064 Salinas de los Nueve Cerros, actualización de su inventario cerámico: la relación entre Tierras Altas y Tierras Bajas. Jorge Mario Ortiz, Mónica Urquizú, Sheryl Carcuz y Claudia Arriaza – Simposio 28, 2014

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064 Salinas de los Nueve Cerros, actualización de su inventario cerámico: la relación entre Tierras Altas y Tierras Bajas.

Jorge Mario Ortiz, Mónica Urquizú, Sheryl Carcuz y Claudia Arriaza

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Ortiz, Jorge Mario; Mónica Urquizú, Sheryl Carcuz y Claudia Arriaza
2015 Salinas de los Nueve Cerros, actualización de su inventario cerámico: la relación entre Tierras Altas y Tierras Bajas. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 799-808. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Salinas de los Nueve Cerros, actualización de su inventario cerámico: la relación entre Tierras Altas y Tierras Bajas
Jorge Mario Ortiz
Mónica Urquizú
Sheryl Carcuz
Claudia Arriaza
Palabras clave
Tierras Altas, Tierras Bajas, Transversal, Salinas de los Nueve Cerros, Cerámica,
producción de sal, Época Prehispánica.

Abstract
Salinas de los Nueve Cerros distinguished himself during pre-Hispanic times in direct proportion to its strategic geographical location as well as artisanal salt production on a large scale, which even reached the Hispanic era, providing a wide range of settlements Lands casualties and the Highlands at least since the Middle Preclassic. In this sense, the ceramic becomes a vital resource to have a chronological framework to understand the origin and evolution of the site. After a preliminary effort to achieve that mission, since 2010 they are undertaking further studies and the most important results, new data have been revised and updated sequence previously established by Dillon (1979), which has also possible to know the degree of contact with the various sub site areas, with an orientation produced a variable manner over time, in a striking direct relationship with the stages of rise and decline occurred at the level of cultural area. In this account, in this paper we make a presentation of the main characteristics of the sample, and its evolution within a time-spatial framework at regional level.

 

Ubicación y Antecedentes
Salinas de los Nueve Cerros se localiza en una finca ubicada a las orillas del río Chixoy en la Franja Transversal del Norte, en jurisdicción del actual municipio de Cobán, Departamento de Alta Verapáz (Fig.1). La municipalidad local es responsable del área según acuerdos del 20 de junio de 1885 y 26 de enero de 1916 (Woodfill, 2012; Gall, 1999:448). Si bien durante el Siglo XIX fue visitado por diversos exploradores (Dillon, 1979:5), no fue sino hasta la segunda mitad de la década de 1970 cuando Brian Dillon llevó a cabo la primera investigación formal (ibíd.:11). Como uno de los resultados de ese trabajo surgió una tipología preliminar (ibíd.:34).

A partir de 2010, cuando dan inicio las investigaciones por parte de este proyecto, se buscaba entre varios aspectos, reconstruir la historia precolombina del sitio así como el grado de participación de sus habitantes en el intercambio interregional, esto es, su papel a escala regional. Es aquí donde el análisis cerámico se convierte en una valiosa herramienta. No obstante, al tratarse de un lugar donde confluyen personas de distintos lugares y con ello distintas tradiciones culturales, en donde la cerámica no será la excepción.

El estudio de la cerámica de Salinas de los Nueve Cerros se caracteriza por su gran complejidad al en vista de reflejar diversos grupos humanos que la produjeron, identificándolos a la vez como parte de su tradición cultural (Popenoe de Hatch 1992:35), manifestando la confluencia de diversas tradiciones culturales de las Tierras Altas, las Tierras Bajas y la Transversal. De esta cuenta era imperativo contar con un esquema metodológico que se adecuara a la naturaleza de sus materiales. Así las cosas, como punto de partida se efectuó una evaluación del esquema tipológico de Dillon, seguido de esquemas tipológicos referenciales de diversos asentamientos de las Tierras Altas, las Tierras Bajas y la Transversal, propuestos por diversos autores (Smith 1955; Sabloff 1975; Laporte 2005; Gifford 1976; Arnauld 1986; Sharer y Sedat 1987; Woodfill 2007). El cuadro resultante fue estandarizado dentro de un esquema clasificatorio Tipo-Variedad (Fig.2).

La aplicación del modelo tipológico propuesto se inició desde el año 2013 con las muestras de la temporada 2012, y, aparte de una revisión preliminar a muestras seleccionadas de la temporada 2013 para fines de datación de muestras asociadas de lítica y figurillas, se continuó el análisis con los materiales de la temporada 2010, los cuales continúan actualmente bajo estudio. De manera interesante, se han logrado avances importantes que han llevado al desarrollo de una aproximación hacia el conocimiento sobre el origen y desarrollo de la dinámica poblacional producida en el sitio a lo largo de su historia, en estrecha relación con los procesos de contacto y migración.

A la fecha se han analizado más de 37,000 muestras, procedentes de los sectores Pie de Cerro y Tierra Blanca (Fig.3). En el primer caso, se encuentra conformado por un montículo, así como un área de plaza y diversos grupos arquitectónicos asociados a la vega del río Chixoy (Mijangos, 2007:56), en tanto que el otro, se encuentra compuesto por una serie de estructuras formando un posible patrón triádico (Garrido y Sears 2010:54). En ambos casos, se trata de conjuntos periféricos a la zona nuclear del sitio que probablemente guardaron una estrecha relación entre sí, con diversas variantes a lo largo de su historia, como se discutirá más adelante.
Conforme el análisis se amplíe se incluirá oportunamente el sector Tortugas. Así mismo, las descripciones detalladas de los tipos serán presentadas dentro de una monografía que se encuentra en preparación.

Características generales de la muestra analizada
Como es sabido, la pasta es una de las cuatro grandes categorías de análisis. Resultante de la mezcla de arcilla con un desgrasante, puede permitir en muchos casos identificar un área o región de procedencia en relación directa con las formaciones geológicas existentes en su zona de fabricación (Shepard, 1985:163).
En el caso de la Transversal, existe una tendencia hacia un predominio de las pastas amarillas y rojas. Asimismo se cuenta con una presencia de núcleos negros plenamente diferenciados con el resto de la pared, llegando incluso al punto de parecer capas. El engobe, puede llegar a presentar un grosor considerable, pudiendo en algunos casos llegar a medir entre dos y cuatro milímetros aunque con un bajo grado de adherencia con su sustrato, el cual puede distinguirse en muchos casos por su textura arenosa, lo que puede explicar la abundante cantidad de muestras erosionadas (Fig.4).

Otro aspecto a considerar para la región de Salinas está relacionado con el surgimiento de una producción local al menos desde el Preclásico Tardío, que pudo haber sido sometida a procesos de experimentación a partir de materiales de referencia de las Tierras Bajas y las Tierras Altas.

De manera interesante, se ha observado que los rangos de color y consistencia de la pasta de la cerámica local es sumamente variable y tiende a no encontrarse asociada a ciertos tipos en particular, por lo que al menos a nivel macroscópico no es determinante para definir por sí misma a un tipo en particular. Además, tal como en otras regiones, ocurren pastas porosas, especialmente durante el Clásico Tardío como se nota en el tipo Osoquín sin Engobe. Tal como en las Tierras Bajas (Vilma Fialko com. pers. 2013), durante épocas más tempranas ocurre la presencia de material orgánico en el desgrasante.
Se ha notado presencia de pastas que incluyen como desgrasante toba volcánica, lo que le puede otorgar una textura fina y suave al tacto, similar al Mars Orange (Gifford 1976:73). Sin embargo, uno de los principales distintivos es la textura arenosa.
Los resultados del análisis alcanzado hasta el momento, muestran de manera interesante una serie de tendencias a nivel de frecuencia de la muestra. Aún más sorprendente fue para los miembros del equipo el hecho de que con excepción de algunas variantes mínimas, las frecuencias generales exhiben la tendencia a mantenerse relativamente estables, lo que permite proponer un cuadro interpretativo preliminar que se presenta a continuación.

Desarrollo histórico del asentamiento a raíz de los recientes datos.
Preclásico Medio
Salinas de los Nueve Cerros contaba con una ventaja estratégica al formar parte de la Gran Ruta Comercial Occidental que conectaba las Tierras Altas y las Tierras Bajas, y ubicarse prácticamente en la frontera con las Tierras Bajas frente a otros asentamientos productores de sal (Woodfill 2007:23; Hatch et al. 2010:13; Mijangos s.f.).

Las evidencias disponibles al momento apuntan principalmente hacia una filiación con las Tierras Bajas y en menor grado con las Tierras Altas para ese momento (Fig.5). De aquellas, predomina el grupo Juventud (69.07% para el período), cuya amplia difusión a través de las Tierras Bajas ha sido ya documentada (Sabloff 1975; Laporte 2005), así como de los grupos Boolay, Pital y Chunhinta. Tiene presencia asimismo la cerámica con color diferenciado, caracterizada principalmente por el contraste del color entre el interior y exterior de cada pieza. Según Laporte (2005:51) esta cerámica podría haberse originado en el Sureste de Petén, lo que a la vez sugeriría el origen de los primeros habitantes, quienes pudieron haberse asentado en su mayor parte por el sector Tierra Blanca, cuya cercanía al río Chixoy les brindaría importantes ventajas, incluyendo tierras fértiles para la agricultura.

Empero, estos grupos no fueron los únicos, no obstante ser la mayoría. El carácter de zona fronteriza se haría evidente al recibir pequeños grupos de personas procedentes de las Tierras Altas, lo que podría considerarse a partir de una serie de muestras de los grupos Chimacho, Choven, Chopen y Pinos entre otros del área del Valle de Salamá.

Entre tanto, en Pie de Cerro la ocupación contrasta de modo significativo con Tierra Blanca donde se construyen estructuras de grandes dimensiones. Paradójicamente, la frecuencia de la muestra es considerablemente menor, lo que sugiere que inicialmente fue ocupada por pequeños grupos de personas procedentes tanto de las Tierras Altas como de las Tierras Bajas.

Preclásico Tardío
Luego de la ocupación inicial, se produce un cambio relacionado directamente con la densidad poblacional. Un considerable incremento de la muestra cerámica cercano al 700% en comparación con el período anterior, así como una mayor variabilidad de motivos y diseños de vasijas empleadas por la población local, sugiere un aumento de los habitantes, atraídos quizás por las ventajas que podría presentar para la subsistencia. Asimismo, el predominio de la muestra de las Tierras Bajas (71%) sugiere que esta región continuó siendo el principal punto de origen de grupos que llegaban a establecerse en el sitio. Ahora bien, la presencia del grupo Con Color Diferenciado, apuntaría hacia la llegada de población del Sureste de Petén, lo que contrasta de manera absoluta con las Tierras Altas (0.76%), lo que podría aludir a una presencia mínima de personas de esta región.

Sin embargo, hay una importante diferencia con respecto al momento previo: se observan las primeras muestras identificadas como parte de una producción local (27%), lo que llevaría entonces a considerar el surgimiento de grupos locales, que podrían incluso haber descendido de los primeros habitantes, quienes ya habrían desarrollado un vínculo con el sitio, desarrollando su propia tradición local (Woodfill 2007:18).

La frecuencia de la muestra sugiere que la ocupación en el sector Tierra Blanca se incrementó considerablemente; grupos procedentes de las Tierras Bajas pudieron haber continuado desplazándose hacia el área, en tanto por parte de las Tierras Altas pudo haberse detenido el proceso de migración, bien fuera por control de la producción desde las Tierras Bajas, bien fuera porque se estuvieran asimilando culturalmente. Ello iría de la mano con el surgimiento de una producción cerámica local que en buena medida (como Bexsumenc o Caxlan) estilísticamente parecen basarse en piezas de las Tierras Bajas, aunque obviamente empleando materia prima local (Fig.6).

Por su parte, en Pie de Cerro podría haber persistido la ocupación en menor grado: 73.38% de Tierra Blanca frente a 26.61% en Pie de Cerro. Sin embargo, la diferencia va más allá: el predominio ocurre con el elemento local, frente a una presencia mínima de las Tierras Bajas y aún más de las Tierras Altas. Si a ello le agregamos las características arquitectónicas de este conjunto, existiría la posibilidad de que Pie de Cerro presentara un mayor grado de importancia en relación al control del sitio, el cual habría incluso desarrollado una identidad local.

Clásico Temprano
Para este momento ocurre una considerable disminución porcentual con respecto al período anterior(6.83% del total). De las Tierras Bajas, predomina la Vajilla Paso Caballos Ceroso, que viene de las tradiciones cerámicas del período anterior, identificado dentro del llamado Complejo Chicanel Periférico (Laporte 2005; Woodfill 2007). Entre éstas, predominan los tipos Boxcay Café variedad Peralta, Sierra Rojo variedad Desorden, además del Grupo con Color Diferenciado. Igualmente, ocurren materiales de la Vajilla Petén Lustroso, donde destacan los tipos Águila Naranja-Rojo y Dos Arroyos Naranja Polícromo.

A nivel local, ocurre un incremento sustancial de la muestra, entre los que destacan los tipos Cotebal distinguible por su engobe rojizo-naranja en interiores en platos de pared curvo-convergente y base cóncava, así como Sachbil Naranja Amarillenta, con su característico engobe naranja delgado hacia el interior presente en platos de base plana y pared recto divergente. Por otro lado también ocurren versiones locales de tipos como Dos Arroyos Naranja Polícromo y Águila Naranja además de fragmentos de incensarios de tres picos. Las Tierras Altas se encuentran representadas únicamente por los tipos Sin Nombre Rojo-sobre-Café del Grupo Chichicaste y Chipilín Rojo (Fig.7).

Tal como en los períodos previos, la muestra no se comportó de manera homogénea: antes bien, se mantuvo ese patrón contrastante entre ambos sectores.
En el caso de Tierra Blanca, la población de las Tierras Bajas, seguiría predominando, aunque continúa incrementándose la presencia de habitantes de origen local, junto a una presencia mínima de las personas Tierras Altas. Por su parte, en Pie de Cerro, habría contado con una población vinculada en su mayor parte con las Tierras Bajas, en tanto de origen local en menor grado, con una presencia mínima de las Tierras Altas.

Así, cabe preguntarse entonces: ¿Acaso podría tratarse de población identificada con las Tierras Bajas y con la suficiente capacidad para importar materiales de dicha región?, ¿cabría pensar en un control directo del área por parte de personas de las Tierras Bajas o bien con fuertes vínculos con dicha región? Éstas son algunas de las interrogantes que han surgido y que a la vez ayudan a orientar la investigación a futuro.

Para Arnauld (1987:313) en Alta Verapáz ocurre una continuidad en las tradiciones alfareras, lo que podría ir en algunos casos desde el mismo Preclásico Tardío al menos hacia finales del Clásico Tardío. Observa además que el fin del Preclásico coincide con el inicio de un fuerte grado de contacto entre las Tierras Altas y las Tierras Bajas (ibíd., p. 324)

Clásico Tardío-Terminal
Esta época, se distinguió por una serie de cambios generales producidos, con una clara tendencia hacia una serie de esferas de interacción e intercambio tanto en las Tierras Bajas como las Altas (Laporte 2005:1200; Arnauld 1986:109). Para Salinas, entre dichos cambios se observa una amplia variedad de muestras de las Tierras Bajas, Tierras Altas y locales. Del total de la muestra analizada, el 58.6% corresponde a este momento del cual, predomina la cerámica de origen local (57.3%), distinguiéndose entre otros, los tipos Osoquín sin Engobe, Xajal sin Engobe y Jekcha Rojo. Para las Tierras Altas (24.4%), destacan los tipos Chichicaste Café y Mostaza Rojo-sobre-Natural, mientras que por las Tierras Bajas, cuya frecuencia es inferior (18.27%), ocurren entre otros, los tipos Subín Rojo, Tinaja Rojo y Cambio sin Engobe (Fig.8).

Un cambio en las frecuencias de uso de la cerámica sugiere en primera instancia la posible consolidación del proceso de desarrollo de una identidad local, lo cual como se ha visto (supra) podría haberse venido gestando desde tiempos preclásicos. Ahora bien, la importancia de Salinas podría haber ido más allá de ser únicamente un centro productor de sal: en el cercano Cancuen, se encontraron ejemplares cerámicos cuyas pastas, luego de ser analizadas por activación de neutrones, se estableció que Salinas era su lugar de procedencia (Proyecto Cancuen archivo digital 2014); esto además de las piedras de moler (Blanca Mijangos com. pers. 2014), y puesto que no se han encontrado al presente evidencias similares en este sitio, apunta a que haya alcanzado un nivel de centro regional, produciendo y distribuyendo diversos productos, entre los cuales estarían la sal y la cerámica. Por su parte, aún no se encuentra claro si Cancuen redistribuía la sal y/u otros productos a otras entidades o regiones.

Mientras se observa el progresivo crecimiento del sitio hacia el exterior, al interior suceden interesantes cambios: Desde sus inicios, el predominio de la cerámica se había presentado en Tierra Blanca. De manera paulatina la relación de frecuencias entre este sector y Pie de Cerro fue disminuyendo, hasta que éste supera en muestras a aquél.

Con algunas diferencias porcentuales, en ambos sectores ocurre un predominio de la cerámica de tradición local, seguida de materiales de las Tierras Altas y en menor grado de las Tierras Bajas. Estos datos tendrían varias implicaciones. En primer lugar se puede considerar la consolidación de la identidad local de Salinas, con su propia producción cerámica; en segundo lugar, la disminución en la frecuencia de la muestra de las Tierras Bajas coincide con el proceso de abandono y repoblamiento de una considerable cantidad de sitios de Petén, en tanto el incremento de la muestra de las Tierras Altas, particularmente con Alta Verapaz, lugar de procedencia de prácticamente la totalidad de tipos cerámicos de dicha región (Arnauld 1986), sugiere que Salinas pudo haber reorientado la distribución de su producción salina hacia esa región.

Caso especial de un cántaro
Durante el proceso de análisis se notó la presencia de fragmentos de cántaro con pared gruesa (3 a 5 cm) y superficie interior sumamente burda -y en algunos casos quemada-, en tanto hacia el exterior presenta una superficie pulida en color café rojizo con un bajo engobe crema y textura cerosa (Fig.9). La pasta es fina con color naranja claro con un eventual núcleo negro, así como inclusiones ferruginosas y piedrecillas o manchas rojas, mica, toca volcánica y arena fina.

Al principio tales muestras sorprendían y generaban interrogantes, sin embargo, el panorama se aclaró luego de la recuperación de un ejemplar completo durante las excavaciones en Pie de Cerro, el cual presenta además una base aguda con un cuello ligeramente curvo divergente presentando acanaladuras horizontales paralelas. Dado el grosor de la pared ya mencionado, su capacidad de contención es sumamente limitada. Asimismo, el proceso de cocción de una vasija de este tipo debió haber sido especialmente delicado para evitar que reventara durante su elaboración (Chinchilla com. pers. 2014).

El fechamiento es un tema de discusión. Sabloff (1975:222) menciona para los complejos Bayal/Post-Bayal el tipo Unnamed Gadrooned que presenta cuello alto con acanaladuras paralelas horizontales y textura cerosa, aunque el color del engobe es naranja. En cuanto al acabado de superficie, este autor lo compara con el tipo Thin Slate de Yucatán.

La cerámica con textura cerosa para épocas tardías ha sido reportada entre otros por la cerámica del grupo Paxcaman con recipientes monocromos con engobe espeso (Laporte 2005:1738); Arlen Chase (1983: fig. 26ª) reporta un cántaro Tohil Plomizo similar en forma.

La disyuntiva existente estriba en que el contexto de la excavación es Preclásico Tardío, situación ya ocurrida en sitios al norte de la península de Yucatán como Ek Balam (Socorro Jiménez com. pers. 2014). Sea como fuere, el análisis prosigue a fin de confirmar tanto la temporalidad como la función.
Dadas sus características tan distintivas, ha sido denominada como tipo Xeril Acanalado (por las acanaladuras presentes en el cuello de la vasija completa), dentro del Grupo Xeril y Vajilla Icbolay Ceroso.

Comentarios finales
Al hacer una estimación del volumen de la muestra con la población, suele ocurrir una relación directamente proporcional aunque difícilmente medible, lo que es de utilidad para la estimación de la ocupación en cualquier asentamiento. En este caso, los resultados alcanzados hasta la fecha a través del análisis cerámico sugieren una interesante dinámica a escala regional con importantes variaciones con el correr del tiempo.

Salinas de los Nueve Cerros representó la confluencia de inicialmente dos tradiciones cerámicas foráneas que llegaron al sitio, una de las Tierras Altas y otra de las Tierras Bajas. Luego de varias generaciones de habitantes del sitio, éstos habrían comenzado a forjar su propia tradición local, reflejada a través del surgimiento de su propia producción cerámica, que pudo obedecer tanto a la búsqueda de su propia identidad como a fines prácticos en términos económicos. En un inicio modesta, la tradición alfarera local fue consolidándose hasta llegar a su culmen durante el Clásico Tardío-Terminal, momento en el que llegó a exportar no sólo sal sino que otros bienes como la cerámica.

Los sectores Tierra Blanca y Pie de Cerro guardan también otra interesante relación. Tierra Blanca, pudo ser el primer lugar habitado, seguido tiempo después por Pie de Cerro, el cual llegó a desarrollar cierto grado de complejidad arquitectónica, pudiendo haber sido el asiento de personajes de importancia para el sitio, quizás gobernantes incluso.

El panorama que se presentaba para el Clásico Tardío, debió haber inquietado a los gobernantes del sitio, quienes tal vez observaban cómo aquellas entidades a las que por tanto tiempo habían proveído de sus recursos, iban en franco declive. Por lo tanto, podrían haber buscado una estrategia de supervivencia, la que consistió en reorientar la distribución de los bienes que producían incluyendo obviamente la sal. De esta cuenta, los nuevos recipiendarios fueron los habitantes de las Tierras Altas, región que al parecer permaneció ignorada en alguna medida por tanto tiempo.
De momento, la muestra correspondiente al Posclásico es sumamente limitada (2 ejemplares), lo que haría bastante aventurada una aproximación. No obstante el análisis prosigue y se espera resolver las interrogantes que van surgiendo, algunas de las cuales se encuentran planteadas en este documento.

Referencias
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Fig.1: Mapa de Salinas de los Nueve Cerros (Mapa E. Tox y B. Mijangos, 2014).

Fig.2: Correlación de secuencias cerámicas (Woodfill 2007).

Fig.3: Distribución de muestra según sector.

Fig.4: Muestra de núcleo y engobe de cerámica local.

Fig.5: Relación general de muestra según época y procedencia.

Fig.6: Tipo Caxlan Café (Fotografía M. Urquizú, 2013).

Fig.7: Tipo Cotebal Rojo (Fotografía M. Urquizú, 2013).

Fig.8: Tipo Xajal sin Engobe (Fotografía M. Urquizú, 2013).

Fig.9: Tipo Xeril Acanalado (Dibujado por E. Tox, 2014).