027 Paisaje, simbolismo y arqueologíaen la Cuenca Media del río Cotzal. Horacio Martínez Paiz y Juan Pablo Herrera – Simposio 28, 2014

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027 Paisaje, simbolismo y arqueología en la Cuenca Media del río Cotzal.

Horacio Martínez Paiz y Juan Pablo Herrera

 

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Martínez Paiz, Horacio y Juan Pablo Herrera
2015 Paisaje, simbolismo y arqueología en la Cuenca Media del río Cotzal. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 341-350. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Paisaje, simbolismo y arqueología en la Cuenca Media del río Cotzal
Horacio Martínez Paiz
Juan Pablo Herrera
Palabras clave
Etnia, paisaje, territorio, hidroeléctrica.

Abstract
Between the years 2008 and 2010 two field seasons were completed in the Middle Basin of the Rio Cotzal, located in the San Juan Cotzal, province of Quiche, a mountainous region which until that time had not been systematically investigated. The region is ethnically identified as Ixil and bears important cultural evidence from the start of the Classic period and is closely related to the Nebal region to the west, the so called Zona Reina to the east and the Ixcan region to the north, connected by important pathways that to this day are utilized by its residents and merchants. The investigation consisted of extensive surface survey accompanied by local guides to discover new prehispanic enclaves, and to realize excavations in various archaeological sites which would be impacted by the construction of the Palo Viejo hydroelectric project, in a zone characterized by impressive mountains and natural resources which apport the region a space full of life and majesty.

 

Introducccción
Hasta hace unos años la Cuenca Media del río Cotzal era una verdadera incógnita desde el punto de vista arqueológico, pues solo se contaba con investigaciones cercanas a esta zona, destacando los realizados por Butler (1940) entre los años de 1939-40 en el sitio arqueológico de Chama y la región de Nebaj, la Institución Carnegie de Washington en el valle de Nebaj y Cuenca Alta del río Cotzal (Smith y Kider 1951), Pierre Becquelin (et al. 2001) en 1964-65 en la zona de Nebaj y Adams (1965) en la confluencia de los ríos Cotzal y Chipal en el año de 1965. Estos investigadores hicieron una muy breve descripción de varios sitios arqueológicos entre los que figuran: Xacbal, Bashuc, Nebaj, El Tigre, Tzicuay, San Francisco, San Francisco del Norte, Palo Viejo y Chipal, pero con excepción de Becquelin, la información es breve y superficial.

No fue hasta el año 2008 cuando la empresa Enel Guatemala S.A. -entidad a nivel mundial, que para el caso de Guatemala ha impulsado la construcción de varias hidroeléctricas entre las cuales están: Montecristo, El Canadá y Matanzas-San Isidro- inició los trabajos de reconocimiento del área -con el fin de construir la hidroeléctrica de Palo Viejo-, cuando se supo de la existencia de vestigios arqueológicos más al norte, sobre la Cuenca Media del río Cotzal (Fig.1). Fue a partir de estos hallazgos que se efectuó un primer trabajo de rescate (Valdés et al. 2009) para llevar a cabo una investigación detallada de varios montículos localizados en la zona donde se construiría el embalse y la casa de máquinas. La evidencia resultó ser bajas plataformas habitacionales de 0.20 a 0.40 m de alto fechadas para el periodo Clásico Tardío. Esta misma prospección permitió determinar la existencia del sitio arqueológico El Limonar, ubicado al sureste del sitio El Embalse, que fue objeto de excavaciones dos años después (Valdés et al. 2010).

Durante este primer trabajo de reconocimiento se llevaron a cabo extensos recorridos de superficie, acompañados por guías locales para actualizar y descubrir nuevos enclaves prehispánicos, y evaluar el impacto que tendría la construcción de la hidroeléctrica de Palo Viejo en el patrimonio cultural de la zona. Antecedentes de este tipo de proyectos de rescate y/o salvamento en Guatemala, está el realizado por la Misión franco-guatemalteca a finales de la década de 1970 y principios de 1980 en la Cuenca Media del río Chixoy, donde se construyó la represa de Pueblo Viejo-Quixal, inundándose un total de 45 sitios arqueológicos, o recientemente la construida sobre el río Xacbal. Ambas hidroeléctricas al igual que la de Palo Viejo propiciaron la investigación, colocando en el mapa arqueológico regiones poco conocidas hasta el momento.

Con este tipo de investigación, prospección, excavaciones y entrevistas informales, y las consideraciones del caso, se trató de poner en contexto los sitios arqueológicos de la cuenca, situándolos en un marco de referencia de la arqueología del paisaje, en una zona homogénea. Estos límites definidos engloban una serie de asentamientos que en número elevado se instalaron a cada uno de los extremos del río, a diferente altura, aprovechando las ligeras planicies que forma la topografía local.

La ventaja de los recursos naturales y el poblamiento a la que ha estado sujeta la cuenca durante más de veinte siglos, hacen de ella un marco ideal para realizar estudios, pues en su territorio se instaló una población que al parecer no sufrió mayor transformación para el Posclásico, cuando se da la migración de varios grupos a territorio guatemalteco, tanto en sus características culturales como en su modo de explotación del territorio. La huella en el paisaje perdura hasta nuestros días y es excepcionalmente clara en cuanto a la dinámica y apropiación del medio natural por los grupos sociales ixiles que hasta hoy radican en este espacio.

Geografía y medio ambiente de un gran territorio
La Cuenca Media del río Cotzal se caracteriza por ser una región encajonada, con montañas interiores como el cerro Putul que oscilan entre los 1000 y 1350 msnm, con pendientes muy inclinadas, con suelos de origen volcánico y calcáreo (Fig.2). El fondo de la cuenca donde se localiza el río Cotzal corre en un eje oeste-este y luego sur-norte, y es nutrido por afluentes como el río Chipal y Regadío, que provienen de las montañas que separan esta zona con el vecino Uspantán y que conjuntamente se dirigen a la zona del Ixcán. La cuenca está enmarcada por dos grandes ejes orográficos: los valles de los ríos Chixoy y Xacbal, ambos ríos corren hacia las Tierras Bajas, a los cuales tiene acceso y forman una vía transversal este-oeste uniendo buena parte de las Tierras Altas occidentales.

El clima de la región es cambiante y se establece de acuerdo a la altitud y las dos estaciones del año, oscilando entre 5 y 30 Cº, pero por su encajonamiento y profundidad varía substancialmente. En general el clima en verano es cálido y en invierno se torna frío y húmedo, con una precipitación pluvial alta y una vegetación dominada por el bosque húmedo de montaña, fauna variada y con un paisaje boscoso donde las pendientes de los cerros son muy inclinadas, mostrando escasa erosión, a pesar de que una buena sección de la zona en estudio está situada dentro de la Finca San Francisco, que en la actualidad ha sido modificada para el cultivo del café, limón y macadamia. Dicha finca ocupa la sección este de la cuenca y alrededor de la casa patronal se asienta una pequeña villa, conformada por mozos de la etnia Ixil que trabajan en la finca y que habitan en pequeñas casas distribuidas espacialmente por calles. Además se localiza una iglesia católica, una evangélica y un estanque para lavar, evidenciando aún el sistema implantado siglos atrás.

Evidencia durante el Protoclásico y Clásico Temprano
En la actualidad la región étnicamente identificada como Ixil, guarda importante evidencia cultural desde inicios del Clásico y está estrechamente relacionada con el área de Nebaj al occidente, la llamada zona reina al este y el Ixcán al norte, conectada por importantes senderos que hasta la fecha transitan los lugareños, quienes emplean como sistema de carga el mecapal y el cacaxte para traer al mercado local de la finca San Francisco los bienes de consumo que son intercambiados los días de mercado.
Dado que las excavaciones en la zona se resumen a dos sitios, El Embalse y El Limonar, el presente artículo se apoyará en los trabajos llevados a cabo por la Institución Carnegie de Washington y Adams (1965), en la Cuenca Superior del río Cotzal y en la confluencia de los ríos Cotzal-Chipal, que marcan el inicio de la Cuenca Media del río Cotzal, para trazar la evolución cultural de la región y su relación con las áreas vecinas (Fig.1).

Para iniciar, el Protoclásico es un periodo ambiguo, con escasa cerámica representada básicamente en el sitio Tzicuay. Es más notable el auge y relación comercial de la zona durante el Clásico Temprano, cuando se puede observar la presencia de cerámica perteneciente a la tradición Solano proveniente del suroriente de Chiapas (Popenoe 1999:503) y que posteriormente impactaría en la ciudad más grande del Altiplano guatemalteco, como lo fue Kaminaljuyu. Sitios como La Lagunita, Nebaj, Tzicuay, Uspantán, Zacualpa, Salcaja y Zaculeu, comparten no solo un estilo cerámico en particular -platos tetrápodes, cántaros con dos a cuatro asas, picheles trípodes, comales con pared, incensarios en forma de cuenco y cucharón, vasijas “pato”, vasijas con engobe grueso negro y naranja- sino también se construyen tumbas de bóveda falsa y corredor de entrada siguiendo el modelo de las Tierra Bajas. Los individuos que fueron depositados en estos espacios dan muestra de ser parte de un grupo social con un estatus elevado, dada las numerosas ofrendas funerarias.

Por su parte Becquelin (et al. 2001) argumentó que en efecto el complejo cerámico localizado en la zona está más relacionado con el Altiplano, pero que igualmente existe la importación de vasijas provenientes de la Tierras Bajas y de la ciudad de Chama, localizada en las márgenes del río Chixoy, en el límite de las Tierras Altas y Bajas. Tanto el río Chixoy y Cotzal son dos afluentes privilegiados, cuentan con recursos naturales variados y en su momento sus márgenes sirvieron como vías de comunicación. Más adelante el río Cotzal recibe el nombre de río Xabil y antes de llegar a Playa Grande se une con el río Chixoy formando un impresionante afluente hasta llegar a las Tierras Bajas.

El Clásico Tardío
Es para el Clásico Tardío cuando se observa un verdadero florecimiento de la zona, con el aparecimiento de numerosos enclaves clasificados en pequeñas aldeas y centros ceremoniales. Se da un incremento demográfico notable y por consiguiente la integración del medio natural y la acción del hombre, explotando y apropiándose de los bienes disponibles, que para el área se componen de abundantes recursos hídricos, fértiles tierras, acompañados de una vegetación dominada por el bosque húmedo de montaña y una fauna variada adecuada para la cacería.

Uno de los aspectos más claros y que marcan la transición del Clásico Temprano al Tardío, es un leve descenso de la cerámica con filiación hacia las Tierras Bajas, aspecto que se acentúa más al final del periodo. Asimismo la tradición cerámica Solano instaurada al inicio del Clásico se desarrolla en tres direcciones durante el Clásico Tardío. Para la zona noroccidental del Altiplano la cerámica evoluciona a las vajillas café monocromas descritas por Wauchope (1970:103-107), marcando un regionalismo constante. Es cuando sitios como El Tigre, Tzicuay, Chipal, San Francisco, San Francisco del Norte y Palo Viejo, ubicados en el límite de la Cuenca Alta y Media del río Cotzal, muestran su mayor esplendor y es en ese momento que se puede hablar con más precisión de los sitios arqueológicos localizados más al norte, como lo son El Embalse y El Limonar, emplazados en la margen derecha de la Cuenca Medía del río Cotzal (Fig.1).

Durante este periodo aparece en la región los terrenos de juego de pelota de extremidades abiertas y luego de extremidades abiertas tipo A, como el exhibido en el grupo A de El Limonar (Fig.3). Esta nueva variante según Becquelin (et al. 2001:209) fue creada en Nebaj y va acompañada de una modificación del plano de los sitios que en adelante van a centrase alrededor de las canchas. Para El Limonar sobresale la existencia de dos juegos de pelota, uno localizado en el grupo A, conformado por dos estructuras que corren paralelamente al río Cotzal, orientadas a partir de la estructura 1 que cierra la cancha al norte. Es uno de los dos juegos con los que cuenta el centro, aspecto que vuelve a esta ciudad más interesante, pues normalmente en la mayoría de centros del Altiplano guatemalteco se localiza solo uno. Aunque para esta zona existe otro ejemplo, siendo San Francisco del Norte, ubicado a unos 6 km al sur en línea recta de El Limonar (Fig.4).

El hallazgo de dos juegos de pelota en el Limonar, uno orientado norte-sur (grupo A) y el otro este-oeste (grupo B), podría estar indicando la descentralización del poder o bien la fragmentación política en la región, además de que el primero se orienta siguiendo el cauce del río Cotzal y el segundo el nacimiento del sol, que asciende cada mañana detrás de una impresionante montaña que se yergue al este (Fig.2). Así mismo este rasgo distintivo pudo situar a El Limonar como un centro ceremonial pequeño de peregrinaje, ya que su ubicación y excelente visual del cañón otorgan al conjunto en general una panorámica excepcional, reforzado por la presencia de una estructura aislada pegada al macizo montañoso, desde donde se tiene una panorámica particular hacia las ciudades de San Francisco, San Francisco del Norte y Palo Viejo. Arnauld (1993) ha distinguido esta clase de estructuras aisladas en las cumbres de las cuencas de Salamá, Rabinal y Cubulco, y se trata, al parecer, de lugares de culto para adorar a los cerros, los antepasados o linajes nobles, marcando el espacio, el territorio o bien como se ha indicado un punto de referencia para divisar las peregrinaciones, que como lo ha detallado Navarrete (2008) para los Altos Cuchumatanes, es una tradición que se remonta a la época prehispánica.

La categoría de centro ceremonial pequeño con la que se ha definido a El Limonar, se distingue por poseer una organización de conjunto según un plano coherente, orientado alrededor de dos plazas, con estructuras elevadas no residenciales, cancha de juego de pelota y altares. El que el sitio se encuentre ubicado a la orilla derecha del río, obedece sin duda a motivos topográficos, acceso a recursos (cerca se localiza un nacimiento de agua), aunque también puede deberse a que sus relaciones comerciales y demás se orientaban esencialmente hacia los centros de la Cuenca del río Chipal, Uspantan y la Alta Verapaz.

El plano del conjunto de El Limonar evidencia una preocupación constante por su disposición y orientación. Las estructuras del grupo A se encuentran emplazadas a 1200 msnm en la montaña llamada Putul y están desviadas 32º del norte magnético, siguiendo el corte de las montañas que siguen el cauce del río Cotzal. Asimismo muestran que el espacio para llevar a cabo eventos ceremoniales se encuentra separado del área doméstica y que las dimensiones del centro ceremonial son proporcionales a la importancia del sitio, es decir, correspondiente a su población global. Como eje central, la plaza está orientada por una pirámide principal, ubicada al norte, la cual posee una banqueta, escalinata central, con cuatro cuerpos, esquinas remetidas y una superestructura. El edificio fue acondicionado sobre el terreno natural e internamente el relleno posee piedras recolectadas de la zona y las paredes exteriores contaron con muros de bloques de piedra extraídos de una cantera ubicada al noreste del sitio. El exterior fue cubierto por una gruesa capa de repello.

Las personas que tuvieron oportunidad de convivir en este espacio, no solo gozaron de los eventos rituales, sino también de un territorio lleno de simbolismo. Un dato curioso es que, la forma y corte de la cancha del grupo A se asemeja a los perfiles en talud que se exhiben al fondo de las montañas, lo que implicaría una asociación estrecha entre arquitectura y paisaje, como un elemento relevante entre los grupos que habitaron la región y los que practicaron el juego de pelota, y que viene a recordar lo descrito en el Popol Wuj cuando Zipacná juega a la pelota con los grandes montes: El Chigag -volcán de Fuego-, Hunahpú -volcán de agua-, Pecul -volcán de Acatenango-, Yaxcanul -Volcán de Santa María-, Macamob -volcán Cerro Quemado- y el Huliznnab (Recinos 1991), todos debidamente identificados en la geografía actual a excepción del último.

Como tal, la integración del edificio 1, los tres altares, el juego de pelota y la estructura aislada, hicieron de esta ciudad un espacio místico y de peregrinación, donde paisaje, territorio, astronomía y cosmovisión se interconectaron para hacer de este poblado, un punto de reunión único en la región.

Por su parte el grupo B ubicado colina abajo donde se forma una planicie, exhibe también una cancha y plataformas más modestas, que al parecer están orientadas en relación a la estructura 1 del grupo A, o sea, a la inversa (este-oeste), mientras que el Grupo C es el más sencillo ya que cuenta con sólo dos estructuras basales de tipo plataforma. Es importante aclarar que el sitio no se encuentra sobre una superficie plana, sino que cada uno de los grupos está construido a diferente altura aprovechando las ligeras planicies que forma la misma topografía local, por lo que quizá esto tenga también cierto significado, ya que el Grupo C por ser el más bajo es el que menos arquitectura y valor constructivo presenta; pero es el que más cerca del río se localiza.

En cuanto al sitio arqueológico de El Embalse localizado más al norte de la cuenca, se puede describir como un espacio con una arquitectura más modesta (Fig.5), de tipo habitacional, aunque se debe de remarcar la presencia en las excavaciones de varios incensarios y que además el poblado se ubica exactamente donde las márgenes del río Cotzal se vuelven más estrechas y encajonadas, imposibilitando un tránsito seguro ¿Acaso podría estar definiendo una frontera? Al igual que El Limonar la cerámica recobrada fue básicamente monocroma, indicando una tradición local y un fuerte desarrollo para el Clásico Tardío. A diferencia del primero de los sitios, El Limonar como centro ceremonial pequeño exhibe en la cerámica una evolución constante, registrando actividad para la época Posclásica e incluso Colonial. Esto confirmado por la presencia de tiestos cerámicos tipo Remesal, que para inicios del Siglo XVI es traída de la ciudad de México y que posteriormente se da una creciente manufactura local (Martínez 1996). Es posible que el hallazgo de cerámica tipo colonial se deba a la presencia de grupos aislados, no sometidos por los españoles, que decidieron seguir viviendo en la zona o bien a la incursión de grupos de Lacandones provenientes del norte.

La presencia de cerámica polícroma es nula y al parecer es la sub-región Sotzil-Ilom-Chel ubicada en el río Xacbal y más cercana a las Tierras Bajas, la que tiene acceso a estos productos, como también Nebaj, que es la ciudad más importante de toda la zona. Al parecer, con estos datos se puede argumentar que, durante la parte final del Clásico Tardío la Cuenca Media del río Cotzal se mantuvo relativamente aislada de importantes eventos inter-regionales, apostando por un desarrollo más local y auténtico como lo sigue exhibiendo en la actualidad la cultura Ixil.

El periodo comprendido entre los años 550 a 900 DC debe ser catalogado en la cuenca como una etapa de apogeo y debe considerarse en un contexto más amplio de expansión demográfica debido a la intensificación de migraciones. La estabilización de estos movimientos para la fase final del Clásico Tardío permitió un desarrollo local muy particular, y la consolidación de varias ciudades que evidencian complejos ceremoniales caracterizados por un núcleo bien estructurado de construcciones especializadas -religiosas, funerarias, administrativas, residenciales nobles- al centro de una red de aldeas que sin duda correspondían a familias extensas o a linajes, en estrecha dependencia del núcleo (Fig.1).

Considerando principalmente que los sitios de la cuenca se situaron en la confluencia de ríos o bien las planicies que forman los descansos de las montañas, parecen formar una cadena ininterrumpida cuyos elementos se encuentran a una distancia de 2 a 4 km, o sea a media hora o una hora de camino, poniendo en evidencia su continua relación. Eso sí, no se puede dejar de pensar que el avance a través de la zona montañosa se hacía difícil, sobre todo en época de lluvia, cuando las márgenes de los ríos son peligrosas. La red de comunicación se debe de haber orientado en varias direcciones, pues la zona se sitúa entre la región de Nebaj y la Alta Verapaz.
En resumen, se trata de una población agrupada en pequeños centros, que pueden haber oscilado entre 100 a 200 habitantes, con relativa independencia unos de otros, pero asociados a los centros más grandes como El Limonar o bien a los poblados de San Francisco del Norte, San Francisco o Palo Viejo, situados en la confluencia del río Cotzal y Chipal (Fig.1).

La transición y migraciones durante el Postclásico
El colapso de las ciudades clásicas de Petén y su impacto en las Tierras Altas occidentales, deben ser analizadas en dos vías. Por un lado hizo que disminuyera la posibilidad del intercambio comercial, pero por otro, dio la posibilidad de que grupos sociales desplazados desde esta zona se internaran en la región y se mezclaran con los grupos residentes de la zona de Nebaj y áreas circundantes. Como lo atestigua Adams (1965) en sus investigaciones llevadas a cabo en la confluencia de los ríos Cotzal-Chipal, se nota un aumento demográfico en varios sitios desde finales del Clásico Tardío hasta el Posclásico Tardío. Las zonas aledañas no escapan a este fenómeno y el valle de Nebaj, Acul y la subregión Sotzil-Ilom-Chel van a tener un reacomodo inesperado, como también se puede observar en regiones más distantes como la Cuenca Media del río Chixoy o bien en la Baja Verapaz (Ichon 1996; Arnauld 1993).
En los valles de Nebaj, Acul y la parte Alta de la Cuenca del río Cotzal, los sitios están dispuestos en las depresiones con suelos Carchá, derivados de la ceniza volcánica, o suelos Calanté, derivados de las capas calcáreas. En la subregión baja, los poblados se situaron en las depresiones o las laderas más accesibles, pero en el caso de la Cuenca Media los centros de El Limonar, El Embalse y otros asentamientos, su ubicación o acceso es más complicado debido a la topografía del terreno. Ahora bien, las zonas desprovistas de comunidades prehispánicas son aquellas que presentan pendientes muy pronunciadas y suelos menos fértiles, siendo particularmente muy claros los casos de las zonas con afloramientos esquistosos (Becquelin et al. 2001).

Al igual que en el periodo anterior, la cerámica sigue los patrones en cambios implantados por las Tierras Altas y las vasijas importadas son casi únicamente las del tipo Tohil Plomizo y más tarde Fortaleza Blanco sobre rojo, como lo revelaron las excavaciones en el centro ceremonial de El Limonar. Para la Cuenca del río Xacbal -muy cerca de la zona de estudio- Velásquez (2010) propone que este complejo se compone de la tradición final del Clásico Tardío y las innovaciones propias de contacto y comercio de inicio del Postclásico Temprano. El inventario cerámico es similar al establecido para el periodo denominado Epiclásico por Ichon (1997) en Los Cerritos Chijoj, Canilla, Quiché.

En definitiva el colapso de las ciudades Mayas de Petén, trajo un reacomodo y una relación comercial a larga distancia enfocada básicamente hacia el sur, como lo establece la presencia de la cerámica plomiza, procedente de la región costera del Pacífico, cerca de la actual frontera entre Guatemala y México (Neff 2005). Lo que implica que la zona de Cotzal -al igual que las regiones aledañas- tuvo que acoplarse a los nuevos cambios, necesarios para su existencia y por consiguiente ineludible para el mantenimiento de su desarrollo local.

Otros tipos cerámicos localizados en los sitios de la Cuenca Alta y Media del río Cotzal son: cuencos trípodes con soportes zoomorfos hechos con molde, tinajas con decoración zoomorfa aplicada, cuencos hemisféricos de base anular, incensarios estilo mixteco, tinaja con figura zoomorfa y vasijas de fabricación española como son llamadas por Butler (1940) y que viene a reafirmar que la zona siguió siendo ocupada después de la conquista, tal y como lo demuestra la cerámica que fue recobrada en una unidad doméstica en El Limonar.

Otros productos que con seguridad se importaban y que no han dejado huella arqueológica están: el algodón, el cacao, la sal, el caucho que servía para fabricar las pelotas utilizadas en el juego de pelota y el copal que era quemado en los ritos religiosos. A excepción de la sal que sin duda provenía de Sacapulas, los demás productos eran traídos de la zona costera, acrecentado las relaciones interregionales y por consiguiente un comercio altamente dinámico.

Aunque la cerámica proporciona información valiosa sobre la conformación y re-estructuración geopolítica y territorial del Posclásico en las Tierras Altas, es para la parte final del periodo cuando los textos indígenas describen una reorganización y centralización del poder político en la ciudad de Q´uma´rkaj. Para entonces se da la penetración y expansión de grupos socialmente reconocibles sobresaliendo los K´iche´, Kaqchiquel, Rabinaleb y Tz´utujil. Aquí cabe la pregunta ¿Cómo reaccionaron los grupos de la cuenca y regiones aledañas frente a la tendencia expansionista y de centralización del poder en la gran capital K´iche´? Al parecer y en contraposición a otras zonas donde estos grupos si desplazaron o bien sometieron a los habitantes locales -influyendo notablemente en la cultura- la zona de la Cuenca Media del río Cotzal parece no haber experimentado tales transformaciones, pues las ciudades se mantienen sin mayores cambios, no se localizan templos gemelos, casas del consejo y casas largas -por ejemplo la Cuenca Media del río Chixoy, Cubulco y Rabinal, según los estudios de Ichon (1996) y Arnauld (1993), si evidencian cambios notables en su cultura como parte de las migraciones y ocupación del territorio por parte de otros grupos quienes se mezclaron o desplazaron a los grupos ya existentes- con lo cual se puede suponer que el grupo Ixil residente en la región continuó con su desarrollo local, como un área periférica, a la que en su momento seguramente se vio forzada a tributar a la confederación K´iche´, pero que pudo continuar con su estilo de vida proveniente desde el Clásico Temprano.

Ahora bien, un dato relevante radica en que es posible comparar la distribución geográfica de los sitios arqueológicos con las comunidades actuales, demostrando la continuidad por habitar los espacios seleccionados hace varios siglos. Esto indica claramente la configuración de la zona y se observa que son los lugares que actualmente están más densamente poblados, dando muestra que las mismas necesidades han hecho que se hagan las mismas elecciones -accesibilidad a recursos naturales, ubicación estratégica y otras-. Bajo esta óptica se observa a la etnia Ixil como un grupo social con una identidad muy compacta y homogénea -¿producto de ese devenir histórico?- siendo una región que aunque estuvo involucrada en el comercio a larga distancia, supo formar su propia identidad.

Conquista, evangelización y reubicación de los Ixiles
Por último, los sucesos acaecidos a partir de 1,524 y posterior arribo de los conquistadores españoles, trajeron una serie de secuelas y movimientos poblacionales que configuraron de nueva cuenta la ocupación de la cuenca, experimentando una serie de movimientos, descenso demográfico y su casi total abandono por los siguientes tres siglos.

De 1529 a 1530 el pueblo Ixil fue sometido militarmente por los españoles capitaneados por Francisco de Orduña y Francisco de Castellanos, al mando de tropas mexicanas y soldados españoles. Las crónicas hacen mención que para repeler la conquista los ixiles formaban parte de una coalición con los uspantecos, al parecer este último ejercía algún tipo de influencia sobre la región de Nebaj. Al cabo de varias y prolongadas luchas el pueblo Ixil quedó diezmado y después de la construcción del convento de Sacapulas fue reubicado en los actuales poblados de Nebaj, Cotzal, Chajul e Ilom.

Comentarios finales
Las limitaciones en el presente estudio para poder trazar una evolución más clara y precisa de la Cuenca Media del río Cotzal, son reconocidas, esto por la falta de excavaciones y exploraciones en la zona. Sin embargo, el deseo y aporte fue ampliar el conocimiento que se tiene de la región y situarla en el mapa de la arqueología actual.
Las excavaciones efectuadas en los sitios arqueológicos de El Embalse y El Limonar, han demostrado múltiples facetas de lo que fue el asentamiento y vida de los primero grupos humanos que residieron no sólo en estas ciudades, sino también en el resto de sitios ubicados en la Cuenca Media del río Cotzal. Como tal, revelan una ocupación constante desde el Clásico Tardío, extendiéndose hasta el Posclásico Tardío, una pequeña reocupación para el Siglo XVI, época colonial ypor consiguiente hasta la actualidad. La población que ocupó por primera vez la cuenca impulsó una serie de elementos culturales que combinados con los foráneos, inician la construcción de edificaciones religiosas y funerarias, así como la creación de un complejo cultural que como ya se describió identifica a la región en su conjunto.

El medio ecológico impuso una gran uniformidad en los grupos sociales, sobresaliendo la posición de El Limonar, poblado construido en un espacio privilegiado y estratégico, pues desde este lugar se tiene una visual única de toda la Cuenca, contando al mismo tiempo con una situación defensiva que hacía difícil su acceso. De igual manera, todas las personas que viajaban de norte a sur o de sur a norte, a través de la Cuenca Media del río Cotzal, debían pasar por la garganta que forman las montañas en este lugar, atravesando obligatoriamente por el sitio. Tal vez, por eso existen dos juegos de pelota orientados norte-sur y este-oeste, como recordando la lucha de los poderes de la vida y la muerte, así como la contraposición entre el bien y el mal en los diferentes aspectos de la vida personal y pública. El sitio es pequeño y aunque no parece importante, se considera que está muy relacionado con ideas simbólicas y cosmogónicas, más que a la presencia de personas con cierto nivel económico. Por lo tanto, no debe descartarse la posibilidad que se trate de un lugar de peregrinaje o un centro de culto para los del Altiplano, aunque hace falta contar con más hallazgos asociados a rituales.

No cabe duda que este territorio albergó a varias ciudades, sobresaliendo San Francisco del Norte y El Limonar, que por su cercanía estaban interrelacionadas políticamente, por convivir en un reducido espacio no mayor a los 6 km lineales. En medio de ambos sitios se localizaron pequeños poblados, dependientes de estos dos centros ceremoniales, que en el caso del primero llegó a ser el más importante del área. Demográficamente pudo albergar a una población ligada al grupo Ixil, en un ambiente bastante rico en recursos naturales, topográficamente encañonado por diversos ríos que se convirtieron no sólo en un bien indispensable para vivir, sino también como referentes y vías de comunicación para mercaderes y comerciantes.
Todos los sitios lamentablemente presentan un alto índice de depredación y saqueo reciente, algunas veces impactando considerablemente las estructuras, produciendo la desfiguración completa de sus muros y arquitectura en general.

Referencias
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2010 Informe final del Proyecto de Rescate Arqueológico El Limonar, San Juan Cotzal, Quiché. Informe entregado a la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala.
Velásquez, Juan Luis
2010 Informe final del Proyecto de Rescate Arqueológico Xacbal. Informe entregado a la Dirección del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala.
Wauchope, Robert
1970 Protohistoric Pottery of the Guatemala Highlands. Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.61. Harvard University, Cambridge.

Fig.1: Ubicación de la zona en estudio y sitios arqueológicos localizados en el río Cotzal.

Fig.2: Paisaje, ubicación y nacimiento del Sol en el sitio arqueológico de El Limonar.

Fig.3: Arquitectura y distribución del grupo A del sitio arqueológico El Limonar.

Fig.4: Los juegos de pelota del sitio arqueológico de San Francisco del Norte.

Fig.5: Unidad habitacional excavada en el sitio arqueológico de El Embalse.