002 La Casa de los Bultos en El Achiotal: acercamiento al estudio de la geografía política del Preclásico Tardío en las Tierras Bajas Mayas. Mary Jane Acuña – Simposio 28, 2014

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002 La Casa de los Bultos en El Achiotal: acercamiento al estudio de la geografía política del Preclásico Tardío en las Tierras Bajas Mayas.

Mary Jane Acuña

 

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Acuña, Mary Jane
2015 La Casa de los Bultos en El Achiotal: acercamiento al estudio de la geografía política del Preclásico Tardío en las Tierras Bajas Mayas. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 41-52. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

La Casa de los Bultos en El Achiotal: acercamiento al estudio de la geografía política del Preclásico Tardío en las Tierras Bajas Mayas
Mary Jane Acuña
Palabras clave
Noroeste de Petén, El Achiotal, iconografía de Bultos, Preclásico Tardío.

Abstract
Archaeological research in Structure 5C-01 at El Achiotal, revealed an interesting construction sequence that spans from the Middle to the Late Preclassic period. Based on the interpretations derived from the iconographic analysis of the murals on Str. 5C-01-sub 4, which make reference to bundling, this building was identified as a Bundle House. Bundling was not only related with ancestral veneration and divine kingship, but also represented the practical aspect of bundling prestige items as representations of wealth and value, as well as the transportation of commodities. Combined, these characteristics are symbolically and practically important in the political economy and regional interaction. Taking into account El Achiotal’s location as a frontier site, and the archaeological and iconographic evidence, one can contextualize it within the regional framework of the Late Preclassic period with direct implications for the theoretical models used to conceptualize the political geography of that moment.

 

Introducccción
Existe un consenso entre académicos acerca de que las organizaciones políticas de los estados más tempranos tuvieron diversas extensiones territoriales y varios mecanismos para ejercer su control sobre ellas. Lo que no está tan bien definido arqueológicamente es el entendimiento sobre los procesos que catalizaron el surgimiento y desarrollo de cada estado, y por lo tanto es necesario volver a evaluar cómo se explica la formación y la estructura de un estado antiguo. El modelo de evolución cultural, el cual propone que las sociedades pueden ser categorizadas en un espectro clasificatorio, de simple a complejo (Service 1962), aún es útil para hacer comparaciones, pero es inadecuado para explicar la amplia y creciente variabilidad que surge constantemente de los datos arqueológicos. Aquí se presentan los resultados de las investigaciones en el sitio Preclásico de El Achiotal, y a través de las interpretaciones que se hacen al modelo de organización territorial de núcleo-periferia, de sitios fronterizos, casas de bultos, y de las relaciones de interacción regional, la geografía política del estado Preclásico Maya puede ser mejor entendida (Acuña 2013).

Desde el periodo Preclásico Temprano los asentamientos en Mesoamérica se estaban desarrollando con diversos grados de complejidad en su organización social, política, ideológica y económica. Estas sociedades pre-estado participaron en la interacción a larga distancia, moviendo tanto bienes como ideas sobre el territorio, desarrollando la desigualdad y en algunos casos los medios para adquirir poder y control (Rosenswig 2010). Hasta la fecha, es ampliamente aceptado, que el antiguo estado Maya se formó en el periodo Preclásico Tardío, con ciudades como El Mirador dominando una vasta región (Estrada-Belli 2011; Hansen 2001, 2012). En gran parte, la geografía política del estado Maya temprano se explica usando el modelo de núcleo-periferia, en donde la jerarquía de un asentamiento se mide en base a su tamaño y ubicación en relación al centro de poder núcleo (Algaze 1993; Crumley 1976:61; Marcus 1983:464; Rathje 1971; Wallerstein 1974; Wright y Johnson 1975). Sin embargo, se ha puesto menos énfasis o atención en el rol que jugó la interacción, los sitios fronterizos y el acceso diferenciado al conocimiento entre sitios, como variables para entender las dinámicas políticas del estado Maya del período Preclásico.

Ubicación y contexto
El Achiotal es un sitio preclásico pequeño ubicado en el noroeste de Petén, situado sobre una plataforma cárstica elevada unos 30-40 m sobre el nivel de los bajos circundantes (Fig.1; Acuña y Chiriboga 2010). Consecuente con su posición geográfica en un ecotono entre la Meseta Cárstica Central y los humedales o zona de bajos del noroeste de Petén, se propone que El Achiotal fue un centro fronterizo. En su análisis topográfico de la región, Carlos Chiriboga (comunicación personal, 2011) identificó un drenaje natural que une a El Achiotal con el Río San Juan, el cual conecta con el Río San Pedro Mártir y continua una ruta hacia el oeste. Aunque quizá solamente en época inundable, esta ruta pudo haber facilitado el transporte en canoa hacia y desde la Meseta Cárstica Central. Su posición geográfica sobre una ruta de comunicación e intercambio hacia el oeste seguramente le dio a El Achiotal cierto grado de autonomía política con respecto a las ciudades grandes ubicadas en el centro de la meseta, como El Mirador, sin importar su tamaño. No obstante, cambios en el arte y la arquitectura a finales del Preclásico Tardío también sugieren que El Achiotal fue parte integral del sistema político que surgió con el estado y reaccionó a las fluctuaciones de poder del mismo.

El montículo de 17m de altura, ubicado al extremo sur del pequeño centro ceremonial, alberga una larga secuencia arquitectónica que abarca desde el Preclásico Medio hasta el Clásico Temprano (Fig.2). La secuencia arquitectónica que corresponde al período Preclásico Tardío indica que con cierta frecuencia acontecieron eventos de construcción y remodelación. La fase sub-4 es similar en estilo a otros conjuntos arquitectónicos del Preclásico Tardío en las Tierras Bajas de Petén, aunque el arreglo y disposición en El Achiotal fueron significativamente más pequeños. El exterior de este edificio estuvo pintado con murales en cada esquina, las jambas y las secciones mediales de los muros laterales y posterior. Además, los antiguos arquitectos diseñadores colocaron un mascarón pequeño modelado en estuco sobre el eje central de la escalinata de acceso, justo afuera de la puerta del templo (Fig.3).

Iconografía
Los nueve murales fueron pintados usando el mismo estilo, el cual aún no ha sido descubierto en otro sitio, pero que representa un vocabulario simbólico que es bien conocido en toda la región, y que está asociado con dos ideologías: la Maya y la Olmeca. Se interpretó al Mural 1 como la representación de una máscara de bulto (Acuña 2013; Acuña y Chiriboga 2010). La máscara ve hacia el sur, está de perfil y porta la diadema trifoliar de realeza. Debajo de la máscara se encuentran un nudo y un bulto, tres elementos en forma de hoja que cuelgan del bulto, y debajo de ellos una versión de perfil del motivo voluta y corchete (J-scroll and bracket). Finalmente, la composición completa está enmarcada por los mismos elementos de voluta y corchete en posición vertical (Fig.4). Existe suficiente evidencia de que las antiguas culturas Mesoamericanas asociaban los bultos con los ancestros, con escenas de sucesión y ritos dinásticos, así como también con la economía en diversas formas. Esta práctica de hacer bultos o envolver cosas está bien documentada desde el período Preclásico hasta el siglo 16 y se sabe que estuvo simbólicamente asociada con cuestiones sociales, políticas y económicas (Guernsey y Reilly 2006; McAnany 2004, 2010; Olivier 2010; Roskamp 2010). El conjunto iconográfico de la máscara con bulto ancestral es conceptualmente similar a la máscara contemporánea tallada en moscovita verde del Entierro 85 de Tikal, lo cual proporciona la evidencia arqueológica de esta interpretación iconográfica, y también con bultos sagrados pintados en el muro norte del edificio Pinturas en San Bartolo (Coe 1965:21; Saturno et al. 2005:8-9). La composición también comparte cierta afinidad con ejemplos de bultos rituales del Preclásico Temprano y Medio, como también con la iconografía Olmeca, atestiguando el importante significado de los bultos en la ideología Mesoamericana en general (Fig.5). Reilly (2006:17-18) hizo una conexión entre los bultos y el culto al maíz practicado por los Olmecas para legitimar la divinidad de un gobernante. A través de esa asociación, la diadema trifoliar, también conocida como el dios Bufón, simbolizó realeza y autoridad Maya. Como fue reconocido por Fields (1989:19), el símbolo trifoliar se convirtió en el equivalente semántico de ajaw, el título Maya para gobernante.

En su discusión sobre la práctica de envolver monumentos, Guernsey (2006) presentó un argumento convincente en donde identifica el motivo iconográfico de voluta y corchete como una representación de patrones de tela. Como fue observado por Guernsey (2006:23), Stuart (1996:157) hizo una equivalencia conceptual entre el acto de envolver monumentos, con el de “envolver” al gobernante en su puesto con el uso de la cinta de cabeza real. Como estos académicos atestiguan, el acto de envolver monumentos está bien representado en los registros iconográficos y epigráficos de los períodos Preclásico y Clásico, respectivamente, y en asociación con la dignidad real o reinado divino. Utilizando ejemplos de Río Azul, Cerros, Tikal y Uaxactun, Guernsey (2006:33-34) extrapola la idea del acto de envolver y lo aplica a la arquitectura, en donde ella argumenta que las bandas de textiles que “envolvieron” a los gobernantes, las estelas, los altares, y la parafernalia ritual en un pacto sagrado de poder también se extendía al ámbito arquitectónico. En lugar del elemento completo de voluta y corchete, como se aprecia en la Estructura G-103 sub-2 de Río Azul, los motivos inferiores en la composición apilada que forma el Mural 1 solamente consisten en una voluta en forma de “J” y un corchete. De esta manera, se asemeja más a la versión de perfil de éstos mismos motivos que aparecen encima de orejeras (Freidel 1985), las cuales también son consideradas como representaciones simbólicas de bultos, así como a los apéndices de algunos conjuntos de cinturones.

El programa principal del Mural 2, pintado sobre la esquina noreste del edificio, también se compone de elementos apilados, sólo que en esta ocasión los motivos centrales son representaciones de polimorfos de perfil (ver Fig.4). Estos elementos son composicionalmente similares a aquellos identificados como motivos que forman parte de los conjuntos de orejeras de las máscaras que decoran la Estructura 5C-2da de Cerros, y que cualifican a estas orejeras con simbolismo de poder, vida y aliento (Fig.6; Freidel 1985; Freidel y Schele 1988:552; Taube 2005:34). Las coronas reales de los antiguos Mayas incluían nudos de bultos a los lados y en los extremos verticales de las orejeras. Por ejemplo, en el mural Oeste del Edificio Pinturas Sub-1A de San Bartolo se presenta una escena de entronización en donde el rey o gobernante está siendo coronado con casco rebordeado de esta manera. Además, el rey porta un nudo de tela blanca como símbolo del bulto. En muchos casos, estas coronas rebordeadas incluyen serpientes de cabeza polimorfa emergiendo de las orejeras como aliento animado (Taube e Ishihara-Brito 2012:151). Por otro lado, también existe una semejanza con la cabeza de la serpiente pintada en el muro norte del edificio Pinturas de San Bartolo. Este motivo también se encuentra en el corpus iconográfico del Altiplano Maya y la Costa Pacífica, en donde es llamado “serpiente celestial” y que quizá tuvo su origen ancestral en la iconografía Olmeca (ver Fig.6; Taube 1995:92). Las cabezas de perfil de serpientes también son comúnmente representadas en la iconografía Maya del periodo Clásico, y son frecuentemente asociadas con el simbolismo de la esencia sobrenatural, del aliento, del alma y del jade (Taube 2005; Taube et al. 2010), todas cualidades apropiadas por los gobernantes para legitimar su poder divino. El argumento específico se deriva del análisis de Taube e Ishihara-Brito (2012), quienes proponen que el jade, el material principal del cual están hechas las orejeras desde el periodo Preclásico, captura el espíritu del aliento que se separa del individuo al morir. Tomando esto en cuenta, es posible sugerir que la práctica de envolver polimorfos de perfil no sólo simbolizó la riqueza y la preciosidad a través de la materialidad del jade, sino estuvo simultáneamente ligada a los reyes pasados o ancestrales y que almacenaba el espíritu de sus almas muertas. Otra conexión entre el jade, la muerte y los bultos ancestrales deriva de un reconocido contexto arqueológico. La Tumba 1 de Río Azul tiene murales pintados con iconografía compleja simbolizando el inframundo acuático y el paisaje cosmológico (Acuña 2007). Parte de esta composición incluye la representación de polimorfos de perfil o cabezas de serpientes apiladas como joyas, a un costado de paneles pintados con el símbolo de pop, o petate. Se puede hacer una equivalencia conceptual entre la iconografía específica en el contexto de la tumba y las interpretaciones de bultos presentadas acá. Como un espacio encerrado, la decoración de pop que enmarca la entrada a la tumba puede connotar textiles o actos de envolver, quizá relacionado a los objetos apilados a su costado. Por lo tanto, la tumba del Clásico Temprano metafóricamente se asocia con la noción de los bultos ancestrales, la riqueza, lo sagrado, y finalmente con la realeza. En sí, la tumba se convierte en un bulto mortuorio.

Mientras que los murales 1 y 2 de El Achiotal parecen ser diferentes, se interpretan como representaciones de bultos y objetos “en bulto” o envueltos que simbólicamente son imbuidos con significados asociados con lo ancestral, el reinado divino, la transformación, la riqueza y el valor. El Mural 1 explícitamente representa un bulto, mientras que el Mural 2 contiene polimorfos de perfil como joyas apiladas y envueltas. La iconografía de los otros siete murales se desconoce, pero se conserva suficiente de cada uno para saber que todos, los nueve murales, estaban enmarcados por los motivos de voluta y corchete en posición vertical (Fig.7). Si la identificación hecha por Guernsey (2006) de este motivo como representación de tela es correcta, entonces estos motivos no solamente están envolviendo cada juego de elementos apilados, sino el conjunto entero de murales están “envolviendo” al edificio.

Casa de bultos
Con la evidencia proporcionada por los murales se propone que este templo fue una casa de bultos, que simbólicamente representaba un lugar en donde se llevaron a cabo eventos de envolver objetos, a donde se traían bultos, se almacenaban, se recargaban de fuerza ritual en ceremonias, se presentaban como regalos, entre otras asociaciones económicas, políticas e ideológicas (Acuña 2013:350). Al mismo tiempo, los murales le daban vida al edificio a través del simbolismo de poder, vida y aliento, como lo indica la iconografía de los murales 2 y 4 específicamente. En sí, casas de bultos no han sido identificadas como tales en el registro arqueológico, pero existen ejemplos iconográficos. Es el caso de la vasija K3844 (catálogo Kerr) del período Clásico que tiene una casa de bultos incisa, en donde se representa un enorme bulto adentro de un templo, el cual tiene en su escalinata un mascarón, de manera similar al arreglo arquitectónico de la Fase sub-4 en El Achiotal. Otros ejemplos, aún más tardíos, aparecen en los códices Nuttal y Seden (Olivier 2006:Fig. 5 y 9). Sin embargo, a pesar de la distancia en tiempo y espacio entre estos ejemplos y con la evidencia presente, tienen una representación similar que consiste en un templo de perfil con un bulto enorme al interior. Estas referencias, aunque de forma preliminar, son indicativas de la necesidad de hacer estudios más profundos sobre las casas de bultos para poder identificarlas correctamente en el registro arqueológico.

Quizá el ejemplo más cercano se encuentra en el Grupo H de Uaxactun, cuyo arreglo arquitectónico es similar al de El Achiotal, aunque este sea más grande y tenga un eje principal orientado este-oeste. Se hace énfasis en la Estructura H-X-sub 10, que está decorada con paneles ejemplificando un bordado, y comparte con la fase –sub 4 de El Achiotal la decoración en las esquinas y las jambas, y su posición dentro del grupo es la misma. Como ya se mencionó anteriormente, Guernsey (2006:34) propuso que los diseños de bordado de petate en las paredes de la Estr. H-X-sub 10 literalmente envolvían al edificio en un motivo de textil. Por lo tanto, la estructura estaba simbólicamente envuelta, como un bulto. El programa iconográfico de este edificio también estaba asociado con conceptos de creación, reinado, veneración ancestral y, como propongo, la práctica de bultos.

Como casa de los bultos, la Estructura Jonon, o fase –sub 4, tuvo múltiples funciones asociadas con la economía política y la ideología gobernante a través de la institución del reinado divino, como lo sugiere su iconografía. Las referencias a reinado, a lo ancestral, y el simbolismo de poder, vida, aliento, esencia sobrenatural y jade que están representadas en los murales son todos cualidades que fueron apropiadas por individuos para legitimar su gobierno. En los periodos Preclásico y el Clásico, la utilización de esta insignia como parte de joyas en conjuntos de tocados y cinturones alude a cierta materialidad de objetos que acumulaban poder sagrado (Schele y Miller 1986), objetos considerados como preciosidades guardadas en bultos, literal y metafóricamente. Los bultos no estuvieron exclusivamente asociados con lo ancestral y lo ritual, ya que también sirvieron para envolver, guardar, y transportar otros tipos de materiales y artefactos. La iconografía del periodo Clásico indica que los bultos también contenían insignia real (Ayala 2010) y lo equivalente a lo que hoy consideramos unidades monetarias (Stuart 2006). Por lo tanto, el simbolismo representado en los murales de El Achiotal conceptualmente fusiona o une la economía política con el reinado divino. Como tales, estos edificios son identificados como espacios sagrados dentro de la ciudad, eran espacios para actos rituales que sirvieron tanto para funciones políticas como económicas. Después de todo, la autoridad política del período Preclásico dependía de la santificación ideológica.

Implicaciones para la geografía política del período Preclásico
En base a esta evidencia iconográfica, la evaluación de la importancia de los bultos, su significado en la economía política e ideología, y el análisis de la ubicación geográfica del sitio como un centro fronterizo, El Achiotal jugó un papel en las rutas de interacción interregional del periodo Preclásico Tardío, participando paralelamente con otros centros para asegurar que las ciudades dentro del núcleo tuvieran una economía política sustentable que fortaleciera y permitiera el funcionamiento del estado. El ejemplo presentado, permite pensar en la manera cómo los arqueólogos interpretan la variabilidad en sitios ésta en directa relación a su ubicación geográfica, lo cual en conjunto proporciona indicios sobre la función de un centro y por lo tanto ayuda a comprender su posición jerárquica social, política y económica dentro de un sistema. Además de beneficiarse de su posición estratégica sobre el terreno, los habitantes de El Achiotal también dominaban cierta clase de conocimiento sobre la movilidad y sobrevivencia en un ambiente de bajos, quizá proveyéndoles la influencia (apalancamiento) para negociar su estatus en relación a las ciudades núcleo, debido a que éstas necesitaban del abastecimiento de bienes básicos y acceso a objetos de prestigio, lo cual requería de diversas rutas de comunicación e intercambio. Así mismo, la población de El Achiotal conocía la importante relación que existía entre la ideología política y la economía, sus raíces ancestrales y su función contemporánea.

Las fechas de radiocarbono asociadas con la Estructura 5C-01-sub 4 revelan que aún se llevaron a cabo actividades en el exterior del templo en el segundo siglo de nuestra era. Además de la masiva transformación arquitectónica que canceló por completo la fase sub-4, la nueva Estructura 5C-01-sub 2 fue decorada con mascarones grandes y típicos de la época que flanquearon la escalinata central, una construcción que seguramente ocurrió solamente décadas después del abandono de –sub 4. Se propone que este cambio dramático en escala, monumentalidad y estilo iconográfico resultó como respuesta a problemas sistémicos –quizá por el vacilante poder de la capital de El Mirador. El Achiotal hubiera sido afectado drásticamente si la ruta de intercambio sobre el cual se basaba su relevancia en el paisaje político y económico hubiese sido eliminada o debilitada. A raíz del fracaso de una alianza con el estado concentrado en ciudades grandes como El Mirador, el, la o los gobernantes de El Achiotal probablemente buscaron nuevas maneras de re-acertar o poner firme su afiliación con las ciudades núcleo. Se interpreta este cambio drástico hacia estilos arquitectónicos e iconográficos tradicionales de la época como un reflejo y una reacción a las tensiones regionales. Con la caída de El Mirador y la pérdida de un consumidor principal que requería del flujo constante de bienes en ambas direcciones, los sitios que proveyeron y facilitaron este intercambio fueron afectados. El Achiotal no tenía la misma utilidad para las ciudades cuyo poder en este momento emergía con fuerza en la región central de Petén, como Tikal, debido a que no se encontraba sobre una ruta conveniente de comunicación con ellos. Desde el oeste, era más fácil llegar hasta Tikal y la región central desde el Río San Pedro Mártir directamente.

La correlación de eventos en El Achiotal con aquellos que ocurrieron regionalmente no resultó por coincidencia y datos como estos apoyan la hipótesis de que El Achiotal funcionó como un punto crítico sobre una ruta de comunicación e intercambio durante el periodo Preclásico. Que, independientemente de su tamaño, jugó un rol importante en y contribuyente al sistema político de la época. Luego de la caída de El Mirador como un poder dominante, la población sobreviviente en el norte de Petén no tuvo la influencia política y económica para mantener y soportar lo que una vez fue una ruta de interacción importante. En general, el paisaje político del periodo Clásico cambió considerablemente, con el crecimiento de nuevas ciudades y el establecimiento de nuevos poderes dominantes, dejando a El Achiotal aislado de las nuevas rutas e interacciones, eventualmente llevándolo a su caída y abandono.

Referencias
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Fig.1: Mapa regional mostrando la ubicación del sitio arqueológico El Achiotal en el noroeste de Petén,
Guatemala, y su relación con otros sitios conocidos (mapa por M. Canuto, cortesía de PRALC).

Fig.2: Mapa esquemático del sitio arqueológico El Achiotal mostrando la ubicación de la Estructura 5C-01,
la pirámide en el extremo sur del promontorio cárstico (levantamiento y dibujo de Carlos R. Chiriboga,
cortesía de PRALC).

Fig.3: Planta de la Estructura 5C-01-sub 4 (Jonon) con la ubicación de los murales que lo decoran en el exterior y el mascarón sobre la escalinata (dibujo de Mary Jane Acuña, PRALC).

Fig.4: Dibujo de los Murales 1 (izquierda) y 2 (derecha), pintados sobre la parte medial del muro este
y sobre la esquina noreste de la Estructura 5C-01-sub 4 de El Achiotal (dibujo de Mary Jane Acuña, PRALC).

Fig.5: a) Dibujo del mascarón tallado en moscovita verde del Entierro 85 de Tikal (tomado de Schele y Freidel 1990:Fig. 3:14); b) Bulto ritual con máscara, Muro Oeste del edificio Pinturas Sub-1A de San Bartolo (dibujo de H. Hurst, tomado de Saturno et al. 2005); c) Dibujo y fotografía de la representación de un bulto con máscara incisa en la Vasija de Chalcatzingo (dibujo de K. Reilly, tomado de Reilly 2006:Fig. 4; fotografía tomada de
Guthrie et al. 1995: Fig 1, roll-out del cat. No. 198) (composición general tomada de Acuña 2013:Fig. 6.8).

Fig.6: Ejemplos de polimorfos de perfil del período Preclásico Tardío. a) Detalle del Mural 2 de El Achiotal;
b) detalle del mascarón inferior Oeste, Estructura 5C-2da de Cerros (modificado de Freidel y Schele 1988:Fig. 2); c) Cabeza de la “serpiente emplumada” pintada en el Muro Norte del edificio Pinturas Sub-1A de San
Bartolo (modificado de Saturno et al. 2005:Fig. 12); d) detalle de la Estela 11 de Kaminaljuyu (tomado de
Quirarte 1977:Fig. 10.2e); e) detalle del Monumento 42 de Bilbao (tomado de Quirarte 1977:Fig. 10.2f); f) cabeza de serpiente de procedencia desconocida (tomada de Taube 1995:Fig. 12e); g) polimorfo de perfil o serpiente celestial (tomada de Taube 1995:Fig. 12d) (composición general tomada de Acuña 2013:Fig. 6.17).

Fig.7: (a-c) Murales 1, 2 y 4 de El Achiotal posicionadas de costado para mostrar los elementos de voluta
y corchete que enmarcan la composición central de motivos (dibujos por Mary Jane Acuña, PRALC);
d) Ejemplo del elemento de voluta y corchete que decora a la Estructura G-103 sub-2 de Río Azul
(tomado de Adams 1999:Fig. 3-6).