02 MONTÍCULO A-VI-5, KAMINALJUYU María Teresa Robles – Simposio 01, Año 1987

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Robles, María Teresa

1994  Montículo A-VI-5, Kaminaljuyu. En I Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1987 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Villagrán), pp.5-8. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala. 

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MONTÍCULO A-VI-5, KAMINALJUYU 

María Teresa Robles

El único montículo ubicado en el área de Kaminaljuyu/San Jorge, fue el denominado A-VI-5 en el mapa efectuado por la Institución Carnegie de Washington. Es probable que este pequeño montículo formara parte del complejo mayor de montículos hacia el norte al otro lado del periférico, más allá de los límites del proyecto. El Montículo A-VI-5 fue anteriormente excavado por medio de trincheras en el Proyecto Kaminaljuyu de la Universidad del Estado de Pennsylvania durante las temporadas de campo de 1969-70, a cargo de Richard Kirsch. Según Kirsch (1973:333) el montículo medía aproximadamente 5 m norte-sur por 6 m este-oeste y antes de las excavaciones tenía aproximadamente 1 m de altura. Los objetivos principales al investigar el montículo durante 1984 fueron establecer su fecha de construcción y ocupación, su función y la relación del mismo con el resto del sitio de Kaminaljuyu.

Al inicio del proyecto se detectó solamente el casco de dicho montículo, debido no sólo a las excavaciones de 1969-70, sino también porque había sido muy dañado por saqueadores en años posteriores. Afortunadamente una estrecha banda de la circunferencia exterior del montículo permanecía intacta, no mostrando disturbio, lo cual permitió su estudio. Esta banda alcanzaba una altura máxima de 80 cm localizada debajo de una gran cantidad de ripio, el cual fue relleno desechado durante las operaciones del saqueo. Después de remover el ripio se abrieron 15 pozos de sondeo alrededor de la periferia del montículo donde se pudo excavar pozos de 2 x 2 m o bien de 2 x 1 m ó 3 x 1 m. Fue posible excavar nueve pozos en la esquina suroeste del montículo, cuatro pozos en la esquina sureste, las esquinas noroeste y noreste permitieron un pozo en cada una. Estas excavaciones revelaron una clara secuencia estratigráfica de ocupación.

Las excavaciones de la Universidad del Estado de Pennsylvania (1969-70) en el Montículo A-VI-5, revelaron un piso de barro cocido a una profundidad de 20-24 cm debajo de una delgada capa de humus (Kirsch 1973). El piso mostró molduras y huellas de postes. Se reportó que éste fue construido encima de 0.90 m de barro arenoso café oscuro el cual, a su vez, cubría un denso barro café. Se consideró que el piso estaba sobre y cubriendo una elevación natural o artificial, formando de esta manera una área de ocupación. Las cerámicas de los niveles 1-3 (0-0.60 m) fueron identificadas como pertenecientes a la fase Amatle, es decir, de la parte temprana del Clásico Tardío. Además, se estableció un trazo ocupacional del Postclásico Temprano sobre la base de la fecha de una obsidiana (por medio de hidratación de obsidiana) de 1075 DC  70 en el nivel 2 (Michels 1979:698, Ref. 46-32-204, Lot. 01). De acuerdo al estudio cerámico de dicho proyecto efectuado por Wetherington (1978) y al análisis del proyecto, no se ha reportado cerámica del Postclásico Temprano en el sitio.

La típica estratigrafía revelada por las excavaciones de 1984, consistió en un nivel superior de material del Clásico Tardío alcanzando una profundidad de aproximadamente 0.40-0.60 m debajo de la superficie. La cerámica fue similar a la reportada por la Universidad del Estado de Pennsylvania en asociación con el piso de barro cocido y, a pesar de que este piso ya no era evidente, fragmentos de barro cocido fueron encontrados algunas veces. Además, se descubrió un fogón del Clásico Tardío en forma de cuenco, con pared recto divergente hecha de barro cocido, sus dimensiones eran 1.20 m de largo y 0.80 m de ancho. Esta forma es diferente de los fogones fechados en el Preclásico Tardío que se encontró en Kaminaljuyu/San Jorge.

Debajo del nivel del Clásico Tardío se halló un depósito de aproximadamente 0.60 m de grosor con material del Preclásico Tardío encima de un subsuelo de barro estéril. Dos pisos de tierra apisonada, revestida con pómez fina, fueron evidentes en este estrato de Preclásico Tardío, uno de 0.50 a 0.70 m de profundidad debajo de la superficie y el otro de 0.80 a 0.90 m. El análisis cerámico permitió fechar estos pisos: el primero y más profundo se fecha en la fase Verbena y el segundo durante la fase Arenal. Así, es claro que la elevación notada por los excavadores del Estado de Pennsylvania era artificial y por lo tanto, la gente del Clásico Tardío reutilizó una plataforma de ocupación más temprana. La cantidad extensiva de disturbio por pozos intrusivos y entierros dentro y alrededor del montículo indudablemente obscureció los pisos más tempranos y probablemente debido a ello no fueron inmediatamente aparentes durante las excavaciones de 1969-70. A pesar de que los pisos habían sido afectados por los pozos intrusivos y entierros, fueron claramente visibles en los perfiles de algunas de las operaciones.

En el área del montículo la ocupación del Preclásico Tardío fue mucho más amplia que la ocupación del Clásico Tardío ya que mientras el material del Preclásico Tardío se localizó por toda el área, el material de la siguiente y última ocupación se concentró sólo en algunas partes. En realidad este material fue más obvio en la esquina sureste del montículo, no mostrándose en algunos pozos de sondeo ubicados en el resto del mismo. Durante el Clásico Tardío parece ser que los ocupantes del sitio nivelaron la zona para hacer una nueva plaza y viviendas.

En el extremo suroeste del montículo, en asociación con el piso superior del Preclásico Tardío, se evidenció un fogón grande, bajo, definido por piedras circulares, con un diámetro de 1.30 m. Este fogón circular fue construido sobre una baja banqueta o plataforma hecha de pómez fino compactado. Cerca del fogón, al suroeste del mismo, se halló una piedra grande con una superficie aplanada que sugiere uso, probablemente en la preparación de alimentos. Dispersas alrededor de la piedra había varias piedras para moler, del tamaño de un puño y un mazo de piedra más grande. En el área también se hallaron herramientas de obsidiana y cerámica de tipo utilitario.

Todos los pozos de sondeo dentro de los límites del montículo expusieron entierros Preclásicos. Prácticamente todo el montículo estaba lleno de entierros, pero debido al intenso saqueo, sólo se encontraron en sus límites. En todos los casos el material óseo estaba mal preservado y fragmentado. Además, su contexto se vio complicado por el hecho de que entierros posteriores fueron superpuestos e introducidos dentro de los más tempranos.

Sólo un entierro se halló en una situación más o menos sin disturbio, hallado en el pozo D-311. Este entierro se ubicaba muy cercano, en la esquina oeste del fogón del Preclásico Tardío antes mencionado. Se observó que el esqueleto fue puesto en el piso después de que ya estaba el fogón y estaba hábilmente colocado al lado del mismo. El entierro era de un individuo en posición extendida en decúbito dorsal, con una orientación norte-sur y con el cráneo viendo hacia el este. El brazo izquierdo descansaba sobre su pelvis y en su mano izquierda llevaba una navaja de obsidiana, en el cuello tenía un collar de pequeñas cuentas de piedra verde. La cerámica del nivel asociado con este entierro pertenece al Preclásico Tardío. Después de haber excavado el entierro se decidió colocarlo en un bloque, para luego enviarlo al Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Así, se procedió a la limpieza de los huesos que se lograron distinguir del individuo enterrado. Posteriormente, alrededor del entierro se puso un revestimiento de yeso con agua, que luego fue delimitado o encerrado por una caja de madera. El trabajo del entierro se concluyó con la aplicación de un consolidante (compuesto de thinner, mobilith y mobital) a los huesos. Para realizar esta tarea se contó con la ayuda y asesoramiento del Instituto de Antropología e Historia.

La excavación de los pozos de sondeo junto con el análisis cerámico, indicó que el Montículo A-VI-5 debió ser construido durante la fase Verbena del Preclásico Tardío (300-200 AC), continuando su ocupación durante la fase Arenal (200 AC – 200 DC). El montículo fue abandonado hacia fines del Preclásico Tardío y posteriormente fue reocupado durante el periodo Clásico Tardío, como lo reportó Kirsch (1976). Por lo tanto, hubo un hiato de ocupación en dicho montículo durante el Clásico Temprano, a pesar de que la ocupación de la zona general del sitio continuó a través de dicha época. El análisis de la cerámica, sobre la base de la presencia de Plomizo San Juan, no muestra una fecha más tardía que 700-900 DC para la última ocupación prehistórica en esta área de Kaminaljuyu.

Los porcentajes más altos de cerámica hallada en el montículo fueron de dos tipos de cerámica utilitaria del Preclásico:

  1. La vajilla Sumpango, de origen local, la cual al presentar sus bases quemadas y varios tiestos con huellas de humo, ha permitido inferir que su función fue para cocinar.
  1. La vajilla Monte Alto Rojo fue una cerámica predominante en cantidad, probablemente importada ya que es muy común en la Costa Sur de Guatemala durante el Preclásico y no se había encontrado en fecha anterior al proyecto en una cantidad suficiente para que fuera mencionada con relevancia en las anteriores investigaciones de Kaminaljuyu.

La presencia del fogón del Preclásico junto con estas cerámicas y otras que evidencian actividades de cocina, llevan a pensar que la zona del montículo era un área de especialización en la preparación de alguna forma de comida.

Uno de los entierros encontrados en el montículo se hallaba debajo de fragmentos de cerámica Monte Alto Rojo (probablemente de una misma vasija), junto con un cuchillo de obsidiana. Estos datos sugieren que el difunto probablemente era un especialista en la actividad que se llevaba a cabo en el montículo. Posiblemente el Montículo A-VI-5 albergaba a los miembros de una familia que se dedicaba a la actividad especializada, es decir, la especialización se dio en un nivel de familia o unidad doméstica, como lo prueba el hecho de que allí mismo enterraban a sus miembros, relacionados con una labor especializada.

Debido al gran tamaño del fogón y a la gran cantidad de cerámica utilitaria encontrada en el montículo, se puede pensar que dicha actividad especializada no era simplemente para el beneficio de sólo una familia. Probablemente este era un grupo residente que estaba al servicio del centro ceremonial asociado, hacia el norte, o bien al servicio de todo el sitio. Lo que sí puede decirse con mayor certeza es que el Montículo A-VI-5 fue uno de los varios montículos que estuvo asociado con una gran zona dedicada a la agricultura intensiva, procesamiento de comida y cocina durante las fases Verbena y Arenal del Preclásico Tardío.

Sobre la base de la presencia de entierros en el Montículo A-VI-5, asociados con pocas vasijas de buena calidad y herramientas de obsidiana sencillas, se puede inferir que los habitantes del mismo eran personas o bien una familia con cierto prestigio y excedente, pero no perteneciente a la clase elitista que se conoce en otras zonas de Kaminaljuyu en la misma época durante el Preclásico Tardío. Por ejemplo, se pueden comparar los entierros hallados en el Montículo E-III-3 (Shook y Kidder 1952:56-65) con los entierros encontrados en el Montículo A-VI-5, coinciden en la misma época (fases Verbena y principios de Arenal), pero hay una gran diferencia en cuanto a la calidad de ofrendas halladas en los mismos. Entonces podría ser que el montículo estuviera ubicado en un área de servicio y el Montículo E-III-3 en un área elitista, tratándose de diferentes familias con diferentes estatus en un mismo periodo del tiempo.

REFERENCIAS

Kirsch, Richard W.

1973                   Mound A-VI-6: A Terminal Formative Burial Site and Early Postclassic House Platform. En The Pennsylvania State University Kaminaljuyu Project: 1969, 1970 Seasons, Part 1. Occasional Papers in Anthropology, No.9. Pennsylvania State University, Pittsburgh.

Michels, Joseph W.

1979                   Public Ceremonialism and the Emergence of a Ramified Chiefdom. En The Kaminaljuyu Chiefdom (editado por J. Michels y W. Sanders). Pennsylvania State University Press, Pittsburgh.

Shook, Edwin M. y Alfred V. Kidder

1952                   Mound E-III, Kaminaljuyu, Guatemala. Carnegie Institution of Washington, Contributions to American Anthropology and History, Pub. 596. Washington, D.C.

Wetherington, Ronald K. (ed)

1978                   The Ceramics of Kaminaljuyu, Guatemala. Pennsylvania State University Press, University Park.