioso estuvo basado en la observación de las principales estrellas celestiales (Figura 3), como el paso del Sol por el cielo y la Luna y Venus como estrellas matutinas y vespertinas, como se observa en Cerros (Valdés 1987:171; Freidel y Schele 1988:86).

Por otra parte nada tiene de sorprendente que el astro mayor de nuestro sistema solar se irguiera desde épocas tempranas como uno de los beneméritos dioses por su importancia natural como fuente de la vida agrícola, en donde se incluye el ritual de la siembra, la protección del crecimiento y la responsabilidad de una mayor cosecha, especialmente en cuanto al maíz se refiere.

Posiblemente la mejor representación que se conoce actualmente del Dios Solar se encuentra esculpida en la entrada principal del Grupo H de Uaxactun (Figura 4), en donde los habitantes de este lugar construyeron grandes mascarones de más de 7 m de largo y cuatro de alto con la figura de esta deidad, que impresionaba por su tamaño a cualquier persona que se aproximara. Lo más importante en este caso, es que la deidad solar lleva sobre su frente la figura del Dios Bufón (Figura 5) esculpida en forma antropomorfa y sabemos que esta deidad fue representada para simbolizar lo máximo dentro de lo sagrado y el más alto poder espiritual en el caso de los dioses (Valdés 1987:169).

Ejemplos iconográficos del Dios Bufón son bien conocidos durante el Período Clásico en asociación con gobernantes y con claras muestras de posesión de alto grado de poder político y religioso. Hasta hace poco tiempo se supo que el Dios Bufón formaba parte de la imaginería Preclásica al descubrirse sobre las cabezas monumentales de la estructura 5C-2a. de Cerros en Belice, así como también sobre una placa de jade de la colección Dumbarton Oaks y otra máscara descubierta en el Entierro 85 de Tikal (Figura 6). Con esto es claro entonces que este Dios proviene desde una tradición Preclásica en asociación con personajes históricos y con seres sobrenaturales. En el caso de Uaxactun, el Dios Bufón está presente en la Estructura Sub-12 (Acrópolis del Grupo H) y relacionado con un importante conjunto de edificios designados para que se efectuaran rituales especiales.

No parece haber ninguna duda que cuando la sociedad de las Tierras Bajas principió a conformarse como un estado temprano con poderosos gobernantes a su mando, se hizo palpable la necesidad de una nueva religión para fundamentar y justificar el nuevo orden socio-político. El Sol, acompañado de otras deidades menores se convirtió desde ese momento en el centro de la vida pública y religiosa de la civilización Maya. Al mismo tiempo, este nuevo orden social incluyó el conocer la genealogía real de los gobernantes y por ende, de los habitantes de cada sitio. Esto motivó la creencia del origen divino de los gobernantes Mayas, quienes para justificar la existencia del nuevo sistema social y religioso, se consideraron así mismos como hijos del Dios Solar y con antepasados relacionados con los otros astros del universo.

El tipo de gobernante maya que surgió con la civilización del Preclásico Tardío, fue considerado durante toda la evolución de esta cultura como equiparable al sol con todo su vigor y energía. El gobernante se convirtió por lo tanto, en el eje central de toda acción y el punto básico de comunicación entre las regiones cósmicas y es por esto que durante el Período Clásico los gobernantes aparecen portando insignias de símbolos solares. El dirigente maya fue, por lo tanto, el Sol sobre la tierra y por supuesto el hijo del cielo. Debido a esto se representa portando en sus manos la barra ceremonial (Figura 7), que no es otra cosa que la banda celestial, serie de signos que indican seguramente cuerpos siderales y para que no quepan dudas, lleva en ambos extremos las cabezas de monstruos celestes que son igualmente metáforas figurativas del firmamento y del cosmos maya (Rivera Dorado 1986:150).

Se sabe por medio de los libros del Chilam Balam y por investigaciones etnográficas efectuadas en Guatemala, Chiapas y Yucatán (Montoliú 1987:139-143), que la concepción maya del universo se basa en tres cuadriláteros superpuestos, siendo ellos el inframundo o mundo de los muertos ocupando la sección inferior, la tierra ocupando la sección central y el supramundo o cielo ocupando la sección superior. Dentro del concepto anterior, la ceiba ocupa un papel primordial, ya que se considera que existían cuatro o cinco árboles míticos de gran tamaño que nacían en la tierra y se encargaban de sostener los cielos. Uno de los árboles se encontraba ocupando el centro de la tierra, mientras que los otros cuatro ocupaban las cuatro esquinas de la tierra que era considerada como un área plana y rectangular. Igualmente, las raíces creciendo continuamente de las ceibas, permitían mantener un contacto entre la tierra y el inframundo (Figura 8).

De esta manera la ceiba fue considerada como el árbol sagrado para mantener comunicados los diversos estratos del cosmos, en donde el Sol-Venus, Luna y otras deidades, se movieron en ciclos a través del mundo superior y del inframundo. Esto se encuentra bien representado en la lápida del sarcófago de Palenque (Figura 9), que guarda los restos del rey Pacal, pero ahora estamos seguros que el concepto maya del universo descrito anteriormente estuvo claramente concebido dentro del ritual Preclásico, tal y como se demuestra en los cosmogramas ejecutados sobre la fachada del edificio 5C-2 de Cerros, el edificio H-Sub 3 de Uaxactun y la estructura 34 de El Mirador, en donde se encuentran presentes los diversos órdenes del universo.

En la sección inferior del mascarón del edificio H-Sub 3 de Uaxactun se observa una gran figura monstruosa que lleva la boca abierta (Figura 10), identificándose esta abertura como la entrada a Xibalba, ya que los Mayas creyeron que las cuevas servían para enlazar la tierra con el inframundo. El legendario mito de los Héroes Gemelos descrito en el Popol Vuh tuvo como escenario esta última región, estando también involucrados con el ritual del juego de pelota. Durante mucho tiempo se rechazó esta idea del Popol Vuh para épocas anteriores al Postclásico, pero Coe (1975:90-91) comprobó que no se trataba solamente de un mito, ya que existen innumerables representaciones pictóricas sobre vasijas policromadas representando a la Héroes Gemelos. Ahora, también consideramos que esta concepción tiene un origen Preclásico, que está representado en figuras esculpidas y relacionado con las deidades G-I y G-III de la Tríada de Palenque. Ejemplos Preclásicos de este tipo han sido reconocidos en el palacio H-Sub 2 de Uaxactun, la Estela 1 de Nakbe y también en Cerros.

Los Héroes Gemelos son relatados en el Popol Vuh como jugadores de pelota en el inframundo y este concepto fue expresado por los Mayas sobre los marcadores utilizados en el principal patio de juego de pelota de Copan, más o menos al final del Siglo 8. En ellos se relata la historia del Gobernante 18 Conejo como capitán de uno de los equipos contendientes, equipo que vence a su contrincante comandado por el señor de la muerte. Como vencedor, 18 Conejo venga a sus ancestros y permite el triunfo del Sol y de las fuerzas vivas. El rey desempeña aquí un papel muy importante actuando como los Gemelos del Popol Vuh, al estar acompañado de cabezas decapitadas y del joven Dios del Maíz (Baudez 1984:139-150). Arqueológicamente, ha sido también importante el descubrimiento de juegos de pelota utilizados durante el Preclásico Tardío en Cerros, Sakajut y Chiapas, ya que este elemento forma parte primordial en el mito de los Héroes Gemelos. Este concepto se nota también en la Estela 21 de Izapa que se relaciona con el juego de pelota Preclásico y los Héroes Gemelos.

Los Mayas concibieron a las montañas como mediadoras entre la tierra y el cielo y a su vez las cuevas eran el elemento unificador entre la tierra y el inframundo. Por eso mismo, dentro de su complejo sistema ritual el Dios Solar que gobernaba y regía el destino de los pobladores de la tierra, tuvo también un papel importante en el inframundo, desarrollado por una de las tantas facetas de esta divinidad como lo fue el Jaguar-Sol del Inframundo. Al igual que el sol que termina su vida diariamente en el ocaso, cuando el gobernante moría bajaba al inframundo y luego de una violenta lucha con las deidades de esta región, renacía como el sol para continuar rigiendo desde lo más alto del universo la vida y las acciones de sus descendientes y su pueblo.

Mi propuesta concreta es, que por lo menos desde el Preclásico Tardío el sol como astro se convirtió en la divinidad dominante dentro de la religión maya y que para estos mismos pobladores sus gobernantes eran descendientes del astro rey, por lo que estas personas fueron Soles y Dioses en la tierra, convirtiéndose en el eje central del cosmos con amplio derecho a disponer sobre las acciones relacionadas con la vida y la muerte de cualquiera de sus súbditos.

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Figura 8

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Figura 9

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REFERENCIAS

Baudez, Claude

1984     Le roi, la balle et le mais. Images du jeu de balle maya. Journal de la Société des Américanistes 70:139-151. París.

Coe, Michael D.

1975     Death in the Ancient Maya. Death and the Afterlife in Precolumbian America (editado por Elizabeth Benson):87-104. Dumbarton Oaks, Washington, D.C.

Freidel, David y Linda Schele

1988     Symbol and Power: A history of the Lowland Maya Cosmogram. En Maya Iconography (editado por Elizabeth Benson y Gillet Griffin):44-93. Princeton University, New Jersey.

Hammond, Normand

1977     The Early Formative in the Maya Lowlands. Social Process in Maya Prehistory (editado por Norman Hammond):77-101. Academic Press, London.

Miller, Mary Ellen

1988     El Arte de Mesoamérica: de los Olmecas a los Aztecas. Editorial Diana, México.

Montoliu, María

1987     Conceptos sobre la forma de los cielos en los Mayas. En Historia de la Religión en Mesoamérica y Areas Afines (editado por Barbro Dahlgren), pp.139-144. Instituto de Investigaciones Antropológicas, Serie Antropológica No. 78. Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Rivera Dorado, Miguel

1986     Cambios en la religión Maya, desde el periodo Clásico hasta los tiempos de Hernán Cortés. Los Mayas de los Tiempos Tardíos (editado por Miguel Rivera y Andrés Ciudad):174-165. Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid.

Thompson, J. Eric S.

1977     Historia y Religión de los Mayas. Editorial Siglo XXI, Segunda Edición, México.

Valdés, Juan Antonio

1987     Los mascarones Preclásicos de Uaxactun: El caso del Grupo H. En Primer Simposio Mundial sobre Epigrafía Maya, pp.165‑181. Asociación Tikal, Guatemala.

1989     El Grupo A de Uaxactun: Manifestaciones arquitectónicas y dinásticas durante el Clásico Temprano. Mayab 5:30-40.